El Dr. Henry Travers Edge fue un teósofo inglés y alumno
de Madame Blavatsky, quien posteriormente enseñó en la Universidad Teosófica de
Point Loma, y sobre la luz astral él escribió un texto muy completo que a continuación
se los traduzco:
Tabla de contenido
1. Introducción
2. Significado del término
"luz astral"
3. Los conceptos científicos
4. Una galería de imágenes
cósmicas
5. La luz astral y el karma
6. Los peligros de la luz astral
inferior
7. La luz astral y la evolución
8. La luz astral y el éter
9. La influencia de la luz astral en el clima y los temblores
10. La luz astral y la historia
11. Los habitantes de la luz
astral
12. La influencia
de la luz astral en la sociedad
13. Fenómenos psíquicos,
apariciones, etc.
14. Observaciones finales
1. Introducción
El trabajo de los teósofos y otros
esoteristas nos ha familiarizado con la palabra "astral" en
expresiones tales como "el cuerpo astral", "ver a través de la
luz astral", "viajar al plano astral", etc. Y en las siguientes
páginas se buscará proporcionar a los investigadores un bosquejo del tema de
acuerdo con las enseñanzas teosóficas.
Todo el tema es vasto y completo,
pero como ocurre con otras materias, es posible comenzar con lo que podría
llamarse un libro de texto básico en donde se delineará los rasgos principales
pero sin dejar perplejo al neófito con demasiados detalles, para posteriormente
profundizar en enseñanzas más avanzadas.
Y aunque mucho se ha escrito sobre
la luz astral en otras obras, en este manual tenemos en mente un objetivo
particular que es relacionar el tema con los cambios recientes que ha habido en
el pensamiento del mundo y especialmente en lo que respecta al mundo
científico.
En el mundo moderno en donde a la
naturaleza y sus leyes se consideran plenamente explicadas por fórmulas
científicas, una concepción como la luz astral puede parecer pertenecer a esa
misteriosa categoría conocida como lo "sobrenatural".
Sin embargo aquí ese concepto de lo
sobrenatural será completamente rechazado y nos proponemos mostrar que la luz
astral no solamente es parte de la naturaleza, sino que además es una parte esencial de la naturaleza.
Hoy en día, los propios científicos
se dan cuenta de que sus concepciones anteriores no son en modo alguno
adecuadas para una explicación de los fenómenos naturales que ahora ya conocen;
y en realidad están dirigiendo su camino hacia ideas que se ajustan con las
enseñanzas teosóficas.
Las esferas restringidas tanto de la
religión como de la ciencia han dejado sin explorar un sector muy amplio de la
naturaleza y de la experiencia humana, dejándonos sin guía en un ámbito que es
de suma importancia que comprendamos.
Varias escuelas de psicología,
psicoanálisis y similares que andan a tientas en gran parte, cubren parcial y
muy inadecuadamente esta carencia. Y también está todo el vasto tema del
"lado misterioso de la naturaleza" como son las apariciones
fantasmales, los presentimientos, la clarividencia y cosas por el estilo, cuya
realidad está tan bien atestiguadas que pocos se sienten capaces de salirse con
la suya con una simple negación de los hechos.
Pero tales fenómenos “paranormales”
en realidad son naturales y forman parte de la naturaleza y exigen ser
explicados y comprendidos.
2. Significado del término "luz astral"
Este término, aunque quizás no sea
el mejor que se podría haber elegido, nos ha llegado de ciertos místicos
medievales y ha pasado al uso actual. Astral significa
"estelar" y fue utilizado tanto por filósofos antiguos como
medievales para designar esferas por encima de la terrenal. Y a menudo se
hablaba de tales esferas como esferas de luz, de fuego o de éter.
En cuanto a la palabra
"luz", la podríamos sustituir por la palabra "substancia" y
hablar mejor de la substancia astral en lugar de la luz astral. Pero en ese
caso sería un tipo de substancia auto-luminosa. Y también podríamos hablar del
plano astral, y esto puede ayudarnos a darnos cuenta de que necesitamos
sentirnos más seguros sobre lo que realmente significan la palabra “plano”.
La Teosofía reconoce varios planos diferentes de existencia y el
plano que nos es familiar se llama “el plano físico” y está relacionado con
nuestros sentidos físicos. Pero estos sentidos físicos tienen un alcance muy
limitado por lo que solo nos dan una visión parcial de toda la existencia. Y si
bien se los considera comúnmente como nuestro medio de comunicación con la
naturaleza, también es posible considerarlos como ventanas que solo nos
permiten ver una pequeña porción de la existencia y nos excluyen del resto.
Y a partir de los informes recibidos
por estos sentidos físicos hemos construido una imagen muy limitada del
universo debido a que solo tenemos un conjunto de conceptos derivados de
nuestras propias percepciones físicas. Pero también disponemos de otros
sentidos más sutiles (que actualmente tenemos dormidos) y estos nos darían una
imagen más amplia y profunda del universo.
Y si tomamos conciencia de esto,
entonces las cosas que damos por sentado debido a que nos encontramos tan
familiarizados con ellas y que por lo tanto hemos asumido que son universales e
invariables, se considerarían solamente como peculiares del plano físico y de
nuestra conciencia física, y no necesariamente apropiadas para los otros planos
de existencia en donde las nociones de espacio, tiempo, magnitud, posición,
densidad y fuerza pueden ser completamente diferentes.
Con frecuencia es conveniente
considerar al universo bajo tres aspectos (así como podemos considerar al
hombre también bajo tres aspectos que son: espíritu-alma-cuerpo). Y desde este
punto de vista, la luz astral sería la esfera intermedia entre lo espiritual y
lo físico, y por lo tanto sería el “alma” del mundo, como de hecho se le ha
llamado a menudo.
Y así la luz astral, desde esta
perspectiva, formaría un vínculo de conexión entre la existencia divina y la
existencia material.
Pero debe señalarse que esta triple
división del universo no es un análisis completo y sólo se adopta para la
conveniencia de una visión concisa, porque en realidad la Teosofía divide al
Universo en muchos más planos de existencia.
En este último punto de vista, la
luz astral es el plano inmediatamente superior al plano físico, y es el más
denso de los planos sutiles. Por lo tanto la luz astral se extiende desde el
plano físico hasta el plano espiritual, en una gradación de estados de cada vez
mayor refinamiento de su substancia.
Y a estos otros planos se les dan
varios nombres, como akasa y aether; pero por el momento no es necesario entrar
en detalles sobre estas distinciones.
Así la luz astral o plano astral es
otro plano de existencia relacionado con un conjunto diferente de sentidos que
disponen los humanos y este plano de existencia se encuentra caracterizado por
diferentes relaciones de espacio, tiempo y otras cualidades.
Y si se preguntan si la luz astral
es una forma de materia o una forma de energía, se puede responder que esta
distinción originalmente concebida por la ciencia se está borrando ahora y se
está reconociendo que no existe distinción entre materia y energía, ya que
ambos se consideran actualmente como fases o aspectos particulares y
contrastados de algo que es más fundamental que cualquiera de ellos.
Cómo llamar a esta única cosa y cómo
definirla es una cuestión que ahora atrae la atención de los físicos. Pero en
realidad es una idea muy antigua que debe existir un sustrato permanente de la
naturaleza, una sustancia básica, un protilo, un "absoluto", un material
prima del cual todos los diversos elementos conocidos por la ciencia son
meras modificaciones; y no solo esto, sino que todas las diversas formas de
energía también son modificaciones.
La búsqueda de una sustancia tan
básica es una forma de búsqueda de la piedra filosofal, el gran agente mágico.
(Observación de Cid: antes los
científicos pensaban que la materia y la energía eran dos aspectos diferentes
de la creación, pero con las nuevas teorías que surgieron a principios del
siglo XX, los científicos cambiaron de opinión aceptando lo que la teosofía
había estado afirmado mucho tiempo antes: y es que la materia es energía
condensada.)
3. Los conceptos científicos
La ciencia física se ha visto
envuelta en dificultades y contradicciones al intentar explicar todos los
fenómenos percibidos en términos de la física únicamente, y nos ha presentado
una imagen de un universo compuesto de unidades indestructibles de materia
sobre las que actúan las fuerzas.
(Esta es la idea que predominaba con
los físicos a inicios del siglo XX.)
Pero si estas fuerzas son materiales
en sí mismas, entonces tenemos materia que impulsa a la materia; y si estas
fuerzas no son materiales, entonces deben ser otra cosa, digamos espirituales,
pero la ciencia materialista no es capaz de reconocer tal realidad subyacente.
Además este esquema no proporciona
ningún medio para explicar cómo algo inmaterial puede actuar sobre algo
material, o en otras palabras, cómo la energía puede actuar a través de
espacios que se supone que están vacíos.
Pero estas y otras dificultades
similares desaparecen de inmediato, tan pronto como consideramos el mundo
físico como solamente una manifestación de energías que actúan detrás de
escena, de modo que podemos ver los efectos pero no las causas.
Ahora podemos decir con toda la
autoridad y con la ciencia moderna por fin aceptándolo, que el átomo de materia
que antes se concebía como permanente e indivisible, se ha convertido ahora en
un mero centro de vibraciones y energías; y esto hace necesario asumir una forma
de materia más sutil y ultra física en la que estas vibraciones y energías
pueden ser inherentes.
Por lo tanto tenemos plena autoridad
para suponer la realidad de que al menos existe una porción de la substancia
del universo que no es materia física, y por consiguiente sus propiedades deben
ser diferentes a las de la materia física.
Y también podemos decir que esta
materia participa en igual grado de las cualidades generalmente asignadas a la
energía y a la fuerza. Por lo tanto resulta deseable utilizar alguna expresión
como “fuerza-sustancia” o “energía-materia” para designar una entidad que no es
ni una ni otra sino ambas.
En vista de lo anterior,
difícilmente se nos puede acusar de fantasía cuando hablamos de la luz astral
como un mundo de sustancia energética de orden más sutil que el mundo físico, y
subyacente a este último como su motor primario.
El mundo físico, comparado con el
mundo astral, es un mundo de resultados; mientras que el mundo astral es para
el mundo físico, un mundo de causas.
El mundo astral es un mundo de
formas y tipos que encuentran su expresión en el mundo físico. Y esta idea es
necesaria para dar cuenta de muchos sucesos bastante conocidos por las personas
pero que no tienen una explicación real en las líneas ortodoxas de la física
materialista.
Tomemos por ejemplo la producción de
un árbol a partir de una semilla. Se puede admitir que los materiales para el
árbol se recolectan del suelo y la atmósfera, pero esa no es una explicación
suficiente ya que necesitamos saber por qué cada semilla debe producir un árbol
conforme a su propia naturaleza y construir estos materiales en un patrón
particular y no en otro.
Y esto se debe porque todo el patrón
del futuro árbol está contenido dentro de la semilla, y el crecimiento de esa
semilla es simplemente un proceso de desarrollo, durante el cual las partículas
del suelo y el aire se juntan y construyen en la forma requerida.
Y tengamos en cuenta que ninguna
cuestión de tamaño es relevante, que ninguna cuestión de cómo una estructura tan
grande puede empaquetarse en una semilla tan pequeña importa en este ejemplo,
porque ya se ha precisado que nuestras nociones físicas de espacio y dimensión
no se aplican de la misma manera al mundo astral.
(Observación de Cid: este ejemplo
que señaló el Dr. Edge no es el más
propicio debió a que los científicos actuales pueden argumentar que esa
información se encuentra guardada en el ADN, el cual se descubrió después que
él publicara este artículo.
Pero lo que la ciencia sigue sin
comprender es cómo la naturaleza hace para que los seres mantengan sus formas
sin que los átomos que los constituyen no se dispersen, y eso el esoterismo
responde que es gracias al plano astral como a continuación el Dr. Edge lo
indicó.)
Podemos extender fácilmente nuestra
ilustración de la semilla y el árbol a otros casos familiares. Por ejemplo,
¿qué explicación puede dar la física a la manera en que el cuerpo humano
conserva su integridad de su forma, aunque sus partículas físicas cambian
continuamente mientras que algunas se desechan y otras se incorporan?
Y si tratamos de evadir el punto
diciendo que las nuevas partículas ocupan el mismo lugar que las viejas, entonces es legítimo preguntar: ¿Qué es un lugar? Y será un
rompecabezas definir un lugar al margen de los objetos que puedan ocuparlo.
Pues bien, la Teosofía explica que
hay un cuerpo astral dentro del cuerpo físico, y que este cuerpo astral
conserva la forma física a pesar y a través de todos los cambios que se van
efectuando en la materia física.
Aunque este es un tema que pertenece
más particularmente a las discusiones sobre la constitución humana y el cuerpo
astral, por lo que aconsejamos al lector que lea al respecto; pero es imposible
evitar mencionarlo aquí debido a que se conectan y entremezclan las diversas
enseñanzas teosóficas.
Y del mismo modo podríamos también
aducir los fenómenos de la memoria, facultad que nos permite conservar las
imágenes de los acontecimientos, a pesar de los continuos cambios que suceden
en la sustancia física del cerebro.
Pero tampoco vamos a profundizar
aquí al respecto porque en este escrito tenemos como propósito tratar de la luz
astral en general y no como la substancia astral interactúa más específicamente
en el humano.
4. Una galería de imágenes cósmicas
La luz astral ha sido adecuadamente
denominada la memoria del mundo y la galería de imágenes que se generan en el
Cosmos, debido a que es el almacén de formas de la naturaleza, ya que todo en
el mundo físico preexiste en el mundo astral como un prototipo, imagen o forma.
Y por eso también la luz astral es un gran registro de los eventos, pues
retiene impresiones de objetos y acontecimientos que sucedieron en el pasado.
Los pensamientos humanos no
desaparecen cuando el pensador muere, sino que pasan a la luz astral donde
permanecen registrados, y de donde pueden ser recuperados por la visión de un
vidente entrenado. Y esto sugiere que nada se puede perder irrecuperablemente.
Esto nos lleva más allá de la noción
familiar del paso del tiempo y nos ofrece una imagen en la que el pasado, el
presente y el futuro coexisten como un todo, ya que la luz astral contiene los
gérmenes de todo lo que ha de estar en el plano físico y los registros de todo
lo que ha sucedido.
Y aquí nuevamente los avances
recientes de la ciencia nos ayudarán a comprender esto mejor, debido a que al
tratar de interpretar los hallazgos más recientes de la investigación
experimental, se ha encontrado que ya no es suficiente considerar meramente la
posición que ocupan los objetos en el espacio, sino que también se hace
necesario definir su posición en el tiempo.
(Este
nuevo concepto lo introdujo Einstein con su teoría de la relatividad.)
Y así se agrega una cuarta
coordenada temporal a los tres espaciales, y no solo nos preguntamos dónde está una cosa, sino también cuándo. Y en lugar de objetos
hablamos de eventos. Y esto nos ayuda
a comprender más fácilmente cómo la luz astral puede ser un almacén de eventos.
Muchos fenómenos familiares se han
dejado de lado o se han declarado imposibles por la sencilla razón de que no
podrían ser explicados por la ciencia ortodoxa de la época actual. Pero cuando
tenemos una explicación sencilla a mano, no hay razón para rechazar esa teoría
y seguir negando esos fenómenos que tantas personas han atestiguado.
Por ejemplo, la transferencia de
pensamientos es un asunto de ocurrencia común, especialmente entre personas
estrechamente relacionadas entre ellas. Y también a menudo no recordamos algo,
pero cuando dejamos de intentarlo luego vuelve inesperadamente ese recuerdo a
nuestra memoria. Y si no logramos resolver un problema, la solución
frecuentemente se nos viene a la cabeza de repente en algún momento posterior.
Todo esto se debe porque vivimos en
una atmósfera de pensamientos, así como vivimos en una atmósfera de aire; y las
ideas vienen a la cabeza aunque no sepamos de dónde, y luego salen de nuevo sin
saber hacia dónde.
Los pensamientos son “cosas”, aunque
no se pueden catalogar en la definición de materia física como aquello que si
se puede tocar y pesar; pero hemos visto que puede haber otros tipos de
substancia que tengan propiedades completamente diferentes.
Y no solo los pensamientos están
constituidos de una substancia sutil, sino también las emociones que se
almacenan en la luz astral y pasan de un ser humano a otro, y esto explica la
influencia inconsciente e invisible que ejercen las personas sobre otras a
través de sus pensamientos y emociones, al grado que realmente es imposible
pecar en secreto debido a que un pensamiento o sentimiento maligno envenenará
la luz astral como un cuerpo sucio ensuciaría el agua en la que nos bañamos, o
un aliento malsano podría contaminar la atmósfera. Y esto quedara
indeleblemente impreso para todo clarividente que lo pueda ver.
E igualmente en el otro lado del
cuadro, nuestros buenos pensamientos y aspiraciones también tienen su
influencia, y esta influencia es más potente porque se eleva a un plano
superior.
Y al saber esto, la importancia de
la responsabilidad individual aumenta considerablemente, y esto nos lleva a
hablar de la conexión de la luz astral con la ley del karma.
5. La luz astral y el karma
Si bien podemos creer acertadamente
que nuestras experiencias presentes son el fruto de nuestros actos o pensamientos
pasados, y que nuestros actos y pensamientos presentes engendrarán
consecuencias futuras para nosotros. A menudo no vemos los vínculos que
conectan la causa con el efecto.
Y esto no es sorprendente en vista
de la limitación de nuestro conocimiento de la existencia ya que solo vemos una
pequeña parte de la naturaleza, y debe haber muchas más cosas que todavía no
percibimos y por lo tanto no conocemos. Pero la enseñanza sobre la luz astral
nos permitirá suplir algunos de los eslabones que faltan.
Cada acto, cada pensamiento y deseo,
se imprime en la luz astral, de modo que se puede decir que "poblamos
nuestra corriente en el espacio" con nuestras propias creaciones y la
descendencia de nuestros pensamientos y acciones. Y las consecuencias de tales
actos volverán a su autor de acuerdo con dos leyes para las cuales encontramos
fácilmente analogías en la ciencia física: una es la ley de acción y reacción,
y la otra es la ley de atracción, o sea que lo semejante atrae a lo semejante.
Cualquier energía lanzada en una
dirección tiende cuando se gasta su fuerza, a fluir hacia atrás en la dirección
opuesta, como sucede en el balanceo de un péndulo o una piedra que se lanza
hacia arriba. Y como cada impresión está marcada con la cualidad de su creador,
entonces la ley de la afinidad tiende a devolvérsela.
El karma es el ajustador del
equilibrio perturbado; incluso se puede decir que lo que llamamos acto es sólo
la mitad de un acto, puesto que todo el acto incluye también la reacción. Pero
a nivel kármico nuestras acciones y sus reacciones correspondientes pueden
estar separadas por largos intervalos, de modo que no podamos rastrear la
conexión.
Las dos pueden incluso estar
separadas por la brecha de la muerte física, de modo que las causas puestas en
movimiento en una encarnación no producirán sus resultados hasta en una
encarnación posterior. Pero la luz astral proporciona esto ya que es el gran
depósito de la naturaleza y puede conservar impresiones indefinidamente.
Además debemos recordar que el karma
no es un mecanismo ciego, como lo imagina el pensamiento materialista. No puede
existir un mecanismo realmente ciego en ninguna parte debido a que la vida y la
conciencia están detrás de todos los fenómenos, incluso de los fenómenos de la
materia física, como se comprende mejor ahora en este siglo.
Y aunque a veces puede ser
conveniente utilizar términos mecánicos al hablar del karma y de la luz astral,
no debemos olvidar que la luz astral, como el resto de la naturaleza, está viva
ya que espíritu y materia son los polos de la misma sustancia fundamental; y
cuanto más avanzamos desde la materia física a través de los diversos planos
cósmicos hacia el espíritu, más acentuadas se vuelven las cualidades
espirituales.
Por lo tanto la luz astral puede
considerarse como un grado intermedio entre el espíritu y la materia, o entre
la mente y la materia (es difícil encontrar términos exactos en nuestro
idioma); y cuando recordamos que hay siete estados de la luz astral, podemos
comprender más fácilmente cómo la mente y la materia pueden estar conectadas
por una serie de vínculos graduales.
Cuando hablamos de una cadena de
causalidad que conecta actos con sus resultados, debemos tener en cuenta que
los eslabones de esta cadena no son los cuerpos inertes tratados en la mecánica
física, sino seres vivos más o menos conscientes, dotados de volición y
propósito en mayor o menor medida.
La teosofía enseña que cuando una
forma de pensamiento abandona nuestra mente, puede fusionarse con un elemental,
y por esta fusión se engendra un ser activo que en ese momento comienza su existencia
sutil propia y la cual consiste enteramente en la tendencia a repetir el acto
que representa, de modo que sea instintivo y no esté dotado de más inteligencia
de la necesaria para permitirle ejecutar esa función. Y en esto tenemos una
explicación inteligible del fenómeno llamado hábito, así como también de
una gran clase de acciones conocidas como impulsivas.
Cada uno de nosotros se ha rodeado
de una multitud de esos seres elementales que están continuamente tratando de
expresarse a través de nuestra mente o nuestro mecanismo corporal. Palabras
como tendencia, proclividad y similares, tal como se usan en el lenguaje común
o por la ciencia, son meros contrarios; son sustantivos abstractos o cheques
sin cobrar o letras algebraicas para valores desconocidos; de modo que nuestra
explicación no sea superflua sino necesaria.
Y tan pronto como comencemos a
estudiar nuestras propias experiencias diarias con estos conceptos en mente,
encontraremos mucha corroboración de las enseñanzas. Anteriormente habíamos
pasado por alto esta evidencia porque no la estábamos buscando.
Pero ayuda enormemente a las
personas en el trabajo de entenderse y gobernarse a sí mismas, si pueden darse
cuenta de que en gran medida se están permitiendo ser controladas por seres
obsesivos reales, es decir, estos elementales del pensamiento y elementales del
deseo, que continuamente incitan a hablar sin consideración o actos y estados
de ánimo inspiradores de ira, sarcasmo, frivolidad, etc., y que luego
lamentamos; y una mala excusa es decir que "no sé qué me hizo hacerlo,
pero algo se apoderó de mí".
6. Los peligros de la luz astral inferior
Ese estrato de la luz astral que se
encuentra más cercano a la tierra física es su capa más baja y más densa; y es
esta capa rebosa de lo que podría llamarse: el registro y efluvios de los
pensamientos, las emociones, las pasiones y las acciones más burdas humanas.
Esta región está poblada por una
gran variedad de entidades asociadas con esas bajas vibraciones, por lo que en
su mayor parte es nociva para la humanidad; y hay una interacción constante
entre los dos planos (físico y astral) aunque afortunadamente para la mayoría
de nosotros nuestro cuerpo físico actúa como un escudo misericordioso,
alejándonos de estos seres y protegiéndonos de su influencia dañina.
Las enseñanzas teosóficas nos dicen
que después de la muerte del cuerpo físico, queda un fantasma sobreviviendo por
un tiempo en los reinos astrales y esperando lo que se llama la "segunda
muerte" que libera al alma de sus remanentes astrales. Y la extensa
tradición de historias de fantasmas, apariciones, espectros, espíritus, etc., proporciona
abundante evidencia en la actualidad sobre esta creencia que ha sido familiar
para la humanidad en todas las edades y países.
En los casos en que la persona ha
muerto con un fuerte deseo de ver a sus seres queridos, su doble astral seguido
se le ha aparecido a los supervivientes buscando sus oraciones o el entierro de
sus huesos, etc.
Los restos astrales de personas muy
sensuales y malvadas sobreviven en la luz astral y buscan perpetuar su
existencia depredando a los vivos; y esto explica muchos casos de lo que solo puede
describirse como obsesión.
A menudo leemos en los periódicos de
individuos relativamente inofensivos pero nerviosamente inestables que se
apoderan de una manía homicida repentina e inexplicable y que cometen algún
acto de violencia que luego lamentan y no pueden explicar.
En resumen, para no detenernos en un
tema que ya ha sido tratado en otras partes de la literatura teosófica, podemos
describir esta luz astral inferior como una región sumamente indeseable
habitada por una variedad de seres indeseables.
Por lo tanto, aquellos que pretenden
presuntuosamente forzar una entrada en este reino son culpables de una acción
sumamente imprudente debido a que pueden abrir una puerta que luego les será
muy difícil volver a cerrar, o pueden establecer vínculos con entidades oscuras
que luego les costará mucho poder romper, o pueden exponerse a tentaciones que
no podrán resistir, o pueden alterar el delicado equilibrio de su sistema
nervioso y su naturaleza mental y emocional.
Por consiguiente participar en
cualquier práctica con miras a abrir la comunicación con el plano astral y sus
habitantes, es una conducta que solo puede describirse como temeraria debido a la
ignorancia llevada a un alto grado, puesto que solo un carácter
excepcionalmente fuerte, puro y entrenado puede resistir a los peligros de este
reino; y no es sin justificación que se le advierte a los estudiantes de
ocultismo contra tal procedimiento.
7. La luz astral y la evolución
La ciencia ha encontrado
dificultades para hacer que los hechos se ajusten a las teorías, y esto se debe
porque la ciencia solo se refiere al mundo físico. Por ejemplo los organismos
físicos de plantas y animales presentan una serie de formas graduadas, y sus
semejanzas dan lugar a la idea de que se derivan unos de otros, de un proceso
llamado evolución biológica. Pero la observación ha demostrado que estas
especies son un conjunto de vínculos desconectados, cada uno de los cuales
permanece fiel a su propia especie y sin vínculos o gradaciones de conexión
visibles entre ellos.
Incluso se encuentra que las
variaciones producidas por una alteración del medio ambiente, como ocurre
cuando cultivamos razas domésticas, no son permanentes sino que existe una
tendencia de la especie a regresar a su tipo original en cuanto se retira ese
condicionamiento particular. Y toda esta dificultad surge para los darwinistas por
no tener en cuenta el plano astral, ya que los cambios por los que una especie
pasa a otra tienen lugar en la forma astral.
En realidad el organismo es un alma
viviente consciente que crece, se desarrolla y cambia por su propio propósito
evolutivo. Estos cambios se transmiten luego a la forma astral y de allí al
organismo físico. Pero es sólo cuando el cambio se ha completado astralmente
que aparece en su contraparte física.
Así los organismos físicos no
presentan una línea continua ininterrumpida, sino una sucesión de pasos. Para
darles una analogía es como cuando vemos una escalera de caracol pero solo desde
un lado, vemos una serie de etapas separadas, una encima de la otra, pero no
vemos la escalera continua por la que están conectadas.
8. La luz astral y el éter
Según la teoría mecánica del
universo, tenemos átomos separados entre sí por espacios vacíos, pero sin
embargo actuando unos sobre otros; y la dificultad ha sido dar una explicación de
esta influencia a pesar de la distancia que los separa.
Parecería que es necesario suponer
un medio entre los átomos para el transporte de la energía de uno a otro, pero
si este medio es en sí mismo material, entonces no hemos resuelto el problema
original, sino que simplemente lo hemos avanzado un paso más. Pero si el medio
no es material, entonces ¿qué es?
Y también para complementar la
teoría ondulatoria de la luz, era necesario suponer un medio, puramente
hipotético y no sujeto a observación directa, al que se le dio el nombre de éter.
Pero se encontraron muchos obstáculos porque los teóricos insistirían en
intentar dotar a este éter de las propiedades de la materia física,
especialmente en cuanto a densidad y rigidez. Sin embargo todo lo que era
realmente necesario en este medio era que debía poder transmitir las vibraciones,
y no había justificación para atribuirle esas otras propiedades que están
asociadas con la vibración en la materia física.
Está claro que lo que se necesita es
una forma de materia supra física; y sus propiedades solo pueden determinarse
mediante experimentos y no mediante inferencias y cálculos a partir de los datos
físicos conocidos. Debe haber un sustrato para la manifestación de los
fenómenos de los rayos luminosos, electromagnéticos y cósmicos; y esto
parecería responder a una de las subdivisiones de la luz astral.
La luz astral, en lugar de ser un
anexo o piso superior a la naturaleza, es un componente necesario, y sin ella
el universo físico se derrumbaría o quedaría reducido al estancamiento
absoluto.
9.
La influencia de la luz astral en el
clima y los temblores
Y aspectos como el clima, las
tormentas y los terremotos también necesitan de la luz astral para completar una
explicación más profunda sobre esos fenómenos de la naturaleza. La ciencia
puede atribuir los fenómenos meteorológicos a una serie de causas secundarias,
como las corrientes de convección en la atmósfera, desviadas por la rotación de
la Tierra; y pueden rastrearlos más atrás hasta las condiciones magnéticas, e
incluso las fluctuaciones en el campo magnético causadas por lo que sucede en
el sol.
Y todo eso es cierto, pero el
conocimiento de la luz astral permite llevar la cadena de causalidad un paso
más lejos además que proporciona un vínculo entre la atmósfera mental y moral
de la humanidad y los fenómenos terrestres que tan a menudo se sospecha que
están relacionados entre ellos. Por ejemplo, los terremotos son acompañados de
diversos fenómenos mecánicos, como hundimientos y deslizamientos de fallas,
pero es al menos una cuestión abierta si estos deben considerarse como causas o
como efectos.
Además es bien sabido que la mayoría
de los animales y algunos seres humanos pueden sentir la proximidad de un
terremoto antes de que suceda, y si la tierra es un vasto globo sujeto a una
continua contracción por pérdida de calor, la gran maravilla es que permanece
tan quieta como está; y nos preguntamos si tal vez no esté quieta.
Pues bien, la enseñanza teosófica explica
que la luz astral está sujeta a tensiones, causadas por los pensamientos y
emociones de la humanidad; y que tales tensiones encuentran un alivio repentino,
agitando así la corteza terrestre.
En cuanto a los fenómenos meteorológicos
en general, es obvio que por muchas causas físicas que les asignemos, todavía
quedan en la categoría del "azar". Pero cuando introducimos la luz
astral como factor, vemos una forma de conectar estos acontecimientos con la
condición mental y moral de los habitantes de la tierra; y así se evita la idea
insatisfactoria del simple azar y se introduce la racionalidad en la
explicación.
Los terremotos ocurren con mayor
frecuencia en determinadas regiones, pero es natural que cuando algo se sacuda
ceda en sus puntos más débiles, donde las rocas se desplazan o se rompen, o
donde existe una tensión dinámica debido a la desigualdad de presión.
Y hoy en día ya debería de haber
suficiente maquinaria a disposición de la ciencia como por ejemplo en forma de
manchas solares e influencia electromagnética, para llevar la explicación de
los terremotos un paso más allá que un simple mecanismo; pero aún faltarían
vínculos para conectarlos con los fenómenos mentales y morales.
10. La luz astral y la historia
Hemos hablado de la necesidad de la
luz astral para dar una explicación científica de la naturaleza, de la
imposibilidad de explicar la evolución sin ella, y de su papel en mostrar la conexión
entre los actos humanos y los resultados que cosechamos de esos actos. Y ahora vamos
a mostrar cuán necesaria es la luz astral para una comprensión más profunda de
la historia.
En la historia, como en las demás
disciplinas académicas, las opiniones actuales pueden dividirse entre los
teístas y los racionalistas. Los teístas preconizan que es la providencia la
que dirige los acontecimientos, mientras que los racionalistas aseguran que
todo es simplemente una sucesión de causas y efectos.
Estos últimos expresan la historia
como una cadena causal en la que los acontecimientos pasados determinan los
acontecimientos futuros, o como una especie de evolución. Pero es muy evidente
que si la historia fuera solo una cadena de causas y efectos, sin ninguna
influencia que ingrese desde el exterior, entonces se parecería a un arroyo que
serpentea lentamente colina abajo y no podría subir a ninguna fuente más alta.
La idea de la “Providencia” es mucho
mejor de las dos (si se le quita el aspecto religioso) porque sin la providencia
debemos introducir vagas influencias desconocidas agrupadas bajo la palabra
"casualidad", palabra que no es más que una confesión de ignorancia.
La historia es el complejo drama de
las almas humanas, cada una creciendo y evolucionando, y todas interactuando
unas con otras, y todo el movimiento siendo alimentado por una fuente continua
de influencias dentro de cada persona. Y los efectos más potentes se ven
producidos por comparativamente pocos individuos de un extraordinario poder de
influencia, que engendran nuevas ideas, inician movimientos, inauguran nuevas
eras de pensamiento y se convierten en el centro de grupos y transmiten su
trabajo a sus seguidores.
Pero lo que estamos considerando
aquí es la función de la luz astral en el proceso histórico. Pues si bien los
pensamientos moldean los eventos, resulta que la luz astral es el medio entre
los pensamientos y los eventos. Por lo tanto la acción de los pensamientos
sobre los acontecimientos no es inmediata y directa, sino que la luz astral
actúa como un gran almacenador y acumulador, recibiendo impresiones de los
pensamientos y transmitiendo gradualmente esa impresión a los eventos.
Y así a medida que cada humano construye
su carácter en la forma de hábitos impresos dentro de su propia sustancia
astral a través de sus pensamientos y actos pasados, así en gran escala hay caracteres
nacionales debido a las impresiones profundas que esas masas han impreso en la
luz astral, y estos pueden llamarse hábitos de ciertos países, culturas y razas.
Y la tremenda fuerza y fijeza de tales hábitos o modas o prejuicios, es bien
conocida.
¿En qué son inherentes? ¿Qué respuesta puede dar la ciencia?
El íntimo estudio biológico de la
herencia nos ha dado una noción de células germinales transmitidas de
generación en generación, y cuya función es preservar el tipo en medio de
variaciones temporales.
En eso tenemos un inicio de
explicación, pero la célula germinal es un vértice muy pequeño sobre el que
equilibrar un peso tan grande, y en el mejor de los casos es solo un detalle
del proceso. En cambio este fenómeno se explica mejor si se considera que estas
tendencias son inherentes al gran depósito de la naturaleza que es la luz
astral, y la cual rodea a la Tierra como una atmósfera poderosa en la que todos
vivimos, y esta almacena las impresiones de manera tenaz y duradera, y se necesita
mucho para poder cambiarlas.
¿De qué otra manera se explicaría las características casi
indelebles de las naciones que perduraron a través de los siglos y se
transmitieron con cada nueva generación sucesiva?
Todos nacemos en un condicionamiento
tan preestablecido que se necesita un fuerte carácter individual para luchar
contra su influencia. Y muchos sucesos inexplicables en la historia encuentran
una explicación fácil de esta manera. Tomemos por ejemplo el famoso complot de
la pólvora durante el reinado de Jaime I de Inglaterra.
Los historiadores no logran explicar
por qué un grupo de caballeros de excelente carácter decidió incondicionalmente
hacer estallar al rey, a la familia real y a toda la Cámara de los Lores, la
Cámara de los Comunes y varios ejecutivos del gobierno en una gran masacre, lo
que habría dejado a la nación a merced de la anarquía y bien podría haber
puesto fin a la existencia nacional de Inglaterra; y todo eso se evito por lo
que pareció un mero incidente.
¿Qué influencia podría hacer que la gente se apartara tanto
de su carácter natural como para cometer una atrocidad de una magnitud tan
incomparable?
Pues bien, la respuesta se encuentra
en el estado de la mente humana que prevalecía en Europa en aquellos tiempos. El
continente estaba vibratoriamente muy perturbado por las controversias
religiosas. Francia estaba dividida en credos rivales que se empeñaban en el
exterminio mutuo. La masacre de San Bartolomé había sido reciente y la perturbación
vibratoria se había extendido hasta Inglaterra. Era lo que deberíamos llamar
una "onda psíquica".
Y esto se debe porque de vez en
cuando la luz astral se sobrecarga de influencias de los pensamientos humanos,
y como la naturaleza tiende siempre a restablecer el equilibrio, el alivio se
encuentra en estallidos violentos o cataclismos que son estrictamente análogos a
las epidemias de enfermedades, y aunque las consecuencias inmediatas son dramáticas,
el resultado es la purificación.
11. Los habitantes de la luz astral
No se debe suponer que no haya ningún
plano de existencia que no esté habitado y poblado por seres vivos. El universo
entero está repleto de seres vivos, adecuados a sus esferas particulares. Y si nosotros
no podemos vivir en los otros planetas, esto no es motivo para inferir que no
haya vida allí, solo que esta vida se encuentra en otros planos de existencia;
y así como los seres físicos viven en el plano físico, los seres astrales viven
en el plano astral, adaptados a su hábitat como nosotros al nuestro.
Sin embargo hay que confesar que
este es un tema delicado de tratar, y uno del cual se puede decir con cierta
veracidad que la ignorancia es una bendición. Porque como ya se ha dicho,
nuestros cuerpos físicos nos protegen misericordiosamente de un contacto
demasiado estrecho con las influencias perniciosas de la luz astral inferior, y
quitar esa protección prematuramente es cortejar el desastre.
Sin embargo, por otro lado, el
conocimiento puede proteger, y por lo tanto debemos tratar de mantener un
equilibrio justo entre estas dos máximas opuestas. Dirigir la atención de la
gente a los perniciosos habitantes astrales puede ser equivalente a animarlos
en lo que las personas deben de evitar, porque la imaginación mórbida de las
personas débiles puede invocar entidades que no existen fuera de su
imaginación, y los casos de obsesión se curan mucho mejor con una desviación de
la atención hacia actividades saludables, que con una introspección mórbida o
un psicoanálisis de las zonas bajas de la conciencia.
Pero también es beneficioso saber
que muchos de los impulsos que dignificamos al atribuírselos a nosotros mismos,
pueden en realidad ser el resultado de impulsos malignos de entidades astrales,
y por lo tanto esas malos impulsos no son provocados por nosotros mismos, sino que
son meros elementos intrusivos. Y saber esto nos pondrá en guardia y nos permitirá
derrotarlos al tomar una posición firme en nuestra propia personalidad.
Los elementarios
Después de la desintegración del
cuerpo físico, hay una supervivencia temporal de la contraparte astral y
psíquica inferior de la constitución humana; y la cual en algunos casos puede
persistir por un largo tiempo perpetuando su existencia vampirizando a los
vivos. Y tal contacto siendo causado por debilidad e intemperancia con los
vivos, o tal vez inadvertidamente cortejada a través de prácticas espiritistas
o incursionando en el "psiquismo".
Ese remanente psíquico o
"fantasma" está por supuesto desprovisto del elemento moral, porque
toda la parte superior de la naturaleza del difunto se ha separado y ha ascendido
al mundo celestial; de modo que ese elementario es simplemente impulsado por el
deseo de satisfacer sus burdos instintos, y este es un tipo de habitante de la
luz astral inferior.
Siempre se ha reconocido la
existencia de espíritus, fantasmas, larvas, etc., atados a la tierra, y la
mente recordará ejemplos de varios modos de adorarlos, propiciarlos o
alejarlos. El coito con tales criaturas es dañino tanto para ellos como para
nosotros, porque se les debe permitir que se extingan naturalmente y no se les
mantenga en una existencia antinatural.
Los espíritus de la naturaleza
Podemos considerar esa clase de
seres conocidos por nombres tales como elementales, espíritus de la naturaleza,
etc. Estos se encuentran en las creencias de poblaciones en donde se cree en las
hadas, las ninfas, las dríadas y otros seres que habitaban ríos, montañas,
bosques, árboles, etc.; y que todavía muchos pueblos de hoy a los que llamamos
incivilizados creen en tales seres.
Este tipo de creencia es llamada
animismo por nuestros "sabios" y definida como la práctica de
atribuir vida a cosas inanimadas. Pero estos sabios han puesto el carro delante
del caballo ya que son ellos los que han atribuido la inanimación a los seres
vivos.
En cambio la visión antigua y
popular es la correcta debido a que todo en el universo es un ser vivo de un
tipo u otro. Para los antiguos, un árbol era un alma viviente a la que llamaban
dríada o algún nombre similar, y el árbol visible era simplemente la prenda
exterior de este ser viviente. La dríada no habita propiamente el árbol, pero es el alma del árbol. Y lo mismo
ocurre con otros espíritus de la naturaleza
Pues bien, la luz astral es el hogar
de estos seres, todos los cuales están en el camino de la evolución, cada uno
en su etapa correspondiente y sería absurdo limitar el número de clases de
seres animados a los únicos que se encuentran en el plano de la materia física.
Pero este es un tema muy amplio y debemos dejar su tratamiento especial para
otra ocasión.
Los elementales
En cuanto a los elementales, ninguna
acción física puede tener lugar sin ellos ya que constituyen un factor
necesario entre aquellos componentes que contribuyen a la realización de una
acción, y están representados en la ciencia por vacíos que deben ser llenados
provisionalmente con palabras de un significado vago tales como
"fuerza" o "afinidad".
Después de todo, ¿qué entendemos por
propiedades de la materia? Una
expresión más adecuada serían las disposiciones,
instintos o inclinaciones
de la materia, porque la mente está detrás de todo, y los fenómenos físicos son
simplemente la expresión de estados mentales.
Por lo tanto debe haber en el mundo
astral los elementales de todas las acciones que se producen en el mundo
físico. Por ejemplo cuando nos acostumbramos a practicar algo, creamos un
elemental que va ha incitarnos a seguir efectuando ese acto, aún a sabiendas
que este sea inapropiados; y esta pequeña ilustración sugerirá un pensamiento
fructífero sobre la naturaleza de los hábitos.
Nuestras acciones generan
elementales dotados de nuestra propia vitalidad y tendientes a volver a
repetirse y revitalizarse. Así nos damos una idea de un elemental como un ser
que sólo puede hacer una cosa, y cuya vida entera consiste en hacer esa cosa
una y otra vez. Y si esta no es una buena explicación de los hábitos, siempre
deberíamos estar preparados para escuchar algo mejor.
12. La
influencia de la luz astral en la sociedad
Dado que la luz astral está repleta
de influencias puestas allí por los pensamientos y las emociones de las personas,
y dado que hay una reacción constante de la luz astral sobre los seres humanos,
se deduce que la luz astral debe desempeñar un papel muy importante en la
determinación de la conducta humana, o sea en la sociedad, y esto ayuda a tener
una comprensión más profunda de varios fenómenos.
Por ejemplo, la aparición simultánea
de epidemias en regiones muy separadas se explica imperfectamente por los
microbios transportados por las personas o impulsados por corrientes de aire
elevadas. Pero aun así todavía tenemos que explicar el origen de tales epidemias, cuya incidencia está tan poco
relacionada con eventos físicos, y son tan impredecibles, que sólo podemos
recurrir a la palabra "casualidad" que utilizan los materialistas
cuando no saben cómo explicar un fenómeno.
Pero como ya se ha dicho, los
eventos físicos son solo la concretización de los eventos astrales y las
epidemias físicas siguen a las astrales, y estas últimas también son
engendradas por alteraciones en el pensamiento humano.
Para darles una analogía,
consideremos la radio. No podemos transmitir una onda de sonido a través del
aire desde Europa hasta América, pero en cambio podemos transformar esa onda de
sonido en ondas de radio, luego transmitir esas ondas de radio y luego reconvertirlas
en ondas de sonido. Pues bien, de una manera similar las epidemias pueden
transmitirse a través de la luz astral y su transmisión se puede explicar
considerándolas como transmitidas por corrientes astrales y reproducidas como
enfermedades físicas en otros lugares.
Pero aparte de las epidemias biológicas,
también hay epidemias psíquicas, y en el caso de estas también las
explicaciones físicas habituales no bastan para explicar todos los hechos. La
propagación de tales epidemias por supuesto se incrementa enormemente por los
rumores y la influencia de la prensa, pero estos medios materiales no explican
todos los fenómenos, pues encontramos oleadas de opinión, emoción, entusiasmo,
locuras repentinas que aparecen sin causa asignable en lugares muy separados al
mismo tiempo.
La historia nos proporciona extraños
casos de histerias epidémicas, y en la actualidad podemos encontrar grandes
avivamientos religiosos arrasando a países, o una fiebre de guerra
extendiéndose por el mundo. Lo que se llama la psicología de masas y muestra la
existencia de algo que es mucho más que la mera suma total de las mentes de los
individuos componentes, porque estos individuos son barridos contra su propio
juicio.
Se ha dicho que "los
pensamientos son cosas" y es cierto. Las ideas flotan en nuestra mente y
no podemos saber de dónde vienen; los trabajamos en nuestra mente y luego salen
de nosotros no sabemos adónde.
Por supuesto hay un constante
intercambio de pensamientos entre las personas. Las formas de pensamiento pasan
por las corrientes de la luz astral, como objetos flotando en el agua; los
succionamos y los distribuimos nuevamente en forma modificada. Y no solamente los
pensamientos sino también las emociones, por lo que se les suele llamar “pensamientos-emociones”
que son energías que nos influyen y nos impulsan a actuar.
¿Quién de nosotros puede pretender ser el dueño de sus
pensamientos y emociones, inmune a las influencias que provienen de una fuente
invisible, capaz de mantenerse independiente de esta atmósfera general en la
que estamos inmersos?
En verdad muy pocos.
Y nuestra separación individual se
debilita cuando pensamos en esta atmósfera de pensamiento y emociones que todos
compartimos y de la que todos recibimos y a la que todos damos.
¡Y eso nos hace considerar en la responsabilidad que tenemos
cada uno de nosotros!
Nadie puede pecar solo, ni la
privacidad de sus pensamientos puede protegerlo de la culpa, porque un
pensamiento es un acto energético y todo acto produce consecuencias. Por lo
tanto antes de culpar a otros por actos que nosotros no cometeríamos, ¿no
necesitamos estar seguros de nuestros propios deseos e imaginación no
expresados? ¿No podríamos nosotros mismos a través de nuestros pensamientos haber
contribuido en su delincuencia?
Pero para consolarnos podemos mirar
el otro lado de la imagen y darnos cuenta de que ningún buen pensamiento, ninguna aspiración elevada, ningún sentimiento
de verdadero amor generoso y compasión, también tiene su efecto positivo en los
demás, y tal vibración es más potente porque actúa en un plano vibratorio superior.
Son muchos los problemas estudiados
por los científicos y por aquellos interesados en mejorar las condiciones
sociales, que se aclararían con un conocimiento de la luz astral y con su
contraparte que es el cuerpo astral del hombre. Por ejemplo, la cuestión de la
herencia, la cual de ninguna manera está completamente dilucidada por los
hallazgos de la investigación genética. Pero este no es el lugar para detallar este
asunto, por lo que se abordará en otros artículos.
13. Fenómenos psíquicos, apariciones, etc.
Aparte de lo que ya se ha dicho anteriormente
sobre los grandes riesgos que conlleva incursionar negligentemente en el
psiquismo, se puede decir unas palabras más acerca de la relación que tiene la
luz astral con esos fenómenos.
Hay innumerables relatos de
apariciones de personas recientemente fallecidas, o la previsión de calamidades
venideras, o las advertencias fantasmales o fenómenos poltergeist y cosas por
el estilo; y en estos casos ciertas condiciones peculiares y relativamente
infrecuentes provocan una conexión temporal entre el mundo astral y el mundo físico.
Las relaciones de tiempo, espacio,
obstáculos físicos, etc., se ven diferentes en el plano astral; la comunicación
entre los vivos y los muertos es difícil y a menudo solo se logra mediante la
mediación de personas particulares dotadas de una constitución mediumnística. Y
un estudio de tales registros proporcionará mucha información y servirá para
confirmar lo que hemos dicho sobre el plano astral.
El vidrio, el cristal, el agua,
algunos metales, tienen el poder de condensar el fluido astral, ayudando así a
los esfuerzos de un vidente; y de ahí se explica el uso de bolas de cristal,
espejos mágicos y similares.
El fenómeno de la psicometría
mediante la cual algunas personas son capaces al tocar algún objeto como una
carta o una prenda de vestir, de obtener información sobre el portador, es un
ejemplo del poder que tiene la luz astral de preservar imágenes de los eventos.
Y es un pensamiento intrigante saber
que nada puede completamente desaparecer, pues la psicometría nos demuestra con
pruebas que incluso escenas pertenecientes a un pasado remoto pueden así
recuperarse. Las explicaciones en la línea de nuestra experiencia física están
fuera de orden y son necesariamente inútiles. La observación debe preceder a la
teoría y debe estudiarse una amplia gama de fenómenos desconocidos antes de que
podamos aventurarnos a intentar su formulación en un conjunto de leyes.
La predicción y la visión de eventos
que aún no se han realizado en el mundo físico, presenta un gran obstáculo para
nuestro poder de concepción. Y es evidente que aquí tenemos que lidiar con la
naturaleza del tiempo. Los
acontecimientos venideros proyectan su sombra astral ante que estos se realicen
en el plano físico, y si podemos ver esa sombra, podemos pronosticar el próximo
evento.
Pero lo que se percibe no es una
certeza ya que solo es una probabilidad de mayor o menor grado, y algunas de
las historias de advertencias muestran que el peligro previsto fue evitado por
las precauciones tomadas por el vidente o por quien lo soñó. Parecería que el
tiempo astral y el tiempo físico no encajan exactamente.
14. Observaciones
finales
Los estudiantes de teosofía,
especialmente los nuevos en el tema, pueden encontrarse perplejos al buscar una
idea definida acerca de la relación entre la luz astral y los otros principios
cósmicos. Y hay varias razones para esto. En primer lugar, digamos que no es
deseable esperar una definición demasiado estrecha y estricta, porque al
esforzarnos por hacer eso, reducimos la idea a algo que se ajuste
convenientemente a nuestro acervo existente de ideas; pero al hacer eso también
limitamos su concepción.
Por lo tanto es necesario que el
estudiante mantenga su mente fluida hasta que haya tenido el tiempo de estudiar
el tema desde varios ángulos y relacionarlo con los muchos temas colaterales de
los que es inseparable. Porque si no hace esto, entonces encontrará lo que le parecerán
ser contradicciones; es decir que sus estudios lo llevarán a enunciados que no
concuerdan con las ideas demasiado estrechas que ya se había formado a partir de
su primer estudio incompleto.
La dificultad aquí es la misma que
se encuentra en cualquier otra investigación; las afirmaciones que al principio
parecen contradictorias se consideran luego meramente complementarias.
Y una vez más les recordamos que el
término "luz astral" en sí mismo fue tomado de ciertos filósofos
antiguos y ha sido reutilizado muchas veces por diversos escritores, de modo
que su significado se ha vuelto muy vago y variado, ya que quienes lo usan seguido
no están muy bien informados y cada uno lo usa en un sentido diferente.
En consecuencia, cuando leemos una
obra como La Doctrina Secreta de
H.P. Blavatsky, no podemos asumir con seguridad que el término se usa siempre exactamente
en el mismo sentido y por consiguiente será necesario algún juicio para decidir
en qué sentido se está utilizando en un momento dado.
Ya que a veces se hace referencia a
otros escritores, como por ejemplo a Eliphas Lévi, y en ese momento la palabra
puede usarse en el sentido que la utilizaba ese ocultista. Mientras que otras
veces la encontramos siendo utilizada como sinónimo de akasha, y otras veces
muy claramente diferenciada de esa palabra sanscrita. Sin embargo, tales
perplejidades desaparecerán con un estudio más profundo de la Doctrina Secreta, y no
quedará ninguna duda en cuanto al significado real.
Y también en la actualidad tenemos
la ventaja de las obras del Dr. de Purucker en las que se analizan las
enseñanzas teosóficas, y ahora es posible dar al término "luz astral"
un significado más preciso que puede considerarse como el significado aceptado.
En la página 512 y siguientes de su
obra “La tradición Esotérica” de la
tercera edición, encontramos un arreglo tabular de los principios del Universo,
de los cuales el siguiente es un breve resumen:
1) La mónada o raíz suprema, de la que emanan los demás
principios, y se llama Paramatman.
2) Alaya, akasa, el origen del alma cósmica.
3) Mahat o mente cósmica.
4) Kama cósmico, o sea el deseo o fuerza impulsora del
universo.
5) Jiva o vitalidad cósmica.
6) Luz astral; el éter cósmico.
7) Sthula-sarira; el universo físico.
Esto muestra la luz astral como el
próximo principio cósmico por encima del plano de nuestro universo físico, y también
muestra la luz astral como el medio a través del cual juegan las fuerzas
vitales o "vidas", llamadas colectivamente Jiva cósmica, y que son impulsadas por el deseo cósmico.
Finalmente, la luz astral es un
medio que conecta la mente cósmica con el plano físico de la naturaleza. En las
páginas 949-950 del mismo libro vemos los principios correspondientes en la
constitución humana, y el lugar de la luz astral está ocupado por el
linga-sarira (el cuerpo astral).
Y siempre es importante recordar que
estos diversos principios cósmicos en realidad no se encuentran uno encima del
otro en capas, sino que están entremezclados. A menudo es necesario
representarlos en la forma de una tabla para facilitar la explicación, pero
debemos evitar que esa ilustración cree una imagen falsa en nuestra mente.
La ciencia física nos ha
familiarizado con la idea de diferentes estados de la materia que ocupan un
mismo espacio y se interpenetran entre sí, aunque esto lo representemos por un
diagrama en el que se colocan uno encima
del otro.
Además cada división septenaria de
la naturaleza se subdivide, y vuelve a subdividirse en el mismo plan
septenario, de modo que podemos hablar de varios planos de la luz astral y usar
expresiones tales como la luz astral superior e inferior.
Encontramos lo siguiente en el “Glosario
de lo Oculto” de G. de Purucker.
“La luz astral es con respecto a los
reinos materiales del sistema solar la copia o reflejo de lo que es el akasa en
los reinos espirituales. La luz astral es la madre de lo físico, así como el
espíritu es la madre del akasa, o a la inversa: lo físico es meramente la
concreción del astral, así como el akasa es la concreción del espiritual más
elevado.”
(Observación de Cid: valoro las
explicaciones que dio Gottfried de Purucker, pero también recomiendo mantener cautela por
las razones que se detallan en este otro capítulo link.)
(Este documento forma parte de un
conjunto de folletos conocidos como “Serie de Manuales Teosóficos” que se
publicaron en la década de 1930 por la Theosophical University Press.)
Hola Cid buenas con esto de las muertes del covid 19 y aparte la influencia mental de la religion judeocristiana en la una sola vida que existe.....
ResponderBorrarEn mi caso Perú
No estara generando o creando una poblacion o generación de vampiros con mayor cantidad de gente???
Buscando huespedes y aparte de la migracion venezolana que esta generando asesinatos mafias y a mi parecer insconcientemente sirviendo de ancla o portal en este caso para estos seres ???
Saco esta reflexion porque estos meses toy recibiendo varios ataques
Y ya no camino por cualquier lugar y ando con mas cuidado hacia las calles abiertas ...
Yo sospecho que en los próximos años nos dirigimos hacia un periodo de mayor oscuridad, inseguridad y caos en el mundo.
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