POR FRANZ HARTMANN
Muy probablemente debido a la publicidad que The Occult Review ha dado a algunas de
las experiencias que he tenido en el ámbito del ocultismo, parece que he adquirido
cierta notoriedad como supuesto experto en asuntos esotéricos, ya que con
frecuencia me llegan cartas de diversas partes del mundo en donde la gente me
envía relatos de sus sueños, visiones y otras experiencias de cosas astrales o
espirituales que ellos han tenido, y que creen que esos eventos tienen cierta
importancia y de los cuales desean explicaciones.
Esta notoriedad no la he deseado ni creo que la merezca ya que
todavía estoy demasiado profundamente inmerso en la materia para que mis
facultades clarividentes se desarrollen plenamente, y aunque ocasionalmente
vislumbro cosas generalmente invisibles, tengo que confiar más en mi juicio
basado sobre la razón y el sentido común que sobre una revelación interior.
Además las historias que me llegan y para las que se me
piden consejos, con frecuencia son poco significativas y no van más allá de los
acontecimientos que ocurren todos los días. Pero a veces algunas de las
historias salen de la norma y merecen ser mencionadas, y a esta clase pertenece
el siguiente caso que me contó un señor que conozco personalmente. Él es un
hombre muy respetable de más de sesenta años de edad que está ocupando actualmente
el cargo prominente de juez en jefe de este país.
Y en una ocasión él me relató lo
siguiente:
« Cuando aún era joven y estudiaba en la Universidad, tuve la
oportunidad de prestar un gran servicio a un viejo judío que solía ser un amigo
de nuestra familia y un visitante frecuente de nuestra casa. No es importante
mencionar de qué se trató ese servicio, bastará con decir que como resultado de
mi intervención, salvé al judío de perder toda su fortuna e impedí que cometiera
el suicidio que estaba considerando efectuar.
Poco después de este evento, yo me
preparé para disfrutar de mis vacaciones haciendo un viaje a Suiza, y en la
mañana antes de partir, el judío se acercó a mí y me dijo:
- "Me has prestado un inmenso servicio y deseo mostrarte
mi gratitud, y como sé que eres un gran admirador de las damas y un amante de
las aventuras, déjame informarte que estoy en posesión de un amuleto que le da a
quien lo posee el poder sobre cualquier mujer, sin importar en qué posición
social ella se encuentre. Te haré regalo de este amuleto y si lo usas, puedes
estar seguro de que ninguna mujer en este mundo podrá resistirse si diriges tu
deseo hacia ella. No necesitarás siquiera decir nada, ella vendrá a ti
voluntariamente y sin que se lo pidas."
Y después de decir esto, el judío
sacó un pergamino donde estaban escritos muchos caracteres hebreos que no pude
comprender.
- "¡Tonterías!", Grité. "¡Debes estar borracho!
¿De verdad crees que puedes hacerme creer semejante cosa?"
- "Puede que te parezca increíble", respondió el
judío, "sin embargo es totalmente cierto lo que te he dicho, yo mismo he
probado el amuleto y nunca me ha fallado."
Miré al judío y efectivamente si
necesitaría de un amuleto poderoso para hacer que cualquier mujer se enamorara
de él, porque no solo su nariz era prominente, sino que además una de sus
mejillas estaba adornada por una verruga y su cuello con un bocio, y sus
piernas estaban arqueadas, lo que le daba una apariencia lejos de ser
atractiva.
- "¡Te lo aseguro!", continuó diciéndome el judío,
"cuando era más joven me encantaban las aventuras como a ti, y sé de lo
que estoy hablando, pero ahora que me estoy haciendo viejo, prefiero entregarte
este amuleto, aunque nunca antes hubiera pensado en venderlo y mucho menos en
regalarlo."
Protesté, pero el judío insistió, y
al final acepté y metí el pergamino en mi bolsa con la intención de descubrir
en algún momento de ocio lo que significaban esos caracteres hebreos.
Unos días después mientras estaba de
pie en el porche de un hotel en Suiza, era de noche y había un número de personas
presentes disfrutando de la hermosa vista de la puesta de sol, y entre ellos
noté a una joven exquisitamente encantadora que se encontraba apartada de la
multitud y mirando soñadora sobre el paisaje.
Parecía ser una viuda ya que estaba toda
vestida de negro, ella era pequeña y delgada, de tez clara, con abundante pelo
castaño oscuro. Pero no intentaré describir su belleza porque nunca antes había
visto alguien tan atractivo, y el deseo de poseerla se apoderó de mí.
Entonces el diablo me tentó. Fui a mi
habitación y saqué el pergamino de mi bolsa, y me inventé como pretexto en mi
mente la escusa que no podría haber daño en satisfacer mi curiosidad con
respecto a lo que me había dicho el judío si lo probaba con una mujer viuda y
además sabiendo de antemano que el experimento muy probablemente fracasaría.
Y después de pensar eso me puse el
pergamino en el bolsillo del pecho y volví al porche dirigiendo intensamente mi
pensamiento hacia la dama.
Ella de repente se volteó y me miró
sorprendida, y según me pareció, con una forma de reproche como si hubiera leído
mis pensamientos, lo que hizo que hizo que me sonrojara y preferí regresar
avergonzado a mi habitación.
Pero mi curiosidad se despertó por
saber quién era esa dama, y esperaba verla en la cena. Sin embargo ella no
apareció, pero al hacer algunas preguntas prudentes, descubrí que ella era la
hija viuda de un general ruso, y que varios hombres antes que yo ya habían
tratado de seducirla pero sin éxito, por lo que la consideraban una mujer muy
inaccesible.
Era casi la medianoche cuando decidí
regresar a mi habitación, pero no pude dormir ya que el recuerdo de esos ojos
tristes me mantuvo despierto. Pensé en el amuleto y estaba listo para
maldecirlo mientras todavía una pequeña esperanza acechaba dentro de mi corazón
preguntándome si el experimento tendría éxito.
Puede que haya estado despierto durante
media hora, cuando me sobresaltó un suave golpe en mi puerta. No abrí
inmediatamente sino que esperé hasta que tocaran por segunda vez. Entonces me
levanté y rápidamente me puse la ropa. No había necesidad de encender la luz ya
que la luna llena brillaba directamente en mi habitación, haciendo que todo
fuera tan claramente visible como si estuviéramos de día.
Abrí la puerta y ahí estaba ella,
vestida con una hermosa prenda de seda blanca y con su largo cabello cayendo
sobre sus hombros.
- "¿En qué le puedo servir, mi lady?" Tartamudeé.
- "¡Señor!" Dijo ella con una voz calmada y llena de
resignación. "Estoy muy triste porque he perdido a mi marido, pero por
alguna razón que no puedo comprender, desde que lo vi no he podido dejar de sentir
deseo por usted, y ya no puedo resistir más, así es que me he visto obligada a
dar este vergonzoso paso. Por favor tómeme. Me rindo. Necesito de su cariño."
- "¿Se ha enamorado de mi?" Le pregunté tratando de
tomar su mano porque yo también me sentía irresistiblemente atraído hacia ella,
y casi no sabía lo que estaba haciendo.
- "¡No!" Exclamó ella. "No sé quién es usted, y
tal vez sea un demonio disfrazado de hombre, pero hombre o demonio, por favor
alivie el fuego que arde en mis venas o máteme porque no puedo seguir así."
Estas últimas palabras que pronunció
me devolvieron a mis sentidos. Y estaba aterrado porque yo mismo sentí como si
un terrible demonio me hubiera poseído, y de cuyo poder debía escapar a toda
costa o perecer.
- "¡Madame!", le dije. "No soy un demonio, y no
le deseo ningún daño, pero creo saber cual es la causa del hechizo que la trajo
hacia mi, y a continuación lo voy a destruir."
Y dicho esto, saqué el pergamino y encendí
un cerillo, y sosteniendo el pergamino en un extremo, le prendí fuego y lo
observé como era consumido por la llama.
Y mientras que el pergamino se
quemaba vi algo espeluznante, y debo precisar que yo no tengo facultades
clarividentes, y nunca me ha importado leer sobre fantasmas, apariciones o lo
que desde entonces me han dicho que se llaman elementales; pero supongo que si
hubiera estudiado todos los libros de magia, las palabras no me permitirían
describir la cosa horrible y repugnante que parecía moldearse a través del humo
del pergamino mientras que estaba en llamas, y que vi claramente por un instante
antes de que desapareciera desde la vista.
La señora también lo vio y se
desmayó. Fui en busca de la mucama, y con su ayuda logré revivirla y enviar a
la dama de vuelta a su apartamento. Y un buen soborno aseguró el silencio de la
mucama, y decidí partir a la mañana siguiente de ese hotel. »
~ * ~
Esto fue lo que me narró el juez, y mi opinión es que algún
elemental estaba ligado por medio de un hechizo mágico con ese pergamino, y este
elemental tomó posesión de la dama, quien por lo visto era muy sensible a los
influencias mediúmnicas.
(The Occult Review,
marzo de 1909, vol. 9, p.135-137, "Algunos sucesos ocultos" - El Amuleto.)
OBSERVACIONES
No
sabría decirles si esta historia es real o si fue inventada, aunque por el exagerado poder que se le atribuye a ese pergamino, soy dutativo. Sin embargo es interesante
notar que corresponde a la manera como usualmente los brujos elaboran sus
hechizos y amuletos que sirven para enamorar o despertar el deseo en los demás.
Y
este procedimiento consiste en que el brujo amarra mágicamente el objeto con una
entidad invisible a la que se le conoce en el esoterismo como “elemental” y la
cual puede ser un elemental natural (o sea una creatura perteneciente a uno de
los reinos sutiles de la Tierra), o un elemental artificial el cual fue creado
por el brujo.
Y
este elemental va a efectuar el trabajo solicitado tratando de poseer a la
persona señalada o de hipnotizarla inconscientemente para que así ella actúe como
nosotros queremos, y si esta persona no tiene una fuerza de voluntad solida,
usualmente el elemental logra manipularla o al menos influenciarla.
Pero
en el caso mencionado arriba (y si ese pergamino hebreo fue verdadero) sorprende lo poderoso que era.
Sin
embargo aunque se escucha muy tentador utilizar este tipo de métodos para
satisfacer nuestros deseos, todo tiene su precio y utilizar hechizos o amuletos
mágicos con este propósito sale muy caro porque:
1) Te esclavizas
vibratoriamente con el brujo que lo elaboró,
2) El elemental te va a
vampirizar energéticamente y
3) Te echas un karma muy
pesado por estar manipulando el libre albedrío de los demás.
Por lo que mi consejo si llegan a tener la posibilidad de utilizar estos
métodos es que:
¡NO LO HAGAN!
Y
no soy el único que les recomienda eso, así por ejemplo el Maestro Pastor en
una conferencia le explicó a una mujer por qué los rituales que ella utilizó
terminaron siéndole perjudiciales (ver link).
1) Hola cid me recomendaria leer las obras de H.P.Lovecraft son esotericas ¿?
ResponderBorrar2) Escuche en sus obras mencionan a una entidad sumergida en el oceano Cthulhu podria estar relacionado a la atlantida ¿?
Todavía no he leido ni investigado a Lovecraft por lo que no sabría informarte al respecto.
BorrarLovecraft tiene buenas obras literarias, aunque no le daría la validez de una enseñanza consistente.
BorrarAsimov es a la ciencia ficción, lo que Lovecraft es al horror.
lo he intentado ,no para esta sandeces como la calentura ,pero aun asi jamas sucece nada
ResponderBorrarTene en cuenta que estos actos misticos lo utilizan sacerdotes o monjes cabalisticos que saben todo el proceso y han pasado por una minima iniciacion y tienen desarrollado ciertos poderes pero un humano normal lo mas probable es que no
BorrarBien dicho!! no tienes que capturar a alguien ni menos a un elemental para ello TODO ES MENTE y TODO se logra atravez de la mente no de brujeria
ResponderBorrarCuánta gente ignorante que creen en los hechizos,es todo mentira.Cuentos,leyendas de antiguos tiempos que se leía mucho para pasar el tiempo.
ResponderBorrarcomo para pasar el tiempo que opinan de este...
ResponderBorrarhttps://www.researchgate.net/publication/28099302_La_Clavicula_de_Salomon_la_magia_como_osamenta_expresiva_de_los_miedos_y_deseos_humanos
Está bueno leer como curiosidad,pero nada de eso es verdad.
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