Los eventos que se producen quedan registrados
en la luz astral y es por eso que se puede ver el pasado de manera
clarividente. A estos registros se les conoce como “los registros akáshicos”, y
Alexander
Fullerton, quien fue un importante teósofo estadounidense, atestiguó que
Blavatsky podía ver los registros
akáshicos:
« Como nunca tuve ningún deseo de ver
fenómenos (aunque si creía plenamente en sus capacidades ocultas) nunca surgió
de mi parte ninguna sugerencia para tal cosa. Sin embargo en dos ocasiones,
ambas con un propósito benigno, ella hizo evidente su percepción oculta.
Una era una
referencia verbal, remota pero significativa, a un asunto conocido por nadie
más que yo. En ese momento yo estaba tan asombrado que no dije nada, y el tema
nunca se volvió a abrir, una reticencia que ahora lamento ya que una discusión
sin restricciones podría haber resultado en un gran beneficio para mí.
El otro
fenómeno ocurrió en una tierna y hermosa carta en la que ella me advertía contra
los errores de juicio y citaba una frase que había usado al escribirle a un
amigo estadounidense. Y como para asegurarse de que ella hablaba con
conocimiento oculto, ella agregó que yo había utilizado esa frase el mismo día
en que ocurrió un incidente sumamente trivial como consecuencia de que me
agaché para recoger un artículo que se había caído al suelo.
Ahora bien, las
fechas demostraron que esta frase no pudo habérsele repetido a ella a tiempo
para la carta que ella me envió, y de hecho desde entonces me he cerciorado de
que nunca se la repitió a nadie. El incidente al que ella hace referencia era
demasiado insignificante para que cualquier persona lo transmitiera a través
del Atlántico, y los pocos que sabían del incidente no conocían la frase.
Por lo tanto
ambos hechos, así como la fecha concurrente, ella debió de haberlos percibido a
través de la Luz Astral. »
(HPB:
en memoria de Helena Petrovna Blavatsky, p.73-74)
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