LISTA DE CAPÍTULOS

BLAVATSKY SUFRIÓ MUCHO POR EL ATAQUE DE HODGSON Y LA SPR


 
Blavatsky vivía en la India, en la sede central de la Sociedad Teosófica ubicada en Adyar, pero a inicios de 1885 ella pasó por una enorme crisis al haber sido atacada por sus antiguos empleados domésticos a los que ella había salvado de la indigencia (los Coulomb), pero quienes en agradecimiento se habían asociado con los misioneros para calumniarla publicando un documento donde la acusaban de ser una embustera.
 
Esto afecto gravemente la salud de Blavatsky quien se puso muy gravemente enferma, y el coronel Olcott y el comité de Adyar aprovecharon para exiliarla a Europa en abril de 1884, pensando que si la alejaban de la India el asunto se calmaría.
 
Esa deslealtad le afectó todavía más a Blavatsky, y ella se fue vivir a una pequeña casa en Wurzburgo en Alemania para enfocarse en escribir su obra magna La Doctrina Secreta.
 
Pero lo que ella no se esperaba es que los ataques no habían terminado y ahora iba a ser el turno del señor Richard Hodgson, quien había sido enviado a la India durante esa crisis por la Sociedad para las Investigaciones Psíquicas de Londres (la SPR) para que investigara ese asunto.
 
Y el señor Hogson a su regreso elaboró un informe lleno de falsedades donde aseguraba que Blavatsky era un fraude, y la SPR publicó ese informe en diciembre de 1884.
 
Y a continuación les voy a poner cómo Blavatsky reaccionó hacia ese informe:
 
 
 
 
Testimonio de la condesa Watchmeister
 
La condesa Constance Watchmeister en ese momento cuidaba a Blavatsky, y ella contó en su libro “Reminiscencias” cómo Blavatsky reaccionó cuando se enteró de ese documento:
 
« La vida tranquila y de estudio que he tratado de describir continuó por algún tiempo y el trabajo progresó sin interrupción en la elaboración de La Doctrina Secreta hasta una mañana en que un rayo descendió sobre nosotras.
 
H.P.B. recibió por correo, temprano y sin una sola palabra de advertencia, una copia del bien conocido Reporte de la Sociedad para la Investigación Psíquica de Londres.
 
Fue un cruel golpe y se presentó en forma por completo inesperada. Nunca olvidaré el día, ni la mirada de desconcertada y petrificante desesperación que Madame Blavatsky dejó caer sobre mí, cuando entré en su sala y la encontré con el documento abierto en sus manos.
 
-        "Esto”, ella exclamó, “es el Karma de la Sociedad Teosófica y cae sobre mí. Soy la víctima propiciatoria. Se me hace cargar con todos los pecados de la Sociedad Teosófica y ahora se me apoda la gran impostora de la era, y además una espía rusa
 
¿Después de esto quién me escuchará o leerá La Doctrina Secreta?
 
¿Cómo puedo proseguir con el trabajo del Maestro?
 
¡Oh malditos fenómenos que sólo produje para satisfacer a amigos íntimos y para instruir a aquellos que me rodeaban! ¡Qué terrible Karma para sobrellevar!
 
¿Cómo podré vivir pasando por este Karma?
 
¡Y si yo muero la labor del Maestro quedará perdida y la Sociedad Teosófica se arruinará!"
 
 
 
Al principio y en la intensidad de su pasión, ella no quería escuchar ninguna razón, sino que se volvió contra mí, diciendo:
 
-        "¿Por qué no se marcha? ¿Por qué no me deja?  Usted es una Condesa, usted no puede quedarse aquí con una mujer desprestigiada a la que se exhibe ante el desprecio de todo el mundo, con la que será mostrada con el dedo en todas partes como una embaucadora e impostora. Váyase antes de que sea contaminada por mi vergüenza."
 
Pero yo le respondí, a la vez que mis ojos se posaban en los suyos con serena mirada:
 
-        "H.P.B. usted sabe que el Maestro vive y que Él es su Maestro y que la Sociedad Teosófica fue fundada por Él. ¿Cómo puede entonces perecer?
 
Y desde que yo conozco esto tan bien como usted, desde que para mí ahora la verdad ha sido mostrada sin ninguna posibilidad de duda ¿cómo puede suponer, ni siquiera por un solo momento, que yo podría abandonarla a usted y a la Causa que las dos nos hemos comprometido a servir?
 
Aun en el caso de que cada uno de los miembros de la Sociedad Teosófica demostrara ser un traidor a esta Causa, usted y yo permaneceríamos y esperaríamos y trabajaríamos hasta que volvieran tiempos mejores.”
 
 
 
Luego comenzaron a llegar cartas que no contenían más que recriminación y agravio, renuncia de miembros, y apatía y temor de parte de aquellos que permanecieron.
 
Fue un tiempo de prueba, la existencia misma de la Sociedad Teosófica parecía amenazada y H.P.B. se sentía como si todo estuviera desmoronándose a sus pies.
 
Su naturaleza en extremo sensitiva fue demasiado profundamente herida, su indignación y resentimiento, ante tan inmerecida calumnia, fueron excesivamente excitados como para escuchar, en los primeros momentos, consejos sobre paciencia y moderación.
 
Nada le parecía aceptable y quería partir para Londres de inmediato y aniquilar a sus detractores en las llamas de su justa indignación. Finalmente conseguí apaciguarla, pero sólo por un tiempo.
 
Cada correo que llegaba acrecentaba su enojo y desesperación, y durante mucho tiempo no pudo hacerse ningún trabajo útil.
 
Al final ella reconoció que no habría esperanza o remedio alguno en el empleo de procedimientos legales ni en este país ni en la India.
 
Eso está probado en el pasaje de la protesta que dirigió el señor Sinnett al Reporte de la Sociedad para la Investigación Psíquica titulado “Fenómenos del Mundo Oculto”, pasaje que redactó H.P.B. y que a continuación cito:
 
"El señor Hodgson sabe, y el Comité de la SPR sin duda comparte su conocimiento de que por mi parte ellos están a salvo de acciones por difamación debido a que no tengo dinero para proceder con esos costosos trámites (por haber dado siempre todo lo que he poseído a la causa que sirvo).
 
Además que mi reivindicación involucraría el examen de misterios psíquicos que no pueden ser tratados de manera adecuada en un tribunal, y también porque hay ciertas preguntas a las que me he comprometido solemnemente no contestar nunca, y una investigación legal de tales calumnias actualizaría esas preguntas, a la vez que mi silencio y negativa a contestarlas sería tergiversada como rebeldía hacia el tribunal.
 
Estas circunstancias explican el vergonzoso ataque que ha sido lanzado contra una casi indefensa mujer y la inacción a la que estoy tan cruelmente condenada frente a todo ello."
 
 
Puedo también citar, para complementar mi propia narración de esos penosos eventos, las impresiones del señor Sinnett consignadas en su obra Incidentes en la Vida de Madame Blavatsky:
 
"Durante quince días las tumultuosas emociones de Madame Blavatsky hicieron imposible todo progreso en su trabajo. Su temperamento volcánico la convierte ante momentos de emergencia en la peor exponente de su propio caso, sea éste el que fuere.
 
Casi ninguna de las cartas, memorándums y protestas en las cuales ella gastó sus energías durante esa miserable quincena, fueron presentadas de manera que hubiera ayudado a un público frío y poco benévolo, a comprender la verdad de las cosas, y no vale la pena repetirlas aquí.
 
La induje a suavizar el tono de su protesta, en una forma presentable para insertar en un folleto que publiqué a finales de enero; y en cuanto al resto, muy pocos, a no ser sus más íntimos amigos, apreciarían correctamente su fuego y furia.
 
Su lenguaje cuando ella se encontraba bajo el dominio de una explosión de excitación, induciría a un desconocido a suponer que ella estaba sedienta de venganza, fuera de sí por la pasión, pronta para exigir salvaje venganza de sus enemigos si tuviera poder para ello.
 
Son solamente aquellos que la conocen íntimamente (alrededor de una media docena de sus más cercanos amigos) quienes saben que a pesar de toda esa efervescencia de sentimientos, si sus enemigos fueran realmente puestos ante ella, su rabia contra ellos se disiparía como una rota burbuja de jabón."
 
 
Para concluir este episodio se me permitirá citar una carta mía, enviada al señor Sinnett en aquel tiempo, y publicada en su libro Incidentes en la Vida de Madame Blavatsky, y en la prensa americana, carta en la cual hacía un sumario de algunas impresiones mías durante mi estada en Wurzburg. Omitiré el primer párrafo que se relaciona con lo que ya he descrito:
 
“…Habiéndome enterado de los absurdos rumores que circulan contra Blavatsky en los cuales se la ha acusado de decepcionar, de practicar fraude, e incluso magia negra, yo estaba prevenida y fui hacia ella en un sereno y tranquilo estado mental, determinada a no aceptar nada de carácter oculto que de ella viniera, sin obtener suficientes pruebas; y a mantener mis ojos abiertos y a ser justa y sincera en mis conclusiones.
 
El sentido común no me permitía creer en su culpabilidad sin encontrar primero pruebas de ello, pero si esa prueba hubiera sido suministrada, mi sentido del honor me hubiera hecho imposible permanecer en una Sociedad cuya fundadora cometiera embaucamiento y fraude; y por lo tanto mi propósito mental era el de investigar y me sentía ansiosa de encontrar la verdad.
 
He vivido ya unos cuantos meses con Madame Blavatsky, he compartido su dormitorio y he estado con ella de mañana, de tarde y de noche. He tenido acceso a todos sus cajones y gavetas, he leído las cartas que recibió y las que ella escribió.
 
Y ahora de manera patente y honesta declaro que me avergüenzo por haber alguna vez sospechado de ella, pues la creo ser una mujer honesta y veraz, fiel hasta la muerte a sus Maestros y a la causa por la cual ha sacrificado su posición, fortuna y salud.
 
No hay la menor duda para mí que ella hizo esos sacrificios, pues he palpado las pruebas de los mismos, siendo algunas de esas pruebas documentos cuya autenticidad está fuera de toda posible sospecha.
 
Desde un punto de vista mundano, Madame Blavatsky es una mujer desdichada, calumniada, puesta en duda y maltratada por muchos; pero observando desde un punto de vista más elevado, ella posee cualidades extraordinarias y ninguna acumulación de vilipendio puede privarla de los privilegios que ella disfruta y que consisten en un conocimiento de muchas cosas que sólo unos pocos mortales conocen y en un trato personal con ciertos Adeptos orientales.
 
Debido al vasto conocimiento que ella posee y que se extiende profundamente dentro de la parte invisible de la naturaleza, no podemos menos de lamentar mucho que todas sus perturbaciones y tribulaciones le impidan dar al mundo una gran cantidad de información que ella estaría bien dispuesta a impartir si sólo se le permitiera trabajar en paz y sin insensatas distracciones.
 
Aun el gran trabajo al cual ella está ahora entregada, su obra La Doctrina Secreta ha sido en gran parte impedida por todas las persecuciones, cartas ofensivas y otras mezquinas molestias a las que la han sometido este invierno, pues debe recordarse que H.P.B. no es todavía un Adepto completo ni ella lo pretende ser, y que por lo tanto a pesar de todo su gran conocimiento, ella es tan dolorosamente susceptible al insulto y a la sospecha como lo pudiera ser cualquiera dama de su condición, refinamiento y posición.
 
La Doctrina Secreta será, no hay duda, un grandioso e importante trabajo. He tenido el privilegio de observar su progreso, de leer los manuscritos y de presenciar la manera oculta por la cual ella obtenía sus informaciones.
 
Últimamente, y entre personas que se llaman a sí mismas "teósofos", he escuchado expresiones que me sorprenden y apenan. Tales personas han dicho que si se probara que los Mahatmas no existen, a ello no les importaría; que a pesar de todo la Teosofía es una verdad, y otras cosas más por el estilo.
 
Esas y similares declaraciones han estado circulando en Alemania, Inglaterra y América, pero según mi manera de comprender, tales declaraciones son muy erróneas, pues en primer lugar si no existieran los Mahatmas o Adeptos, es decir personas que han progresado tanto en la escala de la evolución humana hasta serles posible unir su personalidad con el sexto principio del universo (el Cristo universal), entonces las enseñanzas éticas que han sido denominadas "Teosofía" serían falsas porque existiría una laguna en la escala de progresión, que sería más difícil de explicar que el "eslabón perdido" de Darwin.
 
Además si tales personas se refieren meramente a aquellos Adeptos de quienes se dice que han tomado parte activa en la fundación de la Sociedad Teosófica, ellas parecen olvidar que sin esos Adeptos no hubiéramos tenido nunca esa organización, ni se hubiera escrito Isis Develada, Buddhismo Esotérico, Luz en el Sendero, The Theosophist y otras valiosas publicaciones teosóficas
 
Y si en el futuro nos rehusáramos a beneficiarnos con la influencia de los Mahatmas y nos libráramos por entero a nuestros propios recursos pronto nos perderíamos en un laberinto de especulaciones metafísicas.
 
Debe dejarse a la ciencia y a la filosofía especulativa que se confinen a teorías y a la obtención de las informaciones tal como están contenidas en libros: la Teosofía va más lejos y adquiere el conocimiento por la percepción directa íntima.
 
El estudio de la Teosofía significa, por lo tanto el desarrollo práctico, y para obtener ese desarrollo es necesario un guía que conozca lo que enseña y que debe haber alcanzado, él mismo, ese estado por el proceso de regeneración espiritual.
 
Después de todo lo que ha sido dicho, en los relatos del señor Sinnett, referente a los fenómenos ocultos que tuvieron lugar en la presencia de Madame Blavatsky, y como tales fenómenos han sido parte integrante de toda su vida, estos ocurriendo en momentos en que ella era consciente o inconsciente de ellos.
 
Sólo me queda agregar que durante mi estada con Madame Blavatsky yo he sido frecuentemente testigo de tales genuinos fenómenos. Pero aquí, como en cualquiera otra fase de la vida, lo principal es aprender a distinguir propiamente y a estimar todo en su verdadero valor.
 
Suya, sinceramente
Constance Wachtmeister, M. S. T."
 »
 
(Cap. 4)
 
 
 
 
 
 
 
Testimonio de la hermana de Blavatsky
 
Posteriormente la hermana de Blavatsky, la señora Vera Petrovna Zhelikhovsky, publicó una carta que Blavatsky le envió desde Wurzburgo en donde ella habla sobre este asunto, y en donde se percibe a Blavatsky más calmada y más reflexiva:

« Entiendo que la Sociedad Psíquica de Londres haya preferido elegir hacerme pasar por un charlatana, pues de ninguna manera ellos quieren tener discordias con la ciencia ortodoxa de Europa, y por consiguiente les sería imposible reconocer que los fenómenos ocultos, no son siempre simples trucos, sino que también pueden ser el resultado de fuerzas todavía desconocidas para los señores eruditos.

Y prefirieron evitar declarar eso porque inmediatamente hubieran tenido a toda la camarilla de expertos en ciencia y teología contra ellos.

Ciertamente un mejor plan para ellos fue pisotearnos a nosotros, los teósofos, que no le tememos a nadie, ni siquiera a las autoridades académicas, y que tenemos el valor de afirmar nuestras convicciones.

Así pues, antes que excitar las iras de los pastores de todos los corderos del Panurgo de Europa.

¿No es preferible disculpar a mis discípulos (pues hay entre ellos muchos a quienes hay que cuidar) y condolerse con ellos de que son mis pobres víctimas engañadas, y ponerme a mí en el banquillo del arrepentimiento, acusándome de fraude, de espionaje, de robo y de cuanta acusación sea posible inventarme?

¡Ah! reconozco mi destino habitual:

¡De tener la mala reputación, sin el provecho!

»

(Un esbozo biográfico)
 
 



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

LAS MENTIRAS DE LOS COULOMB EXHIBIDAS POR KESHAVA PILLAY

 

 
R. Keshava Pillai fue Secretario de la Sociedad Teosófica en la ciudad de Nellore (ubicada al sureste de la India), él se volvió un discípulo en aprobación del maestro Kuthumi, y en un artículo que él escribió, él exhibió varias de las mentiras que dijeron Emma y Alexis Coulomb en sus acusaciones hacia Blavatsky. Y a continuación les hago un resumen de lo que él dijo:
 
 
« Habiendo oído que la ahora famosa señora Coulomb había publicado un panfleto contra Madame Blavatsky, en el que hablaba de mí como "cómplice", pedí el panfleto y al leerlo descubrí que ella me refería en las páginas 45, 49, 50 y 74.
 
Por lo que siento que es mi deber, y he obtenido el permiso de mi Reverenciado Guru Deva [el maestro Kuthumi] exponer los detalles relacionados con mis viajes hasta y sobre el Himalaya y su objetivo, con la humilde esperanza de que esto pueda hasta cierto punto convencer a los lectores sobre lo difamatorios que son los escritos de la señora Coulomb hacia la perfecta inocencia de la venerable y muy calumniada Madame Blavatsky.
 
 
 
Las cartas con los maestros
 
La señora Coulomb afirma en su folleto que ella y su marido fueron cómplices de Madame Blavatsky en el fenómeno de las cartas que caían y desaparecían. Pero yo aseguro (y la señora Coulomb lo sabe) que ella estaba presente en el salón de Bombay, junto con otras personas, cuando llegó la carta del 14 de septiembre de 1882.
 
Les relato lo que sucedió: yo fui al Cuartel General de la Sociedad Teosófica que en ese entonces se encontraba en Bombay porque iba acompañar a Madame Blavatsky en el viaje que ella iba a efectuar hacia el noreste de la India.
 
Salí de Nellore para ir a Madrás, y de Madrás la tarde del 11 de septiembre de 1882 en el tren llegué a la sede de la Sociedad Teosófica en Bombay el 13 de septiembre.
 
Ese día fui presentado como "R. Casava Pillai, Secretario de la Rama de Nellore" por la señora Coulomb a otros teósofos que casualmente llegaron allí.
 
 
El día 14, la señora Coulomb y yo viajamos en el carruaje de la Sociedad Teosófica hasta la oficina del Sr. Tukaram Tatya, FTS, y ella me lo presentó. Luego, el Sr. Tukaram Tatya y yo fuimos a la Compañía de Seguros de Vida Oriental.
 
Ese día por la tarde, en presencia de Madame Blavatsky, la Sra. Coulomb, el Sr. Tukaram Tatya, Damodar K. Mavalankar y otro teósofo cuyo nombre desconozco, recibí una carta que cayó del techo justo sobre mi cabeza. Era de mi Gurú [el maestro Kuthumi].
 
Luego puse mi carta de respuesta en presencia de las personas mencionadas (excepto Tukaram Tatya que había abandonado el lugar en ese momento) justo cerca de la estatua del Señor Buda sobre el estante del salón. Y en nuestra presencia la carta desapareció.
 
 
Entonces yo le pregunto a la señora Coulomb:
 
¿Ella dejó caer esa carta sobre nuestras cabezas como ella pretende que lo hizo con las otras cartas?
 
Y si es así.
 
¿Entonces por qué no lo menciona en su libro?
 
 
Y la señora Coulomb también estuvo presente cuando mi carta al Mahatma fue colocada cerca de la estatua del Señor Buda, y desapareció (había examinado cuidadosamente los alrededores antes de colocar la carta allí).
 
¿Quién quitó la carta? ¿Fue el señor Coulomb o quién?
 
 
 
 
 
Aparición del maestro Kuthumi
 
Esa misma noche del 14, mientras me iba a acostar en la habitación del coronel Olcott, con todas las puertas cerradas y con buena luz de lámpara, me sobresalté al ver salir, por así decirlo, de la sólida pared, la forma astral de mi más venerado Gurú, y me postré ante él, y él me bendijo y me deseó que fuera a verlo más allá de los Himalayas, en buen idioma telugu.
 
La conversación que tuvimos entre nosotros es demasiado sagrada para mencionarla aquí, y luego desapareció de la misma manera que apareció.
 
Pues bien, no pueden decir que he inventado esta historia ahora porque mencioné ese acontecimiento a mis amigos y hermanos de Madrás y Nellore mucho antes de que apareciera el folleto de la señora Coulomb en la Christian College Magazine e incluso antes de que Ramaswamy Iyer o Damodar Mavalankar contaran que ellos habían visto a los Maestros.
 
Véanse respectivamente sus relatos en la revista The Theosophist de diciembre de 1882, página 69, y de diciembre y enero de 1884, página 61.
 
 
¿El Sr. Coulomb interpretó el papel del Mahatma para mí como lo hizo para Ramaswamy Iyer en el balcón, como lo afirma la señora Coulomb?
 
Si la señora Coulomb dice que si, entonces ¿qué pasa con el telugu en el que me habló el Mahatma? ¿El señor Coulomb sabe telugu? ¿O había alguien retenido en el cuartel general que supiera telugu para la ocasión?
 
¡Por favor explique esto!
 
 
 
 
 
Partida de Bombay
 
Al día siguiente, 15 de septiembre, Madame Blavatsky y yo partimos hacia el Norte. El señor y la señora Coulomb, Damodar Mavalankar, el señor Tukaram Tatya y otro teósofo (todos en tres carruajes) nos acompañaron hasta la estación de tren.
 
Ahora tendré que consultar la página 49 del folleto de la señora Coulomb que da una descripción de mi vestimenta. Ella dice refiriéndose a mí:
 
"Antes de irse hizo que le hicieran su disfraz que consistía de una ropa de raso de algodón de color amarillo, una gorra de la misma forma que la del Sr. Deb, un par de botas altas y un par de pantalones de tela muy gruesos.
. . .
Él salió muy silenciosamente y Madame Blavatsky nos rogó que no le dijéramos a nadie que se había ido. Esto fue para darle a la partida una apariencia misteriosa como de costumbre. Estaba vestido con una ropa de algodón amarilla".
 
 
Y ante eso yo comento:
 
Esa es la costumbre de los chelas [discípulos].
 
¿Eso implica algún truco?
 
Ramaswamy Iyer, en la página 67 de The Theosophist de diciembre de 1882, dice que viajó con sus "túnicas ascéticas" — Creo que no es pecado hacerlo. He visto a los "Gelugpas", los "gorros amarillos", usar el mismo traje en Bután y más al norte, ¡y también a los chelas de los Mahatmas!
 
La señora Coulomb omite hablar de los fenómenos sobrenaturales que ella presenció, pero en cambio si habla de mis altas botas y mis pantalones gruesos que tuve la previsión de comprar y llevar desde Nellore, sabiendo que tenía que ir a la región más fría del mundo y que Madame Blavatsky amablemente me aconsejó tomar.
 
 
Además que es falso que partiéramos muy silenciosamente porque he mostrado anteriormente que me presentaron a tres o cuatro teósofos de Bombay, y que la propia señora Coulumb me presentó al Sr. Tukaram Tatya, y que fuimos acompañados a la estación de ferrocarril por el señor y la señora Coulomb, y varios teósofos.
 
Considero que eso no es "irse muy silenciosamente" — si es que, tal vez, la señora Coulomb esperaba que yo enviara un informe a los periódicos o publicara en The Theosophist que me iba al Norte en mi vestido de peregrino para encontrarme con mi Gurú. No creo que los peregrinos hagan nunca ningún anuncio publicitario de sus peregrinaciones.
 
Solo les informé a algunos de mis amigos más cercanos y a mis hermanos en Nellore y Madrás, y a los muy pocos teósofos que me presentaron en Bombay (durante mi estancia de dos días allí) que me dirigía al Norte con la ferviente esperanza de ver a mi Mahatma, ya que no pensé que fuera apropiado ni necesario proclamar este hecho al mundo exterior.
 
Además que en caso de fracaso, debería haberme visto en la necesidad de contar cada uno de los detalles de mi fracaso en ver al Mahatma.
 
 
 
 
Falsa carta atribuida a Blavatsky
 
La carta (supuestamente escrita por Madame Blavatsky) publicada en las páginas 44 y 45, no contiene ninguna fecha como es habitual; y no creo que sea genuina por las siguientes razones:
 
Cuando vi a Babula, el sirviente de Madame Blavatsky, en Chandernagore el 19 de septiembre de 1882, él estaba bien y saludable; pero cuando lo vi en Darjiling el 27 de septiembre, Babu Nobin K. Bannerji y otros me dijeron que había caído enfermo dos o tres días antes de ese día.
 
Pero en esa espuria carta se dice que Babula estuvo enfermo durante un mes cuando se escribió la carta, y que "ella dejaría Darjiling al cabo de tres días", y al mismo tiempo que la "pequeña es una verdadera Joya y la grande es un imbécil, etc., etc."
 
De la mención de "el pequeño es " y "el grande es", uno naturalmente inferiría que esa carta hubiera sido escrita alrededor del 26, 27 y 28 de septiembre cuando yo estaba en Darjiling.
 
Pero por la mención de la enfermedad de Babula y el dicho de Madame de que abandonaría Darjiling dentro de tres días, quedaría claro que esa carta debe haber sido escrita alrededor del 20 o 25 de octubre de 1882.
 
Y si esa carta fue escrita en esos días, no podría haber sido necesario que Madame Blavatsky (que sabía perfectamente que yo estaba entonces en Nellore a través de la central de Bombay, e incluso me escribió desde Darjiling con fechas 9 y 13) escribiera sobre mí a la señora Coulomb (que me vio en Bombay a mi regreso).
 
Ruego a la Señora Coulomb que explique esta inconsistencia.
 
 
 
 
El repudió que mostró la señora Coulomb hacia Keshava Pillai
 
En la página 74, la señora Coulomb, que me ha localizado hasta uno de los delegados de Nellore, continúa expresando su pesar por no haberme reconocido cuando fui a saludarla.
 
Los hechos del caso son los siguientes: cuando vi en el salón a la señora Coulomb (por primera vez en el Cuartel de Adyar, Madrás) durante el aniversario de la Sociedad Teosófica en el año 1883, subí a saludarla, pero la señora Coulomb no me reconoció o no quiso reconocerme.
 
Le recordé quién era yo, y mi visita a Bombay y que ella me había presentado al Sr. Tukaram Tatya, pero a todo ello ella dijo que "no me conocía".
 
Entonces pensé que no quería reconocerme por las razones que ella da en el folleto, sino por lo que expondré a continuación, pero debo de aclarar que Madame Blavatsky no se encontraba en ese momento en el salón; y tampoco bajó sino hasta una hora después de haber tenido lugar esta conversación.
 
Mi cuñado, Muruganandam Pillay, y Bodireddy Rengareddy, de la rama de Nellore, son mis testigos y abajo se adjuntan sus declaraciones.
 
Nuevamente, el 27 de diciembre de 1883, cuando todos los delegados estaban colocando sus insignias en sus abrigos, le tocó a la señora Coulomb hacerlo por mí, y luego le volví a preguntar si se acordaba de mí, e incluso le recordé que ella me había "adoptado" como decía en broma y "a Dadasahib Tukaram Tatya como sus hijos".
 
A esto ella me repudió por completo en presencia de tantos miembros, e incluso me habló con bastante dureza, a lo que Madame Blavatsky se opuso y le recordó que ella me llamaba así en Bombay.
 
Esto fue escuchado por algunos delegados, y adjunto la declaración de C. Aravamudu Iyengar, BA, FTS, sobre este tema»
 
(Extractos del artículo titulado “Cómo un hindú de Madrás entrevistó a un Mahatma en Sikkim” que se publicó en dos partes en el periódico The Indian Mirror de Calcuta, vol. XXV, el 3 de marzo de 1885, p.2, y el 7 de marzo de 1885, p.2.)
 
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIÓN
 
Las remarcas que hizo Keshava Pillai sobre las inconsistencias en las declaraciones que hicieron Emma y Alexis Coulomb son una prueba más que esa pareja mintió.