Sobre
este tema, en su libro “Principios de
salud y curación”, Max Heindel escribió lo siguiente:
« El primer milagro que hizo el Cristo
fue convertir el agua en vino. Él había recibido el Espíritu Universal en el
bautismo y no tenía necesidad de estimulante artificial alguno. Él cambió el
agua en vino para dársela a otros que no estuvieran tan adelantados.
Pero
ningún bebedor puede heredar el Reino de Dios. Y la razón esotérica es que mientras
los éteres inferiores son los que vibran en el corazón y el plexo solar,
manteniendo así el cuerpo físico vivo, los éteres superiores son los que hacen
vibrar al cuerpo pituitario y la glándula pineal.
Al
ingerir espíritu falso y rebelde que es fermentado fuera del cuerpo y que es diferente
del espíritu, que es fermentado en el interior, con el azúcar, estos órganos
quedan temporalmente en sopor y no pueden vibrar respondiendo a los Mundos
Superiores; y de ahí que, debido al abuso que se ha cometido durante edades
enteras, el ser humano no pueda actuar actualmente en dichos mundos.
Si
toma demasiado de este espíritu alcohólico, dichos órganos pueden despertar
ligeramente, de manera que le es posible contemplar los reinos inferiores del
Mundo del Deseo y todo el Mal que allí hay. Eso es lo que ocurre en el llamado
"delirium tremens".
Para
resumir: como la evolución del alma depende de la adquisición de los dos éteres
superiores, del cual se hace el vestido de bodas de que hablan las Escrituras,
y conforme estos éteres se sintonizan con los órganos ya nombrados, en la misma
forma en que los éteres inferiores se sintonizan con el átomo simiente del
corazón y la del plexo solar, es fácil comprender los efectos mortales que para
el ser humano espiritual representa el alcohol. »
(Capítulo
7)
OBSERVACIÓN
Desafortunadamente lo que dijo aquí Max Heindel es falso porque
en realidad los éteres no existen debido a las razones que explico en este otro
capítulo.
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