Mohini Mohun Chatterjee fue un discípulo en probación del
Maestro Kuthumi y también fue uno de los miembros hindúes más destacados de la
Sociedad Teosófica en sus inicios.
(Los que quieran
saber más sobre Mohini, les recomiendo que lean este capítulo: link) luego lo pondré.
En 1882, él
escribió un artículo en donde narraba la historia que
escuchó por parte de un comerciante tibetano y posteriormente por parte de un joven
sacerdote hindú, quienes aseguraron haber visto en persona al Maestro Kuthumi.
Y el artículo de Mohini se publicó
en 1883 en la revista Theosophist
(que es la revista oficial de la Sociedad Teosófica de Adyar) con el titulo:
¿EXISTEN LOS HERMANOS
HIMALÁYICOS?
« “Pidan y se les dará, toquen y se les abrirá”
– ésta es una alusión textual de la postura de aquellos que buscan intensamente
saber acerca de la existencia de los Maestros Himaláyicos, debido a que no
conozco a nadie que haya emprendido esta búsqueda de manera correcta y seria, y
que no haya sido recompensado por su esfuerzo, con conocimiento y certeza.
Pero
a pesar de todo esto, hay mucha gente que prefiere criticar y hacer
observaciones capciosas, en vez de tomarse la molestia de investigar por ellos
mismos.
Los
europeos, al igual que una porción de nuestros conciudadanos orientales, y
sobretodo los graduados de nuestras universidades demasiado occidentalizadas,
ven con creciente incredulidad y desconfianza (por no mencionar otras palabras más
duras) la existencia de los Mahatmas.
La
posición de los Occidentales es fácil de entender, dado que estas cosas están
muy lejos de sus creencias, y ellos consideran que su autosuficiencia
intelectual es tan grande, que ellos son impermeables a estas nuevas ideas.
Pero
es mucho más difícil concebir por qué la gente de este país [la India] que
nació y creció dentro de una atmósfera impregnada con la tradición de estas
cosas, muestre tal escepticismo, ya que hubiese sido más natural para ellos
aceptar tales pruebas como las que ahora estoy poniendo frente al público, con
la misma satisfacción que siente un astrónomo cuando es descubierta una
estrella, y cuya ubicación él había calculado.
Yo
mismo era un completo incrédulo hace sólo dos años. En primer lugar, nunca
había presenciado ningún fenómeno oculto, ni tampoco había encontrado a alguien
que lo hubiese presenciado en ese pequeño círculo de nuestros compatriotas quienes
me enseñaron a tener cierto respeto, me refiero a “las clases educadas”.
Fue
solamente en el mes de octubre de 1882, cuando realmente dediqué tiempo y
atención a este tema, y que llegué al total convencimiento de la existencia de
estos Maestros, y de la cual ya no puedo dudar, como tampoco puedo dudar de mi
propia existencia.
Ahora
sé que realmente existen, pero por largo tiempo las pruebas que había recibido
no fueron de carácter objetivo. Y muchas cosas que para mí fueron pruebas
satisfactorias, no lo serían para el lector. Pero además no tengo el permiso de
hablar sobre la evidencia irrecusable que ahora dispongo. Por lo tanto tengo
que hacer lo mejor que pueda con lo poco que me es permitido dar.
Y
en este capítulo voy a presentarles aquella evidencia que puede ser provechosa para la gran mayoría y que puede dejar satisfecho a todo aquél que
sea capaz de valorar su fuerza probatoria.
~ * ~
La
evidencia que ahora presento, la recabé durante los meses de octubre y
noviembre de 1882, y en ese tiempo esa evidencia fue puesta a la consideración
de algunos miembros prominentes de la Sociedad Teosófica, como lo es el Sr.
Sinnett y otros.
Pero
como en ese entonces estaba listo para publicarse el relato de la entrevista
que tuvo el Hermano Ramaswamier con el Maestro Morya cerca de la ciudad de Sikkim
(ver link), en opinión del Sr.
Sinnett, no era necesario traer a la luz el presente artículo.
Sin
embargo, dado que desde entonces algunos individuos han intentado minimizar el
efecto de la evidencia del Sr. Ramaswamier, colgándole el más absurdo epíteto
de “alucinaciones de un archivista medio congelado”; pienso que algo se puede
ganar con la publicación de otros testimonios perfectamente independientes, y
quizás de igual valor, si no es que mayor, aunque de un carácter totalmente
diferente.
Con
estas palabras de explicación acerca del retraso en su publicación, dejo este
artículo a la crítica de nuestros escépticos amigos. Que ellos lo consideren
calmadamente, y den su veredicto acerca del testimonio dado por un comerciante
tibetano en la ciudad de Darjiling, y apoyado y reforzado por el testimonio
independiente que dio un joven Brahmachari [un sacerdote hindú] en la ciudad de
Dehradun.
Y
debo señalar que las personas que estuvieron presentes cuando se tomaron los
informes de estos dos testigos, todas ellas ocupan posiciones muy respetables
en la sociedad, e incluso algunas de ellas poseen posiciones de primera línea en la
sociedad hindú, y varias de ellas no tienen ninguna conexión con el Movimiento
Teosófico, sino que por el contrario, ellas son bastante hostiles a él.
Y
no está de más repetir que en aquellos días, yo mismo era bastante escéptico y
fue solamente desde que comencé a recabar la siguiente evidencia y que recibí
más de una prueba sobre la existencia real de mi venerable maestro, el Mahatma
Kuthumi, y cuya presencia se hizo evidente para mí en diferentes formas (y esto
totalmente independiente de la Sra. Blavatsky, del Coronel Olcott, o de cualquier
otro discípulo de ellos los Maestros), fue que llegué a abandonar la insensatez de dudar de su
existencia.
Ahora
ya no creo más porque yo SÉ; y
sabiendo, puedo ayudar a otros a obtener el mismo conocimiento.
TESTIMONIO DE UN
COMERCIANTE TIBETANO
Durante
mi visita a la ciudad India de Darjiling [la cual es la ciudad a donde hay que
llegar para poder ir al Tíbet por la parte septentrional oriental de la India],
yo viví en una casa con varios teósofos, y todos ellos eran tan ardientes
candidatos al Chelado [el discipulado]
como yo mismo lo era, y la mayoría de ellos también estaban tan dudosos
respecto a los Maestros Himaláyicos como yo mismo lo estaba en ese tiempo.
Durante
mi estancia en Darjiling me encontré con varias personas que afirmaban ser discípulos
de los Hermanos Himaláyicos, y que ellos los habían visto y habían vivido con
ellos durante varios años y se reían de nuestra perplejidad al ver nuestras
caras.
Uno
de ellos nos mostró un retrato admirablemente bien ejecutado de un hombre que
parecía ser una persona eminentemente santa y me dijo que era la imagen del Maestro
Kuthumi (y quien ahora es mi venerable maestro) y a quien está dedicado el
libro “El Mundo Oculto” escrito por
el Sr. Sinnett.
Unos
días después de mi llegada, un comerciante tibetano llamado Sundook llegó accidentalmente
a nuestra casa para vender sus cosas. Sundook era muy conocido desde ya varios
años en Darjiling y en sus alrededores, como un comerciante itinerante que
vendía baratijas tibetanas y que visitaba la India todos los años en el
ejercicio de su profesión.
Él
vino a la casa varias veces durante nuestra estancia allí, y por su sencillez,
porte digno y buenos modales, él nos pareció ser todo un caballero de la
propia Naturaleza.
Nadie
pudo hallar en él ningún rasgo de carácter, incluso remotamente similar al de los
salvajes incivilizados, tal como los europeos consideran que son los tibetanos.
Sino por el contrario, el Sr. Sundook podría muy bien haber pasado por un
entrenado cortesano, salvo que él era demasiado bueno para interpretar un papel tan vano.
Él
vino a la casa mientras que yo estaba allí, y en la primera ocasión, él vino
acompañado con un joven gurkha [un joven originario
de Gurkha que es un pueblo del Nepal] y cuyo nombre era Sundar Lall, y quien trabajaba
en el periódico Darjiling News.
Y
el Sr. Sundook lo trajo para que le sirviera de intérprete con nosotros, pero
pronto descubrimos que el dialecto peculiar de Hindi que hablaba el Sr. Sundook
era comprensible para algunos de nosotros sin necesidad de un intérprete, por
lo que no necesitamos más de los servicios del joven Sundar Lall en las
subsecuentes ocasiones.
El
primer día le hicimos algunas preguntas generales al Sr. Sundook acerca del
Tíbet y los Gelugpas, tradición a la cual dijo pertenecer [es una escuela
budista conocida también como “el linaje de los gorros amarillos”], y sus
respuestas corroboraron las afirmaciones que habían hecho estudiosos del Budismo
como Bogle, Turnour y otros viajeros.
El
segundo día le preguntamos al Sr. Sundook si había oído hablar de algunas
personas en el Tíbet que poseyeran poderes extraordinarios, aparte de los Lamas
superiores. Y él dijo que sí existían tales hombres y que no eran Lamas
ordinarios, sino más elevados que ellos, y que generalmente vivían en las
montañas más allá de Tchigatze [ciudad del Tíbet] y también cerca de la ciudad
de Lhassa [capital del Tíbet].
Estos
hombres, dijo, producen muchos y muy extraordinarios fenómenos o “milagros”, y
alguno de su discípulos ó “lotoos” (como
son llamados en el Tíbet), curan a los enfermos dándoles de comer el arroz que
ellos extraen de la cáscara al momento que lo machacan con sus propias manos,
etc.
Entonces
uno de nosotros tuvo una grandiosa idea, y sin decir una sola palabra, le
mostró al Sr. Sundook el retrato del Maestro Kuthumi.
Él
lo miró, y luego de unos segundos, al reconocerlo súbitamente le hizo una
profunda reverencia al retrato, y dijo que era la imagen de un Mahatma que él
había visto.
Entonces
resueltamente comenzó a describir la ropa del Mahatma y sus brazos desnudos, y
luego concordando la acción con la palabra, el Sr. Sundook se quitó su manto exterior y descubriendo
sus brazos hasta los hombros, hizo que se pareciera mucho a la figura del
retrato, en lo que respecta al arreglo del traje.
Él
Dijo que había visto a este Mahatma acompañado por un numeroso grupo de gylungs [aprendices de Lamas] aproximadamente
por la misma época del año pasado (o sea a inicios de octubre de 1881) en
un lugar llamado Giansi, a dos días de viaje al sur de Tchigatze, a donde el Sr. Sundook
había ido a hacer compras para su comercio.
Y
al preguntarle el nombre del Mahatma, él dijo para nuestra inmensa sorpresa
que:
-
“A ellos se les llama Kuthum-pa”
Y
al preguntarle qué quería decir con “ellos”, y si se refería a un hombre o a muchos,
él contestó que los Kuthum-pa eran muchos, pero que sólo había un hombre con
ese nombre y que era el jefe de ellos, ya que en la tradición tibetana, a los
discípulos se les nombraba con el nombre de su Maestro.
Y
dado que el nombre de éste último era Kut-hum, entonces el de sus discípulos era “Kut-hum-pa”.
Posteriormente
consultando un diccionario tibetano, pudimos esclarecer la explicación que él nos
dio, ya que allí encontramos que la palabra “pa” significa «hombre», y así por ejemplo un “Bod-pa” es un hombre de Bod
(o sea del Tíbet). Y de manera similar, la palabra “Kuthum-pa” quiere decir hombre o discípulo de Kuthum [de Kuthumi].
Y
el Sr. Sundook también nos contó que en Giansi, el mercader más rico del lugar
fue a ver al Mahatma quien se había detenido a descansar en medio de un gran
campo, y el mercader le pidió que lo bendijera yendo a su casa. Pero el Mahatma
le contestó que ahí estaba mejor en el campo, pues de ahí su bendición abarcaba
a todo el mundo, y no a un hombre en particular.
La
gente (y entre ellas nuestro amigo Sundook) llevaron sus ofrendas al Mahatma,
pero él les indicó que las distribuyeran entre los pobres. Y Sundook fue
exhortado por el Mahatma para que ejerciera su comercio de tal manera que no
perjudicara a nadie, advirtiéndole que esa era la única forma correcta de
prosperar.
Al
decirle al Sr. Sundook que algunas personas en la India se negaban a creer que existiesen
semejantes hombres extraordinarios como son los “Hermanos Mayores” que viven en el Tíbet,
el Sr. Sundook se ofreció a llevar a cualquiera que quisiera acompañarlo a ese
país, para que ese acompañante fuera también un testigo y nos convenciera a través de su
testimonio sobre la autenticidad de la existencia de los Maestros Himaláyicos.
Y
el Sr. Sundook comentó que si no hubiera hombres así en el Tíbet, entonces le gustaría
saber dónde más se les podría encontrar. Y al sugerirle que algunas
personas se negaban absolutamente a creer que existían hombres así, él se enojó
mucho.
Entonces
arremangándose las mangas de su túnica, el Sr. Sundook mostró su brazo
musculoso y aseguró que pelearía contra cualquier hombre que sugiriera que él
había dicho otra cosa que no fuera la verdad.
Y
por último, al mostrarle un peculiar rosario de cuentas que pertenece a la
Señora Blavatsky, el Sr. Sundook nos dijo que un objeto así sólo podía obtenerse
por aquéllos a quienes el Teshu Lama se los hubiera obsequiado, y que no podían
conseguirse en otra parte por ninguna cantidad de dinero.
Entonces
el Chela que estaba con nosotros se puso su túnica sin mangas y le preguntó al
Sr. Sundook si reconocía su vocación por la ropa que usaba, y el Sr. Sundook le
contestó al Chela que él era un Gylung, y luego haciéndole una reverencia tomaron
todo el asunto como una cosa natural.
Los
testigos en este caso fueron: Babu Nobin Krishna Bannerji, Magistrado Comisionado,
Berhampore, M.R. Ry. Ramaswamiyer Avergal, Registrador de Distrito, Madura
(Madrás), el caballero Gurkha ya antes mencionado, y toda la familia del
caballero citado al principio, y el escritor.
TESTIMONIO DE UN
BRAHMACHARI BENGALÍ
Ahora
bien, en cuanto al otro fragmento de evidencia corroborativa, esta vez llegó a
mi posesión de una manera puramente accidental. Resulta que un joven Brahmachari
Bengalí acababa de regresar del Tíbet apenas un poco antes de conocerlo, y en
esos momentos residía en la ciudad de Dehradun, situada en las provincias
noroccidentales de la India, en la casa de mi abuelo político, el venerado Babu
Devendra Nath Tagore de la Brahmo Samaj.
Devendra Nath Tagore fue
un famoso
filósofo hindú y reformador espiritual.
Y
el joven Brahmachari dentro de la conversación y muy inesperadamente, compartió
en presencia de varios testigos muy respetables, el siguiente relato:
En
el día 15 del mes Bengalí de Asar del pasado año de 1882, y siendo el doceavo
día de la luna creciente, él se encontró con varios tibetanos, llamados Kuthum-pas, y con su gurú en un campo cerca
de Taklakhal
(Burang),
que es un lugar que se encuentra alrededor de un día de viaje del Lago de Manasarovar.
El
Maestro y la mayoría de sus discípulos, a quienes se les conoce como gylungs, vestían
túnicas sin mangas encima de su ropa interior roja. Y el rostro del Maestro era
muy claro, y su cabello no lo tenía separado por una raya, sino que estaba peinado
hacia atrás y caía hasta sus hombros.
Cuando
el Brahmachari vio por primera vez al Mahatma, él estaba leyendo un libro, y
uno de los gylungs le informó al Brahmachari que el libro que estaba leyendo era el Rig Veda [que es un texto sagrado hindú].
El
Maestro lo saludó y le preguntó de dónde venía, y al descubrir que el Brahmachari
no tenía nada qué comer, el Maestro ordenó que se le diera una escudilla de
cereales (sattu) y té.
Y
como el Brahmachari no podía conseguir fuego para cocinar la comida, el Maestro
pidió que le dieran un terrón de boñiga, que él mismo encendió simplemente soplando
sobre él, y se lo dio al Brahmachari.
Este
es un tipo de combustible que se utiliza frecuentemente tanto en el Tíbet como en
la India, y el Brahmachari nos aseguró que frecuentemente él había sido testigo
del mismo fenómeno, producido por otro gurú o chohan (como son llamados estos Maestros en
el Tíbet), en Gauri, que es un lugar aproximadamente a un día de camino de la cueva de
Tarchin, en el lado norte del Monte Kailas.
(Y
esta proeza de poder encender algo con simplemente soplar hacia eso, los humanos
pueden lograrlo cuando aprenden a controlar a los espíritus de los elementos, y
en particular a las salamandras que son los espíritus que manejan el fuego.)
Y
el Brahmachari nos contó también que el pastor de un rebaño que padecía de
fiebre reumática vino a ver al maestro, y este le dio unos cuantos granos de
arroz que había machacado de su cáscara, y que el Maestro tenía en su mano, y
el hombre se curó inmediatamente.
Y
antes despedirse de los Kuthum-pas y de su jefe, el Brahmachari averiguó que ellos
iban a asistir a un festival que tendría lugar a las orillas del Lago Manasarovar,
y que de allí pensaban seguir a las montañas del Kailas.
El
testimonio anterior fue repetido en varias ocasiones por el Brahmachari en
presencia (entre otros) del Babu Dwijender Nath Tagore de Jorasanko, Calcuta; Babu Cally Mohan Ghose del
Levantamiento Trigonométrico de la India, Dehradun; Babu Cally Cumar Chatterij
del mismo lugar; Babu Gopi Mohan Ghosh de Dacca; Babu Priya Nath Sastri, empleado
a Babu Devender Nath Tagore, y yo el quien escribe este artículo.
Pongo el mapa con las
diferentes ciudades y regiones que se mencionaron en los dos testimonios para
que tengan una visión más clara de los eventos.
El Lago Manasarovar
con el Monte Kailas al fondo
CONCLUSIÓN
Los
comentarios a continuación parecerían casi superfluos, pues los hechos pueden
muy bien hablar por sí mismos ante un jurado inteligente. Pero la aversión de las
personas por agrandar su campo de experiencia no conoce límites, al igual que
las deliberadas mentiras por parte de las personas maliciosas. Por lo que me
parece importante añadir unas reflexiones más antes de terminar con este
artículo.
La
naturaleza de la evidencia aquí presentada es de un carácter excepcional, ya
que ambos testigos fueron encontrados de manera absolutamente accidental.
Y aún
si aceptáramos (lo cual ciertamente no hacemos como una concesión circunstancial)
que el comerciante tibetano, el Sr. Sundook, hubiera sido entrevistado por alguna
persona interesada, e inducido a decir mentiras. En el caso del Brahmachari no
encontramos un motivo para que hubiera hecho eso, ya que él pertenece a un grupo
religioso destacado por su veracidad, y el Brahmachari no tenía ninguna idea
acerca del interés que yo podía tener sobre esos eventos.
¿Cómo entonces podría
haber hecho el Brahmachari para encajar su relato exactamente con las declaraciones
que había hecho el comerciante tibetano que encontré al otro lado del país?
Las
personas incultas son indudablemente responsables de engañarse a sí mismas de muchas
maneras, porque estas declaraciones sólo se refieren a hechos sin relación que
quedaron al alcance de los ojos y oídos del narrador, y no tienen nada que ver
con su juicio u opinión.
Así
pues, cuando la declaración del comerciante tibetano en Darjiling es
confrontada con la del Brahmachari en Dehradun, no queda espacio para dudar
acerca de la veracidad de ambos.
Se
puede mencionar aquí que el informe que dio el Brahmachari no fue el resultado
de una serie de preguntas, sino que formó parte de un relato que voluntariamente
él mencionó de sus viajes que tuvo durante ese año, y que él desconoce casi por
completo el idioma Inglés, y que hasta donde yo sé, jamás había oído hablar acerca
de la Teosofía.
Ahora
bien, si alguien se rehúsa a aceptar los testimonios mutuamente coincidentes
aunque independientes del comerciante tibetano en Darjiling y del Brahmachari
en Dehradun, con el pretexto de que sustentan una realidad de hechos que no
caen dentro del dominio de nuestra experiencia ordinaria, todo lo que puedo decir
al respecto es que ese pretexto es una insensatez.
Por
otra parte, está establecido de la manera más firme, y sobre la evidencia de
varios de sus discípulos, de que el Maestro Kuthumi es una persona viva como
cualquiera de nosotros, y que además fue visto por dos personas en dos
diferentes ocasiones.
Espero
que esto deje contestadas de una vez por todas las dudas de aquéllos que creyendo
en la autenticidad de los fenómenos ocultos, pero los rebajan como si fuesen el
puro resultado de “fantasmas”.
Y
también algunos detractores pueden alegar que durante la estancia del
comerciante en Darjiling, la Señora Blavatsky también estaba allí, y ella pudo haberlo
sobornado para que dijera lo que dijo. Pero no se puede dar lugar a cosa
semejante en el caso del Brahmachari en Dehradun, ya que él no conocía ni al
comerciante ni a la Señora Blavatsky, y jamás había oído hablar del Coronel
Olcott.
El
Brahmachari acababa de regresar de su prolongado viaje y no tenía ni idea de
que yo era un miembro de la Sociedad Teosófica, por lo que su testimonio fue absolutamente
casual.
Y
por último, para aquellos que admiten que los Mahatmas sí existen, pero que
consideran que no había ninguna prueba de su conexión con la Sociedad Teosófica,
ellos se alegrarán al recapacitar que a
priori no hay ningún impedimento para que esas grandes almas muestren
interés por una Organización tan benévola como la nuestra. Por lo tanto, es un
insulto improcedente para varios hombres y mujeres que se han sacrificado a sí mismos,
rechazar su testimonio sin una audiencia justa e imparcial.
Dejé
intencionalmente de lado todas las pruebas que ya han sido publicadas, debido a
que cada conjunto de pruebas es concluyente por sí mismo, y el efecto
acumulativo de todas ellas es simplemente inapelable. »
(Theosophist, diciembre de 1883, vol. V, p.83-85)
Al
igual que sucedió con otros discípulos, Mohini M. Chatterji recibió cartas por
parte de su Maestro, y varias de ellas fueron posteriormente recopiladas y
publicadas en un libro titulado: “Cartas
de los Maestros de Sabiduría”, 2da serie,
Ed.TPH, 1926.
Y
es interesante constatar que en una de ellas, el Maestro Kuthumi le escribió lo
siguiente:
« Mi
estimado muchacho,
Quiero
que escribas un relato para la revista Theosophist
de lo que dijo el comerciante tibetano y el Brahmachari. Hazlo tan
detalladamente como puedas y pon todos los testigos que hubo en Darjiling y en Dehradun.
Pero
tengo que corregirte un detalle en la información que te dieron, y es que el
nombre se escribe Kuthumpa (discípulos
de Kuthumi) aunque se pronuncie “Kethumba”. »
(Carta
N°59)
Y
esta carta está fechada de noviembre de 1882 y vemos que fue el Maestro Kuthumi
quien le pidió a su discípulo que elaborara ese artículo para difundir más
pruebas a la gente sobre su existencia.
Y
es que por razones ocultas, cuando los humanos alcanzan cierta iniciación,
aunque ellos sigan viviendo en la Tierra, ellos ya no pueden vivir con la
demás gente y tienen que separarse del resto de la humanidad y ya no pueden
mostrarse públicamente ante los demás.
Y
es por eso que los Maestros Transhimaláyicos ya no pueden mostrase públicamente
para mostrar su existencia, y la excepción a esta regla son los Mesías (como lo
fue Jesús, Buda, etc.) quienes cíclicamente se muestran ante el publico para volver
a encender la llama espiritual en el mundo (cuando esta comienza a apagarse
demasiado).
Ahora
bien, algunos se preguntarán:
¿Cómo es que el Maestro
Kuthumi sabía lo que había escuchado su discípulo Mohini?
Y
la respuesta es porque los Maestros tienen sus facultades muy desarrolladas y
ellos pueden leer el cerebro de la gente y saber todo sobre esa persona: lo que
ha vivido, sentido, pensado, experimentado, etc.
Y
esto lo sé porque son varias las personas que han atestiguado haber presenciado
este fenómeno en su comunicación con los Maestros.
Por
ejemplo, el escritor ruso Vsevolod
Solovioff menciona que se le materializó una carta del Maestro Kuthumi dentro
de un libro que tenía en la mano y cuando se encontraba lejos de cualquier
gente, y en esa carta el Maestro le daba respuestas muy claras y precisas a las
preguntas que él había formulado anteriormente.
Otro ejemplo es el investigador Franz Hartmann quien señaló que él
recibió una carta del Maestro Morya en donde le mencionó sobre un asunto muy
personal que el Sr. Hartmann había tenido en San Francisco y el cual no se lo
había mencionado a nadie.
Y así hay más ejemplos.
ANEXOS
Por
las razones que explicó Mohini, su artículo se publicó mucho después, y entre
tiempo, un hindú quien también escuchó al
Bramachari narrar esa historia, le escribió a la Sociedad Teosófica para preguntar
a sus dirigentes si sabían algo al respecto.
Y la
carta de este hindú también se publicó en la misma edición en que se publicó el
artículo de Mohini, con el titulo:
LA EXISTENCIA DE LOS
MAHATMAS HIMALÁYICOS
Por Preo Nath Bannerjee
« Bareilly,
15 de noviembre de 1883.
El
pasado mes de mayo o junio, un joven Bramachari Bengalí pasó por esta estación
en su camino a la ciudad de Almora. Y durante su estancia aquí, él se hospedó
en la casa de un caballero de tierra adentro en donde lo encontré cuando fui a oír
sus discursos sobre la filosofía Vedanta y el Hinduismo en general.
Él
amablemente y posteriormente me visitó y luego, a nuestra petición, nos narró
ciertos incidentes de su peregrinación a la región de Manasarovar en el Tíbet.
Y
uno de ellos fue muy extraordinario ya que decía que durante su viaje de regreso de
Kailas, él se encontró a un grupo de Sadhus [hombres santos]. Ellos estaban descansando
en una pequeña tienda que habían armado para alojarse. Y él se dirigió a ellos para
solicitar algo de comida, debido a que no había tomado alimento durante los
últimos dos o tres días, excepto algunas hojas de árboles y pasto.
Vio
a un viejo Sadhu leyendo los Vedas y pensó que él sería el jefe, y al
preguntar el nombre de ese Sadhu, algunos le dijeron que su nombre era
Kauthumpa y otros Kauthumi.
El
Bramachari esperó a que este caballero hubiese terminado de leer y después de
intercambiar los saludos acostumbrados, el Sadhu ordenó a sus discípulos que
le dieran algo de comer a su invitado.
Un
discípulo trajo un trozo de boñiga que colocó frente a su Maestro, y este con
un soplido lo encendió.
El
Bramachari se quedó ahí por una o dos horas y durante ese intervalo vio a una o
dos personas que sufrían de alguna u otra enfermedad acudir con los Sadhus por
un tratamiento. Entonces el jefe les dio algo de arroz después de exhalar sobre
él, y los enfermos habiéndolo comido, se fueron curados.
¡Ah¡
Y olvidé decirles que el Bramachari estuvo en Manasarovar en 1882.
¿Debemos
entonces considerar que el Kauthumi o Kauthumpa que vio este Bramachari en ese
lugar cerca del Monte Kailas, es la misma persona que ahora es conocida como
Kuthumi y es uno de los Hermanos Himaláyicos?
Porque
si esto es así,
¡Entonces tenemos el
testimonio de una persona desinteresada que lo vio en su cuerpo vivo!
Y
me gustaría remarcarles que este Brahmachari nos dijo que nunca había escuchado
de la Teosofía o de los Hermanos Himaláyicos hasta que regresó a las planicies.
Él
es un joven de alrededor de 24 años de edad y solo conoce el ingles
imperfectamente. Es un chela (alumno) del Swami de Almora con quien está
estudiando sánscrito y lo volvimos a ver en Almora al final del pasado
mes de octubre.
Este
joven Brahmachari no es un Teósofo, y de hecho sus puntos de vista y los de su
gurú (que son marcadamente Vedánticos)
no corresponden con los de los Teósofos. Por lo que desde todo punto
de vista, él es un testigo desinteresado.
Él publicó
un relato de sus viajes en una revista de bengala llamada “Bjarati”, publicada en Calcuta y editada por Babu Dijendra Nath
Tagore, y creo que en esa revista, él da más detalles de su entrevista con ese Sadhu
al que lo llaman Kauthumpa, según él escuchó.
Y él nos
dijo también que vio a varias personas en y alrededor de Manasarovar que podían
encender el combustible con tan solo respirar sobre él (y probablemente hubo una
gran reunión de Sadhus debido a la Khumbuk
Mela que se efectuó ese año en esa región).
En
Manasarovar, él encontró a un Lama Mahatma, pero ahí había varios con ese nombre.
Por lo que por favor le solicito amablemente su opinión respecto a lo arriba
descrito. »
(Theosophist, diciembre de 1883, vol. V, p.98-99)
Y
abajo de esta carta, Blavatsky puso una nota editorial en donde esclareció este
asunto:
« Este
nuevo e inesperado testimonio llega en este momento, cuando estamos corrigiendo
las pruebas de la imprenta, sobre la evidencia que el hermano Mohini M.
Chatterji nos aportó sobre ese mismo Bramachari.
Mohini
nos dio su artículo hace 14 meses, pero siguiendo el consejo del Sr. Sinnett,
lo mantuvimos sin publicar hasta ahora. Y por lo tanto, evidentemente nuestros
hermanos de Bareilly no habían escuchado este primer relato que había
mencionado Mohini y que ahora publicamos.
Y
si esta carta no es un testimonio independiente y fuerte en nuestro favor,
entonces no sabemos que más pruebas podríamos presentar.
Porque
sea o no nuestro Mahatma Kuthumi, el “Khautumpa con aspecto de edad avanzada”
como el Bramachari llama al Maestro que él conoció, (aunque dudamos que haya sido el Maestro Kuthumi porque el
Maestro Kuthumi no tiene aspecto de viejo), en todo caso su testimonio muestra que
existen en el Tíbet hombres conocidos por el nombre de Khautumpa (que literalmente
significa los discípulos de Khautum) y que el nombre de su Maestro debe de ser por
lo tanto Kuthumi y que por lo tanto nosotros no inventamos ese nombre.
Muy
probablemente la persona que vio el Bramachari haya sido Ten-dub Ughien, que es
el Lama que le sigue en rango a nuestro Mahatma, y él es el jefe y guía de sus discípulos
cuando el Maestro Kuthumi se encuentra de viaje. Ten-dub Ughien es un hombre de
edad ya avanzada y es un gran “ratón de biblioteca” porque se la pasa todo el
tiempo leyendo.
Las polémicas que han tenido lugar en estas páginas hace
algunos meses atrás entre el venerable Swami de Almora y nuestro hermano T. Subba
Row, y durante las cuales el Swami cayó incluso en cólera contra nuestro editor inocente, son una buena garantía de que ni el respetado Sadhu de la Almora Hills o
su alumno probablemente nos corroboren, a menos que no puedan evitarlo.
Aún así, habría también la posibilidad de que el Brahmachari hubiera visto a una persona
completamente diferente, porque en el Tíbet hay muchos grupos espirituales, y
uno de esos grupos se llama “Kah-dám-pa”,
que es un nombre que se parece mucho al grupo del Maestro Kuthumi: “Kauthumpa”.
Y en ese grupo hay muchos Lamas y Adeptos muy eruditos,
pero ellos no forman parte de nuestros Mahatmas, quienes no pertenecen a ninguna
organización visible. »
(Theosophist, diciembre de 1883, vol. V, p.99)
Sin
embargo la carta que recibió Mohini por parte del Maestro Kuthumi y que les
mencioné más arriba, me hace suponer que lo más probable es que sí haya sido el
grupo de discípulos de Kuthumi con quien se encontró el joven Brahmachari
Y
ya para terminar con esta investigación, posteriormente el Brahmachari al
descubrir que su historia había sido publicada en la revista Theosophist, él envió una carta a la Sociedad Teosófica en donde
describía personalmente esa experiencia que él había tenido, y ese relato se
publicó en la edición de agosto de 1884, el cual lo pueden leer aquí.
Cada vez tengo mas fe en su existencia gracias a tu blog.
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ResponderBorrarperdón q comente pero se callo esta pagina y es una verdadera pena.
http://lagnosisdevelada.com
sabes q tenes publicado sobre el falsete maestruli saw , y por las dudas tenes copias de lo publicado? la gnosis es un negocio y no van a querer q aviven a los crédulos creyentes. bueno cid saludos!!! fuerzas para seguir y espero las publi... demostrando las burradas de saw
Si es una lastima y no tuve el tiempo de copiarla, pero yo seguiré señalando las mentiras que dijo ese charlatán para tratar que así menos gente se deje engatuzar por sus defensores.
BorrarHola Cid, gracias por todo te descubrí hace unos meses y no paro de leer tu blog y a pastor y creo que eres muy sabio. Mi pregunta es que opinas de Manly p hall. No vi nada publicado de el. Muchas gracias y te sigo aprendiendo.
ResponderBorrarPor el momento no he hablado de Manly P. Hall en el blog porque lo he estudiado muy poco para poder opinar seriamente sobre él, pero hasta ahorita lo poco que he leído de él me ha dado una buena impresión.
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ResponderBorrarParece que en el mudillo esotérico se encuentra de todo. Y entre el canal de youtube (teísta) y tu blog Cid, me quedo acá. Y te digo que los comentarios en su canal son tan pobres, sus definiciones de Demiurgo, Abraxas, Pléroma, etc. Se diferencia de lo que se encuentra habitualmente. Respeta tu trabajo de Blogger pero te critica algunas veces, para mi seria interesante saber tu respuesta a sus dichos.
TE 441: Antigua Teosofía vs Nueva Teosofía (Gnosis y Opinión).
https://youtu.be/MxZW-gX-Ljw
Puede ser que me cause confusión por eso las preguntas:
1.- Propone seguirse a si mismo, crear un propio sistema y seguir al cristo interno…es posible tal cosa??
2.- Y si la repuesta es NO…Es así como se cruza “la raya” y empiezas a creer que podes saber mas que antiguos autores reconocidos, y así demás cosas??
3.-Y es común encontrar personas que se creen tener sabiduría interna, solo revelada de manera individual??
4.- La revelación o inspiración interna es otra propuesta mas dentro del esoterismo que te lleva a ser iniciado??
Gracias por tanta entrega Cid y adelante!
1.- Propone seguirse a si mismo, crear un propio sistema y seguir al cristo interno…es posible tal cosa??
Borrar• En teoría es posible, pero en la práctica es muy difícil porque todavía no tenemos la capacidad de escuchar a nuestro dios interno.
2.- Y si la repuesta es NO…Es así como se cruza “la raya” y empiezas a creer que podes saber mas que antiguos autores reconocidos, y así demás cosas??
• Justamente uno de los problemas de seguir ese sendero de “auto-iluminación” es que en la inmensa mayoría de los casos, las personas no escuchan a su Maestro interno sino a sus propias elucubraciones y deseos.
3.-Y es común encontrar personas que se creen tener sabiduría interna, solo revelada de manera individual??
• Encuentras a muchos que pretenden serlo en mayor o menor medida, pero que en los hechos dejan mucho que desear con sus actos y conocimientos.
4.- La revelación o inspiración interna es otra propuesta mas dentro del esoterismo que te lleva a ser iniciado??
• Es una posibilidad, pero está muy difícil lograrla, y es por eso que existen los Maestros externos, para ayudar al humano hasta que este sea capaz de ser guiado por su Maestro interno.