Sobre
estas experiencias, William Atkinson en su libro “La vida después de la muerte”, comentó lo siguiente:
« El
estudioso de las religiones comparadas se sorprende por el hecho de que a
partir del acervo primordial de las creencias religiosas, surge un número casi
incontable de credos, sectas y divisiones del pensamiento religioso.
Desde
las supersticiones muy primitivas de las razas simples, hasta las concepciones
más avanzadas de los pueblos cultos, corre un hilo de unión de creencia
fundamental en un algo que está por encima del universo fenoménico y que es la
Causa Sin Causa del Universo.
Junto
con esta concepción encontramos la creencia fundamental de que el alma
sobrevive después de la muerte del cuerpo. Pero esta concepción también es
interpretada de diversas formas por las distintas autoridades religiosas y
sectas.
La
tercera concepción general, el instinto religioso fundamental de la raza, es la
que sostiene que la vida futura del alma depende del carácter y las acciones
del individuo durante su vida terrenal.
Es
un largo viaje desde algunas de las interpretaciones más primitivas de estos
tres principios fundamentales de la creencia religiosa, hasta esa alta
concepción de los ocultistas avanzados que ha sido expresada por un autor
talentoso como sigue:
« Hay tres verdades que
son absolutas y que no se pueden perder, pero que pueden permanecer en silencio
por falta de expresión.
1. El alma del hombre es
inmortal y su futuro es el futuro de algo cuyo crecimiento y esplendor no
tienen límite.
2. El principio que da
vida habita en nosotros y fuera de nosotros; es inmortal y eternamente
benéfico; no se oye ni se ve ni se siente, sino que lo percibe el hombre que
desea la percepción.
3. Cada hombre es su
propio legislador absoluto; el dispensador de gloria o tristeza para sí mismo,
el decreto de su vida, su recompensa y su castigo.
Estas
verdades, que son tan grandes como la vida misma, son tan simples como la mente
más simple del hombre. Así que alimenta a los hambrientos con ellas. »
(Esto se encuentra en el capítulo ocho del libro “El idilio del loto blanco” de Mabel
Collins.)
Sin
embargo, cada una de las concepciones y todos los grados variables que aparecen
entre ellas, son igualmente el resultado de la percepción intuitiva del hombre sobre
ese algo que es la inmortalidad del alma y la Ley del Karma, y la diferencia
entre las diversas formas de pensamiento religioso es simplemente la diferencia
que existe entre las concepciones de la Verdad formadas por las mentes de
varios líderes religiosos o maestros y sus seguidores.
Todos
los credos y dogmas religiosos son hechos por el hombre, como sostienen los
enemigos de la religión revelada. Pero estas buenas personas pierden la otra
mitad de la verdad, es decir que subyacente a los credos y dogmas creados por
el hombre, existe eternamente la percepción intuitiva de la raza con respecto a
la existencia de la Verdad.
Es
posible que la mente no sea capaz de interpretar correctamente la percepción
intuitiva, pero se siente positivamente impresionada por el hecho de que la
Verdad existe.
El
hombre ha hecho un Dios de casi todo en el mundo material, y se ha postrado y
adorado a su propia creación, y esto debido a su limitado poder de
interpretación. Pero al adorar el palo o la piedra, la imagen esculpida o las
deidades antropomórficas, el hombre estaba inconscientemente y en realidad
adorando ese algo que era la causa de la intuición religiosa dentro de su alma.
Y
como dice bellamente uno de los vedas hindúes, el Supremo acepta toda esa
adoración cuando se la da honestamente como está destinada a él. “La verdad es
una sola, aunque los hombres la llaman por muchos nombres”, dice el viejo sabio
yogui de siglos pasados.
Cada
hombre crea para sí mismo y se aferra a la forma particular de fe religiosa que
mejor se adapta a las necesidades de su alma en cualquier período particular de
su evolución. Y cuando está listo para una concepción superior, se deshace de
la vieja creencia y la abraza con entusiasmo.
El
mundo ha sido testigo de muchos casos de esta evolución del pensamiento
religioso, y de hecho, está pasando por uno importante en este momento en
particular. El camino de la raza está sembrado de ídolos rotos y descartados,
materiales y mentales, que alguna vez fueron preciosos para millones de fieles.
Y a medida que avanza la carrera, muchos más ídolos serán derrocados y desmoronados
en los caminos del tiempo.
Pero
cada ídolo tenía su propio lugar apropiado en la historia general de la
evolución del pensamiento religioso de la raza. Cada uno cumplió su propósito y
sus ideales sirvieron para ayudar al hombre en su viaje perpetuo y eterno hacia
la Verdad Absoluta.
Ahora
bien, y en vista de los hechos antes mencionados,
¿No esperaríamos
naturalmente encontrar en un ajuste racional y equitativo de las condiciones en
"el otro lado" alguna provisión hecha para las creencias religiosas
sinceras de la raza que difieren entre sí como estas fes y creencias pueden
ser?
Imagínense la angustia
espiritual de un alma incorpórea si fuera a ver las preciadas creencias de una
vida seria y las tradiciones de muchas generaciones de antepasados, barridas
como por un diluvio. Y esto particularmente en vista del hecho de que el alma
no estaría lo suficientemente avanzada para comprender o aceptar las formas más
elevadas de la verdad religiosa, sino que simplemente se le pediría que aceptara
algo que no pudiera entender o que le repugnara por razón de su formación y
experiencia pasadas.
Sería tanta crueldad
para el alma incorpórea como si se intentase lo mismo durante su vida terrenal.
Existe una creencia
entre muchas personas que dice que el alma una vez que fallece se transforma
mágica e instantáneamente de la ignorancia en conocimiento absoluto al pasar al
"otro lado". Pero esta es una creencia infantil y no tiene una base seria
que la sustente. Y realmente hay muy poca diferencia en la inteligencia general
o el logro espiritual del alma, antes y después de la muerte.
El progreso del alma es
gradual, dentro o fuera del cuerpo, y el alma incorpórea es prácticamente la
misma en inteligencia y comprensión general durante y después de la vida
física. “Dentro” y “fuera” del cuerpo no son más que fases sucesivas de su vida
continua, que se suceden como el día y la noche, el verano y el invierno.
Por lo tanto, lo que es
cierto de los sentimientos y emociones de un alma en particular en la vida
terrestre, es casi igualmente cierto de las mismas cosas en su vida en el
Astral. Y mencionamos esto para que pueda comprenderse mejor aquello a lo que
nos hemos dirigido en las páginas anteriores de este capítulo.
En consecuencia lo que
naturalmente podríamos esperar encontrar (según la razón y en equidad) con
respecto a las experiencias religiosas del alma desencarnada, es así de hecho.
Es decir que en el plano astral cada alma se encuentra rodeada de un ambiente
religioso de acuerdo con las creencias que albergó durante su vida terrena.
Y el alma no solo
encontrará los cielos o infiernos particulares que esperaba encontrar, sino que
también se encontrará en contacto con otras almas de una creencia similar, y
con los profetas, sabios y fundadores de su propia religión. Pero este entorno
tendrá la naturaleza de un espejismo porque es un producto del pensamiento humano
y no tiene contrapartida con los hechos absolutos de la naturaleza.
Las formas mentales de
una forma particular de pensamiento religioso cobran gran fuerza en el plano
astral y perduran con toda la apariencia de una realidad permanente a la
percepción y comprensión del creyente y devoto, aunque completamente invisibles
para los de una fe diferente.
La presencia de profetas
y fundadores permanece con el medio ambiente, aunque las almas de estos
individuos hace tiempo que pasaron a otros planos de vida.
El plano astral es un
reino de ideales, y cada alma encuentra sus ideales realizados en él. El buen
cristiano encuentra una manifestación de lo mejor en su propio credo y
creencias, y está completamente seguro de que ha tenido la fe verdadera y ha
cosechado la recompensa que esperaba.
Pero lo mismo puede
decirse del buen brahmán, del buen musulmán o del buen confuciano. Además, cada
secta o división de creencias religiosas en particular encuentra una
corroboración de sus propias creencias en el plano astral. Pero no hay guerras
de sectas o religiones.
Cada alma encuentra la
suya y no se da cuenta del resto. Pero observen esta aparente excepción: el
alma que ha avanzado lo suficiente para darse cuenta de que hay Verdad en todas
las creencias religiosas, y que ha manifestado un espíritu tolerante en la vida
terrenal, también recibe una corroboración de su creencia y se le permite ver
las alegrías de los bienaventurados de todas las religiones.
Debe recordarse, sin
embargo, que estas representaciones astrales de las diversas creencias
religiosas comprenden solo lo mejor de cada forma particular de creencia; o sea
que en resumen, el alma atestigua la concepción y el ideal más elevados del que
es capaz con respecto a su religión favorita.
Esto naturalmente tiene
el efecto y el resultado de desarrollar las concepciones religiosas más
elevadas en el alma e inhibir las más bajas, hasta que finalmente el alma
emprenda su próximo peregrinaje terrenal y lleve consigo el gusto y la
inclinación sólo por lo más elevado en su propia religión, y así ayudará en la
evolución de la religión en la Tierra.
A veces, un alma
evolucionará a partir de una forma de concepción religiosa en su vida astral, y
en su reencarnación estará lista para una superior. Recuerden siempre que la
evolución espiritual conduce constantemente hacia adelante y hacia arriba, de
abajo a arriba, una y otra vez, y para siempre.
Y la cuestión de las recompensas y
los castigos religiosos, en el plano astral, que naturalmente forman parte del
tema que acabamos de considerar, se discutirá en el capítulo siguiente. »
(Capítulo
10)
OBSERVACIÓN
Los
maestros explicaron que a pesar de las tremendas desfiguraciones que los
hombres han hecho de las religiones, las antiguas religiones usualmente tienen
un trasfondo de veracidad y una fuente común. Y el maestro Pastor señaló que en
el más allá, el humano mantiene el mismo nivel de desarrollo que tenía antes de
morir.
Así
que en esas dos aseveraciones, William Atkinson está en lo correcto, pero en
donde se encuentra equivocado es de asegurar que en el plano astral cada humano desencarnado va a estar rodeado del
ambiente religioso que tuvo durante su vida terrenal y va a relacionarse con las
otras almas que comparten su misma creencia religiosa.
Y eso es falso porque
los maestros precisaron que la mayoría de los humanos permanecen durmiendo
durante su viaje post-mortem. Así que para que ustedes tengan una mejor idea de
lo que los humanos experimentan después de fallecer, observen lo que sucede
cuando ustedes se van a dormir.
Después de acostarse vuestra
conciencia se apaga y ustedes pierden el contacto con el mundo exterior. Entonces
la mayoría de las personas comienzan a soñar en base a lo que ellas han aprendido
y experimentado en la Tierra.
Algunos pocos humanos se
despiertan en el plano astral y comienzan a interactuar con ese plano sutil,
pero de manera muy torpe y confusa debido a que ellos no están familiarizados con
ese plano de existencia y su conciencia se encuentra medio dormida.
Y los humanos más
avanzados (que actualmente solo son un pequeñísimo porcentaje de la humanidad) se
despiertan también en el plano mental que es un plano de existencia más
elevado.
Pues bien, lo mismo
sucede también después de morir, pero con la diferencia que cuando ustedes regresan
a la Tierra ya no se vuelven a despertar en el mismo cuerpo en el que se
durmieron, sino que lo hacen en el cuerpo de un bebé recién nacido, y es por
eso que cuando ustedes vuelven a reencarnan ya no se acuerdan de vuestra vida
pasada, porque ahora disponen de un nuevo cuerpo con un nuevo cerebro en donde
no están registrados los recuerdos de vuestra vida anterior.
Estos recuerdos se
encuentran guardados en los registros akáshicos, pero se requiere de un mayor
desarrollo para poder acceder a ellos.
Y lo que trato de
decirles con todo esto es que en el nivel actual de desarrollo en el que se
encuentran los humanos, la inmensa mayoría de ellos solo pueden permanecer
despiertos en el plano físico y recordar su vida actual, pero a medida que los
humanos prosigan evolucionando, entonces cada vez van a poder permanecer también
despiertos en los planos superiores de existencia y recordar sus vidas pasadas.
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