SERAPIS
En su diario el coronel Olcott
señaló que él tenía un pequeño retrato del jefe de Kuthumi y Morya:
« El paciente [que yo atendía] de
pronto comenzó a describir a un hombre resplandeciente que lo miraba
benévolamente. Y esto aunque el paciente tuviera los parpados cerrados.
El motivo de esto es debido a que él
había llegado a despertar temporalmente su vista clarividente. Y a partir de la
detallada descripción que me dio, reconocí el retrato de uno de nuestros
Maestros más venerados.
El paciente me describió a un
individuo de ojos azules, de pelo claro suelto, barba clara, y facciones y tez
europeas. Su descripción correspondía con exactitud a la de un Adepto que es
real y quien es el MAESTRO de nuestros Maestros [Kuthumi y Morya].
En la India a alguien así se le
llama un Paramagurú (que significa un
guía espiritual superior), Y lo reconocí porque él me dio un pequeño boceto a
colores de él mismo, cuando yo estaba en Nueva York, y antes de que Blavatsky y
yo nos embarcáramos para Bombay. »
(Viejas Hojas de un Diario
II, p.430-431)
No he encontrado la imagen de ese retrato ni tampoco sé
qué ha sido de él.
MORYA
El coronel Olcott quería tener
un retrato de su maestro (el Mahatma Morya) y es por eso que cuando el señor
Harrisse, quien era un dibujante amateur francés, fue a visitarlo el 11 de
febrero de 1878 al departamento de Nueva York en donde en ese entonces Olcott
vivía con Blavatsky, ella aprovechó para realizarle ese deseo, y sobre este
evento el coronel Olcott narró lo siguiente en su diario:
« El Sr. Harrisse, nuestro amigo
francés, era medio artista y una noche cuando la conversación giró en torno a
la India y a la valentía de los Rajput, Blavatsky me dijo en susurros que ella
trataría que él dibujara un retrato del maestro Morya si yo proporcionaba los
materiales.
No teniendo
esos materiales en la casa, fui a la tienda más cercana a comprar una hoja de
papel adecuado y lápices. Entonces el dependiente envolvió el paquete, me lo
dio a través del mostrador, tomo la moneda de medio dólar que le di, y me fui
de la tienda.
Al llegar al
departamento desenrollé el envoltorio y al estar terminando de hacerlo, ¡dos
monedas de un cuarto de dólar en plata cayeron al piso!
Al parecer, el
Maestro quería darme su retrato sin que me costara a mí.
Luego Blavatsky
le pidió a Harrisse que dibujara la cabeza de un jefe hindú tal como él la
concebiría. Él dijo que no tenía una idea clara para hacerlo y quería dibujar
otra cosa, pero para gratificar mi esfuerzo se puso a dibujar la cabeza de un
hindú.
Blavatsky me
hizo señas para que me mantuviera callado al otro lado de la habitación y ella
misma se sentó cerca del artista fumando tranquilamente.
De tiempo en
tiempo, ella caminaba suavemente por detrás de él para ver el avance del
trabajo, pero no habló hasta que el trabajo estuvo terminado, digamos como una
hora después.
Muy contento y
agradecido lo recibí, lo enmarqué y lo colgué en mi pequeña habitación. Pero
algo extraño sucedió después de que le dimos una última mirada a la imagen, ya
que mientras yo me encontraba frente al artista, y mientras Blavatsky tomaba en
sus manos el dibujo y me lo entregaba, de repente apareció en el papel la firma
criptográfica de mi Maestro, colocando por así decirlo, su “huella” y mejorando
en gran medida el valor de su regalo.
Sin embargo, en
ese entonces yo no sabía si el esbozo que había dibujado el señor Harrisse se
parecía o no al maestro Morya, ya que yo todavía no lo había visto en persona.
Y cuando lo
hice más tarde, me pareció una verdadera semejanza, y además el maestro me
regaló el turbante que el artista aficionado había dibujado en la imagen para
cubrirse la cabeza.
Aquí hubo un
caso genuino de transferencia de pensamiento, la transferencia de la semejanza
de una persona ausente a la conciencia cerebral del artista.
¿Fue por medio del pensamiento de H.P. Blavatsky?
Yo pienso que
si. »
(Viejas
Hojas de un Diario, Vol. I, p.370-372)
KUTHUMI Y MORYA
El coronel Olcott quería
tener retratos más elaborados de los maestros y es por eso que le solicitó al
pintor alemán Hermann Schmiechen que pintara los rostros de Kuthumi y Morya, y
Schmiechen pintó en 1884 los siguientes retratos:
Hermann
Schmiechen era un retratista bastante famoso que vivía en ese entonces en
Londres, él era miembro de la Sociedad Teosófica y la manera como pintó esos retratos la relato en este otro capítulo (ver link).
El coronel
Olcott se llevó los dos cuadros originales a la sede central de la Sociedad
Teosófica en Adyar, India; y mientras que él vivió los retratos estuvieron
colocados en un anexo especial de la Biblioteca.
Pero después de
su muerte en 1907, los cuadros fueron trasladados al área de la sección
esotérica de Annie Besant (formada por ella en 1898). Y desde entonces no
pueden ser vistos por nadie, incluso tampoco por ningún miembro de la Sociedad
Teosófica de Adyar, excepto por aquellos que pertenezcan a dicha sección.
Siempre tan exacto "Cid'
ResponderBorrarLa verdad todavía veo muchos libros basados en el esoterismo de Annie Bessant y su amigo el violador de.menores .
Se venden como teosofia
Desafortunadamente
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