A esta pregunta,
William Atkinson en su libro titulado “La
vida después de la muerte”, respondió lo siguiente:
« Aquellos
que se imaginan que la filosofía yogui enseña que el alma está sujeta a una
cadena sin fin de reencarnaciones, esas personas todavía no han penetrado el
espíritu de las enseñanzas orientales, ya que semejante perpetuidad de
reencarnaciones terrenales resultaría absurda con sólo considerar que la Tierra
(como planeta) es solo uno de los innumerables mundos de preparación que tuvo un
inicio y que ha de tener un final.
El mundo terrestre
es una de las tantas escuelas que de tiempo en tiempo se instalan en el Cosmos,
y muchas de ellas son moradas de grado muy inferior. El alma humana subsistirá
millones de eones después de que esta Tierra, y millares como ella, se hayan
desintegrado y hayan restituido su materia a la sustancia originaria de la que
procedieron.
Dar importancia
primordial a la vida planetaria de la Tierra en el orden cósmico es contrario a
las enseñanzas de los sabios. Además que no es cierto, como muchos
reencarnacionistas se figuran, que en la presente etapa de su evolución sólo
pueda progresar el alma encarnada en el mundo
terrenal.
Ya que si bien es
verdad que la mayoría de los seres humanos han de pasar por muchas
encarnaciones terrestres antes de alcanzar la liberación, también es cierto que
cuando el alma alcanza la etapa de evolución espiritual en donde ya no la atan
los lazos terrenales, entonces es imposible que ni por un momento vuelva obligadamente
a la Tierra.
Y hay muchas almas
que actualmente se encuentran en el plano astral y que se están desprendiendo
de las ligaduras terrenales porque ya han entrado en la etapa final de la
evolución humana.
(Esto es
incorrecto ya que la mayoría de las almas se encuentran en el plano mental,
mientras que el plano astral solo es un plano de transición.)
Y también hay
ahora en la Tierra muchas almas que están pasando por su última encarnación, y cuando
muera su cuerpo físico, ellas irán a esferas sin relación directa con el mundo físico.
Y hay ahora muchas
almas en la vida terrenal que nunca más volverán a la Tierra, pero que después
de su próxima estancia en el plano astral, se elevarán a los planos superiores
de existencia, dejando atrás al planeta y todas las cosas terrenales para
siempre.
Existen asimismo otras
almas muy adelantadas en el camino de la liberación, que sólo han de reencarnar
una vez más en este mundo, para después alcanzar un excelso estado de
espiritualidad y de sabiduría.
Nos encontramos
actualmente próximos al fin de un ciclo en el que un gran número de almas se
están preparando para ascender a las esferas superiores, y puede que algunos de
los que lean estas líneas se hallen muy adelantados en el presente ciclo de
evolución.
(Esto es falso
porque incluso los maestros más avanzados siguen reencarnando y solamente unos
pocos grandes iluminados como por ejemplo Jesús y Buda ya han podido trascender el ciclo de
las reencarnaciones.
Además que la
enseñanza teosófica explica que los humanos se liberarán del ciclo de las
reencarnaciones de forma masiva hasta el final de la séptima raza raíz, mientras que actualmente
nos encontramos apenas en la quinta raza raíz, o sea que todavía falta
muchísimo tiempo para que se produzca ese acontecimiento.)
Sería de un
insensato empeño intentar describir el tipo de vida que tiene el alma en los
planos superiores de existencia, pues no hay palabras lo bastante expresivas
para dar a entender su significado, ni conceptos mentales capaces de entrañar esa
idea. Asimismo que la mayoría de las personas no tienen aún la mente
suficientemente disciplinada para poder concebir la índole de la vida superior
del alma.
Por término medio,
la mente humana sólo es capaz de concebir la vida del plano astral medio, mientras
que la vida del plano astral superior está más allá de su comprensión. Y si esto
sucede así en lo que toca a los planos tan relativamente inferiores, entonces:
¿Cómo será capaz el hombre común de concebir la vida que
se desenvuelve en las esferas o niveles de existencia que comparados con los
sub-planos superiores del mundo astral son el suntuoso palacio con respecto del
destartalado tugurio?
Basta saber que
los planos, niveles, esferas, mundos o estados de conciencia se suceden en la
infinita escala de la vida del alma que por ella asciende en demanda de lo Infinito.
Solamente el alma puede
liberarse de la rueda de las muertes y nacimientos cuando conoce la verdad
respecto de su naturaleza y de su relación con el Todo.
Y cuando percibe
la ilusoria naturaleza del mundo fenomenal y se convence de que el espíritu es
la única realidad, entonces el alma comienza a deshacerse de los lazos que la
sujetan a la vida material y se debate contra los obstáculos y limitaciones que
dificultan su adelanto.
La liberación del
ciclo de las reencarnaciones es la suprema finalidad de la filosofía
yoguística. Y tal es la razón, motivo y objetivo del Yoga.
Unos llegan a esta
unión por medio de buenas obras, otros por una amorosa devoción hacia Dios y el
reconocimiento de la esencial divinidad de su propio ser, y otros por medio de
la intuición y la sabiduría; pero cada uno de estos métodos de yoga son
diferentes caminos o senderos que conducen hacia el mismo fin.
Y cuando el alma
comprende la verdadera naturaleza de las cosas terrenales, ya no siente más el
menor apego hacia ellas. Muere
entonces el deseo y el alma alcanza su liberación espiritual.
Entonces desprendida
de la atracción de las cosas terrenales, el alma remonta el vuelo hacia las
esferas superiores de existencia. Y las filosofías orientales están rebosantes
de esta idea expuesta de diversas formas.
Y para el ocultista
iniciado, todas las enseñanzas religiosas del mundo tienen su aspecto
esotérico, cuyo espíritu es siempre la liberación.
Mientras
escribimos estas líneas se fija nuestra mirada en un libro puesto sobre nuestra
mesa de trabajo. Es una historia del Oriente compuesta por un autor occidental,
quien ha comprendido el espíritu del Oriente y con gran acierto lo expresa.
Dice así, de
conformidad con la esencia de las enseñanzas:
« El objetivo
del sabio, según la vieja doctrina hinduista, es llegar a ser dueño absoluto de
sí mismo (jitama) y sobreponerse o
mostrarse indiferente a la atracción de todas las mundanas seducciones.
Mientras que el hombre ordinario es un preso atado a la esclavitud del mundo y sigue
adherido a los objetos ilusorios de sensación.
Quienquiera que
anhele emanciparse de semejante esclavitud debe cortar sus ligaduras por medio
de una larga y penosa austeridad, hasta que cuantos residuos queden de su
mundano apego se eliminen como se escurre el agua del plumaje de un cisne.
Ha de vivir de conformidad
con la fórmula clásica, como una rueda que continúa girando después de cesar el
impulso originario, o como la rama que sigue balanceándose después de haber
levantado el vuelo el ave que en ella se posaba.
Pero a pesar de
ello, ese humano ya se encuentra despierto, en antítesis de aquellos a quienes
todavía la ilusión ciega. Y él es libre, en contraste con los que aún son esclavos. »
Sin embargo, este
autor se equivoca al hablar de la necesidad de "una larga y penosa
austeridad" para romper las ligaduras, porque las más prestigiosas
autoridades repudian las prácticas ascéticas de maceración y tortura, y por
consiguiente no las estimulan.
La verdadera
práctica es la adquisición de la sabiduría y abrir el corazón al influjo de la
sabiduría divina, que se infundirá en forma de intuición.
No hay más que
conocer la verdadera naturaleza de las cosas materiales para sentir disgusto
por ellas. Por lo tanto, el conocimiento es el magno liberador.
Cierto que el amor
puro e inegoísta (que es el yoga de la devoción) limpiará las escamas de los
ojos del alma, y que las obras realizadas y los deberes cumplidos sin apetito
de recompensa (que es el yoga de la acción) esclarecerá la vista del alma. Sin embargo, el mejor yoga de
todos es el de la sabiduría.
Y a quienes
anhelen la liberación les recomendamos el detenido estudio de la filosofía
yoguística o cualquiera de las modalidades de la religión de sabiduría, así
como el estricto cumplimiento de las leyes de la vida espiritual que subyacen
en todas las doctrinas religiosas rectamente comprendidas.
Sin embargo, a
nuestro entender, la mejor guía espiritual es la preciosa obra titulada “Luz en el Sendero” que se funda en
ocultos aforismos que ya eran conocidos por los iniciados atlantes.
“Luz en el Sendero” transcribe las reglas
que en las paredes del Vestíbulo del Conocimiento escribieron los Guardianes de
la Puerta de Oro.
Y un autor dice
que “Luz en el Sendero” es para las
almas anhelosas lo que Parsifal es para los amantes de la música, o sea una
fuente inagotable de maravillosa inspiración.
Los siguientes
aforismos transcritos de las páginas de ese precioso libro, dan la clave cuando
acertadamente se comprende su significado. Mientras que el resto del libro
contiene la explicación comentada de estos aforismos.
- Mata la ambición.
- Mata el deseo de vida terrenal.
- Mata el deseo de comodidades.
- Mata el sentimiento de separatividad.
- Mata el deseo de sensación.
- Mata el afán de medro.
- No desees más que lo que está en tu interior.
- Desea únicamente lo que está más allá de ti.
- Desea tan sólo lo inasequible.
- Desea ardientemente el poder.
- Desea fervientemente la paz.
- Desea la posesión sobre todas las cosas.
- Busca el camino.
- Busca el camino por introversión.
- Busca el camino avanzando impávidamente por el exterior.
- Presencia la batalla, y aunque combatas, no seas tú el combatiente.
- Busca al guerrero y que pelee en ti.
- Recibe sus órdenes para la batalla y obedécele.
- Escucha el canto de vida.
- Recuerda la melodía que oigas.
- Aprende de ella la lección de armonía.
- Observa anhelosamente la vida que te rodea.
- Aprende a mirar inteligentemente en el corazón de los hombres.
- Mira más atentamente en tu propio corazón.
- Descubre los secretos que guardan para ti la tierra, el aire y el agua.
- Inquiere de los santos varones de la tierra los secretos que guardan para ti.
- Inquiere de tu verdadero e íntimo ser los secretos que para ti guarda a través de los siglos.
- Adhiérete firmemente a lo que no tiene sustancia ni existencia.
- Escucha únicamente la voz del silencio.
- Mira sólo lo igualmente invisible para los sentidos internos y externos.
Estos axiomas
tienen siete distintos significados superpuestos unos a los otros, y los ojos
del alma los van descubriendo a medida que va evolucionando. Bienaventurado es
aquel que es capaz de comprender siquiera el primer significado, porque eso
indica que ya está en el Sendero.
Y el comentador de
dichos aforismos da el siguiente valioso consejo para aquellos que buscan el Sendero
de la liberación y de la paz:
« Busca en tu corazón la fuente del mal y elimínala. Ella vive
fructíferamente en el corazón del discípulo devoto, así como en el corazón del
hombre común que aún siguen deseando. Solo los fuertes pueden matarla, mientras
que el débil debe esperar su crecimiento, su fruto y su fallecimiento.
Y es una planta que vive y crece a lo largo de los años.
Florece cuando el hombre ha acumulado innumerables existencias. Pero el que
entre en el camino del poder debe arrancar esto de su corazón. Y entonces el
corazón sangrará y la vida entera del hombre parecerá estar completamente
disuelta.
Esta prueba debe ser soportada, puede llegar en el primer escalón
de la peligrosa escalera que conduce hacia el camino de la vida, o puede que no
llegue hasta el último. Pero, oh discípulo, recuerda que hay que soportarlo y
concentra las energías de tu alma en esa tarea.
No vivas ni en el presente ni en el futuro, sino en lo
eterno. Porque en lo eterno esta hierba gigante no puede florecer allí debido a
que esta mancha sobre la existencia es borrada por la atmósfera misma del
pensamiento eterno. »
Y el mismo comentarista pronuncia el siguiente consejo
adicional:
« Busca que la flor florezca en el silencio que sigue a la
tormenta. No antes. Porque entonces crecerá, formará sus hojas y formará su
brote, a pesar de que la tormenta continúe y mientras dure la batalla. Pero no funcionará
con el espíritu acosado.
Y en el profundo silencio (y no se funde hasta que es
sostenido por el fragmento divino que lo ha creado) solamente es cuando toda su
naturaleza terrenal se ha rendido y se ha vuelto sujeta a su yo superior que
puede entonces libremente florecer.
Luego vendrá una calma como la que viene después de una
fuerte lluvia, cuando la naturaleza trabaja tan rápidamente que uno puede ver
su acción. Y tal calma llegará a lo misterioso. Llámalo por el nombre que
quieras; es una voz que habla donde no hay quien hable; es un mensajero que
viene, un mensajero sin forma ni sustancia, es la flor del alma que se ha
abierto. No se puede describir con ninguna metáfora, pero se puede sentir,
buscar y desear, incluso en medio del furor de la tormenta.
El silencio puede durar un momento o puede durar mil años,
pero terminará. Sin embargo llevará su fuerza contigo. Y una y otra vez la batalla
debe librarse y ganarse, ya que es sólo por un intervalo que la naturaleza
puede estar quieta. »
En conclusión, citemos nuevamente al autor de las palabras mencionadas
anteriormente, palabras también inspiradas por una fuente superior de autoridad
y sabiduría:
« Hay tres verdades que son absolutas y que no se pueden
perder, pero que sin embargo pueden permanecer en silencio por falta de
palabra:
1)
El alma del hombre es inmortal, y su
futuro es el futuro de una cosa cuyo crecimiento y esplendor no tiene límites.
2)
El principio que da vida habita en
nosotros, y sin nosotros es inmortal y eternamente benéfico, no se escucha ni
se ve ni se siente, sino que lo percibe el hombre que desea la percepción.
3)
Cada hombre es su propio legislador
absoluto, el dispensador de gloria o tristeza para sí mismo, el decreto de su
vida, su recompensa y su castigo.
Estas verdades que son tan grandes como la vida misma, son
tan simples como la mente más simple del hombre, así que alimenta a los
hambrientos con ellas. »
_ _ _
Y ahora, amigo y lector, te dejamos una vez más. Confiamos
en que lo que te hemos dicho resultará ser la semilla de futuros árboles de
conocimiento dentro de ti. Porque esto es lo máximo que el maestro puede esperar
hacer: plantar semillas.
Confiamos en que al menos te hemos traído a las puertas de
la percepción de la verdad de que no existe la muerte, y que lo que los hombres
llaman muerte no es sino “el otro lado” de la vida, y uno con ella.
Que se abran tus propios ojos espirituales, para que puedas
percibir estas verdades por ti mismo y a través de tu propia experiencia. Y
ahora, una vez más, buen alumno, te decimos:
¡La paz sea
contigo!
»
(Capítulo 20)
OBSERVACIÓN
William Atkinson da una explicación bastante
complicada, pero en resumen, para poderte liberar del ciclo de las reencarnaciones, tienes
que desarrollar tus cualidades y eliminar tus defectos, hasta que alcances un
alto grado de santidad y de pureza que irradie en todo tu ser.
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