(Observación:
este texto es la traducción del artículo elaborado por el investigador David
Pratt [ver link] y le agradezco muchísimo a Nicolás
por haber traducido un texto tan largo pero a la vez tan interesante de leer.)
CONTENIDO
Primera
parte (las misteriosas civilizaciones antiguas de los Andes):
1 - Los
incas
2 - Las
culturas anteriores a los incas
3 - Los contactos transoceánicos
Segunda
parte:
4 - La extraordinaria masonería “inca”
Tercera parte (los impresionantes sitios arqueológicos de
los Andes):
5 - Sitios
“incas”
6 - Tiwanaku
7 - Las figuras
de Nazca
I - LOS INCAS
En
1532, Francisco Pizarro y un pequeño grupo de mercenarios españoles llegaron al
desierto costero de Perú y continuaron su viaje hacia las mesetas andinas. En
esa época, el Imperio Inca (conocido como Tahuantinsuyo o “los cuatro
extremos del mundo”) se extendía por 5’500 km desde el sur de Chile hasta
Colombia y tenía una población de 10 millones de personas.
Los
españoles persuadieron al regente inca (Atahualpa) a un encuentro supuestamente
pacífico y lo tomaron prisionero, prometiendo liberarlo si se pagaba un gran
rescate, consistente en llenar una habitación con oro y otras dos con plata. El
rescate (avaluado en casi US$ 50 millones según los estándares actuales)
fue pagado debidamente, pero los conquistadores asesinaron a Atahualpa y
marcharon sobre Cuzco, la capital inca.
Manco
Cápac, medio hermano de Atahualpa, fue puesto como regente marioneta, pero
después de unos pocos años de obediencia, éste se rebeló y en 1536, el ejército
inca se agrupó en las afueras de los muros cuzqueños y en la fortaleza de Sacsahuaymán,
librándose una feroz batalla contra los españoles. Pero con la ayuda de sus
caballos de guerra, armas de hierro y la audacia, menos de 200 conquistadores
lograron vencer a 100’000 guerreros incas, pasando a 1’500 de ellos por el filo
de la espada.
Unos
pocos años después y con la llegada de refuerzos hambrientos de oro desde Panamá,
fue aniquilada toda resistencia seria contra los españoles y el último reducto
inca de la selva, en Vilcabamba, cayó en 1572.
Aún
así, hay varias razones por las que las primeras fases de la conquista por parte de los españoles del
poderoso imperio inca fue exitosamente cumplido sin
requerir a grandes batallas.
Primero,
los incas estaban divididos, pues a la muerte del onceavo regente, Huayna Cápac
(en el año 1527) le siguió una guerra civil en la que Atahualpa destronó a su
hermano Huáscar.
Segundo,
luego de la llegada de los españoles a Centroamérica, se expandieron
enfermedades infecciosas en el sur del continente, tales como la viruela, con
lo que se redujo la población en 2/3.
Y
tercero, el octavo monarca inca había profetizado hacia 1432 que dentro de
cinco generaciones vendrían extranjeros a conquistar su pueblo. Huayna Cápac
más tarde declaró que él sería el último emperador, e instruyó a sus hijos y al
resto de su corte para obedecer y servir a los invasores [1].
De
esta forma, los conquistadores inicialmente eran considerados como “viracochas”
(en referencia a Viracocha, el dios creador y legendario importador blanco de
la cultura). Sin embargo, debido a su codicia y brutalidad, rápidamente fueron clasificados
como demonios.
La historia del Imperio Inca
Según
la historia oficial de los antiguos peruanos (y como lo mostró por ejemplo,
Garcilaso de la Vega, hijo de un conquistador y de una princesa inca), los incas
llegaron al área de Cuzco en el siglo XII d. de C., y habían sido
gobernados por 13 monarcas incluyendo a Atahualpa.
Pero
esta versión puede referirse sólo a la última dinastía, ya que según Blas
Valera, hijo de un conquistador y una nativa, y quien recopiló información de
sacerdotes peruanos y descendientes de los amautas (los sabios). En realidad
existieron 101 gobernantes, lo que nos transportaría hacia el año 1220 a. de C.
La
excavaciones realizadas en el sitio arqueológico de Marcavalle (ubicado a 4 km al sur de Cuzco) revelaron que el
valle de Cuzco fue habitado ininterrumpidamente por una sociedad agrícola y de
pastoreo desde el año 1400 a. de C. [2]
Al
comienzo, los incas colaboraron pacíficamente con otros grupos étnicos en la
región de Cuzco, hasta que alrededor del año 1430, los chancas del norte
invadieron el área. Y luego de derrotarlos, los incas comenzaron el periodo de
expansión bajo el mando de Pachacuti, haciendo que el quechua fuera la lengua
oficial y el culto al sol la religión del imperio.
La expansión inca [3].
El
panteón inca estaba presidido por Viracocha, seguido de Inti (el dios sol) y
Pachamama (la diosa de la tierra).
Se
dice a menudo que Viracocha significa “espuma del mar”, pero en un sentido más
literal quiere decir “grasa del mar”, la cual en ese entonces era considerada
un símbolo de vida y fortaleza. Y otra interpretación posible es que signifique “plano
inclinado del mar celestial”, en referencia a la inclinación de la eclíptica
hacia el ecuador celeste [4].
De
acuerdo a la versión estándar de la mitología inca, el primer regente del reino
de Cuzco se llamaba Manco Cápac, y en una leyenda se afirma que era hijo de
Viracocha, y en otro relato se menciona que fue traído desde las profundidades
del lago Titicaca por Inti. Y de aquí que se sostuviera que el soberano inca
era el “hijo del sol”.
Los
mayas de Centroamérica creían vivir durante la cuarta era mundial, la cual se
sabe que terminó en el 2012 de nuestra era, mientras que los aztecas sostenían
que ellos eran contemporáneos de la quinta edad. Y de manera similar, los incas
pensaban que su cultura se encontraba en la quinta era, o del “quinto sol”.
En
la primera era, los hombres eran nómadas, vivían en cavernas y tuvieron que
luchar con animales salvajes. Mientras que en la segunda era, ellos vivían en
toscas casas redondas en asentamientos fijos. Y en la tercera era, la humanidad
se multiplicó, practicaba la textilería, construyeron casas parecidas a las de
hoy, cultivaron plantas y vivían en armonía. Pero en la cuarta era, las guerras
surgieron. Comenzaron con conflictos internos. Luego los guerreros dejaron los
campos y sus familias, y se llevaron a cabo sacrificios humanos.
Se
dice que cada era global finaliza con un cataclismo, y así la primera terminó
por acción del agua, la segunda por la “caída del cielo” (¿tal vez se refieran a un cambio de los
polos?), la tercera por el fuego y la cuarta por aire [5].
(Y
es interesante constatar que esta idea de que la evolución se efectúa a través
de ciclos y que al final de cada ciclo hay una gran destrucción, es también
compartida por otras religiones como el hinduismo, y también por enseñanzas
esotéricas como la teosofía.
Y
también esas enseñanzas tenían otros conceptos similares como el siguiente.)
Los
incas creían que “en este mundo somos exiliados de nuestra Tierra Original, la
cual se encuentra en el mundo superior”. Y en las crónicas andinas, la dura
experiencia que se requería para encontrar el camino de vuelta a los reinos
celestes se simbolizaba frecuentemente por el cruce de un puente estrecho
construido de cabello humano que se extendía sobre un río caudaloso [6].
Los
budistas usan una metáfora similar, hablando sobre la búsqueda de “alcanzar la
otra orilla”, significando así la llegada al Adeptado, o como lo llaman los
textos de la Gran Pirámide egipcia: “la vida de millones de años”.
La
posterior encarnación en la Tierra es entonces innecesaria y el iniciado puede
optar entre ingresar al Nirvana y dejar la tierra atrás, o quedarse en el
planeta por compasión y ayudar a acelerar el progreso de la humanidad.
Desafortunadamente
y a pesar de los ecos que había en las creencias incas de la Sabiduría Antigua,
los soberanos andinos abandonaron las instrucciones del “Padre Sol” quien les dijo que
debían gobernar una sociedad basada en la justicia y la razón, con piedad, compasión
y templanza, e introdujeron la práctica degenerada de los sacrificios humanos
para según ellos aplacar a los dioses, lo cual es consecuencia de tomar
literalmente y erróneamente el simbolismo de ciertos ritos de iniciación [7].
Por
ejemplo, los incas llevaban a cabo sacrificios de niños durante o después de
eventos importantes, tales como la muerte de un monarca o durante una hambruna [8].
La
sociedad inca estaba fuertemente reglamentada y existía igualdad entre los
habitantes, tanto en términos sociales como materiales. Y es así que desde el
nacimiento hasta la muerte, sus vidas (incluyendo las ocupaciones, el estatus
social, sus hogares y el matrimonio) estaban ya planeadas y reguladas según las
leyes prevalentes.
Los
jefes de cada familia recibían una porción de tierra acorde al tamaño de su
grupo y se permitía que los residentes de cada comunidad mantuvieran un tercio
de los frutos de su labor, y el resto se destinaba al Estado como pago al
gobierno y al ejército, para financiamiento de las guerras, la manutención de
la familia real y la religión ceremonial.
También
la ley y el orden eran aplicados rígidamente: el delito más serio era la
blasfemia, ya sea que fuera dirigida al sol, a los sacerdotes o a los habitantes incas. Y la
condena era la tortura y la muerte, como asimismo se penalizaban de igual manera el asesinato y
el adulterio.
Los
culpables de robo o deshonestidad eran marcados con hierro candente. Los
mitómanos y chismosos eran azotados luego del primer delito, golpeados con una
porra la segunda vez, y sus lenguas clavadas a una tabla en la tercera ocasión.
Pero
los castigos más severos era para los sacerdotes y las sacerdotisas, y así por
ejemplo: una sacerdotisa virgen del culto solar que rompiese sus votos era
quemada viva, su pueblo destruido y asesinados muchos de sus habitantes [9].
El
conquistador Mancio Serra de Leguisamo, en un momento de arrepentimiento, escribió
lo que sigue sobre el impacto de la conquista en la moral inca:
« Los incas estaban tan acostumbrados a
no cometer delitos ni excesos (y tanto por hombres como por mujeres, y tanto
por los clases ricas que por la clases humildes), que cuando un indio dejaban
abierta y puesta una escoba o un palo pequeño atravesado en la puerta para
señalar de que no estaba allí su dueño, con esto bastaba para que nadie entrara
dentro, ni tomara de las cosas que allí se econtraban.
Pero
cuando ellos vieron que nosotros poníamos puertas y llaves en nuestras casas,
entendieron que era de miedo hacia ellos, para evitar que nos matasen, pero no
porque pensaran que nos fueran a robar. Y así cuando vieron que había entre
nosotros ladrones y hombres que incitaban al pecado a sus mujeres e hijas, nos
tuvieron en baja consideración.
Y han venido a tal rotura en ofensa de Dios
estos nativos por el mal ejemplo que les hemos dado en todo, que aquel extremo
de no hacer cosa malas se ha convertido en que hoy ninguna o pocas cosas hacen
buenas. » [10]
SUS LOGROS
A) Una impresionante
arquitectura
La
civilización inca está vinculada a la magnífica arquitectura monumental que adorna
sus sitios sagrados, y los bloques de piedra poligonal calzan tan perfectamente
que ni siquiera una hoja de afeitar se puede insertar entre ellas, y tampoco se
utilizó argamasa.
Los templos mejor conocidos y otras estructuras se encuentran
en Cuzco, Sacsahuaymán, Ollantaytambo, Písac y Macchu Picchu. No obstante y
como veremos más adelante, no hay razón alguna para atribuir todos los ejemplos
de este método de construcción a este pueblo.
Detalle de una pared “inca”
en Cuzco [1].
B) Un impresionante
sistema de agricultura
Los
principales arqueólogos asumen que los incas construyeron muchas de las
terrazas agrícolas que cubren las laderas de los cerros en el Valle Sagrado, a
través del cual corre el río Urubamba (y el cual era considerado como contraparte
terrestre de la Vía Láctea).
Las
terrazas usualmente tienen muros de contención hechos de ásperas piedras sin
labrar, pero en las comarcas incas imperiales como Chinchero, Písac, Yucay y
Ollantaytambo, hay paredes más altas construidas con piedra cortada.
Las
terrazas se componen de una capa inferior de escombro común para propósitos de
drenaje, y de una capa más elevada de buena tierra vegetal que en ocasiones
tenía que ser transportada por largas distancias a la montaña desde el valle
inferior.
Comúnmente,
las terrazas tenían entre 2.4 a 4.3 m de altura y un ancho de 1.8 a 4.6 m,
y sólo un metro de anchura en las laderas escarpadas. De esta manera, en las
regiones de los Andes son muy conocidas las laderas de cerros que contienen
hasta 100 terrazas, puestas una sobre la otra.
Como
escribió Hiram Bingham:
-
“Con justa razón, uno queda atónito cuando
piensa en cuántos millones de horas de trabajo se necesitaron para construir
esas terrazas de cultivo.” [2]
Terrazas en Písac,
Valle Sagrado.
Terrazas en Moray.
La
cuenca gradada en Moray tiene 183 m de ancho y 79 m de profundidad, y
las 12 terrazas se sostienen por paredes de roca, algunas de hasta 7.5 m
de alto. Se piensa que las primeras seis terrazas fueron hechas por el pueblo
pre-inca de Wari que ocupó la región entre los años 600 y 1100 d. de C.
Algunos
piensan que Moray era un complejo ritual, y otros creen que era un gran
laboratorio agrícola donde se ensayaban diferentes tipos de suelo, variedades
de plantas y regímenes de temperatura, ya que la estructura de la cuenca
produce un rango de diferentes temperaturas en el suelo [3].
C) Un impresionante
sistema de caminos
Los
incas emplearon un extenso sistema de caminos, pero no fue creado por ellos, ya que simplemente adaptaron y extendieron las rutas hechas por los ingenieros pre-incas.
En su punto más alto, la red tenía 5’600 km de largo e incluía 23’000 km
de caminos interconectantes, superando de esta forma el tamaño del sistema de caminos romano (y del que también existía previamente una gran parte).
Los
caminos incas estaban construidos en lechos de mampostería, y tenían alrededor
de 7.3 m de ancho, aunque a menudo se angostaban en las montañas. Las
rutas eran niveladas y suavizadas con pavimento, y en algunos lugares por
recubrimiento de piedra molida mezclada con limo y cemento bituminoso.
En
ciertos sectores, los caminos se cortaban a través de las montañas por varios
kilómetros, se rellenaban grandes desfiladeros con sólida mampostería y los
ríos eran atravesados por medio de un puente en suspensión anclado a una torre
gemela de piedra en cada extremo.
Las sogas de esos puentes estaban hechas de
fibra vegetal firmemente entrelazada, y eran tan gruesas como el cuerpo de una
persona. El más famoso de esos puentes todavía existe y cruza el río Apurimac
en los Andes peruanos, con cuerdas de cerca de 46 m.
Algunas
rutas pre-incas tenían hasta 30 m de ancho y se extendían por cientos de
kilómetros, y hasta hoy se desconoce la razón de su gran anchura [4].
Los caminos “incas” [5].
D) Una impresionante
técnica de registrar
El
pueblo inca usaba quipus para mantener registros generales, censales y
de contabilidad, que consistían en pelotitas de cordel anudadas y en las que el
número, tipo y espaciado de los nudos, así como el color y tipo de la cuerda y
la estructura general del quipu representaban información.
Se
piensa que algunos quipus eran como tal literalmente, pues en ellos los nudos
se combinaban con signos rectangulares u ovales coloreados (en forma de
“poroto”), conocidos como tocapus, los que también aparecen en textiles
y otros objetos. Y de hecho, los tocapus debieran considerarse como un sistema
ideográfico desarrollado en lugar de escritura en un sentido estricto.
Muchos
quipus con elaborada simbología fueron quemados por los españoles, mientras que
otros fueron ocultados o destruidos por los propios incas [6].
Un antiguo grabado de
un inca sosteniendo un quipu.
D) Otras
proezas
La
aserción general de que los incas no tenían una forma genuina de escritura es
incorrecta, ya que dicho sistema era conocido como quilcas, y antecede al uso
de los quipus.
Blas Valera sostuvo que los secretarios imperiales escribían en
hojas de banano y sobre piedras. Además, varias otras crónicas cuentan que en
épocas antiguas el soberano inca reunía a los sabios de todas las provincias y
ordenaba que se escribiera la historia de cada regente y de las tierras
conquistadas, junto con los mitos y las leyendas típicas.
Los
textos se registraban en láminas pegadas en grandes tablas y puestas en marcos
de oro puro, y eran almacenados en el Coricancha, o Templo del Sol, en
Cuzco, que sólo el soberano inca y algunos expertos eran capaces de leer.
Los
invasores españoles derritieron los marcos dorados y destruyeron casi todos los
lienzos. Pero se menciona que cuatro de ellos fueron enviados al rey aunque actualmente no hay rastro
de ellos. Y el inca Pachacútec VII prohibió el uso de la escritura cuando un
oráculo decretó que ello era necesario para poner término a una epidemia [7].
En
un grupo de momias de llamas (sacrificadas en el desierto del sur peruano hace unos
1000 años), se encontró una antigua lana de auquénido, posiblemente pre-inca y
muy superior a muchas de las fibras conocidas actualmente. El filamento era incluso
más fino que el casimir y parece haber sido resultado de una crianza selectiva
de llamas [8], por lo que algunos autores han
sugerido que las asombrosas variedades de maíz y papas en el antiguo Perú deben
de ser consecuencia de experimentos genéticos [9].
Referencias
- William Sullivan, The Secret of the Incas: Myth, astronomy, and the war against time, New York: Three Rivers Press, 1996, p. 251, 255-7.
- Harold T. Wilkins, Mysteries of Ancient South America, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 2005 (1947), p. 143-4; Enrico Mattievich, Journey to the Mythological Inferno: America’s discovery by the ancient Greeks, Denver, CO: Rogem Press, 2010, p. 144-6.
- http://en.wikipedia.org/wiki/File:Inca-expansion.png
- The Secret of the Incas, p. 108-9; Viracocha, http://en.wikipedia.org/wiki/Viracocha.
- The Secret of the Incas, p. 26-7.
- Graham Hancock y Santha Faiia, Heaven’s Mirror: Quest for the lost civilization, London: Michael Joseph, 1998, p. 282, 295.
- H.P. Blavatsky, Isis sin Velo, Pasadena, CA: Theosophical University Press (TUP), 1972 (1877), 2:564-5.
- http://en.wikipedia.org/wiki/Human_sacrifice; http://en.wikipedia.org/wiki/Child_sacrifice_in_pre-Columbian_cultures.
- A. Hyatt Verrill, Old Civilizations of the New World, New York: New Home Library, 1942 (1929), p. 282-8.
- Citado en Mysteries of Ancient South America, p. 167; http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/conquista_y_colonia/manso_serra_de_leguizamon_un_conquistador_arrepentido.php
Logros
- http://en.wikipedia.org/wiki/File:Inka_mauern_cuzco.jpg.
- Hiram Bingham, La Ciudad Perdida de los Incas, London: Phoenix, 2003 (1952), p. 39-40.
- Science Frontiers, nro. 174, 2007, p. 1.
- W.R. Corliss (compilación), Ancient Infrastructure: Remarkable roads, mines, walls, mounds, stone circles, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 1999, p. 323-5; Peter James y Nick Thorpe, Ancient Inventions, New York: Ballantine Books, 1994, p. 52-3.
- www.colorado.edu/geography/class_homepages/geog_3251_sum08/02_inca_roads.jpg.
- Igor Witkowski, Axis of the World: The search for the oldest American civilization, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 2008, p. 174-9, 184; W.R. Corliss (compilación), Archeological Anomalies: Graphic artifacts I – coins, calendars, geoforms, maps, quipus, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2005, p. 160-3.
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- W.R. Corliss (compilación), Archeological Anomalies: Small artifacts – bone, stone, metal artifacts, prints, high-technology, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2003, p. 49.
- Carlos Fernández-Baca Tupayachi, El Otro Saqsaywamán: La historia no contada, Lima: DFBS, 2000, p. 179.
II - LAS CULTURAS
ANTERIORES A LOS INCAS
La
teoría del poblamiento americano (el cual se convirtió en dogma científico a
mediados del siglo XX) postulaba que América no tenía poblaciones humanas hasta
hace unos 14’000 años atrás, cuando los migrantes de origen mongol del noreste de
Asia comenzaron a transitar sobre el Estrecho de Bering, y por consiguiente esta teoría considera
que Sudamérica fue poblada a penas por primera vez hace unos 9’000 ó 10’000
años atrás.
Otra
teoría dice que con excepción de una breve visita por parte de los vikingos en el siglo
XI, el primero en descubrir América más tarde fue Cristóbal Colón en 1492.
Pero
en la actualidad, muchos científicos han aceptado la posibilidad de que hayan existido migraciones
que daten de varios miles de años antes del año 14’000 a. de C., y como se muestra en el libro "The
Ancient Americas", existe evidencia de que América fue colonizada por
migrantes de diversas partes del mundo durante el transcurso de millones de
años, y que incluso en los pasados 4’000 años varios exploradores y viajeros
visitaron el continente antes que Colón.
Según
la tradición teosófica, el último gran fragmento de la antigua Atlántida en
hundirse fue la isla de Poseidonis
(denominada “Atlántida” por Platón), la cual era una gran isla localizada en
medio del Atlántico opuesta al Estrecho de Gibraltar y que se sumergió hace unos
11’500 años [1].
En
el periodo que condujo a su hundimiento final, hubo olas de migrantes que
huyeron de Poseidonis y otras islas pequeñas, a medida que la inestabilidad
geológica aumentaba.
Algunos
de esos migrantes se asocian con la aparición de las culturas posteriores del Cromañón
en Europa Occidental y en el norte de África, las cuales comenzanron hace unos 40’000 años,
mientras que en América también se han descubierto esqueletos caucasoides y de cromañones.
La literatura teosófica, además, sostiene que hubo una fuerte influencia
atlante sobre los amerindios, incluyendo a los últimos mayas e incas [2].
La
fecha oficialmente aceptada para la civilización más antigua en Sudamérica
gradualmente se ha ido poniendo más atrás en el tiempo a medida que salen a la
luz nuevos descubrimientos. Y algunas de las principales culturas preincas de
los últimos miles de años se describirán más adelante, poniendo el foco
principal en Perú. Asimismo, tampoco puede descartarse la posibilidad de que
algunos de los artefactos y estructuras atribuidos a dichas culturas en
realidad sean el trabajo de grupos todavía más antiguos.
Las
pruebas de radiocarbono para el material orgánico hallado en sitios
arqueológicos (huesos, carne, madera, etc.) juegan un rol fundamental en la
datación de culturas que se desarrollaron en los últimos miles de años. Sin embargo, este metódo tiene dos
principales fuentes potenciales de error que son:
- La tasa variante del C14 (un isótopo de carbono radioactivo relativamente raro) al C12 (el isótopo de carbono más abundante) en la atmósfera.
- Y la contaminación de la muestra que está siendo datada,
y es así que los errores resultantes pueden mostrar
brechas enormes de cientos o incluso miles de años.
Pero
incluso si la fecha es exacta, esto solamente nos indica la edad de la muestra
y que ciertos grupos humanos estaban presentes en el área estudiada, pero no
necesariamente nos confirma la fecha más antigua en que se habitó el área o la
fecha original de construcción de algunas estructuras líticas en el sitio.
Además,
hay una cierta selectividad en el reporte de los resultados y así por ejemplo,
un arqueólogo admitió:
-
“Si una fecha de C14 apoya nuestras teorías,
la ponemos en el texto principal. Si no las contradice completamente, la
colocamos al pie de página. Y si está completamente fuera de rango, la
descartamos.”
La
expresión “fuera de rango” se refiere no solamente a edades que son demasiado
viejas, sino también a las que son demasiado recientes, y estas últimas se
consideran como indicios de actividad humana tardía en un sitio.
No obstante,
ello también podría aplicarse a las fechas más antiguas determinadas hasta el
momento para un sector [3], y en
consecuencia, los pronunciamientos dogmáticos sobre la cronología de los sitios
arqueológicos basados en la datación de carbono deberían considerarse
cuidadosamente.
Los
esqueletos peruanos más antiguos hallados hasta ahora datan del año 7000 a. de C.,
y se describe a estos colonizadores con cara ancha, cabeza puntiaguda y una
altura de 1.6 m.
Sin
embargo, se han descubierto pinturas rupestres más antiguas en Toquepala (Tacna,
7600 a. de C.) y casas en Chilca (Lima, 7800 a. de C.). Y los
hallazgos de artefactos han llevado a un creciente número de científicos a considerar
que Perú fue colonizado por primera vez hace unos 20’000 años o más [4].
Mapa de Perú.
A continuación , les menciono brevemente las principales civilizaciones preincas conocidas:
1. La cuenca de Ayacucho
Ubicada
en el Perú central consta de sitios arqueológicos que datan desde el año 25’000
a. de C. hasta el año 1470 d. de C., y el territorio fue
ocupado por una serie de 23 culturas [5].
Los
artefactos más antiguos son herramientas de piedra y hueso usados por una
cultura cazadora-recolectora precerámicos.
2. El valle de Chilca
Se
ubica en la costa de Perú, entre las montañas de los Andes y el Océano
Pacífico, y fue una importante ruta comercial hacia las altiplanicies. Los
cazadores-recolectores habitaron esta región del año 6000 al año 2500 a. de C.,
y sus dos principales sitios son: Tres
Ventanas y Kiqche en donde se
cultivaban formas primitivas de vegetales como papas, batatas y ollucos, y
también se domesticaban camélidos como las llamas [6].
3. La civilización de Norte Chico
También
conocida como Caral Supe, se asocia
con unos 30 grandes centros poblacionales en la costa peruana norte central,
y actualmente se considera la civilización más antigua conocida en América,
cuya eclosión se estima fue entre el año 3000 y el año 1800 a. de C.
Fue
una cultura precerámica, pero es conocida por su arquitectura monumental, que
incluye grandes plataformas de montículos construidos con piedra de cantera y
adoquines de río, y sus plazas circulares hundidas.
Uno
de los principales lugares es Caral,
un gran asentamiento urbano en el valle de Supe (a unos 120 km al norte de
Lima) que abarca más de 60 hectáreas. La pirámide principal cubre un área
equivalente a casi cuatro estadios de fútbol y tiene 18 m de altura. Se
piensa que Caral es el modelo de diseño urbanístico adoptado por las
civilizaciones andinas desarrolladas durante los siguientes cuatro milenios.
Existen
otros 19 grandes complejos piramidales repartidos a través del valle de Supe
que podrían haber albergado una población total de 20’000 personas. Se piensa
que una pieza textil anudada y descubierta en excavaciones en Caral es un quipu
primitivo [7].
Pirámides en Caral.
El
sitio Áspero en el valle de Supe cubría 13.2 hectáreas y sus 17 montículos
incluían 6 pirámides truncadas. La más grande se llama “Huaca de los Ídolos”,
que medía 40 por 30 m y tenía habitaciones y cámaras en su cima.
Las
paredes de la plataforma externa están construidas de grandes rocas basálticas
angulares colocadas en mortero de adobe con una superficie suave externa
recubierta de yeso y pintada de vez en cuando. Las fechas de radiocarbono
asociadas para esta edificación van del año 2900 al año 1970 a. de C. [8].
Reconstrucción del “Huaca
de los Ídolos” en Áspero (cortesía de J.Q. Jacobs).
Las
cámaras más antiguas situadas a más bajo nivel datan del cuarto milenio a. de C.
y su uso continuó por miles de años, primero en forma circular y más tarde
rectangular.
Michael
Moseley sostiene que el énfasis en la duración de los espacios sacrosantos más “hundidos”
atestigua el origen de los mitos andinos de la humanidad que emergió de
cavernas, fuentes y agujeros en la tierra. Y además de ser lugares para
representar el nacimiento del género humano, las cámaras pueden haberse usado
para venerar a Pachamama (la Madre Tierra) al descender a su “útero” y salir de
él simbólicamente durante las ceremonias.
A
veces las plazas subterráneas permanecen cerca de las plataformas de
montículos, evocando “imágenes de procesiones rituales que descendían al
interior de la Madre Tierra y subiendo después al Padre Apu [espíritu de la
montaña]” [9].
4. El Paraíso
Se
sitúa en el valle del río Chillón, a 2 km del Océano Pacífico, en el Perú
central. Fue el sitio preceramista más grande en los Andes, y estuvo habitado
aproximadamente desde el año 1800 hasta el año 1200 a. de C.
El
sitio consiste en 13 ó 14 montículos espaciados sobre una superficie de 60
hectáreas con un grupo nuclear de otros siete montículos en forma de U con una
plaza central.
Las
construcciones están compuestas de unas 100’000 toneladas de roca, y al igual
que en otros sitios, se llevaron escombros y piedras en bolsos de junco cosidos
y apilados tras los muros de contención.
Las
ruinas fueron hogar para una población de 1500 a 3000 personas que pescaban,
recolectaban raíces y frutos silvestres, cazaban animales salvajes, cultivaban
algodón para elaboraciones textiles y fabricaban canastas [10].
Reconstrucción de un
complejo monumental prototípico en forma de U (cortesía de J.Q. Jacobs).
Existen al menos otros 25 sitios documentados en Sudamérica que comparten la
misma disposición distintiva de El Paraíso [11].
5. El valle de Casma
Situado
en la costa noroeste de Perú tiene numerosos sitios arqueológicos. El principal
es Sechín Alto, el cual estuvo poblado
entre el año 1800 y el año 900 a. de C.
James
Jacobs escribe:
« Con un plan monumental en forma de U
que abarcaba cerca de 200 hectáreas, es una de las construcciones más grandes
jamás edificadas en la América prehispánica. Cinco plazas se extienden por 1.4 km
desde el montículo central, tres con salones centrales hundidos, uno de los
cuales tiene cerca de 80 m de diámetro. El montículo principal mide 44 por
300 por 250 m, convirtiéndolo en la
construcción individual más grande en el Nuevo Mundo durante el segundo milenio
a. de C. El montículo fue recubierto con bloques de granito, y
algunos de ellos pesan más de dos toneladas. » [12]
Comenzando
cerca del año 900 a. de C., prácticamente todos los centros costeros
fueron abandonados en el espacio de un siglo o dos, coincidiendo con varios cientos
de años de sequía severa.
Reconstrucción del
complejo monumental de Sechín Alto (cortesía de J.Q. Jacobs).
Pared
con empalizada de granito (4.15 m de alzada) ubicada en Sechín Alto y
compuesta por 400 esculturas [13], las que
parecen haber sido montadas aleatoriamente desde otro sitio.
La primera de estas
dos esculturas muestra a un hombre amputado en la cintura [14].
En
2007, un grupo de arqueólogos descubrió una plaza hundida y circular de 5500
años de antigüedad, perteneciente al complejo Sechín Bajo en Casma, y la cual
es una de las estructuras más antiguas reconocidas en América, y que permaneció
oculta bajo una construcción posterior. La plaza tiene niveles más bajos que
podrían ser incluso más antiguos [15].
6. La cultura Chavín
La
cultura Chavín habitó las
mesetas nortinas de los Andes peruanos, a medio camino entre los bosques
tropicales y las planicies costeras [16]. Floreció
desde los años 900 al 200 a. de C., aunque su fase formativa en
varias regiones de Perú data del 1600 a. de C., y por largo tiempo se
consideró como la primera civilización peruana.
El
pueblo Chavín cultivaba plantas usando sistemas de irrigación, domesticaban
llamas, desarrollaron técnicas metalúrgicas de oro, plata y cobre, y produjeron
hermosos artefactos áureos. También confeccionaron exquisitos textiles, cerámica
e instrumentos musicales.
Las
formas de arte Chavín evidencian amplio uso de una técnica conocida como “rivalidad
de contornos”, siendo uno de los ejemplos más finos de este método la llamada Estela Raimondi, de 2 m de alto y
hecha de granito abrillantado.
El
arte es difícil de comprender porque en su tiempo podía ser interpretado sólo
por los sumos sacerdotes. Además, algunas cabezas esculpidas tienen mucosidad
saliendo de la nariz, lo que sucede cuando se usan ciertas drogas alucinógenas.
Territorio de Chavín [17].
La Estela Raimondi,
Chavín de Huántar. Presenta un tallado extraordinariamente sofisticado de un
grupo de dioses, que también es visible si la estatua se invierte. Esta estela
no pudo haber sido esculpida con herramientas de piedra o cinceles de cobre [18].
Se
considera que el principal logro arquitectónico de la cultura Chavín es el destacado
templo conocido como “El Castillo” en Chavín de Huántar, una construcción que
cubre 15 hectáreas. Sin embargo, la edad de la sección más antigua del templo
es desconocida, aunque se estima una fecha que va del 700 d. de C. al
1300 a. de C.
Construida
de granito blanco y caliza negra traída de canteras distantes, sus paredes y
galerías estaban repletas de esculturas de feroces deidades con rasgos felinos,
y tiene siete grandes habitaciones subterráneas.
Y
sobre este punto, Michael Moseley escribe:
« Si bien El Castillo tiene menos de una décima parte del tamaño con respecto a
la gran plataforma de Sechín Alto, en aquél se compensa con una destacada
ingeniería, fina mampostería y un maravilloso arte lítico.
La
ingeniería es fascinante porque un cuarto del Castillo interno es hueco y tiene
un laberinto de estrechas galerías techadas con grandes bloques de piedra.
Construidas a diferentes niveles, algunas galerías están conectadas por
escaleras y un elaborado dédalo de pequeños desagües y respiraderos que pasan
por debajo de las plazas exteriores.
Al
descargar agua a través de los conductos y transportar el sonido hacia las
cámaras y luego fuera del templo de nuevo, ¡podía, literalmente, estar hecho
para producir un gran rugido!
Sin
duda alguna, el trabajo lítico en Chavín de Huántar fue producto de un artesano
maestro, y el Castillo muestra una obra de ingeniería profesional como también
una importante labor corporativa » [19]
El Castillo, Chavín
de Huántar [20].
Entrada al Castillo.
7. La cultura mochica
La
civilización Moche (también
conocida como Cultura Temprana Chimú) se desarrolló en la costa del norte de
Perú entre el año 100 al año 800 d. de C. [21]
Los
moche son conocidos particularmente por su sofisticada cerámica y alfarería,
experta metalurgia, construcciones monumentales e impresionantes sistemas de
irrigación. Fueron un pueblo guerrero, y muchas de sus obras cerámicas muestran
brutales escenas de sacrificios humanos y libaciones de sangre.
Los
moche también fueron comerciantes y tuvieron contacto con la cultura Ica-Nazca
del sur. Y probablemente la desaparición de los moche se precipitó en el siglo
VI por un notorio fenómeno de El Niño que provocó 30 años de lluvia intensa e
inundaciones seguidas por 30 años de sequía.
En
su capital, los moche construyeron dos pirámides de cima aplanada, el “Huaca
del Sol” (o “Pirámide del Sol”) y el “Huaca de la Luna” (“Pirámide de la Luna”).
El primero consistía en unos 130 millones de ladrillos de adobe y fue la
estructura precolombina más grande construida en América, que los españoles
destruyeron parcialmente cuando profanaron sus tumbas para buscar oro. Hoy, su plataforma
mide 340 m por 160 m y se alza por otros 40 m. El Huaca de la
Luna próxima es un templo mejor preservado, pero más pequeño.
Huaca del Sol.
La
tumba del Señor de Sipán es un sitio moche que se encontró intacto y no
profanado en el valle de Lambayeque, a 35 km de Chiclayo, en 1987. El
complejo consta de tres grandes pirámides de ladrillo de barro con cumbres
aplanadas, y el regente de Sipán fue enterrado en ese lugar hacia el año 200 d. de C.
Su
tumba ha revelado un extraordinario grupo de artefactos, incluyendo oro
finamente labrado y adornos de plata, grandes figurines de cobre y bañados en
oro, y cerámica alfarera hermosamente decorada. Las láminas de oro y plata y la
joyería de cobre pudieron ser hechas sólo con la ayuda de electrólisis [22].
8. La cultura Chimú
Se
desarrolló en los mismos valles costeros del norte peruano donde los moches
existieron siglos antes, y permanecieron desde aproximadamente el año 1000 d. de C.
hasta fines de los años 1400. El estado Chimú tuvo una expansión considerable
al terminar el siglo XIII y a comienzos del XIV, pero fue conquistado por los
incas alrededor del año 1475. Los chimú fueron diestros alfareros y
trabajadores de metales, y construyeron elaborados sistemas de irrigación. Su
ciudad capital, Chan Chan, abarcaba
más de 20 km2 y tenía una población
cercana a las 70’000 personas [23].
Además,
el pueblo chimú rendía culto a la luna y consideraba al sol como destructor y
momificaba a sus muertos.
El canal La Cumbre (o canal intervalle) mide varios
metros de ancho y 113 km de largo, y se piensa que fue construido por los
chimú alrededor del año 1050 al año 1300 d. de C. para traer agua del
río Chicama al valle de Moche.
Dicho canal es parte
de una compleja red de acueductos para transportar agua desde esteros
montañosos a campos irrigados. Puesto que corre a través de terreno agreste, la
obra representa una enorme cantidad de trabajo, y evidencia un alto nivel de
experticia en ingeniería hidráulica.
Algunas partes del
canal fueron cortadas a través de roca y suelo, y muchos kilómetros se
extendían entre terraplenes de suelo rocoso. En ciertos lugares sobrepasaba los
21.4 m por encima del terreno circundante.
Mantener la pendiente
apropiada en un país montañoso no era tarea sencilla, pues para alcanzar la
máxima eficiencia hidráulica, la sección en cruz del canal cambia alrededor de
las curvas y la textura de las paredes del canal era modificada donde se
consideraba necesario para disminuir la velocidad del agua.
Se cree que el canal
nunca se usó en su totalidad porque las fuerzas tectónicas reiteradamente
levantaban o hundían las secciones, y hoy varias de ellas se extienden cuesta
arriba [24].
Sin embargo, el canal
podría ser más antiguo de lo que se piensa actualmente.
Los
chimú construyeron estructuras defensivas altas y sofisticadas con millones de
bloques de adobe. La Fortaleza, una
construcción ubicada en Paramonga (a 200 km al norte de Lima) fue iniciada
por dicha cultura y más tarde modificada por los incas [25]. Para
proteger el imperio chimú, se construyeron murallas de 1.5 a 2 m de alto comenzando
en torno al año 500 a. de C.
La
Gran Muralla Chimú de Perú, descubierta durante una inspección aérea en 1931,
era mucho más ambiciosa y se extendía por más de 80 km tierra adentro, y
también se construyeron varios fuertes circulares y rectangulares a lo largo
del muro.
Esta
edificación se compone de roca fracturada y cemento adobe, y actualmente
promedia unos 2 m de altura. Originalmente tenía entre 3.7 a 4.6 m,
mientras que en algunos sectores todavía tiene de 6 a 9 m de alto en los
cruces de barrancos.
Se
han descubierto también otras grandes murallas atribuidas a los chimú y los
incas construyeron su propia Gran Muralla más al sur, en Bolivia; hecha con
rocas fracturadas, la cual probablemente tenía unos 240 km de largo y
parece ser la más larga en Sudamérica, aunque solamente tiene unos pocos metros
de altura, y se construyó en altitudes de entre 2’440 a 3’660 m en terreno
extremadamente accidentado [26].
9. La cultura de Paracas
La
cultura de Paracas habitó
la costa sur central de Perú del año 600 al año 175 a. de C. Tenía un
extenso conocimiento de irrigación y manejo del agua, y poseía enormes habilidades
en elaboración textil.
Dos
necrópolis que datan del 300 a. de C. han revelado varios cientos de
momias, algunas de las cuales tienen el cabello ondulado, café claro e incluso
rojizo, más típicos de un europeo que de un indígena americano, y de acuerdo a
esto, también los paracas eran bastante más altos que el habitante andino
promedio [27].
Algunas
de las trazas más antiguas de escritura provienen de la necrópolis paraca, que
tomaba la forma de signos ovales en textiles funerarios, y se descubrieron
signos similares en los textiles de la cultura Nazca tardía [28].
El
“tridente” de los Paracas o “Candelabro” es una gran figura con forma de
cactus, esculpida en una ladera en la Bahía de Pisco. Mide cerca de 240 m
de largo por 120 m de ancho, con tramos de un metro de profundidad, y se
puede ver desde 24 km en el mar, alineándose casi exactamente en dirección
norte-sur.
Muchos
consideran esta figura como una orientación navegacional u objeto ritual,
representando un cactus o árbol de la vida, donde los sumos sacerdotes rendían
culto al sol poniente, y en este sitio se ha encontrado alfarería de la cultura
Paracas que data aproximadamente del año 200 a. de C.
Graham
Hancock puntualiza que hace 2000 años, y vista a un kilómetro de distancia
desde el mar, la constelación conocida como la Cruz del Sur (Crux)
habría estado suspendida en el cielo directamente sobre el diagrama del
acantilado durante el equinoccio de marzo [29].
El “Candelabro”.
10. La cultura Nazca
La
cultura Nazca (o Nasca) habitó
los valles costeros del sur peruano desde el siglo I al siglo VIII d. de C.
Construyeron pirámides de ladrillo de barro de hasta 30 m de altura, y
fabricaron una hermosa alfarería policromada.
Generalmente
se piensa que esta cultura es la creadora de muchas de las “líneas” de Nazca y
las enormes figuras de animales y geométricas trazadas en el suelo desértico
(ver sección 7).
El
principal centro ceremonial fue Cahuachi, un sitio que abarcaba 1.5 km2 y que contiene más de 40 montículos (cerros
naturales modificados) coronados con estructuras de adobe.
Pirámide de adobe en
Cahuachi [30].
Reconstrucción de
Cahuachi [31].
Se
cree que los antiguos habitantes de Nazca construyeron el impresionante sistema
de túneles, pozos y zanjas, conocidos colectivamente como “puquios”, para
obtener agua de fuentes acuíferas subterráneas [32], pero lo
cierto es que nadie puede asegurar con certeza quién los construyó.
Muchos
de los túneles excavados tienen menos de un metro cuadrado, mientras que otros
tienen cerca de 2 m de alto. Las paredes de los túneles están cubiertas
con piedras de río sin el uso de mortero, y en el extremo más elevado el agua
se filtra entre las piedras de las galerías. El techo de las mismas está
compuesto de bloques de granito revestido o leños de madera.
Los
túneles se extienden por unos 3 ó 6 m bajo tierra, y su vastedad real en
kilómetros es desconocida. Dos de ellos pasan bajo el lecho del río Nazca, y dichos
túneles están conectados con la superficie mediante agujeros en forma de
chimenea (“ojos”) que también servían como pozos.
La
población local creía que el agua en los puquios fluía de un gran lago ubicado
bajo Cerro Blanco (una montaña de 2’500 m, no muy lejos de Nazca, coronado
con una enorme duna de arena). Y en la actualidad hay 36 puquios funcionando en
el drenaje de Nazca.
11. La cultura lima
Pachacamac
(a 40 km al sureste de Lima) comprende un vasto complejo de construcciones
monumentales, incluyendo 18 pirámides escalonadas de ladrillos de barro con
ramplas y plazas.
El
área fue ocupada por la cultura Lima
alrededor del año 200 a. de C., y se afirma que las principales
ruinas no tienen más de 1500 años de antigüedad.
Bautizado
en honor al dios creador Pachacamac, el sitio de cerca de 600 hectáreas recibía
a peregrinos que venían a adorar y enterrar a sus muertos. Más tarde fue
ocupada por la cultura Wari, y llegó a ser uno de los lugares más sagrados del
imperio inca [33].
Durante
las excavaciones en la década de 1940, el estrato inferior en las
construcciones de ladrillos de barro (que se considera anterior a los incas)
reveló paredes de piedra y portales trapezoidales del tipo atribuido usualmente
a los “hijos del sol” [34].
Templo
del Sol en Pachacamac.
El templo se atribuye a los incas pero se cree que hay otro debajo de él.
(261).
Un cartel informativo menciona que:
"El Templo del Sol, cultura Inca (1440-1533). Está
conformado por seis paredes masivas de ladrillos colocados unos sobre otros en
forma decreciente. Sobre la parte superior de estos muros, el templo fue
construido con muchas divisiones, y debido a la forma de su plataforma masiva,
parece constituir sólo un modelo del edificio. Había solamente una puerta de
entrada* y una larga escalera de piedra. Dicha entrada tiene orientación este y
la escalera tiene entre 10 a 12 circuitos con gradas y puertas bien pintadas
(Bernabé Cobo, 1596)".
12. La cultura wari
La
cultura wari (o Huari) floreció
en el área costera sur central del actual Perú, aproximadamente del año 500 al año
900 d. de C. [35].
Su
imperio se expandió para incluir una gran parte del territorio de las culturas
tempranas de Moche y Chimú.
La
civilización Huari fue contemporánea de la cultura Tiwanaku del sur, y se cree
que aquélla desarrolló tecnología de terrazas para cultivo y una gran red de
caminos, la cual los incas heredaron varios siglos más tarde. Sin embargo, la
tradición andina también da el nombre de “Wari” a una raza de maestros
constructores prehistóricos, descritos como gigantes blancos y barbados
quienes, después de crear el lago Titicaca, se pusieron en camino para
civilizar los Andes [36].
Territorio de las
culturas Wari y Tiwanaku.
13. Tiwanaku
Tiwanaku (Tiahuanaco) está situada cerca de la
costa sureste del lago Titicaca, al oeste de Bolivia. Floreció como capital
ritual y administrativa de un poder estatal mayor por aproximadamente 500 años.
La
versión oficial sostiene que comenzó como una pequeña villa basada en prácticas
agrícolas cerca del año 1500 a. de C., y llegó a ser la capital de un
poderoso imperio entre el año 300 y el año 1000 d. de C., luego de lo
cual fue golpeada por una sequía prolongada.
Esta
cultura desarrolló una sofisticada forma de agricultura y se la asocia con
varias estructuras monumentales. Las últimas trazas de la civilización Tiwanaku
fueron incorporadas al imperio inca alrededor del año 1450, y sobre este punto,
las versiones no oficiales están consideradas en la sección 6.
14. Los Chachapoyas
Llamados
también “guerreros de las nubes”, vivieron en los bosques nubosos de las
regiones norteñas de los Andes peruanos. Sus representantes eran más altos y
tenían un color de piel mucho más claro que otros nativos americanos.
Los
asentamientos comenzaron a situarse en esta área alrededor del año 200 d. de C.,
y se piensa que la cultura Chachapoyas se desarrolló unos cientos de años más
tarde. En el siglo XV, entretanto, el imperio inca se expandió para incorporar
esta región.
Kuelap
está situada en una cresta de 3’000 m de altura con vista al valle de
Utcubamba. El sitio es oficialmente atribuido a los chachapoyas, quienes lo
habitaron aproximadamente desde el año 600 d. de C.
Con
una medida de 600 m de largo por 110 m de ancho, la ciudadela
arruinada (usualmente llamada “fortaleza”) está rodeada de enormes paredes que
se alzan por hasta 20 m de altura, construidas de gigantescos bloques de
caliza dispuestos en patrones geométricos, algunas secciones estando
recubiertas con bloques de granito (sillar) de más de 40 capas en altura.
Dentro
de los muros hay cientos de casas redondas de piedra, decoradas con un patrón
distintivo en zigzag o diamante, pequeñas esculturas de cabezas de animales,
diseños de cóndores e intrincadas figuras de serpientes [37].
Muros externos de
Kuelap.
Casa circular
restaurada.
Patrón de zigzag.
Los
muros en Kuelap muestran un curioso parecido con aquéllos hallados en la
provincia de Masvingo del Gran Zimbabue (literalmente “edificios de piedra”, y
el país se nombró así en honor de las ruinas).
El
sitio cubre 722 hectáreas y la creencia oficial es que la construcción se
inició en el siglo XI por ancestros de las gentes shona que hablaban el
bantú, y la continuaron por más de 300 años. Las teorías alternativas afirman
que las estructuras originales fueron construidas por fenicios o
celtas/sabeanos hace miles de años, y algunos investigadores han notado
influencias semíticas, sudarábigas, persas, indias, indonesias y polinésicas en
las culturas de Zimbabue [38].
Muros externos de
granito de 11 m de alto en el recinto de Gran Zimbabue. Nótese el mismo patrón
de zigzag en Kuelap [39].
15. La meseta de Marcahuasi (o Markawasi)
,
se localiza en la provincia peruana de Junín, 80 km al noreste de Lima, a
una altura de 4’000 m sobre el nivel del mar. Cientos de rocas enormes en
esta altiplanicie tienen un parecido espeluznante con animales y rostros
humanos cuando se ven desde ciertos ángulos y bajo ciertas condiciones de
luminosidad [40].
Se
pueden identificar a hombres y mujeres de varias razas y nacionalidades, junto
con una amplia gama de animales como caballos, camellos, elefantes, leones,
ranas, focas, tortugas, esfinges, un hipopótamo, leones marinos, un cocodrilo,
y también lagartijas. Y muchos creen que estas formas son sólo rocas
erosionadas naturalmente, mientras que otros sostienen que habrían esculpidas
por acción humana.
Aunque
ya conocida por la población local, Marcahuasi alcanzó importancia luego de ser
descubierta por el arqueólogo peruano Daniel Ruzo en 1952, quien afirmó que la “cultura
Masma” habitó en esta región hace unos 10’000 años, ¡antes del “diluvio de Noé”!
Referencias
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- Ver "The Ancient Americas", sección 8.
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- http://wiki.sumaqperu.com/es/images/3/30/Sechin_huaraz_1
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- Robert M. Schoch, The mystery of Markawasi, 2005, http://circulartimes.org/Mystery%20of %20Markawasi.htm; Ancient Infrastructure, p. 115-16; Lost Cities and Ancient Mysteries of South America, p. 338-9; Marcahuasi: the most important of all sacred mountains?, 2009, www.peru-vacation-packages.com/2009/06/marcahuasi-most-important-of-all-sacred.html.
- Markahuasi stone forest, www.pbase.com/locozodiac/locozodiac_120.
III - LOS CONTACTOS TRANSOCEÁNICOS
Como
se explica en el libro "The Ancient
Americas", hay evidencia contundente de que se realizaron viajes al
norte, centro y sur de América desde muchas partes del mundo, durante varios
miles de años atrás. Sin embargo los historiadores y arqueólogos ortodoxos
continúan negando las pruebas de intercambio comercial transoceánico y la consiguiente
difusión cultural.
Muchos
académicos aún defienden vigorosamente sus campos especializados contra la “interferencia”
de los investigadores no reconocidos, y generalmente no demuestran iniciativa o
les falta el conocimiento necesario para reconocer rasgos culturales comunes,
pero cuando se admiten dichas similitudes, son atribuidas automáticamente a la “invención
independiente”.
Más
aún, los principales arqueólogos tienen dificultades para aceptar que hubo
contactos entre el Centro y Sudamérica. Los olmecas de Mesoamérica, que
desarrollaron su cultura entre el 1200 al 400 a. de C., parecen haber
sido influenciados por diversos pueblos, incluyendo Nubia y China [1], y además
habrían tenido contacto con la cultura Chavín del norte de Perú.
Por
ejemplo, los olmecas creían que el jaguar confería superioridad a los
guerreros, siendo un aspecto muy común de su civilización y a menudo se
expresaban bajo la forma de un “hombre-jaguar”. Pues bien, el mismo culto al
felino y a su simbiosis humana aparece también en dicho enclave peruano.
Chavín
de Huántar no fue sólo un centro ceremonial y cultural, sino también un punto
comercial clave donde convergían varias rutas. Los olmecas pueden haber
introducido el maíz a Perú durante el periodo Chavín temprano, intercambiándolo
por hojas de coca [2].
Existe
una considerable evidencia de que las civilizaciones costeras del norte peruano
comercializaron con los mayas de Centroamérica.
Los
incas tenían un sofisticado conocimiento de astronomía y como muchas otras
culturas expresaron detalles sobre la precesión de los equinoccios en su
mitología. Y William Sullivan opina que hay demasiados puntos en común precisos
entre los mayas y las ideas astronómicas andinas como para pensar que son sólo “coincidencias” [3].
Hacia
el año 1800 a. de C. había actividad comercial con Ecuador, como lo
atestiguan las conchas de espóndilos de ese país que se han encontrado en
tumbas de sitios peruanos antiguos como La Galgada. Y antes de la conquista,
las fuerzas expedicionarias de Pizarro dijeron encontrar grandes balsas de
comercio y cargadas viajando hacia Ecuador, muy a lo lejos en el mar [4].
El
investigador Graeme Kearsley, al notar que los comerciantes de ultramar
provenientes de Medio Oriente, China, Japón e India ya operaban desde al menos
el quinto milenio a. de C., apunta a una extensa prueba de tipo
textil, iconográfica y artefactual señalando que hubo transferencia cultural
desde esas regiones a través de los océanos Atlántico y Pacífico hacia el
continente americano.
La
Sudamérica precolombina conoció abruptos avances culturales y tecnológicos que
aparentemente no fueron el resultado de desarrollos internos, y en ese sentido
el autor argumenta que no es casual que todos los avances más importantes
tuvieran lugar en la costa sudamericana del Pacífico [5].
Kearsley
afirma también que es incompatible que los cazadores-recolectores se volvieran
soberbios constructores de un día para otro, y sugiere que los “primeros”
monumentos peruanos destacables (por ejemplo: El Paraíso y Sechín Alto) fueron
comenzados por marineros que conocían las tradiciones del oeste asiático y la
India tardía.
Las
excavaciones han revelado que las cámaras en El Paraíso fueron rellenadas
después de un cierto periodo y que entonces se edificaron nuevas estructuras
sobre una plataforma elevada, y esta práctica también se encuentra en Oriente
Medio [6].
La
repentina introducción del telar y las técnicas de tejido asociadas en Sudamérica,
durante la primera mitad del primer milenio a. de C., no tuvo
secuencias normales de desarrollo gradual. Otras artes como los textiles
pintados y el “batik” (una técnica de teñido resistente a la cera) aparecen de
la misma manera inexplicable.
La
fama y modalidad del batik están más asociadas con Indonesia, donde se inventó
en el mismo periodo que en Perú, por lo que Kearsley deduce un “contacto entre
India y Sudamérica, a través de Indonesia, con la región costera de Perú y las
altiplanicies andinas de esta zona”.
Y
también sugiere que el surgimiento repentino del trabajo cerámico en sitios
costeros como Sechín Alto alrededor del año 1800 a. de C., así como
de los esquemas de ensanchamiento en la construcción de canales e sistemas de
irrigación, estaban conectados con influencias extranjeras [7].
Las
crueldades y torturas infligidas a los prisioneros por los asirios fueron
imitadas por los moche desde el primer milenio a. de C. hasta el
primer milenio d. de C.
Al
respecto Kearsley señala:
« El “tendido” de prisioneros
representado en escenas de desollamiento está presente en muchas ilustraciones
de cerámica moche, junto con imágenes de reos exhibidos o amarrados a postes,
entre otras reconocibles torturas y ejecuciones que fueron un rasgo común a las
culturas precolombinas americanas.
Las
“cabezas trofeo” y su almacenamiento en Asiria coinciden con el tzompalli
azteca, y sus mostradores de cráneos parecen tan similares a los del antiguo
México y Sudamérica, que obviamente se concluye que esta parte de la costa
peruana estuvo muy influenciada por el antiguo Cercano Oriente, si no
directamente por la propia Asiria. » [8]
Yacimiento de Warka,
Sumeria (Irak)
La Galgada, Perú [9].
Como
lo pueden constatar, a partir del tercer milenio a. de C., los sitios
ceremoniales andinos tempranos, con sus paredes curvadas, muestran diseños
similares a los pueblos del Medio Oriente antiguo.
Y con la cerámica
sucede igual
Esquirlas de
alfarería de la cultura Valdivia en Ecuador, las cuales muestran asombrosas
similitudes estilísticas con la cerámica producida por la cultura Jomon de
Japón (derecha), en torno al 3600 a. de C. [10].
La
metalurgia sudamericana precolombina era extraordinariamente sofisticada, y
algunos de sus desarrollos pueden reflejar influencias asiáticas. Por ejemplo,
la cultura Chavín se caracterizó por tener súbitos avances metalúrgicos tales
como tecnología para labrar oro, soldadura con y sin estaño, aleaciones de
oro-plata y repujado.
La
alta calidad de la ornamentación Chavín y su artesanía es tan sofisticada,
profusa y compleja en su diseño que se ha considerado como el producto de
artesanos especialistas a tiempo completo. De hecho, esto coincidiría con las
muestras halladas tanto en la antigua Asiria en la primera mitad del primer
milenio a. de C., como posteriormente en India durante esa misma
época [11].
Las
civilizaciones precolombinas, incluyendo las culturas de Chavín y Moche,
produjeron una bella joyería bañada en oro, e incluso se han encontrado fragmentos
más antiguos de hojas de cobre dorado en Mina Perdida, al sur de Lima (Perú)
que podrían datar del 1400 a. de C.
Tanto
el cobre como el oro habían sido batidos en delgadas hojas y luego unidos por
un adhesivo desconocido, probablemente a través de la aplicación de calor.
Los
artefactos más antiguos de oro nativo martillados en frío encontrados hasta
ahora son collares de cuentas descubiertos en Jiskairumoko en la cuenca del
lago Titicaca y elaborados alrededor del año 2000 a. de C. [12].
Fragmento de lámina
de cobre con una pieza de oro adherida, encontrados en Mina Perdida.
Los
trabajadores de metales precolombinos estaban familiarizados con el platino, y
eran capaces de amalgamarlo con el mercurio para elaborar joyería a base de
láminas platinadas.
Los
incas sabían cómo producir bronce, ya que algunos artefactos de ese metal y
recuperados en Macchu Picchu contenían 18% de bismuto agregado al estaño. Se ha
descubierto que muchos objetos de oro sudamericanos fueron hechos con
aleaciones que contenían una considerable cantidad de cobre y de esta manera
eran mucho menos preciosos que lo imaginado en un comienzo.
Los
metalurgistas modernos han especulado que los artesanos de Sudamérica podrían
haber empleado mercurio para unir oro con cobre, y que el elemento áureo
también pudo usarse como una especie de soldador.
El
análisis en una punta de flecha de cobre hallada en Ecuador reveló que estaba
soldada con plata o una aleación plata-cobre. Además, un cascabel de cobre
prehistórico encontrado en Supe, en la costa peruana, consistía en dos mitades
con forma de campana minuciosamente soldadas en una juntura virtualmente
continua [13].
Se
han encontrado en Ecuador ornamentos precolombinos de oro con dimensiones
microscópicas. Algunas pequeñas partículas de oro, cuando son vistas a través
de una lupa, resultan ser cuentas hermosamente forjadas, muchas de las cuales
están elaboradas con grabados, mientras que otras están compuestas de varias
piezas soldadas casi invisibles, y todas ellas están perforadas.
Es
difícil concebir cómo objetos tan diminutos, muchas veces más pequeños que la
cabeza de un alfiler, pudieron ser fabricados sin la ayuda de lentes de
aumento, que a su vez podrían haber sido hechas de cristal.
La
existencia de calaveras de cuarzo magníficamente talladas evidencia que las
culturas precolombinas en Sudamérica y Mesoamérica sabían cómo trabajar el
cristal de roca, pero no se sabe exactamente qué técnicas usaron para hacerlo
con semejante experticia [14].
Enrico
Mattievich sostiene que varios mitos griegos y romanos son eco de un
conocimiento previo de Sudamérica y sus antiguas culturas [15]. Aparte
de otros posibles significados, los mitos y leyendas sobre héroes como Heracles
y Odiseo viajando al inframundo (Hades o Tártaro), localizado más allá del
océano occidental o bajo tierra, contienen detalles geográficos que provendrían
de viajes a las altiplanicies de los Andes o al Amazonas, y también a los ríos
Marañón y Ucayali de cuya confluencia nace el gran cauce brasileño, y así dichos
ríos corresponderían al Styx (o Estigia) o al Aqueronte de la mitología griega.
Entre
muchos otros paralelos, la cabeza de la Medusa griega (Gorgona), que a menudo
ha sido representada con colmillos, garras y serpientes como cabellera, muestra
un gran parecido con la cabeza retratada en ambos lados del Lanzón, una estatua
de 4.5 m de alto encontrada en una cámara cruciforme en el templo
principal de Chavín de Huántar, mientras que otras imágenes de este sitio
parecen hacer referencia a Cerbero, el perro que resguardaba el Hades [16].
Izquierda: el
Lanzón, Chavín de Huántar. Derecha: la cabeza en el lado opuesto de la
estatua.
Gorgona de Siracusa
(Sicilia), siglo VI a. de C. Los rasgos faciales y el cabello (con
sus seis espirales) son muy similares a aquéllas presentes en el Lanzón.
La
trepanación es un método quirúrgico de alta destreza que consiste en hacer
agujeros en el cráneo, por razones médicas o rituales, y se han encontrado
cráneos prehistóricos intervenidos con esta técnica en América, Europa, el
norte de África, las Islas Canarias, Australia y en el Pacífico occidental. Su
extensa práctica puede ser consecuencia de una difusión en lugar de la
“invención independiente”.
El
procedimiento más primitivo era raspar el hueso con agudas láminas de obsidiana
o pedernal. Otra técnica era taladrar un círculo de pequeños agujeros en el
cráneo, teniendo cuidado de no dañar las membranas que rodean al cerebro;
luego, los espacios entre los hoyos se cortaban y la pieza circular de hueso
era removida.
En
Perú se usaba ocasionalmente un procedimiento más peligroso, en que se removían
piezas rectangulares de cráneo practicando cuatro incisiones rectas con sierras
de metal, y este mismo procedimiento también se utilizaba en el Medio Oriente.
Los
cirujanos incas tenían éxito en el 80% de las intervenciones, mientras que los
logros a comienzos del siglo XX en este campo sólo llegaban a un 20%. Se piensa
actualmente que en Sudamérica este método comenzó a usarse en torno al 400 a. de C.
Hasta el momento, el cráneo trepanado más antiguo se encontró en España y ha
sido datado en el 10’000 a. de C., lo que es a todas luces
incongruente con la tradicional imagen de los cavernícolas ignorantes [17].
Cráneo trepanado del
Perú incásico [18].
Kearsley
afirma que el sistema de castas impuesto desde los primeros tiempos en Perú fue
importado del Oriente Cercano y Medio, y de Irán e India en particular [19].
Varios
investigadores han subrayado las cercanas similitudes entre las estructuras
sociales de los incas y aquéllas que existieron en la antigua India, Indonesia
y Melanesia. Helena P. Blavatsky escribe lo siguiente sobre los paralelos entre
los incas y los brahmanes indios:
« Los incas, a juzgar por sus exclusivos
privilegios, poder e “infalibilidad”, son la contraparte antípoda de la casta
brahmánica de India. Al igual que los últimos, los incas alegaban descendencia
directa de la Deidad, la cual era el sol, como en el caso de la dinastía
Suryavansha de India.
De
acuerdo a la única tradición general, hubo un tiempo cuando la población del
Nuevo Mundo se dividió en tribus bárbaras, independientes y guerreras. Al fin,
la “mayor” deidad solar tuvo piedad de ellos, y, con tal de rescatar a la gente
de la ignorancia, envió a la tierra a sus dos hijos Manco Cápac y a su hermana
y esposa, Mama Ocllo Huaca, que, nuevamente, son las contrapartes del Osiris
egipcio, y de su hermana y esposa, Isis, al igual que los varios dioses
hindúes, semidioses y sus consortes (...)
Es
a partir de esta pareja celestial que los incas sostenían su descendencia, y
aún así, eran totalmente ignorantes de las gentes que construyeron las
estupendas ciudades que existieron en todo el imperio y que ahora están en
ruinas (...)
Como
descendientes directos del sol, los incas eran los altos sacerdotes de la
religión estatal, y al mismo tiempo los emperadores y los dignatarios de más
alto rango en el país; en virtud de lo cual, y otra vez como en el caso de los
brahmanes, se arrogaban a sí mismos una superioridad divina sobre los mortales
comunes, estableciendo así como los “dos veces nacidos” [brahmanes] una casta
exclusiva y aristocrática, la “raza Inca”.
Considerado
hijo del Sol, cada rey inca era el sumo sacerdote, el oráculo, el capitán en
jefe en la guerra, y el soberano absoluto (...) Y ante sus órdenes se exigía
una obediencia ciega; su persona era sagrada y era objeto de honores divinos.
Los
más altos oficiales del país no podían aparecer calzos en su presencia,
y esta señal de respeto apunta nuevamente al origen oriental; la costumbre de
perforar las orejas de los jóvenes de sangre real e insertar en ellos aros de
oro (que eran aumentados de tamaño a medida que avanzaban en rango, hasta que
la distensión del cartílago se convertía en una “deformidad positiva”) muestra
un gran parecido entre sus muchos retratos esculpidos que encontramos en las
ruinas más modernas, y las imágenes del Buddha y algunas deidades hindúes, sin
mencionar a nuestros refinados contemporáneos de Siam, Burma y el sur de India.
También
y como en la India, durante los prósperos días del poder brahmín, nadie tenía
el derecho de recibir educación o estudiar religión excepto los hombres jóvenes
de la casta inca privilegiada.
Cuando
el inca reinante moría, o como se solía decir, “era llamado a la mansión de su
padre”, se hacía que un número muy grande de sus sirvientes y esposas muriesen
con él, durante la ceremonia de sus honras fúnebres, tal y como lo encontramos
en los viejos anales de Rajastán, y hasta en la recientemente abolida costumbre
del satí (...)
Lo
que deseamos saber es cómo estas naciones, tan antípodas entre sí como India,
Egipto y América, llegaron a tener estos extraordinarios puntos de semejanza,
no sólo en sus visiones generales religiosas, políticas y sociales, sino
también en algunos otros detalles. » [20]
Comentando
sobre las estatuas de Buddha con orejas largas, Blavatsky escribe:
-
“Las orejas artificialmente alargadas
simbolizan la omnisciencia de la sabiduría, y significaba un recordatorio de Su
poder, de Aquél que sabe y oye todo,
y a cuyo benevolente amor y atención por todas las criaturas nada puede escapar” [21].
Contrariamente,
el alargamiento físico de las orejas es una marca de rango social y poder en
muchas culturas diferentes que puede haberse adoptado después que se corrompiera
el significado original y puramente simbólico.
La
casta regente del pueblo inca, los “incas ayar”, tiene paralelo con la casta
aria-brahmánica de la antigua India. “Ayar” parece ser una variante de “aria”,
la cual se deriva de “arya”, una palabra sánscrita que significa “noble”, “digno”
o “santo”.
El
nombre del dios hindú del fuego, Agni, está relacionado con “ignis”, la raíz
antigua original para “fuego”, y es similar a Inti, el término inca ayar para
el sol. “Agnikayana” es una palabra que refiere a los antiguos altares védicos
del fuego, concebidos para asegurarse de que el sol permaneciera en el cielo.
Entre
los incas, la palabra “intihuatana”, posiblemente relacionada a aquélla,
significa “atar al lugar del sol”, y se refiere a una piedra formada o un “pilar
fálico de roca” presente en lugares sagrados tales como Macchu Picchu, Písac y
Qenko [22].
Según
la leyenda de Cuzco, el regente inca virtualmente “amarraba” en este lugar al
sol el día del solsticio de invierno para traerlo de vuelta en la dirección
opuesta.
El dios hindú Shiva
frecuentemente era retratado con una lunar creciente en la copa (izquierda).
Este símbolo también se aprecia en los sombreros incas (derecha) [23].
Desde
el centro de Cuzco, 41 líneas o ceques irradiaban hacia el exterior;
algunas eran caminos para propósitos ceremoniales (incluyendo sacrificios
humanos en tiempos de sequía); otras eran límites que demarcaban el lugar donde
habitaban grupos consanguíneos específicos, y otras tenían funciones
astronómicas y calendáricas. Situadas a lo largo de ellas hay 328 huacas
(wakas) o santuarios, incluyendo manantiales, fuentes, puentes, casas, cerros,
cavernas y legendarias tumbas y lugares de antiguas batallas.
El
centro u “ombligo” del sistema que era una estructura de piedra, posiblemente
una plataforma o pilar cubierto de oro y destruido hace mucho tiempo, llamado “ushnu”,
localizado en la principal plaza de la ciudad, y es interesante notar que el
moño de Buddha, representando el chakra corona y su irradiación, era llamado
"ushnisha”.
Los
ceques de Cuzco estaban divididos en cuatro porciones desiguales en forma de
tarta, una práctica también muy común en Melanesia. Otros rasgos encontrados en
ese lugar y Perú incluyen la trepanación, la deformación craneal, la elaboración
de zampoñas y trutrucas, mazas y otras armas, junto con muchos paralelos en sus
mitos y leyendas [24].
No
se sabe cómo se originó o expandió la práctica de a deformación craneal, o la
deformación artificial de las cabezas de los niños, ya que también era
practicada por olmecas, mayas, aztecas, los indios flathead, los antiguos
egipcios, los habitantes de Isla de Pascua, la cultura auriñaciense de Cromañón,
los vascos, los aborígenes de las Antillas y los antiguos chinos. La práctica
se usó para denotar estatus de élite, enfatizar diferencias étnicas o para
propósitos religiosos, mágicos o estéticos.
Cráneo inca deformado [25].
El
regente inca Túpac Yupanqui (1471-1493) afirmaba haber navegado con una flota a
través del Pacífico hacia las Indias Orientales en un viaje de ida y vuelta, el
mismo tipo de travesía que los chinos de la dinastía Ming ya realizaban en el
siglo XV.
En
tiempos de la conquista, hacia 1532, los españoles informaron que el inca
Atahualpa vestía túnicas de seda, lo que puede señalar una conexión con China,
y además, los hispanos encontraron amplios huertos de limones y granadas en
Perú, frutos que son nativos de Asia.
La
papa dulce, originaria de Sudamérica, es llamada kumar en la lengua
quechua de Perú y Ecuador, y kumara en la lengua maorí de Mangareva,
Paumotu, Isla de Pascua y Rarotonga. Parece ser que, o bien los sudamericanos
la llevaron a Polinesia, o los polinesios hicieron un viaje de ida y retorno a
Sudamérica [26].
Los
botes de totora usados en el lago Titicaca por los aymaras son virtualmente
idénticos a los barcos con proas curvas y altas y sus popas hechas con fardos
de papiro usados en el Nilo desde la época predinástica.
Los
botes de ese diseño todavía se utilizan en el delta del Éufrates en Irak, en el
lago Chad al sur del Sahara, y en las aguas costeras alrededor de la isla
mediterránea de Cerdeña; antiguamente se usaron en México, incluida la costa
oriental del Mar de Cortés, hasta mediados del siglo XX. Las embarcaciones de
totora con forma de colmillo de elefante de igual manera eran empleados por los
habitantes de Isla de Pascua [27].
En
la sección 2 se mencionó a los individuos de piel más clara asociados con las
culturas de Chachapoyas y Paracas. De hecho, existen numerosas leyendas y
reportes de testigos oculares sobre indígenas blancos en Sudamérica, quienes
han sido vistos antiguamente en toda la parte central y oeste de dicha región,
especialmente en áreas remotas; en el oeste tendían a ser tímidos y esquivos,
mientras que en el norte respondían a los intrusos armados con cerbatanas,
arcos y flechas [28].
El
cronista Pedro Cieza de León cuenta que largo tiempo antes del surgimiento de
los incas, los collon atacaron y
exterminaron a una raza blanca y barbada en una isla del lago Titicaca [29].
En
Perú y México son bastante comunes los retratos de figuras blancas y barbadas
de varios tipos con rasgos parecidos a los europeos (nótese que los amerindios
mongoles esencialmente no tienen vello facial). Los conquistadores españoles
estaban asombrados de que los miembros de la élite inca regente poseían una
piel más blanca [30].
Momia peruana inca
(siglos XIV-XV) con cabello natural rubio y característico como los tonos
claros, rojo y café brillante encontrados en muchas culturas sudamericanas de
Ecuador, Perú, Bolivia y el norte de Chile. El pelo fino, el color de piel y el
peso son típicamente caucásicos [31].
A
menudo, se describía a Viracocha (a veces llamado Con-Tiki Viracocha),
el dios-serpiente emplumado e importador de la cultura de los incas -y en
algunos casos sus hombres- con piel blanca y barbado, quien ocasionalmente
vestía largas túnicas blancas y sandalias, llevaba un bastón, y se dice que
había venido del este, o que apareció "desde ninguna parte" en una
isla del lago Titicaca [32]. Era
considerado un dios amable y amante de la paz, que llegó a los Andes para
restaurar la civilización luego del diluvio.
En
Mesoamérica, los importadores de la cultura que se parecen y corresponden a
Viracocha incluyen a Kukulkán, Votán y Quetzalcóatl, y algunos investigadores
afirman que tales figuras están enraizadas en personas reales y que su
descripción señala a visitantes del Mediterráneo [33]. Harold
Wilkins pensaba que estos héroes culturales, como muchos de las razas indias
blancas, eran de origen atlante [34].
Referencias
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- Robert M. Schoch y Robert Aquinas McNally, Voyages of the Pyramid Builders: The true origins of the pyramids from lost Egypt to ancient America, New York: Tarcher/Putnam, 2003, p. 158-9; Andrew Collins, Gateway to Atlantis: The search for the source of a lost civilisation, London: Headline, 2000, p. 158-62.
- William Sullivan, The Secret of the Incas: Myth, astronomy, and the war against time, New York: Three Rivers Press, 1996, p. 144, 277.
- Graeme R. Kearsley, Inca Origins: Asian influences in early South America in myth, migration and history, London: Yelsraek Publishing, 2003, p. 176, 810.
- Ibid., p. 321, 808-9.
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- Ibid., p. 810.
- Ibid., p. 161; La Galgada, www.arqueologiadelperu.com.ar/lagalgada.htm.
- Edward Moreno, "Chris You Were Late!" – Parte 2, www.discovernikkei.org/en/journal/2010/2/5/3277.
- Inca Origins, p. 231.
- Mark Rose, "Early Andean metalworking", Archaeology, v. 52, no. 1, 1999, www.archaeology.org/9901/newsbriefs/andean.html; M. Aldenderfer, N.M. Craig, R.J. Speakman y R. Popelka-Filcoff, "Four-thousand-year-old gold artifacts from the Lake Titicaca basin, southern Peru", Proc. Natl. Acad. Sci. USA, v. 105, no. 13, 2008, p. 5002-5, www.pnas.org/content/105/13/5002.full.
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- 16.Ibid., p. 62-70.
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- Harold T. Wilkins, Secret Cities of Old South America, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 1998 (1952), p. 87-94, 104-5, 112, 150, 166, 228, 232, 237-46, 253-5; Harold T. Wilkins, Mysteries of Ancient South America, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 2005 (1947), p. 47-53, 58-60, 64-7, 94-5, 116-17, 120-1; Col. P.H. Fawcett, Exploration Fawcett, London: Century, 1988 (1953), p. 67, 83, 115, 245-6, 270.
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- Igor Witkowski, Axis of the World: The search for the oldest American civilization, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 2008, p. 165.
- Inca Origins, p. 401.
- Mysteries of Ancient South America, p. 110-11.
- Voyages of the Pyramid Builders, p. 117-23.
- Secret Cities of Old South America, p. 93-8.
NOTA
Las otras partes del artículo las pueden leer en:
Hola Cid que milagro te tomaste tus largas vacaciones que bueno este de vuelta en tu blog, acerca del color de la piel ¿ No crees que podria ser tambien por algún trastorno de pigmentación ? obviamente en ese tiempo no sabían esto y no era muy común y pues no conocían el tono de color de piel blanco ergo cualquier tono subido al de ellos pues era considerado como blanco ya saben algún tipo de vitiligio o por la falta de melanina.
ResponderBorrarHola Dunkie,
BorrarBrincos diera que mi ausencia se debiera por vacaciones, pero desafortunadamente se debió porque he tenido muchos asuntos profesionales y familiares que atender, lo que me ha acaparado el poco tiempo que tengo para este blog.
Y de hecho todavía no acabo, pero aproveché que tengo actualmente unos días libres para publicar varios capítulos que ya estaban terminados.
Sobre tu duda, podría ser que el color blanco se debiera a un problema de pigmentación, pero en algunas leyendas mayas se menciona que Kukulkán a parte de blanco, también era alto y tenía barba, lo que inclina más a considerar que esos “dioses” (Quetzalcoatl, Kukulkán, Viracocha) que aportaron la cultura al mundo prehispánico podrían tal vez haber sido humanos provenientes de una raza europea.
Y pudiera ser que tal vez hayan sido grandes iniciados de la Logia de los Maestros.
Hola Cid, me alegra leerte de nuevo. Te sugiero que te hagas un twitter para poner anuncios cortos ahí, es un sistema muy rápido y accesible, no como la edición del blog. Incluso estarías muy cercano a los seguidores, cuando subas un artículo nuevo lo "tuiteas" y así lo sabremos. No te va a consumir mucho tiempo y "redondeará" toda tu comunicación principal efectivamente.
ResponderBorrarGracias por tu labor y sigue trabajando por favor para aliviar el sufrimiento en este mundo.
El problema es que tuve un percance técnico con Twitter y ya no pude reactivar mi cuenta.
BorrarGracias CId.
ResponderBorrar