LISTA DE CAPÍTULOS

¿POR QUÉ DIOS CREÓ EL UNIVERSO?




He leído todo tipo de respuestas a esa pregunta:

-        porque Dios se aburría,
-        porque le gusta experimentar,
-        porque su naturaleza es creadora,
-        porque quería jugar y no tenía con quien,
-        porque la creación es un acto que hizo por amor,
-        para impresionar a los ángeles,
-        para su gloria,
-        para compartir con otros el sentimiento de existencia,
-        para su deleite,
-        para tener un cortejo de seres que lo alaben,
-        para que los humanos reinen en el mundo,
-        para que otros seres a parte de los ángeles gocen también de su plan maravilloso,
-        para reírse viendo a sus creaciones preguntarse: ¿para qué las creó?
-        para que lo disfrutemos todos los seres que tengamos el privilegio de vivir en el universo.
-        para ir ensayando y la próxima vez promete que lo hará mejor. :)
-        etc.

Y si bien hay algo de cierto en algunas de esas respuestas, es sin embargo en el esoterismo donde encontré la respuesta más profunda y también la más insólita:


« Dios creó el universo por necesidad. »


(Les dije que la respuesta los iba a sorprender pero a continuación se las voy a esclarecer.)

Pero para ello primero necesito explicarles que Dios es doble en su naturaleza más primordial:

Por un lado está lo que los hindúes llaman Parabrahma que es Dios en su aspecto más profundo, más enigmático y más misterioso. Al grado que no hay un término equivalente en los idiomas occidentales para traducir ese nombre y es por eso que se lo define con adjetivos como: lo incognoscible, lo indescriptible, lo inconcebible, lo inmutable, etc. O sea que Parabrahma está más allá de lo que concebimos como existencia y también está más allá de nuestra capacidad de comprensión.

Sin embargo, Parabrahma emana cíclicamente un reflejo de él mismo, el cual SÍ va a tener una existencia y es lo que usualmente los hombres llaman: el Dios creador.

(Aunque cada pueblo lo denomina de diferente manera y así por ejemplo: los antiguos egipcios lo llamaban Ra, los antiguos sumerios lo llamaban Enki, los antiguos gnósticos lo llamaban el Demiurgo, los masones lo llaman Gadu, los hindúes lo llaman Brahma, etc.)

Esta doble naturaleza primordial de Dios también la explica el esoterismo:

« En la metafísica oculta, hay propiamente hablando dos “UNOS”:
El UNO en el plano inalcanzable de lo Absoluto e Infinito, del cual NO es posible indagar, y el segundo UNO sobre el plano de las emanaciones. El primero NO puede ni emanar, ni ser dividido, ya que es eterno, absoluto e inmutable. Mientras que el segundo UNO, siendo por así decirlo, el reflejo del primer UNO puede hacer todo esto. [Y por consiguiente este segundo UNO es quien crea el Universo.] »
(La Doctrina Secreta I, pg 130, extractos)

(Para más detalles lean: ¿Quién creó el Universo?)


Entonces para que se hagan una idea de cómo era Dios al principio cuando surgió a la manifestación (y aquí me refiero al segundo UNO, o sea al Dios creador), visualicen el vacio más total que se puedan imaginar. Un vacio donde no hay nada, pero absolutamente NADA, ni siquiera tiempo o espacio, o sea lo que se dice completamente NADA.



Y entonces al inicio aparece Dios como PURA CONCIENCIA surgiendo en el plano de existencia más elevado que se puedan imaginar.



Para hacer más comprensible mi explicación, imaginen a Dios en su primera etapa de existencia como una inmensa Flama divina que irradia pura CONCIENCIA.


¿Pero qué le sucede a una flama?

Pues bien, le sucede que rápidamente se consume si no tiene un combustible que la esté alimentando.

Ahora bien, el problema para Dios es que al inicio sólo existe él como una conciencia irradiando.

Y no hay NADA más que Él.

No hay ni una sola partícula, ni una sola energía, ni una sola forma de existencia que no sea Él. No hay absolutamente nada más que Él como CONCIENCIA PURA y DIVINA.

Entonces comprenderán que Dios se encuentra en ese momento en una situación muy delicada, porque si no elabora una solución para resolver ese problema, pronto dejará de existir.

Pero Dios es muy inteligente (no por nada lo llaman el Todopoderoso ^_^) y logró lo que parecía imposible. Encontró la manera de poderse regenerar él mismo con sí mismo…!!!


¿Y CÓMO LO HACE?


Pues bien, dado que al inicio no existe otra cosa más que él. Dios va a densificar una gran parte de la irradiación que es su Conciencia, y con ella va a ir formando los diferentes planos de existencia.



Para concebirlo, imaginen que una gran parte de las chispas que componen a esa Flama divina se van a ir densificando y a medida que ellas se van densificando, ellas se van volviendo cada vez más materiales.

Para dar una analogía, es algo parecido a lo que sucede con el ciclo del agua, en donde el vapor del agua, cuando está en el cielo, es todo ligero, todo sutil, casi impalpable. Pero a medida que se condensa, se va densificando hasta que se materializa en forma de gotas liquidas. Y posteriormente con el calor se vuelve a evaporar para volver a ascender y formar de nuevo nubes en el cielo.


Pues bien, aquí sucede algo parecido, nada más que en vez de ser moléculas de agua, son “chispas divinas”.

Y este proceso va a tener un efecto increíble porque va a hacer que las chispas divinas, al condensarse se transformen en materia, lo que las va a revitalizar, y así cuando vuelvan a ascender, ellas volverán a brillar en toda su intensidad.


Retomando la analogía del ciclo del agua, imaginen que las chispas divinas que componen a la enorme FLAMA DIVINA, cuando la intensidad de esas chispas comienza a apagarse, antes de extinguirse, ellas entaman este proceso de densificación, el cual va a provocar el efecto impresionante de transformarlas en “gotas de combustible”, lo que les va a permitir al momento de volver a ascender que puedan de nuevo encenderse y de esta manera van a mantener prendida la gran Flama divina que es Dios en su aspecto más elevado (lo que en el ocultismo se le suele llamar: “el Espíritu Supremo”).

Pero desafortunadamente el asunto no es tan fácil como parece, porque mientras más se condensan las chispas divinas, más su conciencia se va oscureciendo. Al grado que cuando llegan a la materia, la chispa divina que en el plano más elevado es Dios en su aspecto más sublime, la misma chispa divina en el plano más denso se vuelve una partícula de energía comprimida con la conciencia completamente dormida.

Y todo el trabajo que conocemos como evolución, consiste en ir despertando de nuevo a esa chispa divina para que paulatinamente vuelva a encenderse tanto en su energía como en su conciencia y vuelva a ser Dios de nuevo en su máxima expresión.


A este movimiento circular y cíclico que hacen las chispas divinas se le llama en el esoterismo:

EL CÍRCULO DE LA NECESIDAD


(El cual es simbolizado por el Ouroboros que es la serpiente que se muerde su cola y que representa el continuo movimiento cíclico de la creación.)


Y hay dos formas de concebir este recorrido:


1. La primera forma de concebirlo es a través de los reinos

Para ello visualicen a las chispas divinas, primero involucionando y por lo tanto tomando formas de vidas cada vez más densas y por lo tanto, menos luminosas y menos conscientes.


En las primeras etapas, las chispas divinas son proyecciones cada vez más densificadas del Espíritu Supremo, y cuando las chispas divinas logran plasmarse ya de manera individual, ellas van a laborar en los siguientes reinos que ellas atraviesan como los diferentes espíritus elementales de la creación.

En los niveles más altos, ellas van a ser los “elementales solares” que como su nombre lo indica, son los espíritus que se ocupan de mantener funcionando los elementos a nivel solar y por lo tanto, son también los espíritus que se van a ocupar de transmitir las energías del sol hacia los planetas como son el calor, la luz, el prana, etc.


(Y es que deben de saber que toda energía está respaldada por un elemental)


Luego, a medida de que esas chispas divinas siguen involucionando, ellas van a llegar a reinos más bajos, y así se van a transformarse en los “elementales de la naturaleza” que son los espíritus que se ocupan de mantener los elementos funcionando a nivel planetario. Y que en la tradición antigua se les conoce como:
  • Salamandras para los elementales del fuego, 
  • Sílfides para los elementales del aire, 
  • Ondinas para los elementales del agua, 
  • Gnomos para los elementales de la tierra.

Vemos como las chispas divinas van tomando formas cada vez más densificadas hasta llegar al penúltimo escalón involutivo que son los elementales del inframundo, los cuales son los seres que a través de su vibración (la cual es tremendamente densa) hacen que la materia se mantenga compactada.


Sin ellos, la materia se transformaría de nuevo en energía y el plano físico no podría existir. Desafortunadamente, el precio a pagar para cumplir ese trabajo es el oscurecimiento temporal de su conciencia, de su luz, de su divinidad. Y es por eso que ese reino de individuos está hundido en las tinieblas. Porque no se puede hacer de otra manera para que la energía se mantenga como materia: se necesita de una fuerza vibratoria que la tire hacia abajo.


Y por fin las chispas divinas llegan al reino más bajo y más denso que es el reino mineral, en donde han logrado completamente comprimir su esencia hasta volverla completamente materia, pero el precio a pagar es que su conciencia se encuentra completamente dormida en ese nivel.

Y aquí comienza el trayecto inverso que es un largo proceso de evolución para que las chispas divinas regresen a su fuente de origen que es el Espíritu Supremo.



Los siguientes reinos ya los conocen: son el reino vegetal y el reino animal, en donde las chispas divinas toman formas de vida cada vez más despiertas y más conscientes.

Pero cuando llegan al reino humano, se hace una gran selección, en donde las chispas divinas que logren despertar su divinidad proseguirán en los siguientes niveles evolutivos y aquellas que no lo logren serán utilizadas para servir en otros aspectos de la creación y en el siguiente ciclo cósmico podrán volver a intentarlo.

Entonces las chispas divinas que logran despertar su divinidad, van a comenzar a desarrollarse (durante los siguientes ciclos cósmicos) en niveles cada vez más superiores de la creación.


Volviéndose las inteligencias cósmicas que se van a ocupar de construir, mantener y dirigir secciones cada vez más grandes del Universo.

Estos grandes seres son conocidos en el cristianismo como las jerarquías angelicales: ángeles, arcángeles, tronos, querubines, serafines, etc.



Hasta que finalmente las chispas divinas se vuelven a unir con el Espíritu Supremo.



Ahora bien, esta es la versión simplificada del círculo de la necesidad, la cual es la que usualmente se enseña en las escuelas esotéricas. Pero existe otra forma más completa de concebir este recorrido, la cual es muy poco conocida y la cual se puede describir como:



2. Ir de lo inmensamente grande hacia lo inmensamente pequeño para luego regresar de nuevo a lo inmensamente grande.

Para facilitarles la comprensión, visualicen esta vez al Espíritu Supremo como si fuera una inconmensurable nube de CONCIENCIA, pero inmensísima, incluso muchísimo más grande que todo el universo.

Esta inmensísima nube de conciencia está compuesta por pequeñas nubes de conciencia (así como el océano está compuesto por pequeñas gotas de agua).

Entonces al momento de la densificación, estas nubes de conciencia se van a compactar, a compactar, a compactar, hasta que logren el máximo grado de compactación que puedan lograr y en donde se van a transformar en átomos.


(Yo sospecho que la compactación va incluso más lejos y llega a los niveles más profundos del mundo sub-atómico, pero para simplificar el asunto, consideremos aquí que sólo llega hasta el nivel atómico.)

Vemos que en esta versión más completa del círculo de la necesidad, las chispas divinas son:
  • en su nivel más elevado “nubes de conciencia” que componen al Espíritu Supremo,
  • mientras que en su nivel más bajo, se transforman en átomos de energía que componen al plano físico.

Pues bien, esas chispas divinas van a hacer un primer recorrido del círculo de la necesidad a esa escala atómica. Conformando así la substancia de base que va a constituir a los diferentes planos de existencia.



Y luego en su siguiente recorrido del círculo de la necesidad, las chispas divinas se van a juntar en grupos para formar estructuras de vida más grandes. Y así por ejemplo, esta vez van a evolucionar a nivel microbiológico siendo células, microbios, etc.


Y cuando trasciendan su etapa material siendo microorganismos en el plano físico, van a seguir evolucionando, pero esta vez siendo microorganismos del plano astral, luego del plano mental y así hasta llegar al plano más elevado.

Y así por ejemplo, los microorganismos más elevados serán las “células de luz” que componen a los cuerpos de luz de los ángeles.

(Porque deben de saber que todos los seres están conformados por innumerables seres más pequeños. Esto la ciencia ya lo ha descubierto a nivel físico, puesto que la biología por medio de los microscopios ha percibido que los cuerpos están constituidos por células. Pero el esoterismo explica que esto también se aplica a los cuerpos sutiles y a los seres de los reinos invisibles.

Y así por ejemplo:

-        tu cuerpo energético está conformado por innumerables nadis que son como “células energéticas”.
-        tu cuerpo mental está constituido por innumerables partículas mentales que son como “células mentales”.
-        los elementales de la naturaleza están constituidos por “células etéricas”.
-        etc.

Todo en el universo está conformado por entidades más pequeñas, y todo a su vez se agrupa para formar entidades más grandes.)


Y en su siguiente recorrido del círculo de la necesidad, estas formas de vida microbiológicas se van a juntar para formar estructuras de vida aún más grandes y complejas. Y esta vez el conjunto va a evolucionar en forma de plantas, animales, humanos, etc. O sea el recorrido que les mencioné anteriormente más arriba.



Y en su siguiente recorrido del círculo de la necesidad, estas entidades conformadas por una infinidad de chispas divinas, se van a reagrupar, para evolucionar esta vez como Logos planetarios, o sea como dioses creadores, pero a nivel local, o sea a nivel de un planeta.


Y en su siguiente recorrido del círculo de la necesidad, estos Logos planetarios se van a agrupar para esta vez evolucionar como Logos solares, o sea como dioses creadores, pero esta vez a nivel estelar.



Y en su siguiente recorrido del círculo de la necesidad, estos Logos solares se van a agrupar para esta vez evolucionar como Logos galácticos, o sea como dioses creadores, pero esta vez a nivel de galaxias.



Y así hasta volver a evolucionar como el LOGOS UNIVERSAL.



Y mientras que unas chispas divinas se dirigen hacia una conciencia macrocósmica, otras chispas divinas se dirigen hacia una conciencia microcósmica, para mantener el sistema funcionando.

_ _ _

Es difícil para mí darles detalles de este asunto porque ya estamos llegando a la frontera de la enseñanza que todavía es mantenida secreta y por lo tanto solamente son pizcas de información las que he encontrado al respecto.

Lo cual por cierto, me hace estar un poco preocupado al publicar este capítulo porque no estoy seguro que ya sea permitido dar esta información de manera tan pública y explicita como yo lo estoy haciendo, ya que hasta donde yo sé, esta parte de la enseñanza esotérica no había sido todavía comunicada de manera tan abierta.

Y de hecho yo tardé muchos años para descubrir lo que les estoy contando aquí, y Pastor fue quien más explicó este asunto. (Y esta es una de las razones por la cuales pienso que Pastor es efectivamente un verdadero Maestro de Sabiduría.)

Ahora bien, no crean que él lo dijo así de manera tan clara y detallada como yo se los estoy poniendo. Lo insinuó en una conferencia, lo medio comentó en otra, añadió unos detalles más en otra. Y uniendo esas diferentes piezas es como terminé por llegar a esta conclusión.

Pero aunque estoy algo nervioso de poner de manera tan pública esta parte de la enseñanza, aún así decidí hacerlo porque considero que es una información muy importante para poder comprender a Dios y al Universo. Y es que cuando yo descubrí esto, fue como si un velo se hubiera disipado y entonces varios aspectos de la enseñanza que me intrigaban, se me esclarecieron.

Principalmente:

¿Por qué los humanos para evolucionar tienen que descender a la Tierra?

Ya que seguramente muchos de ustedes se han de preguntar:

¿Para qué complicarse tanto en descender hasta el plano físico?

Si el esoterismo explica que la existencia cósmica de los humanos va a efectuarse en los planos divinos (como lo detallo en el capítulo: ¿se puede vencer a la muerte?)

¿Entonces, para qué complicar tanto el asunto en estar haciendo reencarnar y reencarnar a los humanos en el planeta?

¿Por qué no simplemente evolucionar ya de una vez en los planos superiores de existencia?


Y la respuesta es porque al igual que le sucede a Dios, las almas humanas para poderse regenerar tienen también que ir a tomar la energía que se encuentra en la materia, para así poderse volver como soles radiantes y poderosos en el mundo divino.

Y para lograr esa meta, se requiere hacer todo este laborioso proceso llamado “involución y evolución”.



Ahora bien, cuando he llegado a explicar esto, lo que usualmente me reclaman mis auditores, es la idea de tener que volver a involucionar.

Generalmente me dicen:

O sea que una vez que llegue a la etapa final y me junte con el Espíritu Supremo, luego voy a tener que volver a tener que hacer todo ese recorrido, pero ahora a la inversa para volver a descender a la materia…???

!(0_0)!

¡Hay no, yo ya no quiero hacer eso, yo quiero quedarme arriba!

Pero lo que no comprenden es que si el círculo de necesidad se llama así es porque justamente es una NECESIDAD.

Ya que sin este proceso todo el sistema colapsaría…!!!

Y ustedes pueden darse cuenta de ello a nivel humano, y así por ejemplo, si las células de vuestro cuerpo no se regeneraran, entonces ustedes no podrían vivir más que unas pocas semanas. O sea que no podrían ni siquiera salir del vientre de su madre, que ya estarían muertos. Pero gracias a que sus células se regeneran, ustedes pueden tener una existencia y llevar a cabo una vida: crecer, estudiar, viajar, enamorarse, tener experiencias, tener hijos, tener nietos, etc.

Pues bien lo mismo sucede con Dios, y gracias a esa regeneración que efectuamos todas las chispas divinas que lo componemos, Dios puede tener una existencia, una vida y una historia que es simplemente la historia del universo.

(Sin embargo, y al igual que como sucede con el hombre, esa regeneración conlleva un desgaste energético que va hacer que llegue un momento en que la regeneración ya no se pueda efectuar más de manera optima y entonces Brahma será reabsorbido por Parabrahma, pero esa es otra historia que en otra ocasión les detallaré lo poco que he descubierto al respecto.)

Ahora bien, Dios es muy generoso y recompensa con creces el esfuerzo que hacen sus chispas divinas.

Y así por ejemplo, el esfuerzo que hacen las almas humanas por reencarnar en el plano físico, es recompensado por una estancia en el “Paraíso” que en promedio es de veinte veces mayor a lo que duró su vida en la Tierra.

Otro ejemplo: como les mostré en la imagen de arriba, los humanos tienen que hacer todo un esfuerzo de involución y evolución para convertirse en seres divinos plenamente desarrollados.


Y este proceso se efectúa en siete rondas, pero cada nueva ronda es más larga que la anterior. Lo que hace que el tiempo de esfuerzo que hicieron las almas humanas para desarrollarse será recompensado por una existencia como seres divinos cuatro veces mayor.

Y es que contrario a lo que suelen pensar las personas (y a lo que suelen declarar las religiones por lo general). No se puede alcanzar cierto grado de divinidad nada más porque sí. Nada más porque Dios lo decretó.

Al contrario, hay que trabajar para alcanzar ese nivel. Pero el esfuerzo es recompensado por una existencia en ese plano mucho mayor. Y esto es válido en todas las escalas de la Creación.




NOTA

Este capítulo me permite también mostrarles por qué todas esas corrientes (que sean religiosas o dizque esotéricas) que consideran que la materia es algo malo, algo pecaminoso, algo corrompido, etc. Todas esas corrientes de pensamiento están equivocadas porque la materia es al contrario justamente el tesoro más valioso que tiene Dios, ya que es la materia quien le permite a Dios regenerarse.

¡Dios especialmente creó la materia para su salvación!

Entonces, no hay que repudiarla como si fuera la parte malvada de la creación, como si el cuerpo fuera el objeto de todos los pecados. Sino al contrario, hay que tratar a la materia con el respecto y el aprecio que se merece. Y comprender que nuestro deber no es satanizarla sino sublimarla.

Y es por eso que el ángel en el libro “La Respuesta del Ángel” dice:

« No hay materia despreciable, ya que el Universo es SU cuerpo. »

(Conversación 36 con Gitta)




OBSERVACIÓN

Y también este capítulo me permite ilustrarles por qué si tuviera que dar una imagen de Dios, sería algo parecido a esto:



Porque:

¿QUIÉN ES DIOS?

Dios es una infinidad de seres, a la vez todos distintos y a la vez todos siendo UNO solo, ya que todos ellos siendo formados por la misma esencia divina.


¿Y QUÉ ES LA VIDA?

Pues bien, la vida es el incesante recorrido que hacen todos esos seres a través de los diferentes reinos que forman el circulo de la necesidad para que justamente el TODO (o sea Dios) pueda tener una existencia y llevar a cabo su vida cósmica.





ANEXO

Aquí les voy a ir poniendo a medida que los vaya encontrando, los textos que después de reflexionarlos, me llegaron a hacer concluir lo que les expuse arriba, para que ustedes puedan también checarlos y hagan su propio análisis al respecto.


El UNO está en todo

Cuando el escritor Alfred Sinnett le preguntó al Mahatma Kuthumi:

« ¿Es que toda forma mineral, vegetal, animal, siempre contiene dentro de ella, esa chispa divina que implica la potencialidad de desarrollarse en esas inteligencias superiores que dirigen los planetas y que son los Espíritus planetarios? »

El Maestro le respondió:

« Invariablemente, sólo que preferiblemente llama a esas formas el germen de una futura inteligencia cósmica. Y es así como debes de ver retrospectivamente a las entidades minerales, vegetales y animales.

Debes de considerar a cada entidad, en su punto de partida en el proceso de la creación, como un átomo cósmico primordial ya diferenciado por el primer estremecimiento del aliento de la vida de Brahma. Porque la potencialidad que finalmente se desarrolla en un Espíritu planetario perfeccionado, se esconde en (y de hecho es) ese átomo cósmico primordial. El cual atraído por su “afinidad química” con otros átomos semejantes, hacen que la suma del agregado de tales átomos unidos con el tiempo llegue a ser un planeta generador de hombres.

Ahora bien, la gran dificultad de captar este proceso reside en el riesgo de formar conceptos mentales más o menos incompletos de las operaciones del elemento UNO, también de su inevitable presencia en todo átomo imponderable, y por último en su incesante y casi ilimitada multiplicación en nuevos centros de actividad, sin que esto afecte en lo más mínimo su propia cantidad original.

Y es que en efecto, en realidad no existe más que un solo elemento, y es imposible comprender nuestra enseñanza sin antes haber fijado firmemente este concepto en la mente. Por consiguiente, debes de perdonarme si me detengo en este tema por más tiempo.

Este elemento es pues (hablando metafísicamente) el único substrato o causa permanente  de todas las manifestaciones de este universo fenoménico. Al grado que hasta en todo mineral está dicho Espíritu. Y yo diría incluso que cada grano de arena, cada canto rodado y cada risco de granito es este Espíritu divino cristalizado o petrificado. »
(Carta Mahatma 15, p 88-93, extractos)



El poder de Dios se encuentra en la materia

« Muchos hombres miran al Cielo, implorando: “¡Dios envíame tu Poder!”  Porque son discípulos que no conocen la estructura de la Creación. Y es que la gente piensa erróneamente que el poder de Dios se encuentra en el “Cielo”, cuando en el Cielo lo que se encuentra es el Espíritu de Dios. Pero si lo que quieren, es encontrar su Poder, entonces tienen que descender a la materia.

¿Por qué?

Porque la materia es el lugar donde van a encontrar la mayor parte de su energía. Y justamente el ser humano reencarna para ir a buscar la energía que hay en la contracción de las partículas del Espíritu de Dios que componen a la materia.

Poirque la materia es la zona donde el Espíritu divino se encuentra en su estado más densificado y más compactado. La materia es por consiguiente el lugar donde el Espíritu divino se encuentra más concentrado ya que es la zona de la creación donde se encuentra la mayor cantidad de partículas de conciencia divina por centímetro cubico (sólo que estas se encuentran dormidas). Y es por lo tanto, el lugar donde va existir la mayor cantidad de energía, ya que cada partícula de conciencia divina, comporta también una cantidad de energía. »
(Conferencia del 04-06-89)



La opinión de los ángeles es similar

En el libro “La Respuesta del Ángel”, los ángeles dan una visión que corresponde con lo que dicen los Maestros:

« Materia y Espíritu, muerte y vida, no hacen más que UNO. La energía es materia y la materia es energía. La irradiación se vuelve materia y la materia se vuelve irradiación. Y el Creador reposa desde la profundidad de todo lo creado.

En la creación, todo está hecho de energía y materia. Pero está AQUEL que las dirige que no es ni fuerza ni materia. Y la energía creadora eleva la materia. Pero eso depende de ti.

La materia que has asumido, es el peso que te llevará hacia la liberación. El peso te indica el camino, pero hacia la otra dirección.

Si pudieras sentir la atracción de amor que tiene la materia hacia el Espíritu y si pudieras percibir la atracción de amor que tiene el Espíritu hacia la materia. ¡Entonces te sumergirías en el ÉXTASIS DIVINO! »
(Conversaciones 15, 34, 35 y 54 con Gitta)