LAS CARTAS DE LOS MAESTROS RECIBIDAS POR EL DR. HÜBBE-SCHLEIDEN




El Doctor Wilhelm Hübbe-Schleiden fue un destacado investigador y académico alemán que contribuyó mucho a la formación de la Sociedad Teosófica en Alemania, y sabemos que él recibió cuatro cartas de los Maestros. Y a continuación les voy a dar una descripción de cada una de ellas:




CARTA DE KUTHUMI RECIBIDA EN UN TREN

La primera carta, el Dr. Schleiden la recibió el 1 de agosto de 1884, cuando él y el coronel Olcott viajaban en el tren de Elberfeld a Dresde, y esta carta dice:

« Ser admitido como un discípulo en aprobación — es algo fácil. Pero para convertirse en un discípulo ya aceptado, hay que superar primero las pruebas y las penurias con las que el discípulo se confronta durante su aprobación.

Y la vida en su curso ordinario no está enteramente hecha para lidiar con pruebas tan pesadas, por lo que la vida de un discípulo que se ofrece voluntariamente es la de un sacrificio prolongado.

Aquel que quiere en lo sucesivo controlar los acontecimientos de su vida aquí y más allá, tiene que aprender primero aprender a controlarse a sí mismo, y triunfar sobre cada tentación y cada aflicción con la que tenga que lidiar, y tanto a nivel del cuerpo como de la mente.

El discípulo en aprobación es como el caminante en la vieja fábula de la esfinge; solo una pregunta se convierte en una larga serie de acertijos diarios propuestos por la “Esfinge de la Vida”, que se queda en el camino y que, a menos que sus rompecabezas siempre cambiantes y desconcertantes sean respondidos con éxito uno tras otro, impide el progreso del viajero y finalmente lo destruye.

Pídele a Henry Steel Olcott que te explique lo que él sabe sobre el discipulado. Nosotros no rechazamos a nadie y las zonas donde uno puede ser útil  se encuentran en todas partes, ya que el primer objetivo de la Sociedad Teosófica es la filantropía.

El verdadero teósofo es el Filántropo que “no trabaja para sí mismo, sino para el mundo en el que vive” y en esa dirección usted Dr. Hübbe-Schleiden ya ha logrado mucho.

Esta labor  y la correcta comprensión de la vida y sus misterios, darán “la base necesaria” y mostrarán el camino correcto a seguir. Sin embargo, la mejor zona de utilidad para usted está ahora en Alemania.

Cuando aparezcan las complicaciones y surja un nuevo desarrollo, se le informará. Su salud será atendida: por el momento, efectúe la menor cantidad posible de escritos.

K.H. »




Y al enterarse de ese acontecimiento, Madame Blavatsky le escribió una carta al Dr. Wilhelm para pedirle que le detallara cómo había sucedido, y el Dr. Wilhelm le envió una carta respondiéndole lo siguiente:

« Elberfeld, agosto de 1884.

Estimada Señora,

Usted me pidió que le expresara las circunstancias particulares en las cuales recibí mi primera comunicación con el Mahatma KH, y tengo mucho placer en hacerlo.

En la mañana del 1 de este mes, el Coronel Olcott y yo viajábamos en un tren expreso desde Elberfeld a Dresde, y unos días antes yo había escrito una carta a los Mahatmas que el Coronel Olcott la incorporó junto con una carta que él le había enviado a usted, para que usted enviara mi carta a los Maestros, pero como después supe, la carta fue interceptada por los Maestros mientras todavía se encontraba en manos de los funcionarios del correo. [los Maestros la sacaron del sobre].

Y en el momento en que se apareció la carta del Mahatma KH, yo no estaba pensando al respecto, sino que estaba relatándole al Coronel Olcott algunos eventos de mi vida, expresando también el hecho de que desde mi sexto o séptimo año nunca había conocido la paz o la alegría, y le preguntaba su opinión al Coronel Olcott sobre el significado de algunas dificultades sorprendentes que he vivido.

Y estábamos en esa conversación cuando fuimos interrumpidos por el guardia ferroviario que nos solicitaba nuestros boletos, y cuando me moví hacia adelante y me levanté un poco del asiento para entregar los boletos, el Coronel Olcott notó que algo blanco estaba detrás de mi espalda del lado opuesto al que estaba sentado.

Y cuando tomé lo que había aparecido allí, resultó ser un sobre tibetano en el que encontré una carta de Mahatma KH, escrita con lápiz azul en su letra bien conocida e inconfundible.

Como había varias otras personas desconocidas para nosotros en el compartimiento, supongo que el Maestro eligió ese lugar para depositar la carta cerca de mí, donde era lo más adecuado para no atraer la atención no deseada y la curiosidad de los extraños.

El sobre estaba claramente dirigido a mí, y la comunicación contenida en la carta era una consoladora reflexión sobre la opinión que había tenido solo unos cinco o diez minutos atrás sobre el triste acontecimiento de mi vida pasada.

El Mahatma me explicó que tales eventos y el dolor que se le atribuían estaban más allá de la vida normal, pero que las dificultades de todo tipo serían las mismas en las que se lucharía por un mayor desarrollo espiritual.

Y muy amablemente expresó su opinión de que ya había logrado algún trabajo filantrópico por el bien del mundo y en esa carta también me respondió algunas de las preguntas que había formulado en la carta que le había escrito, y me dio la seguridad de que iba a recibir asistencia y asesoramiento cuando lo necesitara.

Me atrevo a decir que sería innecesario pedirle que informe al Mahatma KH del devoto agradecimiento que siento hacia él por la gran bondad que se me muestra, ya que por lo que he constatado, el Maestro conocerá mis sentimientos sin que yo tenga que expresarlos con palabras.

Soy, querida Señora, en el debido respeto, su fielmente.
HÜBBE-SCHLEIDEN»




Y posteriormente cuando un miembro de la Sociedad para las Investigaciones Psíquicas de Londres lo interrogó sobre ese suceso, el Dr. Wilhelm le contestó lo siguiente:

« Elberfeld, 9/11/84.

Estimado señor,

En respuesta a su pregunta sobre la carta de Mahatma KH que recibí en un vagón de tren expreso mientras estaba en movimiento, le comento que me parece absolutamente imposible que la carta pudiera haber sido traída al tren por cualquier supuesto agente de Madame Blavatsky.

Es cierto que no habíamos cambiado carruajes desde que salimos de Elberfeld, pero la carta no se cayó del aire, sino que se encontró detrás de mi espalda cuando me levanté, y por lo tanto debe de haber sido depositada entre mi espalda y el cojín del asiento contra el cual estaba apoyado.

No había posibilidad de llegar allí de las maneras conocidas por nuestra ciencia occidental. Además, Madame Blavatsky no podía tener nada que ver con esta carta, que era una respuesta a las preguntas que había escrito el martes 29 de julio ya que ella dejó Elberfeld ese día o el siguiente para ir a Londres.

Y estas preguntas no podrían haber sido entregadas en Londres antes del jueves o el viernes de esa semana, y una respuesta a través del correo no habría llegado a Elberfeld antes del sábado o el domingo.

Sin embargo, la respuesta del Mahatma ocurrió el viernes por la mañana, el 1 de agosto, y puedo añadir que cuando le pregunté a Madame Blavatsky de mi carta, ella me aseguró que nunca encontró mis preguntas incluidas en la carta del Coronel Olcott, y estas deben haber sido tomadas mientras estaban en las manos del correo.

Pero para mí, la mejor prueba de la autenticidad de este fenómeno, es el contenido mismo de la carta, ya que no era solo una respuesta a las preguntas que yo había escrito en mi carta, sino que también se refería a la conversación que estaba teniendo en ese momento con el Coronel Olcott.

No puedo dudar por lo tanto que esa carta del Mahatma debió de haber sido precipitada por él en ese mismo instante y transmitida a mí por un proceso mágico que está más allá del poder del hombre ordinario.

Muy estimado señor, quedo a su disposición,
HÜBBE-SCHLEIDEN»
(El Informe Hodgson, p.383-4)




El coronel Olcott en su libro "Las Viejas Hojas de un Diario III" sobre este evento escribió lo siguiente:

« Atendiendo al interés de nuestro movimiento en Alemania, salí de Elberfeld para Dresde el 1 de agosto, con el doctor Hübbe Schleiden.

Ese mismo día, el buen doctor recibió en el tren una carta de uno de los Maestros, respondiendo a una pregunta que acababa de hacerme.

Como su testimonio sobre este hecho fue publicado por la S. P. R. (siempre desconfiada y denigrante). puedo contar sin indiscreción que el doctor acababa de entablar una conversación acerca de ciertas experiencias penosas de su juventud, que en ese momento contaba por primera vez, y de las cuales no le había hablado a la señora Blavatsky.

Mientras nos hallábamos ocupados con eso, entraron a pedirnos los billetes por la portezuela de la derecha.

Yo estaba a la izquierda del doctor, quien tomó mi billete, lo unió al suyo y se inclinó hacia su derecha para dárselos al empleado por encima de las rodillas de la persona que estaba a su lado.

Acomodándose de nuevo en su sitio, vio entre él y su vecino de la derecha una carta; ésta tenía un sobre tibetano o más bien chino, con sus señas, de la escritura de Kuthumi, y no sólo explicaba las causas de aquellos infortunios de los cuales acababa de quejarse justamente, sino que también contestaba a ciertas preguntas que el doctor había hecho a H.P.B. (que se hallaba en Londres) en una carta de la que aún no podía tener respuesta a vuelta de correo.

He ahí un caso que parece hallarse al amparo de toda sospecha de fraude, y no obstante, la S. P. R. sugiere la posibilidad de la presencia con nosotros en el tren, de un agente de H.P.B. (que no tenía un céntimo).

Verdaderamente, ¿vale la pena de tomar a semejante gente en serio?

En todo caso, el pobre doctor Hübbe se sintió muy reconfortado y alentado por el contenido de la carta, lo que después de todo, era lo esencial, y yo me alegré de su satisfacción, como lo dice mi diario. »
(Capítulo 13)








NOTAS DE KUTHUMI Y DE MORYA CUANDO HUBBE VISITÓ A BLAVATSKY EN WURZBURG

Las dos siguientes notas, el Dr. Wilhelm Hübbe-Schleiden las recibió la última vez que fue a visitar a Blavatsky en enero de 1886 a Würzburg, y sobre ese evento el Dr. Schleiden narró:

« Fue así que tuve muchas oportunidades para aprender mucho de Madame Blavatsky, y más aún porque ella siempre era extremadamente amable conmigo y rara vez se cansó de mis muchas preguntas.

Vi casi todos los fenómenos que ella hizo en la casa de los Gebhard y varias veces noté que evidentemente ella podía leer los pensamientos de la gente.

Cuando la visité en octubre de 1885, apenas había comenzado a escribir La Doctrina Secreta, y en enero de 1886, ella ya había terminado alrededor de una docena de capítulos.

Ella escribía su manuscrito casi todo el día, desde temprano en la mañana hasta la tarde e incluso hasta la noche, a menos de que tuviera invitados. Y en esa época también escribía artículos para la revista The Theosophist.

Y también vi que ella escribía frases como si las estuviese copiando de algún libro que tuviese frente a ella, sin embargo en frente de ella ¡no había nada!


Pero no le puse mucha atención a la manera en que realizaba su trabajo desde el punto de vista de un cazador de fenómenos, y no los controlé con ese propósito

Sin embargo puedo asegurar que vi una buena cantidad de la bien conocida escritura azul del Mahatma K.H. como correcciones y anotaciones sobre sus manuscritos, al igual que en libros que estaban ocasionalmente sobre su escritorio. Y yo noté que esto sucedía principalmente en las mañanas antes de que ella hubiese comenzado a trabajar.

Yo dormía en el sofá en su estudio después de que ella se retiraba por la noche, y el sofá estaba solamente a unos cuantos pies de su escritorio. Y recuerdo muy bien mi asombro una mañana al levantarme y al encontrar una gran cantidad de páginas tamaño doble oficio cubiertas con esa escritura en lápiz azul descansando sobre su propio manuscrito, en su lugar sobre su escritorio.

¿Cómo es que esas páginas llegaron ahí?

No lo sé, pero estoy seguro que no las vi antes de que me durmiera y nadie estuvo físicamente en el cuarto durante la noche porque yo soy de sueño muy ligero y lo habría notado.

Sin embargo, debo decir que el punto de vista que tomé entonces era el mismo que tengo ahora. Yo nunca juzgué ni juzgaré el valor o el origen de cualquier obra por la forma y manera en que haya sido producido. Y por esta razón reservé mi opinión pensando y diciendo que: “esperaré hasta que la Doctrina Secreta esté terminada y entonces la podré leer tranquilamente, y esa será la prueba para mi, la única que podrá ser válida”.

Y probablemente ésa es la razón por la que en la noche de mi última despedida de Blavatsky, me fueron dados los dos certificados que fueron impresos por primera vez en el último número de abril de 1893 de la revista The Path, vol. III, p.2. Y esos certificados los encontré materializados en mi copia del Reporte S.P.R. de Hodgson después de que la había dejado. »

(Fuente: Comentario de Hübbe-Schleiden escrito en el libro Reminiscencias de H.P. Blavatsky y la Doctrina Secreta de la Condesa Constance Wachtmeister, Apéndice 1, nota 6)

Reproducción de uno de los dos sobres chinos en cada uno de los cuales los Maestros Kuthumi y Morya le enviaron sus cartas al Dr. Hübbe-Schleiden acerca de la triple autoría de La Doctrina Secreta.




La nota que le escribió el Maestro Kuthumi decía lo siguiente

« Me pregunto si esta nota mía es digna de ocupar un lugar selecto con los documentos reproducidos, y ¿cuál de las peculiaridades del estilo de escritura “Blavatskiano” se encontrará más parecida?

El presente documento es simplemente para satisfacer al Dr. Schleiden que: "cuantas más pruebas se den, menos [los incrédulos] las creerán". Por lo tanto siga mi consejo y no haga públicos estos dos documentos. Es para su propia satisfacción que el abajo firmante se complace en asegurarle que La Doctrina Secreta, cuando esté lista, será la producción triple de M.·. [Morya], Upasika [Blavatsky] y el sirviente más humilde del Doctor – K.H. [Kuthumi].

S.E.C. »

Reproducción facsímil en blanco y negro de la carta del Maestro Kuthumi.




Y la nota que le escribió el Maestro Morya decía lo siguiente

« Si esto puede ser de alguna utilidad o ayuda para el Dr. Hubbe-Schleiden (aunque lo dudo), el humilde Fakir abajo firmante certifica que La Doctrina Secreta está dictada a Upasika en parte por mí mismo y en parte por mi hermano KH – M.·. »

Reproducción facsímil en blanco y negro de la carta del Maestro Morya.



Observación: en los originales, la carta del Maestro Kuthumi está escrita con letras azules y la carta del Maestro Morya está escrita con letras rojas. 





He encontrado el facsímil a color de la carta del Maestro Morya (ver link).
 
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ÚLTIMA NOTA

Y la última carta es una nota del Maestro Morya que dice lo siguiente:

« Puede detenerse hasta el comienzo de la próxima semana e ir con la Sra. Gebhard pero tiene que estar [en] París el martes [a] más tardar. Envíe las cartas y menciónele a William Judge [de los certificados que le dimos]. Usted se ha convertido en un enemigo irreconciliable de Anna Kingsford, así que ahora ya no hay ayuda para eso. Pídale al Sr. Sinnett que lo ayude con la Doctrina Secreta una vez que él y otros hayan aprendido más sobre ocultismo. »



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Y el Dr. Schleiden antes de fallecer le dejó estas cartas a su amigo el Sr. Driessen, y este posteriormente se las prestó a la Sociedad Teofica de Adyar, la cual las transcribió en su libro titulado “Las Cartas de los Maestros de Sabiduría”, Segunda serie, Cartas N°68-71). No se sabe si todavía existen esas cartas.













6 comentarios:

  1. Muchas gracias, siempre trasmite mucho cada publicación.

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  2. Gracias por la investigación exhaustiva. Un detalle, los simbolos del sobre parecen ideogramas chinos, mas que tibetanos.

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    1. Tienes razón es chino y no tibetano, gracias por señalármelo.

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  3. hola pregunto la relacion del triviun y el cuadriviun con los oficiales de la logia masonica se pueden representar estos atravez de las artes liberales y como seria la correspondencia¿

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