Sobre
este asunto, en su libro “Principios de
salud y curación”, Max Heindel escribió lo siguiente:
« Cuando analizamos el ser humano,
encontramos en él los cuatro éteres: éter químico, éter de vida, éter luminoso
y éter reflector. Estos cuatro éteres se encuentran en el hombre en forma diferente
y activa, en su bien desarrollado cuerpo vital.
- Mediante la actividad del éter químico, se encuentra en condiciones de asimilar el alimento y crecer.
- Las fuerzas del éter de vida le permiten propagar su especie.
- Las energías del éter luminoso proporcionan el calor del cuerpo, a la vez que operan en los nervios y músculos, abriendo así las puertas de comunicación con el mundo exterior, por medio de los sentidos.
- Y el éter reflector finalmente permite que el espíritu controle sus vehículos mediante el pensamiento. Este éter es el que almacena las experiencias pasadas, en forma de memoria.
Los
éteres químico y de vida constituyen la matriz de nuestros cuerpos físicos.
Cada molécula del cuerpo físico está como sumergida en una red de éter que lo
impregna y lo llena de vida. Merced a estos éteres se llevan a cabo las
funciones corporales de la respiración, etc., y de la densidad y consistencia
de estas matrices etéricas depende el estado de salud.
Los
átomos de los éteres químicos y de vida reunidos en torno al núcleo del átomo
simiente, en el Plexo Solar, tienen una forma prismática. Están todos situados
en tal forma que cuando la energía solar entra en el cuerpo por el bazo, el
rayo que se refracta es el rojo. Éste es el color del aspecto del creador de la
Trinidad, o sea, Jehová, el Espíritu Santo, regido por la Luna, el planeta de
la fecundación.
Por
consiguiente, los fluidos vitales del Sol, que penetran en el cuerpo humano por
el bazo se tiñen con un ligero color de rosa, que muchas veces pueden observar
los videntes circulando por los nervios, como sí fuera electricidad pasando por
los alambre de una instalación eléctrica. Y así cargados, los éteres químico y
de vida son las vías de asimilación que preservan al individuo, y de
fecundación, que perpetúan la raza. »
(Capítulo
2)
OBSERVACIÓN
Desafortunadamente lo que dijo aquí Max Heindel es falso porque
en realidad los éteres no existen debido a las razones que les explico en este
otro capítulo.
Cid realmente no leo ningun articulo que trate sobre personajes que son unos charlatanes lo siento como una perdida de tiempo..solo me enfoco en los articulos que haces sobre verdadera enseñanza.
ResponderBorrarMi segundo objetivo es desenmascarar a los charlatanes
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