Sobre
estos residuos que quedan flotando en el Astral (el Kama-Loka) después de que el alma asciende al
mundo divino, William Atkinson en su libro “La
vida después de la muerte”, comentó lo siguiente:
« Estaríamos
descuidando la tarea a la que nos hemos propuesto en este libro, si omitiéramos
toda mención de un fenómeno peculiar del mundo astral que causa mucha confusión
a todos los principiantes en la investigación de los fenómenos psíquicos.
Y
aludimos con esto a lo que se ha llamado acertadamente "las coquillas
astrales", o sea los desgastados cuerpos astrales de las almas que han
despertado del sueño del alma durante su estancia en el plano astral.
Estas
envolturas gastadas del alma se confunden con frecuencia con el alma misma, y
ha surgido mucha confusión a causa de este error.
Cada
entidad humana en la vida terrestre tiene además de su cuerpo físico, una forma
de cuerpo más fina y sutil que se llama cuerpo astral (a veces llamado “el
doble etérico”, conocido por los hindúes como linga-sharira).
Este
cuerpo astral es una contraparte exacta del cuerpo físico, y de hecho, es el
modelo más fino sobre el que se moldea o superpone el cuerpo físico.
Pues
bien, después de la muerte del cuerpo físico, el alma lleva consigo el cuerpo
astral como su vehículo y habita en él durante el sueño del alma, descartándolo
sólo cuando despierta del sueño del alma y entonces pasa a estados o
condiciones superiores del astral.
El
cuerpo astral así descartado por el alma, se convierte en lo que los ocultistas
conocen como un "cascarón o caparazón astral".
1.
En un trabajo anterior, hemos hablado de “la coquilla astral” después de que ha
sido descartada por el alma y hemos escrito lo siguiente:
« El cuerpo astral existe por algún
tiempo después de la muerte de la persona a quien pertenece, y bajo ciertas
circunstancias es visible para las personas vivas y es llamado por ellos un
“fantasma”.
El
“caparazón astral”, que a veces se ve después de que ha sido desprendido por el
alma que ha fallecido, en tales casos no es más que un cadáver de materia más
fina de su contraparte física. Y en tales casos no posee vida o inteligencia, y
no es más que una nube que se ve en el cielo y se asemeja a la forma humana. Es
un caparazón, nada más.
Y
cuando ese caparazón astral es desechado por el alma, entonces comienza a
desintegrarse lentamente. Flota en la atmósfera astral inferior, hasta que
finalmente se disuelve en sus elementos originales. Pero parece tener una
atracción peculiar hacia su contraparte física tardía, y a menudo regresa a la
vecindad del cadáver físico y se desintegra con él.
Las
personas con visión psíquica, ya sean normales o influenciadas por el miedo o
emociones similares, ven con frecuencia estos caparazones astrales flotando
alrededor de los cementerios, campos de batalla, etc., y los confunden con los
“espíritus” de personas fallecidas, pero no son las almas reales de las
personas como tampoco lo son los cuerpos físicos que yacen bajo la tierra.
Estos
caparazones astrales pueden ser “galvanizados” dándoles una apariencia de vida
al entrar en contacto con la vitalidad de algún “médium”. El prana de este
último animándolo y la mentalidad subconsciente del médium haciendo que se
manifieste signos de vida e inteligencia parcial en el cascarón.
Y
en algunas sesiones espiritistas, estos caparazones astrales se materializan
por medio de la vitalidad del médium y se les hace hablar de una forma estúpida
y desconectada con las personas que están alrededor, pero no es la persona fallecida
la que habla, sino solo la coquilla abandonada pero animada por el principio
vital del médium y del círculo espiritista.
Por
supuesto, existen otras formas de “retorno de los espíritus”, pero los
investigadores de esos fenómenos espiritistas deben tener mucho cuidado de no
confundir estos caparazones astrales con el alma real de sus amigos fallecidos. »
2.
Una autoridad destacada en el tema ha escrito lo siguiente sobre el cascarón
astral:
« Al morir, el cuerpo astral se
materializa en algunas condiciones anormales durante un breve período, e incluso
puede ser temporalmente visible a la vista externa de las personas que aún
viven. Y en tales condiciones, por supuesto, se toma a esa forma por el fantasma
de los difuntos.
Las
apariciones espectrales a veces pueden ocurrir de otras formas, pero el tercer
principio (el cuerpo astral) cuando resulta en un fenómeno visible, es una mera
agregación de moléculas en un estado peculiar, sin vida ni conciencia de ningún
tipo. No es más que una corona de nubes en el cielo que se asienta en la apariencia
de alguna forma animal.
En
términos generales, el linga-sharira nunca abandona el cuerpo físico excepto en
el caso de la muerte. Y cuando se desdobla, no puede ir muy lejos del cuerpo
incluso en casos raros, y solo se puede ver cerca de donde se encuentra el
cuerpo físico.
Es
un error hablar de conciencia (tal como nosotros entendemos esa palabra) en la apariencia
de vida que parece tener el caparazón astral cuando este es revitalizado. Sin
embargo, una cierta semejanza espuria puede despertarse en ese caparazón, pero
sin tener ninguna conexión con la conciencia real que se encuentra en la esfera
espiritual.
No
hay poder por parte del caparazón para asumir y asimilar nuevas ideas e iniciar
acciones sobre la base de esas nuevas ideas. Pero en cambio si existe en ese
cascarón astral un instinto de supervivencia que lo impulsa a buscar energía
para seguir existiendo y la cual obtiene esencialmente gracias a los médiums.
Y
de esa manera el cascarón astral es susceptible de ser galvanizado por un
tiempo en la corriente mediúmnica hacia un estado de conciencia y de vida que
puede ser comparado con la condición de una persona que llevada a una
habitación extraña y en un estado de insensibilidad durante la enfermedad, se
despierta débil, confusa, mirando a su alrededor con un sentimiento de
desconcierto, captando impresiones, escuchando palabras que se le dirigían y
respondiendo vagamente.
Pero
tal estado de conciencia no está asociado con las nociones del pasado y del
futuro, sino que es una conciencia automática derivada del médium. »
(Estos
textos forman parte de los capítulos dos y seis del libro “Budismo Esotérico” de
Alfred Sinnett, pero William Atkinson no leyó con atención ese libro ya que él comete
el error de confundir la proyección astral que a veces efectúa una persona
cuando está muriendo, con el desecho espectral que a veces queda rondando
por el área donde murió la persona después de su fallecimiento, y con el
caparazón astral que permanece flotando en el Kama-Loka cuando el alma asciende
al mundo divino.)
3.
Y otro escritor sobre el tema dice lo siguiente acerca de estos cascarones
astrales:
« Estos remanentes de los cuerpos
astrales, tan descartados y desintegrados, no están relacionados de ninguna manera
con las almas que antes los habitaban. Son meros caparazones sin alma ni mente,
pero que conservan un ligero grado de vitalidad.
Son
cadáveres astrales, pero así como el cadáver físico puede ser despertado en una
aparente actividad por medio de una fuerte corriente galvánica, y entonces el cadáver
físico pondrá los ojos en blanco, moverá sus extremidades e incluso proferirá
gemidos. De la misma manera estos cadáveres astrales pueden ser galvanizados
por medio de la vitalidad de un médium (aunque el médium no esté consciente de
este procedimiento).
Y si las condiciones son favorables, el cascarón astral puede
incluso materializarse de modo que aparezca como una forma visible, actuando,
moviéndose y hablando. Sin embargo la única mente que actúa en ese cascarón es
suministrada por el médium y las personas que se encuentran presentes en esa
sesión espiritista. »
_ _ _
El
estudioso meticuloso encontrará en todas las obras de las mejores autoridades de
esoterismo, muchas advertencias contra la confusión de los fenómenos relacionados
con estos caparazones astrales, y en lo que concierne a la verdadera comunicación
entre las almas incorpóreas y las almas que permanecen en el mundo físico.
Pero
el público en general, al no estar informado de esto, es muy propenso a caer en
el error de suponer que esta clase de fenómenos psíquicos es una manifestación
del "retorno de los espíritus".
Y el espiritualismo racional ha sido muy dañado
de esta manera, ya que es una burla espantosa que estos cascarones astrales que
se están desintegrando, pero que han sido revitalizados temporalmente, se
confundan con las almas de los amigos y los parientes fallecidos.
Sin
embargo esta terrible experiencia ha sido la suerte de muchos investigadores
serios sobre los fenómenos psíquicos y de muchas personas cuyo amor los ha
impulsado a buscar comunicarse una vez más con sus seres queridos.
Por
lo que existe mucha necesidad por parte del público para que adquieran un
verdadero conocimiento esotérico, y más en estos días cuando tantos individuos están
incursionando en la investigación psíquica y produciendo fenómenos psíquicos
cuya naturaleza y carácter no comprenden.
Así
que confiamos en lo que hemos dicho en este y en los capítulos anteriores no será
tomado como un ataque hacia el espiritismo moderno, ya que no tenemos tal
intención ni tal sentimiento. Sino que por el contrario nosotros nos damos
cuenta que a través del espiritismo contemporáneo, muchas personas han llegado
a la comprensión de las verdades espirituales y han sido conducidas hacia la
puerta de la comprensión oculta superior.
Y
de hecho, el espiritismo actualmente se preocupa comparativamente poco de los
“fenómenos”, pero en cambio se esfuerza por desplegar las verdades de la vida
en las esferas superiores del ser y de la existencia del alma. Pero desafortunadamente
siguen persistiendo en las afueras del movimiento, muchos a quienes sólo les
atraen los fenómenos del carácter más sensacionalista; y es hacia esas personas
a quienes se les dirige esta advertencia.
Y
de la misma manera prevenimos a quienes siguen ociosamente el movimiento de la
“investigación psíquica” atraídos solamente por la curiosidad y la esperanza de
emociones.
Advertimos
a estas dos clases de investigadores que al abrir las puertas de las mentes y
las almas hacia las influencias astrales inferiores, ustedes corren grandes
riesgos porque hay pantanos y ciénagas del mundo astral en donde los pies
desprevenidos pueden hundirse.
Por
eso se los repetimos: "Cuidado con las vibraciones astrales
inferiores". Mantengan la mente y el alma centradas en las verdades
superiores y resistan la tentación de incursionar en los fenómenos de los
estados inferiores.
No
hay satisfacción en la fase lunar del ocultismo, pero en cambio a menudo se
encuentran grandes peligros. ¡Así que volteen vuestro rostro hacia el sol y vivan
en las alturas espirituales!
Tengan
cuidado con los pantanos miasmáticos y los atolladeros de malaria en las
tierras bajas del psiquismo. Y estas advertencias no pueden ser repetidas con
demasiada frecuencia por quienes tienen en el corazón el interés de la raza. »
(Capítulo 17)
OBSERVACIÓN
Concuerdo con esto
último que advirtió William Atkinson, y se nota que para escribir este
capítulo, él se basó en lo que enseña la teosofía, pero desafortunadamente él
no investigó con la suficiente seriedad porque su explicación está mal hecha,
incompleta y hace un tremendo revoltijo con los diferentes principios que
componen al humano, ya que él confunde el cuerpo astral (que es el linga-sharira)
con el cuerpo energético (que es “el doble etérico”) con el cascarón astral (que
es el kama-rupa). Así es que si ustedes quieren comprender mejor este asunto,
les recomiendo que mejor lean directamente lo que enseñó la teosofía original al respecto.
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