Sobre
este asunto, en su libro “Principios de
salud y curación”, Max Heindel escribió lo siguiente:
« Mis investigaciones realizadas en los
últimos años han revelado el hecho de que a la muerte se produce una separación
en el cuerpo vital similar a la que causa la “iniciación”, de tal manera que la
parte de ese vehículo que puede llamarse “alma” se une con los vehículos
superiores y constituye así la base de la conciencia en los Mundos Invisibles,
después de la muerte.
Mientras
que la parte inferior, que queda descartada, en la gran mayoría de los casos,
vuelve al cuerpo físico y queda flotando sobre la tumba del mismo, en la forma
indicada en el libro "El Concepto Rosacruz del Cosmos".
Esta
división del cuerpo vital no es la misma en todas las personas, sino que
depende de la naturaleza de la vida que se ha llevado y del carácter de la
persona que ha muerto.
Cuando
la persona ha sido espiritual, van disminuyendo gradualmente los éteres químico
y vital, desvaneciéndose los apetitos animales y aumentando la cantidad de los
éteres lumínico y reflector, que ocupan el lugar de aquéllos.
Pero existen algunas
personas que son de naturaleza tan malvada, que realmente disfrutan de una vida
gastada en vicios y prácticas degeneradas, en una vida brutal, que se goza en
infligir sufrimientos. Y algunas veces hasta cultivan las artes ocultas con
propósitos malévolos, para tener un dominio mayor sobre sus victimas. Entonces,
sus prácticas inmorales y feroces endurecen terriblemente su cuerpo vital.
Y
en esos casos extremos en que la naturaleza animal ha predominado
absolutamente, y en que no ha existido en realidad expresión anímica en la vida
terrenal precedente, no puede producirse la división de que estamos hablando al
morir, porque no existe tal línea divisoria.
En
esos casos, si el cuerpo vital retornara al cuerpo denso, para desintegrare
allí gradualmente, el efecto de una vida tan maligna no seria tan
trascendental, pero por desgracia, en esos casos se produce una unión tan
fuerte entre el cuerpo vital y el de deseos, que impide toda separación.
Ya
hemos visto que cuando un ser humano vive mayormente en su naturaleza superior,
sus vehículos espirituales se nutren en detrimento de los inferiores. E
inversamente, cuando su conciencia está centralizada en sus vehículos inferiores,
los fortifica en forma extraordinaria.
Debemos
comprender, además, que la vida del cuerpo de deseos no termina con la partida del
espíritu, sino que conserva como un residuo de vida y de conciencia. El cuerpo
vital también puede sentir las cosas en pequeña medida, durante unos cuantos
días después de la muerte en casos ordinarios (y de ahí el sufrimiento que causa
el embalsamamiento, las autopsias, etc., que se hagan inmediatamente después de
la muerte).
Pero
cuando una vida degradada ha endurecido el cuerpo vital y le ha dado gran
fortaleza, se ase a la vida tenazmente y tiene el poder de alimentarse con el
olor de los alimentos o de los licores. Y algunas veces, como parásito, puede
vampirizar a las personas con quienes se ponga en contacto. »
(Capítulo
5)
OBSERVACIÓN
Desafortunadamente mucho de lo que dijo aquí Max Heindel,
él lo está inventando porque en realidad los éteres no existen debido a las
razones que les explico en este otro capítulo.
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