LISTA DE CAPÍTULOS

LOS PODERES QUE TENÍA BLAVATSKY ATESTIGUADOS POR WILLIAM JUDGE

 
William Judge fue el principal colaborador de Blavatsky, y él atestiguó los siguientes fenómenos:
 
 
 
Blavatsky podía escribir de
manera paranormal
 
« Yo estaba sentado en su habitación junto a ella, y la distancia entre nosotros era de unos cuatro pies.
 
En mi mano sostenía un libro que ella nunca había tenido en su poder y que yo acababa de tomar del correo. El libro estaba libre de todas las marcas, su portada estaba nueva y limpia, y nadie lo había tocado desde que dejó la librería. Examiné sus páginas y comencé a leerlo.
 
A cabo de unos cinco minutos, sentí una corriente muy poderosa de lo que se asemejaba a electricidad, y la cual subió y bajó por mi costado sobre la piel.
 
Entonces la miré y ella me estaba mirando y dijo:
 
    -    "¿Qué lees?"
 
Había olvidado el título, ya que era uno que nunca había visto antes, así que volví a la página del título. Y allí, en la parte superior, en el margen donde no había estado antes, se encontraba una frase de dos líneas escritas con tinta, y la tinta estaba húmeda, y era la escritura de Blavatsky quien había permanecido todo este tiempo sentada delante de mí.
 
Ella no había tocado el libro, pero por su conocimiento de la ley oculta y de la química oculta, y por medio de su imaginación y voluntad entrenada, ella había proyectado de la botella de tinta que se encontraba ante ella, la tinta para hacer la oración, y por supuesto estaba en su propia letra, ya que esa era la forma más fácil para hacerlo.
 
Y mi propio sistema físico se utilizó para hacer el trabajo, y fue en el instante en que sentí esa corriente eléctrica pasar por mi cuerpo, que la precipitación se realizó. Y esto debe de explicarse de la manera como lo he esbozado, o debe descartarse como una mentira o una ilusión mía.
 
Pero eso último yo no lo puedo aceptar, porque yo sé que realmente sucedió, y además sé que el consejo en esa oración fue bueno. Lo seguí y el resultado ha sido benéfico.
 
Y varias otras veces también he visto a Blavatsky precipitar en diferentes superficies, y ella siempre dijo que eso era una prueba que ella podía efectuar la precipitación, y que los magos blancos y negros pueden hacer lo mismo. »
(Path, octubre y noviembre de 1893)
 
 
 
 
 
Blavatsky podía teletransportar
pequeños objetos
 
« Sobre el fenómeno de la teletransportación, yo puedo asegurar que he visto humanos lograr eso [Blavatsky y los Maestros], y que muchos testimonios han sido ofrecidos por otras personas al respecto. Por ejemplo en los registros del espiritismo hay muchos testigos a ese efecto, y estoy hablando de los casos que han sido demostrado encontrarse libres de fraude.
 
Sin embargo los espiritistas no saben explicar cómo se logra ese fenómeno, pero el hecho es que entre los médiums más poderosos, la operación ha sido realizada por una fuerza desconocida que actúa bajo una guía oculta.
 
Y también historias budistas e hindúes narran de sucesos parecidos, pero hay que precisar que esta hazaña no es lo mismo que la proyección de un objeto o una forma humana a través del espacio (como es el caso de la proyección astral).
 
Un caballero de gran carácter y habilidad en el noroeste me dijo en una ocasión que un hombre desconocido llegó un día a su pueblo y al exhibir algunos anillos de metal, estos pasaron uno a través del otro, y uno de los anillos pareció fundirse en el punto de contacto.
 
Y también Madame Blavatsky me ha narrado muchos de esos casos, y la he visto hacer lo mismo. Como por ejemplo en una ocasión ella puso un anillo en frente de mi vista, y al colocarlo sobre la mesa ella hizo que este apareciera sin tocarlo dentro de un cajón cerrado que se encontraba cerca.
 
Y en ese caso, o bien ella lo desintegró e hizo que entrara en el cajón y una vez dentro lo volvió a materializar, o bien volvió permeable el cajón por un momento para poder introducir el anillo, o logró hipnotizarme aunque yo sintiera que mantenía todos mis sentidos en alerta, poniendo el objeto en el cajón mientras que yo no me daba cuenta.
 
Sin embargo esta última opción no la considero factible porque las circunstancias y el motivo fueron tales como para excluir la teoría hipnotizante; y es que ella hizo esa proeza para mostrarme que tal fenómeno era posible y para darme una pista de la operación y también para explicarme cómo podrían hacerse las cosas tan extrañas que se mencionan en el espiritismo, y que para efectuarlo de manera consciente debe de ser hecho bajo las leyes de la mente del hombre y de la naturaleza. »
(Path, diciembre de 1893)
 
 
 
 
 
Los fenómenos que Blavatsky produjo
en la Lamasería
 
La Lamasería es un edificio situado en Nueva York donde Blavatsky vivió de 1876 a 1878, y sobre este lugar William Judge comentó:
 
« Fue ahí donde se escribió y terminó la obra Isis Develada. Y allí habían ocurrido tantos fenómenos extraordinarios que se necesitaría de varios volúmenes para describirlos.
 
Por ejemplo ahí se escuchaba muy a menudo la “música y campanas astrales”, que los autodenominados sabios críticos han asumido que eran producidos por una sirvienta que caminaba de un lado a otro del pasillo con un instrumento. Lo cual es un absurdo para aquellos que, como yo, estuvieron allí y escuchamos tales sonidos.
 
Ahí, en la esquina de la habitación sobre la Octava Avenida, también había un búho disecado que estaba de pie y a veces, parpadeaba. »
(Path, noviembre de 1893, p.237-239)
 
 
 
 
 
Los fenómenos que Blavatsky produjo
en Enghien-les-Bains
 
Blavatsky fue invitada por la familia Adhemar a pasar un tiempo en su mansión ubicada en esa comunidad cerca de París, y William Judge comentó:
 
« Todas las noches era costumbre pasar algún tiempo en el salón conversando, y allí, así como en el comedor, ocurrieron algunos fenómenos.
 
Allí tuvieron lugar muchas discusiones animadas con el Conde por un lado y HPB por el otro, y a menudo en medio de esas discusión es Blavatsky repentinamente se volvía hacia Mohini y hacia mí, que estábamos sentadas escuchando, para repetirnos los mismos pensamientos que entonces pensábamos en ese momento en nuestros cerebros.
 
El conde d'Adhemar no pedía la producción de fenómenos, pero a menudo decía que si él y algunos de sus amigos estuvieran convencidos de la Teosofía, tal vez resultarían muchos beneficios en Francia. Algunos de nosotros deseábamos en nuestro corazón que en el hogar de tan amables amigos ocurrieran fenómenos, pero ninguno se lo sugirió a HPB.
 
Pero un día en la cena, cuando estaban presentes el conde y la condesa, su hijo Raoul, HPB, Mohini, la hermana de la condesa, yo y otra persona, percibimos el perfume fuerte e inolvidable que los amigos íntimos de HPB sabemos tan bien que a menudo acompañaba a los fenómenos o venía por sí mismo, este perfume flotaba alrededor de la mesa, claramente perceptible para varios y no percibido antes o después.
 
Por supuesto muchos escépticos no verán nada de sobrenatural en esto, pero el escritor y otros sabemos bien que esto en sí mismo es un fenómeno, y que el perfume ha sido enviado a muchas millas por el aire como un mensaje de HPB o de esas personas ocultas que a menudo la han ayudado en los fenómenos o en las enseñanzas.
 
En esta cena, o en alguna otra durante la visita, todos acabábamos de llegar del jardín de flores. Arranqué un pequeño capullo de rosa y lo puse en el borde del vaso entre yo y la hermana de la condesa que estaba a mi izquierda, HPB estaba sentada a mi derecha. Esta dama comenzó a hablar de fenómenos preguntándose si HPB podría hacer lo mismo que los yoguis indios [que hacen crecer rápidamente una planta].
 
Le respondí que ella podía hacerlo si quería, pero no le solicité a HPB, y añadí que podía hacer florecer incluso ese pequeño capullo de rosa de una sola vez. En ese momento HPB extendió su mano hacia la rosa, sin tocarla, y no dijo nada, continuando al mismo tiempo su conversación y la cena. Observamos el capullo hasta el final de la comida y vimos que creció en ese espacio de tiempo mucho más grande y se convirtió en una rosa casi completamente desarrollada.
 
 
Otra noche, después de haber estado todos en el salón durante algún tiempo, sentados sin luces, la luna brillando sobre el lago y toda la naturaleza en silencio, HPB cayó en un estado pensativo. Enseguida se levantó y se paró en la ventana de la esquina mirando hacia el agua, y en un momento un destello de luz suave entró en la habitación y ella sonrió en silencio.
 
Recordándome esa noche, la condesa d'Adhemar escribió:
 
"HPB estaba pensativa cuando de pronto se levantó de la silla, avanzó hacia la ventana de enfrente, y levantando el brazo con un gesto autoritario, se escuchó a lo lejos una música tenue que acercándose cada vez más, rompía en hermosas melodías y llenaba el espacio."
 
Esta música astral era muy clara para todos nosotros, y el Conde destacó especialmente su belleza y su debilidad mientras se hundía en la distancia desconocida. Toda la casa estaba llena de estos sonidos de campanas en la noche cuando yo estaba despierto muy tarde y los demás se habían retirado. Eran como señales que iban y venían a la habitación de HPB en el piso de abajo. Y en más de una ocasión, mientras caminábamos por los terrenos bajo los magníficos árboles, los sonidos nos pasaron disparados, a veces audibles para todos y a veces solo escuchados por uno o dos.
 
 
Queda por contar un incidente para el cual debemos depender de otros. Me llevé un libro que no se pudo terminar allí, y justo antes de salir de France fui a Enghien a devolverlo. Allí encontré a la condesa d'Adhemar, quien dijo que el peculiar e inconfundible perfume del que hablé arriba había entrado en la casa después de que todos nos hubiéramos ido.
 
Fue una noche, aproximadamente dos días después de la partida de HPB, y los d'Adhemars invitaron a cenar a algunos amigos. Después de la cena, todos fueron al salón y pronto notaron el perfume. Llegó, según me dijeron, a raudales, y en seguida empezaron a buscarlo por la habitación, llegando por fin a la losa de mármol descrita, donde de un punto de la piedra encontraron el perfume saliendo a raudales en volúmenes. Tal era la cantidad que como me dijo la Condesa, se vieron obligados a abrir las ventanas, porque el olor era abrumador en grandes masas.
 
Al regresar a París le conté esto a HPB y ella solo dijo:
 
    -   "A veces sucede".
»
(HPB: en memoria de Helena Petrovna Blavatsky, p.52-55)
 
 
 
Y en otro artículo William Judge relató más al respecto:
 
« Durante nuestra estancia allí se produjeron varios fenómenos paranormales los cuales fueron presenciados por muchas personas.
 
Por ejemplo cada noche, mientras los demás dormían, a menudo yo permanecía despierto durante varias horas, y luego en la tranquilidad y en la oscuridad, veía y escuchaba muchas cosas que nadie más que Blavatsky sabía.
 
Entre estas cosas se encontraban cientos de señales de campanas astrales que volaban de un lado a otro y mostraban, para aquellos que saben el significado de tales cosas, que había mucha de esa actividad astral cuando la gente se encontraba dormida y el lugar se hallaba libre de perturbaciones de ruidos y malos sentimientos comunes de cuando la gente se encuentra despierta.
 
 
En una ocasión era un día cálido y agradable, y a mitad de la tarde, de repente ella se puso muy absorta, y al mismo tiempo el aire de la habitación comenzó a enfriarse hasta llegar a una temperatura muy por debajo de la congelación (a juzgar por la tremenda sensación de frío que sentía), y yo le hice notar ese hecho. No era para nada un cambio de clima, sino que el frío parecía soplar desde Blavatsky como si ella fuese una puerta abierta desde un enorme frigorífico.
 
Volví a llamarle la atención respecto a eso y le dije:
 
-        ”Se siente como si una puerta estuviese abierta en las montañas de los Himalayas y que el aire frío estuviese soplando en esta habitación.”
 
A lo que ella me contestó:
 
-        “Quizás sea así” y se sonrió.
 
Hacía tanto frío que tuve que protegerme a mí mismo con un tapete que tomé del piso»
(Reminiscencias de HPB y la DS, p.102-104)
 
 
 
 
 
 
Reflexiones
 
« Los periódicos no cesaban de hablar de sus poderes, o de burlarse de ellos. Uno de los principales diarios de Nueva York dijo lo siguiente:
 
"Una mujer de características tan notables como el mismo Cagliostro, y que diariamente es juzgada de tan distinto modo, por distinta gente, como el famoso Conde.  Los que la conocen pocos la acusan de charlatanería; los que la conocen mejor, admiran sus grandes conocimientos; y los que la trataron íntimamente, quedaron convencidos de sus poderes o completamente desconcertados." »
(Boletín de la ST Española, enero de 1935, p.6-12)
 
 
« Se ha dicho mucho sobre sus “fenómenos”: algunos individuos los niegan, otros los aceptan, otros afirman que solo fueron trucos y artimañas. Pero yo que la conocí muy bien por muchos años, la vi producir en privado fenómenos muy heterogéneos más de lo que sus amigos tuvieron la suerte de presenciar y sé que ella tenía el control de las poderosas leyes ocultas de la naturaleza que nuestra ciencia desconoce.
 
Y también sé que nunca ella se ufanó de sus poderes ni divulgó su posesión, ni tampoco jamás aconsejó públicamente que se intentara adquirirlos, sino que siempre dirigió la vista de quienes podían entenderla, hacia una vida de altruismo basada en el conocimiento de la verdadera filosofía.
 
Y si el mundo piensa que transcurrió sus días engañando a sus seguidores con esos fenómenos, es sólo porque sus amigos, poco juiciosos, no respetando su explícito deseo de no hablar al respecto, y divulgaron maravillosos cuentos de “milagros” que no se pueden probar a un público escéptico, ni son el propósito de la Sociedad Teosófica, siendo simplemente incidentes en la vida de H.P. Blavatsky»
(Path, junio de 1891, p.65-68)
 
 
« Toda esta revista no sería suficiente para describir los fenómenos que ella ejecutó ante mí durante todos estos años; y tampoco me gustaría hacerlo. Como ella dijo con frecuencia: estos fenómenos al final de cuentas nada prueban sino que sólo conducen a algunas personas hacia la duda y a otras hacia la desesperación.
 
Además, no creo que ella los haya efectuado sólo para mí, pues en aquellos tempranos días ella estaba asentando las líneas de fuerza en todo el país y yo, siendo afortunado, me encontraba en el centro de esa energía y vi el juego de fuerzas en los fenómenos visibles.
 
Según la explicación de algunos amigos muy incautos, los primeros fenómenos fueron errores de juicio que posteriormente ella intentó rectificar confinando su área y limitando su número. Sin embargo, a no ser que alguien produzca en la caligrafía de HPB su beneplácito al respecto, me adheriré a su explicación hecha con anticipación y nunca cambiada, que he indicado arriba. Porque para muchos es fácil escudarse detrás de la acusación de mal juicio en lugar de entender las leyes extrañas y poderosas que rigen estos asuntos.
 
Entre el vórtice de su vida y el fragor producido por quienes la acusaron de ser un fraude y una embustera y otros que la defendieron, ella presenció, mes tras mes y año tras año, hombres y mujeres que entraban en el movimiento teosófico sólo para abandonarlo con frases malignas en contra de ella. Sin embargo, sobre esto se yergue un hecho que todos podríamos imitar y es su devoción absoluta hacia su Maestro. Ella escribió: “Él fue quien me dijo que me dedicara a esto y yo nunca desobedeceré ni retrocederé.” »
(Lucifer, junio de 1891, p.290-292)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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