En 1884 Blavatsky y varios de sus colaboradores fueron
invitados por la familia Adhemar a su mansión conocida como “el castillo
escocés” ubicada cerca de París en una comunidad al sur llamada
Enghien-les-Bains.
Y a continuación les pongo los fenómenos que produjo Blavatsky
en ese lugar, y narrados por William Judge quien fue su principal colaborador:
« Todas las noches era costumbre pasar algún tiempo en el
salón conversando, y allí, así como en el comedor, ocurrieron algunos
fenómenos.
Allí tuvieron
lugar muchas discusiones animadas con el Conde por un lado y HPB por el otro, y
a menudo en medio de esas discusión es Blavatsky repentinamente se volvía hacia
Mohini y hacia mí, que estábamos sentadas escuchando, para repetirnos los
mismos pensamientos que entonces pensábamos en ese momento en nuestros
cerebros.
El conde
d'Adhemar no pedía la producción de fenómenos, pero a menudo decía que si él y
algunos de sus amigos estuvieran convencidos de la Teosofía, tal vez resultarían
muchos beneficios en Francia. Algunos de nosotros deseábamos en nuestro corazón
que en el hogar de tan amables amigos ocurrieran fenómenos, pero ninguno se lo
sugirió a HPB.
Pero un día en
la cena, cuando estaban presentes el conde y la condesa, su hijo Raoul, HPB,
Mohini, la hermana de la condesa, yo y otra persona, percibimos el perfume
fuerte e inolvidable que los amigos íntimos de HPB sabemos tan bien que a
menudo acompañaba a los fenómenos o venía por sí mismo, este perfume flotaba
alrededor de la mesa, claramente perceptible para varios y no percibido antes o
después.
Por supuesto
muchos escépticos no verán nada de sobrenatural en esto, pero el escritor y
otros sabemos bien que esto en sí mismo es un fenómeno, y que el perfume ha
sido enviado a muchas millas por el aire como un mensaje de HPB o de esas
personas ocultas que a menudo la han ayudado en los fenómenos o en las
enseñanzas.
En esta cena, o
en alguna otra durante la visita, todos acabábamos de llegar del jardín de
flores. Arranqué un pequeño capullo de rosa y lo puse en el borde del vaso
entre yo y la hermana de la condesa que estaba a mi izquierda, HPB estaba
sentada a mi derecha. Esta dama comenzó a hablar de fenómenos preguntándose si
HPB podría hacer lo mismo que los yoguis indios [que hacen crecer rápidamente
una planta].
Le respondí que
ella podía hacerlo si quería, pero no le solicité a HPB, y añadí que podía
hacer florecer incluso ese pequeño capullo de rosa de una sola vez. En ese
momento HPB extendió su mano hacia la rosa, sin tocarla, y no dijo nada,
continuando al mismo tiempo su conversación y la cena. Observamos el capullo
hasta el final de la comida y vimos que creció en ese espacio de tiempo mucho
más grande y se convirtió en una rosa casi completamente desarrollada.
Otra noche,
después de haber estado todos en el salón durante algún tiempo, sentados sin
luces, la luna brillando sobre el lago y toda la naturaleza en silencio, HPB
cayó en un estado pensativo. Enseguida se levantó y se paró en la ventana de la
esquina mirando hacia el agua, y en un momento un destello de luz suave entró
en la habitación y ella sonrió en silencio.
Recordándome
esa noche, la condesa d'Adhemar escribió:
"HPB estaba pensativa cuando de pronto se levantó de
la silla, avanzó hacia la ventana de enfrente, y levantando el brazo con un
gesto autoritario, se escuchó a lo lejos una música tenue que acercándose cada
vez más, rompía en hermosas melodías y llenaba el espacio."
Esta música
astral era muy clara para todos nosotros, y el Conde destacó especialmente su
belleza y su debilidad mientras se hundía en la distancia desconocida. Toda la
casa estaba llena de estos sonidos de campanas en la noche cuando yo estaba
despierto muy tarde y los demás se habían retirado. Eran como señales que iban
y venían a la habitación de HPB en el piso de abajo. Y en más de una ocasión,
mientras caminábamos por los terrenos bajo los magníficos árboles, los sonidos
nos pasaron disparados, a veces audibles para todos y a veces solo escuchados
por uno o dos.
Queda por
contar un incidente para el cual debemos depender de otros. Me llevé un libro
que no se pudo terminar allí, y justo antes de salir de France fui a Enghien a
devolverlo. Allí encontré a la condesa d'Adhemar, quien dijo que el peculiar e
inconfundible perfume del que hablé arriba había entrado en la casa después de
que todos nos hubiéramos ido.
Fue una noche,
aproximadamente dos días después de la partida de HPB, y los d'Adhemars
invitaron a cenar a algunos amigos. Después de la cena, todos fueron al salón y
pronto notaron el perfume. Llegó, según me dijeron, a raudales, y en seguida
empezaron a buscarlo por la habitación, llegando por fin a la losa de mármol
descrita, donde de un punto de la piedra encontraron el perfume saliendo a
raudales en volúmenes. Tal era la cantidad que como me dijo la Condesa, se
vieron obligados a abrir las ventanas, porque el olor era abrumador en grandes
masas.
Al regresar a
París le conté esto a HPB y ella solo dijo:
-
"A veces sucede".
»
(HPB:
en memoria de Helena Petrovna Blavatsky, p.52-55)
Y
en otro artículo William Judge relató más al respecto:
« Durante nuestra estancia allí se produjeron varios
fenómenos paranormales los cuales fueron presenciados por muchas personas.
Por ejemplo cada noche, mientras los
demás dormían, a menudo yo permanecía despierto durante varias horas, y luego
en la tranquilidad y en la oscuridad, veía y escuchaba muchas cosas que nadie
más que Blavatsky sabía.
Entre estas cosas se encontraban
cientos de señales de campanas astrales que volaban de un lado a otro y
mostraban, para aquellos que saben el significado de tales cosas, que había
mucha de esa actividad astral cuando la gente se encontraba dormida y el lugar
se hallaba libre de perturbaciones de ruidos y malos sentimientos comunes de
cuando la gente se encuentra despierta.
En una ocasión era un día cálido y agradable, y a
mitad de la tarde, de repente ella se puso muy absorta, y al mismo tiempo el
aire de la habitación comenzó a enfriarse hasta llegar a una temperatura muy
por debajo de la congelación (a juzgar por la tremenda sensación de frío que
sentía), y yo le hice notar ese hecho. No era para nada un cambio de clima,
sino que el frío parecía soplar desde Blavatsky como si ella fuese una puerta
abierta desde un enorme frigorífico.
Volví
a llamarle la atención respecto a eso y le dije:
-
”Se
siente como si una puerta estuviese abierta en las montañas de los Himalayas y
que el aire frío estuviese soplando en esta habitación.”
A
lo que ella me contestó:
-
“Quizás
sea así” y se sonrió.
Hacía tanto
frío que tuve que protegerme a mí mismo con un tapete que tomé del piso. »
(Reminiscencias
de HPB y la DS, p.102-104)
Cid: Tengo una duda que no tiene nada que ver con este post.
ResponderBorrarUltimamente he sentido desesperación por sexo....
Acaso debo controlar ese aspecto?
Yo ho eh tenido, pues no tengo tiempo libre suficiente, espero que tengas la respuesta. Saludos
A menos de que ya seas capaz de vivir la castidad de manera harmoniosa, yo recomiendo que mejor experimentes tu sexualidad, pero que trates de hacerlo de manera positiva.
Borrar¿En el sentido positivo,eh cómo realizar ese aspecto? ,gracias por responder
BorrarMe refiero que no vivas tu sexualidad como si fuera algo pecaminoso y pernicioso, sino que la experimentes de manera harmoniosa y constructiva.
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