¿POR QUÉ LOS MAESTROS SON TAN RETICENTES PARA ENSEÑAR?



« La Ciencia Oculta NO es una ciencia cuyos secretos se puedan transmitir en forma repentina, ya sea por medio de una comunicación escrita o verbal. Si así fuese, todo lo que los “Hermanos” [los Maestros] tendrían que hacer sería de publicar un Manual de este arte que podría ser enseñado en las escuelas como lo es la gramática.

Es un error común de la gente creer que a propósito nos envolvamos a nosotros mismos y a nuestros poderes en el misterio, que deseamos guardar nuestros conocimientos para nosotros mismos, y que por nuestra propia voluntad rehusamos comunicarlos “caprichosa y deliberadamente”. La verdad es que hasta que el neófito alcance la condición necesaria para ese grado de iluminación para el cual y por el cual, tenga derecho y sea apto, la mayor parte si no todos los Secretos, son incomunicables.

(Porque estos conocimientos secretos implican PODER. Poder para crear, poder para dirigir a la creación, poder para manejar los chakras, la kundalini y las facultades ocultas. Y ustedes comprenderán que semejante poder no se lo pueden dar a cualquiera, porque puede volverse muy peligroso para los demás. Por lo tanto, los Maestros son muy precavidos a quienes aceptan como discípulos y el conocimiento se las va dando muy paulatinamente y a medida que muestran ser merecedores triunfando sobre las pruebas que se les pone.)

La receptividad debe ser igual al deseo de ser instruido. La iluminación debe venir desde adentro. Hasta entonces, ninguna fórmula de encantaciones o ceremonias, ni conferencias o discusiones esotéricas, ni penitencias impuestas a sí mismo, pueden darla. Todos estos son tan sólo medios para un fin. Y por lo tanto, todo lo que podemos hacer es dirigir el uso de aquellos medios que por la experiencia de las edades se han descubierto empíricamente que conducen hacia el objetivo deseado. Y esto no fue ni ha sido un secreto durante miles de años:

-        el ayuno,
-        la meditación,
-        la pureza de pensamientos, palabras y obras,
-        el silencio durante ciertos períodos de tiempo para dejar que la misma naturaleza le hable al quien se acerca a ella pidiendo información,
-        el dominio de las pasiones y de los impulsos animales,
-        el absoluto desinterés en la intención,
-        la utilización de ciertos inciensos y fumigaciones con propósitos fisiológicos.

Todo eso ha sido divulgado como medios de desarrollo desde los días de Platón y Jámblico en el Occidente, y desde épocas mucho más remotas de nuestros Sabios indos.

Cómo debe de cumplirse con todo esto para que se ajuste a cada temperamento individual, es naturalmente un asunto de su propia experimentación y del vigilante cuidado de su tutor espiritual o Maestro. Tal es de hecho parte de su curso de disciplina, y su Maestro o iniciador sólo puede ayudarlo con su experiencia y con su poder de voluntad, pero no puede hacer más hasta la última y Suprema iniciación.

Soy también de la opinión de que pocos candidatos se imaginan el grado de inconveniencia (e incluso de sufrimiento y daño para sí mismo) a que dicho iniciador se somete por consideración a su discípulo. Ya se imaginarán que las condiciones peculiares, físicas, morales e intelectuales de los neófitos y de los Maestros varían mucho, como cualquiera comprenderá fácilmente. De ahí que, en cada caso, el instructor tiene que adaptar sus condiciones a las del alumno, y la tensión es terrible, pues para lograr el éxito tenemos que colocarnos nosotros mismos en plena armonía con la persona que está recibiendo nuestra instrucción.

Y mientras más grandes sean los poderes del Maestro, tanto menos su vibración estará en simpatía con la naturaleza del profano, el cual a menudo llega saturado de las bajas emanaciones del mundo exterior, esas emanaciones animales de las masas egoístas y brutales que nosotros tanto tememos. Y entre más tiempo el Maestro haya estado separado de ese mundo y más puro se haya vuelto, tanto más difícil será la tarea que él mismo se ha impuesto.

Por consiguiente, el conocimiento solo puede ser comunicado gradualmente y algunos de los secretos más elevados (incluso si efectivamente fueran formulados en tu bien preparado oído) para ti podrían sonar como si fuera un demente galimatías, a pesar de toda la sinceridad de tu actual determinación cuando dices que “la confianza absoluta desafía toda mala interpretación”.



Estas son las verdaderas razones de nuestra reticencia. Y es por esta reticencia que la gente se queja tan frecuentemente expresando como motivo que no se les ha comunicado ningún nuevo conocimiento, a pesar de que han estado trabajando arduamente por él durante dos, tres o más años.

¿Pero qué podemos hacer?

Para tener pleno acceso a nuestro conocimiento, se requeriría que todos aquellos que en verdad quieren aprender el conocimiento oculto, abandonen todo y vengan a nosotros, en vez de pedirnos o esperar que nosotros vayamos a ellos.

¿Pero cómo se podría hacer esto en tu mundo y atmosfera?

(Además que volverse un discípulo plenamente aceptado por los Maestros implica muchos esfuerzos y sacrificios. Ver ¿Cómo volverse discípulo de un gran Maestro?)

Y también ten en cuenta que: ¿cómo les podría expresar ideas para las cuales todavía no tienen palabras?  Las mentes más refinadas y más susceptibles (como la tuya) logran más que las otras, pero incluso estas mentes más despiertas, cuando reciben una pequeña dosis extra de conocimiento oculto, este se pierde por carecer de palabras e imágenes que fijen las ideas emitidas.

(Y para paliar eso fue uno de los propósitos de la fundación de la Sociedad Teosófica. Porque los Maestros querían difundir una introducción de la enseñanza oculta, para que esta sirviera de base para posteriormente dar un estudio más profundo del conocimiento oculto.)

Por otra parte, darle a un hombre más conocimiento oculto del que está capacitado para recibir es un experimento peligroso. Además, hay otras consideraciones que me detienen. Así por ejemplo, la revelación repentina de hechos que en gran medida trascienden lo ordinario, en muchos casos es fatal no sólo para el neófito, sino para los que se relacionan directamente con él. Es como poner una máquina infernal o un revólver cargado y amartillado en manos de alguien que nunca ha visto tales cosas. Nuestro caso es exactamente análogo.

Nosotros sentimos que se está acercando el momento en que estaremos obligados a escoger entre el triunfo de la Verdad o el Reinado del Error y del Terror. Por lo tanto, tenemos que admitir dentro de la gran Logia a algunos elegidos, o bien permitir que los infames Shammars (Magos negros) conduzcan a las mejores mentes más brillantes de Europa hacia la más insensata y fatal de las actividades paranormales: el Espiritismo. 

(En ese entonces, finales del siglo XIX, el esoterismo era casi desconocido para el público, ya que el conocimiento oculto se mantenía resguardado en escuelas herméticas. En cambio lo que se estaba desarrollando mucho era el espiritismo que estaba atrayendo a muchos investigadores, entre ellos muchas mentes brillantes, quienes estaban arriesgando sin saberlo ser contaminados y vampirizados por las bajas entidades del Astral y del Kama-Loka. Luego lo detallaré en los peligros del espiritismo)

Y sentimos como si estuviéramos entregando todo un cargamento de dinamita en manos de aquellos que estamos ansiosos de ver defendiéndose a sí mismos de los Hermanos de la Sombra.

(Porque deben de saber que hay una lucha oculta entre los Hermanos de la Luz que buscan elevar a la Humanidad y los Hermanos de la Sombra que buscan abatirla.)

Teniendo pues, por un lado que entregar al mundo la muy necesaria pero también peligrosa arma, y por el otro lado mantener alejados a los Shammars (siendo ya inmensos los estragos que ellos han causado). ¿No crees que tenemos derecho a dudar, a hacer una pausa y a sentir la necesidad de cautela como nunca antes la hemos sentido?

Resumiendo: el mal uso del conocimiento por parte del discípulo siempre reacciona sobre el iniciador. Y por otra parte, no creo que sepas todavía que al compartir los secretos con otros, el Maestro, por una Ley inmutable, está retrasando su propio progreso hacia el Reposo Eterno. (Ver entrada a nirvana: Buddha egoísta vs Buddha de compasión)

Quizás, lo que te digo ahora, pueda ayudarle a tener una concepción más real de las cosas y a apreciar mejor nuestra mutua posición. Holgazanear en el camino no conduce a una pronta llegada al final del viaje. Y debe sonarte como una verdad trillada que alguien deba pagar un Precio por cada cosa y por cada verdad, y en este caso nosotros lo pagamos. No temas, estoy dispuesto a pagar mi parte y así se los dije a mis colegas quienes me hicieron la pregunta. No te abandonaré, ni me mostraré menos abnegado que la pobre y mortalmente agotada que conocemos como la “Vieja Dama” [Blavatsky].

Lo que he dicho aquí debe de quedar entre nosotros dos. Espero que consideres esta carta como estrictamente confidencial, pues no es ni para publicación, ni para tus amigos. Quiero que sólo tú [Sinnett] la conozcas. Aunque, si todo esto fuera conocido más generalmente por los candidatos a la iniciación, estoy seguro de que ellos se sentirían más agradecidos y más pacientes, al igual que menos propensos a irritarse por nuestras reticencias y nuestras vacilaciones. »

(Carta mahatma 49, p282-285, extractos)


Espero que no se vaya a enfadar conmigo el Mahatma Kuthumi que transcribí en el blog parte de su carta privada, pero como él mismo lo remarca, ilustra muy bien aspectos poco conocidos entre el discípulo y su Maestro. Además, cuando permitió que se publicaran en un libro, las cartas que le envió al señor Sinnett, dio a entender que había cambiado de opinión. Y técnicamente hablando, a mí no me pidió la promesa de confidencialidad. Por lo tanto le pido al Mahatma que:


1 comentario:

  1. Que maravilloso post. Hasta ahora todo lo que he leído maravilloso, muchas gracias por el esfuerzo y el compromiso con el Sendero. Abrazo.

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