EL VAMPIRISMO EXPLICADO POR BLAVATSKY


 
La principal explicación que dio Blavatsky sobre este fenómeno, ella lo puso en su obra “Isis Develada” y a continuación les transcribo lo que ella dijo al respecto:
 
« Los hindúes creen muy firmemente, al igual que los serbios y los húngaros, en los vampiros. Además que su doctrina corresponde con la de Pierart, el célebre espiritista e hipnotizador francés, cuya escuela floreció hace una docena de años y cuya explicación a este fenómeno es la siguiente:
 
"El hecho de que un espectro vuelva para chupar sangre humana, no es tan inexplicable como parece, y aquí apelamos a los espiritistas que admiten el fenómeno de la bicorporeidad o duplicación por medio del cuerpo astral. Y los testimonios que tenemos de las materializaciones astrales demuestran claramente cuánto esto es posible para los espectros astrales poder efectuar ese fenómeno en condiciones favorables." (1)
 
 
El honorable médico Pierart expresa ahí la teoría de los cabalistas quienes consideran a los Shadim como las entidades más bajas de las entidades sutiles.
 
El cabalista Maimónides nos cuenta que sus compatriotas estaban obligados a mantener una relación íntima con sus difuntos, y describe la fiesta de la sangre que celebraban en tales ocasiones. Ellos cavaban un hoyo en donde se vertía sangre fresca y sobre la cual se colocaba una mesa, y después de lo cual los "espíritus" venían y respondían a las preguntas que se les hacían. (2)
 
Pierart, cuya doctrina se basó en la de los teúrgos, muestra una cálida indignación contra la superstición del clero que exige que cada vez que un cadáver sea sospechoso de vampirismo, se le clave una estaca en el corazón. Pero la realidad es que mientras la forma astral no se libere por completo del cuerpo físico, existe el riesgo de que la atracción magnética la obligue a volver a entrar en él.
 
Y a veces el individuo estando solamente a mitad muerto pero su cuerpo ya parece haber fallecido y por lo tanto es enterrado. En tales casos el alma astral aterrorizada vuelve a entrar violentamente en su cuerpo, y luego sucede una de dos cosas posibles:
 
-      o la víctima infeliz se retorcerá en la agonizante tortura de la asfixia dentro de su ataúd,
-      o en casos particulares se convertirá en un vampiro.
 
Y en el segundo caso comenzará su existencia bicorporal, y estos desafortunados catalépticos enterrados seguirán sosteniendo sus miserables vidas haciendo que sus cuerpos astrales roben la sangre vital de las personas vivas.
 
La forma etérea puede ir adonde quiera y mientras no rompa el vínculo que la une al cuerpo, tiene libertad para deambular, visible o invisible, y alimentarse de víctimas humanas.
 
Y Pierart añade:
 
"Según todas las apariencias, este 'espíritu' luego transmite a través de un misterioso e invisible cordón de conexión, que quizás algún día se pueda explicar, los resultados de su succión energética a su cuerpo material que yace inerte en el fondo de la tumba, ayudando así en cierto modo para perpetuar el estado de catalepsia." (3)
 
 
El psiquiatra Brierre de Boismont da varios casos de este tipo, plenamente autenticados, aunque él se complace en catalogarlos como "alucinaciones". Y una investigación reciente, dice un periódico francés, "ha establecido que en 1871 dos cadáveres fueron sometidos al infame tratamiento de la superstición popular, a instigación del clero. ... ¡Oh ciego prejuicio!"
 
Pero el Dr. Pierart, citado por el periodista Mousseaux, y que se adhiere firmemente a la teoría del vampirismo, exclama:
 
"¿Ciego, dice usted? Sí, ciego tanto como usted quiera. ¿Pero de dónde surgieron estos prejuicios? ¿Por qué se perpetúan en todas las épocas y en tantos países?
 
Después de que una multitud de hechos sobre el vampirismo se hayan probado con tanta frecuencia, ¿deberíamos decir que no hay nada más que puras alucinaciones que nunca tuvieron un fundamento?
 
Nada surge de la nada. Cada creencia, cada costumbre surge de los hechos reales y las causas que le dieron origen, aunque después se vayan desfigurando por la superstición popular.
 
Si nunca se hubiera visto aparecer en los pueblos de ciertos países, a seres vistiéndose con la forma de habitantes conocidos que ya se encuentran fallecidos, llegando así a chupar la sangre de una o varias personas, y si la muerte de las víctimas por emaciación no hubiéramos surgido, entonces la gente nunca hubiera ido a desenterrar los cadáveres que se encontraban bajo tierra en los cementerios y nunca hubieran atestiguado el hecho increíble de personas enterradas desde hace varios años, pero encontradas con el cadáver todavía blando, flexible, con la tez sonrosada, la boca llena de sangre, y propia sangre que circula a torrentes cuando se le hacen heridas al cadáver o cuando se le decapita." (4)
 
 
 
Uno de los ejemplos más importantes de vampirismo figura en las cartas privadas del filósofo, el marqués de Argens, y en la Revue Britannique de marzo de 1837 en donde el viajero inglés Pashley describe algunos casos que él conoció en la isla de Candia. Y también el Dr. Jobard, el sabio belga anti-católico y anti-espiritual, testifica experiencias similares. (5)
 
Y sobre este tema el obispo d'Avranches Huet escribió:
 
"No voy a examinar si los hechos del vampirismo de los que se informa constantemente, son verdaderos o el fruto de la imaginación popular; pero es cierto que así lo atestiguan muchos autores que son muy capaces y dignos de confianza, y también muchos testigos presenciales. Por lo que nadie debería decidir sobre esta cuestión a la ligera." (6)
 
 
Sin embargo no todos son tan sensatos y por ejemplo un caballero que se esmeró en reunir materiales para su teoría demoniaca, trae los casos más espeluznantes para tratar de afirmar que todos esos casos son producidos por el diablo, quien según él usa cadáveres del cementerio para vestirse y deambula por la noche chupando la sangre de la gente.
 
Pero pienso que podríamos explicar muy bien este fenómeno sin la necesidad de traer a este oscuro personaje al asunto que estamos investigando, y más si creemos en el regreso de los espíritus, ya que hay muchos hombres perniciosos que podrían en sus mejores días rivalizar con el mismísimo diablo en maldad y malicia. Así que no vemos la necesidad de agregar al diablo a nuestro panteón de fantasmas, a quien nadie nunca ha visto, y es suficiente considerar en lo que sabemos que es un hecho, es decir en las personas desencarnadas astrales.
 
Aún así hay datos interesantes por recopilar con relación al vampirismo, ya que la creencia de este fenómeno ha existido en todos los países, desde las épocas más remotas.
 
Las naciones eslavas, los griegos, los valacos y los serbios preferirían dudar de la existencia de sus enemigos los turcos, que del hecho de que hubiera vampiros. Los broucolak o vourdalak, como se les llama a estos últimos, son invitados demasiado familiares en la chimenea de Eslavonia. Y escritores de la mayor capacidad, hombres tan llenos de sagacidad como de gran integridad, han tratado el tema y han creído en él.
 
Y también desconcierta que esta creencia ha sido unánime a lo largo de los siglos en los detalles y en la similitud de la descripción que se hace en cuanto a este fenómeno particular que encontramos en el testimonio (generalmente bajo juramento) de diferentes pueblos que no se conocen entre sí y que difieren ampliamente en asuntos relacionados con otras supersticiones.
 
Dom Calmet, un monje benedictino escéptico del siglo pasado, dijo:
 
"Hay dos formas diferentes de destruir la creencia en estos supuestos fantasmas. La primera sería explicar los prodigios del vampirismo por causas físicas. Y la segunda manera es de negar totalmente la verdad de todas estas historias; y este último plan sería sin duda el más cierto como el más sabio". (7)
 
La primera forma, la de explicarlo por causas físicas, aunque ocultas, es la adoptada por la escuela de mesmerismo de Pierart, y ciertamente no son los espiritualistas quienes tienen derecho a dudar de la plausibilidad de esta explicación.
 
La segunda forma es la adoptada por los científicos y los escépticos, quienes niegan casi de forma fanática que pueda existir cualquier veracidad en estas historias.
 
Sin embargo el trasfondo de estas historias no puede desaparecer solo por rechazarlas. Por ejemplo, el espectro de un pastor de una aldea cerca de Kodom, en Baviera, comenzó a aparecer a varios habitantes del lugar, y ya sea por el susto o por alguna otra causa, muchos de ellos murieron durante la semana siguiente.
 
Llevados por la desesperación, los campesinos desenterraron el cadáver y lo clavaron en el suelo con una estaca larga. Pero la misma noche el espectro volvió a aparecer, sumiendo a la gente en convulsiones de miedo y asfixiando a varios de ellos. Luego las autoridades del pueblo entregaron el cuerpo en manos del verdugo, quien lo llevó a un campo vecino y lo quemó. Y Mousseaux, citando a Dom Calmet, relata que:
 
"El cadáver aulló como un loco, pateando y moviéndose como si estuviera vivo. Y cuando lo atravesaron de nuevo con estacas afiladas, lanzó gritos desgarradores y vomitó masas de sangre carmesí. Y las apariciones de este espectro cesaron sólo después de que el cadáver se redujo a cenizas". (8)
 
Los agentes de la justicia visitaron los lugares donde se decía que había vampiros, los cuerpos fueron exhumados y en casi todos los casos se observó que el cadáver sospechoso de vampirismo se veía sano y rosado, y la carne de ninguna manera estaba en descomposición.
 
Los objetos que habían pertenecido a estos fantasmas fueron observados moviéndose por la casa sin que nadie los tocara. Pero las autoridades legales generalmente se negaron a recurrir a la cremación y a la decapitación antes de haber observado las reglas más estrictas del procedimiento legal.
 
Se convocó a los testigos para que comparecieran y se escuchó la evidencia y se sopesó cuidadosamente. Y luego se examinaron los cadáveres exhumados, y si exhibían los signos inequívocos y característicos del vampirismo, entonces eran entregados al verdugo.
 
"Pero", argumenta Dom Calmet (9), "la principal dificultad consistió en comprender cómo estos vampiros pueden salir de sus tumbas, y cómo pueden volver a entrar en ellas sin que parezcan haber perturbado la tierra en lo más mínimo. ¿Cómo es que se les ve con su ropa habitual? ¿Cómo pueden andar y comer?
...
Y si todo esto es imaginación de quienes se creen abusados por tales vampiros. ¿Cómo es que los cadáveres de los individuos acusados se encuentran posteriormente en buen estado en sus tumbas? ¿Cómo se explica la causa de que sus pies se encontraran embarrados y cubiertos de tierra el día siguiente a la noche en que aparecieron y asustaron a sus vecinos, mientras que nunca se encontró nada por el estilo en los otros cadáveres enterrados en el mismo cementerio? (10)
 
¿Cómo es posible que una vez quemados nunca reaparezcan? Y que estos casos sucedan con tanta frecuencia en este país que resulte imposible liberar a las personas de esta creencia; porque en lugar de ser destruida, la experiencia diaria sólo fortalece la superstición de la gente y aumenta aún más su fe en ella". (11)
 
 
 
Explicaciones
 
Pues bien, para responder a estas preguntas, deben de saber que existe un fenómeno en la naturaleza que actualmente es todavía desconocido por los hombres, y por lo tanto rechazado por la ciencia en nuestra época de incredulidad.
 
Este fenómeno es un estado de casi muerte en donde el cuerpo físico está prácticamente muerto, y en los casos de personas en quienes la materia no predomina sobre el espíritu y cuya maldad no es tan grande como para destruir su espiritualidad, si se les deja a solas, su alma astral se desvinculará por esfuerzos graduales y cuando se rompa el último vínculo, esta se encontrará a sí misma separada para siempre de su cuerpo terrenal. Y la misma polaridad magnética rechazará violentamente al hombre etéreo de la masa orgánica en proceso de descomposición.
 
Pero toda la dificultad en aceptar esto radica en que:
 
1)   Se cree que el último momento de separación entre los dos cuerpos (el cuerpo físico y el cuerpo astral) es cuando el cuerpo físico es declarado muerto por la ciencia, lo que no es el caso ya que el proceso de separación es muy gradual.
2)   Y también existe una incredulidad que prevalece muy fuertemente en la gente materialista y por la mismísima ciencia que rechazan la existencia del alma.
 
 
Pierart intenta demostrar que en todos los casos es riesgoso enterrar a las personas demasiado pronto, aunque el cuerpo pueda ya mostrar indicios indudables de un comienzo de putrefacción.
 
"Pobres catalépticos aparentemente muertos", dice el médico, "enterrados como los otros cadáveres en lugares fríos y secos donde causas mórbidas son incapaces de efectuar la destrucción de sus cuerpos, mientras que su espíritu (el cuerpo astral) envuelto en un cuerpo fluídico (etéreo) es impulsado a abandonar el recinto de su tumba y a ejercitar en los seres vivos actos propios de la vida física, especialmente el de la alimentación.
 
Y cuyo resultado por un vínculo misterioso entre el cuerpo astral y su cuerpo físico, que la ciencia espiritualista explicará algún día, el alma de la persona le transmite al cuerpo material que yace inmóvil en su tumba, la vitalidad que le vampiriza a los vivos y así ayuda a perpetuar la existencia vital de su cuerpo." (12)
 
 
Estos espectros astrales han sido vistos a menudo saliendo de los cementerios y se sabe que se han aferrado a sus vecinos vivos y les han chupado la sangre. La investigación judicial ha establecido que de esto resultó una emaciación de las personas victimizadas, que a menudo terminaba en la muerte.
 
Así, siguiendo el piadoso consejo del monje Dom Calmet, o podemos seguir negando ciegamente los testimonios, o si los testimonios forenses y de las personas valen algo, entonces aceptar la única explicación posible: y es que hay individuos que no están totalmente muertos porque sus almas siguen atadas a sus cuerpos.
 
"Y que estas almas que partieron siguen manifestándose a través de sus cuerpos etéreos está más completa y claramente probada por esos excelentes hombres, el Dr. C. y el Dr. More", dice Glanvil, "y han demostrado en gran medida que esta también era la doctrina de los más grandes filósofos y los Padres más ancianos de la Iglesia". (13)
 
Y Gorres, el filósofo alemán, dice en el mismo sentido: "Dios nunca creó al hombre como un cadáver, sino como un ser lleno de vida. Y una vez que lo produjo así, encontrándolo listo para recibir el aliento inmortal, le respiró en el rostro y de esta forma el hombre se convirtió en una doble obra maestra en sus manos. Él es en el centro de la vida misma donde esta insuflación misteriosa tuvo lugar en el primer hombre; y de allí se unió el alma animal surgida de la tierra, y el espíritu que emana del cielo". (14)
 
Mousseaux, en compañía de otros escritores católicos romanos, exclama: "¡Esta proposición es completamente anti-católica!"
 
Lo cual es cierto pero eso no quita que sea lógica y ofrecer una solución para muchos acertijos psicológicos. El sol de la ciencia y la filosofía brilla para todos y si los católicos que apenas cuentan con una séptima parte de la población del mundo, no se sienten satisfechos, tal vez los muchos millones de personas de las otras religiones del mundo que los superan en número, si lo harán.
 
 
 
Anécdota
 
Y ahora, antes de despedirnos de este repulsivo tema que es el vampirismo, daremos una ilustración más sin más comprobante que la declaración de que nos lo dijeron algunos testigos aparentemente dignos de confianza.
 
Hacia principios del siglo XIX, ocurrió en Rusia uno de los casos más espantosos de vampirismo que se hayan registrado. El gobernador de la provincia de Chernigov era un hombre de unos sesenta años, de carácter malicioso, tiránico, cruel y celoso.
 
Revestido de una autoridad despótica, él la ejerció sin límites tal como lo impulsaban sus brutales instintos. Por ejemplo se enamoró de la hermosa hija de un funcionario subordinado, y aunque la muchacha estaba comprometida con un joven a quien ella amaba, el tirano obligó a su padre a consentir que su hija se casara con él; y la pobre víctima a pesar de su desesperación, se convirtió en su esposa.
 
Su actitud celosa pronto se manifestó. La golpeaba y la confinó en su habitación durante semanas y le impedía ver a nadie si él no estuviera presente. Pero finalmente se enfermó y murió, y al ver que su fin se acercaba, le hizo jurar a su esposa que no debería de volver a casarse nunca, y con terribles juramentos la amenazó que en caso de que ella le desobedeciera, él regresaría de su tumba y la mataría.
 
El gobernador fue enterrado en el cementerio al otro lado del río y la joven viuda no experimentó más molestias, hasta que superando la naturaleza de sus temores, escuchó la propuesta de su antiguo amor y se comprometieron de nuevo.
 
Pero la noche del habitual banquete de esponsales, cuando todos se habían retirado, la vieja mansión se despertó con los gritos que procedían de su habitación. Las puertas se abrieron de golpe y la infeliz mujer fue encontrada tendida en su cama, desmayada.
 
Al mismo tiempo se escuchó un carruaje que salía retumbando del patio y se descubrió que la mujer mostraba moretones negros y azules en algunas partes de su cuerpo como por el efecto de golpes y pellizcos, y también a través de un leve pinchazo en su cuello salían gotas de sangre.
 
Al recuperarse, ella afirmó que su difunto marido había entrado repentinamente a su habitación, luciendo exactamente como en vida, pero con la excepción de una espantosa palidez, y que la había reprendido por su inconstancia y luego la golpeó y la pellizcó con la mayor crueldad.
 
Su historia no fue creída, pero a la mañana siguiente el guardia apostado en el otro extremo del puente que cruza el río, informó que poco antes de la medianoche un carruaje negro con seis caballos había pasado furiosamente junto a él, hacia el pueblo sin responder a su desafío de detenerlo.
 
El nuevo gobernador que no creyó en la historia de la aparición, tomó la precaución de doblar los guardias al otro lado del puente. Sin embargo sucedió lo mismo noche tras noche. Los soldados declararon que la barra de peaje en su estación cerca del puente se elevaba por sí misma, y el carruaje pasaba a su lado a pesar de sus esfuerzos por detenerlo.
 
A la misma hora todas las noches, el carruaje entraba ruidosamente en el patio de la casa y los vigilantes, incluida la familia de la viuda y los sirvientes, eran sumidos en un sueño profundo; y todas las mañanas se encontraba a la joven víctima magullada, sangrando y desmayándose como antes.
 
La ciudad quedó consternada. Los médicos no tenían explicaciones que ofrecer. Los sacerdotes venían a pasar la noche en oración, pero cuando se acercaba la medianoche, todos caían en el terrible letargo.
 
Finalmente llegó el arzobispo de la provincia y realizó la ceremonia del exorcismo, pero a la mañana siguiente la viuda del gobernador se encontró peor que nunca y en esa ocasión casi fue llevada a las puertas de la muerte.
 
El nuevo gobernador finalmente se vio obligado a tomar las medidas más severas para detener el pánico cada vez mayor que se extendía por la ciudad y colocó cincuenta cosacos a lo largo del puente, con órdenes de detener el carruaje fantasma a toda costa.
 
Inmediatamente a la hora habitual se escuchó y se vio acercarse el carruaje desde la dirección del cementerio. El oficial de la guardia y un sacerdote que llevaba un crucifijo se plantaron frente a la barra de peaje y juntos gritaron:
 
     -   "En el nombre de Dios y del Zar, ¿quién va allí?"
 
Y por la ventanilla del carruaje se asomó una cabeza bien recordada, y una voz familiar respondió:
 
     -   "¡El Consejero Privado de Estado y Gobernador!"
 
Y en el mismo momento, el oficial, el sacerdote y los soldados fueron arrojados a un lado como por una descarga eléctrica, y el carruaje fantasmal pasó junto a ellos antes de que pudieran recuperar su aliento.
 
El arzobispo resolvió entonces, como último recurso, recurrir al consagrado plan de exhumar el cuerpo y clavarlo en la tierra con una estaca de roble clavada en el corazón. Esto se hizo con gran ceremonia religiosa en presencia de todo el pueblo.
 
Y la historia cuenta que el cuerpo fue encontrado atiborrado de sangre y con las mejillas y los labios rojos. Y en el instante en que se dio el primer golpe en la estaca, el cadáver emitió un gemido y un chorro de sangre se elevó por los aires. El arzobispo pronunció el exorcismo habitual, el cuerpo fue enterrado de nuevo, y desde ese momento no se supo más del vampiro.
 
Ahora bien, no podemos decir hasta qué punto los hechos de este caso pueden haber sido exagerados por la tradición, pero lo obtuvimos hace años por un testigo ocular; y en la actualidad hay familias en Rusia cuyos miembros mayores recordarán esta terrible historia.
 
En cuanto a la afirmación que se encuentra en los libros de medicina de que hay casos frecuentes de inhumación mientras los sujetos están en un estado cataléptico, y las negaciones persistentes de los especialistas de que tales cosas suceden, excepto muy raramente, no tenemos más que recurrir a la prensa diaria de cada país para encontrar el hecho horrible indudablemente comprobado»
(Isis Develada I, p.449-455)
 
 
 
 
Notas
 
  1. Pierart: "Revue Spiritualiste," chapter on Vampirism
  2. Maimonides: "Abodah Sarah," 12 Absh, 11 Abth.
  3. Pierart: "Revue Spiritualiste"
  4. Dr. Pierart: "Revue Spiritualiste," vol. iv, p.104
  5. "Hauts Phen.," p.199
  6. "Huetiana," p.81
  7. Dom Calmet: "Apparitions", Paris, 1751, vol. ii., p.47; "Hauts Phen. de la Magie," p.195
  8. "Hauts Phen.," p.196
  9. Ibid.
  10. See the same sworn testimony in official documents: "De l'Inspir. des Camis," H. Blanc, 1859. Plon, Paris.
  11. Dom Calmet: "Apparitions," vol. ii., chap. xliv., p.212
  12. Pierart: "Revue Spiritualiste," vol. iv., p.104
  13. "Sadducismus Triumphatus," vol. ii., p.70
  14. Gorres: "Complete Works," vol. iii., ch. vii., p.132
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. Este artículo me resultó muy interesante. Me gusta cuando se habla de mitos y leyendas, porque pienso que todas ellas tienen un trasfondo de verdad, aunque se deformen generación tras generación.

    Hago este comentario porque me llamó la atención un ritual para invocar a los muertos descrito en este artículo. Me refiero al siguiente:

    “El cabalista Maimónides nos cuenta que sus compatriotas estaban obligados a mantener una relación íntima con sus difuntos, y describe la fiesta de la sangre que celebraban en tales ocasiones. Ellos cavaban un hoyo en donde se vertía sangre fresca y sobre la cual se colocaba una mesa, y después de lo cual los "espíritus" venían y respondían a las preguntas que se les hacían.”

    Este ritual es IDÉNTICO al ritual de invocación a los muertos que aparece en Odisea (libro que estoy leyendo actualmente), el poema épico griego escrito por Homero.

    Al final del canto X, Odiseo debe abandonar la morada de la hechicera Circe para ir a las puertas del Hades. Una vez ahí, deberá invocar a Tiresias, un adivino que yace muerto, para pedirle guía en su viaje de regreso a Ítaca, su hogar. Para lograr esto, Circe le dice a Odiseo que debe efectuar el siguiente ritual:

    “Acércate allí, héroe —así te lo aconsejo—, y, cavando un hoyo como de un codo por cada lado, haz una libación en honor de todos los muertos, primero con leche y miel, luego con delicioso vino y en tercer lugar, con agua. Y esparce por encima blanca harina. Suplica insistentemente a las inertes cabezas de los muertos y promete que, cuando vuelvas a Itaca, sacrificarás una vaca que no haya parido, la mejor, y llenarás una pira de obsequios y que, aparte de esto, sólo a Tiresias le sacrificarás una oveja negra por completo, la que sobresalga entre vuestro rebaño. Cuando hayas suplicado a la famosa rata de los difuntos, sacrifica allí mismo un carnero y una borrega negra, de cara hacia el Erebo; y vuélvete para dirigirte a las corrientes del río, donde se acercarán muchas almas de difuntos. Entonces ordena a tus compañeros que desuellen las víctimas que yacen en tierra atravesadas por el agudo bronce, que las quemen después de desollarlas y que supliquen a los dioses, al tremendo Hades y a la terrible Perséfone. Y tú saca de junto al muslo la aguda espada y siéntate sin permitir que las inertes cabezas de los muertos se acerquen a la sangre antes de que hayas preguntado a Tiresias. Entonces llegará el adivino, caudillo de hombres, que te señalará el viaje, la longitud del camino y el regreso, para que marches sobre el ponto lleno de peces."

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  2. Más adelante, en el canto XI, Odiseo y sus soldados efectúan el ritual, y diferentes espíritus de hombres y mujeres fallecidos se acercan al pozo ansiosos de beber la sangre de los animales degollados. Entre esos espíritu, finalmente aparece el adivino Tiresias. El relato dice lo siguiente:

    “Y llegó el alma del Tebano Tiresias —en la mano su cetro de oro—, y me reconoció, y dijo: «"Hijo de Laertes, de linaje divino, Odiseo rico en ardides, ¿por qué has venido, desgraciado, abandonando la luz de Helios, para ver a los muertos y este lugar carente de goces? Apártate de la fosa y retira tu aguda espada para que beba de la sangre y te diga la verdad."

    A continuación Tiresias bebe la sangre. Luego le indica a Odiseo todo lo que tiene que hacer para llegar sano y salvo a su hogar. Cuando termina de decir todo lo necesario, el adivino se retira por su cuenta y regresa al Hades. Luego de esto, todas las demás almas que estaban en ese lugar se turnan para acercarse al poco y también beber la sangre. Odiseo habla con cada una de ellas, quienes relatan su vida y cómo murieron. Una vez finalizado esto, Odiseo y sus compañeros regresan a la nave y parten a navegar el océano.

    Odisea es un poema épico griego antiguo de gran importancia histórica, ya que contiene información, entre otras cosas, de la cultura y el sistema de creencia de la Grecia Antigua. Y, si lo pensamos un poco, no es casualidad que ciertos “rituales mágicos” de esta civilización tengan muchas similitudes con los de otras civilizaciones a lo largo del mundo.

    El extracto de Odisea que coloqué aquí lo copié y pegué de esta página:

    http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Odisea.pdf

    Pero Odisea es un relato antiguo muy popular, así que también hay otras ediciones, tal vez con mejor traducción.

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