LA CREACIÓN DE LA MONADA, EL ALMA Y LA PERSONA

Sobre este tema, el maestro Pastor explicó lo siguiente:

« El poder de la palabra es sobre todo el poder del pensamiento, porque cuando uno pronuncia una palabra, es porque primero esa palabra existió en el pensamiento. Entonces cuando hablamos del poder del verbo, estamos hablando, de hecho, del poder del pensamiento.

Y el poder del pensamiento es un poder enorme porque es una vibración. Un pensamiento emite una onda que se repercuta en la medición de su frecuencia vibratoria. Es decir que una onda de pensamiento que vibra muy fuertemente se repercutirá muy lejos y durante mucho tiempo, y viceversa.

Entonces para crear al hombre, Dios no utilizó en barro como lo dice alegóricamente el libro santo, sino que Él pensó. Y en la mente cósmica nació un arquetipo, es decir, un hombre perfecto.

¿Qué es este arquetipo al que ustedes deben reunirse?

Este arquetipo es lo que se llama la mónada para algunas escuelas, o el yo superior para otras.

Entonces, Dios está en su plano divino, luego piensa en un arquetipo, y este arquetipo cobra vida en su sustancia mental divina. Este arquetipo es vuestra mónada. Y luego este ser supremo a su vez va a tener necesidad de crear, ya que Dios mismo se expresó formando este arquetipo, y el arquetipo por lo tanto, es la representación de este mismo Dios (ya que está escrito en su Biblia que Dios hizo al hombre a su imagen).

Y por consiguiente este arquetipo también tendrá este impulso de creación, y por lo tanto, también pensará y creará.

¿Y qué va a crear?

No va a crear otro arquetipo, sino que va a crear un pensamiento que resonará en el espacio como un sonido, y esa es el alma.

El alma es el sonido enviado desde el arquetipo para buscar un ambiente creador y creativo. Y esta onda que viaja a través del espacio (y allí ya estamos cambiando de dimensión, debido a que cuando el arquetipo estaba cerca de Dios, no había nociones de distancia ni de espacio, sino solo de lo ilimitado).

Pero el arquetipo que proyecta su pensamiento, solo puede enviarlo hacia el espacio, y por lo tanto en el tiempo, y eso crea el alma.

Entonces podemos decir esquemáticamente que un arquetipo proyectado en el espacio y el tiempo, se despierta como un alma. Y esa alma es por consiguiente un arquetipo temporalmente prisionera del espacio y del tiempo, que pierde la noción de que ella es un arquetipo.

Y es aquí en donde comienza toda la aventura de la creación y de la reencarnación, y toda la aventura también de la evolución. Y es a causa de esto que surgió la jerarquía divina con todos sus miembros, y que también fue establecido todo el plan divino, para que este arquetipo pueda volver a ser quien él es.

Y esta alma que nació del arquetipo, cuando ella misma se proyecta en la personalidad, reconoce las mismas necesidades de creación que las que están en el arquetipo. Y es por eso que la personalidad también necesita crear y que también puede crear.

Y es así como el humano se convierte en artista, en músico, en pintor, o en científico, o en padre y en madre también, porque crear un hijo es un acto de arte (o al menos nos gustaría que todos lo consideraran de esa manera).

Y es así como el hombre se convirtió en filósofo y creó con su pensamiento y su mente todo un sistema de pensamiento, un sistema de la vida, los valores y el significado de la vida.

Pero en la medida en que esta personalidad se encuentre más o menos alineada con el alma, las nociones creativas expresadas por el alma serán más o menos positivas o negativas.

Y es por eso que la mayoría de las veces les hablo de la importancia de la alineación, y en cambio no pongo tanto énfasis en la evolución, pidiéndoles que ya sean discípulos, castos, puros, iniciados, etc. Porque nosotros no les pedimos todas estas cosas, al menos no al inicio. Después se las solicitaremos para los que realmente quieren hacer un trabajo más avanzado. Pero para vivir vuestra vida en un sentido de libertad y de realización, esto no lo necesitan por el momento.

Lo que se requiere sobre todo es alineación, y como se los dije antes, los individuos viven en la periferia, sacudidos por todos los vientos de la periferia, cuando lo que se requiere para vivir en armonía es descubrir el centro y estar alineados con el alma. Porque así, el alma puede crear todo lo que se requiera a través de su personalidad, y de manera positiva, por lo tanto beneficiosa para la personalidad misma.

Por ejemplo, y esto para citarles algo completamente material y concreto, el hombre comprendió un día cómo construir casas, catedrales, edificios, incluso grandes y muy complicados. Y esto se debe porque en ese momento la personalidad supo alinearse con el alma, y el individuo recibió el impulso, el descubrimiento, y la sabiduría.

Y lo que permitió hacer posible este descubrimiento fue la alineación. Aunque luego cuando el hombre se vuelve a ir hacia la periferia, necesariamente vuelve a caer en el desorden y a hacer ni importa qué, y de ahí la importancia de que busquen constantemente volver a estar en el centro.

El alma es por lo tanto creativa y expresa su poder creativo mediante un plano que es el plano mental y que no tiene nada que ver con el plano intelectual, es decir, el plano donde pensamos. El plano mental es el plano creativo y es similar al plano cósmico pero disminuido a la escala humana.

Esta sustancia en la que Dios pensó para crear al arquetipo, también existe en el hombre y se llama plano mental, y cuando el humano coordina los átomos de ese plano, cuando domina la vibración de los átomos de ese plano, entonces su palabra se vuelve creativa, y ahí reside el poder de los mantras, las invocaciones y las fórmulas mágicas.

Y de ahí surge ese poder que utilizan los grandes Iniciados, como por ejemplo, cuando Jesús le dijo al paralítico: "levántate y camina", o al ciego le dijo "ahora mira", etc.

Y luego ya no se requiere ni siquiera pronunciar la palabra, sino que solo se requiere hacer vibrar el átomo del plano mental que está en correspondencia con las actividades de la persona encarnada. Y en ese punto, el puente habiendo sido construido, el poder simplemente irradia. »

(Conferencia del 27.06.87)