Sobre
esta disputa, René Guénon en su libro “Teosofismo”
escribió lo siguiente:
« Besant
y Leadbeater afirmaban estar en constante comunicación con los 'Jefes
Interiores', de la Sociedad Teosófica, llamados generalmente los
“Maestros". Leyendo estas cosas parecería que se está soñando, y se
comprende cómo un diario hindú, el Poona Mail, escribiera que Mme. Besant:
"se había hecho culpable de blasfemia" con las afirmaciones
extravagantes que osera hacer bajo juramento, llegando a decir al Sr.
Narayâniah que Leadbeater era “un Arhat en los confines de la divinidad".
Estas
historias más o menos escandalosas no dejaron de suscitar perturbaciones
incluso en el seno de la Sociedad Teosófica. La escisión más resonante fue la
del "Rosacruciano" Rudolf Steiner que arrastró consigo a la mayoría
de las agrupaciones de Alemania, Suiza e Italia, más cierto número de otras
establecidas en otros lugares, y con estos elementos constituyó una nueva
organización independiente a la que puso el nombre de: "Sociedad
Antroposófica".
(Observación
de Cid: contrario a lo que asevera René Guénon, Rudolf Steiner no se molestó
porque Leadbeater y Besant afirmaban estar en comunicación con los maestros ya
que el propio Steiner también afirmaba estar en comunicación con ellos.
Afirmaciones que por cierto eran una completa mentira.
Y
en realidad lo que le disgustó a Rudolf Steiner fue que Leadbeater y Besant
aseguraran que el joven indio Krishnamurti iba a ser el próximo mesías, algo que
resultaba inadmisible para un individuo racista como lo era Rudolf Steiner. Y
eso le sirvió de pretexto para independizarse como ya lo había estado planeando
desde hace tiempo.)
Después
y consiguientemente a esta escisión que se verificó oficialmente el 14 de enero
de 1913, Mme Besant reconstituyó una nueva sección alemana muy aminorada, con algunas
ramificaciones que permanecieron fieles a la dirección de Adyar. y el 7 de marzo
subsiguiente designó como secretario general de dicha sección, para sustituir a
Steiner, al Dr. Hübbe Schleiden, director de la revista Sphinx. »
(Capítulo 21)
« En
el capítulo precedente vimos cómo en los comienzos del año 1913, y a propósito
del asunto de Alcyón, el Dr. Rudolf Steiner, secretario general de la Sección
Alemana de la Sociedad Teosófica, se separó completamente de Mme Besant.
Esta,
a fin de vengarse se basó en que Steiner, nacido en el año 1861 en Kraljeviv,
Hungría, de una familia católica –no judía, como algunos lo han insinuado–,
sería un católico, y lo acusó de jesuita; si esto fuera verdad, sería preciso
reconocer que la presidenta precisó bastante tiempo para percatarse de ello,
puesto que Steiner pertenecía a la Sociedad Teosófica desde hacía ya quince
años, y también sería preciso reconocer que su "clarividencia" valía
muy poca cosa.
Tal
acusación de "jesuitismo" es casi tan corriente como la de
"magia negra" en los ambientes "neo-espiritualistas", y no
merece que nos detengamos en ello. Hay algunos ocultistas para quienes el temor
a los jesuitas o a sus emisarios más o menos enmascarados se ha convertido en
una verdadera obsesión.
Por
otra parte, algunos autores, y entre ellos Mme. Blavatsky –quien quizá tomó
esta idea del escritor masón J. M. Ragon– no han dudado en atribuir a los
jesuitas la fundación del grado de Rosa-Cruz en la Masonería Escocesa; mientras
que otros pretenden que los jesuitas, durante el siglo XVIII se introdujeron en
diversas organizaciones rosacrucianas y las alejaron de su primer objetivo; y otros
van aun más lejos y quieren identificar a los Rosacrucianos del siglo XVIII con
los jesuitas, o sea, otras tantas fantasías pseudo-históricas que no resisten
al menor examen y que tan sólo mencionamos para hacer ver que en esto, Mme.
Besant nada inventaba; viendo alzarse ante sí a un adversario de origen
católico y que se avalaba con una escuela rosacruciana –por lo demás imprecisa
y quizá inexistente– no podía menos que denunciarlo como jesuita.
Algunos
han creído que esta querella entre Steiner y Mme. Besant habría sido una simple
comedia; aun cuando convenga siempre desconfiar de las apariencias, nosotros
pensamos que no fue así y que por el contrario hubo una escisión real, que
además del "affaire" que fue la oportunidad confesada y sin hablar de
la rivalidad personal, pudo muy bien tener algunos motivos políticos.
No
hay duda que tanto de una parte como de la otra, estuvo siempre prohibido hacer
política, pero ya veremos más adelante que la Sociedad Teosófica no ha dejado
de servir fielmente a los intereses del imperialismo británico, al que los
adherentes alemanes estaban indudablemente poco dispuestos a hacer el juego,
siendo alemanes antes que teosofistas.
(Observación
de Cid: esto es falso ya que durante la presidencia del coronel Olcott la
Sociedad Teosófica se mantuvo neutral, y posteriormente cuando Annie Besant tomó
la presidencia, ella participó para que la India se independizara, lo cual es
algo opuesto a los intereses del imperialismo británico.) »
(Capítulo 22)
CONSTATACIÓN
Y este es un ejemplo
más de como René Guénon agregaba mentiras a su investigación.
Lo que me llama la atención es el tema de los jesuitas mencionados en el artículo, y me recuerda lo que Blavatsky dice de ellos en Isis sin Velo. Muy duros comentarios en contra suya, porque prácticamente los pone como agentes del mal, y ésto siempre me ha extrañado. Sería interesante investigar al respecto en el futuro. Me he hecho la idea de los jesuitas como el ala esotérica de la iglesia católica.
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