DOCUMENTAL SOBRE EL MOVIMIENTO TEOSÓFICO REALIZADO EN 2025





Este documental de una hora y cuarenta y tres minutos fue producido por la Sociedad Teosófica de Adyar en celebración de los ciento cincuenta años que fue fundada la Sociedad Teosófica (en 1875).

Como presentación pusieron:

« Hace 150 años, Helena Blavatsky y Henry Steel Olcott cofundaron la Sociedad Teosófica, un movimiento que buscaba unir Oriente y Occidente, la ciencia y el alma. Hoy, la Sociedad Teosófica rinde homenaje a este hito con el documental titulado "UN FUEGO" (ONE FIRE), el cual fue dirigido por Terhi Ahava.

ONE FIRE no es una crónica de la historia del movimiento teosófico. En cambio, invita a los espectadores a un viaje a través del impacto perdurable de la Teosofía en las artes, la música, la ciencia, la educación y la política.

La película ilustra cómo la obra maestra de Blavatsky, "La Doctrina Secreta", sigue inspirando, revelando sorprendentes paralelismos con la física moderna y verdades atemporales que trascienden la cultura, la religión y la ciencia.

En una era de fragmentación, ONE FIRE nos recuerda la sabiduría eterna que une pasado y futuro, misticismo y ciencia, alma y cosmos. »




Pueden ver el tráiler en inglés subtitulado en español en este video:








Y pueden ver el documental en inglés pero con subtítulos en diecinueve idiomas (incluido el español) en este enlace link.











 

DOCUMENTAL BRITÁNICO SOBRE BLAVATSKY




Este documental de cincuenta minutos fue elaborado por la Sociedad Teosófica de Inglaterra perteneciente a Adyar y The Blavatsky Trust fundada por el teósofo británico Geoffrey Farthing.

Pueden verlo subtitulado en español en este video:















DOCUMENTAL RUSO SOBRE BLAVATSKY





Este es un documental de casi 50 minutos titulado "¿Quién es usted Madame Blavatsky?” que fue realizado en Rusia en 1991.




COMENTARIOS SOBRE ESTE DOCUMENTAL


DE LA LUT

La Logia Unida de Teósofos comentó:

« Este documental fue producido para un público ruso ya que en 1991 era el centenario del fallecimiento de Blavatsky y también el año en que colapsó la Unión Soviética, lo que significa que la libertad religiosa fue restaurada al pueblo ruso, mientras que la teosofía y la literatura teosófica habían estado prohibidas hasta entonces.

Debido a que la película tenía como objetivo atraer al pueblo ruso y hacer que se interesara en el trabajo de Blavatsky, el documental pone especial énfasis en las calumnias y ataques que enfrentó por parte del escritor ruso Soloviov (también escrito Solovieff).

Y también parece tratar de complacer la naturaleza cristiana de muchos de los rusos al usar bastante el término "Dios" (a veces traduciendo mal algunos de sus propios escritos de modo que términos como "Principio Divino" y "Parabrahm" se reemplazan por "Dios"), y también incluye un par de referencias positivas a Cristo y a la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Es cierto que Blavatsky evitó criticar a la Iglesia Ortodoxa Rusa, y en cambio criticó a la Iglesia Católica Romana y Protestante, pero sabemos que no era tan pro-Iglesia como la película intenta hacer creer en cierto momento.

Y también es cierto que cuando escribió en una carta: «El ideal de “Cristo crucificado” cobra cada día más significado para mí», se refería simplemente a su propia “crucifixión” a través de la persecución implacable, las mentiras, las calumnias y las traiciones, y a su disposición a sufrirlo todo y sacrificarlo todo por la Causa Teosófica.

Esto se puede ver en el contexto en el que aparece esa declaración en el libro “Las Cartas de HP Blavatsky a AP Sinnett”.

Una película completa tendría que durar al menos cuatro horas (como la famosa película "Gandhi") para hacerle justicia a HPB y ofrecer un panorama completo de su vida. Sin embargo esta es una película especial e inspiradora, y a pesar de sus pequeños defectos es un buen documental. »







VIDEO

Pueden ver este documental hablado en inglés en estos videos:






















RECUERDOS DE WILLIAM JUDGE SOBRE BLAVATSKY CUANDO ELLA VIVIÓ EN NUEVA YORK




Este texto se publicó en el libro "Incidentes en la Vida de Madame Blavatsky" y añadí subtítulos para facilitar la lectura:



Primer encuentro

Mi primer contacto con H.P. Blavatsky comenzó en el invierno de 1874. Ella vivía entonces en unos apartamentos en Irving Place, Nueva York, Estados Unidos. Tenía varias habitaciones con baño privado. Las habitaciones delanteras daban a Irving Place y las traseras al jardín.

Mi primera visita fue al atardecer, y la vi allí entre un gran número de personas que siempre se sentían atraídas por su presencia. Se oían varios idiomas entre ellas, y la Sra. Blavatsky, mientras conversaba con soltura en ruso, aparentemente absorta, de repente se volvía e interrumpía con una observación en inglés una conversación entre otras personas sobre un tema distinto al que ella estaba tratando. Esto nunca la perturbaba, pues enseguida volvía a su conversación en ruso, retomándola justo donde la había dejado.

La primera noche se dijeron muchas cosas que captaron mi atención y encadenaron mi imaginación. Descubrí que mis pensamientos secretos eran leídos y mis asuntos privados eran conocidos por ella.

Sin que yo se lo pidiera, y ciertamente sin ninguna posibilidad de que ella hubiera preguntado por mí, se refirió a varias circunstancias privadas y peculiares de una manera que demostró de inmediato que tenía un conocimiento perfecto de mi familia, mi historia, mi entorno y mis idiosincrasias.





Blavatsky profetizó el futuro de un hombre desconocido por ella

Esa primera noche traje conmigo a un amigo, un perfecto desconocido para ella. Era nativo de las Islas Sandwich, estudiaba derecho en Nueva York y había formado todos sus planes para una estancia de por vida en esa ciudad. Él era un hombre joven y entonces no tenía intención de casarse.

Pero ella, descuidadamente, le dijo, antes de partir a casa, que antes de seis meses él cruzaría el continente americano, luego haría un largo viaje,  y aún más insólito para él, que antes de hacer todo eso él se casaría.

Por supuesto, la idea fue desdeñada por él, pero el destino fue cumpliendo esa profecía. A los pocos meses fue invitado a ocupar un puesto oficial en su tierra natal, y antes de partir hacia ese país se casó con una dama que no estaba en América en el momento en que se pronunció la profecía.




Blavatsky adivinó quién le envió un paquete anónimo

Al día siguiente pensé en intentar un experimento con la Sra. Blavatsky. Tomé un escarabajo antiguo que ella nunca había visto, lo envolví y se lo envié por correo a través de un empleado de un amigo.

Mi mano no tocó el paquete, ni sabía adónde lo habían enviado, pero cuando la visité al final de la semana por segunda vez, me saludó agradeciéndome por el escarabajo. Fingí ignorancia, pero ella dijo que era inútil fingir, y luego me informó cómo lo había enviado y adónde lo había enviado el empleado.

Durante el tiempo transcurrido entre mi encuentro y el envío del paquete, nadie supo nada de mí sobre el asunto.




Golpes paranormales

Poco después de conocerla, ella se mudó a la calle 34, y mientras estuve allí la visitaba con frecuencia. En esas habitaciones solía oír los golpes en muebles, cristales, espejos, ventanas y paredes, que suelen acompañar a las oscuras sesiones espiritistas.

Pero con ella ocurrían a la luz, y nunca excepto cuando ella lo ordenaba. Y tampoco esos fenómenos se les podía inducir a continuar una vez que ella les ordenaba que pararan. Demostraban inteligencia, y a petición suya cambiaban de débiles a fuertes, o de muchos a pocos a la vez.




Blavatsky se va a vivir a la Lamasería

Permaneció en la calle 34 solo unos meses, y luego se mudó a la calle 47, donde permaneció hasta su partida a la India en diciembre de 1878.

Yo la visitaba con frecuencia y sé, como todos los que la conocieron tan íntimamente como yo, que las sospechas que se han suscitado contra ella y las acusaciones abiertas que de vez en cuando se le han hecho, son la mayor injusticia o la más vil ingratitud.

A veces ella se ha indignado por estas cosas y ha declarado que un incidente más de este tipo cerraría para siempre la puerta a todo fenómeno. Pero una y otra vez ha cedido y perdonado a sus enemigos.

Tras instalarse cómodamente en la calle 47, donde, como de costumbre, estuvo desde la mañana hasta la noche rodeada de todo tipo de visitantes, continuaron ocurriendo sucesos misteriosos, imágenes y sonidos extraordinarios.

He estado allí sentado muchas tardes, y he visto a la luz de gas, grandes bolas luminosas deslizándose por los muebles o saltando juguetonamente de un punto a otro, mientras los bellísimos sonidos líquidos de las campanas brotaban de vez en cuando del aire de la habitación.

Estos sonidos a menudo imitaban el piano o una gama de sonidos silbados por mí o por otra persona. Y mientras todo esto ocurría, HP Blavatsky se sentaba tranquilamente a leer o escribir sobre "Isis Develada".

Cabe destacar aquí que la Sra. Blavatsky nunca mostró histeria ni la más mínima apariencia de trance. Siempre se encontraba en plena posesión de todas sus facultades —y aparentemente más que las de la gente común— cuando producía cualquier fenómeno.




Blavatsky duplicó fenoménicamente un cuadro

En noviembre o principios de diciembre de ese mismo invierno, el coronel Olcott recibió una fotografía de un corresponsal en Boston, lo que dio lugar a dos fenómenos muy sorprendentes.

Supuestamente era el retrato de quien se decía había escrito los libros "Arte Mágico" y "Tierra Fantasma". El remitente exigió al coronel Olcott que devolviera la fotografía casi de inmediato, lo cual hizo la noche siguiente, y yo mismo estando allí de visita, la dejé en el buzón más cercano.

Dos o tres días después, se le solicitó a la Sra. Blavatsky un duplicado del cuadro, creyendo que estaría más allá de sus capacidades ya que ella no tenía el modelo para copiar. Pero ella lo hizo; el proceso consistió simplemente en cortar un trozo de cartón del tamaño requerido, colocarlo bajo papel secante, poner la mano sobre él, y en un instante sacar la copia solicitada.

El coronel Olcott tomó posesión del cuadro y lo guardó en un libro que estaba leyendo y que se llevó a la cama. A la mañana siguiente, el retrato se había desvanecido por completo y solo quedaba el nombre escrito a lápiz.

Una o dos semanas después, al ver ese cuadro en blanco en la habitación del coronel Olcott, se la llevé a la Sra. Blavatsky y le pedí que hiciera reaparecer el retrato.

Obedeciendo, ella volvió a colocar la tarjeta debajo de otra hoja de papel, puso su mano sobre ella y pronto el rostro del hombre volvió a aparecer como antes; esta vez impreso de forma indeleble.




El búho disecado

En la sala donde Blavatsky escribía, había una estantería que permaneció un tiempo justo enfrente de su escritorio. Sobre ella había un búho disecado cuyo ojo vidrioso, que nunca se cerraba, parecía seguir con frecuencia sus movimientos.

De hecho, podría contar cosas a propósito de esa misma ave difunta, pero —en palabras de Jacolliot— "Hemos visto cosas  que uno no relata por miedo a que sus lectores duden de su cordura... Pero aun así las hemos visto".




Materialización de letras

Pues bien, sobre las puertas de la estantería había un espacio en blanco de unos 7,5 cm de ancho que se extendía a lo largo de la misma. Una noche estábamos sentados hablando de magia, como siempre, y de los Hermanos, cuando Madame Blavatsky dijo:

    -    "¡Miren  la estantería!"

Inmediatamente levantamos la vista y al hacerlo pudimos ver aparecer sobre el espacio en blanco que he descrito, varias letras aparentemente doradas que salían sobre la superficie de la madera. Cubrían casi todo el espacio. El examen reveló que eran de oro y de un tipo que yo había visto a menudo en algunos de sus  papeles.




Materialización de una nota de Blavatsky

Esta precipitación de mensajes o frases ocurrió muy frecuentemente, y relataré una que tuvo lugar bajo mi propia mano y ojos, de tal manera que me resultó irreprochable.

Un día, alrededor de las cuatro, leía un libro de P.B. Randolph, que acababa de traerme un amigo del coronel Olcott. Yo estaba sentado a unos dos metros de H.P. Blavatsky, quien estaba escribiendo.

Había leído atentamente la portada, pero había olvidado el título exacto. Sabía que no había ni una sola palabra escrita. Al empezar a leer el primer párrafo, oí el sonido de una campana y al mirar, vi que Madame Blavatsky me observaba atentamente.

    -    "¿Qué libro lees?", dijo ella. 

Volviendo a la portada, estaba a punto de leer el nombre en voz alta, cuando me llamó la atención un mensaje escrito con tinta en la parte superior de la página, que unos minutos antes había revisado y no estaba.

Era un mensaje de unas siete líneas, y el líquido aún no se había secado del todo en la página; su contenido era una advertencia sobre ese libro. Estoy seguro de que cuando tomé el volumen en mis manos no había escrito ni una sola palabra.




Blavatsky descubrió una dirección de manera fenoménica

En una ocasión se necesitaba la dirección de una empresa de Filadelfia para enviar una carta por correo, y ninguno de los presentes recordaba la calle ni el número, ni se encontraba ningún directorio de Filadelfia en los alrededores.

Como el asunto era muy urgente, se propuso que uno de nosotros fuera casi seis kilómetros hasta la Oficina General de Correos para ver un directorio de Filadelfia, pero HPB dijo:
 
-       "Esperen un momento, quizá podamos conseguir la dirección de otra manera."

Entonces ella hizo un gesto con la mano y al instante oímos una campana en el aire sobre nuestras cabezas. Esperábamos que como mínimo un pesado directorio nos cayera encima desde el espacio vacío, pero no ocurrió nada. Ella se sentó y tomó un cortador de papel plano de hojalata, pintado de negro japonés por ambos lados y sin ninguna pintura.

Sosteniéndolo en su mano izquierda, lo acarició suavemente con la derecha, mirándonos fijamente.

Tras frotar así durante unos instantes, comenzaron a aparecer tenues contornos de letras sobre la superficie negra y brillante, y enseguida el anuncio completo de la empresa cuya dirección buscábamos quedó claramente impreso en la guillotina con letras doradas, tal como lo habían hecho en tiras de papel secante, como los que se distribuyen ampliamente como medios publicitarios en Estados Unidos (algo que descubrí después).

Tras un examen más detenido, vimos que la calle y el número, que eran los puntos dudosos en nuestra memoria, estaban grabados con gran brillantez, mientras que las demás palabras y cifras eran más tenues.

La Sra. Blavatsky explicó que esto se debía a que la mente del operador estaba dirigida casi por completo a la calle y al número, de modo que su reproducción se producía con mucha mayor nitidez que el resto del anuncio, que por así decirlo, se había introducido de forma bastante accidental.




Olores producidos de manera paranormal

De cualquier objeto que pudiera transportarse misteriosamente por su habitación, o que llegara a ella por el aire por medios supramundanos, siempre persistía durante más o menos tiempo, un olor muy peculiar, aunque agradable.

No siempre era el mismo. A veces era sándalo mezclado con lo que creí que era aceite de rosas; en otras ocasiones era un perfume oriental desconocido, y de nuevo llegaba como el incienso que se quema en los templos.

Un día ella me preguntó si me gustaría volver a oler el perfume. Al responder afirmativamente, tomó mi pañuelo en la mano, lo sostuvo unos instantes y al devolvérmelo el pañuelo estaba impregnado del conocido olor.

Luego, para mostrarme que su mano no estaba cubierta de algo que pudiera manchar el pañuelo, me permitió examinar ambas manos. 

Sus manos no tenían perfume, pero después de convencerme de que no llevaba perfume ni objetos odoríferos ocultos en sus manos, descubrí que de una mano empezaba a emanar un perfume peculiar y fuerte, mientras que de la otra mano emanaban fuertes oleadas de incienso.




El pequeño armario

Sobre la mesa donde se había escrito "Isis Develada" había un pequeño armario chino con muchos cajones pequeños. Algunos cajones contenían algunas bagatelas, pero varios siempre estaban vacíos.

El armario era común y corriente en su clase, y un examen repetido demostró que no contenía dispositivos ni mecanismos; pero muchas veces, uno u otro de esos cajones vacíos se convertía en el punto de fuga de diversos artículos, y con la misma frecuencia, era el lugar de aparecimiento de algún objeto que no se había visto antes en las habitaciones.

A menudo la he visto guardar monedas pequeñas, un anillo o un amuleto, y yo mismo he guardado cosas allí, cerrando el cajón, abriéndolo casi al instante, y no se veía nada. Había desaparecido de la vista.

Se sabe que hechiceros astutos crean tales ilusiones, pero siempre requieren algún tipo de complicidad, o bien te engañan haciéndote creer que han guardado el objeto, cuando en realidad no es así.

Pero con Blavatsky no hubo preparación para hacer ese tipo de trucos. Yo examiné repetidamente el armario y afirmo con certeza que no había forma de perder de vista ni de sacar las cosas del cajón.

El armario se apoyaba sobre cuatro pequeñas patas, elevadas unos cinco centímetros por encima del armario, que estaba completamente despejado e intacto por debajo.

Varias veces la he visto meter una anillo en uno de los cajones y luego salir de la habitación.

Entonces miré en el cajón, vi el anillo y lo cerré. Ella regresó y sin acercarse al armario, me mostró el mismo anillo en su dedo. Volví a mirar en el cajón antes de que volviera a acercarse, y el anillo había desaparecido.




Blavatsky duplicó fenoménicamente un anillo

Un día, la Sra. Elizabeth Thompson, la filántropa que sentía un gran aprecio por HPB, fue a verla. Yo estaba presente. Al irse, la visitante le pidió a Madame Blavatsky que le prestara algún objeto que hubiera usado, como recuerdo y talismán.

Blavatsky accedió a esa petición y la elección del objeto quedó en manos de la dama, quien dudó un momento. Madame Blavatsky dijo entonces:

    -    "Toma este anillo"

Sacándolo inmediatamente y entregándoselo a su amiga, quien se lo puso en el  dedo, absorta en la admiración de las piedras. Pero yo estaba mirando los dedos de HPB y vi que el anillo aún estaba en su mano.

Sin dar crédito a mis ojos, miré el otro anillo. No había error. Ahora había dos anillos; pero la dama no se dio cuenta y se marchó satisfecha.

A los pocos días se lo devolvió a Madame, quien me dijo que uno de los anillos era una ilusión, dejándome a mí la tarea de adivinar cuál. No pude decidirme, pues empujó el anillo devuelto a lo largo de su dedo contra el antiguo, y ambos se fundieron en uno solo.




Música paranormal

Una noche, después de cenar, había varias personas presentes; todas por supuesto hablando de teosofía y ocultismo. HPB estaba sentada en su escritorio.

Mientras conversábamos, alguien dijo haber oído música y salió al pasillo de donde creía que provenía. Mientras examinaba el pasillo, la persona sentada junto a la chimenea comentó que en lugar de estar en el pasillo, la música, que provenía de una caja de música, sonaba en la chimenea.

El caballero que había salido al pasillo regresó y dijo que había perdido la música, pero enseguida se sorprendió al encontrarnos a todos escuchando junto a la chimenea, cuando él volvió a oír la música con claridad.

Justo cuando empezó a escuchar, la música se extendió por la habitación y completó la melodía con gran nitidez en el aire sobre nuestras cabezas.

He escuchado esta música en varias ocasiones, de muchas maneras, y siempre cuando no había ningún instrumento para producirla.




Fenómeno producido con un collar de cuentas

Esa noche, poco después de la música, Madame abrió uno de los cajones del armario chino y sacó un collar oriental de cuentas curiosas. Se lo regaló a una dama presente.

Uno de los caballeros dejó escapar una expresión de pesar por no haber recibido tal regalo. Entonces HPB extendió la mano y agarró una de las cuentas del collar que la dama aún sostenía, y la cuenta se desprendió al instante en la mano de Madame.

Ella se la entregó al caballero, quien exclamó que no era simplemente una cuenta, sino un broche para el pecho, pues llevaba un alfiler de oro firmemente sujeto.

El collar, mientras tanto, permanecía intacto, y su destinatario lo examinaba con asombro de que una de sus cuentas hubiera podido desprenderse de esa manera sin romperlo.




Levitación de objetos

He oído decir que cuando HPB era joven, tras regresar con su familia por primera vez en muchos años, todos a su alrededor se quedaron asombrados y asustados al ver objetos materiales como tazas, libros, su petaca y su caja de cerillas, etc., volar por los aires hasta su mano, simplemente cuando Blavatsky los miraba fijamente.

Sin embargo esas historias pueden ser fácilmente creíbles por quienes presenciaron actos similares en la sede de Nueva York. Tales vuelos aéreos fueron realizados muchas veces por objetos bajo su mando en mi presencia.


Una noche, tenía prisa por copiar un dibujo que había hecho y busqué en la mesa un cortador de papel para frotar el reverso del dibujo y transferir el carbón sobrante a una hoja en blanco.

Mientras buscaba, alguien sugirió que la parte trasera redonda y lisa de un cucharón sería la mejor opción, así que me levanté para ir a la cocina que estaba al final del pasillo, a buscar una cuchara. Pero Madame Blavatsky dijo:

    -    "Detente, no necesitas ir allí; espera un momento."

Me detuve en la puerta, y ella mientras estaba sentada en su silla, levantó la mano izquierda. En ese instante, una gran cuchara de mesa voló por los aires, desde la pared opuesta, hasta su mano.

No había nadie para arrojársela, y el comedor de donde la habían sacado estaba a unos nueve metros de distancia; dos paredes de ladrillo lo separaban de la sala.

En la habitación contigua (la pared entre ambas era sólida) colgaba cerca de la ventana un retrato en acuarela enmarcado con cristal. Yo acababa de entrar y mirar el cuadro. No había nadie más que yo, y nadie volvió hasta que regresé.

Cuando llegué al lugar donde estaba sentada HPB, y después de unos momentos, ella tomó un papel y escribió unas palabras, dándomelo para que lo guardara sin mirarlo. Así lo hice.

Luego me pidió que volviera a la otra habitación. Fui allí y enseguida vi que el cuadro que había mirado momentos antes se había movido o roto. Al examinarlo, descubrí que el cristal estaba roto y que la tapa, que estaba bien cerrada, se había abierto, dejando caer el cuadro al suelo.

Miré hacia abajo y lo vi allí tirado. Volví a la otra habitación, lo abrí y leí lo que estaba escrito en el papel: "El cuadro del comedor acaba de ser abierto; el cristal está roto y el cuadro está en el suelo".




Blavatsky escuchaba conversaciones lejanas

Un día, mientras Blavatsky hablaba conmigo, de repente ella se detuvo y dijo:

    -    "Fulano está hablando de mí ahora y está diciendo tal cosa."

Tomé nota de la hora y en la primera oportunidad que tuve descubrí que ella en realidad si había oído a la persona mencionada decir exactamente lo que ella me dijo que había dicho a la hora indicada.





Materialización de un mensaje de Blavatsky

Mi oficina estaba al menos a cinco kilómetros de sus habitaciones. Un día, alrededor de las dos de la tarde, yo estaba sentado en mi oficina leyendo un documento legal, absorto en el tema. No había nadie más en la oficina, y de hecho la habitación más cercana estaba separada de mí por una amplia abertura, o hueco, en el edificio, hecha para dejar entrar la luz a las cámaras interiores.

De repente sentí en la mano un peculiar hormigueo que siempre precedía a cualquier cosa extraña que sucediera en presencia de HPB, y en ese momento cayó del techo sobre el borde de mi escritorio, y de allí al suelo, una nota triangular de Madame Blavatsky para mí.

Estaba escrita en el reverso limpio de un sutra o texto jainista impreso. El mensaje estaba escrito a mano por ella, y estaba dirigido a mí con su letra sobre el papel impreso.




Materialización de colores

Recuerdo un fenómeno relacionado con la realización de un dibujo en acuarela de un tema egipcio para ella, que también ilustra lo que los espiritistas llaman "aporte" (apport) o la venida fenomenal de objetos de algún lugar lejano.

Necesitaba ciertos colores secos que ella no podía proporcionarme de su colección, y como el dibujo debía terminarse en esa sesión y no había ninguna tienda cerca donde pudiera comprarlos, me pareció un dilema hasta que ella se acercó al piano de la cabaña y levantando la falda de su camisón con ambas manos, metió en él diecisiete frascos de colores secos Winsor & Newton, entre ellos los que yo necesitaba.

Todavía necesitaba pintura dorada, así que me pidió que le trajera un plato del comedor y que le diera la llave de latón de la puerta. Ella frotó la llave contra el fondo del plato durante un par de minutos, y luego al devolvérmelos, encontré la pintura que necesitaba para recubrir la porcelana.
 

(Capítulo 8)












LA FRONTERA ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE OBSERVADA POR BLAVATSKY




En 1875 Blavatsky, después de haber vivido en los Estados Unidos durante más de un año, sobre este asunto ella le escribió lo siguiente a su hermana Vera: 

« Cuanto más veo médiums —pues Estados Unidos es un verdadero vivero, el semillero más prolífico de médiums y sensitivos de todo tipo, genuinos y artificiales—, más veo el peligro que rodea a la humanidad.

Los poetas hablan de la tenue separación entre este mundo y el otro, pero ellos son ciegos porque en realidad no hay separación alguna, salvo la diferencia de estados en que existen los vivos y los muertos, y la crudeza de los sentidos físicos de la mayoría de la humanidad.

La tosquedad actual de estos sentidos son nuestra salvación. Nos los dio una sabia y sagaz madre y nodriza: la naturaleza; pues de lo contrario, la individualidad e incluso la personalidad se habrían vuelto imposibles debido a que los muertos se fundirían constantemente con los vivos, y estos asimilarían a los primeros.

Si solo existiera a nuestro alrededor una variedad de "espíritus", las reliquias de los mortales que han muerto y desaparecido, uno podría reconciliarse con ella. No podemos evitar, de una forma u otra, asimilar a nuestros muertos, y poco a poco, inconscientemente, nos convertimos en ellos, incluso físicamente, sobre todo en el imprudente Occidente, donde la cremación es desconocida.

Respiramos y devoramos a los muertos —hombres y animales— con cada respiración, así como cada aliento humano que exhalamos forma los cuerpos y alimenta a las criaturas sin forma en el aire que algún día serán hombres.

Hasta aquí el proceso físico; pero para el mental, el intelectual y también el espiritual, es exactamente lo mismo; intercambiamos gradualmente nuestras moléculas cerebrales, nuestras auras intelectuales e incluso espirituales, y por ende, nuestros pensamientos, deseos y aspiraciones, con quienes nos precedieron.

Este proceso es común a la humanidad en general. Es natural y sigue la economía y las leyes de la naturaleza, hasta el punto de que un hijo puede convertirse gradualmente en su propio abuelo, y además en su tía, absorbiendo sus átomos combinados, lo que explica en parte la posible semejanza o atavismo. 

Pero existe otra ley, excepcional, que se manifiesta entre la humanidad de forma esporádica y periódica: la ley de la asimilación post mortem forzada, durante cuya epidemia los muertos invaden el dominio de los vivos desde sus respectivas esferas, aunque afortunadamente solo dentro de los límites de las regiones en las que vivieron y en las que están enterrados.

En tales casos, la duración e intensidad de la epidemia dependen de la acogida que reciban, de si encuentran las puertas abiertas para recibirlos o no, y de si la plaga nigromántica se ve incrementada por la atracción magnética, el deseo de los médiums, sensitivos y los propios curiosos, o si una vez advertido el peligro, la epidemia se reprime sabiamente.

Pero cuanto más se abren las puertas para ellos, más se propaga la epidemia nigromántica; cuanto más practiquen los médiums y los espiritistas en difundir el fluido magnético de sus evocaciones, más poder y vitalidad adquiere el mundo de los muertos sobre el mundo de los vivos


Una visita periódica similar ocurre ahora en Estados Unidos. Comenzó con niños inocentes —las pequeñas señoritas Fox— que jugaban inconscientemente con esta terrible arma. Y acogidos con entusiasmo y apasionadamente invitados a  "entrar", toda la comunidad de muertos pareció precipitarse y apoderarse, con mayor o menor fuerza, de los vivos.

(Nota de Cid: la documentación histórica muestra que las hermanas Fox fueron falsas médiums. He constatado que Blavatsky a veces no sabía distinguir los auténticos médiums de los embusteros, lo cual es comprensible debido a que hay falsos médiums muy hábiles y Blavatsky no profundizó su investigación sobre todos ellos.)

Yo fui a propósito a visitar a una familia de médiums fuertes: los Eddy.

(Los Eddy parece que si fueron verdaderos médiums.)

Y observé durante más de dos semanas, haciendo experimentos que por supuesto, guardé para mí.

¿Recuerdas, Vera, cómo hice experimentos para ti en Rougodevo, cuántas veces vi los fantasmas de quienes habían estado viviendo en la casa y te los describí, porque tú nunca pudiste verlos?

Bueno, día y noche en Vermont ocurría lo mismo. Veía y observaba a estas creaturas sin alma, sombras de sus cuerpos terrenales, de los cuales, en la mayoría de los casos, alma y espíritu habían huido hacía mucho tiempo, pero que prosperaban y preservaban sus sombras semi-materiales, a expensas de los cientos de visitantes que iban y venían, así como de los médiums.

Y bajo el consejo y la guía de mi Maestro, observé que:

1) Las apariciones genuinas eran producidas por los "fantasmas" de quienes habían vivido y muerto en cierta zona de esas montañas.

2) Las que habían muerto lejos eran menos completas, una mezcla de la sombra real y la que persistía en el aura personal del visitante para quien supuestamente provenía; y

3) Las puramente ficticias, o como yo las llamo, los reflejos de los fantasmas o sombras genuinos de la personalidad fallecida.

Para explicarme más claramente, no fueron los fantasmas los que asimilaron al médium, sino el médium, W. Eddy, quien asimiló inconscientemente para sí mismo las imágenes de los parientes y amigos muertos a partir del aura de los modelos.

¡Era espantoso presenciar el proceso! A menudo me mareaba y me mareaban; pero tenía que verlo, y lo máximo que podía hacer era mantener a distancia a las repugnantes creaturas. ¡Pero era un espectáculo ver la bienvenida que los espiritistas les daban a estos seres!

Lloraban y se regocijaban alrededor del médium, envueltos en estas sombras vacías y materializadas; se regocijaban y volvían a llorar, a veces desbordados por una emoción, una alegría y una felicidad sinceras que me hacían llorar por ellos.

(Nota de Cid: las personas creían que realmente ellas se estaban comunicando con sus familiares fallecidos, cuando en realidad eran esas creaturas astrales que tomaban la apariencia de esos familiares.)
 
-       "¡Si pudieran ver lo que yo veo!"

Yo deseaba a menudo que también se pudieran dar cuenta.

Si supieran que esos simulacros de hombres y mujeres están compuestos enteramente de pasiones terrestres, de vicios y pensamientos mundanos, del residuo de la personalidad que fue (pues éstos no son más que desechos que no pudieron seguir al alma y al espíritu liberados) y son dejados para una segunda muerte en la atmósfera terrestre, que puede ser vista por el médium promedio y el público.

A veces solía ver uno de esos fantasmas, abandonando el cuerpo astral del médium, abalanzándose sobre uno de los asistentes, expandiéndose hasta envolverlo por completo y luego desapareciendo lentamente dentro del cuerpo vivo como si fuera absorbido por cada uno de sus poros. »
(Libro Incidentes en la Vida de Madame Blavatsky, capítulo 8, y la revista The Path de febrero de 1885)






OBSERVACIONES

Blavatsky explicó que la frontera entre los vivos y los muertos (lo que esotéricamente se conoce como la frontera en el el plano físico y el plano astral) es mucho más fina de lo que la gente se imagina.

Y dado que actualmente el plano astral se encuentra muy sucio energéticamente por todas las bajas vibraciones que los humanos desarrollan durante su vida física y dejan en el astral antes de que sus almas asciendan al mundo divino después de morir.

Toda esa cloaca de cascarones astrales (elementarios, espectros, entidades embusteras, etc.) pueden hacer mucho daño mal influenciado a los seres vivos si esa frontera se abre. Pero desafortunadamente eso es lo que han estado haciendo los espiritistas y los médiums a través de sus sesiones espiritistas.

Y ellos son los primeros afectados ya que no se dan cuenta que los "espíritus" de los familiares fallecidos, de los antiguos personajes históricos, de los instructores, etc.. con los que supuestamente se comunican, en realidad en la inmensa mayoría de los casos son esos cascarones astrales que toman esas apariencias para cautivar a la gente presente en las sesiones espiritistas y poderlas manipular y vampirizar energéticamente.










EL MAESTRO MORYA Y SU DISCÍPULO FUERON VISTO POR VARIAS PERSONAS EN NUEVA YORK




Blavatsky relató que un maestro transhimaláyico junto con uno de sus discípulos fueron vistos por varias personas en Nueva York, mientras que físicamente los dos se encontraban en el Oriente, y sobre ese acontecimiento ella escribió:


« En uno de los números diarios del N.Y. World —una influyente revista de la gran metrópolis estadounidense— del año 1878, apareció una descripción de los acontecimientos de una velada en la entonces sede de nuestra Sociedad Teosófica, en la ciudad de Nueva York.

El autor era miembro del equipo editorial y entre otras maravillas relatadas, mencionó la siguiente:

Algún caballero o dama entre los visitantes había dudado de la posibilidad de que un Adepto abandonara su cuerpo físico en estado de letargo en el Himalaya y viajara en su doble (Mayavi-rupa) a través de tierra y mar hasta el otro lado del mundo.

Tres o cuatro de los presentes se sentaron frente a los dos grandes ventanales de la sala, que daban a la avenida que en ese momento se encontraba brillantemente iluminada por el gas de las tiendas y las farolas.

Apenas se había formulado la conjetura escéptica cuando estas personas se sobresaltaron y señalaron simultáneamente hacia la ventana izquierda.

Todos los que miraban hacia allí vieron pasar, deliberada y lentamente, de izquierda a derecha, primero una figura, luego otra, de hombres asiáticos, con fehtas en la cabeza y vestimentas con una de las largas túnicas blancas de Oriente.

Tras pasar frente a la ventana y desaparecer de la vista, regresaron poco después y al volver a pasar frente a ella, no se les volvió a ver.

Dos de los testigos (el coronel Olcott y el editor de esta revista [Blavatsky]) los reconocieron por conocerlos personalmente como cierto Mahatma y uno de sus discípulos.

La ventana estaba a casi seis metros del suelo y al no haber porche ni otro techo donde pudiera posarse un cuervo, las figuras se habían estado moviendo por el aire.

Así, en un instante y de la manera más inesperada, el escéptico quedó silenciado y la verdad de la Ciencia Esotérica Aria quedó demostrada. »
(Theosophis, octubre de 1883, p.1)






OBSERVACIONES

Blavatsky no reveló el nombre del maestro que apareció en esa ocasión, pero dado que el maestro Morya se le apareció en otra ocasión al coronel Olcott en Nueva York y que el coronel no vio al maestro Kuthumi hasta que viajó a la India, eso me hace considerar que lo más probable es que el maestro Morya también haya sido el Mahatma que se les apareció a esos teósofos.

En cuanto a su discípulo que también se apareció no estoy seguro quién era, tal vez pudo ser Hilarión.

Y a algunos lectores les parecerá muy fantasioso que esos dos adeptos hayan estado flotando en el aire, pero como Blavatsky lo señaló ellos no se aparecieron con sus cuerpos físicos, sino con un doble más sofisticado que el doble astral y que los teósofos denominan el mayavi-rupa.

Y ese doble, aunque también es una envoltura sutil, cuando se sabe densificar se vuelve visible en el plano físico (como un holograma) y se puede proyectar en el aire haciendo que flote a una gran altura del piso.










BLAVATSKY CON AYUDA DE SUS MAESTROS DUPLICÓ FENOMÉNICAMENTE UN ANILLO CON ZAFIRO




Este fenómeno fue mencionado por el periodista inglés Alfred Sinnett, quién al respecto en su libro "Incidentes en la Vida de Madame Blavatsky" escribió lo siguiente:


« En Madrás, Madame Blavatsky no fue tan desatendida por la sociedad europea del lugar, al menos al principio de su residencia, como lo había sido en Bombay.

Algunos de los principales residentes anglo-indios fueron a verla y se hicieron amigos íntimos. Con algunos de ellos ella pasó parte del otoño en Ootacamund, la estación de montaña de Madrás.

Un incidente ocurrido durante esa visita despertó gran interés local en aquel momento, y es descrito por la señora Carmichael, la principal interesada, de la siguiente manera:


« Fui a ver a Madame Blavatsky, quien en ese momento estaba de visita en casa del General y la Sra. Morgan, residentes en Ootacamund.

Tras una interesante conversación con ella, me marché expresando mi deseo de volver a verla pronto, y en mi tercera visita ocurrió el siguiente incidente:

Eran aproximadamente las cuatro de la tarde cuando visité a Madame Blavatsky y ella me recibió en el salón. Me senté a su lado en el sofá y me quité los guantes.

Ya le había expresado varias veces a Madame Blavatsky mi gran deseo de ver algún fenómeno oculto, y también de ser convencida por alguna señal de la presencia de los Mahatmas.

Tras una breve conversación sobre este y otros temas, durante la cual comenté cuánto me gustaría tener un anillo duplicado, como el de la Sra. Sinnett, Madame Blavatsky me tomó la mano y sacando de ella un anillo que ella llamaba su anillo oculto, me quitó también dos anillos, uno de ellos con un zafiro azul de una sola piedra.

Ella sostuvo los tres anillos un momento en su mano derecha y luego me devolvió uno, diciendo:
 
-       "No puedo hacer nada con este anillo; no tiene tu influencia" (era un anillo de mi esposo que yo me había puesto accidentalmente ese día).

Entonces ella procedió a manipular con su mano derecha mi zafiro azul y su propio anillo oculto, al mismo tiempo que sujetaba mi mano derecha con la izquierda.

Después de un intervalo de un minuto o dos, extendió su mano derecha, diciendo:
 
-        "Aquí está tu anillo."

Me mostró al mismo tiempo dos anillos cada uno con un zafiro, el mío y otro idéntico en todo, excepto que el segundo era más grande y con una piedra mejor tallada que la mía.
 
-        "¿Por qué me da esto?", pregunté sorprendida.
 
-        "No lo he hecho; es un regalo de los Mahatmas", respondió Madame Blavatsky.
 
-        "¿Por qué debería ser yo tan favorecida?", pregunté.
 
-        "Porque", contestó Madame Blavatsky, "los Mahatmas le han permitido tener esto como muestra de que reconocen y agradecen a usted y a su esposo por el profundo interés que siempre han demostrado hacia los nativos."

Aproximadamente dos meses después, a mi regreso a Madrás, llevé el anillo con el zafiro duplicado a los señores Orr & Son, joyeros, y me dijeron que valoraban la piedra en 150 rupias, llamándola un zafiro coloreado.

Sara M. Carmichael.
 
Londres, 14 de agosto de 1884. »

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(Capítulo 9)