LISTA DE CAPÍTULOS

EL ANTIGUO BROCHE PERDIDO QUE BLAVATSKY MATERIALIZÓ




Uno de los fenómenos mas impresionantes que realizó Madame Blavatsky fue la materialización de un antiguo broche que le pertenecía a la señora Hume, pero que ella había perdido tiempo atrás, y en este capítulo les voy a transcribir los testimonios que he encontrado sobre ese acontecimiento.





TESTIMONIO DEL CORONEL OLCOTT


El coronel Henry Olcott estuvo presente y mencionó ese evento en su Diario, y lo que él escribió al respecto fue lo siguiente:

« El incidente del hallazgo del broche de la Sra. Hume, tan popularmente conocido y tan a menudo comentado, ocurrió esa misma tarde en la casa del Sr. A. Hume, después que Blavatsky materializó la taza y el plato.

Y a continuación les contaré la historia exactamente tal como sucedió, ya que no solo los hechos están todavía claramente presentes en mi mente, sino que también los puse en una carta que le escribí a Damodar.

(Nota: esa carta la pueden leer aquí.)

Y hasta ahora se ha omitido una de las circunstancias más importantes de todas las versiones publicadas por testigos presenciales, una que pesa mucho a favor de Blavatsky y en contra de la hipótesis del fraude.



Descripción del evento

Los hechos son que fuimos once personas las que estuvimos presentes, incluidos el Sr. y la Sra. Hume, el Sr. y la Sra. Sinnett, la Sra. Gordon, el Capitán M., el Sr. H., el Sr. D., el Teniente B., H.P. Blavatsky y yo quienes estuvimos en la casa del señor Hume.

Por supuesto, el ocultismo y la filosofía fueron los temas de conversación, y también se abordó la psicometría, y la Sra. Gordon obteniendo el consentimiento de Madame Blavatsky para intentar un experimento de psicometría, fue a su habitación y buscó una carta que ella tenía dentro de un sobre simple y que le dio a Blavatsky para que lo psicometrizara.

Blavatsky sostuvo el sobre en su frente durante un momento y comenzó a reír y dijo:

-      "Esto es extraño, por el momento solo veo la parte superior de la cabeza de alguien con el pelo erizado como púas por todas partes. Pero no puedo ver la cara.  ¡Ah, esperen!  Ahora comienza a aparecer lentamente. ¡Por supuesto, es el Dr. Thibaut, por supuesto!"

Y en efecto la carta había sido escrita por el Dr. Thibaut para la Sra. Gordon. Y el experimento de psicometrización les dio la mayor satisfacción a todos, pero como suele suceder con esta búsqueda de fenómenos, se le pidió a Blavatsky que hiciera más maravillas.


Ella miró tranquilamente alrededor de la mesa y dijo:

     -   "Bueno, ¿quién quiere algo?"

Y la Sra. Hume inmediatamente dijo:

     -   "Yo."

Blavatsky le pregunto:

     -   "¿Qué?"

La Sra. Hume contestó:

-      "Si realmente pudiera conseguirlo, me gustaría tener una joya familiar que no he visto en mucho tiempo, es un broche con perlas redondas."

Blavatsky le demandó:

     -   "¿Tiene la imagen clara de ese objeto en vuestra mente?"

Y la Sra. Hume respondió:

     -   "Sí, perfectamente clara."

Y después de unos instantes Blavatsky comentó:

     -   "Me ha llegado como un destello."

Blavatsky miró fijamente a la Sra. Hume por un momento, ella parecía estar en comunión consigo misma, y luego levantó la vista y dijo:

-      "Ese broche nos será traído a esta casa, pero en el jardín, un hermano me lo dijo."



Después de una pausa, Blavatsky le preguntó al Sr. Hume si tenía en su jardín un macizo de flores con forma de estrella, y el Sr. Hume respondió:

     -    "Sí, tengo varios."

Entonces Blavatsky se puso de pie y señaló en cierta dirección, exclamándose:

-      "Allá está, vengan conmigo para encontrarlo, lo he visto caer como un destello de luz."

Entonces los que estábamos presentes nos levantamos, no pusimos nuestros abrigos y nos reunimos en el salón para efectuar la búsqueda. Todos salvo la señora Hume que no se atrevió a exponerse a la brisa fría de la noche.

Y antes de salir, le pedí a las personas presentes recordar todos los eventos que se habían sucedido y que comentaran si habían observado alguna complicidad, o si ellos percibieron alguna conversación o sugerencia mental por parte de Madame Blavatsky ejercida hacia la Sra. Hume o hacia alguien más.

Los presentes se miraron interrogativamente y en un común acuerdo todos acordaron que todo había sido justo y llevado con integridad.

Y este es el eslabón faltante de todas las versiones anteriores de esta historia, y yo afirmo que en vista de mi desafío y poniéndolos en guardia a quienes estuvieron presentes, no tiene sentido inventar ninguna teoría de engaño cuando los hechos son tan claros y se utilizó tanta sinceridad en todo momento.


Entonces fuimos a buscar en el jardín con linternas porque ya era noche y era una noche oscura en donde no se veía nada. Fuimos en grupos de dos y tres aquí y allá, Blavatsky con el Sr. Hume, la Sra. Sinnett con el Capitán M., etc.

Finalmente se encontró el gran macizo de flores con forma de estrella y la Sra. Sinnett y el Capitán M. fueron los buscadores afortunados que encontraron un pequeño paquete de papel blanco con algo duro dentro. Lo encontraron después de jalar una red enmarañada de capuchina y otras plantas que habían formado un perfecto tapiz de verdura natural.

Madame Blavatsky y el Sr. Hume estaban a cierta distancia y yo también, cuando la Sra. Sinnett y el Capitán M. nos llamaron anunciando que lo tenían. La Sra. Sinnett se lo entregó al Sr. Hume, quien lo abrió en la casa, y dentro estaba el broche que en el pasado la Sra. Hume había perdido.

Y a sugerencia de alguien (no de Blavatsky o de mí mismo) el Sr. Hume y el Sr. Sinnett elaboraron una carta que se la leyeron a los que estuvieron presentes y lo firmaron todos.

Y esta es la historia sencilla de lo que sucedió, sin adornos, sin ocultamiento ni exageración. Que cualquier lector imparcial diga si fue o no un fenómeno verdadero.




Argumentos a favor y en contra

Entre las teorías que surgieron después para desacreditar este fenómeno, se ha considerado que entre algunas joyas recuperadas de un aventurero que había tenido una amistad con la familia Hume y que de manera inapropiada, se apoderó de esas joyas, también se encontraba ese broche.

Pero incluso si así fuera, eso no disminuye la maravillosa fuerza de ese fenómeno en sí mismo, porque cuando la señora Blavatsky miró alrededor de la mesa, ella no señaló a nadie, y fue la Sra. Hume la primera en hablar, y casi al mismo tiempo uno o dos más personas también lo hicieron. Pero siendo la Sra. Hume la anfitriona, los demás le cedieron sus propias oportunidades por cortesía, y fue entonces que Blavatsky le preguntó qué deseaba.

Y si Blavatsky le hubiera dado preferencia al deseo de otra persona, ella habría tenido que tratar con esa otra persona, y ahí yo pregunto:

¿Dónde habría quedado esa teoría de que Blavatsky le había sugerido mentalmente el broche a la Sra. Hume?


Por supuesto, esta dificultad práctica se elimina con la sugerencia que hicieron otros individuos alegando que Blavatsky hipnotizó a todos los presentes en cuanto a cada detalle, para que así la Sra. Hume pidiera el artículo que ella podría obtener con mayor facilidad. Pero esa teoría es aún más incongruente.

Y habiendo eliminado esas teorías sin sentido, pasemos a continuación con los hechos importantes:

1)   Blavatsky nunca había puesto un pie en el jardín del Sr. Hume.
2)   Ella nunca había sido llevada por ese camino hasta la puerta, salvo esa noche.
3)   El jardín no estaba iluminado.
4)   El macizo de flores con forma de estrella no estaba a la vista desde el interior de la casa, por lo que Blavatsky no podía haberlo notado.
5)   Desde el momento en que la Sra. Hume pidió su broche, nadie dejó la mesa hasta que todos se levantaron juntos.
6)   Y fueron la Sra. Sinnett y el Capitán M. quienes encontraron el paquete, y no Blavatsky quien no condujo al Sr. Hume, como si supiera el lugar exacto de su escondite, como lo pretendieron algunos individuos.

Luego, suponiendo nuevamente que Blavatsky hubiera tenido en su posesión ese broche, debemos dar cuenta de su transporte al macizo de flores entre el momento en que la señora Hume se lo solicitó y el momento en que lo encontramos, fueron solo unos minutos.

Así es que aquellos que no odian a nuestra querida maestra ya actualmente fallecida, estoy seguro, y en vista de todos los hechos anteriores, que le darán el beneficio de la duda y considerarán este fenómeno entre la lista de pruebas genuinas de su facultad psico-espiritual. »
(Las Viejas Hojas de un Diario II, capítulo 16, p.237-241)








TESTIMONIO DEL SEÑOR SINNETT


La persona que más detalló sobre este acontecimiento fue el periodista Alfred Sinnett, quien también estuvo presente, y a continuación les traduzco lo que él puso en su libro “El Mundo Oculto” sobre ese evento:

« La misma tarde en que Blavatsky materializó la taza de té, también ella efectuó otra materialización que fue luego objeto de gran discusión en todos los diarios anglo-indios, y se trata del célebre incidente del medallón.

Quienes lo presenciamos consignamos los hechos en un acta o pequeño manifiesto escrito para su publicación y firmado por las nueve personas que fuimos testigos de ese acontecimiento (a parte de Blavatsky y el coronel Olcott).

Pero como los comentarios a los que posteriormente ese escrito dio lugar, demuestra que la información puesta ahí no fue suficiente para dar una idea exacta de lo que realmente sucedió, por eso a continuación se los voy a describir con más detalles. Y aquí puedo citar nombres, puesto que todas las firmas están al pié del documento publicado.



Narración de los acontecimientos

Mi mujer, nuestros huéspedes y yo, habíamos subido al monte para ir a comer en casa del Señor y la Señora Hume según se había convenido.

Éramos once alrededor de una mesa redonda, y Madame Blavatsky quien se encontraba sentada al lado de nuestros anfitriones, en ese momento estaba como cansada y de mal humor, ya que contrario a su costumbre, ella se encontraba muy callada, al grado que durante el principio de la comida, apenas dijo una palabra.

Madame Hume conversaba animosamente con la señora que tenia al otro lado. Y aquí debo señalar que es una costumbre en la India, colocar en la mesa frente a cada comensal, un calentador con agua caliente en el que se coloca el cubierto del que se sirve cada convidado.

Madame Blavatsky se puso distraídamente a calentar sus manos en el suyo, y nosotros habíamos observado varias veces que Madame Blavatsky producía más fácilmente los sonidos de golpes y sonidos de campanillas cuando ella se había calentado las manos de esa manera. Así es que al verla con las manos apoyadas en el calentador, le hicimos una pregunta, que era una petición indirecta sobre los fenómenos que ella producía.

Yo estaba muy lejos de esperar aquella tarde algún nuevo evento, y Madame Blavatsky tampoco pensaba en ejercitar más sus poderes para obtener manifestaciones de los Adeptos.

Pero cuando se le preguntó por qué se calentaba las manos, ella nos dijo sonriendo:

-      “Caliéntenselas ustedes también a ver qué ocurre.”

Varios le obedecieron bromeando, y luego Madame Hume retirando las manos de su calentador, soltó una sonrisa diciendo:

-      “Bueno ya tengo las manos calientes ¿y ahora qué?”


Madame Blavatsky, como he dicho, no estaba dispuesta a ninguna manifestación oculta; pero precisamente en ese momento o inmediatamente antes, parece ser (según aprendí mas tarde) que ella percibió con ayuda de esas facultades extra-normales, de que uno de los Hermanos estaba presente, en cuerpo astral, aunque invisible para nosotros.

Y por eso ella hizo, siguiendo las indicaciones de este Adepto, lo que voy a decir a continuación. Naturalmente nosotros ignorábamos que ella acaba de recibir un mensaje sutil, y lo que vimos fue sencillamente esto:

Que cuando Madame Hume pronunció las palabras citadas, Madame Blavatsky pasando la mano por delante de la persona que había entre ella y Madame Hume, le cogió a ésta la suya diciéndole:

-      “¿Es que usted desea algo de particular?”

O algo parecido, porque no me acuerdo exactamente la frase que dijo, ni tampoco me acuerdo exactamente lo que Madame Hume le respondió primero, antes de comprender claramente de lo que se trataba; pero la situación se esclareció al cabo de algunos momentos.

Alguien que si había comprendido la petición, le dijo a Madame Hume:

-      “Pensad qué cosa quisierais que se os aportara, pero que no sea cualquier cosa que satisfaga un capricho vulgar, sino que ¿conoce usted algún objeto que fuera muy difícil de obtener?”


Estas fueron las únicas observaciones hechas durante el corto intervalo de tiempo transcurrido, entre las primeras palabras de Madame Hume a propósito de las manos, y la indicación del objeto que ella decidió solicitar.

Entonces después de brevemente reflexionarlo, Madame Hume dijo que ya había encontrado el objeto que le hubiera gustado volver a tener y era un medallón antiguo que le había regalado su madre, pero que hacía tiempo que se lo habían perdido.


Posteriormente los escépticos arguyeron que Madame Blavatsky llevó la conversación sobre ese objeto, el cual había sido preparado para el fenómeno que ella iba a producir. Pero he dado cuenta de toda la conversación ocurrida antes de que se nombrase el medallón. Así es que para nada Madame Blavatsky motivó a Madame Hume a elegir ese objeto.

De hecho, cinco minutos antes nadie esperaba que se fuera a realizar ese fenómeno, y Madame Hume buscó en su imaginación lo que ella iba a pedir, sin pronunciar ninguna palabra que tuviese alguna relación con lo que ella pensaba.

Y habiendo precisado todo esto, a continuación reimprimo aquí el documento que escribimos los que presenciamos ese fenómeno sobre lo que sucedió después:



Ese documento se publicó primero en el periódico Pioneer del 7 de octubre de 1880, y posteriormente en la revista The Theosophist de noviembre de 1880 (p.35) y abajo les pongo el facsímil.





En el artículo de la revista The Theosophist, el editor puso el siguiente texto introductorio:

« El fenómeno aquí descrito por varias de las personas de mayor reputación en los círculos oficiales indios, es solo uno de una serie de fenómenos con los que Madame Blavatsky ha asombrado al público de Simla.

Y de tales experimentos, se entiende por supuesto que toda causa sobrenatural de dichos fenómenos efectuados por la ciencia oculta es repudiada por Madame Blavatsky, en nombre de los ocultistas indios que le enseñaron durante los últimos seis años en América, Europa y Egipto. [Y que en realidad esos fenómenos son generados por causas naturales pero que la ciencia todavía desconoce.]

Sus amigos esperan que una compilación de los relatos publicados por testigos oculares de estas maravillas pueda hacerse en algún momento conveniente, para así mostrar que la teoría de la mediumnidad de los espiritistas no se aplica a ellos; pero que deben tenerse en cuenta según la hipótesis de que todavía viven en la India hombres con grandes poderes y que fueron reverenciados por nuestros antepasados como Mahatmas. — P»




El documento elaborado por los testigos dice lo siguiente:

« El domingo 3 de octubre, en casa de Madame Hume, en Simla, se encontraban reunidos para comer, el Sr. Hume y su esposa, el señor Sinnett y su esposa, la Sra. Jordan, el señor F. Hogg, el capitán P.S. Maitland, la señora Beatson, el Sr. Daridfren, el Coronel Olcott y la Sra. Blavatsky.

La mayor parte de las personas presentes habían visto a Madame Blavatsky producir notables manifestaciones, y es por eso que se llevó la conversación hacia los fenómenos ocultos, y durante esa conversación, Madame Blavatsky le preguntó a Madame Hume si ella deseaba alguna cosa en particular.

Madame Hume tuvo un momento de vacilación, pero al cabo de algunos instantes dijo que desearía se le proporcionase cierto objeto. Este era un pequeño artículo de bisutería que ella poseyó en un tiempo atrás, y que habiéndoselo confiado a otra persona, ésta lo perdió.

Madame Blavatsky le pidió que fijase en su mente de un modo claro, la imagen del objeto en cuestión y que ella trataría de procurárselo.

Madame Hume dijo entonces que recordaba con toda precisión el objeto, e hizo su descripción de este modo: es un medallón de forma antigua, rodeado de perlas, con un cristal delante, dispuesto para guardar un pelo de cabello.

Madame Blavatsky le pidió que hiciese un dibujo aproximado, y Madame Hume así lo hizo.

Entonces Madame Blavatsky tomó una moneda que pendía de la cadena de su reloj, la envolvió en dos papeles para fumar, la colocó en su falda y nos dijo que ella esperaba que el medallón apareciera durante la noche.

Después de comer, le dijo a Madame Hume que el papel en que ella había envuelto la moneda se había marchado.

Y un poco mas tarde, en el salón, ella nos comentó que en un estado de clarividencia, ella acababa de percibir caer en forma de un pequeño destello el medallón en medio del parterre.

El señor Hume nos condujo al parterre situado en una parte alejada del jardín. Y allí hicimos largos y minuciosos registros con nuestras linternas, y finalmente Madame Sinnett descubrió entre el follaje un papelito formado con las dos hojas de papel para fumar.

Ahí mismo se abrió el papel y éste contenía un medallón que correspondía exactamente a la descripción dada, y que Madame Hume reconoció ser el que ella había perdido.

Ninguno de los presentes, excepto el señor Hume y obviamente su esposa, había visto ni oído hablar jamás de aquel medallón antes de lo referido.

Madame Hume hacia bastantes años que ya no pensaba en él, ni había hablado del medallón con nadie, desde que lo perdió, ni pensaba que algún día pudiera volver a recuperarlo.

Y cuando Madame Blavatsky la preguntó si deseaba alguna cosa en particular, fue solo entonces cuando se le cruzó por su mente el recuerdo de su medallón, que había sido un regalo de su madre.

Madame Hume no es espiritualista y es por eso que hasta que no ocurrió este acontecimiento, ella no creía ni en los fenómenos ocultos ni en los poderes de Madame Blavatsky.

Todas las personas presentes se convencieron del carácter inatacable del fenómeno como prueba, en favor de la posibilidad de las manifestaciones ocultas.

Y el medallón es sin dudas el que Madame Hume poseía, ya que ella misma confirmó que si era el mismo medallón que ella había perdido meses atrás, y mucho antes de que Madame Hume hubiera oído hablar de Madame Blavatsky, y el medallón no llevaba letras ni marcas algunas que pudieran dar idea de su propietaria.

Así es que incluso en el supuesto caso de que este objeto pudo haberle llegado a Madame Blavatsky antes de ese día, ella no sabía a quien le pertenecía, ni tampoco le era posible prever lo que se le iba a pedir, puesto que ni Madame Hume pensaba en ese medallón desde hacia mucho tiempo.

Y los que firmamos este testimonio después de haberlo leído somos:

A.O. Hume, M.A. Hume, Fred R. Hogg, A.P. Sinnett, Patience Sinnet, Alice Gordon, P.J. Maitland, V. Davíson, Stuart Beatson»




Y aparte del testimonio, el señor Sinnett también añadió sus siguientes reflexiones:

« La notable afirmación anterior se refiere a un hecho que se encuentra fuera del rango de aquellos que se pueden explicar de manera ordinaria, pero que ha sido autenticado por nueve testigos, todos bien conocidos en la sociedad de Simla.

Y no es el propósito de un periódico respectado como lo es el Pioneer de recopilar o discutir los diversos fenómenos relacionados con los poderes de Madame Blavatsky y que han estado circulando libremente durante los últimos doce meses en la India por las personas interesadas en la investigación oculta.

Pero ahora se presenta a la atención pública un caso especial que pone los hechos en una luz que por sorprendente que parezcan, los ilumina con suficiente claridad para fines de consideración general.

Rara vez es de mucha utilidad construir teorías, o incluso intentar la especulación sobre anécdotas extrañas que están nubladas en sus detalles, o posiblemente sujetas a narraciones inexactas. Pero en el presente caso tenemos una declaración muy precisa atestiguada por testigos de carácter e inteligencia impecables.

Así es que exponemos el acontecimiento tal como sucedió, pero dejamos por el momento darle una explicación, ya que la tarea de dilucidarlo mediante cualquier análisis de las teorías ocultas sobre las cuales los fenómenos de ese tipo descrito parecerían descansar, difícilmente puede llevarse a cabo en estos momentos.

Pero es suficiente agregar que cualquiera que haya sabido del gran trabajo de Madame Blavatsky en su obra “Isis Develada” será consciente del carácter general de la posición que ella toma en referencia a fenómenos como este que nos mostró ahora frente a nosotros.

No se alega que sean obra de "espíritus" de ninguna manera. Sino que por el contrario, el peso de todos los argumentos en el libro mencionado se vuelve contra las conclusiones de los espiritistas.

En cambio Madame Blavatsky sostiene que muchas fuerzas que residen en la naturaleza son de un tipo que la ciencia actual no ha podido todavía comprender, y que por medio de esas leyes aún desconocidas por los hombres se logran acomplir estos fenómenos»






Pretextos que se arguyeron después para
desacreditar este fenómeno

Inútil es de decir que cuando este documento se publicó, algunos individuos trataron de ridiculizar a las personas que con sus firmas acreditaron de este fenómeno, pero sin aminorar entre nosotros, el hecho de que lo que habíamos visto era verdadero.

Y la crítica, siempre mas o menos hostil, aseguró que todo había sido una farsa bien preparada, siendo muchas sin duda las personas que se hallaban persuadidas de que Madame Hume fue influenciada para pedir ese broche en una conversación previa, y por medio de la cual se obtuvo el resultado expuesto. Y que para cumplir este encargo, Madame Blavatsky había ido expresamente a casa de Madame Hume.

Posteriormente una parte del público volvió a variar los detalles diciendo que Madame Hume le había dado ese broche a su hija, quien lo había perdido, pero que Madame Blavatsky recibió a esa señorita cuando ella pasó por Bombay rumbo a Inglaterra. Y los autores de esta hipótesis quedaron muy satisfechos con esa explicación.

Pero ellos no tuvieron en cuenta el testimonio de la joven quien ella misma afirmó que ese broche había sido perdido antes de ir a Bombay y antes de haber conocido a Madame Blavatsky.

Y las personas entonces declararon que eso no importaba porque desde el momento en que el broche había estado en posesión de la hija de Madame Hume, y que esta señorita había hablado con anterioridad con Madame Blavatsky, eso les parecía sumamente sospechoso y quitaba todo valor al fenómeno.

Pero si estos individuos concluyeron eso, fue porque jamás supieron agrupar datos en una forma racional y coherente, presentando su conclusión de manera incorrecta frente a las circunstancias verdaderas como las que figuraron para la recuperación del broche perdido.

Sin embargo, y a pesar de todas las precauciones que se tomen para que una manifestación de poder oculto no pueda atribuírsele ni al fraude ni a una alucinación, siempre habrá individuos dispuestos a asegurar que se los está engañando y encontrarán objeciones para rechazar toda prueba. Objeciones clásicas o absurdas, pero las suficientes para satisfacer que se les haya creado una idea falsa de las cosas que les son desconocidas o extrañas.

Pero el hecho es que los testigos que presenciaron el fenómeno de la recuperación de ese broche pedido, a todos ellos les parecieron tan concluyentes las condiciones de autenticidad, que cuando especularon sobre las objeciones que podría plantear el público, una vez que la historia llegara a ser contada, no previeron ninguna de las objeciones que fueron presentadas después, como la teoría de la conversación previa para influenciar a Madame Hume, o la teoría de que la hija de Madame Hume había puesto el broche a disposición de Madame Blavatsky.

Sin embargo, nosotros sabemos muy bien que no existió esa supuesta conversación anterior, y que tampoco Blavatsky podía saber qué es lo que Madame Hume iba a pedir.


En cuanto a la suposición de que Madame Hume hubiera contribuido de una manera inconsciente a la producción del fenómeno, eso es no conocer el espíritu suspicaz de los testigos, y se necesitaría estar loco para pensar que íbamos a cerrar los ojos ante hechos importantes, para solo centrar nuestra atención en detalles insignificantes.

Como dice el mismo relato, supongamos que el broche hubiese llegado a manos de Madame Blavatsky de una manera natural y corriente. Aún así a ella le hubiera sido imposible prever qué cosa Madame Hume le iba a pedir.

Pero a pesar de eso, parte del público no quiso darse por convencido. Y los críticos más insidiosos pretendieron que Madame Hume era cómplice de Madame Blavatsky. Pero si ese hubiera sido el caso, no habría sido poca la burla por parte de los londinenses al enterarse; y también hubiera sido un gran ridículo para los que habían tomado parte de ese fenómeno.

Y todos sabíamos que Madame Hume no se hallaba dispuesta a participar en un tal juego, ni por lo tanto a formar parte de un fraude que derrumbaría su reputación.



Y debo añadir aquí que después que Madame Hume había elegido lo que ella quería recibir, y antes de que se hubiera materializado ese broche, nosotros habíamos decidido tomar precauciones para que éste fenómeno no se entorpeciese, como ya había sucedido en ocasiones anteriores cuando Madame Blavatsky había efectuado otros fenómenos. Por lo que luego la gente tenía dudas de su autenticidad por haberse olvidado alguna cosa preliminar.

Y es así que al levantarnos de la mesa aquella misma tarde después de comer, uno de nuestros amigos (el coronel Olcott) propuso que ante todo se debía de examinar si en caso de que el broche fuera encontrado, se podría decir que todas las circunstancias habían sido de naturaleza tal, que probasen que fue un verdadero fenómeno oculto.

Nosotros habíamos recapitulado con cuidado todos los detalles que se habían sucedido durante la tarde, y habíamos deducido que la prueba había sido completa, pues no había ningún lado débil en nuestra investigación.

Fue entonces cuando Madame Blavatsky nos dijo que encontraríamos el broche en el jardín, y que debíamos ir a buscarlo. Y de paso citaré un hecho interesante para los que no habían observado los otros fenómenos de los cuales ya les he platicado.

El broche, como lo he señalado antes, estaba envuelto en dos hojas de papel para fumar, y cuando posteriormente estas fueron examinadas en plena luz en la sala, se descubrió que llevaban las marcas de la moneda que había sido puesta ahí y que anteriormente había estado unida a la cadena del reloj de Madame Blavatsky, y en esos papeles ella habían envuelto esa moneda antes de su misterioso viaje.

Así que los que habían flaqueado ante la dificultad que impedía creer en el transporte oculto de objetos materiales, pudieron asegurarse que las hojas de papel eran las mismas que habíamos visto sobre la mesa.





Explicación de ese fenómeno

El transporte oculto de los objetos no siendo un efecto de la magia en el sentido que los occidentales dan a esa palabra, es susceptible de tener una explicación, aunque como los lectores comprenderán, todavía queda mucho misterio sobre el modo como se manipulan las fuerzas ocultas para lograrlo.

No se pretende que las corrientes que se ponen en juego, transmitan los cuerpos en la forma sólida como estás se perciben a nuestros sentidos físicos, sino que el objeto se desintegra, luego entra en las corrientes en forma de partículas inmensamente tenues, y por fin llega a su destino siendo reconstituido de nuevo.

Y en el caso del broche, la primera operación fue su hallazgo; y esto no fue más que un asunto de clarividencia, ya que un objeto deja una huella invisible, partiendo de la persona que lo posee, y esta huella se puede seguir como una pista. Y la facultad de clarividencia está tan desarrollada en un Adepto de ocultismo, que el mundo occidental no tiene un conocimiento comparable en su capacidad.

El broche encontrado, había sufrido seguramente su desintegración, y el Adepto lo había hecho llegar al sitio en que quería colocarlo, y para que Blavatsky lo ubicara, para eso sirvieron las hojas de papel para fumar con las que ella envolvió la moneda.

Porque para poder encontrar el broche, era necesario que éste estuviese unido a Madame Blavatsky por medio de alguna fuerza oculta, y el papel para fumar que ella llevaba siempre consigo, se hallaba impregnado de forma natural con su magnetismo. Y es así como ella pudo localizar el lugar donde el broche había sido depositado por el Adepto.


Este magnetismo de Madame Blavatsky que se encontraba contenido en el papel que ella utilizaba para fumar, le permitió también efectuar unos pequeños fenómenos en donde ella teletransportaba cigarrillos y que fueron considerados por todos quienes los atestiguaron como una evidencia extremadamente completa de las facultades paranormales que poseía Madame Blavatsky.

Aunque aquí nuevamente, la semejanza superficial del experimento con algún truco de magia conjura la inteligencia de las personas comunes que leyeron sobre esas materializaciones.

Y el hecho exacto será mejor apreciado, después de leer las tres cartas siguientes que fueron publicadas en el periódico Pioneer del 23 de Octubre»
(Libro “El Mundo Oculto”, p.77-87, 2ed)









OBSERVACIONES

Esas tres cartas las pueden encontrar en el capítulo anterior a éste, y después de haber analizado el fenómeno y los testimonios, considero que para que la materialización del broche hubiera sido un truco, se hubiera requerido de la complicidad de la señora Hume, pero esto lo veo muy poco probable porque el señor Hume no solo hubiera perdido su reputación, sino también su carrera profesional, ya que él era un político importante en la India.

Así es que no veo la razón por la que el señor y la señora Hume se hubieran arriesgado a perder la vida adinerada que llevaban y sobre todo su reputación (que en la época victoriana era tan importante) solo para participar en una farsa.

Y aunque mi investigación me ha llevado a concluir que Blavatsky también poseía sus propios poderes, la recuperación del antiguo broche perdido fue algo mucho más dificultoso, y por consiguiente yo sospecho que en realidad fue el maestro Kuthumi quien lo recuperó (o lo replicó) y luego lo proyectó en el jardín.

Y pienso que el maestro efectuó ese fenómeno para entusiasmar y motivar a los señores Hume y Sinnett para que colaboraran con él en la difusión de la enseñanza teosófica.

Pero ante la gran discusión que posteriormente se generó alrededor de ese fenómeno, y con todas las teorías de fraude que posteriormente se esgrimieron, el maestro Kuthumi tuvo que efectuar otra materialización para demostrarle a los involucrados que los poderes ocultos si existen de verdad, y esta segunda materialización se las detallo en este otro capítulo (ver link).













10 comentarios:

  1. Hola, Cid.
    La verdad, siempre que alguien hace algo va a haber gente que intenta desacreditarlo. Solo los involucrados pueden dar fe de ello porque lo presenciaron. Quien no ve, rara vez cree.

    Me gustaría preguntar algo que está muy de moda.¿Que piensan sobre la ley de la atracción? He visto a mucha gente intentando manifestar cosas y conozco muchos canales de youtube que se lucran con ello. ¿La ley de atracción es real? Por ejemplo se que a mucha gente le funciona y a otros no. Pero empiezan a cobrar para manifestar a los ex-novi@s de miles de mujeres u hombres ya me parece raro.

    Saludos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Pienso que la ley de atracción si es algo real y se puede utilizar, pero tampoco es infalible porque existen otros factores que también intervienen, por ejemplo si tienes un karma negativo que obstaculiza tu deseo, por mucho que practiques la ley de la atracción, tu deseo no se va a realizar.

      Borrar
    2. No era que el karma negativo puede contrarrestarse con el positivo ?

      Borrar
    3. Si pero eso implica otra ley que es la ley de compensación.

      Borrar
    4. Pero eso implica que puedo generar mucho karma positivo y luego utilizar a los angeles o seres superiores para que me ayuden y con eso puedo contrarrestar los negativo

      Borrar
    5. En los videos que he visto dicen que para poder generar tu deseo debes despegarte de él y ademas elevar tu vibración. Que hay un trabajo interno primero y que no hay que ser interesados para que la ley de atracción funcione. Nunca hablan del Karma, solo que hay que pensar positivo. Es interesante. ¿Al generar Karma positivo se deja de obstaculizar el deseo? ¿Será por el Karma que a mucha gente no le funciona la Ley de atracción entonces? A mi me ha resultado con cosas sencillas pero no la he probado para pedir cosas muy grandes.
      Saludos.

      Borrar
    6. Los videos que mencionas implican otra técnica que es la visualización creativa, y en efecto se recomienda crearla durante un tiempo y después dejarla ir, y si además la conectas con un objetivo altruista, y también generas karma positivo, eso incrementa las posibilidades que tu deseo se realice.

      Pero existen otras razones aparte del karma negativo que pueden también obstaculizar la realización de tu deseo, por ejemplo:

      A) quieres tener una nueva pareja, pero como la anterior te traumatizó mucho, inconscientemente tienes miedo de volver a sufrir y aunque conscientemente la invocas, inconscientemente la rechazas.

      B) o puede que en tu interior seas escéptico e inconscientemente estés ordenando que el experimento fracase para que así puedas afirmar que no funciona y que solo son cuentos de la New Age.

      C) o puede que tengas un aprendizaje que adquirir y que por ejemplo pidas ser rico, pero la vida te vuelva pobre para que así aprendas a valorar lo que realmente es importante.

      D) o que las circunstancias sean muy adversas en ese momento.

      Etc.


      Borrar
  2. cid este descubrimientro reciente se relaciona de alguna manera?

    https://www.abc.es/ciencia/abci-sacudidas-cuanticas-mueven-objetos-40-kilos-hasta-20-metros-202007020300_noticia.html

    ResponderBorrar
  3. Ni lo uno, ni lo otro; aquel que crea y considere que es asi, está equivocado.
    Tomenlo como les resuene.

    ResponderBorrar