Eduard Hermann fue un teósofo estadounidense
asociado con William Judge y sobre el astral él escribió lo siguiente:
« Aunque el término "mundo astral" parece nuevo, en
realidad ha sido utilizado durante siglos por los ocultistas antiguos. En el
siglo XIX fue el célebre cabalista francés Eliphas Levy quien más escribió al
respecto, y después de la inauguración de la Sociedad Teosófica aparecieron
muchos escritores que tuvieron algo que decir sobre ese misterioso mundo y sus
habitantes.
Todos ellos coinciden en que existe ese
mundo sutil además de nuestro mundo físico, aunque el mundo astral se encuentra
formado por una materia mucho más fina que la que estamos acostumbrados. La
Doctrina Secreta lo explica de la siguiente manera:
« Toda la materia es espíritu
condensado; el proceso de condensación del espíritu es muy lento, toma eones de
tiempo y produce muchos planos de existencia. Uno de los principales agentes de
esta lenta evolución es la vibración. Los modos de vibración no son siempre los
mismos, están sujetos a grandes cambios, y estos cambios de vibración
necesariamente producen cambios en la substancia que compone al universo. La
tasa de vibración más alta imaginable producirá materia tan fina que ningún ser
humano podría jamás reconocerla como tal, mientras que la tasa de vibración más
baja genera la materia más densa. »
Y el estado de desarrollo en el que
se encuentra nuestro mundo ahora es el resultado de una tasa de vibración relativamente
lenta que permite que la materia se vuelva visible para nuestros sentidos
físicos y es lo que llamamos la materia física.
Ahora bien, si aceptamos la
enseñanza de que los pensamientos son también materia pero mucho más fina, una
enseñanza que está probada por la posibilidad de transferir pensamientos de una
mente a otra, llegamos a la conclusión de que la materia del pensamiento debe
tener una tasa de vibración más alta ya que no puede ser percibida por nuestros
sentidos físicos.
Y de este modo se prueban dos cosas:
(1) que estamos constantemente rodeados de materia más fina, y (2) que esta
materia más fina es invisible para nosotros. Pero esta materia que compone al
pensamiento no es la materia del mundo astral, sino que es todavía más fina que
la materia astral, porque esta última a veces se hace visible.
Las
formas astrales
Tomemos por ejemplo un sueño vívido.
No hay persona que no haya visto diferentes tipos de formas en sus sueños;
formas que a veces son tan distintas, pero que a veces parece que tenemos
objetos físicos ante nuestros ojos. Pues bien, astralmente son reales, sólo que
la materia que los constituye es mucho más fina que la materia del mundo físico;
son formas astrales hechas de materia astral, y la razón por la que podemos
verlas es porque al dormir a veces entramos en el plano astral, en ese mundo en
donde las vibraciones son más altas que en nuestro estado de vigilia.
Y prueba de esta afirmación es que
nuestro proceso de pensamiento es muchas veces más rápido que cuando estamos
despiertos y en unos segundos podemos soñar una novela completa que requeriría
horas para leer en el mundo físico.
Por ejemplo un caballero que una vez
estuvo a punto de ahogarse, me dijo que en el corto intervalo entre hundirse y
ser llevado a la superficie por sus amigos, había vuelto a vivir su vida. Se había
visto jugando de niño, estudiando en la escuela, entrando en la universidad,
los negocios que había efectuado, la vida social que había tenido, su matrimonio,
la educación de sus hijos. Todo eso lo vio entre el momento que estaba a punto
de morir y el instante siguiente en que despertó de nuevo a la vida.
Y esta historia demuestra que no
sólo al dormir sino también al morir entramos en el mundo astral, una
afirmación que hizo hace mucho tiempo H.P. Blavatsky.
(Observación de Cid: aquí Eduard
Hermann está equivocado porque esta recapitulación de nuestra vida cuando
estamos a punto de morir se efectúa en el plano físico, no en el plano astral,
y es solo después que el cerebro ha transferido sus recuerdos al ser interno
que la persona fallece físicamente y su conciencia se traslada al mundo
astral.)
Sin embargo los materialistas dirán
que todo esto no prueba nada ya que es solo nuestra imaginación la que crea las
imágenes de los sueños.
Y es cierto que la imaginación puede
crear las formas astrales, ¿pero quién sabe qué es realmente la imaginación?
¿Quién sabe si no fue también algún tipo de imaginación la que creó las formas
de nuestro mundo físico? ¿No son ambas formas impermanentes sujetas a continuos
cambios y decadencia, pero con la única diferencia de que la forma astral
cambia más rápidamente mientras que la forma física perdura por mucho más
tiempo a causa que su materia es más densa?
Y por esta misma razón la materia
más fina puede ejercer una influencia mucho mayor en nosotros que las formas
del mundo exterior, como veremos más adelante.
Los materialistas que niegan la
existencia de las formas astrales son ignorantes porque los científicos que han
investigado los fenómenos del espiritismo han probado más allá de toda duda que
tales formas existen realmente, ya que las han visto, tocado, pesado,
fotografiado tanto de noche como a plena luz del día.
Y cualquiera que esté interesado en
estas cosas puede obtener suficiente información leyendo las obras de Du Prel,
o las actas de la Sociedad para la Investigación Psíquica, o el mejor libro que
he encontrado sobre este tema: "Animismo y Espiritismo" de Aksakow. Y
si después de leerlo todavía tienen dudas, pues que vayan a auténticas sesiones
espiritistas y lo verán por sí mismo.
Ahora bien, hay que recalcar que según
la enseñanza teosófica, el mundo astral precede al físico en el orden de la
manifestación, es decir que todas las formas aparecen primero como formas
astrales, y estas formas astrales sirven de molde para crear su contraparte en el
mundo físico; de modo que realmente vivimos en todos los diferentes tipos de
materia que precedieron a la formación de nuestra universo físico.
Y por esa razón los objetos del
mundo astral se parecen mucho a los que hay en el mundo físico, pero son más
transparentes debido a que están compuestos de una materia más fina, y por esa
misma razón cambian de forma con asombrosa rapidez.
Todos nuestros pensamientos, todos
nuestros sentimientos y nuestros sentimientos deseos provocan vibraciones en la
esencia astral y tienden a crear formas que son más o menos distintas según la
fuerza y precisión de nuestros pensamientos. Por ejemplo un hombre que tiene
cientos de pensamientos vagos produce sólo nubes sueltas dentro de la esencia
astral, mientras que otro individuo que concentra sus pensamientos durante
algún tiempo en cierta cosa realmente le da forma a esa cosa, y cuya forma
puede volverse tan distinta que se puede ver incluso con el ojo físico.
Un ejemplo de esto es el gran pintor
inglés Blake quien siempre vio claramente (o al menos creyó ver) los objetos
que creaba con su imaginación y que estaba a punto de pintar. Y lo mismo les
sucede a los novelistas que a menudo ven a los personajes que se imaginan como si
fueran entidades vivientes y en movimiento.
Nuestra
influencia sobre los demás a través del astral
Constantemente los humanos creamos
formas en el mundo astral mediante vibraciones creadas por nuestros pensamientos,
y esas formas de pensamiento están animadas por nuestra propia vida y
permanecen activas durante un tiempo y pueden ejercer cierta influencia en su
alrededor. Y de esta manera los pensamientos buenos o malos se esparcen por
todas partes, de mente en mente.
Pero no solo se transmiten así
pensamientos, sino también los sentimientos y los deseos, los cuales pueden
producir una verdadera epidemia de una u otra clase. Tomemos por ejemplo la
Revolución Francesa donde el caos que provocó se extendió no solo a la nación
francesa sino también a toda Europa e incluso a otros continentes.
Las formas astrales que creamos con nuestros
pensamientos, sentimientos y deseos se les suele llamar “elementales
artificiales”. Son formas energéticas que viven del poder vital con el que las
dotamos, y tan pronto como se agota ese poder, esas formas se desintegran y
desaparecen.
Si por ejemplo un hombre es
asesinado y la fuerza de sus últimos pensamientos se concentra en el deseo de
hacer saber al mundo que se ha cometido tal crimen, entonces su pensamiento
moribundo puede crear una forma astral que se vuelve visible y capaz de dar
expresión a su último deseo.
O si un hombre malo envía un
pensamiento de odio mortal hacia otro hombre, este pensamiento puede
convertirse en un elemental peligroso que intentará entrar en el cuerpo astral
de la víctima e incluso puede matarla si la persona es débil y no sabe cómo
protegerse.
Este tipo de hechicería se
practicaba en la Edad Media y todavía se llega a practicar actualmente por
algunos individuos de América Central, China, Nueva Caledonia, Borneo e
inconscientemente por muchas personas alrededor del mundo.
Investigaciones y experimentos en
hipnotismo han demostrado que es posible transferir pensamientos de dolor y
sufrimiento a otras personas, y no dudo que esto lo hacen ahora personas
vengativas para herir a alguien. Y seguramente llegará el momento en que se
cometerán crímenes de pensamiento en todas partes, y esta es una de las razones
por las que debemos investigar las leyes ocultas de la naturaleza y desarrollar
los poderes divinos latentes en cada hombre ya que solo ellos pueden protegernos
de esas prácticas del arte negro.
(Observación de Cid: es muy difícil
poder matar a una persona con la simple fuerza de nuestro pensamiento porque ya
se requiere ser un brujo muy poderoso para lograr hacer eso, y la mayoría de
los pensamientos negativos que producen las personas solo perjudican a la
victima pero no la aniquilan.)
Afortunadamente la justicia eterna siempre
trabaja silenciosamente y un elemental artificial que es creado por
pensamientos de odio no puede entrar en el cuerpo astral de una persona que no
tiene odio en su mente. Y en tal caso los pensamientos dañinos que fueron
enviados rebotan hacia su creador, a quien golpean con una fuerza proporcional
a la de su proyección.
Y la misma ley se aplica también para
los buenos pensamientos. Si se envía un pensamiento de amor, o de amistad, o de
protección o de ayuda hacia una persona que no es digna de él, ese pensamiento
no se pierde, sino que regresa y se suma al poder de esa buena alma que lo ha
enviado.
Esta enseñanza muestra lo importante
que es conocer algunas de las leyes que gobiernan el mundo oculto o astral,
pero no hay que olvidar que cuanto más conocemos las leyes, mayor es nuestra
responsabilidad si enviamos deliberadamente pensamientos que puedan causar
sufrimiento.
Se sabe que muchas enfermedades se
originan por pensamientos de ira, odio, celos o envidia. Y en muchos de estos
casos se crean elementales artificiales que nos dañan a nosotros o a los otros.
Y también producen sentimientos nacionales o raciales, porque todos estamos
constantemente rodeados por miles de elementales artificiales que manifiestan
ciertas ideas y nos provocan vibraciones similares.
La mayoría de las personas son muy
receptivas a tales influencias, y cuanto menos las conocen, más fácilmente las influencian.
Y en consecuencia esas personas se convierten en autómatas que reproducen los
pensamientos de los demás, y por lo tanto intensifican los prejuicios de las
masas.
La lucha por la vida es tan dura y las
enseñanzas morales y religiosas que reciben los jóvenes son tan poco
filosóficas e insatisfactorias, que eso provoca que los pensamientos de miedo,
odio, envidia, venganza y superstición salen al mundo astral y crean miríadas
de esas entidades negativas que llamamos elementales artificiales, y cuyo único
propósito es entrar en la mente de otras personas para suscitar allí la misma
destrucción a través de sus vibraciones.
Verdaderamente si no fuera por los
pensamientos de amor, bondad, sabiduría y perdón que son enviados por almas más
benévolas y más espirituales, la raza humana ya se habría destruido desde hace
mucho tiempo. Por lo que es un deber de todos los que ya estamos conscientes de
esto de enseñar a las personas el funcionamiento secreto de las fuerzas
astrales, para que dejen de poblar el mundo astral con esos peligrosos
fantasmas que están destinados a causar el mal y dañar a la humanidad.
Los
espíritus de la naturaleza
Los elementales artificiales no son
los únicos seres que viven en el mundo astral; hay otros que no fueron creados
por el hombre y que son sus verdaderos habitantes, y que tienen cierto trabajo
que hacer. Estos son los elementales del fuego, agua, tierra, aire y éter en
los que viven y realizan el trabajo correspondiente a esos elementos
respectivos.
Theophrastus Paracelso habla
extensamente sobre estos seres sutiles y explica su naturaleza de la siguiente
manera:
« Aunque los elementales se parecen
más a los humanos que a los animales, no son ni humanos ni son animales. Tienen
algún poder de razonamiento pero no tienen almas inmortales. Solo pueden vivir
en sus respectivos elementos que son las contrapartes astrales del aire, el
fuego, el agua y la tierra. »
Paracelso dice claramente que esos
elementales tienen cuerpos que están compuestos de materia mucho más sutil y
refinada que la nuestra, por lo que pueden penetrar todo lo físico.
Describe a las ondinas (elementales
de agua) como del tamaño y la forma de la figura humana; los gnomos
(elementales de la tierra) dice que no alcanzan ni metro y medio de altura; las
salamandras (elementales de fuego) son muy delgadas, largas y en constante
cambio de forma; y los sílfides (elementales del aire) son los más cercanos al
hombre y son los más altos y más fuertes de todos los elementales.
Todos estos seres están más
desarrollados que los animales, pero están un grado más bajo en la escala
evolutiva que el hombre, por lo que su deseo constante es convertirse en humanos
y unirse a ellos.
Los alemanes tienen unas hermosas
leyendas en las que los elementales se enamoran de los seres humanos, y si ese
amor se les devuelve pueden volverse inmortales uniéndose a ellos y recibiendo
un alma divina.
(Observación de Cid: los elementales
son mucho más variados tanto en forma como en grados de evolución. Observen la
inmensa variedad que hay en las especies animales y vegetales, y eso les dará
una idea de la variedad que también hay entre los elementales. En cuanto a las
leyendas hay que tomarlas con cautela.)
HP Blavatsky dice:
- “Los elementales, o
espíritus de la naturaleza, no pueden en este manvantara [periodo de actividad]
convertirse en humanos; ellos personifican poderes de la naturaleza como la
electricidad, la luz y el aire, y son sirvientes de la naturaleza o de los
adeptos de la magia blanca o negra.”
Los elementales se mencionan en las
leyendas de todas las naciones y han sido vistos por muchas personas, a pesar
de la negación de los materialistas. Y casi siempre son estos elementales los
que producen las manifestaciones del espiritismo, y no los espíritus de los
muertos como muchos creen.
Y lo hacen condensando el éter para
formar cuerpos visibles y tangibles por un tiempo; y los modelos de esos
cuerpos se toman de las imágenes mentales que siempre están latentes en la
mente de los asistentes. Y esto explica la semejanza de las formas
materializadas vistas en las sesiones espiritistas con los difuntos de las
personas que participan en esas sesiones.
(Observación de Cid: más
precisamente son diversas entidades que se encuentran en el astral:
elementarios, espectros, magos negros desencarnados, etc., quienes con la ayuda
de los elementales logran densificar su cuerpo astral hasta hacerlo visible y
palpable en el plano físico.)
No hay nada que suceda sobre
nosotros, pase lo que pase, que no les importe a los elementales, porque ellos constituyen
una parte necesaria de la naturaleza, tan importante como las corrientes
nerviosas lo son para nuestro cuerpo. Y una enseñanza muy similar la
encontramos registrada por filósofos de épocas pasadas como por ejemplo por Aristóteles
y Proclo quienes afirmaron que no hay espacio vacío en el universo, sino que
hay seres vivos en todas partes.
Otros
seres que se encuentran en el astral
Además de los elementales de la
naturaleza, que son la población normal del mundo astral, hay otras entidades
que viajan a través de él, y estos son en primer lugar los adeptos blancos y
negros y sus discípulos, quienes han aprendido a dejar el cuerpo físico a
voluntad y a retener la conciencia en su cuerpo astral.
Son esos trabajadores invisibles en
el plano astral los que seguido influyen en gran medida en la humanidad, ya sea
para bien o para mal, de acuerdo con sus propios objetivos.
H.P. Blavatsky ha señalado que el
gran poder que tienen ciertas instituciones religiosas se debe principalmente a
tales influencias desde el mundo astral, y no hay duda de que muchos buscadores
bien intencionados de la verdad han sido descarriados por esas instituciones.
Además hay psíquicos que abandonan
su cuerpo físico cuando están dormidos o en trance. Y todos nosotros por lo
general hacemos esto muy a menudo y deambulamos por el mundo astral sin
saberlo.
Si nos dormimos con el fuerte deseo
de retener la conciencia, a veces podemos vislumbrar lo que siente, ve u oye
nuestro cuerpo astral. Sobre todo en el momento en que abandona el cuerpo
físico, lo que produce una sensación de estar flotando en el aire; y también cuando
el cuerpo astral regresa a incorporarse dentro del cuerpo físico, lo que a
menudo produce la sensación de una caída.
Luego están en el mundo astral los
restos de seres humanos que están en camino hacia el devachan (cielo), o hacia
la reencarnación; pues como se dijo antes, el plano astral es el más cercano al
plano físico, y todas las almas humanas tienen que pasar por él antes de llegar
a la manifestación física, así como después de la muerte del cuerpo físico para
poder ir al devachan.
El cuerpo
astral del hombre
Conviene considerar aquí el cuerpo
astral de los humanos ya que este realmente juega un papel importante en su
evolución. La enseñanza teosófica enseña que el hombre no siempre tuvo un
cuerpo físico como el que tiene ahora, sino uno mucho más fino formado por
materia astral a partir del cual se fue desarrollando su cuerpo físico a lo largo
del curso de su evolución.
Y este proceso se repite cada vez
que un humano renace, ya que el cuerpo astral se forma primero y sirve como
modelo alrededor del cual las moléculas se agregan para construir el cuerpo
físico.
(Observación de Cid: en realidad la
elaboración de nuestros cuerpos físicos a lo largo de la evolución fue un asunto
más complejo, pero de manera sintetizada se puede concebir tal como el señor
Hermann lo resumió.)
Ahora bien, debe entenderse que la
materia astral tiene muchos grados de densidad y cuanto menos progresa un
hombre en su evolución actual, más grosera es la materia que atrae para su
cuerpo astral, y en consecuencia más burdos son sus sentimientos y deseos, de
modo que sólo puede responder a pasiones y apetitos bestiales. Estos últimos
son estimulantes regulares para tal hombre, mientras que en cambio no ejercen
una gran influencia en un humano más desarrollado cuyo cuerpo astral se compone
ya de materia más refinada.
Y al estar los centros sutiles de
los órganos de los sentidos en el cuerpo astral, su condición depende también
del desarrollo del cuerpo astral.
Es característico que la actividad
sea impulsada desde afuera por el estado menos desarrollado y desde adentro por
el estado más altamente desarrollado, y por lo tanto el cuerpo astral de un ser
humano poco desarrollado permanece somnoliento a menos que lo despierten
fuertes sentimientos de deseo, de placer o de dolor.
Y es por eso que en ese estado las
pasiones son realmente necesarias como impulso para la actividad, pero posteriormente
esas pasiones comienzan a mezclarse con sentimientos más nobles como por
ejemplo a través del cariño por un niño o el aprecio por un amigo, y entonces
las vibraciones superiores de estos sentimientos atraen materia más fina para
el cuerpo astral, el cual va cambiando constantemente de materia según los
deseos y las emociones que la persona nutre en su interior.
Esto es una enseñanza importante que
debe recordarse, que siempre existe una interacción entre nuestros pensamientos,
sentimientos y deseos, y el exterior. Por lo tanto todas aquellas vibraciones de
carácter maligno atraen las fuerzas del mal y la materia astral más burda. Mientras
que los buenos pensamientos, sentimientos y deseos atraen las fuerzas del bien
y la materia astral más refinada. Y de ahí se deduce que el desarrollo superior
de nuestro cuerpo astral depende enteramente de nosotros mismos.
Y parece ser que la naturaleza busca
desarrollar y vivificar el cuerpo astral de tal manera que pueda ser puesto
bajo el completo control de su dueño. Y cuando esto se logra, no hay ruptura de
la conciencia después de que la persona fallece, lo que le permite al humano
obtener un conocimiento directo del mundo astral y sus habitantes.
Los peligros
del mundo astral
Pero antes de llegar a ese estado,
nadie debería intentar entrar en contacto con los innumerables seres que
pueblan el mundo astral, pues sería tan peligroso hacerlo como caminar sobre
una cuerda sobre las Cataratas del Niágara. Y es así como muchos exploradores
audaces del mundo oculto han perdido la salud o la razón e incluso la vida por
querer explorar el mundo astral, pero sin tener todavía la capacidad para
hacerlo sin peligro.
Eliphas Levy dice:
- "No se puede
jugar con los misterios de la vida, la muerte y el mundo invisible sin ser
castigado por ello, y asuntos tan graves deben ser tratados con seriedad y con
la mayor reserva".
Y añade que esas actividades pueden
producir una sobreexcitación del sistema nervioso acompañadas de enfermedades
terribles e incurables debido a la congestión cerebral que generan y las cuales
puede llevar a la locura e incluso a la muerte.
Debemos por lo tanto estar
satisfechos con el conocimiento que hasta ahora se nos ha revelado del mundo
astral, y si tratamos concienzudamente de vivir la vida que es necesaria para
nuestro desarrollo superior, podemos estar seguros de que estamos
perfeccionando constantemente nuestro cuerpo astral, que es el puente que nos conecta
con el mundo invisible.
Y quien haga esto durante un período
de tiempo prolongado obtendrá pruebas suficientes para convencerse de que la
enseñanza teosófica es verdadera y que estamos influenciados para bien o para
mal por las fuerzas ocultas del mundo astral.
Conclusión
El lento desarrollo que la
naturaleza prescribe para todos sus hijos es el único camino racional hacia la
perfección ya que quererse apresurar seguido conduce a un resultado contrario.
Por ejemplo:
¿Con qué
frecuencia vemos el estado de infelicidad que se produce por un desarrollo apresurado
de un cierto don o talento?
Más de un individuo se ha convertido
en un desastre por su propia ambición desenfrenada, o lo que es aún peor, por
la ambición de sus padres o maestros. Y todos somos todavía niños en lo que
respecta a los poderes tremendos y sabiamente escondidos del alma humana, y por
consiguiente nunca debemos intentar entrar en el santuario del mundo invisible
antes de estar completamente preparados para este último gran paso.
Por el momento es enteramente
suficiente que sepamos que el mundo astral existe y que vivimos en él a través de
nuestros sentimientos, pensamientos y deseos; y que influimos en los otros humanos
a través de las vibraciones que emitimos, y a su vez somos influenciados por
los pensamientos y emociones de los demás.
Y todo lo que podemos por el momento
hacer con seguridad es refinar esos sentimientos y deseos dirigiéndolos más hacia
las necesidades espirituales de la humanidad que a los placeres materiales; y
esto se logra mediante el estudio de la vida y obra de los grandes instructores
que han vivido antes que nosotros.
Todos ellos han hecho mucho para
llevar a la humanidad a un estado superior de conciencia, y continuarán
ayudándonos mientras nosotros sepamos valorar sus obras inmortales. Porque son
inmortales todas las obras que tienen su origen en el espíritu divino del
hombre y participamos de esta inmortalidad si recibimos las vibraciones de
pensamiento que fueron y aún son enviadas por esas grandes mentes.
Entonces trabajemos constante pero pacientemente
y con la firme determinación en la tarea más difícil de lograr y que es el
control perfecto sobre nuestros pensamientos y emociones, sabiendo que el
origen de toda buena o mala acción se encuentra en ellos, y que el hombre no
puede llegar a ser perfecto mientras no se domine internamente.
Nos tomará muchas más encarnaciones
para convertirnos en dueños de nuestros pensamientos y deseos, de modo que ya
no sigamos creando malos elementales artificiales en el mundo astral. Y solo
cuando esto se haya logrado, cuando nos hayamos vuelto tan perfectos que no
podamos emitir un pensamiento impuro o decir una palabra desagradable, entonces
estaremos listos para enfrentar los peligros del mundo astral
Y entonces si podremos atravesarlo
ilesos porque ya no habrá nada malo en nuestro interior, y así podremos entrar
en los reinos superiores en donde los Maestros viven, trabajan y esperan al
resto de la humanidad cuando esta ya se vuelva completamente perfecta. »
(Word, julio de 1906,
p.207-215)
Hola Cid gracias por todo lo que aportas para los que nos interesa de verdad estos temas.
ResponderBorrarPodrias hablar de las sincronizidades. Me pasa con los numeros , con imagenes musicas etc.
Pienso que son mis Angeles o Guias.
Bendiciones!!!
En lo personal no sé al respecto, pero cuando encuentre algún artículo interesante abordando ese tema con gusto lo publico.
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