En este artículo Blavatsky
hace una crítica sobre los charlatanes que pretenden estar en contacto con los
maestros y que crean organizaciones engañosas para embaucar a la gente.
Y para que no se
desconcierten, les remarco que Blavatsky en su artículo habla de ella en
tercera persona.
LA IMAGEN
PARLANTE DE URUR
(En esta primera
parte Blavatsky da su opinión sobre la novela sátira que Franz Hartmann escribió
para denunciar a esas organizaciones fraudulentas, pero que algunos teósofos la
consideraron una burla hacia la propia Sociedad Teosófica.)
¿Deberíamos tamizar
el grano y alimentarnos de las cizañas?
El hombre que preside en la oficina del periódico Daily News se burla de nuestra revista Lucifer ya que en su publicación del 16 de febrero de 1889, él se
regocija de la presunta angustia que tienen algunos teósofos ante lo que ellos
sienten como una manera de burlarse de la Sociedad Teosófica, a través de la
novela "La imagen parlante de Urur" escrita por nuestro colega el Dr.
Franz Hartmann, y la cual hemos estado publicando por episodios en la revista Lucifer.
(Observación:
esta novela posteriormente fue publicada en forma de libro en 1890 por la John
W. Lovell Company en Nueva York, pero por alguna extraña razón el último
capítulo de esta novela, el cual es esencial para una correcta comprensión de
toda la historia, no se publicó en las páginas de la revista Lucifer, excepto
en su párrafo final.)
Entonces
el ocurrente editor de ese periódico toma la oportunidad para querer satirizar
a “Madame Blavatsky” observando que ella “no concuerda con el punto de vista”
tomado por algunos pesimistas y termina por expresar el editor su temor de que
“las dudas suscitadas no se aplacarán fácilmente”.
Ride, si sapis (ríete si sabes) le
respondemos y publicamos
esa novela satírica precisamente porque es nuestro deseo que las “dudas”
suscitadas alcancen a quienes el sentido de personalidad y presunción aun no han
sofocado completamente sus mejores sentimientos, forzándolos a reconocerse en
esa parodia.
Esta
manera de proceder (muy inusual en el mundo editorial) y que consiste en publicar
una sátira que para los miopes parece endilgarse hacia la propia Sociedad
Teosófica (sólo porque estos miopes están incapacitados para percibir la
filosofía subyacente y la moral que encierra) ha creado mucho tumulto en los
periódicos.
Las
varias agencias de prensa metropolitana cada mañana inundan nuestras mesas de
desayuno con críticas, advertencias y comentarios sobre esta conducta muy
inédita. Por ejemplo, un corresponsal bondadoso del periódico Lancashire Evening Post escribió lo
siguiente el 18 de febrero:
« La
editora de la revista Lucifer ha
hecho una cosa intrépida. Está publicando una historia titulada: “La imagen
parlante de Urur” designada para satirizar a los falsos profetas de la Teosofía
para que así se justifiquen los verdaderos.
Aprecio
por completo su intención, pero desafortunadamente hay unos teósofos,
mentalmente débiles que lo único que captan en el cuento simpático de Hartmann,
es una caricatura de su propia creencia. Y así ellos se han quejado con Madame
Blavatsky, quien en su revista Lucifer
contestó que:
-
“Esa historia ridiculiza más a los enemigos y
a los detractores de la Sociedad Teosófica, que a los pocos teósofos cuyo
entusiasmo pudo haberlos llevado a sentirse afectados.”
Desafortunadamente
esto no es muy exacto. El héroe de la novela, un cierto Pancho, es uno de estos
entusiastas, y él y los “adeptos” falsos que lo engañan, son el blanco del ridículo.
Sin embargo parece que jamás se le ocurrió a Madame Blavatsky, ni al señor
Hartmann lo siguiente: en el momento en que ridiculizas un elemento en la fe,
aunque esto sea algo satírico, puedes sacudir la confianza de muchos por no
decir de la mayoría de los creyentes, debido a la simple razón de que ellos carecen
de todo sentido del humor.
Y
en este caso la alta sacerdotisa del culto [Blavatsky] puede tener este sentido
del humor por razones obvias, pero es probable que sus seguidores se pierdan si
sus dirigentes empiezan a mofarse, mientras que ellos no pueden reírse de la
misma manera porque no lo comprenden, y entonces se sentirán confusos e
indignados.
Ofrezco
esta explicación con toda humildad a Madame Blavatsky, la cual ha experimentado
algo de los efectos de la sátira. »
Así
es y aun más, dado que según los miembros de la Sociedad Teosófica que han
leído la historia completa, Madame Blavatsky es precisamente el blanco contra
el cual esta sátira se dirige. Y si “Madame Blavatsky” que presumiblemente es
la “Imagen Parlante” no objeta por ser representada como una especie de loro
mediúmnico.
¿Por qué otros
teósofos deberían de hacerlo?
Especialmente
en el caso del teósofo, este debería tener siempre presente el consejo de
Epíteto:
-
“Si se habla mal de ti y si esto es
verdadero, corrígete; y si es una mentira, ríete de ella”.
Damos
siempre la bienvenida a una sátira aguda y desafiamos el ridículo o cualquier
esfuerzo en esta dirección para derrumbar a la Sociedad Teosófica, siempre que
esta (como grupo) permanezca fiel a sus principios originales.
En
lo que atañe a los otros peligros tan gentilmente presentados por el columnista
del Evening Post, la “alta
sacerdotisa” reconoce las objeciones benévolas, respondiendo y dando las siguientes
razones:
Durante
años el lema de la Sociedad Teosófica ha sido: “No hay religión más elevada que
la verdad”, y el objetivo de la revista
Lucifer se encuentra en el epígrafe de su portada, la cual dice: “para
traer a la luz las cosas escondidas en la oscuridad”.
Y
si la editora de esa revista [Blavatsky] y los Teósofos no traicionan estas dos
proposiciones, permaneciendo fieles a su causa, entonces deben comportarse con
imparcialidad perfecta, y por ende no pueden protegerse a sí mismos más que a las
personas externas de la Sociedad Teosófica, o hasta a sus enemigos.
En
cuanto al caso de los “teósofos mentalmente débiles”, si es que los hay, ellos
pueden cuidarse a sí mismos como mejor les plazca. Porque si los “falsos
profetas de la Teosofía” se dejaran intocados, entonces muy a menudo, los
verdaderos, como ya ha acontecido, se confundirían con los falsos.
Ha
llegado el momento de tamizar nuestro grano y descartar las cizañas. La
Sociedad Teosófica ha crecido enormemente y si dejamos en paz a los falsos
profetas, a los impostores y hasta a los bobos mentalmente débiles; entonces
muy pronto la Sociedad Teosófica correrá el riesgo de convertirse en un grupo
fanático escindido en 300 sectas, como le ha sucedido a los protestantes. Cada
una odiando a las demás y todas inclinadas a destrozar la verdad con hipérboles
monstruosas, esquemas y farsas idiotas.
Nosotros
no creemos en permitir la presencia de elementos falsos en la Teosofía por el
temor de que si “un elemento falso en la fe es ridiculizado, entonces éste puede
sacudir la confianza en el entero”. Si esto fuese cierto, el cristianismo ya hubiera
desaparecido hace siglos bajo los duros golpes que sus reformadores le han asestado
a sus diversas iglesias.
Por
ejemplo, ningún filósofo, ningún místico, ni ningún estudiante de simbolismo podrá
jamás burlarse o descreer la alegoría y concepción sublime del “Segundo
Advenimiento”; ya sea en la persona de Cristo, Krishna, Sosiosh o Buda.
El
Avatar Kalki [que es como se le conoce en el Oriente a un futuro
advenimiento] es una creencia universal, pero corresponde al último (no al
“segundo”) Advenimiento que es la aparición del “Salvador de la Humanidad” o la
“Fiel” luz de la Verdad, sobre el Caballo Blanco de la Muerte, la muerte de la
falsedad, la ilusión y el ídolo o la adoración personal.
Pero
a pesar de ello,
¿Deberíamos, quizá,
denunciar el comportamiento de ciertos “Segundos Adventistas” (como es el caso
en América) que han hecho toda una deformación de este concepto?
¿Cuáles
cristianos verdaderos que ven a sus correligionarios ponerse en ridículo o
envilecer su fe, se abstendrían de censurarlos pública y privadamente, por
temor que este elemento distorsionado expela del cristianismo al resto de los
creyentes?
¿Pueden
algunos de ellos elogiar a sus correligionarios para encaramarse periódicamente
en un estado de paradisíaca imprudencia, sobre los techos de sus casas, los
árboles y los lugares elevados, para esperar el “advenimiento”?
No
cabe duda que quienes esperan adelantarse a sus Hermanos más lentos para ser
aferrados primero y llevados físicamente al Cielo, son tan buenos cristianos
como cualquier otro.
¿Pero no deberían ser
regañados por su estulticia de igual modo?
¡Extraña lógica!
El sabio corteja a la
verdad, el tonto a la adulación
A
pesar de todo, es mejor que nuestras filas se reduzcan, en vez de que la
Sociedad Teosófica siga siendo un espectáculo para el mundo
a través de las exageraciones de algunos fanáticos y los intentos de varios
charlatanes de sacar provecho de sus programas distorsionados. Porque estos, al
desfigurar y adaptar el Ocultismo a sus propios fines inmundos e inmorales, degradan a todo el movimiento entero.
Un
escritor observó que si uno conociera al enemigo contra el cual hay que precaverse
mayoritariamente, el espejo le reflejaría con mucha probabilidad la imagen de ese
rostro. Y esto es muy cierto.
Si
el primer objetivo de la Sociedad Teosófica no fuese el estudio de nosotros
mismos, sino el encontrar falla en todos (excepto en nosotros), entonces la
Sociedad Teosófica estaría destinada a convertirse, como ya ha acontecido en
ciertos centros, en una Sociedad de admiración mutua; lo cual es un sujeto
adecuado para la sátira de un observador tan agudo como sabemos que es el autor
de “La imagen parlante de Urur”.
Este
es nuestro punto de vista y nuestra posición. “Que así sea; si en verdad he
errado, mi error se queda conmigo mismo”.
Y
estamos muy conscientes de que ésta no es la posición de otras revistas que
conocemos: diarias, semanales, mensuales o trimestrales. Pero éstas son los
órganos públicos de las masas. Cada una de ellas debe congraciarse con alguna u
otra facción política o social, y se encuentra destinada a “aullar con los
lobos”, aunque le guste o no.
En
cambio nuestros medios de comunicación teosóficos y especialmente la revista Lucifer, son o deberían ser, los
fonógrafos de la Sociedad Teosófica, o sea un cuerpo colocado fuera y más allá
de todo centro de puntos de vista arbitrarios.
Estamos
conscientes, aunque con dolor, que “quien dice la verdad es expulsado de las
ciudades” ya que esa verdad no le gusta a la ecúmene. Y puesto que los seres
humanos deben aprender a amar la verdad antes de que crean profundamente en
ella, las verdades que presentamos en nuestras revistas son para muchos y a
menudo, tan amargas como la bilis.
Esto
es inevitable, porque si adoptáramos cualquier otro curso, y no sólo la revista
Lucifer que es un órgano muy humilde
de la Teosofía; sino la Sociedad Teosófica misma, pronto perdería su razón de
ser, convirtiéndose en una anomalía.
Sin
embargo,
¿Quién se sentará en
el asiento del escarnecedor?
¿Son
los tímidos de corazón que tiemblan ante cada opinión expresada con demasiada
audacia en la revista Lucifer para
que no disguste a esta facción de lectores u ofenda a la otra clase de
suscriptores?
¿Son
los "auto-admiradores" que resienten cada comentario, por muy amable
que sea, si choca con sus nociones o no muestra respeto con sus ideas
favoritas?
No
Es
cierto que aprendemos más y sacamos más provecho de la crítica que de la
adulación, y así enmendamos nuestra manera de comportarnos. Y más por medio del
abuso de nuestros enemigos que por la adulación ciega de los amigos.
Las
sátiras como el “Ídolo Caído” y los chelas como Nebelsen, han hecho más bien a
la Sociedad Teosófica y a algunos de sus miembros, que cualquier novela
“teosófica”, ya que han revelado, poniendo el dedo en la llaga, sobre las exageraciones
extravagantes de más de un entusiasta.
La
auto-abnegación es posible sólo para quienes han aprendido a conocerse a sí
mismos, y estos seres no confundirán jamás el eco de la voz interna, del deseo
y de la pasión egoístas, con la voz de la inspiración divina o una invocación
de su Maestro.
Tampoco
el chelado es compatible con la sensibilidad mediúmnica y sus alucinaciones, y
por lo tanto todos los sensitivos que hasta la fecha han forzado su camino
hacia el discipulado, por lo general se han convertido en estrafalarios y a la
larga han puesto en ridículo a la Sociedad Teosófica. Y después de la
publicación del “Idolo Caído”, más de una de tales exhibiciones se detuvo.
Quizá “La imagen parlante de Urur” ofrezca el mismo servicio o aun mejor.
Si
ciertos rasgos de las varias personas dramáticas colindan en algunos
particulares, con ciertos miembros que aun pertenecen a la Sociedad Teosófica;
otros caracteres (los más exitosos) se parecen más bien a ciertos ex-miembros;
fanáticos del pasado que se han vuelto enemigos viscerales actuales, pero que
siempre han sido tontos presuntuosos.
Además
el personaje “Puffer” que aparece en la sátira del Dr. Hartmann es una
fotografía polifacética y muy explícita. Puede ser la de varios miembros de la
Sociedad Teosófica, sin embargo se parece también a una víctima ilusionada de
otras falsas Sociedades Esotéricas y Ocultas.
LA
SOCIEDAD “ESOTÉRICA” GNKR
(En esta segunda
parte Blavatsky detalla sobre una organización fraudulenta que fue fundada por
dos embusteros llamados Hiram Butler y Eli Ohmart.)
Una
de estas organizaciones falsas acaba de brotar en los Estados Unidos en Boston,
y en estos momentos nuestros teósofos están desenmascarándola aprovechando que
todavía está a su nivel embrionario.
Esta
organización pretende estar en contacto con “adeptos solares”, y hemos hablado
de ella en nuestra editorial de enero. Sus dirigentes son charlatanes sin
vergüenza que buscan lucrarse comercializando con un falso esoterismo.
Ningún
acontecimiento podría reivindicar mejor la posición de nuestra revista que el
desenmascaramiento oportuno de los pseudo-adeptos, esos “Sabios de las Eras”
que se aprovechan del interés de la gente por lo misterioso y lo oculto.
Hicimos
bien en tratarlos como aconteció en el editorial mencionado. Fue el momento
propicio y afortunado para nosotros haber señalado a los cabecillas de esta
vergonzosa organización embustera y su comercialización de un falso conocimiento
esotérico, ya que comportándonos de esta manera hemos evitado a la Sociedad
Teosófica, un grande y nuevo peligro, es decir que charlatanes sin escrúpulos
se confundiesen con nosotros.
La
prensa americana ya los ha tildado de teósofos, puesto que sus publicaciones
pletóricas están llenas de términos filosóficos orientales y con ideas que ellos
han robado por completo de nosotros, sólo para distorsionarlas y aplicarlas
mal.
Algunos
periódicos (quizá por impertinencia o por una verdadera malicia) han titulado
sus artículos sensacionalistas de esta manera: “Los Teósofos Pícaros”, “Los Teósofos
Pantognomósticos”, etc., etc.
Pero
esto es falso ya que el editor de la revista Esoteric jamás ha sido un miembro de la Sociedad Teosófica. Ese
individuo que se hace llamar “Adhy-Apaka” o sea: el Ethnomedon y el Enphoron
helénico o mejor dicho: greco- tibetano, Ens-movens Om mane padmi Aum”, fue
nuestro enemigo desde el principio de su carrera.
Como
él mismo dijo sin pudor a un reportero: “los teósofos me detestan por mis ¡numerosas virtudes!” Ni siquiera el
Sabio “se ha doblado bajo el peso de los siglos”, y un tal Vidya-Nyaika dijo
que lo representaba una persona llamada Eli Ohmart, el cual tampoco tiene
ningún nexo con la Sociedad Teosófica.
Esos
dos embusteros, análogamente a dos arañas astutas venenosas, tejieron su amplia
telaraña atrapando en ella a muchas personas. Pero gracias a la energía de
algunos de nuestros miembros de Boston, actualmente los dos horrendos profanadores
de la filosofía oriental han sido desenmascarados.
Anoche,
Hiram Erastus Butler, el “filósofo esotérico” que vive en el 478 Shawmut avenue
le respondió a un reportero del periódico
El Boston Globe:
-
“Si no se arresta a nadie, seguiré con el
trabajo; pero si causan problemas, me quedaré encarando las circunstancias.”
Y
él expresó esto con un profundo cinismo, como si hiciese una simple observación
casual acerca del clima.
Y
el reportero en su artículo añadió:
“Esto
es el trasfondo de un relato largo, complicado, embrollado, extraño, místico,
científico e histérico, un relato de amor e intriga, de aventuras, de
supuestas, y en cierta medida, de estafas admitidas, de acusaciones de una
inmoralidad horrible e indescriptible, de comunión con los espíritus encarnados
y desencarnados, y especialmente de dinero.
En
resumen, una historia que te cansaría la cabeza y desmayaría tu corazón si
intentaras seguir todos sus laberínticos detalles y contar los engranajes de
sus ruedas dentro de más ruedas. Una historia que posiblemente encuentre su
secuela en los tribunales donde el juez, el jurado y el abogado tendrán la
oportunidad de machacar sus cerebros sobre casi todos los misterios del
universo conocido."
Estos
son los personajes acerca de los cuales, ciertos teósofos tímidos, los que concitaron
contra la publicación de “La imagen parlante de Urur”, nos aconsejaron que los
dejáramos en paz. Pero no lo haremos, y si no fuese por una reluctancia a
exponer hasta las cosas y las acciones personales, nuestro editorial hubiera
sido más explícito.
Muy
lejos de nosotros está el deseo de “atacar” o “denunciar” aun a nuestros
enemigos, mientras que sólo nos perjudican a nosotros. Pero en este caso todo
el cuerpo teosófico (que ya es el blanco de malignidades, contrastes y
persecuciones en muchas partes) estaba en peligro y su destino era incierto
debido a esa impertinente especulación pseudo-esotérica con la que nos habían
asociado.
Por
lo tanto no es un verdadero Teósofo aquél que sostiene, en presencia del
escándalo de Boston, que no actuamos correctamente cuando desgarramos la
máscara mojigata de la misericordia hipócrita y de la “Sabiduría de las Edades”
que cubría la cara escarnecedora de la inmoralidad más bestial y de la
insaciable codicia por el lucro y la impertinencia; impermeables al fuego, al
agua y a la policía.
Trasciende
todo entendimiento tratar de comprender cómo unas mentes, aun de inteligencia
ordinaria, puedan quedarse atrapadas en este tinglado tan transparente,
exhibido, públicamente, por estos dos embusteros: Adhy-Apaka y Vidya Nyaika,
que la prensa americana descubrió que en realidad eran: Hiram E. Butler y Eli
Ohmart.
Es
suficiente leer el folleto que esos dos individuos emitieron para notar a
primera vista que era simplemente una repetición más amplia, más explícita y
con un programa más largo de la ahora difunta organización “La Hermandad
Hermética de Luxor” que hace cuatro años solicitó el interés de las personas
“insatisfechas de los Mahatmas Teosóficos”.
Igualmente
aquí los panfletos de estos dos individuos titulados “El Llamado de lo
Invisible y lo Desconocido”, “Lo Interno de lo más Recóndito” y el mensaje a
“Los Despiertos”, están compuestos de doscientas páginas pletóricas de las insensateces
más descabelladas.
Pantognomos
y Ekphoron ofrecen enseñar a los incautos: “las leyes de Ens, Movens y Om” y
luego piden dinero. Vidya Nyaika y Ethnomedon se proponen iniciar a los ignorantes
en una “filosofía apriorística Sambudista (?) de Kapila” y ruegan que se les
entregue fuertes sumas de dinero a cambio de ello.
La
historia es tan vil que no nos gusta manchar nuestras páginas con sus detalles.
He aquí simplemente la moraleja de la fábula:
Desdeñaste la
sustancia y has aferrado la sombra
LA SOCIEDAD
TEOSÓFICA
(En esta tercera
parte Blavatsky explica las grandes diferencias que hay entre esas
organizaciones fraudulentas y la Sociedad Teosófica.)
Nuestra
organización ha estado frente al público por catorce años y sus tres objetivos
son:
1)
Infundir un poco más de sentimiento fraterno
mutuo en la humanidad.
2)
Investigar los misterios de la naturaleza
desde el aspecto espiritual y psíquico.
3)
Y rendir una justicia tardía a las
civilizaciones y a la sabiduría de las naciones orientales pre-cristianas.
Por
lo tanto, si no hizo todo el bien que una organización más adinerara hubiera
podido hacer, ciertamente tampoco ha sido la fuente de ningún mal, ya que ha
atraído sólo a quienes no han encontrado respuesta, en ningún otro sitio, a sus
perplejidades.
Ha
atraído la atención de aquellos que se encontraban perdidos en los enigmas
psíquicos del espiritismo y de aquellos que no lograban soportar la lóbrega
atmósfera del escepticismo moderno, pero que buscando en vano la luz de los
misterios insondables enseñados por la teología de las mil y una sectas
cristianas, habían abandonado toda esperanza para solucionar cualquier problema
de la vida.
Durante
los primeros dos años de existencia de la Sociedad Teosófica no se cobraba nada
por ser miembro; después, cuando la correspondencia y los gastos de envío
llegaron a centenares de esterlinas por año, los nuevos miembros debían pagar
una esterlina por su diploma.
Y
a menos que las personas quisieran apoyar la organización de su propia voluntad,
ellas podían permanecer como miembros toda su vida sin que se le pidiera un solo
centavo. Dos tercios de nuestros miembros así han estado y nunca se les ha
pedido que contribuyan con algo. Los que han sostenido la causa han sido desde
el principio unos pocos Teósofos devotos que han laborado incondicionalmente y
sin esperar ninguna remuneración a cambio.
Sin
embargo no ha habido asociación más insultada y escarnecida que la Sociedad
Teosófica, y jamás se les ha endilgado a los miembros de ningún otro grupo, los
términos más desdeñosos con los cuales se han apodado a los miembros de la
Sociedad Teosófica desde el principio.
La
Sociedad Teosófica nació en América, y por ende se la consideró fríamente y con
sospecha en Inglaterra. Se nos tildó de tontos, pícaros y estafadores, antes de
que la nefasta interferencia de la Sociedad para la Búsqueda Psíquica (la SPR) tratara
de construir su reputación atacando a la Teosofía. Sin embargo sus tentativas
fracasaron, pero aún así nuestros enemigos prevalecieron.
Y
a fuerza de calumnias e invenciones, ellos han logrado colocar ante el público
(el cual siempre está sediento de escándalos y de sensacionalismo) simples
conjeturas como si fueran hechos irrefutables y comprobados.
Fue
al público americano al primero a quien se le comunicó, por medio de la
Sociedad Teosófica, sobre la existencia real de los Adeptos orientales en las
Ciencias Ocultas. Y fue la prensa americana la que ha atacado con más
vehemencia a la Teosofía y el público americano ha sido el más dispuesto a
beber y a burlarse de las calumnias inmerecidas dirigidas contra los fundadores
de la Sociedad Teosófica.
Tanto
los ingleses como los americanos desdeñaron y escarnecieron la idea de los
Mahatmas; mientras que aparte de unas pocas excepciones, hasta los espiritistas
y los místicos, que habrían debido tener más discernimiento, no quisieron verse
involucrados con los Maestros de Sabiduría, ya que según ellos, los Maestros
eran “una invención de los Teósofos”, para ellos todo era una simple “ilusión”
ya que estos Maestros se parecían demasiado a los hombres reales.
A
ningún miembro se le pidió que los aceptara a menos que quisiese hacerlo por su
propia decisión, y jamás se pretendió que fueran algo sobrenatural, excepto
quizá en los casos de imaginación excesivamente ardiente de los creyentes
ciegos. Además estos Maestros dieron y a menudo ayudaron con dinero a los teósofos
pobres, sin pedir jamás algo a los ricos. Ellos nunca pretendieron ser dioses,
ni espíritus, ni gratificaron las efusiones y las creencias sentimentales de
las personas.
[Y
por eso a la gente no les gustó, ya que ellos no ofrecen ni riquezas ni
placeres, sino solo un camino duro y arduo que lleva hacia lo divino.]
Y
es por esa razón que los americanos ingenuos recibieron con mucho ánimo lo que
su fantasía anhelaba: el ideal que ellos se hacían de un adepto y de un mago. Un
“budista-brahmino” que apela a Jehová y habla del Cristo y del ciclo mesiánico,
y los bendijera al mismo tiempo con un amen y con un “om mane padme hum”, y al
mismo tiempo que los alaga, los aligera también de 40 mil dólares antes de que
lo hayan adorado por un mes.
LA
IGNORANCIA NO ES DEL TODO UNA BENDICIÓN
(En esta cuarta parte
Blavatsky sostiene que, contrario a lo que afirma el dicho popular, la
ignorancia no es una bendición sino que por el contrario perjudica, y sobre
todo en asuntos de esoterismo.)
Es
cierto decir que la gama de individuos que se revelan a las doctrinas es
copiosa y que un “infiel” difiere del otro, así como un perro danés para la
caza del jabalí se distingue de un perro mestizo de la calle.
Pero
en la religión una persona puede ser la infiel más heterodoxa con respecto a
los dogmas ortodoxos. Y sin embargo, si se proclama enfáticamente cristiana,
algunos considerarán esa heterodoxia simplemente como “el tipo exaltado que se
eleva sobre todas las formas humanas”, aun cuando llega al punto de decir que
“la religión contra la que se revela es una impostura.
Un
“cristiano” de tal género puede, como lo hizo el difunto Laurence Oliphant,
ventilar una teoría muy sorprendente. Puede afirmar como él lo pretendió:
“Que
de vez en cuando la Influencia Divina emana a sí misma, por así decirlo, en
personas descomunales. Sakyamouni fue un ejemplo; Cristo otro; incluyo, en esta
categoría, al señor Lake Harris es el nuevo avatar.”
Y
a pesar de ello aun sigue siendo un cristiano “muy digno” a los ojos de la
“Buena Sociedad.” Pero en cambio si un “infiel” de la Sociedad Teosófica dijera
lo mismo (omitiendo lo absurdo de englobar en la lista de los Avatares al
americano Lake Harris), entonces ningún insulto con que el clero y los
periódicos rastreros lo cubrirán, será considerado demasiado fuerte.
Esto
pertenece justamente, a las paradojas de la Era; aunque la idea de los Avatares
tiene un gran nexo con el Karma y el renacimiento y esta creencia en la
reencarnación no tiene nada que pueda militar contra las enseñanzas de Cristo.
Además afirmamos que el gran Adepto nazareno la enseñó claramente, como lo hizo
Pablo, los sinópticos y casi todos los primeros padres de la iglesia, y
omitiendo pocas excepciones la aceptaron; mientras, en realidad, algunos
enseñaron la doctrina.
No puedes servir a
dos amos a la vez
Entre
lo sublime y lo ridículo sólo hay un paso y el Karma actúa a lo largo de toda
línea, sobre las naciones y los seres humanos. El Mikado japonés está
tambaleándose hacia su fin por haber jugado un lapso demasiado largo al
escondite con sus adoradores.
Centenares
de americanos ingenuos han sido engañados por no creer en las verdades y
prestar un oído excesivamente crédulo a mentiras intrépidas.
(Revista Lucifer, marzo de 1889, p.1-12,
extractos)
OBSERVACIONES
Si bien estoy completamente de acuerdo que hay que luchar
contra los charlatanes para evitar que las personas interesadas en el
esoterismo se dejen embaucar por esos estafadores.
En cambio la manera como lo hizo Blavatsky no me
parece la más adecuada, ya que concuerdo con el periodista que dijo que una sátira
puede confundir a las personas que no están muy versadas en el tema, y más si Blavatsky
omite el último capítulo de esa novela que es indispensable
para una correcta comprensión de toda la historia.
Pero así era Blavatsky, impulsiva, provocativa
y no sabía estructurar bien sus estrategias; como lo demuestra el hecho de que
ella haya llamado a su revista “Lucifer” para reivindicar a la antigua deidad
que trajo la luz del conocimiento a la humanidad, pero que la inmensa mayoría
del público lo interpretó como una muestra de que ella era una satanista.
Y desafortunadamente la falta de brío por parte de
los teósofos en denunciar a los embusteros provocó que después del fallecimiento
de Blavatsky surgieran muchos charlatanes pseudo-teosóficos que invadieron prácticamente
todo el mundo esotérico occidental, y entre ellos están: Charles Leadbeater, Rudolf
Steiner, Max Heindel, Alice Bailey, Guy Ballard, Elizabeth Prophet, los metafísicos, etc.
Y es por eso que la gente que no sabe sobre este tema
dice que Blavatsky fue la madre de la Nueva Era, pero eso es falso ya que como ustedes
mismos lo pueden constatar, ella lucho contra los embusteros, solo que sus alumnos
ya no tuvieron el mismo ímpetu y eso causó que crecieran numerosas
organizaciones fraudulentas que desde entonces opacan y estrangulan a la
verdadera enseñanza teosófica.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario