(Observación: esta es la segunda parte de la
investigación de David Pratt sobre el continente americano y cuyo inicio lo
pueden encontrar aquí, y le agradezco
enormemente a Nicolás por haber traducido un artículo tan grande pero a la vez
tan cautivante de leer.)
ÍNDICE
1. La historia oficial
2. La historia verdadera
1 - LA HISTORIA
OFICIAL
Los libros de historia nos cuentan que Cristóbal Colón
"descubrió" América en 1492. Su viaje a través del Atlántico fue
financiado por la reina Isabel de España, ya que no pudo obtener el apoyo del
rey Juan II de Portugal.
Colón llegó a una de las islas Bahamas en el Caribe, pero
estaba convencido que había alcanzado las Indias (o “Islas de las Especias” que
son las actuales Molucas).
A su regreso, Colón visitó al rey Juan II para jactarse
de su éxito en descubrir una ruta corta hacia Japón, China y las minas
auríferas del rey Salomón, pero le dijeron que su viaje sólo lo había conducido
a “Antillia” (las Antillas), la cual ya era conocida por los portugueses, y que
había tierra firme localizada directamente al sur de esas islas, un continente
que no aparecía en ningún mapa europeo de la época disponible públicamente.
2 - LA HISTORIA
VERDADERA
Los europeos
anteriores a la época cristiana
Según Diodoro Sículo, geógrafo del siglo I, los ibéricos
en la península española y los fenicios del norte de África supieron acerca de
un gran paraíso en el lejano Atlántico oeste en torno al año 1000 a. de C.
Y también por algunos relatos, se sabe que las islas del
poniente eran parte de un continente asiático conocido como “La India Occidental”
o “la India Superior”.
Algunos eruditos griegos y romanos pensaban que sólo
existían pequeñas islas a través del Atlántico, conocidas en el folklore como
las Islas de los Bienaventurados, de las Górgades y las Hespérides.
Los portugueses
Un mapa romano del siglo V por Macrobius muestra el Golfo
de México y la península de Florida, pero como parte de la tierra firme
asiática-india, y se representan de la misma manera en varias cartas del siglo
XV publicadas por los portugueses.
El príncipe Enrique el Navegante, regente de Portugal, y
su sucesor el rey Juan II, enviaron numerosas expediciones al Atlántico oeste,
comenzando en 1418. Estos viajes fueron mantenidos en secreto, y no todos los
descubrimientos fueron mostrados en mapas públicos, los que a menudo eran
diseñados para despistar a competidores comerciales y así ocultar la existencia
de tierras desconocidas y recursos lucrativos.
De acuerdo a Fernando, hijo y biógrafo de Colón, los
portugueses consiguieron llegar a Antillia alrededor de 1430, e incluso los
mapas producidos por el veneciano Andrea Bianco al servicio de Portugal entre
1436 y 1448 (no hechos públicos en la época) muestran las localizaciones
aproximadas de Terranova, Florida y también Brasil.
Posteriormente, los mapas portugueses publicados en 1459
y 1489 muestran a Asia con una macropenínsula al sureste (Florida), pero nada
correspondiente a Sudamérica.
De manera similar, el globo confeccionado entre 1490 y
1492 por Martin Behaim, cartógrafo y navegante portugués, presentaba la tierra
firme de China (Catay) a sólo 4800 km al
oeste de Europa, y enfrente de Cipango (Japón) y las Indias, mientras que las
Américas estaban totalmente ausentes.
El globo terráqueo de
Behaim (1490-1492) representa las ideas geográficas equivocadas prevalecientes
de exploradores como Colón.
Cuando Colón visitó Portugal hacia 1482 para negociar el
patrocinio del rey Juan II, Behaim le dio un mapa que mostraba la misma
geografía defectuosa.
Gunnar Thompson considera que esto fue parte de una
estrategia deliberada con el objetivo de confundir a los rivales y también para
evitar provocar la ira de la iglesia católica que reconocía sólo tres
continentes: Europa, África y Asia.
El mapa de Behaim de 1492 fallaba en exponer un
continente al sur de las Antillas, mientras que un relato en las Crónicas de
Nuremberg de 1493 reportaba que Behaim, acompañado por Jacobo Carnus de
Portugal, habían cruzado el Ecuador hacia las Antípodas (que es el
término romano acuñado para designar un continente austral opuesto a África). (1)
Luego de examinar copias de los mapas de Behaim, el
estadista colonial Benjamin Franklin concluyó que aquél fue el verdadero
descubridor de América.
Behaim, expatriado alemán, comenzó a trabajar para los
portugueses en 1482, pero el mapa de Andrea Bianco (1448) confirma que los
lusitanos ya habían comenzado a cartografiar el continente sudamericano.
Sin embargo, no fue hasta los viajes de Américo Vespucio
(de 1499 a 1502) y quien trabajaba para el rey Fernando de España, que la
existencia de lo que él llamaba el “Nuevo Mundo” fue hecha pública en Europa.
Poco tiempo más tarde, el cartógrafo alemán Martin
Waldseemüller nombró al continente sudamericano como “América” en honor de
Vespucio*, y el cartógrafo flamenco Gerhard Mercator posteriormente aplicó el
mismo nombre al continente del norte.
(* Helena P. Blavatsky escribe:
« Posiblemente un día se descubra que el
nombre de América (...) de acuerdo a la tradición hindú, está mucho más
relacionado con Meru, el monte sagrado en el centro de los siete continentes, que con Américo
Vespucio. » (2))
Los “descubridores”
llevaban mapas de sus descubrimientos
Colón admitía llevar un mapa con él en su viaje de 1492,
el cual mostraba la ruta hacia las “Indias”, pero muchos otros exploradores
también afirmaban tener cartas geográficas de los lugares que “descubrieron”:
-
el Estrecho de Magallanes en la parte más
austral de Sudamérica en el caso de Fernando de Magallanes,
-
Brasil, en el de Pedro Álvares Cabral,
-
el cabo de Sudáfrica por Vasco Da Gama,
-
y Australia según Abel Janszoon Tasman.
Y así parece ser que todo el mundo había sido
cartografiado en algún detalle antes que los europeos llevaran a cabo sus “viajes
de descubrimiento”.
Los chinos
Un mapa mundial fue publicado en China durante 1418 bajo
la dinastía Ming, y su existencia sugiere que Zheng He (famoso almirante
chino-musulmán) y sus marineros no sólo habían navegado en el Océano Índico,
sino que también circunnavegaron la Tierra.
Una comparación de dicha carta con la ligeramente posterior
de Shanhai Yudi Quantu (c. 1430) muestra que en
el intervalo la armada de Ming había establecido la naturaleza peninsular de
California, mejoró el boceto de la costa oeste sudamericana y agregó rasgos
costeros orientales claves tales como Labrador, Florida y el Golfo de México.
Las similitudes (incluyendo los errores) que los mapas
secretos europeos compartían con los de Ming sugieren que los diagramas usados
por los exploradores del Viejo Mundo derivaban parcialmente de los chinos.
Asimismo, espías portugueses como Niccolo da Conti (c. 1425) y Pero de Covilha (en 1487-1493)
habían conseguido hurtar copias de los mapas de Ming (3).
Liu Gang, abogado
chino, compró este mapa a un anticuario en 2001.
Una descripción en el documento dice que es una copia de
otro original que data de la dinasía Ming (1418) y que el artista Mo Yi-tong
replicó en 1763. El mapa incluye detalles de exploradores Ming anteriores, los
de la dinastía Yuan precedente y navegantes musulmanes.
(www.marcolopovoyages.com)
Los venecianos
Marco Polo, explorador y espía del siglo XIII, participó
en muchos viajes épicos durante los 35 años que estuvo al servicio de Kublai
Khan, el regente mongol que estableció la dinastía Yuan y finalmente se
convirtió en el primer emperador de toda China, y existen indicios de que Marco
Polo incluso pudo haber visitado la costa oeste de Norte y Sudamérica.
Cuando Marco Polo volvió a la República de Venecia, sus
mapas fueron confiscados y se le prohibió escribir sobre la mayoría de sus
viajes o publicar información acerca de las nuevas tecnologías que había visto.
En 1428, el príncipe Pedro I de Portugal llegó a Venecia
para obtener una copia del libro de Marco Polo y de alguna de las viejas cartas
que pudieran caer en sus manos. Y se dice que volvió con numerosos documentos,
los cuales pueden haber jugado un rol clave en los posteriores esfuerzos de los
portugueses para llegar a las islas Molucas y China por delante de sus rivales,
los españoles y los genoveses (4).
Los vikingos
Entre los siglos IX y XII, los vikingos fueron los
señores del Atlántico, y el asentamiento de Groenlandia fue iniciado por Eric
el Rojo a fines del siglo X, cuando gran parte de la Tierra incluyendo el Ártico
eran más templados que hoy.
En torno al año 1000 d. de C., Leif, hijo del anterior, condujo una expedición para
redescubrir tierras al oeste de Groenlandia y cuya existencia se conocía.
La región donde se asentaron fue llamada Vinlandia, que
probablemente corresponde a la moderna Terranova, y así el descubrimiento
nórdico de América por parte de los vikingos es la única reivindicación (aparte
del caso de Colón) que es completamente aceptada por los historiadores
modernos.
Fue sólo luego de las excavaciones en L'Anse aux Meadows en Terranova que se
encontraron pruebas físicas y los académicos no siguieron calificando las sagas
vikingas sobre tales viajes como "cuentos de hadas" (5).
Sin embargo, continúan descartando cualquier evidencia de
que los vikingos viajaron más allá de Terranova, o que inicialmente
descubrieron América cientos de años antes del 1000 d. de C.
Pero la realidad es que se han encontrado inscripciones
rúnicas escandinavas en Massachusetts, Rhode Island, Tennessee, Virginia
Occidental, Oklahoma, Colorado e incluso en Paraguay.
Algunas tradiciones sugieren que una expedición nórdica
navegó a través del laberinto de islas y canales que forman el Paso del
Noroeste (Canadá), luego hacia el sur a través del Estrecho de Behring y
continuaron camino a México.
Los indígenas seri en la isla de Tiburón en el Golfo de
California tienen una tradición sobre hombres con ojos azules y cabello rubio
que llegaron en canoas.
Y en Noruega se encontraron en el año 2007, los restos de
un aborigen inca datados de a comienzos del siglo X, lo cual sugiere que los
exploradores vikingos alcanzaron las costas de Ecuador o Perú 500 años antes
que los españoles arribaran al Nuevo Mundo, y que capturaron o se hicieron
amigos de un indígena y lo llevaron de regreso a Noruega (6).
Existen relatos nórdicos referentes a que los vikingos
usaban una “piedra solar” para navegar, pero información que los principales
eruditos han descartado tradicionalmente como "arqueología de
historieta".
Sin embargo, parece ser una referencia a un cristal
natural (cordierita o selenita) cuyo color cambia de azul a amarillo brillante
cuando se apunta a la dirección del sol, permitiendo que el astro rey sea
localizado con precisión en un día encapotado, como también lo hace posible la
calcita óptica, conocida como espato de Islandia.
En la década de 1940, se desarrolló una brújula celeste
basada en los mismos principios de polarización empleados por los marineros
vikingos (7).
Los irlandeses
Existen relatos sobre un príncipe irlandés llamado Madoc,
cuyo abuelo tenía ascendencia nórdica parcial, que navegó al oeste en 1170 y
descubrió América, al tiempo que muchas otras fuentes sitúan este arribo en la
región del Golfo de México.
Y Colón pudo haber sabido del viaje de Madoc, puesto que
en uno de sus mapas escribió "éstas son aguas irlandesas" en dirección
de las Indias Occidentales.
Además y durante siglos, los viajeros y administradores
europeos en América hablaron de sus encuentros con indígenas que aseguraban
tener ancestralidad con los irlandeses, podían entender su idioma y hablaban en
una lengua muy similar. Y a este respecto, la historia de los visitantes
irlandeses fue confirmada por un jefe cherokee en el siglo XVIII, y los
aborígenes mawantani pueden ser descendientes del séquito de Madoc (8).
El relato medieval “Navigatio Sancti Brendani Abbatis”
(o La Navegación del Abad San Brendano) cuenta acerca de un gran
santo irlandés llamado Brendan que navegó hacia una tierra a través del
Atlántico con un grupo de monjes a mediados del siglo VI, y la narrativa, aún
cuando está muy embellecida, parece contener una buena base de realidad.
Brendan inició su viaje en el 564 d. de C., viajó hacia las Azores y eventualmente
alcanzó Barbados, antes de navegar al norte hasta parajes tan lejanos como
Islandia.
Y hay que destacar que la isla de Saint Brendan aparece
en el globo mundial de Behaim, completado en 1492 antes que Colón volviera a
España (ver la primera figura de arriba), y asimismo Behaim escribió que el
religioso había alcanzado la isla en el año 565 d. de C.
Y también varios informes irlandeses y nórdicos indican
que otros viajes de aquéllos a América tuvieron lugar en los siglos
posteriores, y Tim Severin demostró entre 1976 y 1977 que era posible navegar a
través del Atlántico en un bote de cuero de buey construido con materiales
medievales (9).
Conclusión
Vemos que hubo muchos descubridores de América antes que
Colón y en las siguientes tres partes de esta investigación, se describe
evidencia de viajes incluso más antiguos que fueron efectuados hacia América, y
de este modo parece ser que los periplos a dicho continente tuvieron lugar
desde todas partes del mundo por incontables miles de años.
El objetivo principal parece haber sido el comercio y la
exploración o el establecimiento de colonias locales, más que conquistas
militares, subyugación o conversión de razas consideradas “inferiores” a gran
escala, como fue el caso con las invasiones europeas en los siglos XVI y XVII.
No obstante, los arqueólogos e historiadores ortodoxos
todavía se aferran a sus preconceptos aislacionistas y se rehúsan a aceptar la
evidencia de difusión cultural y comercio intercontinental extendidos, a la vez
que defienden con ahínco sus campos de especialización contra la “interferencia”
externa.
Generalmente no sienten iniciativa o les falta el
conocimiento para reconocer rasgos culturales comunes, y donde las similitudes son admitidas, automáticamente las
atribuyen a una “invención independiente”.
Referencias
- Gunnar Thompson, Secret Voyages to the New World: Nine true adventures from the forbidden chronicles of American discovery, Seattle, WA: Misty Isles Press, 2006, págs. 173-97; Gunnar Thompson, "How the Portuguese out-foxed Columbus", en Frank Joseph (editor) Unearthing Ancient America: The lost sagas of conquerors, castaways, and scoundrels, Franklin Lakes, NJ: New Page Books, 2008, págs. 234-43; Gunnar Thompson, "From ‘fantasy isles’ into continents: how myths became realities at the hands of Portuguese cartographers", www.marcopolovoyages.com.
- H.P. Blavatsky, Isis Sin Velo, Pasadena, CA: Theosophical University Press (TUP), 1972 (1877), 1:5912.
- Secret Voyages to the New World, págs. 154, 162, 164-5.
- Ibid., págs. 75-111.
- Patrick Huyghe, Columbus Was Last: From 200'000 B.C. to 1492; a heretical history of who was first, San Antonio, TX: Anomalist Books, 1992, págs. 145-68.
- Earl Koenig, "Inca skeleton unearthed in Scandinavia", en Unearthing Ancient America, págs. 245-6.
- Earl Koenig, "Did a sunstone guide the Vikings to America?", en Unearthing Ancient America, págs. 207-10.
- Columbus Was Last, págs. 169-81.
- Ibid., págs. 129-43.
Cid que opinas del hispanismo?
ResponderBorrarNo tengo una opinión particular al respecto
Borrarporque?
BorrarPorque no sé si fue benéfica o dañina la conquista española y de todas maneras lo que verdaderamente importa es la evolución de las almas, mientras que las razas es algo que va cambiando con el tiempo.
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