EL SUEÑO DEL ALMA DESPUÉS DE MORIR EXPLICADO POR WILLIAM ATKINSON


 
Sobre cómo el alma cae en un profundo sueño después de fallecer, William Atkinson en su libro “La vida después de la muerte”, comentó lo siguiente:
 
« Con relación al tema del sueño del alma, y del cual hemos estado hablando en el capítulo anterior, nos tomamos la libertad de citar a continuación uno de nuestros trabajos anteriores en el que este tema fue brevemente mencionado de la siguiente manera:
 
« El proceso de sumergirse en el estado de reposo y solidez y continuidad del mismo, puede ser perturbado por aquellos que quedan en la vida terrestre. Y también un alma que tiene algo en su mente que comunicarle a los vivos, o que está afligida por el dolor de aquellos que ella está dejando atrás (y especialmente si escucha los lamentos y las constantes llamadas de suplica de su regreso) esa alma luchará contra el estado de ensueño en el que está cayendo y hará esfuerzos desesperados para regresar a la vida física.
 
(Sospecho que esto William Atkinson se lo copió a Max Heindel quien en el capítulo tres de su libro “El Concepto Rosacruz del Cosmos” escribió:
 
“Nunca se repetirá suficientemente a los familiares de un agonizante que es un crimen contra el alma que ellos se entreguen a manifestaciones y lamentaciones de dolor, ya que algunos de los que fallecieron les han dicho a los investigadores que esa situación los había tenido sufriendo varias horas y que rogaban a sus familiares que cesaran sus llantos y los dejaran morir en paz.”
 
Pero esto que dice Heindel y Atkinson solo es parcialmente cierto, ya que si bien lo idóneo es el silencio, tampoco los llantos van a impedir que el alma prosiga sumergiéndose dentro del sueño akáshico debido a que es algo casi automatizado que el alma no puede impedir ni controlar.)
 
Y también las invocaciones mentales al alma de aquellos que se han quedado en la Tierra perturbarán el sueño (una vez que el alma ha entrado en él) y harán que el alma dormida se despierte y se esfuerce por responder a las llamadas de sus seres queridos, o al menos la despertarán parcialmente y al hacer esto retardarán su desarrollo.
 
(Depende del alma, pero son pocas las almas que se despiertan a causa de esto, y la prueba es que traten de despertar una persona que se encuentra dormida solo llamándola mentalmente y ustedes constatarán que la inmensa mayoría continuará durmiendo.)
 
Y estas almas medio despiertas a menudo se manifiestan en círculos espiritistas, en donde nuestro dolor y nuestras demandas egoístas a menudo les causan mucho sufrimiento y tristeza a nuestros seres queridos que han pasado al otro lado, a menos que ellos hayan aprendido el verdadero estado de las cosas antes de fallecer, y por lo tanto se nieguen a ser llamados de regreso incluso por aquellos que son sus seres queridos.
 
Se conocen casos en los que las almas han luchado contra el letargo durante años para estar cerca de sus seres queridos que permanecen en la Tierra, pero este proceder fue imprudente ya que causó tristeza y dolor innecesarios tanto al que había fallecido como a los que permanecieron en la Tierra.
 
Por lo tanto debemos evitar retrasar con nuestras demandas egoístas el progreso de los que han fallecido, y dejarlos dormir y descansar, esperando la hora de su transformación. Porque hacer lo contrario es hacerlos morir varias veces seguidas. Así que aquellos que verdaderamente aman y comprenden esto, evitan llorar porque su amor y comprensión les indica que dejen que el alma se vaya en paz y tome su merecido descanso y obtenga su pleno desarrollo.
 
Este período del sueño del alma es como la existencia del bebé en el útero de la madre: el alma duerme para que pueda despertar a la vida física, y de la misma manera el alma después de morir  duerme para que pueda despertar a la vida astral. »
 
 
Y hay otra fase de esta etapa particular del progreso del alma a la que deberíamos referirnos aquí, y nuevamente citamos lo que hemos escrito anteriormente sobre el tema, como sigue:
 
« Es sólo el alma de la persona que ha muerto de muerte natural la que se hunde de inmediato (si este procedimiento no se perturba) en el sueño del alma. Mientras que aquellos que mueren por accidente, o que son asesinados, etc., o sea que salen del cuerpo repentinamente, se encuentran despiertos y en plena posesión de sus facultades mentales durante algún tiempo.
 
(Esto depende también de cada individuo, por ejemplo si fue un humano con cierta sabiduría de la vida o con cierta espiritualidad, entonces aunque su muerte haya sido trágica y brutal, él permanecerá tranquilamente dormido.)
 
A menudo ellos no son conscientes de que han muerto y no pueden comprender qué les pasa. A menudo son plenamente conscientes (por un corto tiempo) de la vida en la tierra, y pueden ver y escuchar todo lo que sucede a su alrededor por medio de sus sentidos astrales. No pueden darse cuenta de que han salido del cuerpo y a menudo están muy perplejos. Su suerte es de lo más infeliz durante unos días, hasta que el sueño finalmente los vence a su debido tiempo.
 
(Los humanos comunes que se despiertan en el plano astral se les suele llamar “las almas en pena” y ahí encuentran de todo: aquellos que si están conscientes que han muerto físicamente, y aquellos que no están conscientes de eso, aquellos que permanecen en ese estado durante unos poco días, y aquellos que permanecen durante décadas enteras, etc.)
 
Los Ayudantes Astrales, esas almas benditas de los estados superiores de existencia buscan reunirse alrededor de estas personas y les dan la noticia gentilmente de la condición en la que se encuentran, ofreciéndoles palabras de consuelo y consejo, y en general “cuidándolos” hasta que se sumerjan en el sueño del alma, como un niño cansado se sumerge en el sueño por la noche.
 
Estos auxiliares nunca fallan en su deber, y nadie sin importar que sea hombre o mujer, bueno o malo, es descuidado porque estos ayudantes que saben que todos son hijos de Dios y sus propios hermanos y hermanas espirituales.
 
(Desafortunadamente si la persona se encuentra en un profundo estado de depresión o de oscuridad vibratoria interna, los auxiliares no pueden hacer nada y tiene que esperar que la persona cambie su vibración.)
 
Se sabe que hombres de alto desarrollo espiritual y poderes han salido de sus cuerpos físicos temporalmente (habitando en ese momento sus cuerpos astrales), con el propósito de brindar ayuda y consejo en tiempos de grandes catástrofes (como cuando se inundo la localidad de Johnstown Flood o se hundió el Titanic) o después de una gran batalla, cuando se necesitaba su ayuda y consejo inmediato
 
Las personas que mueren en la forma de la que hemos hablado, por supuesto, caen gradualmente en el sueño del alma, al igual que en los casos de quienes mueren de muerte natural. »
 
 
 
Otro asunto que conviene mencionar en este lugar es ese maravilloso fenómeno de la revisión de la vida pasada del alma, ese gran panorama que pasa ante la visión mental del alma cuando se sumerge en el sueño del alma.
 
Esto, según nos informan las autoridades, ocupa realmente sólo un momento infinitesimal de tiempo, un momento tan breve que apenas se puede hablar de él como un punto en el tiempo. Sin embargo, en este breve momento, el alma presencia el panorama de la vida que ha pasado en la Tierra.
 
Escena tras escena, desde la infancia hasta la vejez, pasan ante ella en revisión. El incidente más insignificante se reproduce con tanta fidelidad y al detalle como el mayor acontecimiento. Los planos subconscientes de la memoria revelan sus secretos hasta el final. Nada queda oculto ni retenido.
 
Además, el alma por su discernimiento espiritual despierto, es capaz de conocer el significado, la causa y la consecuencia de cada evento que tuvo en su vida. Es capaz de analizar y juzgar imparcialmente los actos que ha cometido. Y como un juez omnisciente se juzga a sí misma.
 
Y el resultado de este proceso es que los actos de la vida pasada de uno se concentran e imprimen en los registros del alma, para convertirse en semillas que producirán mejores frutos en el futuro. Estas semillas sirven para dar los frutos del carácter futuro, al menos en vidas futuras, en la medida en que lo permitan las características y deseos adquiridos.
 
Y aquellos que deseen objetar que es imposible para la mente captar los eventos de una vida en el espacio de un momento de tiempo, les diríamos que la psicología les informará que incluso en la vida terrestre ordinaria esto si es posible. Porque hay muchos casos registrados en los que una persona que cabecea en el sueño ha soñado con eventos que han ocupado un período aparentemente de muchos años.
 
En los sueños ordinarios el tiempo se reduce prácticamente a una pequeña unidad, y en el estado del que hablamos se intensifica el proceso de concentración, y el único punto de tiempo cubre el período de la vida más larga.
 
El alma lleva consigo a su estado de sueño un registro concentrado de toda su vida, incluidas las semillas de sus deseos, ambiciones, gustos y aversiones, atracciones y repulsiones.
 
Estas ideas-semilla pronto comienzan a brotar y dar flores y frutos. Y no solo en futuras encarnaciones se manifestarán, sino también en la vida que el alma va a comenzar a vivir en el plano astral. Porque la naturaleza bondadosa no impone al alma la tarea de vivir y sobrevivir a todas sus tendencias en encarnaciones futuras, sino que dispone así que muchos de estos fuertes impulsos se manifiesten y desgasten en el plano astral, para que así el alma pueda dejar detrás todo eso para cuando renazca en una nueva vida terrenal.
 
Y es hacia esta fruición que sirve el sueño del alma. Durante el sueño del alma, el alma está preparándose para su entrada en la vida astral, y cuyos detalles veremos a medida que avancemos.
 
El sueño del alma es tan necesario para el alma en esta etapa de su progreso, como lo es el sueño del bebé por nacer en el vientre de su madre. Aunque hemos oído hablar de algunas personas irracionales que al familiarizarse con estas enseñanzas, manifestaron temor al estado de sueño del alma, y ​​dijeron que “temían dormir en un lugar desconocido, entre tantas cosas y criaturas desconocidas”.
 
Pero esta objeción parece muy infantil para el ocultista avanzado, porque él sabe que no hay ningún lugar en la Naturaleza en el que una entidad esté tan cuidada y protegida como es en este caso del alma dormida en el gran plano astral.
 
Las almas dormidas se encuentran tan absolutamente a salvo de invasiones o intrusiones, de daños o influencias perjudiciales, que nada menos que una revolución completa de las leyes más sagradas de la Naturaleza podría afectarlas.
 
Pero recuerden que la morada donde se encuentran dormidas las lamas no es un lugar sino una condición o estado. Y este estado o condición es tal que ninguna influencia maligna o dañina podría de ninguna manera alcanzarlas o incluso acercarse a ellas.
 
Ojalá todos nosotros en la vida terrenal estuviéramos protegidos con tanta seguridad. Estas almas dormidas están tan seguras que parecería que todas las fuerzas de la naturaleza hubieran conspirado para vigilarlas y protegerlas. Es una máxima hindú que dice lo siguiente: "Ni siquiera los dioses en sus altos tronos tienen poder o dominio sobre las almas dormidas".
 
 
Para aquellos cuyos ideales sobre el tema del “otro lado” han sido tan influenciados por las enseñanzas de la teología actual que esta concepción del sueño del alma puede parecer extraña e inusual, diríamos que una pequeña consideración mostrará que detrás de las concepciones populares incluso de las teologías más favorecidas, se encontrarán muchas alusiones veladas a este bendito estado de reposo que el alma tan tristemente requiere después de una vida agotadora y antes de comenzar con otra.
 
"Él da sueño a su amado"; "Hay descanso para los cansados"; "Se ha ido a su largo descanso"; estas y muchas otras expresiones y citas familiares buscan expresar la idea innata implantada en la mente humana con respecto a un período de descanso que vendrá al alma después de fallecer.
 
La idea de "descanso", después del estrés y las tormentas de la vida, es tan natural e instintiva que puede decirse que representa la inclinación y la convicción más fuerte del alma humana con relación a la idea de la muerte. Y es tan fijo como la convicción de una vida futura más allá de la tumba. Sin embargo, sólo en las enseñanzas ocultas avanzadas se encuentra la explicación de esta idea.
 
El alma que es instruida con respecto a la existencia y naturaleza de este período de sueño del alma no encontrará más que satisfacción en la contemplación del mismo. Aprenderá a considerar esta etapa de su existencia futura como un bálsamo bendito y un consuelo. Sentirá hacia este estado lo que encontramos expresado en las palabras de la vieja canción: "Y en paz y calma duermo, mecido en la cuna de las profundidades".
 
Descansando con seguridad en el seno de ese gran océano de la vida, el alma duerme en paz, seguridad y protección, y esta es la condición del sueño del alma en el plano astral. Astral. »
(Capítulo 6)
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIÓN
 
Esta idea de que los humanos caen en un profundo sueño después de morir no es usual en las creencias occidentales, y en este aspecto William Atkinson está transmitiendo las enseñanzas que aportaron los maestros, pero Atkinson se equivocó al afirmar que ese sueño es para preparar al alma a su futura vida en el plano astral, porque en realidad ese sueño se debe a causa de que los humanos todavía no tienen el desarrollo suficiente para poderse mantener despiertos en los planos superiores de existencia. Y es por eso que la mayoría de los humanos van a seguir durmiendo durante su estancia en el plano astral, y posteriormente durante su estancia en el plano mental. Y es solo cuando los humanos vuelven a regresar al plano físico, en su siguiente reencarnación, que su conciencia se vuelve a despertar.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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