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EL ZODIACO EXPLICADO ESOTÉRICAMENTE



El siguiente artículo apareció por primera vez en julio de 1953 en la revista “Theosophy”, la cual es la principal publicación mensual de la Logia Unida de Teósofos, y el texto continuaba con un pie de página que decía:

«  La pregunta es:

¿Estamos lo suficientemente agradecidos hacia los sabios de la antigüedad por el zodíaco?

¿Tiene algún valor moral conocer el simbolismo zodiacal?

Para mayor información, el estudiante debe remitirse a los trabajos de H.P. Blavatsky y William Q. Judge, de quienes se han recogido las aseveraciones para la elaboración de este artículo. »

Hay una gran cantidad de información valiosa contenida en este estudio, mucha de la cual proviene de “La Doctrina Secreta”, un libro que a menudo no puede estudiarse de forma suficientemente cuidadosa, ya que requiere de esfuerzo, pero siempre valdrá la pena si se hace bien.


« La mitología amerindia se asemeja al Génesis de la Biblia, ya que en las leyendas de los dakotas, el “Primer Nacido” de los sioux (al igual que Adán) se cansó de vivir solo y por lo tanto formó un compañero para sí mismo (no como pareja, sino sólo un hermano) y no a partir de una de sus costillas, sino de un espigón que sacó de su gran dedo del pie, y éste fue el Pequeño Hombre...

Y desde entonces su Hermano Mayor ha sido su guía en cada etapa del progreso humano, desde la infancia hasta la adultez, y a partir de las normas que le entregó su Gran Hermano y de los consejos que dio al Pequeño Hombre, podemos definir muchas de nuestras creencias más profundas y costumbres más sagradas de nuestro pueblo. »
(El Espíritu de los Indios)

En la simbología de La Doctrina Secreta también tenemos a nuestros “Hermanos Mayores” y los más elevados de los Primeros Nacidos son las jerarquías que diseñaron y construyeron el Universo (y a un nivel más pequeño y local tenemos a las jerarquías que diseñaron y construyeron a la Tierra como también a todos los seres que viven en ella).

Generalmente a estos Hermanos Mayores las religiones los llaman “dioses y jerarquías divinas”, mientras que los teósofos los llaman “Dhyani-Chohanes”, y ellos son las inteligentes superiores a través de las cuales funcionan los “principios” del Kosmos.

Existen siete grandes jerarquías de Poderes Creativos los cuales están relacionados con los siete rayos, y que a nivel de nuestro sistema solar “los siete de la escala manifestada están conectados con los Siete Planetas”. Y de estos últimos, a su vez surgieron los Manus y Progenitores de la humanidad quienes la han desarrollado en sus diferentes aspectos (espiritual, psíquico, astral y físico).

Según Platón, el Universo fue configurado por los Primeros Nacidos en base al dodecaedro (que es un cuerpo geométrico que tiene doce caras).


Y esto es lo que se representa en los 12 signos del zodíaco.

(Y el esoterismo también aclara que si bien al comienzo se enseña que el Universo es septenario, en una enseñanza más avanzada se revela que también es doceavo, o sea que son doce las energías primordiales a partir de cuales se crea todo lo que existe en el Universo.)

El tiempo a nivel cósmico (lo que en el esoterismo se le llama “La Eternidad” o “la Duración”) está marcado por grandes ciclos y en cada uno de esos ciclos ocurren doce transformaciones (a las que le siguen parciales destrucciones provocadas alternadamente por el fuego y por el agua).

Dichas transformaciones comienzan a nivel metafísico y suprahumano, y terminan con la naturaleza física de la Creación y los seres que viven en ella.

En lo que concierne a nuestro planeta, esos cambios tienen lugar durante las cuatro grandes eras (oro, plata, bronce y hierro) de la primera Mahayuga, y los relatos míticos que hay sobre la Creación, los Diluvios y destrucciones similares están relacionados con estos ciclos.

Dentro de estos grandes ciclos hay ciclos más pequeños y así por ejemplo las doce horas diurnas en la vida cotidiana de los humanos son el reflejo en pequeño de los 12 periodos prototípicos de una “Eternidad”.

Y a nivel oculto los doce signos del zodíaco representan la evolución espiritual y psíquica de las razas humanas, así como las épocas y (en sus principales aspectos) las divisiones del tiempo. Y esta estupenda concepción fue sintetizada por los antiguos sabios en un solo diseño pictórico, conocido como el Zodíaco (o el Cinturón Celestial).


(El zodiaco a nivel esotérico es una síntesis de ese ciclo doceavo por el que pasa la Creación y los seres que habitan en ella.)


Los sabios enseñaron que los dioses y los humanos tienen su origen en el Uno Universal, Eterno Inmutable que es la Unidad Absoluta.

Esta Fuente inicial era denominada en la antigüedad “el Círculo del Cielo”, y en el esoterismo se le representa simbolizado por un punto al interior de un círculo, siendo dicho punto el Logos (también conocido como el Sol Espiritual Central).


Ese punto es la Primera Causa que da origen a todo. Pero aquello de lo que emana ese punto (o más bien es su expresión) era pasado de alto por esos antiguos Instructores. Y el “emanador” es representado por el círculo, el cual a su vez es representado en la astrología por el gran círculo zodiacal.

Y es por eso que en la enseñanza esotérica de La Doctrina Secreta se hacen y responden las siguientes preguntas:

« ¿Qué es lo que siempre es?  Respuesta: el Espacio o el eterno Anupadaka (sin padres).
¿Qué es lo que siempre fue?  Respuesta: la Semilla en la Raíz.
¿Qué es lo que siempre va y viene?  Respuesta: el Gran Aliento.

Entonces, ¿hay Tres Eternidades?

No, los tres son uno... » (DS I, p.11)

(Este asunto lo explico en el capítulo: ¿Quién creó el Universo?  Y para una mejor comprensión de la simbolización esotérica que se emplea, sepan que Parabrahma es simbolizado por la nada, Brahma es simbolizado por el círculo y el Logos es simbolizado por el punto.)



A Brahma a veces se le llama en el esoterismo “la Gran Madre” o “la Sustancia Madre” ya que es la substancia homogénea verdaderamente primordial. Y de esa sustancia primordial surgió “el Huevo Dorado” (Hiranyagarbha) que es el Sol Espiritual Central del Universo (El Logos), y del cual a su vez emergieron todas las jerarquías superiores e inferiores de las Fuerzas Creativas, los Poderes y los progenitores divinos del Universo.

Es por ello que se le designa muy acertadamente al “Espacio-Madre” como “la Madre de los Dioses”, puesto que es desde su Matriz Cósmica que nacieron todos los cuerpos celestiales, y la astronomía antigua inculcaba la idea de un origen común para todos los cuerpos celestes (antes que Kepler, Newton y otros científicos).

Con Pitágoras, el punto dentro del círculo representaba a la Mónada inmanifestada que permanecía en soledad y penumbras. Pero cuando llegó el momento, irradió de sí misma: el UNO (que es el primer número).

La Mónada vuelve al silencio tan pronto como ha evolucionado la Tríada, de la cual emergieron los restantes siete números de los diez, los cuales son la base del universo manifestado y también del zodiaco antiguo. Y es que en lugar de los doce signos zodiacales actualmente conocidos por el público en general, originalmente había solamente diez:

-       Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, después el dual Virgo-Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.

Estos signos eran exotéricos, pero sumados a ellos se insertaron dos signos místicos (que solamente comprendían los iniciados). Sin embargo, cuando se consideró necesario exteriorizar dicho par de signos adicionales, se agregaron con sus actuales nombres, los cuales en realidad ocultan su verdadera denominación, y que dan la clave al secreto de la creación y al origen del bien y del mal.

Evidentemente, lo anterior se remite a una época en la que los signos Virgo y Escorpio estaban originalmente unidos y eran considerados como uno solo. Pero más tarde se separaron por la inserción de Libra (que simboliza el punto de equilibrio).


La balanza representa aquel eterno equilibrio que es necesario en un universo de armonía y justicia precisa, el balance de las fuerzas opuestas: centrípeta y centrífuga, luz y oscuridad, o ESPÍRITU y MATERIA.

Tanto en los mundos objetivos como subjetivos, estos son los dos poderes y mediante su eterna interacción el Universo del espíritu y de la materia permanecen en armonía, y esos poderes hacen que los planetas sigan sus trayectorias y se mantengan en sus órbitas elípticas, trazando así la cruz astronómica en sus revoluciones a través del zodíaco.

Los antiguos astrólogos sabeanos (del suroeste de la península arábica) enseñaban que dentro del signo doble Virgo-Escorpio se ocultaba la explicación de la transformación gradual del mundo, desde su estado original subjetivo, hasta el estado bisexual material.  Y por el contrario se dice que la unión de esos signos conducirá a la destrucción del universo manifestado.

Las jerarquías divinas conocidas como “Los Hijos de la Luz” son nuestros progenitores celestes y están relacionados (y a menudo identificados) con los planetas sagrados que son:

-       Saturno, Júpiter, Mercurio, Marte, Venus y dos otros planetas que todavía la ciencia oficial desconoce y que fueron simbolizados por el Sol y la Luna.


Antiguamente estos planetas eran considerados cuerpos celestes cuyas jerarquías divinas estaban directamente en comunicación astral y psíquica con nuestro planeta, haciendo que sus esferas visibles envuelvan a nuestra humanidad con sus características internas y externas, llamándose así Rectores o Regentes de nuestras mónadas y facultades espirituales.

Y así como emanan siete rayos diferentes del Sol Espiritual Central, también todos los Adeptos y Dhyani-Chohanes se dividen en siete clases, cada uno siendo conducido por una de las siete formas o manifestaciones de la Sabiduría Divina.

En todas las épocas, dicha Sabiduría Suprema se ha identificado con el Dragón, y astronómicamente la constelación Draco estuvo una vez en el centro del cielo, y era tan amplia que se conocía como “el Gran Dragón” extendiéndose sobre siete de los signos del Zodíaco.

Cuando la Gran Pirámide de Egipto era un templo de iniciación (según los primeros anales de la quinta raza raíz), La principal estrella de la constelación de Draco era la Estrella Polar de ese entonces, y simbolizaba la guía hacia lo divino y es por eso que el sacerdote mayor (El hierofante o Maestro de Sabiduría) era también llamado “la Estrella” ya que guiaba al neófito hacia su renacimiento espiritual.

Hermes Trismegisto se refirió a estos “Hermanos Mayores” de la humanidad como una colonia de dioses, quienes eran las encarnaciones del Septenario Superior, y que se instalaron en la Tierra para que los humanos no estuviesen desprovistos de su naturaleza superior.

Blavatsky señala que los Ah-Hi (como también se les llama en sánscrito a esta jerarquía divina) mucho tiempo atrás fueron egos planetarios, solares, lunares y finalmente egos reencarnantes. Ellos son los anfitriones colectivos de los seres espirituales y se convierten en humanos como parte de sus transformaciones: “Los creadores del mundo renacen en la Tierra una y otra vez”.

Sin embargo, cuando los humanos se espiritualicen lo suficiente, ya no será necesario tratar de buscar que adquieran una comprensión correcta de la Sabiduría Antigua porque ellos sabrán entonces que siempre ha habido grandes Reformadores del Mundo a lo largo de la historia y que esos Reformadores:

A)  Fueron la emanación directa del Logos (bajo cualquier nombre con el que se le llame) es decir la encarnación esencial de uno de los siete aspectos del Espíritu Divino, y
B)  Que ya aparecieron antes o durante los ciclos pasados.

Y así Buddha, Krishna, Zoroastro, Manu o Tot-Hermes se manifestaron primero en la Tierra como uno de los siete poderes del Logos (primero individualizado como Dios y luego asumiendo forma material) y estos Avatares han seguido reapareciendo sucesivamente como grandes Sabios e instructores para la quinta raza raíz (y después de haber enseñado en las dos razas raíces precedentes).

En el simbolismo antiguo, se consideraba que era siempre el Sol (me refiero al Sol espiritual, no al sol visible) quien enviaba a los principales Salvadores y Avatares. Los Manus y Rishis eran también considerados dioses planetarios, y se decía que vinieron al comienzo de las razas humanas para vigilar su evolución y encarnaron en la Tierra una y otra vez para enseñar a la humanidad.

El género humano se divide en siete grupos diferentes los cuales tienen diferentes características físicas, mentales y espirituales. Y cada uno de esos grupos humanos nació bajo la guía e influencia de uno de los siete planetas sagrados y las esferas de los espíritus que viven en ellos. Es por eso que en la antigüedad se creía (con justa razón) que todas las razas humanas estaban íntimamente ligadas con los planetas, y estos a su vez con los signos zodiacales, y es así que toda la historia del mundo se encontraba registrada en esos signos.

En Egipto, el neófito era iniciado en el misterio de los signos del zodíaco por medio de una danza circular que representaba el curso de los planetas tal y como hasta hoy se celebra en Rajputana (que es una región al noreste de la India) donde se practica la danza de Krishna y los Gopis. Luego de esta danza, el neófito recibía una cruz (el Tau) convirtiéndose con esta iniciación en un astrónomo o sanador.

El ciclo de iniciaciones por la que pasaban los discípulos era una representación en pequeño de la gran serie de signos cósmicos en el año sideral (25’868 años). Y así como los cuerpos celestes al término de ese periodo vuelven a las mismas posiciones relativas que ocupaban al comienzo, de la misma manera también el “hombre interior” al concluir con el ciclo de iniciaciones, había recuperado el estado prístino de la pureza divina y el conocimiento con el cual se embarcó en su viaje de encarnaciones terrestres.

El zodíaco ha sido conocido en la India y en Egipto desde tiempos inmemoriales y el conocimiento que tenían los antiguos sabios y magos de esas civilizaciones, con respecto a la influencia oculta de las estrellas y de los cuerpos celestes sobre la Tierra, era mucho mayor del que la astronomía moderna puede esperar alcanzar.

La ciencia moderna está satisfecha con cálculos astronómicos y predicciones basadas en las leyes matemáticas infalibles. Sin embargo la sabiduría antigua agregaba a la fría visión científica el elemento vivificante de su alma y espíritu que es la astrología.

Los principales rasgos en la vida de una persona se dan en conformidad a la constelación bajo la cual nació, es decir con el carácter de su principal “animador” (o sea la jerarquía divina que esa constelación representa).

Las unidades humanas proceden todas de la misma fuente que es el Sol Central Espiritual (El Logos) y cada esfuerzo de la voluntad para purificarse y unirse con el Yo Divino la libera de uno de los rayos inferiores. Y así a través y por medio de la evolución, la entidad espiritual del ser humano es conducida a niveles más altos (de rayo en rayo) hasta que nuevamente es reabsorbida en el único y supremo rayo del Padre-Sol.

Este último es el verdadero centro de todo ser que habita en el Cosmos, y cada uno puede recibir la influencia de ese centro, tal y como “cada persona está o estará ligada a algún Adepto en particular”.

Nuestro destino está escrito en las estrellas, y llegará un día en que la astrología será restaurada por aquellos miembros del Movimiento Teosófico que cumplan los requisitos morales para poseer nuevamente el “Gran Misterio”.

Todo lo anterior puede resumirse así:

« La Jerarquía de los Poderes Creativos se divide en siete energías cósmicas principales (primero en tres cuya combinación genera los cuatro siguientes) conocidas como “los siete rayos esotéricos” y dentro de doce grandes Órdenes, las cuales están representadas en los doce signos del zodíaco. Y además estas siete jerarquías y sus rayos están vinculadas con los siete planetas sagrados. Todo esto después se subdivide en numerosos grupos de seres espirituales, semi-espirituales y etéreos. »

Las enseñanzas relacionadas al zodíaco son el trabajo de los Sabios que vinieron al comienzo del gran ciclo humano y le dieron al hombre (cuando este comenzó su ardua ascensión hacia el desarrollo espiritual) todos eso símbolos e ideas de carácter astronómico que han perdurado en todos los ciclos, y estos incluyen las “ideas innatas” que impactaron en el centro perenne de la naturaleza humana.

A partir de ese recuerdo, se puede citar una noción antigua de la tradición zodiacal gracias a los registros ocultos de una edad desconocida para la historia:

« Sobre el esquema zodiacal del océano superior celeste, en cierto sector de la Tierra, un mar del interior fue consagrado y conocido como “el Abismo del Aprendizaje”.

Doce centros en la forma de doce pequeñas islas que representaban los 12 signos zodiacales (dos de los cuales permanecieron en el misterio durante muchos años) eran las moradas de doce Hierofantes o Maestros de Sabiduría.

Este mar de conocimiento y aprendizaje permaneció allí por largo tiempo, donde ahora se extiende el desierto de Gobi, y perduró hasta el último periodo glacial, cuando un cataclismo local trasladó las aguas de este mar hacia el sur y hacia el oeste, creando así un gran desierto, y dejó sólo un oasis, con un lago y una isla en el medio, como reliquia del anillo zodiacal en la Tierra. »

La Doctrina Secreta enseña que cada suceso de importancia trascendental, tales como los cataclismos geológicos al final de una raza raíz y el comienzo de una nueva (lo que implica un gran cambio para la humanidad cada cierto tiempo tanto a nivel físico, moral como espiritual) este cataclismo se prepara, por así decirlo, en las regiones siderales de nuestro sistema planetario. Y mediante la observación, la experimentación y el conocimiento, los sabios antiguos tomaron en cuenta todas las combinaciones concebibles de causas y determinaron sus efectos con precisión matemática.

Dicho conocimiento les llegó como resultado de su pureza en cada plano de su ser y descubrieron que los planetas eran como las agujas del reloj que señalaban (en el circuito de nuestro sistema solar) las horas de ciertos eventos periódicos. Y así por ejemplo, descubrieron que cuando un gran ciclo da paso al siguiente, se producen efectos dinámicos que alteran la superficie del planeta mediante la inversión de los polos terrestres y otras convulsiones, lo que afecta el curso de la evolución humana.

Los sabios orientales estaban perfectamente familiarizados con este aspecto de la ley cíclica, ya que investigaron en ella, registraron sus observaciones y las preservaron. Y habiendo presenciado las incontables vidas ciclo tras ciclo en el pasado, y visto su comportamiento bajo diferentes condiciones en otros espacios estelares hace mucho tiempo atrás, los sabios disponían de una base sobre la cual establecer sus conclusiones y predecir lo que sucedería en las eras futuras. Sin embargo las profecías siderales del zodíaco nunca señalan un evento en particular, sin importar cuan solemne y sagrado pueda ser para una parte de la humanidad.

Blavatsky en La Doctrina Secreta se pregunta:

« ¿Por qué ver en el signo de Piscis una referencia directa a Jesucristo, quien fue uno de los muchos grandes Reformadores mundiales, cuando esa constelación refulge como símbolo de todos los Salvadores espirituales del pasado, del presente y del futuro, quienes aportan la luz y disipan la oscuridad mental? »

Todas esas profecías apuntan a leyes naturales periódicas y recurrentes, las cuales son sólo comprendidas por los iniciados ya que: “el zodíaco es el modelo de la Gran Ley”.

Doce grandes dioses, como se enseñaba antiguamente en Egipto (o doce jerarquías divinas como lo enseñan los maestros transhimaláyicos) producen el giro completo de la Gran Rueda de la Vida y la Ley, y abarcan todos los planos objetivos y subjetivos y todos los estados. Y esto también se aplica a nuestro planeta, el cual pasa por doce transformaciones.

La Tierra se vuelve cada vez más densa luego de las seis primeras transformaciones, y todo lo que ella contiene (incluido el ser humano) se vuelve cada vez más material, mientras que en las seis transformaciones siguientes ocurre lo contrario, y tanto la Tierra como los seres que habitan en ella se irán desarrollando de manera cada vez más refinada y espiritual con cada cambio.


(Esto lo enseñan también los Maestros, ver: link. Nada más que ellos hablan de siete rondas y no de doce transformaciones. Pero como lo hemos visto, en una enseñanza más profunda se precisa que el proceso también es doceavo.)

Cuando se alcanza el cénit de este ciclo, se produce una disolución gradual y la vida física es destruida, pero no hay aniquilación de los seres porque cuando se llega a ese punto, la humanidad, las plantas, los animales y cada átomo se han adaptado para vivir tanto de forma objetiva como subjetiva.

Entonces se suceden los ciclos de evolución de la naturaleza septenaria del hombre:

    -  espiritual o divina,
    -  psíquica o semi-divina,
    -  intelectual,
    -  pasional,
    -  instintiva,
    -  semi-corpórea,
    -  y la puramente material o física.

Todas ellas evolucionan y progresan cíclicamente, pasando de una a otra, en una forma centrípeta y centrífuga, única en su esencia y septenaria en sus aspectos. Y cada principio de la composición septenaria del ser humano se relaciona con un plano, un planeta y una raza-raíz. Y cada uno de esos aspectos, a su vez puede ser beneficioso y constituir fuerzas poderosas para el propio humano.

La simbología del zodíaco no es propiedad de la religión, la astronomía o astrología. La llave de los misterios del zodiaco debe de ser girada siete veces. Y en cada evento de la vida (y por pequeño que este sea) hay un significado oculto que tiene una raíz septenaria, ya sea humana o cósmica, y el conocimiento para determinar ese aspecto oculto en cada suceso pertenece a los Adeptos de todas las épocas.

El ser humano es en sí mismo un sendero zodiacal, a través del cual su sol personal (Atma) realiza un circuito, y si logramos crecer a través de la devoción y el esfuerzo durante el viaje de nuestro sol interior en ese zodíaco íntimo, entonces aprenderemos el significado de la peregrinación más importante de la luminaria terrestre.




OBSERVACIONES

Este texto es la traducción del artículo publicado por la Logia Unida de Teósofos de Inglaterra (link) y le agradezco mucho a Nicolás por haberlo traducido. Desafortunadamente el zodiaco es un tema que todavía no domino bien, por lo que por el momento me siento incapaz de esclarecerles las explicaciones que dieron los instructores teósofos en este artículo (sobre todo la segunda parte).

Pero espero a medida que adquiera más conocimientos podérselos detallar. Y es que los teósofos se olvidan seguido que las enseñanzas esotéricas se deben de explicar con muchas ilustraciones, ejemplos y aclaraciones para que la gente pueda comprender mejor lo que están diciendo.

Aún así les puse el artículo porque este muestra las bases del conocimiento oculto que se tiene del zodiaco y como pueden darse cuenta, el zodiaco no es “un simple invento hecho por las civilizaciones primitivas”.


Sino que es una representación mucho más profunda de lo que la gente se imagina, ya que refleja en su simbología, el proceso de los ciclos por el que pasa todo lo que existe en el Universo.



LA VERDAD ENCUBIERTA SOBRE LA MAGIA NEGRA



(Este texto es una traducción del artículo publicado por la Logia Unida de Teósofos de Inglaterra link y le doy un gran agradecimiento a Nicolás por haberlo traducido.)
 
Ni la magia blanca ni la magia negra son como las entiende la superstición popular."  Helena Blavatsky
(Artículo: ¿Qué es la Teosofía?) 


Para la mayoría de nosotros, el término “magia negra” evoca inmediatamente imágenes de brujas o cultos satánicos, o individuos realizando conjuros o rituales para controlar o dañar a otras personas. Y es cierto que este tipo de procedimientos forman parte de lo que se conoce como magia negra, pero hay muchos otros procedimientos de los que, aún siendo tal, no estamos realmente conscientes de su naturaleza.

Y de hecho, miles de personas decentes y bienintencionadas en el mundo son en realidad magos negros sin darse cuenta de ello, ya que muchas enseñanzas espirituales populares y prácticas usuales pertenecen completamente al ámbito de la magia negra.

¿Pero qué queremos decir con esto?

La definición de lo que constituye realmente la magia negra es: "el uso y aplicación determinados de la fuerza espiritual con un propósito egoísta o material".

En contraposición, la magia blanca es simplemente: "el uso y aplicación determinados de la fuerza espiritual únicamente para bendecir o beneficiar a los demás".

Y esta definición y postura sobre la magia negra no es única de la Teosofía, ya que también ha sido considerado así por las antiguas escuelas esotéricas de la mano derecha a lo largo de los siglos. Y en el pasado, cualquier aspirante espiritual que fuese sorprendido intentando usar poderes mentales o espirituales para atraer riqueza, posesiones o cumplir metas de realización personal, era expulsado sin contemplación del templo, monasterio, ashram o la comunidad espiritual que fuese.

Debido a que siempre se ha supuesto que el verdadero progreso en la vida espiritual, así como el camino del desarrollo interior del alma dependen de la caridad, del altruismo, de la humildad y de la dedicación de los poderes solamente para el beneficio de la humanidad, sin mencionar las normas éticas más nobles y la pureza conductual.

Y a parte de la Teósofía, todo esto lo encontramos también claramente expuesto en las enseñanzas de Buda, Krishna, Jesús, Hermes, Shankaracharya, Tsong Kha-pa, Lao-Tsé y otros maestros espirituales o reformadores mundiales que han aparecido en todas las épocas.

Durante siglos, las enseñanzas y prácticas tales como “la ley de atracción” y “la manifestación por medio del deseo” se mantuvieron en secreto con un manto de silencio y recato. Hasta que finalmente (y como la humanidad ya había alcanzado la cúspide del egoísmo y la obsesión por las ganancias materiales) dichas enseñanzas comenzaron a tener aceptación pública y popularidad, comenzando en el siglo XIX, y expandiéndose con gran rapidez y entusiasmo a medida que avanzaba el siglo siguiente.

Y debido a que el egoísmo y el deseo de tener poder y posesiones son aspectos muy arraigados en la psique occidental, a la gran mayoría de la gente con inclinaciones espirituales no les parece que puede haber algo malo o cuestionable en intentar “atraer una gran casa”, o “una pareja hermosa”, o “volverse millonario” mediante la visualización, la afirmación, el pensamiento positivo, así como los “paneles de sueños” y otros métodos. Pero sí hay algo indebido de actuar de esa manera porque eso representa la verdadera definición de lo que es la magia negra.

Básicamente, no hay nada malo en una persona que aspira a grandes cosas en la vida, pero cuando intenta aplicar definitivamente las fuerzas mentales o espirituales con tal de obtener o adquirir esas cosas, entonces la persona actúa como un mago negro.

Y con esto no estamos acusando a Rhonda Byrne o a sus colaboradores que lo ayudaron en la elaboración del libro “El Secreto” (Bob Proctor, Catherine Ponder, Charles Fillmore, Wallace Wattles, Ernest Holmes, Joseph Murphy, “Abraham-Hicks”), o a los instructores del “Nuevo Pensamiento” y otros escritores de ser personas o grupos siniestros o malos deliberadamente.  Lo que estamos diciendo (y basándonos en la autoridad tradicional de la Sabiduría Antigua) es que las enseñanzas y prácticas que promueven estos individuos son magia negra, a pesar de cuánto traten de encubrirla con tal de que parezca algo inocuo o inocente.

Incluso el más leve atisbo o aspecto de auto-realización o deseo personal, se manifiesta en algún tipo de ejercicio espiritual concerniente a la magia blanca o negra. Y es por ello que un antiguo proverbio tibetano citado por Helena Blavatsky dice que la línea que separa el camino de la mano derecha (magia blanca) del camino de la mano izquierda (magia negra) es “tan delgado como el hilo de una telaraña”.

Como vemos, todo el asunto reside en la importancia de que el humano se haya liberado completamente del egoísmo y del deseo, para que su fin exclusivo sea de ayudar y servir a la humanidad, ya que después de todo:

¡De eso se trata llevar una vida espiritual!

(Pero hay que precisar que esos humanos que se encuentran ya muy evolucionados, ellos están tan enriquecidos y engrandecidos por la energía divina que ya no necesitan satisfacer deseos terrenales para sentirse bien con ellos mismos.)

« Todo sufrimiento es causado por el deseo y todo deseo se origina por la ignorancia. Por consiguiente la muerte y sacrificio del deseo es la meta de todo esfuerzo espiritual. »

Éste es el mensaje de vital importancia perfectamente resumido por el Señor Buda en sus enseñanzas y anteriormente también mencionado por Krishna.





LA MAGIA SEXUAL


Existe otro camino en el que está transitando mucha gente en la actualidad y de manera inconsciente hacia el abismo de la magia negra, y ese es el ámbito de las prácticas sexuales tántricas.

Desde que ha sido astutamente “blanqueado” por sus principales exponentes (como otras formas de hechicería), muchos occidentales ingenuos se han hecho a la idea de que el tantra sexual es una parte integral de las religiones orientales, como lo es el hinduismo, pero se sorprenderían de saber que esa práctica es vista con desaprobación (e incluso repulsión) por la gran mayoría de los hindúes y que en ningún caso es representativa de esa noble religión.

El investigador promedio que dice tener interés en el tantra, sin duda reaccionaría con horror si supiera lo que es realmente. Y la evidente condena por parte del hinduismo en su conjunto hacia el tantrismo se encuentra demostrado por el hecho de que esa actividad (el tantrismo sexual) no aparece señalada en los seis Darshanas (que son las seis ramas de la filosofía hindú).

Helena Blavatsky meramente se hizo eco de los grandes Maestros Espirituales de todos los tiempos cuando enseñó que el tan llamado “uso espiritual” del cuerpo físico (o mejor dicho, el uso del cuerpo físico como instrumento para propósitos metafísicos) pertenece únicamente al área de la magia negra, ya que la utilización del cuerpo material es considerado (y con justa razón) totalmente irrelevante por los magos blancos o los Adeptos del camino de la mano derecha, pues sabemos que el cuerpo físico no es nada más que una cobertura externa.

El verdadero esoterismo oriental sostiene que todos los contenidos del sistema reproductivo tienen una conexión espiritual directa con sus arquetipos cósmicos, siendo de esta forma objetivos poderosos para la magia negra en el plano físico, y dichas metas por ende son consideradas impuras.

No hay nada malo con que dos personas busquen unión sexual (aunque la Teosofía sugiere que el único propósito del sexo es la procreación y no para satisfacciones sensuales o egoístas, lo cual produjo la caída y destrucción de la Atlántida y sus habitantes mediante la degradación del acto sexual y con ello el surgimiento del “placer solitario”), pero cuando la actividad sexual se realiza con el objetivo de utilizar las fuerzas o fluidos sexuales para fines mágicos, entonces se vuelve magia negra con todas sus letras.

Este tipo de práctica, según Blavatsky: “es el más terrible de los pecados kármicos”. Porque cualquier tipo de “magia sexual” se convierte automáticamente en hechicería.

Ahora bien, el lector que ha llegado hasta esta parte del artículo puede haberse formado la opinión de que los teósofos tienen por pasatiempo espiritual ser “aguafiestas”. Sin embargo, este no es el caso, pues el artículo se ha escrito con una preocupación genuina y sincera por la humanidad. Y mientras las raíces del deseo, la ambición personal, el egoísmo y la sensualidad sigan su loca carrera, sería muy poco realista esperar que mucha gente preste atención o considere los aspectos que se han expuesto aquí. No obstante, si incluso una sola alma se salva de ser presa de la magia negra luego de la lectura del presente artículo, estaremos satisfechos de que nuestros esfuerzos no hayan sido en vano.







Mi OPINIÓN AL RESPECTO

En lo personal considero que los teósofos exageran al afirmar que la magia utilizada para fines personales es magia negra. Pero no tanto porque a menos que la persona tenga una muy impecable ética, es muy fácil que ella termine por deslizarse hacia niveles cada vez más oscuros. Y es por ello que para darle más finura a la semántica, yo prefiero decir que la magia utilizada para fines personales es: “magia gris”.

Sobre la magia sexual, pienso que su “color” va a depende de lo que se haga con la energía sexual. Por ejemplo el maestro taoísta Mantak Chia enseña técnicas para hacer circular la energía sexual a través de la orbita micro-cósmica para fortificar y energizar nuestro cuerpo.


Lo cual me parece muy bueno y no le veo nada de “diabólico” en hacerlo.

Y en técnicas más avanzadas enseña a transformar la energía sexual en energía espiritual para de esta manera ir formando el “cuerpo de luz”, lo cual forma parte también de las enseñanzas elevadas del budismo y del esoterismo.



En cambio si van a utilizar la energía sexual para despertar los poderes psíquicos o para efectuar manejos mágicos indebidos, entonces ahí sí están entrando en la magia oscura.













LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES EN PALABRAS DE BLAVATSKY



« El genuino AMOR desinteresado y combinado con la VOLUNTAD, es en sí mismo un “PODER”, y aquéllos que aman a los animales debieran de mostrar ese afecto de una manera más eficiente que cubrir a sus mascotas con adornos y enviarlas a aullar y hacer el espectáculo en las exhibiciones y concursos comerciales. »

Helena Blavatsky  (“¿Por qué sufren los animales?”) 

En términos generales, la Teosofía explica que comer carne es nocivo para los humanos de varias maneras, sin mencionar que también es algo innecesario y un profundo acto de abuso hacia nuestros hermanos menores del reino animal.

Sin embargo, en su extenso artículo “¿Tienen alma los animales?”, Madame Blavatsky fue más lejos en sus explicaciones que las que dio en su libro “La Clave de la Teosofía” y este capítulo vamos a resumir y explicar dicho artículo, el cual se publicó originalmente en la revista The Theosophist en 1886.

Ella precisa que:

« Aunque este escrito es un débil intento (pues uno más elaborado requeriría de varios volúmenes) el presente ensayo pretende convencer a la gente de la gran criminalidad que cometen los hombres al quitarle la vida a los animales y particularmente cuando lo hacen por diversión y en la vivisección. »

Porque para Madame Blavatsky en realidad es un gran crimen privar de la vida a los animales, y más aún si se hace para los propósitos del así llamado “entretenimiento de ir de casería” o “el deporte de cazar”.

El artículo comienza diciendo que:

« Son muchas las “supersticiones religiosas orientales que a menudo las naciones occidentales las tildan de anticuadas” y las desprecian como si se tratara de estupideces. Pero ninguna ha sido tan objeto de burla y prácticamente considerada una provocación como es el gran respeto que los Orientales muestran por la vida animal (y es que aquéllos individuos que comen carne no pueden simpatizar con los que se abstienen totalmente de consumirla).

Los europeos constituimos naciones de bárbaros civilizados, y son pocos los milenios que nos separan de nuestros ancestros cavernícolas que succionaban la sangre y la médula de los huesos crudos. Por lo tanto es natural que aquéllos que arrebatan vidas humanas tan a menudo y frívolamente en sus guerras perversas, menosprecien por completo las agonías mortales de los animales y sacrifiquen diariamente millones de vidas inocentes e inofensivas. Y aún cuando somos demasiado epicúreos para devorar filetes de tigre o chuletas de cocodrilo, sí nos deleitamos con corderos tiernos y faisanes de plumas doradas.

(…) Y tampoco es un asunto de gran preocupación que el rudo europeo se mofe del gentil hindú, el cual se horroriza al mínimo pensamiento de matar a una vaca, y que el europeo también se rehúse simpatizar con los budistas o los jainistas en su respeto que tienen por la vida de cada criatura sintiente (desde el elefante hasta el mosquito). »

Sin embargo Blavatsky reconoce (aunque no se esté de acuerdo o se condene el acto) la queja que muchos occidentales hacen cuando dicen que:

« Comer carne se ha convertido en una necesidad vital para su constitución física y salud, a pesar del hecho de que eso signifique miríadas de víctimas en cada ciudad, municipio o pueblo del mundo civilizado que se sacrifican diariamente en templos dedicados a la deidad, como lo denunció San Pablo y reverenciados por personas “cuyo dios es su barriga”. »

Pero a esto Blavatsky objeta:

“¿Y quién puede echar mano de la misma excusa para los deportes?”

« La pesca y la cacería, las cuales son consideradas por muchos occidentales como las más fascinantes actividades de entretenimiento de la vida civilizada, en cambio son consideradas entre las más objetables desde el punto de vista de la filosofía oculta y las más pecaminosas para los ojos de los seguidores de esos sistemas religiosos que son la herencia directa de la Doctrina Esotérica, me refiero al hinduismo y el budismo.

Con todo eso, ¿no hay acaso alguna buena razón para que los adherentes de estas dos religiones (que son las más antiguas del mundo) vean a los animales –del más grande cuadrúpedo al insecto infinitesimalmente más pequeño– como sus hermanos menores, sin importar cuán estúpida parezca esa idea para un europeo? »

En un artículo posterior titulado “¿Por qué sufren los animales?”, Helena Blavatsky escrib:

« Puede ser útil aunque desagradable para algunos religiosos, si se les dijera que la culpa de este sufrimiento universal [de los animales en manos humanas] recae completamente sobre nuestra religión occidental y la educación temprana.

Todos los sistemas filosóficos orientales desde la antigüedad (brahmánicos, egipcios, chinos y finalmente el budismo que es el más puro y noble de todos los sistemas éticos existentes) inculcan la gentileza y la protección hacia cada criatura viviente, desde las terrestres hasta las aves, incluyendo a las más raras y a los reptiles.

En cambio nuestra religión occidental se mantiene en su aislamiento, como un mausoleo hacia el egoísmo más gigantesco concebido alguna vez por el cerebro humano, ya que no menciona ni una sola palabra a favor o por la protección de los animales.

Todo lo contrario.

La teología católica destaca una frase en el capítulo de la Creación y la interpreta como si fuera una prueba de que los animales (como todo el resto) fueron creados para servir al hombre. Ergo, la matanza deportiva se ha convertido para los occidentales en una de las diversiones más populares.

Y bajo ese pretexto tenemos a millones de pobres e inocentes pájaros heridos, torturados y asesinados cada otoño en todos los países cristianos para la recreación humana.

Y de ese concepto yace también seguido la crueldad que tienen los hombres hacia el potro y hacia el novillo, como lo muestra la ingratitud con la que los hombres tratan a estos animales después de años de trabajo duro y la indiferencia brutal de su destino cuando su edad ya no les permite seguirlos explotando.

(En la época de Blavatsky todavía no se había inventado el coche a combustión y por lo tanto los humanos seguían utilizando mucho a los caballos para desplazarse.)

En cualquier país occidental el en el que estuve, percibí el asesinato de animales por diversión y su inútil aniquilación. »


(Es cierto que en el Oriente también se caza a los pobres animales por entretenimiento, pero es indudable que el respeto que promulgan las religiones orientales hacia nuestros hermanos menores han limitado mucho esas actividades.)


En su artículo “¿Tienen alma los animales?”, Helena Blavatsky continúa informando al lector que:

« En la antigua Esparta (aquélla cuyos serios ciudadanos nunca fueron menos sensibles a los delicados sentimientos del corazón humano) cuando alguien era acusado de torturar a un animal por diversión, era ejecutado de la misma manera como aquél cuya naturaleza era tan villana que no se le podía permitir continuar viviendo. Pero en el Occidente “civilizado” que progresa rápidamente en todo salvo en las virtudes cristianas, el poder (hasta hoy) permanece como sinónimo de derecho.

La práctica cruel y completamente inútil de disparar a aves y animales por mero deporte, en ninguna otra parte se lleva a cabo con más fervor como en la Inglaterra protestante, donde las piadosas enseñanzas de Cristo difícilmente han suavizado los corazones desde la época de Nimrod (quien era el cazador poderoso que se presentaba ante el Señor).

Para su conveniencia, la ética cristiana se ha convertido en silogismos tan paradójicos como aquéllos de los “paganos”. Y así por ejemplo, en una ocasión un cazador me contó que dado que “ningún gorrión cae al suelo si no es con la voluntad del Padre”, él que mataba unos cien gorriones por deporte, estaba llevando a cabo cien veces la voluntad del Padre Divino !!! »

(No veo por qué te ofuscas Blavy. La historia nos ha mostrado que los hombres siempre tergiversan las enseñanzas espirituales para satisfacer sus bajos instintos, porque cualquier persona con la conciencia despierta sabe que un verdadero cristiano no debe de matar a los animales por puro placer.)

Y como teósofos, sentimos decir que casi toda forma de cristiandad (o espiritualidad basada en el cristianismo) recurre en mayor o menor medida a ese tipo de grandes sofismas para defender la práctica de matar animales y comer sus cuerpos.

Para dar sólo dos ejemplos: el ismo del Nuevo Pensamiento cristiano (del cual las dos ramas principales son “la Escuela de Unidad del Cristianismo Práctico” y “la Ciencia Religiosa” o “Ciencia de la Mente”) así como el libro conocido como “Curso de Milagros”, tienen a la Unidad y la Divinidad de toda vida como su enseñanza central y lo enfatizan constantemente (junto con destacar la importancia de la compasión, la paz, el amor, etc.).

Las personas adscritas al Nuevo Pensamiento enseñan que la Biblia debe de ser interpretada simbólicamente más que de manera literal, y que Dios no es una entidad antropomorfa o un Ser Personal, sino más bien un Principio Divino impersonal y universal, y seguido mencionan frases cautivantes como “Dios es todo lo que es”, “no hay nada más que Dios” y que “sólo Dios existe”.

Hasta ahí todo bien, pero muy a pesar de estas aparentes convicciones, la gran mayoría de los adherentes a estas filosofías son entusiastas consumidores de carne y ven el vegetarianismo como un despropósito y algo innecesario. E incluso hemos sabido de miembros de la escuela de la unidad que tienen un deleite particular al hablar de su “gran apetito” por la carne y de otros que (a pesar de su ostensible simpatía hacia los conceptos ya delineados) dan como excusa para comer carne que:

-       “Dios no me ha dicho de ser vegetariano y obviamente no es Su Voluntad que yo lo haga, ya que la Biblia nos dice que Jesús multiplicó los peces para alimentar a miles y en Génesis se dice que Dios nos dio dominio sobre todos los animales.”

Lo que muestra la rapidez y facilidad con la cual estas personas pueden retrotraerse a las aproximaciones tradicionales, literarias y antropomorfas de la religión cuando les conviene...


La estructura dental del hombre

Otro argumento comúnmente utilizado por los occidentales es que “los dientes humanos no tendrían su actual configuración si los humanos no fueran aptos para comer carne”.  Y es interesante conocer la respuesta de un gran maestro espiritual indio sobre este asunto.

Helena Blavatsky discutió este punto con él, como ella cuenta en su fascinante y entretenido libro “Desde las cuevas y junglas del Indostán” en donde narra que:

« El sabio indio me replicó citando capítulos casi completos del libro “El origen de las especies por medio de la selección natural” de Charles Darwin, y al final explicó que:

- “No es verdad que los primeros humanos nacieron con dientes caninos. Eso fue sólo al pasar el tiempo, con la degradación de la humanidad y cuando los hombres desarrollaron apetito por la carne. Fue entonces que las mandíbulas comenzaron a cambiar gradualmente bajo la influencia de la necesidad, hasta que al final se alteró completamente su forma original.” »

(Yo sospecho que ese sabio hindú ha de haber sido algún Adepto de la Fraternidad de los Maestros.)

Sin embargo, entre los millones de seguidores del cristianismo fundamentalista o evangélico, encontramos a muchos que son muy contrarios al vegetarianismo y quienes tanto privada como públicamente critican y ridiculizan a aquéllos que eligen abstenerse de comer carne o que objetan matar o cazar animales por deporte.

Sobre este asunto Blavatsky continúa argumentando en su artículo:

« El consumidor de carne, el cazador deportista e incluso aquellos que practican la vivisección, generalmente para justificar sus actos citan ese versículo del Génesis, en el que Dios le da al Adán dual: “el  dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve en la Tierra.” (1:28).  Y de ahí deriva – como el cristiano lo entiende –  el poder divino que le otorga Dios al hombre sobre la vida y la muerte de todo animal en el mundo.

Y es totalmente cierto que Dios le dio al Adán dual, o al “macho y hembra” del capítulo I del Génesis (que tiene poco que ver con nuestro antepasado poltrón del capítulo II) “dominio sobre toda criatura viva”. Pero en NINGUNA parte encontramos que “el Señor Dios” mandó a Adán (o a otro humano) a devorar la creación animal o a destruirla por simple diversión.

Todo lo contrario

Dios designando al mundo vegetal y a “todo árbol en que hay fruto y que da semilla”. Dios dice muy claro: “os serán para comer”.  »


Para una mejor comprensión de lo que quiso decir Blavatsky, citemos íntegramente ese versículo (Génesis 1:29):

-       “Y Dios dijo: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”.

Pueden constatar que en ninguna parte de la historia de la Creación se dice que Dios le dio al hombre el derecho de matar animales para alimentarse, y para aquellos que tienen todavía duda sería suficiente recordarles aquél de los Diez Mandamientos que señala inequívocamente y sin ninguna distinción: “No matarás”.

Pero si pensamos así, estamos subestimando el poder y la extraña naturaleza de la mentalidad fundamentalista.

Blavatsky también cita en su artículo las palabras escritas en el libro de Eclesiastés, el cual es un escrito atribuido por los cristianos al “rey Salomón quien es decididamente una autoridad y es reconocido por todos los eruditos por haber sido el más notorio de los sabios bíblicos”.

Pues bien, en Eclesiastés (3:19) encontramos a Salomón declarando:

-       “Porque lo que le sucede a los hijos de los hombres y lo que le sucede a los animales, es un mismo suceso; y así como mueren los unos, así mueren los otros. Todos tiene un mismo aliento de vida y el hombre no tiene ventaja sobre los animales, porque todo es vanidad.”

Por lo tanto y basándonos en el libro que los cristianos consideran como “la palabra sagrada e infalible de Dios” (la Biblia) el hombre y el animal tienen “un mismo aliento de vida” y “el hombre no tiene ventaja sobre los animales”.

Tal es la naturaleza cuestionable y el tono frecuentemente ambiguo de la Biblia que hace que cada quien la haga hablar a su gusto, y sin duda hay muchos que conocen este versículo del libro de Eclesiastés y han tratado de interpretarlo bajo una luz diferente o explicarlo sobre otras bases. Sin embargo Blavatsky precisa que:

« Tan entusiasta era la percepción de esta verdad entre los primeros cristianos que durante muchos siglos nunca tocaron la carne. En su libro “Octavio”, el padre de la iglesia Tertuliano escribe a Minutius Felix:

- “No se nos permite ser ni testigos, ni tampoco escuchar (novere) sobre un homicidio, a nosotros como cristianos, que rehusamos probar platos en que se pudo haber mezclado sangre animal.” »

Luego Blavatsky explica que según la enseñanza teosófica:

« La evolución comienza a moldear las futuras humanidades dentro de las más bajas escalas del ser. De esta forma, al matar a un animal, o incluso a un insecto, frustramos el progreso de una entidad hacia su meta final en la naturaleza que es el SER HUMANO. Por lo tanto esto no sólo retarda la evolución de esa entidad, sino que también detiene aquélla de la próxima raza humana más perfecta por venir. »

Por consiguiente:

Matar animales no sólo dificulta el progreso del reino animal, sino además el progreso evolutivo del reino humano.


¿Cómo pueden esperar razonablemente las almas humanas continuar evolucionando, expandiéndose y ascendiendo cada vez más hacia lo espiritual y hacia lo divino, si continúan justificando el quitarle la vida preciosa a otros seres vivos, y especialmente de aquéllos que no tienen la capacidad de defenderse?

En uno de sus mensajes a la Convención de Teósofos Estadounidenses (ver el folleto “Cinco mensajes de H.P. Blavatsky a los Teósofos Estadounidenses”), la autora citó las palabras de uno de los Maestros, quien amonestó a los teósofos llamándolos “occidentales que juegan a ser los salvadores de la humanidad, pero no dudan en matar a un animal”.

Como miembros de la Creación, no tenemos escrúpulos para privar de su vida a los integrantes del reino animal (que se encuentra por debajo nuestro reino). pero actuando así deberíamos considerarnos afortunados que los seres del reino espiritual que están sobre nosotros no nos traten de la misma forma. Y aquí reside una importante lección: aquellos seres celestiales y divinos (a quienes la Teosofía los llama “Los Dhyani-Chohanes”) jamás podrían haber llegado a su nivel actual si no hubieran superado completamente el comportamiento sádico y agresivo que tristemente caracteriza a los humanos actuales.

Por último Blavatsky hace otra declaración definitiva e importante en “¿Tienen alma los animales?” cuando dice que “matar a cualquier ser viviente es un pecado contra el trabajo de la naturaleza y su progreso”.

Sin embargo, es importante reiterar lo que se dijo en el artículo “El punto de vista teosófico sobre la carne y el alcohol” (el cual lo pueden leer  aquí en inglés) y en donde se precisa que la Teosofía no juzga o condena a los individuos por sus elecciones y acciones, ya que la Teosofía cree firmemente y enseña que aquéllos que juzgan a otras personas también serán juzgados (como necesidad bajo la Ley del Karma). Por lo tanto es erróneo tomar sólo la aproximación segura, pasiva e impersonal, y en lugar de eso, los teósofos desafían y luchan contra todas las ideas, conceptos, creencias y modos de pensamiento y acción perjudiciales.

Concluyendo su artículo (el cual  en tiempos recientes ha sido muy elogiado por activistas de los derechos animales) Helena Blavatsky escribe:

« Realmente cuando el mundo se convenza (y no se puede evitar que un día llegue a tal convicción) de que los animales son criaturas sensibles como nosotros, la vivisección y otras torturas diariamente infligidas a esas pobres criaturas, bajo la presión pública y amenazas de la sociedad en general, forzará a todos los gobiernos a poner fin a esas prácticas barbáricas y vergonzosas.

Pero en el intervalo, la autora no es tan ingenua como para imaginar que todo un seo colmado de registros contra la dieta carnívora tendría el efecto de refrenar a las naciones civilizadas de seguir con sus mataderos, o de que los humanos renuncien a su bistec y al pavo de Navidad.

¿Pero a qué se debe esta necedad por matar?

Se debe al pernicioso sistema teológico, a los largos siglos de teocracia y al egoísmo feroz y cada vez más creciente de los hombres.

¿Qué podemos hacer?

Concientizar a las personas
»

(Nota: este texto es la traducción del artículo elaborado por la Logia Unida de Teósofos de Inglaterra [link] y le agradezco mucho a Nicolás por haberlo traducido.)




MI OPINIÓN AL RESPECTO

Hay que tener en cuenta que Blavatsky escribió esto a finales del siglo XIX, en una época en donde la preocupación por los derechos de los animales todavía no se había desarrollado en Occidente, por lo que se puede decir que ella fue una pionera en la materia, y aunque actualmente las personas están más concientizadas, todavía falta mucho por hacer.

Sobre evitar matar a los animales por puro placer, afortunadamente cada vez hay más humanos que están de acuerdo con ello y me da mucho gusto ver como se ha vuelto una actividad muy mal vista por la gente en general, y como las voces se levantan cuando un famoso va de cacería.

Algunos ejemplos de ello son:

Los hijos de Donald Trump


Quienes fueron masivamente fustigados en el internet.


El rey Juan Carlos de España


A quien la lluvia de críticas le hicieron bajar enormemente su popularidad, lo cual a su vez fue un factor para que renunciara a su cargo y cediera el trono a su hijo.


La cantante Lucero


A quien su sesión de caza provocó que una compañía de champú rescindiera su publicidad con ella y también tuviera que cancelar su participación en el festival de Viña del Mar.


Y para aquellos que hacen apología de la caza, simplemente les diré que Dios nos dio el libre albedrío y por lo tanto podemos hacer lo que queramos. Pero luego no se quejen cuando el Karma les regrese el mismo acto que ustedes hacen.

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En cuanto a evitar matar a los animales para alimentarse, si bien a un nivel espiritual es algo que se concibe como lógico y aconsejable, a un nivel práctico sigue habiendo mucha discusión sobre ese tema. Y lo que pienso hacer en el blog es irles poniendo la opinión de varios instructores esotéricos que valoro, para al final hacer un capítulo en donde resuma la discusión que se ha hecho sobre ese asunto.

En este capítulo tienen la opinión de Blavatsky y pueden constatar que ella está completamente a favor del vegetarianismo.