En
un día de diciembre de 1877, el coronel Olcott, el señor Judge, el doctor
Marquette y Blavatsky se encontraban charlando en la sala del apartamento la
Lamasería, la conversación recayó sobre la manera extranormal de materializar
imágenes o escritos llamada precipitación,
y William Judge para ilustrar el asunto le pidió a Blavatsky que creara de esa manera
fenoménica el retrato del yogui Tiravalla, y Blavatsky lo hizo.
El
periodista Alfred Sinnett sobre este evento en su libro “El Mundo Oculto” escribió:
« El coronel Olcott me
dijo que se llevó a casa una hoja de papel de un club de Nueva York, una hoja
con el sello del club, y se la dio a Madame Blavatsky. Ella lo puso entre las
hojas de papel secante en su escritorio, frotó la mano sobre el exterior del
bloc y, en breves instantes, le devolvió el papel marcado con una imagen
completa que representaba a un faquir indio en estado de samadhi. Y la
ejecución artística de este dibujo fue considerada, por artistas a quienes el
coronel Olcott luego la mostró, tan buena, que la compararon con obras de
antiguos maestros a quienes adoraban especialmente y afirmaron que como
curiosidad artística era única e invaluable. »
(1969, p.177)
Y
en la segunda edición de su libro “Incidentes
de la Vida de la Señora Blavatsky”, el Sr. Sinnett puso los testimonios de dos
testigos y la opinión de dos artistas prestigiosos:
«
Testimonio
de William Judge
El
Sr. Judge hizo una declaración jurada especial en referencia a este
acontecimiento. Y este documento es el siguiente:
"Ciudad y condado de Nueva York, SS
William Q. Judge, debidamente juramentado,
dice que es abogado y consejero legal, que ejerce en el Colegio de Abogados del
Estado de Nueva York; que estuvo presente en la casa de Madame H.P. Blavatsky,
en el número 302 de la calle 47 Oeste, ciudad de Nueva York, en una ocasión en
el mes de diciembre de 1877, cuando se estaba llevando a cabo una discusión
sobre el tema de la magia oriental, especialmente sobre el poder de un adepto
para producir fenómenos mediante un ejercicio de la voluntad, que igualan o superan
a los de la mediumnidad.
Para ilustrar el tema, y como ya lo había
hecho a menudo en presencia del declarante con otros experimentos, la Sra.
Blavatsky, sin preparación y a plena luz, y en presencia y vista del
declarante, y también el coronel Olcott y la doctora L.M. Marquette, rompió una
hoja de papel común de escribir en dos y nos preguntó qué retrato queríamos que
pusiera.
Acto seguido, dejando el papel sobre la mesa,
la Sra. puso la palma de su mano sobre el papel y después de frotarlo unas
cuantas veces (en menos de un minuto) con un movimiento circular, levantó la
mano y le entregó el papel al declarante para que lo inspeccionara.
Sobre la superficie, que antes era blanca,
había una imagen extraordinaria y sorprendente de un faquir indio, que lo
representaba como si estuviera en contemplación.
Desde entonces el declarante lo ha visto con
frecuencia, y actualmente ese retrato está en posesión del coronel Olcott.
El declarante afirma positivamente que el
papel en blanco que se tomó primero fue el papel en el que apareció la imagen y
que no se hizo ni fue posible sustituirlo por otro papel.
William. Q. Judge.
Suscrito y jurado ante mí este día 20 de marzo
de 1878. Samuel F. Speyer, Notario público, Condado de Nueva York.”
Testimonio
del Dr. Marquette
Esta
declaración recibió el testimonio corroborativo de otro testigo, quien adjunta
una nota que dice lo siguiente:
"El abajo firmante, médico en ejercicio,
residente en el número 224 de Spring Street, en la ciudad de Nueva York,
habiendo leído la declaración jurada del señor Judge, certifica que es una exposición
correcta de los hechos.
El retrato fue realizado, como se describe, a
plena luz y sin que hubiera ninguna posibilidad de fraude. Además, el abajo
firmante desea decir que se han dado otros ejemplos del poder de la señora
Blavatsky para hacer objetivas instantáneamente las imágenes de su mente en
presencia de muchos testigos, incluido el abajo firmante.
Y que habiendo conocido íntimamente a esa
dama desde 1873, cuando vivía con su hermano en París, el abajo firmante puede
y testifica sin reservas que su carácter moral está por encima de toda censura
y que sus fenómenos se han producido invariablemente desafiando las condiciones
de la mediumnidad, con las que el abajo firmante está muy familiarizado.
L.M. Marquette, Maryland."
Opinión
del escultor William O'Donovan
Hasta
aquí las circunstancias que rodearon la producción del retrato; veamos ahora
cuáles son sus méritos artísticos. Los testigos están bien calificados ya que
el Sr. O'Donovan es uno de los escultores estadounidenses más conocidos, y como
se afirma, un crítico de arte experimentado, y el Sr. Le Clear ocupa un lugar
insuperable como retratista:
Pues
bien, el Sr. O'Donovan envió la siguiente carta a la revista londinense Spiritualist dando fe de que se trataba
de un fenómeno real y de muy alta calidad:
“Al Director del ‘Spiritualist’,
Señor, para beneficio de aquellos lectores
que puedan comprender el significado de esto, me complace ofrecer un testimonio
sobre una producción notable que el coronel Olcott y la señora Blavatsky
afirman que ella misma realizó sin la ayuda de los medios físicos que emplean
las personas habitualmente para tal fin.
La producción a la que se hace referencia es
un pequeño retrato en blanco y negro de un faquir hindú, que fue producido por
Madame Blavatsky, como se afirma, mediante un simple ejercicio de fuerza de
voluntad.
En cuanto a los medios por los que se produjo
esta obra, sin embargo, no tengo en absoluto nada que ver; y deseo simplemente
decir como artista, y dar también el testimonio del Sr. Thomas Le Clear, uno de
los más eminentes de nuestros retratistas, cuya experiencia como tal se ha
extendido a lo largo de cincuenta años, que la obra es de un tipo que no podría
haber sido hecha por ningún artista vivo que cualquiera de nosotros conozca.
Tiene todas las cualidades esenciales que
distinguen a los retratos de Tiziano, Masaccio y Rafael: a saber, una
individualidad del tipo más profundo, y en consecuencia la amplitud y unidad de
una cualidad tan perfecta como yo puedo concebir.
Puedo afirmar con seguridad que no hay
artista que haya prestado atención con inteligencia al retrato, que no esté de
acuerdo con el Sr. Le Clear y conmigo en la opinión que nos hemos formado de
esta notable obra; y si se hizo, como se dice que se hizo, no puedo explicarlo
en absoluto.
Debo añadir que este dibujo, o como quiera
que se le llame, tiene a primera vista la apariencia de haber sido realizado
con lavados de tinta china, pero que tras una inspección más cercana, tanto el
señor Le Cleat como yo no hemos podido compararlo a cualquier proceso de dibujo
que conozcamos; los tintes negros parecen ser una parte integral del papel
sobre el que se realiza.
He visto numerosos dibujos que se afirma que
se realizaron mediante influencias espirituales, en los que el vehículo
empleado era perfectamente obvio, y ninguno de ellos tenía más que un mediocre
mérito artístico; y ninguno de ellos ciertamente podría compararse en absoluto
con esta producción tan notable de la que escribo.
William. R. O'donovan.
Studio Building;
51 West 10th Street, Nueva York.”
Opinión
del retratista Thomas Le Clear
"Al Presidente de la Sociedad Teosófica.
Estimado señor, mi experiencia no me ha
familiarizado en absoluto con la magia, pero he visto mucho de lo que se
denomina fenómenos espiritistas; y entre estos últimos, los llamados dibujos
espirituales que los médiums y sus amigos consideraban muy bellos, pero los
mejores de los cuales encontré carentes de cada elemento de arte.
No quiero ser censurador, pero una
experiencia de cincuenta años en la pintura de retratos tal vez me haya hecho
exigente, cuando se trata de pinturas que supuestamente provienen de una fuente
sobrenatural. —Esto es solo un prefacio al tema de mi presente nota.
He visto en su poder un retrato en blanco y
negro de un asceta religioso indio que es absolutamente único. Se necesitaría
un artista de un poder extraordinario para alcanzar el grado de habilidad que
se expresa en esta obra.
Hay una unidad de tratamiento difícil de
lograr, con una pronunciada individualidad, combinada con una gran amplitud. En
su conjunto, es un individuo. Tiene la apariencia de haber sido hecho en el
momento, un resultado inseparable del gran arte.
No puedo descubrir con qué material está
colocado sobre el papel. Primero pensé que era tiza, luego lápiz, luego tinta
china; pero una inspección minuciosa me deja completamente incapaz de decidir:
ciertamente no es ninguna de las anteriores.
Si, como me dicen, fue realizado
instantáneamente por Madame Blavatsky, entonces todo lo que puedo decir es que
debe poseer poderes artísticos que no pueden explicarse en ninguna hipótesis
excepto la de la magia.
El tinte no parece estar aplicado a la
superficie del papel común de escribir sobre el que está hecho el retrato, sino
que está combinado, por así decirlo, con las propias fibras.
Ningún ser humano, por mucho genio que
pudiera tener, podría producir la obra sin mucho tiempo y un trabajo minucioso;
y si mi observación sirve de algo, ningún médium ha producido nunca nada digno
de ser mencionado además de esto.
Thomas Le Clear
Edificio Estudio, 51 West 10th Street, Nueva
York."
»
(Capítulo 8, 1886, p.201-4)
Con
respecto a la valoración de esa obra, un artículo publicado en el periódico The Bombay Gazette del 31 de marzo de
1879, indicó que:
« De uno de sus cuadros
mágicos –el retrato de un yogui indio–, Thomas LeClear, un eminente
pintor americano, y William R. O'Donovan, un escultor igualmente distinguido,
afirmaron en una revista de Londres que ningún artista vivo podría en su
opinión igualarlo en vigor, amplitud y singularidad, mientras que ambos fueron
incapaces de decidir sobre la naturaleza de la sustancia colorante empleada y
la forma de su aplicación. »
(p.3)
Testimonio
de Henry Olcott
Y
sobre ese acontecimiento el coronel Olcott escribió lo siguiente en sus “Viejas Hojas de un Diario I”:
« Otro retrato
precipitado por H.P.B., es el de un yogui indo descrito por el señor Sinnett en
sus libros “El Mundo Oculto” y “Incidentes de la Vida de la Señora Blavatsky”.
Los
documentos que le conciernen, fueron primeramente publicados en la revista “Spiritualist” poco después del hecho. He
aquí cómo sucedieron las cosas:
Un
día, al volver a la Lamasería, pasé por el Lotos-Club para llevarme a casa
papel de cartas y sobres del casino, para usarlos cuando los necesitase. Cuando
llegué a la casa era tarde y H.P.B. estaba ya en la mesa con el señor Judge y
el doctor Marquette.
Puse
el paquete de papel encima de mi pupitre en el despacho, que entre paréntesis,
estaba separado del comedor por un muro macizo, me cambié rápidamente y fui a
cenar. Al final de la comida, la conversación recayó sobre las precipitaciones
y Judge le pidió a H.P.B. que nos hiciese un retrato.
Al
ir al despacho, ella preguntó qué retrato deseaba, y él eligió a ese yogui que
conocíamos de nombre y sabíamos que era tenido en gran respeto por los
Maestros.
H.P.B.
tomó del escritorio una hoja de papel con el monograma de mi casino, lo cortó
en dos, conservó la mitad que no tenía letras y la colocó sobre su papel
secante. Enseguida raspó encima como un gramo en peso, de la mina de un lápiz
Faber, y frotó la superficie en redondo, con la palma de su mano derecha, y nos
presentó el resultado.
El
retrato solicitado se veía sobre el papel y todo fenómeno aparte, es una obra
de arte poderosa y genial.
El
conocido pintor americano de retratos, Le Clear, lo ha declarado único,
enteramente “individual” en el sentido técnico de la palabra, y tal como ningún
artista vivo que él conociese, hubiera sido capaz de producir.
El
yogui está representado en samâdhi (que es un estado de supraconciencia), con
la cabeza algo vuelta a un lado, la mirada profundamente interior y desprendida
de las cosas externas; parece que el cuerpo hubiese sido dejado sólo.
La
barba y los cabellos son de una longitud moderada, y estos últimos están
dibujados tan hábilmente que parece que el aire pasase a través de los mechones
levantados, efecto que se consigue a veces en las buenas fotografías, pero que
es difícil de obtener con el lápiz.
Es
dificultoso determinar, al verlo, el procedimiento empleado; puede decirse que
es un dibujo hecho al lápiz negro sin difumino, o a la plambagina. Pero en la
superficie del papel no hay polvo ni reflejo que lo indique, ni tampoco trazas
de la punta. Si se pone el papel horizontal para observarlo en dirección de la
luz, podría imaginarse que el pigmento está bajo las fibras.
Este
dibujo incomparable sufrió en la India un cruel ultraje. Uno de nuestros
miembros indos, demasiado curioso, que lo llevó prestado como favor especial
“para enseñárselo a su madre”, tuvo la ocurrencia de frotado con una goma ¡para
ver si el color estaba en la superficie o debajo! Con este bárbaro experimento
desapareció una parte de la barba y mi amargo sentimiento no disminuyó en nada
por la certidumbre de que el desastre no fue ocasionado por maldad, sino por
una ignorancia y curiosidad infantiles.
H.P.B.
llamaba siempre a ese yogui “Tiravala”, pero me imagino, desde que habito en la
presidencia de Madrás, que quería decir Tiruvalluvar, y que ese retrato, que
puede verse ahora entre las pinturas de la biblioteca de Adyar, es el del
venerado filósofo del antiguo Mylapore, el amigo y maestro de los pobres
parias.
No
me atrevo a afirmar nada en lo tocante a su existencia física actual, pero
siempre deduje de lo que decía H.P.B., que vivía en cuerpo físico. Esto no
parecerá nada verosímil fuera de la India, puesto que escribió su inmortal Kural hace unos mil años.
En
la India meridional se le considera como uno de los Siddhas (o sea los santos
de condición casi divina) y se dice que aún vive, así como los otros diez y
siete, en las montañas Tirupati y Nilgiri, velando por la religión hinduista y
protegiéndola.
Estas
grandes almas invisibles impulsan y alientan por el poder de su voluntad a los
que la aman y propagan así como a todos los amigos de la Humanidad. ¡Que su
bendición sea con nosotros! »
(Capítulo 23)
Explicación
de Blavatsky
Blavatsky
le explicó el coronel Olcott algunos aspectos de la mecánica de la
precipitación, y él en sus “Viejas Hojas
de un Diario II” las reveló:
« En relación con sus
precipitaciones de Nueva York de los retratos del Yogi y M.A. Oxon, y la
escritura de este último y otros fenómenos; H:P:B: explicó que en la medida en
que las imágenes de todos los objetos e incidentes estén almacenadas en la Luz
Astral, ella no requería haber visto a la persona o conocido la escritura cuya
imagen deseaba precipitar; sino que solo ella tenía que ser puesta en su rastro
y entonces podía encontrarlos y verlos por sí misma y luego objetivarlos. »
(1974, p.366)
Opinión
del maestro Kuthumi
Sin
embargo el proceso de precipitar un retrato no parece ser tan mecánico como
quizás suena en la explicación de Blavatsky, y seguramente también influye la
habilidad artística de quien lo precipita, junto con su habilidad oculta.
En
una de sus cartas al Sr. Sinnett, el maestro Kuthumi elogió las obras
precipitadas de Blavatsky de la siguiente manera:
« Ella puede producir,
y de hecho ha producido fenómenos, debido a sus poderes naturales combinados
con varios años de entrenamiento regular.
Y
sus fenómenos son a veces mejores, más maravillosos y mucho más perfectos que
los de algunos chelas [discípulos] avanzados e iniciados, a quienes ella supera
en gusto artístico y la apreciación puramente Occidental del arte, como por
ejemplo en la producción instantánea de imágenes como lo atestigua su retrato
del “faquir” Tiravalla mencionado en el artículo ‘Sugerencias Acerca de la Teosofía Esotérica’ de H.X. (Alan Hume),
comparado con el retrato que Djwal Khool hizo de mí.
A
pesar de toda la superioridad de los poderes de Djwal Khool comparados con los
de Blavatsky, la juventud de él en contraste con la vejez de ella; y la
innegable e importante ventaja que él posee de no haber puesto nunca su
magnetismo puro, sin contaminar en contacto directo con la gran impureza del mundo
y la sociedad; sin embargo haga lo que haga, él nunca podrá producir tal
imagen, simplemente porque es incapaz de concebirla en su mente y pensamiento
tibetano. »
(CM 54, p.312)
Desaparición y reaparición
El
coronel Olcott contó que ese retrato lo tenía en su dormitorio, pero desapareció
de su marco justo antes que él y Blavatsky partieran de Nueva York hacia la
India (el 17 de diciembre de 1878).
Peo
el 23 de agosto de 1880, mientras que él, Blavatsky y Damodar conversaban en la
oficina de Bombay, ese retrato cayó por el aire sobre el escritorio en el que
estaba sentado el coronel.
« H.P.B.,
Damodar, y yo estábamos sentados conversando en la oficina, cuando el extraño
retrato del yogui «Tiruvalla», que fue producido fenoménicamente para el Sr.
Judge y para mí mismo en Nueva York, y el cual había desaparecido de su marco
en mi dormitorio justo antes de que dejáramos los Estados Unidos, cayó desde el
aire sobre el escritorio frente al cual estaba yo sentado.
Después,
una fotografía de Swami Dayānand, que este me había regalado, cayó igualmente
del aire.
Al
anotar las circunstancias esa misma noche, escribí que “vi al primero cuando
golpeó una caja de latón sobre mi escritorio, y a la segunda como si viniera
oblicuamente por el aire”. Lo que implica, desde luego, que no fue arrojada a
través de una abertura en la cubierta del techo, como la señora Coulomb
aseveró. »
(Capítulo 14)
¿Quién es
ese personaje?
El
coronel Olcott especuló que podría ser Thiruvalluvar, un célebre poeta y filósofo
tamil que se cree que vivió entre el siglo II a.C. y el siglo VIII d.C.
El
Sr. Sinnett se refirió al sujeto de la pintura como "un faquir indio"
pero el maestro Kuthumi en se refiere a ese personaje escribiendo la palabra
faquir entre comillas (indicando con ello que no era un faquir) y agregando el
nombre Tiravalla.
Este
parece ser el mismo nombre que usa Mme. Blavatsky. "Tiruvalla" que es
el nombre de una ciudad en el estado de Kerala al sur de la India (que también
se escribe Thiruvallaen una ortografía alternativa) por lo que el sujeto del
retrato bien podría ser "el yogui de Tiruvalla".
Ese
retrato se encuentra en los archivos de la Sociedad Teosófica de Adyar:
En
la parte inferior del cuadro hay una inscripción que dice:
“Tierra de fantasmas
o tierra de la Hermandad viviente de T. — ¿Cuál?”
Esta
es una referencia a la enseñanza espiritista que afirma que las almas de los
muertos se convierten en "guías espirituales" (que Blavatsky califica
de “fantasmas”), y que se opone con lo enseñado por los maestros transhimaláyicos
(que Blavatsky relaciona con “la Hermandad viviente de T.”) quienes aseguran
que en realidad la inmensa mayoría de los humanos fallecidos caen en un
profundo sueño.
Y
esa T. puede ser la inicial de la ciudad de Tiruvalla donde el maestro hindú Narayan (también
conocido como el "Viejo Caballero" o el Rishi Agastya) está
relacionado con ese lugar.
En
una carta que él envió para ser publicada en la revista The Theosophist la firmó como "Uno de los fundadores hindúes
de la Sociedad Teosófica Madre" y tiene como lugar de envío y fecha "Tiruvallam Hills, 17 de mayo"
(ver Collected
Writings X, p.438).
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