EL BOSTON EVENING HERALD ANUNCIA LA PRIMERA DIVISIÓN DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA



(Este artículo se publicó en el periódico Boston Evening Herald, del 27 de abril de 1895, y habla sobre la primera división que se produjo en la Sociedad Teosófica.)



Los discípulos de la señora Blavatsky

El señor William Judge dice que Annie Besant está planeando ser presidenta de los teósofos.


En la reunión de la sección americana de la Sociedad Teosófica que tendrá lugar mañana en el Horticultural Hall estarán representados más de 3'000 miembros a través de sus delegados y apoderados.

Se espera que la sección estadounidense vote a favor de independizarse de la europea. El personaje principal de la convención será William Q. Judge.

El Sr. Judge parece contar con el apoyo de la mayoría de los teósofos estadounidenses, mientras que en Inglaterra se le oponen tenazmente. En Inglaterra se le acusa de falsificar cartas de los Mahatmas.

El señor Judge lo niega vehementemente y dice que Annie Besant hace la acusación porque quiere sacarlo del camino para poder convertirse en presidenta de la Sociedad Teosófica.

El señor Judge dice que incluso si estas cartas son falsificaciones (no suyas, por supuesto), es fácilmente posible, dada la laxitud de los sistemas postales de la India, que los mensajes hayan sido escritos durante el viaje.

Un teósofo de Boston recibió recientemente una carta de AP Sinnett, de Londres, que hace referencia a esta controversia. El caballero que recibió la carta dice:

« Todo este movimiento teosófico, tal como lo diseñó el Sr. Judge, se basa en la cuestión de la autenticidad de los supuestos Mahatmas de Madame Blavatsky. Y la principal prueba a su favor es la aportada por el Sr. Sinnett en sus libros "El Mundo Oculto" y "Buddhismo Esotérico". »

(Nota de Cid: eso era en el siglo XIX, pero actualmente la principal prueba son las cartas de los Mahatmas que se encuentran resguardadas en la Biblioteca de Londres.)


Luego se refiere al “notable cambio de frente” en la siguiente carta [escrita por el Sr. Sinnett]:

« Algunas de las recientes observaciones del Sr. Judge sobre la posibilidad de que existieran cartas escritas a mano por los Mahatmas, que en realidad no emanan de su autoría, concuerdan perfectamente con mi propio conocimiento de los hechos; pero me veo obligado a aplicar mi reconocimiento de esa embarazosa situación de forma muy distinta a la que sugiere el Sr. Judge.

Sé desde hace muchos años que muchas cartas escritas a mano por los Mahatmas, procedentes de la propia Madame Blavatsky, eran todo menos lo que parecían.

Los problemas a este respecto comenzaron alrededor del año 1887 cuando Madame Blavatsky se encontraba en Inglaterra y deseaba llevar a cabo muchos trámites relacionados con la Sociedad Teosófica en Londres, los cuales yo personalmente desaprobaba.

Para mi sorpresa, recibí a través de ella cartas escritas con la familiaridad del Mahatma KH, que respaldaban su punto de vista y solicitaban mi conformidad.

Estas cartas me causaron gran angustia en aquel momento, aunque al principio no sospeché de la autenticidad de su origen.

El estilo de estas cartas era diferente al que me había acostumbrado durante mi larga correspondencia previa con el Mahatma, y ​​gradualmente me convencí de que no podían ser realmente auténticas.

(Nota de Cid: ustedes  pueden leer esas cartas en el libro "Las Cartas Mahatmas" y constatarán que tienen el mismo estilo que las otras cartas del maestro Kuthumi. Lo que pasa es que en esas cartas el maestro Kuthumi le desaconseja al Sr. Sinnett que siguiera practicando el espiritismo, y como el Sr. Sinnett no estaba de acuerdo con eso, prefirió considerar que esas últimas cartas no eran auténticas.)


Aproximadamente un año después, cuando el escándalo de Coulomb casi había superado momentáneamente la influencia de Madame Blavatsky, la visité en su retiro de Würzburgo y en la conversación íntima que siguió, ella me confesó con franqueza que las cartas a las que me he referido anteriormente no provenían en absoluto del Mahatma.

(Nota de Cid: yo sospecho fuertemente que esa afirmación es una mentira inventada por el Sr. Sinnett, y como Blavatsky ya había fallecido, ella no podía contradecirlo; pero en toda la documentación histórica Blavatsky siempre aseguró que esas cartas fueron escritas por los maestros.)

De hecho, ella había procurado su producción para favorecer lo que consideraba la política correcta de la Sociedad Teosófica en aquel momento, cayendo en el error fatal de hacer el mal para obtener el bien.

No hay lugar a la suposición de que me equivoque al recordar lo sucedido. Estos hechos son claros y precisos, y fueron tema de amplia conversación entre mis amigos teósofos y yo en aquel entonces.

Además, un poco después, cuando Madame Blavatsky se encontraba en Ostende, mencioné el asunto y dije que me consideraba poco utilizado, ya que mi más profundo sentimiento de lealtad hacia el Mahatma había sido utilizado con fines ajenos a él.

Recuerdo que Madame Blavatsky respondió: "Bueno, no te dolió mucho, porque, después de todo, nunca creíste que las cartas fueran auténticas. »


El “escándalo Coulomb” se refería a la investigación de la Sociedad de Investigación Psíquica sobre el tema de estas cartas de los Mahatmas, durante la cual el Sr. y la Sra. Coulomb, que en un tiempo habían sido aliados cercanos de Madame Blavatsky, declararon que sus cartas eran fraudes: misivas místicas bajadas del techo con una cuerda.








OBSERVACIONES

El Sr. Sinnett visitó a Madame Blavatsky en Würzburgo, Alemania, a finales de septiembre de 1885; y la volvió a visitar nuevamente en Ostende, Bélgica, a mediados de julio de 1886.

En el blog les he mostrado que los Coulomb se aliaron con los misioneros de Madrás para destruir la reputación de Blavatsky, calumniándola pero sus acusaciones son falsas.

La Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR) hizo una pésima investigación rechazando sistemáticamente todo lo que estaba a favor de Blavatsky y solo aceptando las calumnias que le hicieron sus enemigos.

Y en el pleito que produjo la primera división de la Sociedad Teosófica, el bueno en esa historia fue William Judge, mientras que Annie Besant con el apoyo del coronel Olcott se alejaron de lo Maestros y llevaron a la Sociedad Teosófica de Adyar a cada vez más desvaríos.

Y dado que los teósofos de los Estados Unidos estaban siendo liderados por William Judge, la mayoría lo siguió; mientras que los teósofos del resto del mundo en su mayoría siguieron a Besant y a Olcott.










APRENDE A DISTINGUIR A LOS VERDADEROS MAESTROS ADVAITA DE LOS FALSOS


(El siguiente artículo fue escrito por Alsibar quien ha estudiado mucho a los gurús, y el texto original en portugués lo pueden leer en este link.)



¿Sabes qué es la filosofía Advaita o no dualista? ¿Sabes quiénes fueron los grandes maestros de esta escuela filosófica india? ¿Merecen realmente ese título los actuales autoproclamados "maestros" Advaita? ¿Qué contradicciones encontramos en sus discursos y actitudes? ¿Cómo podemos reconocer a un verdadero maestro Advaita? ¿Qué referencias tenemos al respecto? Reflexionemos un momento.

Ante todo, quiero dejar claro que no tengo nada en contra de la llamada "Advaita" o filosofía no dualista. Al contrario. Creo que sabios como Shankaracharya, Ramakrishna y Ramana Maharshi no solo comprendieron la Verdad Universal o Dharma, sino que la vivieron y la demostraron con su propia vida y ejemplo.

Lo que critico son los llamados neo-Advaitas o pseudo-Advaitas. Estas personas se han apropiado del discurso del verdadero Advaita y lo utilizan para autopromocionarse y explotar a sus seguidores.

Es decir, solo han tomado la parte que les podría ser útil, para impresionar a los demás y hacerse los "maestros". Pero en realidad no viven la Verdad. Al contrario, al usar una filosofía que es por definición altruista para fines egoístas y personales, distorsionan y tergiversan algo que es originalmente puro, sagrado y santificado.

El Dharma, o Verdad Universal, es como la fuente de un río, cuyas aguas brotan puras. Pero a lo largo de su recorrido se mezcla con contaminación y suciedad de todo tipo hasta convertirse en lodo, y ya no podemos decir que sea la misma agua pura. No se puede beber agua contaminada.

Pues bien, las enseñanzas de los neoadvaitas son similares. Ellos parecen puros, pero solo en apariencia. Utilizan una retórica aparentemente hermosa y profunda, pero esencialmente vacía porque carecen del espíritu de los verdaderos maestros.

No es difícil descubrir su contradicción. Cuando hablan, demuestran un espíritu de altruismo y desapego. Pero cuando actúan, revelan un espíritu ambicioso y engañoso. No se parecen en nada al alma de quienes enarbolaron la verdadera bandera de la visión advaita (no dualista) de la vida.


No es difícil distinguir a un verdadero maestro Advaita de un charlatán. Basta con mirar más allá de sus palabras y discursos —que suelen ser muy similares— para ver sus acciones y actitudes. Su estilo de vida. Y lo que se dice entre líneas.

Un verdadero maestro Advaita siempre vive feliz y satisfecho. No quiere cambiar nada porque todo ya es perfecto. Por lo tanto no hay ambición en él. Por consiguiente usualmente son personas extremadamente sencillas, desapegadas de todo. Incluso de la idea de ser un ser especial o un maestro predestinado.

Observa la vida de un Ramana o un Ramakrishna. No ves ambición ni deseos de ningún tipo en ellos. Simplemente viven y disfrutan del presente eterno. En general no hacen proselitismo, no viajan a dar conferencias ni escriben libros. ¿Para qué molestarse si todo "ya es" como debería ser?

Sin embargo, con fines didácticos, analicemos algunos puntos que servirán como base para el análisis y la reflexión:


1. Un verdadero maestro Advaita no sale a la caza de discípulos.

¿Por qué sería así? Si Brahma, Dios, la Gracia lo es todo y cuida de todo, entonces los discípulos vendrán por sí solos. O no. Y si no aparecen, ¿qué importa? Después de todo, ¿no es todo ya perfecto, puesto que todo ya es "lo que es"? Así que si algún "maestro" demuestra con sus acciones que busca discípulos, desconfía de él.



2. Un verdadero maestro Advaita no cobra por sus servicios.

Ahí es donde muchos se traicionan. Un charlatán solo busca dinero. Por eso cobra por todo lo que hace. Y siempre está inventando algo: satsangs, reuniones, retiros, etc. No es que no se pueda cobrar. Al fin y al cabo, si gastamos dinero en un evento, tenemos que recibir algo a cambio. Ese no es el punto.

El punto es que un maestro verdaderamente autorrealizado nunca cobraría  porque está más allá del cuerpo, más allá de cualquier conciencia de la necesidad de dinero. Su confianza y fe en la Gracia Divina son tan grandes que simplemente no le importa.

Quiero enfatizar aquí que el punto crítico no es cobrar, sino afirmar ser un maestro iluminado, demostrando una actitud contradictoria de apego al dinero. Si alguien quiere cobrar por un evento, por la razón que sea, no hay problema. Pero andar por ahí pretendiendo ser un maestro autorrealizado revela una gran contradicción que merece nuestra atención y sospecha.



3. Un verdadero maestro Advaita nunca se considera un maestro.

Obviamente, en la India existe esta antigua tradición de maestro y discípulo. Forma parte de la cultura y la tradición de ese pueblo. Pero intentar reinventarla en Occidente suena falso y superficial. Es como intentar importar la tradición de la Familia Real Británica a nuestro país. Simplemente no funciona. Funciona allí porque forma parte de la cultura.

Y un verdadero maestro sabrá mantenerse distante, interiormente desapegado, porque conoce sus peligros. Así, el verdadero maestro Advaita nunca se considera maestro de nada. Pues reconoce que solo hay un Maestro Verdadero: Brahman, Dios.

Y si, por alguna razón, Dios lo ha colocado en la posición de maestro, por medios naturales, lo acepta como parte del Plan Cósmico o Divino. Pero todo esto se hace sin ningún rastro de egoísmo ni deseos personales. A diferencia de los "Advaitas" occidentales que se regodean en el título de maestro.

Un verdadero maestro Advaita nacido aquí en Occidente no adoptaría esa costumbre india, porque si todo ya es, que sea como es. Cada cultura y país tiene sus propias costumbres y tradiciones. Lo curioso de todo esto es que quienes se adhieren a los principios del "advaita" solo importan lo que les interesa y les conviene. También deberían importar llevar verdaderamente una vida espiritual y la tradición del desapego de las posesiones materiales.



4. Un verdadero maestro Advaita no hace publicidad de sí mismo.

¿Por qué habría de hacerlo? Dios lo es todo. Y todo le pertenece. Entonces, ¿para qué hacer publicidad? Solo si el individuo no ha comprendido internamente esta verdad, tiene sentido hacer publicidad.

Los verdaderos maestros, en general, se mantienen alejados de la atención pública y la notoriedad, porque su único objetivo en la vida es vivir "ahora lo que ya son". Es decir, su beatitud y plenitud interior no les permite buscar nada para sí mismos, y en realidad han dejado de buscar por completo.

Y es precisamente ahí donde vemos que Ramana y Ramakrishna fueron verdaderos maestros autorrealizados. El silencio, la tranquilidad y la sencillez eran la clave de sus vidas, así que ¿para qué hacer publicidad? ¿Para qué buscar discípulos? Bastaba con ser y esperar. Si era la voluntad de Dios, los discípulos aparecerían. Si no, no. De una forma u otra, estarían satisfechos.



5. Los verdaderos maestros Advaita hablan poco o viven en silencio.

¿Por qué hablar tanto? No quieren cambiar nada ni convertir a nadie, porque todo ya es como debería ser. Por eso, en general, viven en silencio contemplativo, simplemente observando la danza, el movimiento del mundo. Salvo en casos muy excepcionales, hablan. Ese fue el caso de Ramakrishna y Ramana. Y así es como actúa un verdadero maestro Advaita.

En cambio los falsos maestros Advaita hablan mucho. Quieren demostrar sabiduría e impresionar a los demás. Buscan discípulos y seguidores, por lo que hablan sin cesar, a pesar de afirmar constantemente que no hay nada que enseñar ni aprender. Entonces, ¿por qué hablan tanto? ¿Por qué son tan verbosos?

La respuesta es simple: porque no son lo que predican. Quieren apoyo para su "trabajo", que en general no es más que la glorificación de su propio nombre e imagen.



6. Es imposible contradecir, decepcionar o molestar a un maestro Advaita.

Un maestro Advaita, por definición, es alguien que comprende en su interior que Dios es todo y que todo ya es Dios. Por lo tanto todo lo que sucede, sucede según Su voluntad, es decir, según la voluntad Divina. Entonces, ¿cómo se puede contradecir a alguien así?

Ellos no quieren nada y no desean nada de nadie. En su ser solo hay silencio y paz. ¿Cómo podrían desear algo más allá de lo que ya son?

Pero en cambio  a los falsos maestros Advaita todo les molesta. Cualquier cosa o persona que obstaculice o interfiera con sus objetivos de fama y poder es rechazada de inmediato. Los falsos maestros Advaita tienen una obsesión: ser famosos y conocidos. Mientras que los verdaderos maestros Advaita solo quieren una cosa: NADA. Porque todo, absolutamente todo, YA ES.



7. Los falsos maestros Advaita siempre hablan de una "entrega total".

¿Por qué? La entrega de la que hablan los verdaderos maestros Advaita es una entrega a la vida, al aquí y ahora, a "lo que es".

Mientras que los falsos maestros Advaita, en general hablan de una entrega dudosa y confusa porque no admiten públicamente que esa "entrega" que ellos quieren significa entregarles la vida, la voluntad y el dinero. Pero en la práctica, eso es lo que sucede.

Eso es una oportunidad perfecta para charlatanes y oportunistas. En cambio la entrega de la que hablan los verdaderos maestros Advaita no tiene nada que ver con dar dinero ni con seguir ciegamente las órdenes del maestro. El verdadero maestro solo quiere una cosa: tu liberación y felicidad. Nunca te exigirá una obediencia ciega, total e irrestricta.



8. Los verdaderos maestros no desprecian tu capacidad reflexiva.

Esta capacidad sigue siendo útil incluso después de la liberación. Se utilizará en el momento oportuno, cuando sea necesaria. ¿Cómo puede alguien producir un razonamiento coherente y lógico si no tiene capacidad reflexiva?

Sin embargo, esta capacidad reflexiva ya no domina la mente del hombre liberado. La usa como quien usa un micrófono o un celular. Y tras usarlo, lo apaga y lo silencia.

En cambio los falsos maestros Advaita la distorsionan a su antojo. Desprecian la reflexión para obstaculizar cualquier intento del discípulo de reflexionar sobre su propia situación. No quieren personas que piensen, analicen y duden. Prefieren zombis obedientes y dependientes, seguidores ciegos de todas sus órdenes, por absurdas que sean.



9. Los falsos maestros Advaita se contradicen.

Finalmente, solo quiero destacar la última contradicción de los pseudoadvaitas. Estos advaitas dicen que todo ya es. Y que no hay nada mejor que SER... Pero si ya somos Ser, y todo ya es, entonces, si ese es el caso, nadie necesita ir a ningún lado, ni seguir a nadie, ni participar en reuniones o satsangs. No se puede enseñar a ser "lo que ya es".

¿Cómo se le enseña a un animal a ser lo que ya es? ¿O a una planta? ¿O incluso a un niño? Si todo ya es, entonces ¿para qué tanta charla? ¿Para qué la propaganda? ¿Para qué los debates? ¿Para qué fundar organizaciones y movimientos? ¿Para qué el culto a la personalidad del "maestro"?

Todo ya es. No se necesita nada más. ¡Eso es todo!










DOCUMENTAL SOBRE EL GURÚ MICHEL Y SU SECTA BUDDHAFIELD




Jaime Simone Gómez es más conocido como 'Michel' y él fundó en la década de los ochenta en Los Angeles, California, una comunidad idealista llamada Buddhafield (el Campo de Buda) que pronto se convirtió en una secta. 

Will Allen fue miembro de esa comunidad durante 22 años, él se ocupaba de filmar los eventos que se realizaban ahí, y decidió salirse de ese culto y publicar en 2016 un documental titulado "Santo Infierno" ("Holy Hell") de 1h45 donde relata los abusos y manipulaciones que cometió ese carismático pero nocivo gurú.





Opinión en español sobre este documental








El documental completo subtitulado en español

Debido a restricción de edad lo tienen que ver directamente en el canal de youtube (ver link).







Trailer en inglés





 


Siete minutos en inglés de ese documental








El documental completo en inglés
 







Entrevistas que le hicieron a Will Allen en España
 














Otras entrevistas en inglés que le hicieron a Will Allen
 










 


















 









LA CHARLA QUE DIO EMMA COULOMB EN EL COLEGIO CRISTIANO DE MADRÁS



(Este artículo se publicó en el periódico The Madras Mail, del 20 de octubre de 1884, página 5; y añadí mis comentarios en morado.)



LA SEÑORA COULOMB EN EL COLLEGE HALL

El sábado por la noche, el College Hall de Madrás se llenó a medias con un público compuesto por personas de todas las clases sociales, incluyendo a muchos nativos, con motivo de un evento ofrecido por Madame Coulomb, antiguo miembro del personal de la Sociedad Teosófica.

Como evento, difícilmente se puede decir que haya tenido éxito, y como exposición de Madame Blavatsky, sabemos que muchos de los asistentes quedaron bastante decepcionados.

El reverendo Goudie presidió la conferencia y presentó a Madame Coulomb, quien, según dijo, no tenía nada en contra de la ciencia oculta. Su motivo era, en aras de la verdad, exponer ciertos fenómenos falsos que se habían presentado como pertenecientes al mundo oculto y se utilizaban espiritualmente.

Esta fue su primera aparición como conferenciante.


Madame Coulomb comenzó entonces su "exposición" que consistió esencialmente en una conferencia dirigida principalmente, con un tono sarcástico de principio a fin, contra Madame Blavatsky.

Fue parcialmente inaudible, incluso para quienes tenían asientos reservados.

Ella dijo que la necesidad la obligaba a tomar el camino que ahora estaba siguiendo, que la fábula de Koot Hoomi no era apropiada para el siglo XIX. La razón debería acompañar nuestras investigaciones en busca de la verdad. Debíamos ver si estos fenómenos de los Mahatmas eran posibles.

¿Existía alguna ley en la química, o en cualquier otra rama de la ciencia, por la cual una carta pudiera ser escrita por un Mahatma y luego viajar instantáneamente cientos de millas hasta Madrás, apareciendo aquí en papel común y exactamente como estaba escrita en el Himalaya?

(La ciencia todavía no ha descubierto todos los misterios de la naturaleza.)


Los Mahatmas habían sido descritos por el Sr. Srinavassa Row, juez de Madrás (y el Presidente leyó la descripción del Sr. Srinavassa Row).

Los Mahatmas, tal como los creían los hindúes, dijo Madame Coulomb, eran de carne y hueso; mientras que los Mahatmas de Madame Blavatsky estaban hechos de vejigas y máscaras.

Ante los falsos Mahatmas, los hindúes inclinaban la cabeza hasta el suelo. La fe ciega incluso les había hecho confesar sus debilidades y manifestar sus necesidades.

Los hindúes, admitió ella, se involucraron en el asunto de buena fe.y no supusieron que los estaban engañando. Cuánto mejor habría sido que investigaran el asunto científicamente.

¿Por qué esos benditos Maestros, los Mahatmas, que habían dejado de lado todas las preocupaciones mundanas para contemplar al Ser Supremo, eligieron a una dama rusa y a un caballero estadounidense como sus medios de comunicación con el mundo exterior? ¿Por qué no se les dio preferencia a los nativos del país?

(Porque como lo indicó el maestro Morya: Blavatsky y Olcott, a pesar de sus defectos, eran los mejores prospectos que ellos habían encontrado para dirigir a la Sociedad Teosófica.)

Si los Mahatmas tenían el poder que se les atribuía, ¿por qué Madame Blavatsky necesitaba recurrir a máscaras y vejigas, papel y paneles deslizantes?

(Esos artilugios son una mentira inventada por la señora Coulomb.)


Un fenómeno real recientemente habría convencido a todo un público de la verdad de la Teosofía; pero inmediatamente se exigió eso, por supuesto, se descubrió que los Mahatmas no funcionarían.

Ella apeló a sus amigos hindúes para que no se dejaran engañar. Los hindúes habían aceptado la doctrina teosófica a ciegas. No tenían idea de adónde iban; y debido a que algunos de su comunidad se unieron a los teósofos, cientos los siguieron.

¿Quiénes eran estos Mahatmas? ¿Acaso un Mahatma, que había renunciado a todas las cosas mundanas para contemplar al Ser Supremo, descendería a la tontería de perforar monedas solo para complacer a rajás y otros embaucadores de Madame Blavatsky?

(Los maestros tuvieron que producir esos fenómenos para atraer la atención de la gente hacia la teosofía.)


Madame Coulomb procedió entonces a explicar los fenómenos, limitándose, ella dijo, a decir la verdad.

Primero pidió al Presidente que leyera, de un panfleto teosófico, algunas razones por las que se tomaron tantas precauciones al seleccionar casas para la sede de los teósofos.

Madame Blavatsky y sus sirvientes eran necesarios para todos los fenómenos, y había otra persona en el secreto disponible.

Yo debía magnetizar especialmente la casa, a todas las personas que se enviaran, excepto Madame Blavatsky y su sirviente; por supuesto, Madame Blavatsky, como sacerdotisa, debía estar presente, ya que había que tomar ciertas medidas para fijar los paneles, las máscaras, etc.

(Eso es mentira y la prueba es que la señora Coulomb no pudo demostrar que ella podía magnetizar.)


A continuación se hizo alusión a la conversión del Sr. Sinnett a la Teosofía, y se leyó un extracto de su libro que describía el fenómeno de la caída de una carta de un Mahatma sobre su mesa en Bombay.

Este fenómeno, según Madame Coulomb, se produjo mediante una ingeniosa trampa fijada en el techo de la habitación donde se encontraba el Sr. Sinnett.

(El Sr. Sinnett respondió que la carta no cayó del techo sino que él claramente vio como se materializó en el aire, y esto también lo aseguraron otras personas que también recibieron cartas de esa manera.)


Luego se relató la entrevista del Sr. Ramaswamy con un Mahatma en Sikkim, «el mismo que había visto en el balcón del cuartel general en Bombay».

El Mahatma de Bombay, afirmó Madame Coulomb, no era otro que el Sr. Coulomb.

(El Sr. Ramaswamy precisó que el Mahatma Morya le habló en tamil, pero el Sr. Coulomb no sabía tamil. Y en su panfleto la Sra. Coulomb también aseguró que el Mahatma Kuthumi que se le apareció al hindú Keshava Pillai en realidad también había sido el Sr. Coulomb, pero el Sr. Pillai señaló que el Mahatma le habló en telugu y el Sr. Coulomb no sabía telegu.)


Luego se explicó el incidente de los dos jarrones con flores que aparecieron en un armario al ser abierto por el coronel Olcott. Los jarrones habían sido comprados por Madame Coulomb para Madame Blavatsky por 13 rupias. y fueron introducidos al armario por una ventana trasera que no se usaba.

Todo era cuestión de paneles, trampas y cómplices.

(La documentación histórica indica que lo más probable es que esos fenómenos si hayan sido auténticos.)



Koot Hoomi acababa de llegar. (Aquí causó cierta gracia la aparición en el escenario de una figura alta, con una máscara bien rodeada de apéndices hirsutos y vestida con una larga túnica blanca. De unos dos metros de altura, cruzó lentamente el escenario y desapareció.)

Este era el Koot Hoomi que había sido mostrado en el tejado del bungalow de la sede. La máscara y el vestido formaban el mismo Koot Hoomi al que el Sr. Sinnett le había hecho poojah.

Madame Coulomb presentó entonces la máscara y el vestido, después de que se los quitara a la persona que los había llevado en el escenario, señalando que la cabeza estaba hecha de vejiga de buey, mientras que dos vejigas de oveja servían al Maestro para el pecho y los hombros.

Ella dijo que ella misma había ayudado a confeccionarla.

(En el blog he recopilado cerca de un centenar de personas que afirmaron haberse encontrado, hablado e incluso tocado a los maestros Kuthumi y Morya, por lo que es grotesco que la Sra. Coulomb pretenda que esas apariciones fueron efectuadas por un cómplice de Blavatsky con una máscara hecha de vejiga de buey.)


El siguiente fenómeno fue el de la caja de música, que había sido manipulada para gran asombro de los crédulos nativos.

Madame Coulomb mandó escribir su conferencia, pero aquí se apartó de sus notas para conversar con el público en lugar de dar la conferencia.

La habían culpado, dijo, por no creer en todo esto. ¿Cómo iba a "creer" en cosas que había hecho con sus propias manos? ¿Cómo podía fingir creer en una especie de dios que ella misma había cosido?

(Risas.)

Los hindúes retrocederían mil siglos si siguieran creyendo en lo que les decían los teósofos. Los hindúes deberían educarse, no en la superstición. No entendía cómo los BA y los BL, y gente con todas las letras del alfabeto después de sus nombres, podían creer en la Teosofía.

Ella no creía en ella, y como consecuencia, fue expulsada de la Sociedad.

(Eso es falso, los Coulomb fueron expulsados porque construyeron unos pasadizos para acusar a Blavatsky de fraude.)


Deberían azotar a los hindúes por ser tan insensatos. Se disculpó por la no presentación de algunos de los "fenómenos" que pretendía incluir en el espectáculo, ya que no estaba tan acostumbrada como Madame Blavatsky, y algunos aparatos no funcionaban correctamente.

Esperaba mostrar un "santuario", pero podría hacerlo en otro espectáculo.

Después de unas palabras del Presidente, el público se dispersó a las 10:15.






OBSERVACIONES

El College Hall de Madrás es un colegio cristiano que fue fundado por los misioneros en 1837 y en donde educan a los jóvenes pero también buscan adoctrinarlos hacia el cristianismo.

Este colegio se encuentra en la misma ciudad donde se encuentra la Sede Central de la Sociedad Teosófica, la cual promueve las enseñanzas orientales, y por consiguiente estropeaba el plan de los misioneros de evangelizar a los indios.

Por lo que los misioneros "cristianos" organizaron esa reunión para que la señora Coulomb, quien fue la antigua ama de llaves de Blavatsky, calumniara a su antigua patrona, acusándola de ser una embustera.

Pero como se los he detallado en el blog, hay muchísimas más pruebas que indican lo contrario y que muestran que los Coulomb y los misioneros obraron con malas intenciones.











UN JOVEN INTERESADO EN EL ESPIRITISMO VISITA A BLAVATSKY EN NUEVA YORK



(Este artículo se publicó en la revista Theosophy de Nueva York en agosto de 1896, págs. 150-153.)



CON HPB EN LOS AÑOS SETENTA [DEL SIGLO XIX]

Hace unos veinte años, ocurrieron varios sucesos extraños en mi vida y comencé a asistir a sesiones espiritistas con la esperanza de resolver algunos de estos aparentes misterios.

Yo estaba de visita en Nueva York y fue por entonces cuando el espiritismo empezó a considerarse una moda y a cobrar nueva vida y vitalidad, pues antes, e incluso en aquella época, las personas con tendencias espiritistas eran relegadas a la categoría de excéntricos.

De hecho, era tan grande el prejuicio de mis padres hacia estos supuestos "tontos y sinvergüenzas", como ellos llamaban a los médiums, que me habían prohibido frecuentar salas de sesiones espiritistas o comunicarme de cualquier manera con los llamados médiums.

Tenía entonces unos dieciocho años, y había sido criado como un católico romano estricto y práctico, y me habían enseñado que toda verdad en las enseñanzas espiritistas provenía pura y simplemente del diablo.

Y aunque yo creía esto, aún sentía un vivo deseo de saber más sobre el espiritismo, y en consecuencia asistía a todas las sesiones espiritistas a las que podía acceder.

En aquella época, las reuniones espiritistas no eran tan frecuentes como lo han sido desde entonces, y ciertamente no tan populares, pues recuerdo que siempre me avergonzaba bastante que mis amigos supieran que visitaba médiums, temiendo que me consideraran, al menos, un poco raro. Pero, como dice Kipling, «esa es otra historia».

En Nueva York, en mi búsqueda de lo sobrenatural, conocí a una familia cubana de apellido A. ... y el cabeza de esa familia, al ver mi entusiasmo y fe en el control de los espíritus, me propuso, de ser posible, presentarme a quien consideraba la médium más grande de la época.

Digo, de ser posible, con conocimiento de causa, pues no era fácil en aquella época entrevistarse con HPB, pues precisamente a ella se refería.


Varios días después, comencé con el señor A. para lo que pensé que sería una sesión con una médium. Fuimos a una casa en Irving Place y, tras subir un tramo de escaleras, llamamos a una puerta y nos dijeron que pasáramos.

Entramos en una habitación de aspecto común, algo desordenada, llena de libros, papeles y tapices orientales, y con olor a tabaco.

Mi primer pensamiento fue que esa señora Blavatsky debía ser una médium de éxito, pues no presentaba ninguno de los signos de lucha por la vida que tan a menudo encontraba en las casas de los médiums.

No recuerdo cómo fue la presentación, pero recuerdo claramente haber visto la silueta de una figura grande sentada detrás de una mesa con un bolígrafo en una mano y un cigarrillo en la otra, yo preguntándome si sería un hombre o una mujer.

De repente un par de ojos, como nunca antes había visto, se posaron en mí y sentí como si me hubieran dado una descarga eléctrica. Yo estaba completamente asustado y sentí la tentación de salir corriendo de la habitación.

Por un momento, me pareció comprender que mi padre confesor tenía razón al afirmar que el espiritismo significaba tratar con el diablo, y sentí como si hubiera golpeado a la suma sacerdotisa de la corte de Belcebú.

Todo esto pasó por mi mente como un relámpago, pero al instante oí una voz agradable, con un acento desconocido para mí, que me pedía que me sentara.

Tuvimos una agradable conversación con el señor A. y ​​HPB. Le conté mi interés por el espiritismo, las extrañas fantasías y sueños que a menudo me asaltaban, cómo mi deseo de investigar se oponía en casa y cómo creía firmemente que todos los fenómenos eran obra del diablo.

Ella habló muy poco pero mantuvo fijas en mí esas maravillosas "ventanas del alma", como si me observara a través de ellas. Al cabo de un rato, empecé a sentirme más tranquilo bajo esa mirada maravillosa, y lo que momentos antes me había aterrorizado en esos ojos, ahora se convertía en un halo de luz suave y amable.
 
-       "Qué extraño", me dije, "que esta médium sea tan diferente de las demás que he visto."

Sentí un impulso casi irresistible de extender la mano por encima de la mesa y tomarla de la mano. Quería entrar en contacto con su carne, quizá para asegurarme de que era de carne y hueso, y no una materialización espiritista.

Aun así no me gustaba en absoluto su aspecto desaliñado y descuidado, y salvo por esos maravillosos ojos, no me sentía especialmente atraído por ella. Sin embargo no pude evitar admirar la forma pequeña y aristocrática de sus manos.

La conversación se centró principalmente en HPB y el señor A., ​​y trató temas generales. Tras una breve llamada, el señor A. se levantó para marcharse y yo lo seguí. En cuanto salimos de nuevo, respiré hondo, el primero, me pareció, desde que había estado en presencia de HPB.

Al llegar a la calle, me volví hacia el señor A. y le dije:
 
-       "¿Quién es esta mujer? Nunca he conocido a nadie que me haya afectado tanto como ella; siento como si hubiera pasado por una experiencia terrible."

Él me respondió que ella era una gran médium que visitaba América para investigar el espiritismo.


Al llegar a casa, no podía pensar en nada ni hablar de nada más que de la mujer de ojos maravillosos que por mucho que me disgustara su aspecto descuidado y desordenado, me había fascinado tanto que ansiaba volver a verla.

Hay que tener presente que no pudo haber hipnotismo mental en mi caso, pues nunca había oído hablar de HPB y supuse que era simplemente una médium como las que había visitado muchas veces.

Mi familia declaró que había estado en presencia del maligno; pero por mi parte, no podía pensar en nada más que en esos espléndidos ojos.

Varios días después le pedí al señor A. que me pidiera otra oportunidad para ver a la "maravillosa médium", como la llamaba, y fue grande mi alegría al recibir permiso para visitarla en un día determinado.

Fui solo y encontré a HPB sentada detrás de la misma mesa. Al entrar en la habitación, me acerqué directamente a ella y estreché su pequeña y delgada mano, cuyo movimiento denotaba la sensibilidad instintiva y fina que estoy seguro poseía HPB.

Me senté a la mesa frente a ella y hablamos de espiritismo durante media hora o más.

De repente, ella colocó el brazo izquierdo sobre la mesa, sacó un mechón de su cabello amarillento, lo enroscó entre sus dedos y me preguntó qué veía.

Yo vi claramente una pequeña serpiente serpenteando, y así lo dije.

Ella rio con ganas y dijo:
 
-       "En efecto, no ves más que un mechón de cabello. Quise que vieras una serpiente y la viste."

Me aconsejó que dejara de lado el espiritismo y sus fenómenos, y que canalizara mis pensamientos hacia un canal superior. Si hubiera sabido entonces lo que sé ahora, sobre esta maravillosa mujer, ¡qué diferente habría sido mi forma de hablar y actuar!


Al regresar de esta extraña visita, encontré un telegrama que me citaba de inmediato a Nueva Orleans. Partí hacia el sur al día siguiente, y, curiosamente HPB se borró por completo de mi memoria.

Varios meses después recibí un ejemplar de "Isis Develada" de HPB, pero sin ningún comentario. Hasta entonces, jamás había oído hablar de HPB ni de la Teosofía, y aunque leí ese libro, no pude comprender su significado.

Seguía pensando que HPB era una médium espiritista, y como había abandonado toda investigación en ese sentido, dejé de pensar en ella. Poco después, me casé y me uní a la Iglesia Episcopal.


Quince años pasaron y durante todo ese tiempo no escuché ni una palabra de HPB ni de la Sociedad Teosófica.

Un día, una amiga de mi infancia, a quien no había visto en veinte años, pues vivía en California, regresó a Nueva Orleans y vino a verme. Me habló de la Teosofía, de su significado y de lo ansiosa que estaba por fundar una sucursal en Crescent City.

Yo investigué el tema, y ​​¡qué sorpresa! descubrí que HPB, la «mujer maravillosa» a quien había olvidado por completo, era quien había traído esta gran verdad a nuestro continente.

En cuanto mi amiga mencionó el nombre de HPB en relación con la Teosofía, experimenté algo parecido a la sensación que sentí cuando esos «ojos maravillosos» se cruzaron con los míos en la habitación de Irving Place en Nueva York, aunque durante dieciséis años no había oído hablar de ella ni de su gran labor en favor de la Teosofía.

Huelga decir que me uní a la Sociedad Teosófica. Esto fue hace cuatro años, pero he sentido casi a diario que mi extraño encuentro con HPB fue un preludio a mi ingreso en sus filas.

Fue pura curiosidad lo que me impulsó a ir a ver a HPB, pero sin duda fue un gran privilegio, aunque en aquel momento no lo apreciara.

¿No es al menos extraño que hace veinte años conociera a alguien cuyos escritos, tantos años después, han resultado ser una inspiración, una realidad, una fuerza vital en mi vida?

Verdaderamente misteriosos son los caminos del karma.


ALP, Nueva Orleans, ST.