Uno de los templos
más famosos de esa región es el Templo Vaishno Devi que está dedicado a la
diosa Mata Adi, y aunque este templo se ubica
a más de 1’500 metros de altura en la Montaña Trikuta, es un importante centro
de peregrinaje para los hindús.
A
finales de 1883, hubo un suceso muy notable en el ámbito teosófico, y es que el
Maestro Kuthumi se presentó físicamente ante tres miembros de la Sociedad
Teosófica (que fueron el Coronel Olcott, Damodar Mavalankar y William Tournay
Brown) mientras que ellos se encontraban en una gira por el Noroeste de la
India.
Estos encuentros se
dieron en la las ciudades de Lahore y Jammu.
Los
relatos que se dieron sobre el encuentro que hubo en la ciudad de Lahore los he
trascrito aquí y les recomiendo que los lean
primero para que así tengan una mejor comprensión cronológica de cómo
sucedieron estos eventos.
Y
los relatos sobre el encuentro que hubo en la ciudad de Jannu (que fue la
siguiente ciudad a donde fueron después de quitar Lahore) se los trascribo a
continuación:
TESTIMONIO DE DAMODAR
MAVALANKAR
Damodar
Mavalankar fue un discípulo del Maestro Kuthumi y posteriormente cuando regresó
al Cuartel General en Adyar (Madras), él escribió la experiencia que tuvo y
esta se publicó en una edición especial de la revista The Theosophist con el título:
UN GRAN ACERTIJO
RESUELTO
«
A mi regreso al Cuartel General de la Sociedad Teosófica, y después del viaje
efectuado por el Norte de la India, a donde había acompañado al Coronel Olcott
en su gira presidencial, descubrí con pesar y tristeza sobre las acusaciones
adicionales y aún más malignas de ciertos espiritistas, reclamándoles a los
Fundadores (Blavatsky y Olcott) de haber inventado su relación con los Maestros
Transhimaláyicos.
Para
mí en lo personal, ese problema está totalmente resuelto, pero a pesar de ello
no me comprometo a probar mi caso a aquellos que debido a prejuicios y errores,
han decidido cerrar los ojos ante los hechos más evidentes, porque como dice el
dicho: “ninguno es tan ciego como el que no quiere ver”.
Pero
al mismo tiempo, no cumpliría con mi deber si no expusiera los acontecimientos
que me han llevado a tener confianza sobre ese hecho, y se los mencionara a los
buscadores fervientes de la verdad, y que por aspiración sincera y estudio
dedicado se han acercado más y más al Mundo Oculto.
Por
lo tanto, pienso que la mejor manera de compartir esa convicción con las mentes
inteligentes es narrar los hechos de la manera más simple y llana posible, tal
como me sucedieron, y así dejando las especulaciones completamente fuera de
consideración.
Para
comenzar, debo precisar que muchos de mis amigos y hermanos de la Sociedad
Teosófica saben que durante los últimos cuatro años he sido un discípulo del
Maestro Kuthumi, y de vez en cuando he tenido la ocasión de referirme
públicamente a este hecho, como también al otro hecho de haber visto a algunos
de los otros Venerables Maestros de los Himalayas, tanto en sus cuerpos astrales
como en sus cuerpos físicos.
Sin
embargo, todo lo que podría exhortar a favor de mi punto (a saber que estos
Grandes Maestros no son espíritus incorpóreos sino hombres vivos), aún así no
convencería a una mente espiritista cegada con sus prejuicios e ideas
preconcebidas.
Al
grado que se ha sugerido que los Fundadores de la Sociedad Teosófica pueden ser
médiums, y en cuya presencia ellos pueden materializar formas que se confunden
con entidades reales. Y cuando yo afirmé que yo también había visto a los
Maestros (incluso estando solo), se argumentó que yo también me estaba
convirtiendo en un médium.
A
este respecto, una observación del Señor C.C. Massey en una carta publicada en
la revista The Light del 17 de
noviembre es muy sugestiva, ya que ese caballero no solo está lejos de ser
hostil a nosotros, sino que es un teósofo de larga data, inclinado únicamente a
descubrir la verdad.
Pero
a pesar de ello, el siguiente extracto de dicha carta mostrará cuán grandes son
los conceptos erróneos incluso de algunos de nuestros propios miembros:
«
Sin embargo, si fuera una pregunta abierta, libre de declaraciones autorizadas,
para que tal sugerencia pudiera hacerse sin ofensa por alguien que, de ser
posible, evitaría la ofensa, debería expresar la opinión de que estas cartas,
sean o no sean el ipsissima verba de
cualquier Maestro, fueron en todo caso escritas por Madame Blavatsky o por
otros discípulos aceptados de esos Maestros, o al menos se debería de
considerar que Madame Blavatsky es un medio para su producción y no meramente
para su transmisión.
Gracias
a la amabilidad del Señor Sinnett que me ha prestado las cartas de los Maestros
que él tiene en su posesión, yo me he familiarizado con el tipo de escritura
que contienen, y el hecho de que esta no tengan el más mínimo parecido con la caligrafía
de Madame Blavatsky, no cambia mi opinión porque es bien sabido que cuando se
escribe en un estado mediúmnico, la forma de la escritura puede cambiar
enormemente.
Pero
también estoy obligado de admitir que hay circunstancias relacionadas con la
recepción por parte del Señor Sinnett de otras cartas firmadas “K.H.”, que son
aparentemente inconsistentes con la posibilidad de que la Señora Blavatsky las
haya escrito como una médium o de otra manera, y sin embargo esas cartas
también tienen el mismo tipo de caligrafía correspondiente al Maestro Kuthumi. »
Ahora
bien, teniendo en cuenta el último párrafo de la cita anterior, yo invitaría
respetuosamente a los espiritistas a explicar el hecho no solo de mí mismo,
sino también que el Coronel Olcott, el Sr. Brown y otros caballeros que
participaron en esta gira recibieron varias cartas y en varias ocasiones cartas
en respuesta a conversaciones y preguntas que ellos habían efectuado ese mismo
día (e incluso a veces unos minutos antes), y en ocasiones estando solos y en
otras ocasiones estando en compañía de otras personas.
Y
todo eso a pesar que Madame Blavatsky se encontraba a miles de millas de
distancia y la caligrafía en todas estas nuevas cartas que se materializaron es
la misma e idéntica a la caligrafía de las cartas que tiene es su posesión el
Sr. Sinnett.
Y
yo también presencié esos hechos porque mientras que yo me encontraba en la
gira con el Coronel Olcott, ocurrieron varios fenómenos (tanto en su presencia
como en su ausencia) tales como respuestas inmediatas a preguntas escritas por
mi Maestro y con su firma, y las cuales fueron presentadas por varios de
nuestros Compañeros.
Y
estos acontecimientos tuvieron lugar antes de que llegáramos a Lahore, en donde
esperábamos encontrarnos con mi Maestro, y allí él me visitó en su cuerpo
físico por tres noches consecutivas durante aproximadamente tres horas cada
vez, mientras que yo conservé plenamente mi conciencia, e incluso en un caso,
yo fui a su encuentro fuera de la casa.
Ahora
bien, que yo sepa, no hay ningún caso en los registros espiritistas de un médium
que permanezca perfectamente consciente, y que previa cita, haya encontrado al
“Espíritu” que lo viene a visitar fuera de la casa, y que lo haya ido a recibir
y haya vuelto a entrar dentro de la casa con él, y le haya ofrecido un asiento,
y luego que haya mantenido una larga conversación con ese “Espíritu
desencarnado”, y en una forma tal que le hubiese dado la impresión que estaba
hablando con una persona viva en el plano físico.
Además,
a quien yo vi en persona en Lahore era el mismo a quien yo había visto previamente
en su forma astral en el Cuartel General de la Sociedad Teosófica, y el mismo a
quien yo había visto anteriormente en las visiones que tuve, y también era el
mismo a quien yo había visitado por medio de mi cuerpo astral cuando viajé su casa,
la cual se encuentra a miles de millas de distancia, con su ayuda y su
protección.
Y
en esos anteriores casos, con mis poderes psíquicos todavía escasamente
desarrollados, siempre lo había visto en una forma bastante borrosa, aunque sus
facciones estaban perfectamente definidas y su recuerdo estaba profundamente
grabado en la memoria de mi alma. Pero ahora el encuentro que he tenido en
Lahore, en Jammu y en otros lugares, la impresión que he tenido ha sido
completamente diferente.
Por
ejemplo, en los casos anteriores, al hacer Pranam
(el saludo) mis manos pasaban a través de su forma, mientras que en estas
ocasiones mis manos encontraron ropajes sólidos y un cuerpo de carne y hueso.
Aquí
yo vi a un hombre vivo ante mí, con los mismo rasgos, aunque mucho más
imponente en su aspecto general y en su porte que el que había visto tan a
menudo en el retrato que posee Madame Blavatsky y también en el retrato que
posee el Sr. Sinnett.
Y
no me extenderé aquí sobre el hecho de que también fue visto en su cuerpo
físico por el Coronel Olcott y por el Sr. Brown, y en encuentros por separado,
durante dos noches en Lahore, ya que ellos pueden relatar su historia mejor que
yo, y mejor detallaré lo que sucedió después.
Nuevamente
en la ciudad de Jammu, el Sr. Brown volvió a ver a mi Maestro en la tarde del
tercer día de nuestra llegada allí, y de él recibió una carta con su conocida
caligrafía.
Y
en mi caso, el Maestro me visitó casi todos los días, y casi todos mis
compañeros que estuvieron en Jammu saben lo que sucedió a la mañana siguiente
cuando tuve la buena fortuna de que se me permitiera visitar un Sagrado Asrum en donde permanecí por unos días
en la bendita compañía de varios de los Maestros Transhimaláyicos y sus
discípulos.
Allí,
no solo me encontré con mi venerable Maestro [Kuthumi] y con el Maestro del
Coronel Olcott [Morya], sino también con varios otros miembros de la
Fraternidad de los Maestros, incluyendo a uno de los más elevados.
Desafortunadamente,
la naturaleza extremadamente personal de mi visita a esas regiones, tres veces
benditas, me impide decir más al respecto, pero basta con decir que el lugar
que se me permitió visitar está en los Himalayas, y no en ninguna Tierra de
Verano imaginaria, y que lo que yo vi ahí fue en mi propio cuerpo físico, y allí
encontré a mi Maestro idéntico como lo había visto anteriormente.
Por
lo tanto, yo vi a mi venerable Maestro no solo como un hombre vivo, sino
también como un hombre joven en comparación con los otros Hombres Santos que
había en ese lugar bendecido, y también se mostró mucho más amigable, siendo
capaz de hacer comentarios y conversaciones divertidas a veces.
Y
es así que en el segundo día de mi llegada, después de la hora de la comida, se
me permitió conversar por más de una hora con mi Maestro. Él me preguntó
sonriente qué era lo que me hacia mirarlo de manera tan perpleja, a lo cual le
respondí preguntándole:
-
"Maestro, ¿Por qué a algunos miembros de la
Sociedad Teosófica se les ha metido en la cabeza la idea de que usted es un
hombre anciano de más de sesenta años?"
A
lo cual él me sonrió afablemente y me dijo que esa idea equivocada se debía a
los relatos que había llevado a cabo un cierto Brahmachari (un alumno de un
Swami Vedántico de Punjab) que él encontró el año pasado en el Tíbet, y el
Brahmachari lo confundió con un Lama anciano, el cual era el jefe de un grupo
espiritual, quien lo acompañaba en esa ocasión.
Y
luego mi Maestro añadió que las personas que han pretendido verlo por medio de
la clarividencia, si ellas tuvieran una verdadera clarividencia, esta no
conduciría a tales nociones erróneas; y luego, amablemente me reprendió por
darle alguna importancia a la edad de un Maestro, y agregó que las apariencias
a menudo son falsas y luego continuó explicándome otros aspectos.
~ * ~
Estos
son hechos sólidos y no existe una vía alterna de interpretación para el
lector, porque lo que yo afirmo (ya sea que lo consideren como algo verdadero o
falso). En el primer caso, ninguna hipótesis espiritista puede sostenerse para
explicar lo que yo he experimentado y habrá que admitir que los Hermanos del
Himalaya son hombres vivos y no son espíritus incorpóreos ni la creación de
fanáticos con una imaginación sobre exaltada, como pretenden nuestros
opositores.
Y
desde luego estoy plenamente consciente que muchos individuos desacreditarán mi
relato; sin embargo yo sólo escribo para el beneficio de aquellos pocos que me
conocen lo suficientemente bien, como para no verme como a un “médium alucinado”,
ni tampoco atribuirme ningún mal motivo, y que siempre han sido fieles y leales
a sus convicciones y a la causa que tan notablemente han abrazado.
No
tomo en consideración a la mayoría que se reirán y ridiculizan lo que no tienen
ni la inclinación ni la capacidad para comprender. Y si estas cuantas líneas
pudiesen ayudar a estimular incluso a alguno de mis colegas y hermanos de la
Sociedad Teosófica (o a alguna persona de pensamiento recto fuera de ella) para
promover la causa de la Verdad y de la Humanidad, entonces podré considerarme
que he cumplido adecuadamente con mi deber.
Adyar,
Madras.
7
de diciembre de 1883. »
(The
Theosophist, diciembre-enero de 1883-1884, p.61-62)
TESTIMONIO DE WILLIAM
TOURNAY BROWN
En
su artículo, Damodar menciona que “Nuevamente en la ciudad de Jammu, el Sr.
Brown volvió a ver al Maestro Kuthumi en la tarde del tercer día de nuestra
llegada allí” y este suceso el propio William Tournay Brown lo mencionó en un
folleto titulado “Algunas experiencias que tuve en la India”, en donde él escribió:
«
En la ciudad de Jammu tuve otra oportunidad de ver al Mahatma Kuthumi en
persona. Una tarde estaba caminando y me dirigí al final de un recinto privado,
y allí encontré al Maestro esperando mi llegada. Lo saludé esta vez a la manera
europea y me acerqué, sombrero en mano, a unos pocos metros del lugar en el que
el Maestro se encontraba de pie. Después de un minuto más o menos, él se retiró
y constaté que el sonido de sus pasos sobre la grava era notablemente
audible. »
(Some Experiences in India,
London Lodge of the Theosophical Society)
(Nota:
el original de este folleto en la actualidad es extremadamente raro y fue
publicado en 1884 por el Dr. Franz Hartmann y Richard Harte, en Londres, bajo la
autoridad del Logia Teosófica de Londres, y posteriormente fue retranscrito en
la revista The Canadian Theosophist,
Toronto, vol. XXVIII, No.4, del 15 de junio de 1947, p.117-125.)
Y
es gracioso lo que Blavatsky le comentó al Sr. Sinnett al respecto cuando ella
se enteró de este doble encuentro:
«
No puedo comprender por qué Brown ha sido tan favorecido.
¡Qué rayos habrá hecho él de tan sagrado y de
tan bueno!
Todo
lo que sé es que esta parece ser la segunda visita que Kuthumi le hace
personalmente. »
(Cartas
de H.P. Blavatsky a A.P. Sinett, p.105)
Y
seguramente este privilegio se debió a que el Sr. Brown tenía un karma muy
bueno a su favor, probablemente generado en sus vidas pasadas. Desafortunadamente
el Sr. Brown no supo aprovechar la oportunidad que se le dio, ya que para
avanzar por el sendero iniciático no es suficiente con hacer el bien, sino que
también hay que desarrollar cierto temple, carácter, discernimiento y mucha
tenacidad.
Y
la prueba es que a pesar de que fue plenamente advertido de las dificultades
del camino que deseaba emprender, en enero de 1884, el joven Brown tomó
apresuradamente la resolución de presentarse a probación para volverse un
discípulo, y al igual que muchos otros postulantes, falló.
Y
sobre este asunto, el Coronel Olcott comentó que:
«
Él era un sentimentalista emocional, totalmente inepto para la vida practica en
el mundo. El joven Brown había andado “picando” aquí y allá antes de venir con
nosotros, y ha seguido haciendo esto desde entonces y de la misma manera. La
última noticia que tuvimos de él, fue que se convirtió al catolicismo [supongo
que inicialmente era protestante por su origen escocés], tomando la sotana y
llevándola solamente por unos días, para convertirse de nuevo después en laico. »
(Old Diary Leaves III, capítulo
23)
En
cambio Damodar si logró tener existo en sus pruebas iniciáticas como lo detallo
en la biografía que he escrito sobre él (ver link).
TESTIMONIO DEL CORONEL OLCOTT
El
Coronel Olcott no tuvo otro encuentro con el Maestro Kuthumi en la ciudad de
Jammu, pero sí atestiguó de la desaparición de Damodar por unos días, y esto el
Coronel lo relató en su obra “Las Viejas
Hojas de un Diario” en donde mencionó lo siguiente sobre ese tema:
«
Damodar había desaparecido, y no dejó rastros detrás de él como una pista para
mostrarme hacia dónde se había ido o cuándo regresaría. Rápidamente atravesé
las cuatro habitaciones comunicantes, pero estas estaban vacías debido a que mis
otros compañeros se habían ido al río a bañarse.
Desde
la ventana de Damodar llamé a un criado, y supe por él que Damodar había dejado
el búngalo al amanecer y se había ido solo sin dejar ningún mensaje.
No
sabiendo exactamente qué pensar, volví a mi habitación y encontré sobre la mesa
una nota enviada por un Maestro, en donde me pedía que no me preocupara por el
muchacho, ya que este se encontraba bajo su protección, pero sin darme ninguna
pista sobre su regreso.
Y
hay que precisar que me había tomado más o menos un minuto hacer el circuito de
las cuatro salas comunicadas entre puertas abiertas, y aún así no escuché pasos
de ningún mensajero, lo que habría fácilmente percibido debido a que el piso
estaba compuesto de grava.
Además
que una persona apenas podría haber entrado en mi habitación entre el momento
en que salí y volví a regresar, sin embargo ahí estaba esa nota misteriosa
sobre mi mesa, con la característica escritura del Maestro Kuthumi y como
usualmente sucedía, dentro de un sobre chino.
Mi
primer instinto fue tomar el equipaje de Damodar, su baúl y su ropa de cama, y guardarlo
debajo de mi propio catre. Y luego envié un telegrama a Blavatsky para narrarle
sobre la desaparición de Damodar y de que no tenía idea de cuando regresaría
(si es que regresaba).
Cuando
mis compañeros volvieron, les comenté lo sucedido y ellos estaban tan
emocionados como yo por el incidente, y dedicamos mucho tiempo en
especulaciones y conjeturas sobre su posible secuela.
Fui
dos veces al Palacio del Maharajá ese día y me encontré cada vez más bienvenido
por su Alteza. Él me mostró todas las cortesías y discutió la filosofía Vedanta
con evidente interés, y me dio una invitación urgente para que lo acompañara la
próxima vez que fuera a Srinagar, su capital de Cachemira.
Posteriormente
y justo cuando la noche se acercaba y yo me encontraba sentado solo escribiendo
en nuestro búngalo (ya que los otros se habían ido a montar a caballo), oí un ruido
en la gravilla y al mirar a mi alrededor, vi a un peón de Cachemira que me
traía un telégrafo.
Y
al abrirlo, descubrí que era un mensaje que Blavatsky me había enviado en
respuesta al telégrafo que yo le había mandado previamente. Ella dijo que un
Maestro le había dicho que Damodar regresaría y que no debía dejar que ningún
tercero tocara su equipaje, especialmente su ropa de cama. Y eso fue extraño
porque fue exactamente lo que yo había hecho anteriormente.
Y
es que es bastante curioso que ella, quien se encontraba en Madrás, o sea a más
de 2’000 millas de distancia, me dijera que hiciera exactamente lo que había
sido mi primer impulso al descubrir la partida del muchacho.
¿Fue telepatía a
larga distancia?
No
lo se, pero había algo más extraño aún por venir, y es que después de abrir y
leer el telegrama (lo cual me había tomado menos de un minuto), el peón ya no
estaba, y este no había tenido el tiempo suficiente para cruzar el pasillo al
interior del complejo, pero aún así había desaparecido como un relámpago.
Corrí
hacia la puerta y miré hacia el otro lado en donde además no había árboles o
arbustos que sirvieran de escondite, pero no había nada a la vista. El peón
había desaparecido como si el suelo se lo hubiera tragado, por lo que consideré
que la forma del peón no era real sino una ilusión, y que pertenecía a la
Hermandad de los Maestros.
Y
eso yo lo presentí y podría casi asegurarlo debido a una cierta perturbación
psíquica causada en mí por el acercamiento de uno de esos personajes. Y de
hecho, pude identificar en esa ocasión la vibración peculiar creada por la
corriente hipnótica de mi propio Maestro [Morya], y quien también es el Maestro de Blavatsky.
Me
han preguntado, al contar esta historia, cómo se efectúa la transferencia del
envío del peón real al simulado, y el asunto es muy simple, siempre que se considere
la realidad del poder hipnótico. Y me refiero al hipnotismo perfeccionado del
Oriente, y no al hipnotismo rudimentario que han llegado hasta ahora a las Escuelas
de Ocultismo del Occidente.
En
resumen, el Adepto se encuentra con el peón, y por fuerza de voluntad impide
que él lo vea y le hace perder el conocimiento. Lo lleva a cualquier lugar
conveniente para esconderse y lo deja allí dormido. Y luego el Adepto pone la
apariencia ilusoria del hombre sobre sus propias características y persona; me
trae el telegrama, toma mi recibo, saluda y se retira.
Y
al momento siguiente, la emoción nerviosa causada en mí por su magnetismo
simpático que reacciona con mi ser, le advierte que estoy alerta y que
naturalmente iré a la puerta, por lo que inhibe mi vista para evitar que lo vea.
Luego
el Adepto vuelve al Peón dormido, pone el recibo en su mano y le programa para que
recuerde, como si le hubiera sucedido a él mismo, el breve episodio de nuestro
encuentro, lo despierta, inhibe su vista, y lo envía de vuelta a la oficina de
telégrafos.
Entonces,
como lo pueden constatar, es una secuencia de eventos muy simple y fácilmente
comprensible para todos los hipnotizadores avanzados.
_ _ _
Fue
el 25 de noviembre, a la luz del día, que Damodar nos dejó, y regresó en la
noche del 27, después de una ausencia de unas sesenta horas,
¡Pero cómo cambió!
Se
fue siendo un jovencito pálido y de aspecto delicado, de estudiante, frágil,
tímido, respetuoso; y regresó con su rostro aceitunado bronceado en varias
tonalidades más oscuras, más robusto, duro, enérgico, audaz y lleno de energía.
¡Apenas podíamos
darnos cuenta de que era la misma persona!
Él
había estado en el retiro del Maestro (ashram),
sometiéndose a cierto entrenamiento. Y me trajo un mensaje de otro Maestro,
bien conocido por mí, y para demostrarme su autenticidad, me susurró al oído
cierta contraseña acordada mediante la cual me autentificaron los mensajes de
la Logia y que sigue siendo válida. »
(Old Diary Leaves III, capítulo
5)
TESTIMONIO DE BLAVASTKY
Y todo este asunto, Blavatsky se lo comentó al Sr.
Sinnett en una carta que le escribió y que a continuación transcribo la parte
donde habla sobre este tema:
« Adyar, 26 de noviembre de 1883.
Bueno,
hay noticias de nuevo. Anteayer recibí un telegrama de Olcott enviado desde
Jammu en donde me decía: "Los Maestros se han llevado a Damodar."
¡Y actualmente Damodar se encuentra desaparecido!
Y esa noticia me preocupó pero también me extrañó
mucho porque a penas Damodar lleva cuatro años siendo discípulo.
¡Y los Maestros ya lo invitaron a conocer su Ashram!
Te envío los dos telegramas que recibí, uno es de
Olcott y el otro es de Brown. Y también con Brown estoy muy desconcertada debido
a que:
¿Por qué Brown ha sido tan favorecido?
Eso
es lo que no puedo entender. Él puede ser un buen hombre, pero ¡qué rayos pudo
haber hecho de tan santo y de tan bueno para recibir ese trato tan especial!
Todo
lo que sé es que parece ser la segunda visita que Kuthumi le hace personalmente
a él. Y él está actualmente siendo esperado aquí o en el vecindario por dos
discípulos que han venido de Mysore para encontrarse con él. Él irá a algún
lado con los budistas de la Iglesia del Sur. ¿Lo veremos? No lo sé. Pero hay
una conmoción aquí entre los discípulos.
Bueno,
cosas extrañas están ocurriendo. Terremotos y sol azul y verde, Damodar se
alejó y el Maestro Kuthumi se acercó. Y ahora, ¿qué haremos en la oficina sin
Damodar?
¡Oh dioses y poderes
del cielo y del infierno, como si no tuviéramos ya suficientes trabajos y
problemas!
Bien,
que se haga según su voluntad [la de los Maestros] y no la mía. »
(Cartas de H.P. Blavatsky a A.P.
Sinett, Carta N°30)
Muchas gracias por el trabajo, Cid. Saludos.
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