¿CRECEMOS Y ENVEJECEMOS TAMBIÉN EN EL CIELO?

Cuando le preguntaron a William Judge:

Cuando las almas entran en el Devachan. ¿Nacen como niños o como adultos? ¿Y es que las almas también envejecen en el Cielo como sucede en la Tierra?

Él contestó:

« Me parece que es un error el considerar las cuestiones relativas con lo que le sucede al alma en las esferas sutiles desde el punto de vista de la vida física.

Porque aunque es cierto que uno de los Maestros cuando escribió sobre el Devachan, él habló de “nacer, crecer, envejecer y morir” en esa esfera celestial. Pero esto no hay que tomarlo de manera literal sino que es una forma alegórica de expresar el despertar de los impulsos psíquicos del alma en el estado devachánico, su incremento progresivo, su continuidad en actividad, y luego su gradual disminución, hasta que finalmente la energía de los impulsos psíquicos termina por extinguirse.

Y entonces el humano desciende de nuevo a la Tierra para una nueva vida terrenal.

Pero el alma en el mundo sutil, no nace, ni crece, ni envejece, ni muere, debido a que esos aspectos forman parte del cuerpo físico, no de los cuerpos sutiles.

Por lo tanto, esos términos de “infantil” y “adulto” solo deben de utilizarse de una manera metafórica para expresar la diferencia de madurez en el carácter que puede haber entre las diferentes almas humanas.

En el mundo astral, el alma puede asumir ese tipo de forma en función de lo que más se parece a su verdadero carácter, y esta figura entonces reflejaría lo que nosotros llamaríamos un individuo de carácter inmaduro o maduro, pero esto independientemente de la edad que tenía su cuerpo físico cuando la persona salió de la Tierra, antes de entrar en el astral.

Pero también el humano puede tomar la forma de un hombre desfigurado y deforme, e incluso de una bestia, todo depende de cómo es realmente su personalidad interna, la cual suele terminar por reflejarse también en su apariencia astral.

Y esto fue bien sabido por el famoso clarividente y místico sueco Emmanuel Swedenborg, y también por muchos otros videntes que vieron a almas vagando en tales formas, y que la misma vibración de su ser las compelió a tomar esas formas.

Pero no se requiere que ocurra la muerte para que esto ya suceda, debido a que durante la vida física, más de una persona muestra ante los ojos del clarividente, la verdadera imagen de su carácter interno, sin importar lo horrible que esta pueda ser.

Solo que esta no se refleja en su cuerpo físico porque la materia es mucho más densa y le cuesta trabajo cambiar de forma. Pero en cambio la substancia astral es mucho más maleable y es por eso que termina adoptando la vibración que emite su ocupante.

Y por consiguiente, la forma, la figura, o la fisionomía del alma en el mundo astral suele tener más que ver con su carácter esencial que con su edad (aunque también las apariencias pueden engañar debido a que el astral es un plano de existencia muy tramposo). »

(Ecos del Oriente II, p.359)

OBSERVACIONES

Cuando en la teosofía se menciona que las almas humanas “nacen, crecen, envejecen y mueren” en el Devachan, no es en el sentido de como eso sucede en la Tierra con el cuerpo físico, sino que es una analogía para ilustrar el proceso por el que pasa la conciencia de las almas humanas durante su estancia en el Devachan, ya que la conciencia primero comienza a surgir en el estado devachánico, luego se incrementa, se desarrolla, y ya que alcanza su máxima expresión, entonces comienza paulatinamente a disminuir su fuerza hasta que finalmente se extingue, y el humano posteriormente vuelve a reencarnar en la Tierra.

Y el maestro Pastor señaló que en los planos de existencia más elevados, el alma toma la forma de una esfera luminosa, o sea que ahí ya ni siquiera hay una apariencia física sino que solo aparece una síntesis de las energías que irradian en el interior del alma.