Sobre este tema, el conocedor en
magia africana, Miad Hoyora Korahon, escribió lo siguiente:
« Frecuentemente se solicitan los servicios de los Obeahmen
para “aderezar” un campo de caña, de azúcar, de cacao, etc., o sea para evitar que
se roben los cultivos.
Y parece haber al menos dos métodos
para evitar esto: uno instalando un protector que va a cuidar el campo, y el otro
método consiste en la realización de una ceremonia efectuada en el campo por un
experto en la magia Obeah.
Sobre el primer método, un testigo
presencial me dijo que en 1872 un amigo suyo, propietario de un campo de cañas,
buscó la ayuda de un famoso Obeahman que vivía en la región para evitar que le
robaran las cañas.
El testigo se encontró con el
propietario después de que éste regresó de la consulta y le preguntó cómo le había ido.
Y el propietario sacó dos varillas
de medio metro de largo, diciendo:
- "El Obeahman me dio estas dos serpientes
para que las pusiera en el campo."
Y al arrojar una de las varillas al piso,
de inmediato se convirtió en una serpiente negra, que nuevamente asumió la
forma de un trozo de palo cuando el hombre la recogió.
El propietario las colocó en su
campo y le advirtió a cada uno de los vecinos que no se metieran porque habían
serpientes que cuidaban su cultivo, y muchas personas que intentaron robarle
las cañas fueron perseguidas por una serpiente negra.
Y el hombre que me contó esta
historia me dijo también que el propietario solía poner una taza de leche en el
campo todas las mañanas, y le dijo que era para alimentar a las serpientes, y
que cuando se cosechaba las cañas, las serpientes desaparecían. Y supe de otras
personas que también vieron a esas serpientes.
Y esto me hace constatar que las
hazañas de los antiguos magos egipcios que eran capaces de convertir sus
varas en serpientes, todavía no es un arte extinto, ni que tampoco esa proeza se
limitó únicamente al Antiguo Egipto.
Un hombre llamado JL me relató un método
similar:
« En 1868 me convertí en el propietario
de una finca y una mañana temprano, estando en mi campo entre las cañas,
escuché voces en el campo contiguo al mío.
Mirando a través de las cañas, vi a mi
vecino y a un Obeahman con él, quien tenía un palo de tres bifurcaciones en
forma de tridente de unos 6 pies de largo, una botella y un mechón de hojas
secas de plátano.
Ellos no podían verme ya que las cañas
me ocultaban bastante, y ansioso por saber qué buscaban, los escuché y los
observé con atención. Después de algunos preparativos, plantaron el palo en el
suelo con las puntas hacia arriba, y sobre ellas colocaron un montón de hojas
secas de plátano, y sobre el montón colocaron la botella que estaba llena de
algo. Y al lado de la botella pusieron un huevo de gallina, con la punta hacia
arriba.
Luego el Obeahman le dijo a mi
vecino:
- "¿Qué es lo que tienes que decir?”
Y mi vecino colocando su mano sobre
la botella habló en voz baja durante unos diez minutos, y luego en un tono
alto dijo:
- "Nadie más que (y enunció a varios
de sus amigos y miembros de su familia) permitiré entrar en este campo, y si
viene alguien más, puedes perseguirlos y morderlos hasta la muerte."
Y luego dejaron el campo.
Yo no estaba muy contento de que mi
nombre quedara fuera de la lista de los que estaban autorizados a entrar en ese
campo de caña, así que estuve yendo regularmente parar averiguar qué es lo que
pasaría.
Y aproximadamente un mes después de ese
ritual, había aparecido una mancha negra a poca distancia de la parte superior
del huevo. Y después de un segundo período de duración similar, observé un
agujero dentro de huevo, como el que podría hacer una gallina cuando rompe por
primera vez la cáscara de un huevo, y pocos días después de eso, solo había
algunos fragmentos de la cáscara de huevo que quedaron esparcidos al lado de la
botella.
Y por esa época la gente empezó a
decir que había una serpiente en ese campo de cultivo y tuvo miedo de ir allí porque
algunos decían que los perseguía. Y yo mismo vi a menudo una serpiente en ese campo
después de eso, y creo que ese ritual la puso allí. »
Posteriormente descubrí que los nativos
creen que cuando se realiza este ritual del huevo y la botella, se incubará una
serpiente a partir del huevo de gallina, y que el contenido de la botella,
sea lo que sea, es para alimentar a la serpiente mientras esta es muy joven.
Y otra forma de cuidar un campo de
los rateros, es llamar a un Obeahman y prometerle parte de la cosecha a cambio
de su protección. Y un caso de este tipo me llegó a mi conocimiento de la
siguiente manera:
El Obeahman comenzó yendo al campo y
colgó en uno de los árboles:
- Una botella que contenía (aparentemente) agua sucia.
- Una tabla triangular sobre la que pegó un trozo de tela negra de forma similar, ambos apuntando hacia abajo.
- Una bolsita de piel que contenía un huevo, unas uñas, frijoles de varios tipos y trapos de distintos colores.
Y después de colgarlos, caminó
alrededor del árbol varias veces, y luego desde diferentes ubicaciones, le
habló, murmurando, presumiblemente recitando hechizos.
Y luego reunió a todos los
trabajadores y les informó que el dueño había entregado ese campo a su cargo
porque habían habido muchos robos; y que él deseaba que comprendieran que a partir
de ese día si faltaba un solo grano, él sabría dentro de las doce horas
posteriores quién era el ladrón, y de nada le serviría a ese hombre buscar médicos para curar los dolores de estómago de los que
seguramente él moriría.
¡Y creo que se
robaron muy poco de esa cosecha!
Otro instrumento favorito utilizado
para la protección de los campos es un ataúd en miniatura: a veces vacío, pero
generalmente lleno de trozos de hueso, plumas, y usualmente por una variedad de
cosas como las que mencioné arriba.
Pero con la excepción del primer
caso en donde la varilla se convirtió en una serpiente, creo que estas
botellas, huevos, triángulos, etc., son los restos de un ritual mágico en gran
medida olvidado.
Y es que la mayoría de los practicantes
de Obeah son (en lo que concierne a estas cosas) como un niño con un reloj en
el que confía para darle la hora, pero del cual desconoce completamente como
funciona.
Y pienso que la siguiente anécdota demuestra
que también hay mucha superstición en esto:
En una ocasión un viejo Obeahman
reclamó aproximadamente medio acre de mi tierra en la que se encuentran media
docena de árboles de coco, asegurándome que a cambio él evitaría que la gente
me robara los cocos. Y para ello erigió allí un poste sobre el cual sujetó un
triángulo como el descrito anteriormente, una botella y algunas cosas más.
Al ir allí un día, encontré ese
poste y para comprobar si el viejo sabía algo más que una mera creencia en la
eficacia de las cosas así colocadas, dibujé un círculo alrededor de su poste en
la arena, inscribí en él cierta figura y la dejé a la vista.
Muy pronto el viejo descubrió lo que
había hecho, y desde entonces ha dejado ese lugar con el resultado de que ahora
él y sus amigos me consideran ser un Obeahman mucho más grande que él, y
peligroso para entrometerse: lo cual, en general, si no es un cumplido, al
menos es una reputación útil. »
(Theosophist, febrero de 1891,
p.314-316)
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