EL OBJETIVO DE UN VERDADERO MAESTRO

Sobre cuál es la verdadera labor de un maestro, el maestro Pastor comentó lo siguiente:

« Aunque solo pudiera procurarles esperanza en este encuentro que hemos tenido, yo consideraría mi trabajo ya realizado. Porque para serles sincero, no me interesa hablarles de los grandes misterios del universo, y no quiero traerles más conocimientos de los que ya les han sido aportados, debido a que el conocimiento sin la iluminación espiritual es solo letra muerta.

Lo que en cambio si quiero es transmitirles la verdad sobre el movimiento de la vida, y también deshacer en ustedes todos los límites que les impiden acceder a esa verdad, y aportarles la energía para lograr vuestro destino, que es ser esa verdad.

No quiero que ustedes vengan y busquen en mi conversación una enseñanza, una instrucción o una guía. Si hacen eso, los regreso de vuelta, porque yo no soy un guía, yo no soy un maestro, yo no quiero discípulos y tampoco quiero oídos atentos que escuchen y repitan todo lo que les digo. Me niego jugar a ese juego perverso.

En cambio (e incluso si ustedes me olvidan) pero si mañana en vuestro jardín, mientras ven un caracol trepando por una roca, ustedes pueden admirar en ese pequeño molusco, el movimiento de la vida.

Entonces habré logrado mi cometido y seré mucho más maestro que si solo ustedes me quieren, me aman, me escuchan, mantienen viva mi palabra, me encuentran amable, elevado, eficiente, etc.

Yo no tengo nada que ver con todos esos calificativos y especialmente con vuestra consideración. Vuestro afecto no me interesa y si actúan así, mejor salgan de la sala.

El fruto que busco no es el de la celebridad, no es el del murmullo de mi voz que se perpetúe en vuestro corazón, o en vuestra cabeza y también en vuestra memoria. No. El fruto que yo busco es el brillo de vuestra alma que habré podido despertar aunque sea un poco más, solo es eso. Entonces si de verdad me aprecian y quieren demostrármelo, no tengan una actitud de escucha y de obediencia.

No

Actúen, pero actúen no porque yo se los digo, sino porque después de haberlo reflexionado, ustedes sienten la necesidad de realizar.

Ustedes nunca deben de obedecer ciegamente a un Maestro. Nunca. Y si de hecho hay una orden que el Maestro les dará (si es un verdadero maestro) es precisamente de nunca obedecerlo ciegamente.

Porque el verdadero maestro sabe muy bien que su deber con el discípulo, no es convertirlo en un discípulo obediente, no es hacerlo un sirviente, no es transformarlo en un ser que obedece y se convierte en esclavo de Dios. No, sino que por el contrario, su objetivo es de liberar al discípulo de todos sus límites, incluyendo de la misma necesidad de tener un maestro, o sea del requerimiento de necesitar tener un iniciador.

Un Maestro es un instrumento de libertad, es un instrumento de emancipación. Un Maestro los respeta al más alto punto. Él es el respeto mismo, a causa de su amor por ustedes, y también a causa de su conocimiento y de su espiritualidad.

Y cuando el Maestro se encuentra con ustedes, no es para hacerles doblar las rodillas y a partir de entonces obedecerlo. No, sino que por el contrario, y a la manera de un hermano, él les dice:

Levántate y aprende caminar por ti mismo.

Y recuerden siempre de ese esfuerzo que ustedes tienen que hacer, porque no se trata de obedecer, sino de volverse responsables de vuestra vida y de vuestra evolución. El Maestro es un faro, él no un mapa o un guía.

Hay personas que no han comprendido esto, y que por consiguiente quieren ser dirigidas en todos los aspectos de su vida, al punto que no pueden existir si el Maestro X no les dice cómo deben de comer, cómo deben de vivir, cómo deben de actuar con su pareja. Si tienen derecho a tocarla una vez al día, o una vez a la semana, o una vez al mes, etc.

¿Pero realmente ustedes creen que los Maestros se encargan de eso?

Y también hay quienes se preguntan si pueden comer pollo, o conejo, o si tienen también derecho a la carne de res, o de cerdo, o si solo deben comer vegetales, o si también pueden tomar huevos, etc.

¿Pero realmente ustedes creen que los Maestros se ocupan de vuestro estómago?

Si bien es cierto que su conocimiento es inmenso, también es cierto que vuestra dieta y vuestra sexualidad no es la primera de sus preocupaciones, ya que ese es vuestro trabajo de ustedes y también es el ejercicio de vuestra libertad. »

(Conferencia el 24.06.87)