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¿ES EGOÍSTA EL HUMANO QUE PRIORIZA SU EVOLUCIÓN?


 
A esta pregunta, Blavatsky la respondió con el siguiente artículo:
 
 
¿ES EL DESEO DE “VIVIR” ALGO EGOÍSTA?
 
« Últimamente escucho mencionar la frase que dice:
 
« Vivir, vivir, vivir — debe ser su inquebrantable determinación. »
 
Esta frase fue publicada en el artículo “El Elixir de la Vida” (link) y es citada a menudo por los lectores superficiales no simpatizantes, quienes la utilizan como un argumento de que las enseñanzas del ocultismo son la forma más concentrada de egoísmo.
 
Pero para decidir si esas críticas están en lo correcto o no, primero debe definirse el significado de la palabra egoísmo, y conforme a las fuentes autorizadas, el egoísmo es:
 
“Tomar exclusivamente en consideración el propio interés o bienestar; aquel supremo amor propio o preferencia por sí mismo, que induce a la persona a encaminar todos sus propósitos para anteponer su propio interés, poder, o felicidad, sin considerar el de los demás.”
 
En resumen, un individuo absolutamente egoísta es quien sólo piensa en sí mismo y en nadie más, o en otras palabras, el que está tan fuertemente imbuido en un sentido de la importancia de su propia personalidad, que para él eso es lo que corona sus pensamientos, deseos y aspiraciones; más allá de la cual todo es un absoluto vacío.
 
Ahora bien,
 
¿Podría decirse entonces que un ocultista es egoísta si desea vivir, en el sentido que le da a este verbo quien escribió el artículo “El Elixir de la Vida”?
 
 
Se ha dicho muchísimas veces que el fin principal de todo aspirante al conocimiento oculto es Nirvana o Mukti, cuando el individuo liberado de toda Uphâdi mâyâvica, se unifica con Paramâtmâ, o en términos del cristianismo, cuando el Hijo se hace uno con el Padre.
 
Para lograr ese propósito se debe rasgar todo velo de ilusión que crea un sentido de aislamiento personal, un sentimiento de estar separado del TODO; o en otras palabras, el aspirante debe descartar gradualmente toda clase de egoísmo, el cual nos afecta a todos en mayor o menor medida.
 
El estudio de la Ley de la Evolución Cósmica nos enseña que cuanto más se asciende en la evolución, más se tiende hacia la unidad. Y de hecho, la Unidad es la tarea fundamental de la Naturaleza, y quienes por vanidad y egoísmo van en contra de ese propósito, no pueden sino incurrir en el castigo de la aniquilación total.
 
Por lo tanto el ocultista reconoce que el altruismo y el sentimiento de filantropía universal constituyen las leyes inherentes de nuestro ser, y todo lo que hace es procurar destruir las cadenas del egoísmo con que Mâyâ (la ilusión) nos mantiene atrapados.
 
En nuestros días, la lucha entre el Bien y el Mal, entre Dios y Satanás, entre Suras y Asuras, Devas y Daityas, que se menciona en los libros sagrados de todas las naciones y razas, simboliza la batalla entre los deseos altruistas y los egoístas que tiene lugar en el hombre que trata de seguir los propósitos más altos de la Naturaleza, hasta que las tendencias animales creadas por el egoísmo son dominadas por completo, y el enemigo es totalmente derrotado y aniquilado.
 
Con frecuencia se ha reiterado en varias obras teosóficas y otros escritos ocultos, que la única diferencia entre un hombre ordinario que trabaja junto con la Naturaleza durante el curso de la evolución Kósmica, y un ocultista, es que éste último, debido a sus conocimientos superiores, adopta ciertos métodos de entrenamiento y disciplina que aceleran su proceso de evolución, alcanzando así en un lapso relativamente breve, la cima que a un individuo común le tomaría alcanzar quizá cientos de miles y miles de años.
 
En resumen, en unos cuantos miles de años llega a tener la clase de evolución que la humanidad obtiene tal vez en la sexta o séptima Ronda de un Manvantara, o evolución cíclica.
 
(Observación de Cid: aquí Blavatsky exagera porque el maestro Kuthumi señaló que alcanzar en esta cuarta ronda el nivel que tendrán los humanos en la quinta ronda ya es un inmenso logro.)
 
 
Es obvio que el hombre promedio no puede llegar a ser un Mahatma en una sola vida, o mejor dicho, en una sola encarnación. Por otra parte, quienes han estudiado las enseñanzas ocultas referentes al Devachan y los estados post-mortem por los que pasamos después de fallecer, recordarán que entre dos encarnaciones hay un período considerable de existencia subjetiva. Y cuanto mayor sea el número de tales períodos devachánicos, mayor será el número de años sobre el que se amplía la evolución de la persona.
 
El principal objetivo del ocultista es lograr tal control de sí mismo, como para ser capaz de regular sus estados futuros, y así acortar gradualmente la duración de su existencia devachánica entre dos encarnaciones. Porque así, al avanzar en su desarrollo, llega un punto en que entre una muerte física y su siguiente renacimiento, no hay ningún Devachan sino una especie de sueño espiritual.
 
El trauma de la muerte, por decirlo así, lo sumerge en un estado de inconsciencia del cual se recupera gradualmente hasta después de haber renacido, para luego continuar con su sendero evolutivo. Y el lapso de este sueño espiritual puede variar desde 25 hasta 200 años, según el grado de su evolución.
 
Pero también el ocultista puede considerar que hasta ese período es un desperdicio de tiempo, y por lo tanto dedicar todos sus esfuerzos para acortar esa duración, hasta llegar gradualmente a un punto en que el paso de un estado de existencia a otro es casi imperceptible. Y entonces el trauma de la muerte ya no vuelve a dejarlo inconsciente.
 
Y esa es la idea que el autor del artículo “El Elixir de la Vida” trata de transmitir cuando dice:
 
« Al llegar a la edad límite en donde las personas de su raza mueren, o cuando la ha rebasado, [el Ocultista] en realidad ya se encuentra muerto, en el sentido ordinario, es decir que ya se ha liberado de todas o casi todas las partículas materiales como lo hubiera hecho necesariamente al entrar en la agonía de la muerte. Y ha ido muriendo gradualmente a lo largo de todas las etapas de su Iniciación.
 
La catástrofe no puede pasarle por encima dos veces. Ha ido extendiendo a lo largo de varios años un proceso apacible de disolución, que a otros les sucede desde en un breve lapso hasta en unas cuantas horas. El Adepto superior está, de hecho, muerto para el mundo, y está completamente inconsciente del mismo; él se ha olvidado de sus placeres y despreocupado por sus miserias en la medida en que esto involucra al sentimentalismo, pues el estricto sentido del Deber jamás le impide percatarse de su propia existencia»
 
 
El procedimiento de emisión y atracción de los átomos, que está en control del ocultista, ha sido discutido de manera extensa en ese artículo y en otros escritos. Por medio de ese procedimiento el ocultista se va deshaciendo gradualmente de todas las viejas partículas densas de su cuerpo, sustituyéndolas por otras más finas y etéreas, hasta el momento en que el Sthûla Sharîra (el cuerpo físico) está completamente muerto y desintegrado, viviendo entonces el ocultista en un cuerpo astral enteramente de su propia creación, adecuado a su tarea (ver link).
 
Y este cuerpo es esencial para sus propósitos, pues como dice “El Elixir de la Vida”:
 
« Para hacer el bien, como en todo lo demás, un hombre debe tener el tiempo y los materiales con qué trabajar, pues son los medios indispensables para adquirir poderes por medio de los cuales hacer mucho mayor bien que sin ellos. Y cuando éstos por fin se llegan a dominar, las oportunidades de emplearlos se presentan»
 
 
Y dando instrucciones prácticas para ese propósito, el mismo artículo añade:
 
« El hombre físico debe volverse más puro y sensible; el hombre mental más penetrante y profundo; el hombre moral más bondadoso y filosófico»
 
 
Soslayan estas importantes consideraciones quienes malinterpretan el pasaje siguiente:
 
« Además, a partir de lo ya descrito, quedará en claro que es una gran tontería que las personas le pidan a un Teósofo que “les consiga ponerse en contacto con los Adeptos más altos”. Es sumamente difícil que pueda convencerse a uno o dos, incluso ante la agonía de un mundo, a perjudicar su propio perfeccionamiento por entrometerse en asuntos mundanos. El lector ordinario dirá: “Esto no es asemejarse a dios. Esto es el colmo del egoísmo”»
 
 
Pero los críticos superficiales al tildar el pasaje anterior asegurando que inculca el egoísmo, dejan de lado muchas verdades profundas.
 
1. En primer lugar, olvidan que otros pasajes ya citados establecen la negación de sí mismo como una condición indispensable para triunfar, y que al avanzar por el sendero de la evolución se adquieren nuevos sentidos y poderes con los cuales puede hacerse mucho mayor bien que sin ellos.
 
2. Cuanto más espiritual se hace el Adepto, menos puede inmiscuirse en los asuntos mundanos ordinarios, y tiene que dedicarse más al trabajo espiritual.
 
3. E innumerables veces se ha repetido que el trabajo en el plano espiritual es tanto más superior que el trabajo en el plano intelectual, como el trabajo en este último es superior al del plano físico.
 
Los Adeptos muy elevados, por lo tanto sí ayudan a la humanidad, pero sólo espiritualmente; ya que de acuerdo a su constitución ellos están impedidos para interferir en los asuntos mundanos. Pero esto se aplica sólo a los Adeptos muy elevados.
 
Existen diversos grados de Adeptado, y los de cada grado trabajan por la humanidad en los planos a los que han ascendido. Sólo los Chelas viven en el mundo, hasta que ascienden a cierto grado. Y es precisamente porque los Adeptos están cuidando al mundo, que disponen que sus Chelas vivan y trabajen en él, como lo saben muchos de los que han estudiado el tema.
 
Cada ciclo produce sus propios ocultistas capaces de trabajar por la humanidad de su época en todos los diferentes planos. Pero cuando los Adeptos prevén que en cierto período determinado la humanidad será incapaz de producir ocultistas que trabajen en determinados planos, en semejantes ocasiones ellos proveen: ya sea renunciando voluntariamente a su propio ascenso y esperando hasta que la humanidad avance hasta ese grado, o bien rehusándose a entrar en Nirvana y sometiéndose a la reencarnación a fin de preparar el trabajo para cuando llegue la hora.
 
Y aunque el mundo no es consciente de eso, aún así incluso ahora mismo existen ciertos Adeptos que prefirieron permanecer en status quo, rehusándose recibir grados superiores, en beneficio de las futuras generaciones de la humanidad.
 
En resumen, como los Adeptos trabajan en armonía, puesto que la unidad es la ley fundamental de su existencia, ellos han hecho, como si dijéramos, una graduación del trabajo en la cual cada uno de ellos hace su tarea en el plano que le corresponde, en pro de la elevación espiritual de todos nosotros, y por tanto el proceso de longevidad mencionado en “El Elixir de la Vida” es solamente un medio para lograr el fin que, lejos de ser egoísta, es el propósito más altruista al cual un ser humano puede dedicarse»
(Theosophist, julio de 1884, p.242-243; CW 6, p.241-248)
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIONES
 
Aquí Blavatsky se está refiriendo al ocultista que se concentra en su propia evolución para así poderse desarrollar más rápidamente, y de esa forma posteriormente poder ayudar a la humanidad de una mayor manera.
 
Pero también en su obra “La Voz del Silencio” ella explicó que existen individuos que se concentran en su propia evolución únicamente para poder entrar lo más pronto posible en el Nirvana, sin importarles el sufrimiento en el que se encuentra el resto de la humanidad.
 
Y a esos individuos se los denomina “los Budas egoístas” y ellos tienen el derecho de abandonar a sus hermanos humanos, ya que ellos han hecho los esfuerzos para acelerar su evolución, y por consiguiente tienen derecho a su recompensa.
 
Entonces en esa estrategia de primero concentrarse en nuestra propia evolución, existen esas dos vertientes.
 
Y el maestro Pastor explicó que el sendero evolutivo más rápido es el del servicio, en donde uno deja de concentrarse en nuestra propia evolución para ponerse a trabajar sobre todo en la evolución de los demás, poniendo nuestros esfuerzos principalmente en las otras personas para ayudarlas a avanzar más rápidamente en su propia evolución, aunque eso implique que ya no dispongamos de tiempo para nosotros.
 
Así que como ustedes mismos lo pueden constatar, existen varias maneras de llevar a cabo este asunto.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

UN COMPENDIO DE LA DOCTRINA DE SHANKARA


(El siguiente artículo fue escrito por Serapeum y le agradezco mucho que nos lo haya enviado.)
 
 
Shankara fue una figura muy importante en la historia de la India. Como reformador religioso escribió un buen número de obras; entre estas están los comentarios de diversos Upanishads, algunos tratados breves como “Viveka Chudamani”, himnos como el “Nirvana Shatakam”, y el comentario de los Brahmasutras, que es una sistematización de las enseñanzas de las Upanishads compuesta por Badarayana. Este último comentario es considerado su obra más importante.
 
La tradición más difundida indica el año 788 d.C para su nacimiento y el año 820 d.C para su muerte. Aunque cabe aclarar que la Teosofía enseña que nació hace 2.500 años, concretamente en el 510 a.C., sólo 51 años y 2 meses después de la muerte de Buddha. Pero en esta ocasión no se hará un repaso de su biografía, sino más bien se intentará dar a conocer los delineamientos generales de su doctrina.
 
Shankara es el fundador de la Escuela Vedanta No-dualista (Advaita Vedanta) que es una de las escuelas más importantes dedicadas a la interpretación de las Upanishads y una de las que mayor presencia tienen en el pensamiento filosófico y religioso de la India.
 
A la doctrina de Shankara se le aplica el nombre de “Advaita” (No-dualidad) porque sostiene por un lado, la existencia a de una sola y única realidad: Brahman/Atman; y por otro lado que todo lo que no es Brahman/Atman es sólo ilusión (Maya), un producto de la ignorancia (Avidya) que domina la mente humana.
 
 
 
 
Delineamiento general del sistema de Shankara
 
En el sistema de Shankara tenemos enfrentadas de un lado una realidad verdadera, una y única, designada con el nombre de Brahman, y de otro lado una ilusión (Maya) que se manifiesta bajo tres formas o aspectos, el Jiva (Alma individual), el mundo (Samsara) e Ishvara (el Señor o Dios).
 
No se puede argumentar que Brahman, la única realidad, queda invalidada por la triple ilusión del Jiva, Samsara e Ishvara, ya que para el pensamiento indio la unicidad de una realidad verdadera postulada como única sólo puede ser derogada por otra realidad verdadera; es decir, la existencia de una “realidad” ilusoria no deroga ni se contrapone a esa realidad verdadera y única.
 
Un ejemplo que usa a menudo el Advaita Vedanta es el de la cuerda y la serpiente; si ante nosotros tenemos una cuerda, pero confundimos a esa cuerda con una serpiente, la autenticidad de la cuerda como algo real no es destruida por la ilusión representada en nuestra mente de esa cuerda como una serpiente. A esto, Shankara lo llama una superimposición, en este caso, la serpiente (ilusión) se sobreimpone sobre la cuerda (realidad).
 
« Mediante el discernimiento adecuado se obtiene el conocimiento de qué es la Realidad, del mismo modo que se pone fin al tremendo miedo y angustia que causa en una mente confusa la forma de una soga al confundirla con una serpiente. »
(Viveka Chudamani, 12)
 
El «ilusionismo» de Shankara no ha sido del agrado de muchos intérpretes antiguos y también modernos, indios u occidentales, de profunda convicción teísta. En algunos casos hasta se han esforzado por debilitar, disimular o negar la concepción de Shankara de que el Alma individual (Jiva), el mundo (Samsara) y el Señor o Dios (Ishvara) son meras ilusiones creadas por la ignorancia o el error que domina la mente del hombre.
 
« Sea cual fuera la ilusión que un hombre confundido erróneamente perciba, en esencia es Brahman y solamente Brahman. Lo que siempre se ha considerado como el universo no es otra cosa más que Brahman, dado que el universo, que es la sobreimposición de Brahman no es más que un nombre. »
(Viveka Chudamani, 236)
 
La interpretación “no-ilusionista” del sistema de Shankara es un error. Aunque Shankara no niega la existencia del yo individual y del mundo, sí que considera que se trata de una existencia ilusoria.
 
Shankara acepta la existencia de un Dios (el Señor), creador y gobernante del mundo y que puede ser objeto de una profunda y verdadera piedad, pero piensa que esa existencia es una existencia ilusoria, como la del yo individual y la del mundo. La imponente y excluyente realidad de Brahman impide que a su lado surja o se mantenga otra realidad. Si la ignorancia o error del hombre construye otra realidad al lado de Brahman, esta desaparece cuando el hombre llega al conocimiento, al conocimiento de Brahman.
 
 
 
 
Brahman
 
Brahman es, como se dijo, lo único realmente existente. Fuera de Brahman no existe nada dotado de una naturaleza que no sea ilusoria. Esta característica debe ser tenida en cuenta cuando se expone la doctrina de Shankara, y todo lo que se diga respecto de ella debe adecuarse estrictamente a esa característica.
 
« Al firme estado de convicción de que Brahman es lo real y que el universo es lo irreal, se le llama Viveka (discernimiento entre lo real y lo irreal). »
(Viveka Chudamani, 20)
 
La unicidad de Brahman elimina toda posibilidad de dualidad. Ni en Brahman ni en relación a Brahman ni junto a Brahman puede postularse o aceptarse la existencia de algo que en alguna medida elimine, limite, menoscabe o afecte esa unicidad.
 
Una consecuencia directa de la unicidad de Brahman es la imposibilidad de conocerlo y de definirlo, ya que todo conocimiento implica una dualidad, la dualidad sujeto-objeto; y, en el caso del conocimiento de Brahman, en el momento en que ese conocimiento surge, simultáneamente toda dualidad sujeto-objeto desaparece y se ve absorbida en la suprema unicidad de Brahman.
 
« Desechando la irrealidad mediante el proceso de reducción al absurdo (“Neti, neti”), se llega al reconocimiento de que el Atman es autoexistente y autosuficiente, permanece separado de todo, como el cielo, y está más allá del alcance del pensamiento. Hay pasajes que afirman: “no es grosero ni sutil, etcétera”. Por lo tanto desecha el fantasma de este cuerpo, que tú percibes y aceptas como tu propio ser, y mediante el puro entendimiento comprende que tú eres Brahman; experimenta tu propio ser; el Conocimiento Absoluto. »
(Viveka Chudamani, 250)
 
Por esto, Shankara, para dar una idea acerca de lo que es Brahman utiliza la vía negativa (Via Negationis), es decir, sólo puede indicar lo que Brahman no es. Si bien semánticamente las determinaciones negativas no definen o describen a lo Absoluto, el efecto final al que llega la Via Negationis es el de dar las herramientas para discernir entre lo Real y lo irreal.
 
 
 
 
El Jiva
 
El término Jiva designa al alma individual o encamada que se concibe a sí misma como un individuo viviente y consciente, como un yo empírico, como un ser que transmigra.
 
El Jiva tiene una singular idea de sí mismo: considera que su cuerpo, su mente y sus emociones son él mismo como persona y que no es nada más que un ser singular y limitado; se imagina que está encarnado; que está sometido al dolor y a la ignorancia; que es el “hacedor” y que está sujeto a todo tipo de experiencias; que transmigra naciendo y muriendo una y otra vez en una larga cadena de reencarnaciones.
 
« Así pues, si al estado de Jiva al cual se halla sometido el Atman no es su verdadera naturaleza —tal como imaginamos— ese estado se debe a la relación que ha establecido con los atributos sobreimpuestos (upadhis), tales como el intelecto, la mente, el ego, etc.; pero este estado no es real y, por consiguiente, la naturaleza del Atman es completamente diferente de la conciencia del Jiva. La relación que se establece entre el Atman y los upadhis es debida exclusivamente a la ignorancia. »
(Viveka Chudamani, 200-201)
 
Esta idea que el Jiva es todo esto que se acaba de mencionar no corresponde con la verdad; porque el Jiva en su verdadera y auténtica naturaleza no es otra cosa que Brahman, en esencia es idéntico a Brahman. Desde el punto de vista de la Verdad Absoluta no existe diferencia entre Brahman/Atman y el Jiva. Pero esto el Jivalo ignora, no lo percibe. Sobreimpone la errónea imagen del individuo que él cree ser sobre Brahman.
 
Y lo peor es que el Jiva existe, vive y actúa sobre la base de este error. El Jiva, en cuanto realiza su verdadera identidad se da cuenta que está realmente al margen del sufrimiento, pero que se imaginaba equivocadamente que era un ser sometido al dolor y al miedo, y así sufría y este sufrimiento lo afectaba, aunque ese dolor y ese sufrimiento solo fueran de naturaleza ilusoria.
 
Lamentablemente, el Jiva y la ignorancia que lo afecta existen, se podría decir, conjuntamente desde una eternidad. Por tal razón es inapropiado preguntar por qué, cuándo y cómo el Jiva cayó bajo el poder de la ignorancia, porque siempre estuvo sometido a ella.
 
De todas maneras, en última instancia, lo único existente es Brahman, ya que el Jiva nunca ha dejado de ser Brahman, aunque tuviera una idea errónea acerca de sí mismo, de la misma manera como la cuerda nunca ha dejado de ser cuerda, aunque fuera percibida como una serpiente.
 
« ¿Qué más hay que decir sobre esta Esencia? El Jiva no es otra cosa sino Brahman; este inmenso universo no es otra cosa más que Brahman mismo; los Shrutis enseñan que Brahman es lo único sin segundo; y es un hecho indudable que la gente iluminada que conoce su identidad con Brahman y que ha renunciado a su conexión con el mundo objetivo, vive palpablemente unida con Brahman; que es el eterno Conocimiento de la Dicha. »
(Viveka Chudamani, 394)
 
Tal vez el Jiva sea el “personaje” más importante del drama que describe el Vedanta de Shankara. No sólo porque todo el sistema de Shankara tiene como fin hacer que el Jiva llegue a la liberación, es decir, que se reconozca como Brahman, sino porque también toda irrealidad, toda ilusión que se manifiesta en ese sistema, tiene su origen en el Jiva y en el error (avidya) que lo domina, y es desde la perspectiva del Jiva que debe ser enfocado.
 
 
 
 
Avidya
 
La causa por la que el Jiva no se percibe como lo que es en realidad (como Brahman) es simplemente la ignorancia (avidya). Y para el Vedanta Advaita la ignorancia a la que está sometido el Jíva no es una entidad sobrenatural, un poder metafísico maléfico, un factor cósmico con existencia propia y autónoma, algo contrapuesto a Brahman.
 
« El Conocimiento de la identidad entre Jiva y Brahman, destruye completamente el impenetrable bosque de Avidya (ignorancia). Porque en aquél que ha experimentado el estado de unidad ¿queda acaso alguna semilla que le obligue a someterse a futuras transmigraciones? »
(Viveka Chudamani, 346)
 
Además, con relación a la naturaleza verdadera del Jiva, la ignorancia, por un lado, oculta la naturaleza real y por otro lado proyecta una falsa imagen, como el conocido error que surge con respecto de la cuerda en la oscuridad, a la vez que la ignorancia oculta su verdadero ser (como cuerda) proyecta una falsa idea de la misma (como serpiente). Utilizando la terminología propia del Advaita Vedanta se puede decir que el hombre sobreimpone sobre Brahman la falsa idea construida por la ignorancia (avidya).
 
 
 
 
Samsara
 
La idea de Shankara referente al mundo (samsara) es similar a aquella referente al Jiva, el mundo es irreal, tiene el status de una ilusión creada por el Jiva debido a la ignorancia o al error y a la superimposición sobre Brahman.
 
« Al igual que es irreal todo cuanto aparece en un sueño, los objetos, el lugar, etc., también es irreal el mundo que experimentamos aquí, en estado de vigilia, porque no es más que el efecto de nuestra propia ignorancia. De la misma manera, este cuerpo, los órganos, los pranas, el ego, etc., son también irreales, pues tú eres el sereno, puro, supremo Brahman, el primero sin segundo. »
(Viveka Chudamani, 252)
 
El mundo imaginado por el Jiva no es algo estático, es un mundo provisto de un funcionamiento tan ilusorio como su existencia; en el mundo ilusorio se percibe el movimiento, los fenómenos físicos, las leyes naturales y todo lo demás que se da en el mundo en que vivimos; sin embargo, el Jiva se imagina que ese mundo existe, lo percibe de este modo, piensa que él vive en ese mundo y que también está sometido a las leyes físicas y a las normas sociales que rigen en ese mundo ilusorio. Toda experiencia del Jiva y su existencia se desarrollan en ese mundo irreal como si realmente existiera.
 
Como en el caso de la falsa imagen que el Jiva tiene de sí mismo, el surgimiento de la imagen del mundo (samsara) se debe a la ignorancia. Avidya proyecta ante el hombre la imagen engañosa de ese mundo múltiple y variado; esa imagen se interpone entre el Jiva y Brahman; el error o ilusión se sobreimpone sobre Brahman, impidiéndole al Jiva percibir la única realidad, la unidad y unicidad de Brahman. Sólo cuando en el Jiva surge el conocimiento de su verdadera naturaleza, o sea cuando conoce que él es Brahman, lo único existente, la ilusión de ese mundo falaz se esfuma, la ilusión se desvanece.
 
 
 
 
Ishvara
 
El Señor (Dios) es el tercer elemento de la gran ilusión que se sobreimpone entre el Jiva y Brahman. Todo lo expresado por Shankara respecto de Ishvara debe ser interpretado en función de dicho principio fundamental de su sistema.
 
Ya que no puede postularse un creador y gobernante real de un mundo que es irreal y cuyo funcionamiento es asimismo irreal.
 
« Esta aparente contradicción que pudiera apreciarse entre ellos es sólo una consecuencia de la sobreimposición con la que se les ha asociado, pero esto no es real. Esta sobreimposición, en el caso de Isvara (el Señor) es Maya, que es la causa del Mahat (la inteligencia cósmica de la naturaleza) y las demás modificaciones que proceden del Mahat. Y en el caso del Jiva, la sobreimposición consiste en las cinco envolturas que son también producidas por Maya.
 
Estas dos son las sobreimposiciones de Ishvara y de Jiva. Y una vez que ambas son eliminadas ya no queda ni Ishvara ni Jiva. Un reino es símbolo de rango para un rey, y para un soldado su escudo, pero cuando el rey pierde su reino y el soldado su escudo, ya no son ni rey ni soldado; son lo mismo. »
(Viveka Chudamani, 243-44)
 
A pesar de esto, los atributos del Señor han sido superimpuestos sobre Brahman y han hecho de éste un objeto de culto y veneración. La caracterización de este Dios no difiere de la caracterización del Dios personal que se tiene en Occidente. Ambas son similares y hasta se podría decir que son idénticas.
 
Además, Ishvara no es una imagen estática como no lo son ni el Jiva ni el samsara. Así como el mundo se presenta ante el Jiva funcionando como funciona el mundo en que vivimos, así Ishvara se presenta ante la imaginación del Jiva realizando todas las acciones de un Dios personal, es decir, crea el mundo, lo vigila, pone en movimiento lo que debe moverse, etc.
 
La ilusión no es sólo la de un Dios, sino que es también la ilusión de la actividad que ese Dios realiza. Después de todo, sería difícil admitir en un creador irreal un poder real destinado a crear un mundo irreal. La naturaleza ilusoria de Ishvara, de su actividad y de su poder, en el sistema de Shankara, es, como se dijo, difícil de ser admitida por personas de profunda convicción teísta.
 
 
 
 
El perspectivismo de Shankara
 
Se puede considerar, dependiendo la perspectiva, a Brahman y a Ishvara como dos aspectos compuestos; Brahman sería el aspecto real carente de características (nirguna), e Ishvara, vendría a ser el aspecto ilusorio dotado de los más excelentes atributos (saguna), aunque superimpuesto sobre Brahman por el Jíva dominado por el error.
 
Los textos que hablan de Brahman sin cualidades (nirguna) y Brahman con cualidades (saguna) no deben inducir a pensar que existen dos “Brahmans”, lo cual destruiría el no-dualismo absoluto que domina el sistema de Shankara.
 
Brahmansaguna (con cualidades) no es sino la imagen ilusoria que el Jiva se forma de Brahman, configurada como un Dios personal y que él sobreimpone sobre Brahman al que no puede llegar debido a la ignorancia. En este punto nos encontramos nuevamente con la contraposición de una única Realidad, Brahmannirguna, y una ilusión, Brahmansaguna, el Señor (Ishvara).
 
Shankara tiene, por lo tanto, una posición abiertamente perspectivita. Colocándose en la “perspectiva del conocimiento” (o sea de la verdad), Brahman es concebido como lo único real; adoptando, por el contrario, la «perspectiva de la ignorancia» (o sea del error), Brahman es captado bajo la imagen ilusoria de un Dios personal dotado de excelsas cualidades, de la misma manera como con una percepción verdadera vemos a la cuerda como cuerda y con una percepción falsa vemos a la cuerda como serpiente.
 
 
 
 
Conclusión
 
Sankara, como todos los Maestros que ha conocido la humanidad, realizó una labor muy importante y necesaria, tal es así que su nombre perdura, respetado y venerado, hasta nuestros días.
 
El Advaita Vedanta no es un sistema que viene a rivalizar con las otras escuelas ortodoxas y heterodoxas; sin combatirlas expresamente, Shankara aclara su verdadero significado interno y muestra a todos que la Verdad yace detrásdel conjunto de creencias.
 
En todas las regiones de la India que Shankara visitó, grupos de fieles adoraban exclusivamente alguna forma de la divinidad. En algunos lados era soberano Vishnu, en otras partes Prajapati, más lejos no se podía acceder a la Verdad más que por Ganesha; a pesar de esto, en sus encuentros con los diversos grupos de fieles, Shankara no puso en duda la identidad de su fe y la sinceridad de sus creencias, pero les predicaba la unicidad del Ser. El gran principio de la doctrina, afirmado en todas partes por Shankara, no era el vacío (Shunyata) de los buddhistas, sino por el contrario el Ser único, inconcebible para la limitada mente humana, Brahman.
 
De ahí que en Shankara se da una paradoja ya que su vida aparentemente contradice su enseñanza. El Maestro que predicaba la renuncia al mundo, no se encerró en una gruta del Himalaya. El recorrió sin tregua el país, escribió prolíficamente e instruyó a sus discípulos, propagando su doctrina.