¿ES NUESTRA ESTADÍA EN EL CIELO UNA PERDIDA DE TIEMPO?

La Teosofía enseña que cuando los humanos mueren, ellos ascienden al Mundo divino (el Cielo, el Devachan) y ahí se la pasan durmiendo y soñando con aquello que los hace más felices durante en promedio unos 1500 años, antes de volver a descender a la Tierra para reencarnar en un nuevo cuerpo físico, y así trabajar en su evolución durante aproximadamente unos 70 años, y luego el ciclo se repite.

Y esto es lo que ha motivado a algunos estudiantes a considerar que nuestra estancia en el Cielo es una tremenda perdida de tiempo para nuestra evolución cósmica.

Como por ejemplo, una persona le escribió a William Judge esto:

« Dado que el tiempo empleado durante la vida física es el tiempo de progreso real, mientras que el tiempo pasado en el Devachan es simplemente un tiempo de descanso. Entonces, ¿por qué el proceso de evolución requiere de una proporción de tiempo tan grande desperdiciando en el Devachan miles y miles de años en descanso por menos de cien años de trabajo evolutivo? »

A lo cual William Judge respondió lo siguiente:

« Una carta para el editor proveniente de Holanda merece ser contestada ya que puede dilucidar las preguntas que se hacen muchos otros estudiantes sobre este mismo tema.

La queja en esta carta es que cuando uno va a Devachan (“el Paraíso”) se pierde mucho tiempo fuera de la vida en la Tierra, en donde de otro modo se podría continuar con el trabajo evolutivo, o con la labor altruista por los demás, si pudiéramos regresar más rápidamente a la Tierra después de fallecer.

Y la razón que da el corresponsal para considerar menos importante al Devachan, es que nuestra experiencia en el Cielo es una mera ilusión (ya que la persona se la pasa soñando), mientras que las experiencias que tenemos en la Tierra, al menos para nosotros los humanos son más reales. Por lo que son preferibles al sueño devachánico.

Y para ilustrar su punto de vista, el corresponsal da como ejemplo el supuesto caso de un padre que se encuentra en el Devachan imaginando que su querido hijo está también ahí con él, cuando en realidad el joven que aún no ha muerto físicamente, permanece en la Tierra, quizás en la miseria y llevando una vida de vicio.

Esta es la raíz de la objeción — el supuesto carácter ilusorio de Devachan, comparado con la vida en la Tierra.

Ahora bien, es necesario precisar que estos sentimientos en el fondo se deben a la sed de vida por la forma terrenal, la cual es actualmente la más conocida para nosotros, o sea la vida en un cuerpo físico. Sin embargo no podemos eliminar con argumentos nuestra existencia en el Devachan, como tampoco podemos hacerlo con la necesidad de reencarnar en la Tierra, ya que los dos son tan importantes el uno como el otro.

Y una forma muy fácil de salir de esta dificultad (que surge casi completamente de nuestros sentimientos) sería la de aceptar calmadamente la ley de ciclos tal como esta se encuentra instaurada, porque si bien nuestros gustos o aversiones no tienen efecto sobre el curso de la Naturaleza, en cambio si pueden tenerlo sobre nosotros mismos, lo cual nos perjudica.

Debido a querer vivir solo concentrados en el placer, o manteniendo el deseo constante de evitar “el dolor que aun no llega”, eso creará inevitablemente causas kármicas que hubiésemos preferido evitar.

Pero quizá hay algunas consideraciones sobre el Devachan que sería bueno esclarecer.

En primer lugar, nunca he creído que el periodo de mil quinientos años que da el señor Sinnett en su libro “Budismo Esotérico” de estancia  en el Devachan sea una duración fija. Sino que en realidad es un promedio. Y lo más probable es que para la mayoría de aquellos que constantemente desean una liberación para gozar del Cielo, ese periodo podría ser de más de mil quinientos años.

Y de hecho, en las Escrituras Hindúes se dan muchas ceremonias especiales para el logro del Cielo, o de las regiones de Indra, lo cual es Devachan. Y allí se dice que esas ceremonias o prácticas producen una estancia en el Indraloka de un “número infinito de años”.

Sin embargo, la primera pregunta que se debería uno de hacer no es:

¿Por qué el periodo en el Devachan es tan largo?

Sino,

¿Cuál es la causa por la que nosotros vamos al Devachan?

Algunos dicen que se debe por el buen Karma que acumulamos a través de nuestras buenas acciones, lo que nos lleva y mantiene allá. Lo cual es cierto, sin embargo esta es una respuesta incompleta, porque a pesar que alguien sea una buena persona, llena de constante trabajo altruista por los demás, sin afligirse y libre del deseo de tener una recompensa en alguna parte. Eso no le garantiza que su Devachan será muy prolongado.

Su Karma positivo ciertamente actuará sobre esa persona en sus siguientes vidas, ya que la vida en la Tierra es el lugar donde principalmente el Karma tiene sus operaciones.

Y también actuará en su vida celestial. No obstante si esa persona quiere que su Devachan sea enriquecedor y prolongado, ella necesita también nutrirse de experiencias, de conocimientos y desarrollar su naturaleza personal, porque ese es el verdadero “combustible” que permite permanecer en el Devachan por mucho tiempo.

Por otro lado, no se debe de olvidar que el alma también necesita tener algún descanso, porque si continuamente estuviera trabajando y trabajando de una vida física a otra sin interrupción entre ellas, entonces el alma terminaría por derrumbarse.

Y es por eso que hasta que el alma no haya llegado a ser tan brillante como un diamante, tan dura como el adamante, y tan fuerte como el acero, ella no podrá resistir un ritmo tan intenso, e inevitablemente terminará sucumbiendo ante la tensión. Por lo tanto la Naturaleza ha previsto un lugar de descanso y este lugar es el Devachan, el cual debemos aceptar con agradecimiento y no con desprecio.

Pero,

¿Es que la vida que tenemos en la Tierra queda en detrimento en comparación con la vida que tenemos en el Devachan?

No lo creo porque aunque a las personas les parezca lo contrario, la vida en la Tierra tan solo es una gran ilusión.

(Para aquellos que ya han percibido la realidad divina, la vida en la Tierra solo es una ilusión, pero para nosotros que todavía no hemos alcanzado la iluminación, yo prefiero explicar que la vida en la Tierra es solo una realidad temporal que se desvanece ante una existencia más trascendental que nos espera cuando hayamos evolucionado más.

Como dijo el ángel en el libro “La Respuesta del Ángel”:

  “La verdadera Vida todavía no la conoces porque estas apenas en proceso de nacer. En realidad sueñas todavía de la vida divina, y una vida vendrá en comparación de la cual, la vida actual te parecerá muerte. Todavía no podrías soportarla, pero ¡Vete preparando!”)

El sabio Ribhu Vishnu aseveró que la vida en la Tierra era “el reino de la ilusión más largo”, y el considerar que es una cosa terrible que el padre o la madre estén gozando de una gran felicidad cuando ellos se encuentran en el Cielo, mientras que sus seres queridos sufren en la Tierra, es preferir una ilusión por otra y apretar contra el pecho un error filosófico, porque ambos de esos dos estados están fuera de la Verdad.

Y el gran verso del texto sagrado Isa Upanishad esclarece esta cuestión con las siguientes palabras:

-      “Qué espacio existe para la aflicción y cuál para la duda en aquella mente que sabe que todos los seres son de la misma esencia espiritual y solo varían en sus grados de conciencia.”

Por lo tanto si yo acepto esto, entonces también debo de comprender que no es importante si quienes más amo están en el Devachan o en la Tierra, ya que ellos y yo compartimos por siempre el desarrollo más elevado alcanzable, puesto que siendo todos nosotros seres espirituales, debemos tener comunión por siempre en los planos superiores de nuestro ser.

Por otro lado, parece haberse perdido de vista el hecho de que cada noche experimentamos a una especie de Devachan al momento en que nos vamos a dormir. Por lo tanto, la amante madre, sin importar qué tan desafortunado o malvado sea su hijo, debe dormir, y durante su reposo ella puede tener dulces sueños de aquellos que ella ama a su alrededor.

¿Y si se objeta el Devachan, entonces por qué no también revelarse contra la necesidad que tiene nuestro cuerpo de dormir para darle descanso a su organismo físico?

Comprendan que así como nuestro cuerpo necesita descansar entre cada día, de la misma manera nuestra alma también necesita descansar entre cada reencarnación.

Y a la base de este tema, yace la cuestión del tiempo, ya que este va a la mismísima raíz de las objeciones, debido a que la aversión por estar en el Devachan deriva que se considera que es mucho tiempo.

Pero lo largo de este periodo es también una ilusión que fácilmente puede comprobarse, ya que lo que nosotros llamamos tiempo (medido por segundos, minutos, horas, etc) no es necesariamente el verdadero tiempo, a causa que no es la precedencia y sucesión final en lo abstracto.

Para nosotros, los humanos que estamos en la Tierra, el tiempo que percibimos depende y fluye a partir de las revoluciones de nuestro planeta, e incluso con este estándar puede mostrarse que no lo percibimos correctamente.

Nosotros hablamos de segundos, pero estos son solo lo que nuestros relojes nos dan como sistema de medición. Sin embargo, los segundos podrían ser más largos o más cortos en otros lugares.

Los científicos han llegado a esta medida por medio de una división de la revolución diurna, cuya observación es necesariamente matemática exacta en nuestro planeta, pero que varía en otras partes del Universo. Por ejemplo, si viviéramos en Mercurio, nuestra concepción del tiempo sería diferente.

(Es interesante ver como William Judge ya estaba hablando sobre la relatividad de tiempo quince años antes de que Albert Einstein lo enunciara.)

Pero no se necesita viajar a otros planetas para constatar esta variabilidad en la duración del tiempo, puesto que si nos basamos en nuestra propia experiencia, sabemos que la apreciación del tiempo se eleva y decae con la edad, ya que cuando éramos niños, los meses que pasaban de una Navidad a otra parecían muy largos, mientras que con los años cada vez sentimos que pasan más rápido.

Y por la observación que se ha efectuado de los procesos mentales en los sueños, sabemos que en el pequeño lapso de tiempo que se requiere para que una taza caiga de la mesa al piso, uno puede soñar a través de toda una vida, con todos los incidentes de cada día y de cada hora apiñados en un periodo  de tiempo tan limitado,

¿Quién puede decir entonces que en el estado devachánico, que aunque solo dura en promedio 1500 años, la entidad no pueda seguir también evolucionando a través de experiencias que requerirían de miles y miles de años en la Tierra?

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Comprendan que el Devachan no es un estado inútil o sin significado. En él descansamos, es cierto. Pero también en él asimilamos y desarrollamos todo lo bueno que adquirimos en la Tierra. Y eso nos permite que esa parte de nosotros que no pudo florecer bajo el frígido firmamento de la vida terrestre, se abra como una flor y regrese con nosotros en nuestra siguiente vida, con más fuerza y más parte de nuestra naturaleza que antes. Y así nuestras energías reviven para una nueva reencarnación en la Tierra.

Entonces por qué afligirse de que la Naturaleza amablemente nos ayude en esta prolongada lucha. Por el contrario agradezcámosle que nos dé un periodo de descanso en donde podamos seguir desarrollándonos pero sin tener que sufrir, y no nos obsesionemos tanto por la pequeña vida que tenemos en la Tierra, y de la buena o mala fortuna que experimentamos con cada nueva reencarnación. »

(The Path, septiembre 1890, p.190-192)

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Observación: en otros escritos William Judge precisó que si la estancia en el Devachan es tan larga, esto se debe porque el alma necesita agotar todos los pensamientos que se generaron durante la vida en la Tierra y que solo pudieron encontrar una pequeña fracción de expresión durante la vida física. Y esto él lo detallo más en los dos siguiente artículos que escribí posterior a este.