(Observación: esta es la tercera parte de la
investigación de David Pratt sobre la evolución de las especies y cuyo inicio
lo pueden encontrar aquí, y le agradezco inmensamente a Nicolás por haber
traducido un artículo tan extenso, pero a la vez tan interesante de leer.)
ÍNDICE
1. Azar y selección
2. Mutaciones azarosas
3. Mutaciones no azarosas
4. El gen sobreestimado
5. Los genes reguladores
6. Microevolución y macroevolución
7. Los límites de la procreación
8. La genética de poblaciones
9. La herencia de características adquiridas
1 - AZAR Y SELECCIÓN
-
"El azar es la única fuente de la verdadera
novedad." (Francis Crick) (1)
-
"En lugar de una fuerza creativa consciente
que construye y organiza cuerpos orgánicos de animales y plantas en un plan
previsto, Darwin plantea una serie de fueras naturales trabajando ciegamente, o
como decimos, sin propósito y sin diseño." (Ernst Haeckel) (2)
Frecuentemente,
los darwinistas tratan de negar su creencia de que la evolución está basada
esencialmente en el azar ciego, y enfatizan el rol de la selección natural (la
"supervivencia de los más aptos") en el descarte de organismos y
especies cuya forma, fisiología y comportamiento están menos adaptados a su
medioambiente, y por esto la selección natural ha sido llamada la
"principal fuerza creativa del cambio evolutivo".
Richard
Dawkins la relaciona a un "relojero ciego" y Darwin incluso habló de
ello como un "poder inteligente", pero aseveró que lo hizo "en
aras de la concisión".
Sin
embargo, la selección natural es un resultado pasivo y automático de la lucha
universal para sobrevivir y reproducirse de cara a la depredación, la
competencia por los recursos y los cambios climáticos y ecológicos, actuando
como un "colador", y en ese sentido llamarla "poder
creativo" es hipocresía.
Como
sostiene el biólogo molecular James Shapiro:
-
"La selección opera como una fuerza
purificadora, pero no creativa." (3)
Los
darwinistas no creen que las “presiones de selección” específicas induzcan
mutaciones particulares, y muchos científicos adoptan la idea de que las
variaciones en que actúa la selección natural surgen de mutaciones genéticas
únicamente azarosas.
El
“Azar” en este contexto no significa necesariamente que las mutaciones no
tengan causa, sino que no tienen lugar en respuesta a las necesidades de un
organismo, y no están sujetas a alguna dirección predominante o propósito, ya
que ocurren de manera fortuita e impredecible, sin considerar si son buenas,
malas o neutras para el organismo en cuestión.
Y
es por eso que Jacques Monod expresaba la creencia central del darwinismo
ortodoxo cuando dijo:
-
“El azar por sí solo, absolutamente libre y
ciego, es el verdadero cimiento del magnífico edificio de la evolución” (4).
Sin
embargo, algunos evolucionistas han afirmado que sería más preciso hablar de la
"supervivencia de los más afortunados" en lugar de "los más
aptos", porque, después de todo, incluso los organismos más
"capacitados" pueden morir por enfermedad, inundaciones, acción del fuego,
hambre, depredación, etc.
Por
ejemplo, cuando una ballena captura un bocado de plancton por miles, no es
porque estos individuos sean todos inadaptados, sino simplemente ocurrió que se
cruzaron en la ruta de la ballena.
Además,
un organismo genéticamente inferior puede ser más grande, rápido o fuerte
sencillamente porque tuvo mejor alimentación durante su juventud, pero es obvio
que en general los descendientes con transformaciones que incrementan sus
posibilidades de supervivencia encontrarán mejores opciones de sobrevivir y
producirán más descendientes.
Muchos
darwinistas adoptan la postura de que cada rasgo nuevo que surge, en alguna
forma, debe mejorar las posibilidades de supervivencia de los organismos
concernientes y así especulan sobre las presiones selectivas que pueden haberlo
producido.
Sheldrake
escribe:
« Normalmente,
semejantes especulaciones no han sido probadas y tampoco se pueden probar; de
hecho, son más parecidas a “fábulas” sobre cómo el rinoceronte adquirió sus
cuernos, o cómo el pavo real adquirió su cola, y así sucesivamente. Y uno de
los atractivos del darwinismo es que permite un conjunto infinito de estos
relatos creativos. » (5)
Gould
consideró la creencia de que todo está construido por selección natural como
"la falacia más grave y extendida" entre los paleontólogos. Aunque su
propia “gran idea” era contingencia,
¡Que es simplemente
una manera más ostentosa de decir “suerte”!
Referencias
- Citado en Robert Wesson, Beyond Natural Selection, Cambridge, MA: MIT Press, 1994, pág. 9.
- Ernst Haeckel, The Pedigree of Man, London: A. and H.B. Bonner, 1903, pág. 34, archive.org. Citado en H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, Pasadena, CA: Theosophical University Press, 1977 (1888), 2:652.
- James A. Shapiro, Evolution: A view from the 21st century, Upper Saddle River, NJ: FT Press Science, 2011, pág. 144.
- Citado en Michael Denton, Evolution: A theory in crisis, Bethesda, MA: Adler & Adler, 1986, pág. 43.
- Rupert Sheldrake, The Presence of the Past: Morphic resonance and the habits of nature, New York: Vintage, 1989, pág. 281.
2 - MUTACIONES AZAROSAS
Las
mutaciones genéticas pueden entrañar reemplazo, supresión o inserción de
nucleótidos, o bien invertir o duplicar un segmento del ADN. Pero también
pueden ocurrir espontáneamente (como resultado de accidentes en la replicación
del ADN) o estar inducidas por luces ultravioleta, rayos X o ciertos químicos.
El
cambio genético también se ocasiona por la rotura y recombinación aparentemente
fortuita de cromosomas en el proceso de reproducción sexual. Y otra manera en
que los organismos pueden adquirir nuevos genes es por vía de virus, plásmidos
(moléculas separadas del ADN cromosómico) y transposones (secuencias de ADN que
se trasladan de una localización genómica a otra).
Puesto
que las células poseen sistemas sofisticados a prueba de lectura y reparación
de ADN, las mutaciones son raras porque en promedio se produce sólo un error
por cada cientos de millones de nucleótidos de ADN copiados en una generación,
y cada gen humano tiene una probabilidad estimada de mutación de 1 en 100’000
por generación.
Las
consecuencias de las mutaciones van de las insignificantes a las letales,
aunque muy pocas son beneficiosas, y la razón por las que las nuevas mutaciones
normalmente son dañinas puede ilustrarse con la siguiente analogía:
Consideremos
una oración en español, cuyas palabras han sido elegidas porque juntas expresan
una cierta idea. Si se reemplazan letras o palabras individuales con otras al
azar, muchos cambios harán improbable mejorar el significado de la expresión y
probablemente lo suprimirán.
Pues
bien, de forma similar, la secuencia de nucleótidos de un gen ha sido “editada”
en su forma actual por selección natural porque “hace sentido”, y si la
secuencia es modificada fortuitamente, el “significado” raramente se mejora y a
menudo será obstaculizado o destruido. Sin embargo, en ocasiones una nueva
mutación puede incrementar la adaptación del organismo (1).
Y
precisamente es sobre estos muy raros “errores afortunados” que se construye el
completo edificio del neodarwinismo, y es difícil imaginar un cimiento más
inestable, ya que jamás ningún biólogo evolucionista ha producido pruebas cuantitativas
de que los diseños de la naturaleza estén dentro de patrones azarosos.
Dawkins
piensa que las fuerzas físicas ciegas pueden "imitar los efectos del
diseño consciente", pero como advierte Michael Denton:
« Seguramente
es un poco prematuro afirmar que los procesos fortuitos podrían haber creado a
mosquitos y a elefantes, cuando todavía nos queda determinar la probabilidad
real del descubrimiento por azar de una sola molécula proteica funciona…l!! » (2)
Y
es que recientemente, Douglas Axe determinó por experimentación que la
probabilidad de que una mutación produzca una nueva proteína funcional de
longitud modesta es de 1 en 1077 (3).
La
bióloga Lynn Margulis señaló que la historia finalmente juzgará al
neodarwinismo como:
-
"Una secta religiosa menor del siglo XXI
encuadrada en la débil persuasión religiosa de la biología anglosajona".
(Y
es que la verdad, los darwinistas materialistas se comportan de manera tan
fanática como los religiosos extremistas.)
Margulis
sostiene que el 99,9% de las mutaciones genéticas fortuitas "tienden a
inducir enfermedades, muerte o deficiencias", y desafió a sus críticos que
mencionaran un solo ejemplo no ambiguo sobre la formación de nuevas especies
mediante acumulación lenta de mutaciones. Y es por eso que Margulis opina que
el neodarwinismo "es una completa desgracia" (4).
Richard
Dawkins admite que la evolución de un órgano complejo como el ojo humano en un
solo paso requeriría procesos espontáneos y azarosos que son tan improbables
como prácticamente imposibles, pero sostiene que no es tan descabellado
conseguirlo en una serie de pequeñas fases.
Pero
Francis Crick bautizó esta opción como "falacia estadística", porque
la probabilidad de que el paso 1 sea seguido correctamente por el paso 2, y luego
por el paso 3 y así sucesivamente para alanzar finalmente 100 mutaciones, es
tan minúscula como saltarse al paso N° 100 de una sola vez, y mientras más
grande sea el número de pasos en los cuales se divida el salto general, es más
improbable que todos ellos tengan lugar en el orden correcto (5).
Dawkins
programó una computadora para generar combinaciones al azar de letras y las
comparaba con una secuencia objetivo que formaba una frase inteligible.
Cada
vez que se generaba una nueva combinación, se retenía cualquier coincidencia de
letras que ocurriera en la misma posición como en la secuencia de destino,
mientras el computador reemplazaba el resto con otra selección azarosa de
grafemas, y esto continuaba hasta que todas las letras coincidieran con el
objetivo deseado.
Por
ejemplo, para una secuencia u oración final consistente en 28 letras y
espacios, el computador realizaba sólo unos 40 intentos para producirla,
mientras que para generar la serie total de letras y espacios simultáneamente por puro azar, tomaría un promedio de 1040 intentos (6).
Sin
embargo, como admite Dawkins, esta “simulación” informática ciertamente no
prueba que las combinaciones azarosas de químicos sean capaces de producir con
gradualidad proteínas biológicamente funcionales.
Porque
primero, su experimento involucra la existencia de una secuencia meta ya
prevista, mientras que la evolución darwinista supuestamente es ciega, sin objetivo,
dirección ni propósito.
Segundo,
el computador estaba programado para detenerse en cualquier resultado correcto,
mientras que en la naturaleza las mutaciones favorables pueden ser eliminadas
por mutaciones adversas posteriores.
Y
tercero, no todas las secuencias de letras seleccionadas por el computador
formaban palabras reales y con significado, y no tenían ventaja lingüística
sobre otras secuencias, excepto que estaban una o dos letras más cerca de la
secuencia objetivo, mientras que en la vida real cada etapa en la composición
de una proteína compleja necesitaría tener alguna función, pues de otro modo no
sería favorecida por selección natural.
En
otras palabras,
¡La única razón por
la que la simulación producía un resultado favorable era porque Dawkins lo diseñó así!
Pero
a pesar de ello, sus juegos de computador han sido citados como prueba de la
plausibilidad de la evolución al azar...
Otros
biólogos han creado algoritmos evolutivos más sofisticados para simular cómo la
mutación y la selección supuestamente pueden generar nueva información
biológica, pero en ningún caso tales algoritmos producen grandes cantidades de
información funcionalmente específica ni completamente desde cero. Y dichas
simulaciones tienen éxito solamente si el programador las ha diseñado para
converger en la solución deseada, contrariamente a los procesos genuinamente
darwinistas (7).
Como
lo resume David Berlinski:
« En
las instancias donde no se utilizaron principios darwinistas clásicos, los
intentos para replicar la evolución en el computador han sido exitosos, y donde
se han empleado tales principios, los experimentos han sido infructuosos. » (8)
Las
estructuras biológicas clave como el oído interno, el huevo amniótico, ojos,
órganos olfatorios, branquias, pulmones, plumas, y los sistemas: reproductivo,
circulatorio y respiratorio, dependen para su función de la actividad coordinada
de muchos componentes.
Stephen
Meyer aclara que:
« El
cambio genético que afecta a cualquiera de los componentes necesarios, a menos
que esté aparejado por muchas transformaciones genéticas correspondientes (y
ampliamente improbables) resultará en pérdida funcional y a menudo la muerte. » (9)
Esto
ha llevado al desarrollo de teorías neutrales de la evolución, estableciendo
que luego de la duplicación de los genes, el material replicado (que no está
expresado inmediatamente) sufre múltiples mutaciones sin comprometer la aptitud
de un organismo, y también sin ninguna selección natural que elimine las
mutaciones dañinas
Luego,
en algún punto los genes existentes son desactivados y se “encienden” los
nuevos genes mutados, terminando así con la aparición “mágica” de una nueva
estructura biológica viable (10).
Pero
este razonamiento es típico del confuso "pensamiento deseoso" que
caracteriza al neodarwinismo, y cuando es necesario, sus seguidores simplemente
invocan la "yuxtaposición fortuita" de secuencias genéticas
convenientes, a la "híper-mutabilidad" de los genes, a la
"reorganización extensiva" del genoma u otras frases que suenan a
ciencia pero realmente no lo son. Y si todo esto falla, pueden entonces retrotraerse
a la "originación de novo"
de otros genes (11).
(O sea que los
neodarwinistas juegan con las palabras, pero no dan una explicación
convincente.)
Referencias
- "Evolution", Encyclopaedia Britannica, CD-ROM 2004.
- Stephen C. Meyer, Darwin’s Doubt: The explosive origin of animal life and the case for intelligent design, New York: HarperOne, 2013, pág. 200.
- Michael Denton, Evolution: A theory in crisis, Bethesda, MA: Adler & Adler, 1986, pág. 324.
- Michael J. Behe, Darwin’s Black Box: The biochemical challenge to evolution, New York: Free Press, 1996, pág. 26; Lynn Margulis y Dorion Sagan, Acquiring Genomes: A theory of the origins of species, New York: Basic Books, 2002, págs. 11-2, 29.
- Richard Milton, The Facts of Life: Shattering the myths of Darwinism, London: Corgi, 1993, págs. 178-80.
- Michael J. Behe, William A. Dembski y Stephen C. Meyer, Science and Evidence for Design in the Universe, San Francisco: Ignatius Press, 2000, págs. 38-40.
- Stephen C. Meyer, Signature in the Cell: DNA and the evidence for intelligent design, New York: HarperOne, 2009, págs. 284-94.
- David Berlinski, The Deniable Darwin and Other Essays, Seattle, WA: Discovery Institute Press, 2009, pág. 446.
- Darwin’s Doubt, pág. 233.
- Ibid., págs. 236-7, 325-6.
- Ibid., pág. 228.
3 - MUTACIONES NO AZAROSAS
Se
supone que las mutaciones constituyen eventos no dirigidos y accidentales que
no son adaptativos en manera alguna. Por ejemplo, si una especie animal
necesita pelaje grueso para sobrevivir en un clima gélido, no responderá por
hacer crecer el pelo; sino más bien, cualquier animal que sufra cambios
genéticos accidentales que produzcan esa protección sobrevivirá para producir
más descendencia.
Robert
Gilson comenta:
« El
dogma de la variación fortuita es tan improbable como la doctrina de la
Inmaculada Concepción, sin importar cuán sacrosanta sea para sus adherentes. » (1)
Normalmente,
los intentos para justificar la doctrina de las mutaciones al azar se remontan
a una serie de experimentos en la bacteria E. coli a fines de los años
40 y comienzos de los 50.
Estos
estudios hallaron que cuando las células bacteriales son sometidas a una
presión de selección particular repentina (por ejemplo al añadir un antibiótico
letal) invariablemente sobrevive una pequeña proporción de ellas porque contienen
una mutación que confiere resistencia al antibiótico.
Luego
se llevaron a cabo pruebas que demostraron que las mutaciones estaban presentes
en las células supervivientes antes
que se agregara el antibiótico al cultivo, y que de esta forma eran realmente
espontáneas y no adaptativas. Sin
embargo, los investigadores originales reconocieron que esto no descartaba la
posibilidad de mutaciones adaptativas y no accidentales (2).
Los
análisis más recientes han evidenciado que, de hecho, las mutaciones pueden
darse en respuesta directa a un desafío medioambiental y han causado gran
controversia (3).
Se
ha encontrado que las bacterias incapaces de digerir la lactosa, si no se les
da otro alimento, después de pocos días desarrollaban nuevos mutantes que sí lo
hacen. Y la tasa de mutación fue en muchos órdenes de magnitud más rápida que
el ratio “espontáneo” o “azaroso”, y se necesitaron dos mutaciones
independientes, dando la probabilidad de menos de 1 en 1018 a una
explicación “accidental”. Asimismo, las
mutaciones adaptativas también parecen ocurrir en células de levadura y
posiblemente en moscas de la fruta (4).
La
existencia de mutaciones adaptativas ahora es aceptada, aunque el término de “mutaciones
dirigidas” a veces se rehúye, pues si bien se han identificado algunos de los
mecanismos bioquímicos implicados, no hay comprensión real de qué es lo que yace
tras ese fenómeno.
Según
Eshel Ben-Jacob y sus colegas:
« Está
apareciendo un panorama de bacterias capaces de solucionar problemas y de
adaptar su genoma a obstáculos planteados por el medioambiente. ... Es como si
la colonia bacterial no sólo pudiera computar mejor que nuestros mejores
ordenadores similares, sino que también puede pensar e incluso ser creativa. » (5)
James
Shapiro ha dicho que incluso la más simple forma de vida (como las pequeñas
bacterias “sin cerebro”) demuestran complejidades bioquímicas, estructurales y
de comportamiento que superan la descripción científica (6).
Y
la rapidez con que las pestes adquieren resistencia a los venenos, desde las
ratas a los insectos, es también difícil de explicar sobre la base de la teoría
evolutiva convencional.
Unas
500 especies de insectos y ácaros han sido capaces de vencer al menos un
pesticida por cambios genéticos que alteran defensivamente la fisiología del
organismo, o producen enzimas especiales para atacar y destruir el veneno, y
diecisiete de dichas especies resistieron todos los químicos aplicados contra
ellas.
Sobre
esto, Robert Wesson afirma:
« Si
es verdad que las mutaciones son mucho más frecuentes donde se necesitan que
cuando son más potencialmente dañinas, entonces no se puede sostener que sean
accidentales. » (7)
Shapiro
señala por su parte que "todos los estudios más cuidadosos de mutagénesis
hallan estadísticamente patrones no fortuitos de cambio" (8).
La
bióloga molecular Lynn Caporale puntualiza que las mutaciones parecen ocurrir
preferentemente en ciertas partes del genoma, mientras que otras secuencias de
ADN tienden a conservarse, lo cual muestra a su parecer que la evolución no es
solamente un juego de azar.
Y
aunque ella cree que los genomas pueden llevar mutaciones a "puntos
calientes" donde son más susceptibles de incrementar la aptitud, y que el
genoma puede ser "inteligente en alguna forma", Caporale desestima que
las transformaciones reales en sí mismas sean "no accidentales" en el
sentido de estar ingeniadas de algún modo por el organismo en cuestión para
producir los cambios que necesita (9).
Este
es un buen ejemplo de cómo los darwinistas a veces revisten sus dogmas en un
lenguaje que suene atractivo e incluso místico.
Referencias
- Robert J. Gilson, Evolution in a New Light: The outworking of cosmic imaginism, Norwich: Pelegrin Trust, 1992, pág. 3.
- Michael J. Denton, Nature’s Destiny: How the laws of biology reveal purpose in the universe, New York: Free Press, 1998, págs. 285-6.
- Barbara E. Wright, "A biochemical mechanism for nonrandom mutations and evolution", Journal of Bacteriology, vol. 192, 2000, págs. 2993-3001; James A. Shapiro, "Adaptive mutation: who’s really in the garden?", Science, vol. 268, 1995, págs. 373-4; Anna Maria Gillis, "Can organisms direct their own evolution?", BioScience, vol. 41, 1991, págs. 202-5.
- Mae-Wan Ho, Genetic Engineering: Dream or nightmare?, Dublin: Gateway, segunda edición., 1999, págs. 132-5.
- tamar.tau.ac.il/~eshel; http://archive.is/wZmo3.
- James A. Shapiro, "Bacteria as multicellular organisms", Scientific American, vol. 258, 1988, pág. 82.
- Robert Wesson, Beyond Natural Selection, Cambridge, MA: MIT Press, 1994, pág. 239.
- Shapiro, Evolution: A view from the 21st century, pág. 82.
- Lynn H. Caporale, "Genomes don’t play dice", New Scientist, 6 marzo 2004, págs. 42-5.
4 - EL GEN SOBREESTIMADO
La
morfogénesis (que literalmente significa “generación de la forma”) es todavía un
misterio:
¿Cómo
es que los organismos complejos vivos surgen de estructuras mucho más simples
como semillas o huevos?
¿Cómo
le hace una bellota para convertirse en un roble, o cómo le hace un óvulo humano fertilizado para
convertirse en un humano adulto?
Y
otra asombrosa característica de los organismos vivos es su capacidad de
regenerarse, desde la curación de heridas hasta el reemplazo de extremidades o
colas perdidas, junto con la habilidad de recuperarse al daño durante el
desarrollo embrionario.
Claramente,
los organismos son más que sólo máquinas complejas, pues no se sabe de ningún
artefacto que haya sido capaz de crecer espontáneamente, o de una maquina que
se regenerara luego de un desperfecto.
Y
contrariamente a las máquinas, los organismos son más que la suma de sus partes.
Y es que hay algo dentro de ellos que es holístico y con propósito, y que
dirige su desarrollo hacia ciertos objetivos.
Aunque
la biología mecanicista moderna creció oponiéndose al vitalismo (que es la teoría
que considera que los organismos vivos se organizan por factores vitales no
físicos), la biología mecanicista moderna ha introducido sus propios principios
de organización con propósito en la forma de "programas genéticos" o
"genotipos" que a veces son vinculados a los programas de computadora.
Pero mientras que los programas informáticos están diseñados por seres
inteligentes, supuestamente los programas genéticos han sido “generados” por
azar.
El
rol de los genes es constantemente sobreestimado por los biólogos mecanicistas.
Y
es que el código genético en las moléculas de ADN determina la secuencia de
aminoácidos en proteínas, pero no
especifica la forma en que las proteínas son dispuestas en las células, y
luego las células en los tejidos, éstos en los órganos, y los órganos en seres
vivos.
Como
subraya el bioquímico Rupert Sheldrake:
« Dados
los genes precisos y de aquí las proteínas y sistemas correctos por los cuales
se controla la síntesis proteica, se supone que de alguna manera el organismo
se organiza automáticamente. Pero esto es como entregar los materiales
correctos a un área de construcción en los plazos correctos y esperar que una
casa se origine por espontaneidad. » (1)
Incluso
los genes no explican completamente la estructura de las proteínas, que
consisten en cadenas de aminoácidos llamadas cadenas polipépticas, las cuales
se pliegan espontáneamente en formas tridimensionales altamente complejas.
Aparte
del número astronómico de maneras posibles en que una cadena polipéptica puede
doblarse, una proteína particular siempre adopta la misma forma, lo cual es
incomprensible en los términos de la secuencia de aminoácidos en la cadena
proteica, o recurriendo a las leyes conocidas de la física y la química.
Arriba: la
proteína hemoglobina. Debajo: la enzima T7 ARN polimerasa (azul)
produciendo ARNm (verde) a partir de un patrón de ADN de doble hebra
(anaranjado).
El
hecho de que todas las células de un organismo tienen el mismo código genético,
y aún de alguna forma se comportan distintamente y forman tejidos y órganos
para diferentes estructuras, señala sin lugar a dudas que una influencia
formativa aparte del ADN debe formar los miembros y órganos en desarrollo.
Los
biólogos desarrollistas reconocen esto, pero sus explicaciones mecanicistas
tienden a agotarse en frases vagas sobre "patrones espaciotemporales
complejos de interacción fisicoquímica todavía no comprendidos en su
totalidad", y a veces se recurre a los campos de desarrollo (o
morfogenéticos) y los gradientes de sustancias químicas, pero no son más que
términos descriptivos difusos.
Y
el hecho de que las mutaciones genéticas pueden alterar la estructura física de
un organismo, eso no prueba que los propios genes determinen la forma, y sobre
esto, Sheldrake da la analogía de un equipo de radio:
« Un
cambio en uno de los componentes de su radio podría causar que el equipo reciba
otra señal, y así saldría de los parlantes una serie totalmente diferente de
sonidos. Sin embargo, esto no prueba que dichos sonidos estén determinados o
programados por los componentes del equipo, pues ellos sirven para recibir las
ondas, y de hecho los sonidos provienen de las estaciones de radio y se
transmiten mediante el campo electromagnético. » (2)
Al
igual que la morfogénesis y el comportamiento instintivo, el aprendizaje y la
memoria también desafían la explicación mecanicista.
Sheldrake
agrega:
« Un
enorme abismo de ignorancia yace entre todos estos fenómenos y los hechos
establecidos por la biología molecular, la bioquímica, la genética y la
neurofisiología. » (3)
Y
a este respecto Sheldrake señala que:
« Las
propiedades se proyectan en sistemas nerviosos que van mucho más allá de sus
funciones conocidas, y así, los cerebros, como los genes, han sido
sistemáticamente sobreestimados. » (4)
Simon
Conway Morris, un evolucionista de la escuela de Darwin, admite que "las
aserciones sobre la preeminencia del gen han distorsionado al conjunto de la
biología" (5).
Por
ejemplo,
¿Cómo
podría el comportamiento instintivo intencional (como la construcción de redes
por arañas o las migraciones de gorriones) ser explicadas alguna vez en
términos de síntesis de ADN y proteínas?
Y
para ilústralo, consideremos a continuación algunos ejemplos concretos:
LA MARIPOSA MONARCA
« Hibernan
en pocos sitios, especialmente en México central, donde las hordas engalanan
los árboles. En primavera migran al norte, y cada generación vuela por algunos
cientos de kilómetros hasta lugares tan lejanos como Canadá. En otoño, los
cinco veces tataranietos vuelven desde zonas situadas a más de 2’900 km, y que
nunca han visto al verdadero bosque o quizás al verdadero árbol del cual
salieron sus ancestros. Razonablemente, esto podría ser catalogado como
imposible. » (6)
¡Y las mariposas mariposa
monarcas hacen todos estos logros con unos cerebros que son difícilmente
visibles al ojo desnudo!
EL CHORLITO DORADO
El
chorlito dorado americano (Pluvialis dominica) es capaz de volar más de
3’540 km desde Alaska a Hawái sin comer nada en el camino, y antes de partir
adquiere 70.8 gramos en poco tiempo, por lo que pesa unos 200 gramos.
Al
volar en una formación en V, a la velocidad óptima para ahorrar energía (justo
por debajo de los 51 km/hora) y turnándose para ocupar la posición del líder,
las aves usan sólo 63 gramos de sus reservas de grasa en lugar de los 82
calculados, y alcanzan su destino con todavía unas pocas reservas.
De
alguna forma saben dónde están las islas de Hawái y pueden corregir su curso
sin ningún punto de referencia visible incluso si una tormenta las saca de
trayectoria.
Como
puntualizan Hornyánszky y Tasi:
« Podríamos
decir que estos sólo son los efectos del instinto y las hormonas, pero en
realidad dar un nombre científico a esta maravilla no explica su origen. » (7)
LOS PECES LIMPIADORES
Existen
otros innumerables ejemplos de comportamiento animal instintivo que no pudieron
haber evolucionado paso a paso. Por ejemplo, los labros limpiadores retiran
parásitos de peces más grandes (incluso dentro de sus bocas) en una relación
simbiótica que provee comida para el labro y beneficios saludables para el pez.
Los
labros limpiadores primero ejecutan un movimiento similar a un baile, y los
peces más grandes adoptan una postura específica para permitirles el acceso a
la superficie de sus cuerpos, branquias y a veces la cavidad bucal.
Y
de forma similar, el pez piloto entra a menudo en el hocico de un tiburón y
retira fragmentos de comida entre sus dientes (8).
LOS RITUALES DE CORTEJO
Los
rituales de cortejo y apareamiento de machos y hembras de la misma especie, así
como sus órganos sexuales, tienen que evolucionar en forma simultánea y se
aparejan perfectamente, pues de otra forma la reproducción no sería posible.
Por
ejemplo, los somormujos lavanco (Podiceps cristatus) sellan su selección
de pareja de por vida mediante una natación sincronizada. Primero, uno de ellos
nada bajo el agua hacia el otro, mientras que su contraparte observa en una postura
inclinada característica. Entonces el pájaro nadador emerge del agua en una
posición vertical y ambos comienzan a mover sus cabezas y se arreglan las
plumas el uno al otro.
"Aparte
de las muchas escenas similares y altamente elaboradas, la más lírica es la
'danza de las algas' que precede directamente al anidamiento. Ambos somormujos se sumergen en el agua y
afloran con un ramo de algas en sus picos. Luego nadan rápidamente el uno hacia
el otro meciendo sus cabezas, y una vez que salen completamente del agua,
comienzan a bailar" (9).
Y
de alguna forma que actualmente desconocemos, estos especímenes saben la
secuencia exacta de los pasos de baile y cómo responder a los movimientos de su
compañero.
Wesson
sostiene que la ciencia no puede esperar entender el origen y transmisión de
los instintos cuando una propiedad básica del cerebro como la memoria todavía
es impenetrable.
Hasta
ahora, los intentos de localizar rastros de memoria dentro del cerebro han sido
estériles; y los experimentos han demostrado que la memoria está en todas partes
y en ninguna en particular.
Sheldrake
sugiere que la razón de la falla recurrente para encontrar rastros de memoria
en los cerebros es muy simple y es porque
no existen allí. Y esto él lo ejemplifica de la siguiente manera:
« Una
búsqueda dentro de un televisor para buscar los programas vistos la semana
pasada fallará por la misma razón, debido a que el equipo sintoniza
transmisiones televisivas, pero no las almacena. » (10)
Y
también se opone al dogma materialista de que la autoconsciencia y el poder del
pensamiento pueden ser reducidos a los trabajos del cerebro físico, pues
postula que el cerebro es un instrumento de la mente, más que la mente en sí
misma.
Referencias
- Rupert Sheldrake, The Rebirth of Nature: The greening of science and God, New York: Bantam Books, 1991, pág. 107.
- Rupert Sheldrake, The Presence of the Past: Morphic resonance and the habits of nature, New York: Vintage, 1989, págs. 89-90.
- Rupert Sheldrake, A New Science of Life: The hypothesis of formative causation, London: Icon Books, 3era edición, 2009, pág. 39.
- The Presence of the Past, pág. 158.
- Simon Conway Morris, Life’s Solution: Inevitable humans in a lonely universe, New York: Cambridge University Press, 2003, pág. 238.
- Robert Wesson, Beyond Natural Selection, Cambridge, MA: MIT Press, 1994, pág. 72.
- Balázs Hornyánszky e István Tasi, Nature’s I.Q., Badger, CA: Torchlight Publishing, 2009, págs. 91-3.
- Ibid., págs. 42-5; en.wikipedia.org/wiki/Bluestreak_cleaner_wrasse; dailymail.co.uk.
- Nature’s I.Q., págs. 111-3.
- The Rebirth of Nature, pág. 116.
5 - LOS GENES REGULADORES
El
genoma no sólo consiste en genes estructurales o codificadores de proteínas,
sino también en genes reguladores
(también conocidos como "cajas homeo", "homeóticos",
"homeobox" o "Hox"), que controlan la expresión de uno o
más genes distintos y el patrón en que se desarrollan las diversas partes de un
embrión o larva.
El
estudio de los genes reguladores es parte del creciente campo denominado
"biología evolutiva de desarrollo" (en inglés, "evo-devo"),
y los especialistas de esta disciplina sostienen que las mutaciones que afectan
a los genes reguladores pueden generar cambios morfológicos a gran escala e
incluso esquemas completos de nuevos cuerpos.
Actualmente,
los homeobox son el grupo mejor conocido de genes reguladores, pues ellos
determinan dónde se forman los miembros y otros segmentos del cuerpo.
En
la década de 1990, los investigadores se asombraron al descubrir que estas
unidades son casi idénticas en diferentes animales multicelulares, y que
dirigen el desarrollo de secciones análogas del embrión en crecimiento de
moscas, reptiles, ratas y humanos, lo que fue un hallazgo totalmente inesperado
para el neodarwinismo.
Se
dice que las diferencias entre especies dependen de dónde y cuándo se activan
ciertos genes homeobox. Y en el momento en que se activan estos genes
particulares por ciertos periodos y en regiones determinadas, puede aparecer
por ejemplo, un gusano. Pero si el mismo gen u otros se expresan durante rangos
diferentes de tiempo y en sectores distintos, entonces se puede desarrollar un
organismo más complejo.
Los
científicos han descubierto que el sistema regulador de la célula muestra una
"complejidad increíble" (como por ejemplo la que se muestra más abajo),
y acerca de esto, el bioquímico Michael Behe escribe:
« Los
sistemas de control que afectan al momento, lugar y forma en que se fabrica
gran parte de una proteína determinada se están haciendo tan complejos, y su
distribución en el ADN tan extendida, que ya no sigue siendo adecuado el
concepto real de un “gen” como una región discreta del ADN.
...
Y
es que en los animales, un “interruptor maestro” pone en movimiento a toda una
cadena de interruptores menores, donde la proteína reguladora inicial activa
los genes para otras proteínas reguladoras, las que activan otras proteínas, y
así sucesivamente. » (1)
Puede
haber más de diez proteínas reguladoras controlando cada gen codificador
proteico usado en la construcción del cuerpo de un animal. Y nótese que los genes
de control, como los estructurales, no contienen las instrucciones para
construir sistemas corporales particulares, sino que sólo marcan ciertas áreas
del cuerpo y hacen que otros genes se activen o desactiven.
Vista panorámica de
la red de desarrollo de genes reguladores (dGRN en inglés) para la construcción
de un tejido llamado endomesodermo en
el erizo de mar, delineando la red de trabajo pasadas 21 horas. El diagrama muestra un fuerte parecido a un
complejo eléctrico o circuito lógico de una computadora.
(http://sugp.caltech.edu/endomes)
Durante
décadas, las moscas de la fruta han sido irradiadas en laboratorio para inducir
mutaciones genéticas que han resultado principalmente en monstruosidades: las
moscas mutantes pueden variar el color de los ojos, tienen alas deformes y
enanas, o alas extras o ninguna, o tienen ojos extras en diferentes partes de
su anatomía.
La
eliminación de ciertos genes puede impedir la formación de un órgano
determinado, pero como aclara Stuart Pivar:
« Esto
no significa que el gen formó el órgano, como el interruptor de una lámpara “crea”
la luz. » (2)
Más
aún, aunque se hayan producido muchos mutantes, aún siguen siendo moscas de la
fruta, y ningún espécimen mutado ha reproducido alguna vez otra mosca con las
mismas características.
Arriba
está un espécimen normal de la mosca de la fruta Drosophila y abajo está
una mosca mutante en la cual el tercer segmento torácico se ha transformado, de
manera que duplica el segundo segmento.
A
la izquierda aparece la cabeza normal de una mosca de la fruta, y a la derecha
aparece la cabeza de una mosca mutante en que las antenas se transformaron en
patas (3).
EL GEN PAX-6
En
un experimento, los investigadores mutaron el gen homeótico Pax-6, que
está relacionado con el desarrollo del ojo, causando que crecieran ocelos en
antenas y patas de moscas de la fruta.
El
Pax-6 ayuda a regular el desarrollo de ojos compuestos (consistentes en
cientos de lentes separados) como es el caso de los ojos de las moscas de la
fruta (artrópodos), y el Pax-6 también ayuda a regular el desarrollo de los
ojos en cámara (con una sola lente y superficie retinal) como es el caso de los
ojos de los calamares y las ratas (cefalópodos y vertebrados respectivamente).
Por
lo tanto, los darwinistas han concluido que el Pax-6 es el gen de
control maestro para la morfogénesis ocular. Pero como señala Jonathan Well:
« Si
el mismo gen puede “determinar” estructuras tan radicalmente diferentes como
(...) los ojos de un insecto y aquéllos de humanos y calamares, entonces esa
unidad no está determinando mucho (...) Exceptuando que nos cuentan cómo un
embrión dirige sus células a uno de los varios senderos de desarrollo durante
la construcción, los genes hometóticos no nos dicen nada sobre cómo se forman
las estructuras biológicas. » (4)
Más
aún, el Pax-6 también está involucrado en el desarrollo de otros
órganos, incluyendo la nariz, el cerebro, la glándula pituitaria, los
intestinos y el páncreas. Y el Pax-6 también se expresa en los nematodos (que son unos animales que no
poseen ojos).
Y
en al menos un grupo de animales (los
platelmintos) el Pax-6 participa en la formación del ojo, pero este
órgano aún se forma si dicho homeobox es puesto "fuera de combate"
durante el proceso de regeneración por el cual los platelmintos son conocidos (5).
EL GEN DISTAL-LESS
Existe
otro ejemplo de secuencias genéticas considerablemente idénticas que regulan el
desarrollo de estructuras muy diferentes en organismos distintos:
« En
las moscas de la fruta, el gen distal-less regula el desarrollo de
miembros compuestos con exoesqueletos y múltiples articulaciones. Sin embargo,
en los erizos marinos, el gen homólogo guía el desarrollo de las espinas. Pero
contrariamente en los vertebrados, ese gen controla el desarrollo de otro tipo
de miembros con múltiples articulaciones, solo que esta vez con un esqueleto
interno óseo.
Todas
estas estructuras tienen poco en común entre sí, excepto hasta el grado que
ejemplifican una amplia clase general, que son principalmente las extremidades.
...
El
gen distal-less y su homólogo funcionan como interruptores, pero en cada caso
es uno que regula muchos genes diferentes y subordinados, conduciendo a
diversos rasgos anatómicos, dependiendo del gran contexto informativo en el
cual se encuentre dicho gen. » (6)
Muchos
biólogos se asombran de esto porque la teoría evolutiva ortodoxa los ha llevado
a asumir que los genes controlan el desarrollo de organismos y estructuras
anatómicas, y que de esta forma los genes homólogos debieran producir
organismos y estructuras similares.
La
esperanza del "evo-devo" es que de alguna forma los sistemas
reguladores de las células hagan la evolución más fácil, pero en realidad, el
caso es exactamente lo contrario.
Como
lo plantea Behe:
« Las
elaboradas instrucciones para el control del ensamblaje en todos los animales
son una capa adicional de complejidad, más allá de la que tiene la anatomía del
animal en sí misma. » (7)
Supuestamente,
las mutaciones “ciegas” y “accidentales” sólo necesitan alterar tanto genes
reguladores como estructurales en las maneras correctas para producir proteínas
en los lugares y tiempos apropiados y construir así un nuevo órgano o plan
corporal. Pero los experimentos han demostrado que al mutar los genes que
regulan la construcción de un plan corporal se propende a destruir las formas
animales (8).
Más
aún, en realidad ni los genes reguladores ni los estructurales determinan la
forma de cualquier estructura corporal, y lo que lo hace esencialmente es
desconocido. Existen influencias adicionales formativas epigenéticas en juego
(esto es, no genéticas) demostradas por el trabajo experimental de injerto de
tejido en huevos de rana y renacuajos en desarrollo.
Por
ejemplo, si se extraía un brote de extremidad y en su lugar se injertaba un
brote de cola, éste se convertía en un miembro, y si los tejidos en un huevo de
rana en desarrollo eran transpuestos por corte e injerto, el material que
habría sido piel se transformaba en una espina dorsal y viceversa.
En
otro experimento, un segmento embrionario de un tritón fue trasplantado en otro
embrión homólogo en desarrollo, el cual entonces produjo dos cuerpos, cada uno
con cabeza y cola, pero unidos por el vientre. Y de esta manera la anatomía del
embrión fue alterada dramáticamente incluso aunque su ADN permanecía sin
cambios (9).
Se
piensa que la información epigenética está contenida en estructuras celulares
aparte del ADN, y que implican, por ejemplo: patrones en el cito-esqueleto (el “andamiaje”
en un citoplasma) y en la membrana celular (10). Pero
probablemente también estos patrones sean efectos de causas más fundamentales.
De
esta forma, el darwinismo falla en explicar el origen de la información
genética y no genética necesaria para producir nuevas formas de vida, y no
puede definir qué determina en realidad la forma física de un organismo.
Stuart
Pivar observa que durante la embriogénesis:
« Las
células parecen actuar atropelladamente, disponiéndose en órganos como si supieran
de antemano a dónde ir (todo esto para la confusión final de los embriólogos).
… Es difícil, si no imposible, asignar efectos epigenéticos mecánicos y
causativos a las fases sucesivas de la embriología observada, y en vez de eso,
es como si las células dieran la impresión de rellenar un molde invisible. » (11)
(Y la enseñanza
esotérica explica que ese molde invisible se encuentra en el plano astral.)
Referencias
- Michael J. Behe, The Edge of Evolution: The search for the limits of Darwinism, New York: Free Press, 2008, págs. 101, 178.
- Stuart Pivar et al., The Urform Theory: Evolution without Darwin, Synthetic Life Lab, 2011, pág. 5.
- Rupert Sheldrake, The Presence of the Past: Morphic resonance and the habits of nature, New York: Vintage, 1989, págs. 89, 138.
- Citado en Michael A. Cremo, Human Devolution: A Vedic alternative to Darwin’s theory, Los Angeles, CA: Bhaktivedanta Book Publishing, 2003, pág. 69.
- Simon Conway Morris, Life’s Solution: Inevitable humans in a lonely universe, New York: Cambridge University Press, 2003, pág. 240.
- Stephen C. Meyer, Signature in the Cell: DNA and the evidence for intelligent design, New York: HarperOne, 2009, pág. 471.
- The Edge of Evolution, pág. 192.
- Meyer, Darwin’s Doubt, pág. 257.
- Ibid., págs. 271-2.
- Ibid., págs. 285-6; Signature in the Cell, págs. 475-6.
- The Urform Theory, págs. 4, 83.
6 - MICROEVOLUCIÓN Y MACROEVOLUCIÓN
La
microevolución se refiere a la
variación genética menor en una población local, principalmente como resultado
de la recombinación de características ya presentes en el banco genético de una
especie y la influencia de la selección natural.
La
macroevolución consiste
en la aparición de rasgos completamente nuevos y más "avanzados",
llevando por ende a la generación de especies de un tipo totalmente distinto.
La
microevolución es un hecho, mientras que la macroevolución, o la transformación
molecular a gran escala hacia el ser humano, es una hipótesis no probada, y
como ha dicho el paleontólogo Keith Thompson:
« Nadie
ha demostrado satisfactoriamente un mecanismo
a nivel de población genética por el cual se acumulen rápidamente cambios
fenotípicos innumerables y muy pequeños para producir grandes transformaciones:
un proceso para el origen de lo magníficamente improbable desde lo
indescriptiblemente trivial. » (1)
Se
han observado varios ejemplos de microevolución. Por ejemplo, el tamaño
promedio del pico en las poblaciones de pinzones puede cambiar durante el curso
de unos pocos años. Y también muchas especies de polillas y mariposas en
regiones industrializadas han mostrado un aumento en la frecuencia de
individuos con alas oscuras en respuesta al ennegrecimiento de árboles por el
hollín.
Adicionalmente,
más de 200 especies de insectos y roedores han desarrollado resistencia al
pesticida DDT en partes del mundo donde el rociamiento ha sido intenso.
Por
su parte, las bacterias causantes de enfermedades han hecho un retorno exitoso
como cepas que evolucionaron a la habilidad de defenderse contra los
antibióticos, y como ya se apreció, algunos de estos cambios pueden implicar
mutaciones adaptativas en lugar
de ser accidentales.
La
microevolución puede producir el surgimiento de una especie nueva, aunque
similar, si adoptamos la definición ortodoxa de que las diferentes especies no
se cruzan entre sí.
Por
ejemplo, un estudio en una especie de carriceros siberianos que anidan y crían
en hábitats boscosos alrededor de la meseta tibetana, determinó que las aves de
hábitats vecinos se emparejaban con asiduidad, aunque sus características diferían
levemente. Pero que en cambio dos poblaciones distanciadas de carriceros no se
apareaban y estas tenían grandes desemejanzas en otras características, por lo
que pueden ser consideradas como dos especies distintas*.
(
* Definir una especie en términos de
una comunidad generada por cruce de organismos es sólo una definición teórica,
ya que en la práctica las especies se describen casi siempre por su morfología
y a veces por su comportamiento.
Algunos
evolucionistas afirman que cuando una población varía continuamente en gran medida,
constituye una especie única incluso si los extremos puedan ser incapaces de
cruzarse.
Y
nótese que algunas poblaciones consideradas como especies diferentes, tales
como los perros y los lobos, se cruzan libremente si se dan las condiciones (2).)
Sin
embargo, las diferencias entre las dos especies de carriceros son triviales
comparadas con las que existen entre un ratón y un elefante, o entre un pulpo y
una abeja.
Por
lo que parece descabelladamente improbable esperar mutaciones accidentales para
transformar una criatura en otra completamente distinta. Pero los darwinistas
simplemente responden con el mantra de que "improbable no significa
imposible", pues ellos tienen una fe acérrima en la habilidad de la
mutación fortuita, con la ayuda de la selección natural, para generar cambios
fabulosamente inverosímiles (o sea en otros términos: "para producir
milagros") una y otra vez por millones y millones de años.
Si
esto fuera cierto, entonces la “suerte” que tiene la naturaleza tendría que
cambiar su nombre, ya que no sería algo puntual, sino al contrario algo muy
permanente.
Y
reconociendo esta situación, el biólogo Lyall Watson afirmó que:
« En
lugar de actuar ciegamente, la “suerte” parece tener "un patrón y una
razón propios" como si operara de acuerdo a un "conjunto de reglas
cósmicas. » (3)
El
cambio macroevolutivo requiere variaciones en la embriogénesis más temprana,
porque durante el desarrollo embrionario, los genes apropiados deben ser
activados o desactivados para asegurar la producción de los derivados
proteínicos adecuados en el tiempo y los tipos celulares correctos.
Como
ya se explicó, las regiones codificadoras de proteínas en el genoma y los
sectores no codificadores que controlan juntos la expresión genética funcionan
como circuitos, conocidos como redes de desarrollo de genes reguladores (dGRN,
en inglés).
La
precisión de conjunto y la complejidad de este sistema son asombrosas, aunque
los experimentos han demostrado que las mutaciones que afectan a las dGRN en el
desarrollo del plan corporal tienen efectos catastróficos en el organismo y
conducen a anormalidades o a la muerte (4).
Más
aún, la información genética y epigenética contenida en las células no explica
la forma de los organismos en desarrollo.
En
síntesis, no debería creerse totalmente cualquier cosa que los darwinistas
digan sobre un organismo que se transforma en otro muy diferente (por ejemplo,
un pez en un anfibio) debido solamente a mutaciones genéticas accidentales u
otros cambios físicos.
Referencias
- Keith S. Thompson, "Macroevolution: the morphological problem", American Zoologist, vol. 32, 1992, págs. 106-12.
- Robert Wesson, Beyond Natural Selection, Cambridge, MA: MIT Press, 1994, págs. 196-8.
- Lyall Watson, Supernature II, London: Sceptre, 1987, págs. 24-5.
- Stephen C. Meyer, Darwin’s Doubt: The explosive origin of animal life and the case for intelligent design, New York: HarperOne, 2013, págs. 259-70.
7 - LOS LÍMITES DE LA PROCREACIÓN
A
menudo, se cita el origen de plantas y animales domesticados por selección
artificial y crianza como evidencia para la evolución darwinista. No obstante,
incluso con la ayuda del genio inventivo humano que permite variación máxima en
el menor tiempo, la variación alcanzada es extremadamente limitada y resulta en
plantas y animales con viabilidad reducida.
En
1800 se iniciaron experimentos para incrementar el contenido de azúcar en la
remolacha de mesa, y hacia 1878 se había aumentado del 6 al 17%, pero la
selección posterior falló para acrecentarlo más.
Se
han usado técnicas similares para obtener gallinas que pongan más huevos, vacas
que produzcan más leche y maíz que tenga un mayor contenido proteico. Pero en
cada caso, se traspasaron límites más allá de los cuales el cambio no ha sido
posible, y además, los criadores terminaron con las mismas especies de pollos,
vacas y maíz con las que empezaron.
En
todas las instancias, estos ejemplares especializados poseen viabilidad
reducida, es decir que se debilitó su habilidad básica para sobrevivir (1).
Las
crías domésticas de animales, si se reproducen sin selección, se revierten
relativamente al tipo salvaje en el transcurso de algunas generaciones.
Por
ejemplo, los colonizadores introdujeron conejos domesticados en Australia,
donde habían congéneres nativos, y cuando algunos de los animales de crianza
escaparon, se aparearon libremente entre sí y rápidamente sus descendientes
volvieron al tipo silvestre original.
Darwin,
como criador de palomas y otros animales, estaba consciente de que la cantidad
de variabilidad disponible era limitada. Aún así, en la primera edición de su
libro El Origen de las Especies, él escribió:
« No
creo que haya problema en que una raza de osos devenga, por selección natural,
más y más acuática en sus hábitos, y con hocicos cada vez más grandes, hasta
que se produjera una criatura tan monstruosa como una ballena. » (2)
Y
aunque Darwin eliminó esta declaración de las ediciones posteriores del libro,
la esencia de su doctrina permanece como principio central del neodarwinismo ortodoxo,
sosteniendo que los osos pueden convertirse en ballenas, o que los microbios
finalmente lleguen a ser elefantes por medios de mutación al azar y selección
natural.
Referencias
- Duane T. Gish, Evolution: The fossils still say no!, El Cajon, CA: Institute for Creation Research, 1995, págs. 32-3.
- Citado en Richard Milton, The Facts of Life: Shattering the myths of Darwinism, London: Corgi, 1993, pág. 162.
8 - LA GENÉTICA DE POBLACIONES
Es
un error común asumir que al final todos los genes ventajosos mutados serán “fijos”,
es decir, heredados por todos los miembros de una especie y que reemplazarán
completamente los genes originales. Porque para que sea heredable, una mutación
beneficiosa debe ocurrir en las células sexuales, las cuales componen sólo una
pequeña fracción de las células de un organismo.
Además,
entre los organismos que se reproducen sexualmente, los gametos tienen la mitad
de los genes del adulto. Y de esta forma, un gen determinado tiene un 50% de
posibilidades de convertirse en un espermio, y la misma probabilidad de
convertirse en un óvulo, a pesar de su valor de supervivencia.
Y
en la cima de esta “lotería sexual” los genes también se fijan o suprimen
mediante deriva genética (cambios azarosos en el banco genético).
Si
estos procesos sólo fueran operativos, muchas mutaciones beneficiosas nunca
alcanzarían el aseguramiento, sino que serían eliminadas de la población.
Los
genes solían ser considerados como entidades autónomas y no interactivas que
pueden seleccionarse más o menos independientemente una de otra. (Esta teoría fue
conocida como "genética beanbag".)
Pero
ahora sabemos que un solo gen puede afectar a una amplia variedad de rasgos, y
muchos de ellos están determinados por varios genes (poligenia). E inclusive, el
origen fortuito y la fijación de muchos rasgos genéticos es todavía un evento
más improbable que en el caso del rasgo de un solo gen.
Por
ejemplo, si aparece una nueva característica beneficiosa a partir de una rara
combinación de cinco genes. Pues bien, debido a la reproducción sexual cada gen
tiene un 50% de probabilidades de encontrarse en una descendencia determinada,
por lo que los rasgos completos de esos cinco genes tienen 1 posibilidad en 32
de ser heredados, lo cual representa el 3% en lugar del usual 50% que se
considera cuando está implicado sólo un gen.
Y
si cada hembra promedia menos de 32 crías (como es típico de los vertebrados
superiores), entonces el rasgo plurigénico rápidamente se desvanecería de la
población.
Esto
explica por qué los evolucionistas prefieren asumir que un rasgo equivale a un
gen. Y para dar cuenta de los rasgos plurigénicos, a veces sugieren que se
originan en pequeñas poblaciones con endogamia densa. No obstante, dicha
endogamia típicamente daña a las especies, y ya que la deriva genética es más
fuerte en las poblaciones pequeñas, esto podría eliminar fácilmente los genes
beneficiosos necesarios para un rasgo plurigénico.
En
la década de 1950, el genetista y evolucionista J.B.S Haldane calculó la tasa
máxima de cambio genético debido a la supervivencia diferencial ("supervivencia
de los más aptos").
Y
a regañadientes concluyó que había un problema serio (el cual ahora se le conoce
como el "dilema de Haldane") pues encontró que muchas especies de
vertebrados superiores no podrían evolucionar factiblemente en el tiempo
disponible.
Y
es que durante un periodo de 10 millones de años, una población podría
sustituir no más de 1667 mutaciones beneficiosas (lo equivalente a 3.10
millonésimas del genoma humano) lo cual difícilmente transformará por ejemplo a
un mono en un humano, y esto incluso considerando la falsa aseveración de que
los genes determinan la forma.
Pero
además dicha estimación es muy optimista, ya que ignora el efecto de las
mutaciones dañinas, y no toma en cuenta los procesos supresores tales como la
endogamia y la deriva genética que remueven genes beneficiosos. Y también
descarta el hecho de que las especies comúnmente invierten el 90% de su tiempo
en estasis donde ocurren pequeños cambios morfológicos o ninguno.
Sin
embargo, los darwinistas modernos gustan de afirmar, no muy convincentemente,
de que el dilema de Haldane ha sido "solucionado" y que los procesos
evolutivos claves en la realidad son simples, rápidos y virtualmente
inevitables (1).
Basados
en los principios de genética de poblaciones, desde 2004 varios cálculos y
experimentos han apuntado a la inhabilidad de la mutación y la selección
natural accidentales para explicar la evolución de la vida.
Michael
Behe y David Snoke encontraron que si la generación de un nuevo gen funcional o
rasgo requería dos o más mutaciones coordinadas, entonces normalmente esto necesitaría
de tiempos de espera irracionalmente largos que excederían la duración de la
vida en la Tierra, o tamaños de población irracionalmente grandes, superando al
número de organismos multicelulares que han vivido alguna vez en el planeta…!!! (2).
El
mecanismo neodarwinista es incapaz incluso de provocar dos mutaciones
coordinadas en los 6 millones de años que supuestamente han transcurrido desde
que los humanos y los chimpancés divergieron de un ancestro común.
Dos
defensores del neodarwinismo, Rick Durrett y Deena Schmidt, salieron a refutar
esta conclusión realizando sus propios cálculos, pero incluso ellos concluyeron que tomaría
216 millones de años para generar y fijar dos mutaciones coordinadas en la
línea homínida (3).
Algunos
neodarwinistas han propuesto que una proteína que realice una función puede ser
transformada o incorporada para cumplir otra misión.
Douglas
Axe y Ann Gauger decidieron probar esto experimentalmente, y encontraron que se
necesitarían demasiadas mutaciones coordinadas para convertir una función
proteica en otra, y esto incluso en el caso de proteínas extremadamente
similares.
Axe
descubrió que tomando en cuenta el costo de aptitud probable para un organismo
de llevar duplicados innecesarios de genes (como fue necesario para dar una
probabilidad razonable a la evolución de un nuevo gen), el tiempo estimado de
espera para sólo tres mutaciones coordinadas excede la duración de la vida en
la Tierra.
En
síntesis, "el mecanismo neodarwinista no puede suscitar la información
necesaria para construir nuevos genes, y aun menos una nueva forma de vida
animal, durante el tiempo disponible para el proceso evolutivo" (4).
Referencias
- Walter J. ReMine, The Biotic Message: Evolution versus message theory, Saint Paul, MN: St. Paul Science, 1993, págs. 208-36; Walter J. ReMine, "Cost theory and the cost of substitution – a clarification", Journal of Creation, vol. 19, nro. 1, 2005, págs. 113-25, creation.com; Walter ReMine, "Haldane’s dilemma", 2007, http://users.minn.net/science/Haldane.htm.
- Stephen C. Meyer, Darwin’s Doubt: The explosive origin of animal life and the case for intelligent design, New York: HarperOne, 2013, págs. 245-7.
- Ibid., págs. 248-9.
- Ibid., págs. 252-4.
9 - LA HERENCIA DE CARACTERÍSTICAS ADQUIRIDAS
Hasta
finales del siglo XIX, muchos científicos creían que las características y
hábitos adquiridos por una generación en respuesta a las condiciones
medioambientales podían ser transmitidos a la generación siguiente.
Darwin
dio este concepto por sentado, como lo hizo Jean Baptiste de Lamarck, con cuyo
nombre se asocia usualmente el traspaso de las características adquiridas.
A
comienzos del siglo XX, sin embargo, la herencia lamarquiana fue completamente
rechazada, porque según el "dogma central" de la biología molecular.
Aunque los estímulos medioambientales pueden alterar el carácter externo de los
organismos (cambio fenotípico), no existe modalidad conocida que pueda
trastornar los genes de un individuo en alguna forma coherente (cambio
genotípico).
No
obstante, el tabú contra la herencia lamarquista comenzó a retirarse con la
llegada del nuevo milenio y el reconocimiento extendido de la herencia
epigenética, la cual involucra cambios relativos a la expresión del gen, más
que transformaciones en los propios genes.
Los
mecanismos incluyen alteraciones en la cromatina (complejo de proteínas en el
ADN que forma un núcleo celular), la metilación de las moléculas de ADN y
cambios en el citoplasma celular (1).
Los
defensores del neolamarquismo puntualizan que la herencia de la información
epigenética independiente del ADN permite las posibilidades evolutivas negadas
por el neodarwinismo. Pero la heredabilidad de tales cambios hasta ahora ha
demostrado ser transitoria, permaneciendo desde unas pocas generaciones hasta
la número 40. Y todavía ningún experimento ha resultado en un cambio
epigenético inducido y persistiendo sistemáticamente en alguna población (2).
Existe
mucha evidencia de que las características adquiridas pueden ser heredadas. Por
ejemplo, las ratas de la estirpe agutí son gordas, amarillas y propensas a
enfermedades, pero las hembras a las que se les suministra un suplemento
alimenticio dan a luz a muchos descendientes que son más delgados, marrones y
de vida larga.
Y
también hay muchos casos de herencia epigenética en humanos, como en un estudio
que determinó que la nutrición en niños de sexo masculino afectaba la
incidencia de diabetes y enfermedades coronarias en sus nietos.
En
la década de 1950, C.H. Waddington condujo experimentos para demostrar que las moscas
de la fruta de dos alas expuestas a vapores de éter podían producir individuos
de cuatro alas (conocidas como "fenocopias bitórax"). El éter no indujo mutaciones específicas en el
ADN, pero alteró el curso normal de su desarrollo.
Al
exponer huevos de moscas de la fruta al éter generación tras generación, la
proporción de ejemplares bitórax se incrementaba, hasta que después de 29
generaciones algunos descendientes presentaban el carácter bitórax sin ninguna
exposición al vapor, y experimentos posteriores confirmaron que la tasa de
dichas fenocopias aumenta progresivamente en generaciones sucesivas.
Rupert
Sheldrake propone que los hábitos adquiridos de comportamiento y desarrollo
corporal pueden ser transmitidos no sólo por selección genética y herencia
epigenética, sino que también mediante modificaciones en los “campos mórficos”
(campos organizativos no físicos), los cuales se heredan no por genética, sino
por “resonancia mórfica” que crece en fuerza según el número de organismos cuyo
desarrollo ya ha sido modificado (3).
(Nota:
los “campos mórficos” los detallo en la sexta parte de mi investigación)
El ejemplo de las callosidades
Las
avestruces nacen con callosidades similares a cuernos en sus ancas, pechuga y
pubis, justo donde éstas presionan el suelo cuando se sientan. De forma
similar, los jabalíes verrugosos tienen callos hereditarios en sus
articulaciones, correspondiendo a su hábito de arrodillarse mientras rebuscan
en el terreno, y también los camellos, nuevamente en perfecto acorde con su
hábito de arrodillarse.
Parece
razonable suponer que sus ancestros desarrollaron estas callosidades mediante
su costumbre de sentarse o postrarse, y que la tendencia de formarlas fue
transmitida a su descendencia en alguna manera (4).
Aún
así, los darwinistas quisieran convencernos de que sólo han tenido lugar
mutaciones genéticas fortuitas, las cuales “accidentalmente” pusieron
callosidades en los lugares correctos, y que el hábito de los animales para
posarse o hincarse no jugó ningún rol, sea cual fuere.
Referencias
- Rupert Sheldrake, A New Science of Life: The hypothesis of formative causation, London: Icon Books, tercera edición, 2009, págs. 163-4.
- Stephen C. Meyer, Darwin’s Doubt: The explosive origin of animal life and the case for intelligent design, New York: HarperOne, 2013, págs. 329-32.
- A New Science of Life, págs. 162-8.
- Rupert Sheldrake, The Presence of the Past: Morphic resonance and the habits of nature, New York: Vintage, 1989, págs. 275-9.
Estimado CID
ResponderBorrarMe llamo Jean B.y escribo desde Venezuela.
Muchas gracias por la enorme labor de divulgación y orientación que realizas desinteresadamente a través de este magnifico blog.
Verdaderamente la Teosofia es un camino interesante,pero me asalta una duda, hasta ahora solo he visto que es una compilación teórica de conocimientos, pero cual es la practica?
Existe alguna disciplina diaria o mensual sistematizada de mantras, afirmaciones, meditaciones?
Que sadhana cotidiano recomendarías tu a un principiante o estudiante intermedio solitario?
Cordialmente,Jean B.
Namaste
Es cierto que la teosofía es principalmente teórica, peo también tiene algunos aspectos prácticos (por ejemplo consejos para meditar), los cuales los iré poniendo a medida que los vaya encontrando.
BorrarAhora bien, no solamente estoy poniendo teosofía en el blog sino también otras enseñanzas que considero genuinas y elevadas, y entre ellas hay muchos consejos prácticos.
Para tu desarrollo lo que más te aconsejo es que lleves a cabo un trabajo holístico, porque como estás compuesto por diferentes cuerpos (el cuerpo físico, el cuerpo astral, el cuerpo energético, etc.). Necesitas ir desarrollar varios aspectos al mismo tiempo.
Por lo tanto :
• Has meditación,
• Practica chi-kung, tai-chi o yoga,
• Efetua terapia,
• Adquiere conocimientos
• Aliméntate sanamente
Y esto obviamente en la medida de tu tiempo y disponibilidad.
Pero lo que yo te recomiendo primero es que comiences a abrir tus canales energéticos y la manera más práctica de de hacerlo la detallo en este capítulo:
• ¿CÓMO ABRIR TUS CANALES ENERGÉTICOS?
http://esoterismo-guia.blogspot.com/2015/04/canales-energeticos-cuerpo-eterico.html