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LIDIA PÉREZ CONTRA NUEVA ACRÓPOLIS

 

 
 
Lidia Pérez López fue la dirigente nacional de Nueva Acrópolis en México desde 1985 hasta que en el 2004 se disgustó con la sede central y entonces decidió crear su propia organización a la que llamó Inspira y se llevó con ella a la mayoría de los acropolitanos.
 
Y sobre este asunto Juliano quien fue un antiguo miembro del cuerpo de seguridad de Nueva Acrópolis en México, relató lo siguiente:
 
 
« Describo este evento porque es el desenlace que se configuró en el libro “El Gran Engaño”.
 
El siguiente acontecimiento es un laboratorio de las relaciones de poder y de sometimiento que ocurren en Nueva Acrópolis, en cualquier punto de la geografía, aunque adopten formas diferentes.
 
Las celebraciones en Nueva Acrópolis México por el retiro del libro les dio un sabor a victoria y la satisfacción de “haber defendido a su Maestra Lidia” … gusto que les duró poco más de un año.
 
Si yo quisiera actuar como esotérico, diría que fui profético. En la página 132 del libro digo que “el karma cíclico de las desbandadas de Nueva Acrópolis está por cumplirse otra vez”. Cuánto no quisiera yo decir que consulté los Archivos Akáshicos, pero esos pertenecen al portal dimensional del opio del esoterismo, porque se trató en realidad de la observación sociológica de las dinámicas grupales.
 
Las premisas del libro marcaban que por las relaciones de poder y de ambición, se provocaría tarde o temprano que la gente se fuera en masa. Sobre todo, las premisas apuntaban a que Lidia Pérez acabaría teniendo un problema con la secta.
 
Si alguien cree que lo sucedido en México no fue del conocimiento de Europa, está errado. Si cree que solo ocurre en América porque considera que los procesos son distintos, con menor progresión y avance, está profundamente errado. México y sus mandos son un botón de muestra del mundo. Ya ha sucedido en otros países, porque estimular el culto al poder hace las veces de catalizador de las ambiciones personales.
 
En los altos niveles de Nueva Acrópolis internacional no recibían con agrado a Lidia Pérez, pero la mantuvieron porque ocupaba un sitio alto en la pirámide jerárquica y Livraga les enseñó que eso era intocable. Esa creencia permitió que una usurpadora les robara su estructura.
 
Se sabía que Lidia Pérez aspiraba a ser Mando Mundial de Nueva Acrópolis y cuando se enteró que no lo sería, probablemente tuvo una crisis por envidia a Beatriz Diez Canseco. En el libro se narra cómo Lidia Pérez de manera paulatina colocó en posiciones de decisión a quienes le eran fieles.
 
Conforme avanzaba el proceso, creó una nueva estructura suya desde la base del ascendiente, aunque hoy esa estructura (llamada Inspira) tenga una directora que también fue Hachada en Nueva Acrópolis.
 
Le bastó dar el siguiente paso: apenas dos años después de la aparición de El Gran Engaño, Lidia Pérez en compañía de Esmeralda Osuna se comunicó con Delia Steinberg para decirle que México se separaba de Nueva Acrópolis.
 
Machetazo a caballo de espadas. Ese cisma fue tal cual el del joven Livraga para justificar la separación de la Sociedad Teosófica o apropiación de una estructura local, que no se dio porque lo expulsaron. La diferencia es que Nueva Acrópolis no pudo expulsar a Lidia Pérez, porque ella dio el primer paso.
 
Es la ruptura, cisma o “independencia”, acto al que todas las sectas que se escinden recurren para hacer aparecer como ética, la usurpación que viene.
 
Lidia Pérez dijo a los integrantes en una siguiente reunión especial, que Nueva Acrópolis había perdido su camino y que “ya no eran felices en Nueva Acrópolis”, que ella iba a seguir manteniendo el Ideal, sin guardias de Fuerzas Vivas, sin la filosofía, sino quedándose con lo “bonito”, “el gozo”, “la felicidad”, tan demeritados con anterioridad, invitándolos a seguirla.
 
El panorama se matizó cuando en cada sede, uno a uno se llevó a cada miembro frente a un hosco jurado en el que le hacían declarar quedarse en Nueva Acrópolis o irse a su nueva agrupación. Ahí estaba la primera muestra de su nueva libertad y felicidad.
 
Como Pérez López había colocado mandos fieles a ella y no a la secta, acomodado la estructura a sus intereses y aumentado la presión coercitiva sobre los integrantes para que la obedecieran, el 90% de éstos abandonó Nueva Acrópolis.
 
Acto seguido ordenó retirar los rótulos de los locales y colocar los nuevos, ya preparados, con el nombre de Inspira. Ese grupo es un GEA, sin la fachada de la filosofía. En efecto, el nuevo grupo no es un ente aparte. Inspira es una facción de Nueva Acrópolis.
 
En México, la realidad es que Nueva Acrópolis apenas sobrevivió, porque de la noche a la mañana su lugar fue ocupado por Inspira, la cual se quedó con los locales, la biblioteca y probablemente se quedó con los estandartes de Fuerzas Vivas.
 
Con esto, las premisas planteadas por El Gran Engaño se cumplieron, a saber:
 
1. Nueva Acrópolis es una secta que utiliza el adoctrinamiento, la intimidación, el chantaje emocional y la explotación económica para controlar a sus adeptos y hacerlos obedecer ciegamente a sus líderes o a los que identifica como tales, inculcándoles una doctrina que los aleja de la realidad y los convierte en sus esclavos.
 
2. Perfil común en los mandos de Nueva Acrópolis, Lidia Pérez López es una mitómana compulsiva, que inventa su currículum, sus logros, sus experiencias y sus conocimientos, que engaña a los medios de comunicación, instituciones académicas, público y sobre todo a sus seguidores, y que carece de escrúpulos para conseguir sus metas económicas.
 
 
El libro no solo documentó lo que ocurre en México, sino que es posible transpolar su información, por ejemplo, la historia de Eva y Elías, a cualquier país del globo, y por otra parte corrobora las denuncias que se han hecho, principalmente en Europa.
 
Este otro punto es revelador de Nueva Acrópolis en su conjunto. Lidia Pérez López justificó su separación de Nueva Acrópolis argumentando que ya no cumplía su propósito y que sus integrantes ya no encontraban la felicidad en ella.
 
Esta afirmación resulta impactante dado que durante años, pero todavía un mes antes de fraccionarse, Pérez López había defendido a Nueva Acrópolis presentándola como una institución humanista y filosófica que brindaba formación integral y una visión trascendente de la vida. Ella había refutado las acusaciones de Juliano.
 
Entonces, ¿cómo es posible que Lidia Pérez López haya experimentado un cambio de opinión tan radical con respecto a Nueva Acrópolis? ¿Cómo es posible que le diera la razón a Juliano sobre que Nueva Acrópolis era un grupo perjudicial?
 
Y aún más intrigante, ¿cómo es posible que el 90% de los integrantes la hayan seguido sin cuestionar?
 
Más: los Fuerzas Vivas que permanecieron en Nueva Acrópolis, ¿cómo no tuvieron la gallardía de la que alardeaban, para defender “el puesto que tenían allí”?
 
En un programa de radio apareció gente de Inspira, desprestigiando a Nueva Acrópolis. Había algo disonante, chocante en esos testimonios orquestados o confesiones tardías. Algo vergonzoso. No me malinterpretes pensando que defiendo a la secta. Me refiero a que quienes sostuvieron hasta la fatiga extrema a Nueva Acrópolis, hasta la quiebra financiera, ahora la denigraban. Ahora era un fraude. Solo porque ella se los dijo. Su Ideal era lo máximo y lo abandonaron en minutos.
 
La enseñanza tan repetida de guardar el compromiso hacia el Ideal y no hacia la persona, convenientemente la hicieron a un lado. La falta de coherencia fue la señal de que estaban resquebrajados por dentro.
 
Por otro lado, los que optaron por permanecer en Nueva Acrópolis no son mejores, no se les puede reconocer ni la virtud de la lealtad, porque no defendieron lo que era suyo. Tampoco tienen la virtud del filósofo, a saber, la de hacerse las preguntas correctas.
 
No mostraron una pizca de autocrítica en relación con lo que los llevó a esa situación. Ni así fueron capaces de cuestionar su obediencia, ni de evaluar sus acciones y menos de rectificar sus actitudes. Obedeciendo las órdenes de Nueva Acrópolis de ver lo externo como un peligro, se negaron a escuchar otras opiniones, a aceptar evidencias. Fueron incapaces de cuestionar a su lideresa. Se conformaron con su ignorancia y se resignaron a su desgracia.
 
En lugar de reconocer que habían sido engañados y despojados, afirmaron públicamente “recuperamos nuestra casa”, como si se tratara de una victoria. Como si fuera su mérito. Y después que les quitaron su patrimonio como grupo, su identidad, su cohesión, una vez en la calle, los filósofos que jamás comprendieron nada, solo pudieron decir “recuperamos nuestra casa”.
 
 
 
 
 
Reflexión
 
En todo esto hay un elemento que me hace dar un poco vueltas la cabeza. No estoy diciendo que sea correcto. Sucede que a veces no puedes dejar de rememorar. Al menos tres de los del Cuerpo de Seguridad en la época del libro hubiéramos armado un San Quintín por la cuestión del despojo. Peor si es verdad que les quitaron los estandartes de Fuerzas Vivas.
 
De haber ocurrido en la época del libro, yo mismo habría ordenado atrincherarse. Habría vociferado en esa reunión que el título de Maestra no valía nada. Quienes vivieron la usurpación, no tuvieron el valor para defender lo que tanto decían enorgullecerles. En su lenguaje, se dejaron robar los dioses.
 
Y cuando recuerdo el episodio de la violencia que invocó Nueva Acrópolis por El Gran Engaño, confirmando con ello la verdad del libro, más el quiebre de su estructura en México y la creación de la facción Inspira, entiendo que ayer, hoy y mañana, todo se resume en manejos de carácter mafioso.
 
En Nueva Acrópolis no hay honor, no hay respeto, no hay filosofía, no hay humanidad, no hay amor del que tanto hablan. Al final se quitan las caretas y sin máscaras revelan que únicamente se trata de su patética ansiedad por el caballero don dinero.
 
Los humanos no cuentan. Sus intereses están en los negocios y en los negocios a veces se gana y a veces se pierde. Aquí no hay buen ladrón. Se fueron a Inspira los pudieron amenazar a una mujer y a otros que nada tenían que ver, luego de protegerse en ser numéricamente más, para luego cambiar y traicionar.
 
No sorprende, porque hay una razón. Eso pasa porque el llamado Ideal es una ficción, porque Nueva Acrópolis incapacita para reaccionar. Está el fenómeno por un lado del cinismo en quien usurpa, por el otro, del adoctrinamiento en los que se van o se quedan, porque cada uno actuó por estar adoctrinado, independientemente de la dirección que tomara.
 
El adoctrinamiento o proceso de control de pensamientos, emociones y comportamientos, trabajado a lo largo del tiempo, hace que, por la lógica de Nueva Acrópolis, sus seguidores obedezcan a quien tenga el bastón. Por tanto, cuando Pérez López los amedrentaba de criticar a Nueva Acrópolis, todos callaban con temor. Pero cuando afirmó que ya no eran felices, los demás simplemente repitieron sus palabras como discurso orquestado o confesión tardía, sin reflexionar sobre sus experiencias o quizá era la oportunidad de su libertad ficticia, porque en el extremo del pensamiento sometido, ahora el amo era amoroso.
 
Tú no eres un águila acropolitana, ni un Hombre Nuevo. Tú para Nueva Acrópolis no significas nada. Nueva Acrópolis no ha de significar nada para ti. Si te invitan, no entres.
 
 
 
 
 
Conclusión
 
Doce años después de haber compartido El Gran Engaño, constato que la alerta sobre las sectas debe seguirse haciendo. Las sectas perviven, pero todavía más, están quienes generación tras generación dan su testimonio y sucederá que no muy tarde, la consciencia será lo suficientemente amplia para que no sea fácil ser captado.
 
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