¿CÓMO CORTAR LOS ÁRBOLES Y MATAR LOS ANIMALES SIN GENERARSE KARMA?

Sobre este conflicto ético que traumatiza a muchas personas, el maestro Pastor explicó lo siguiente:

« No está prohibido que ustedes usen los elementos de la naturaleza, pero solo en la medida en que ese sacrificio produzca una continuación de su manifestación y de su evolución. O sea en el sentido de que ese sacrificio vaya a ser beneficioso.

Por ejemplo, ustedes tienen el derecho de cortar los árboles para construirse una casa, pero solo si ustedes van a respetar esa casa, y si esa casa va a ser el hogar donde ustedes van a evolucionar, y donde van a recibir a vuestros familiares, amigos, vecinos con cordialidad.

En ese momento, el mismo espíritu del árbol estará de acuerdo con efectuar su sacrificio para que ustedes tengan un hogar donde vivir.

Pero cuando ustedes cortan los árboles solo para obtener ganancias especulando con la madera. En ese momento, el espíritu del árbol, por el contrario envía toda su savia al fondo de la tierra y se promete que nunca más volverá a crecer.

Y si ustedes fueran lo suficientemente sensibles, entonces al entrar en los bosques ustedes escucharían los llantos y los gritos que hacen los árboles cuando son cortados, un poco como los animales cuando sienten que los van a sacrificar.

En cambio, si ustedes van hacia el árbol, o hacia el animal, o hacia la roca, hacia cualquier elemento que pertenezca a la naturaleza, y en una relación de alma a alma, le dicen:

« Necesito de tu materia, necesito de tu sacrificio, y en el gran intercambio que es la vida recibe mi amor y agradecimiento por ello. »

Ahí no habría ofensa porque la vida se crea justamente para ser intercambiada. Entonces hay una cierta ley de sacrificio que hay que efectuar, pero sin que este sacrificio sea un sacrificio como ustedes usualmente se lo imaginan (doloroso y lleno de sufrimiento). No, sino que simplemente es el regalo de la vida, animado por el mismo impulso que cuando Dios lanzó la vida hacia el Universo y le dijo:

« Va, te doy tu libertad. »

Y si hacen las cosas con ese mismo estado mental, entonces ustedes estarán entrando en el movimiento de esta gran energía que es el intercambio de la vida, y en esos momentos pueden cortar todos los árboles que necesiten. Y no habrá ofensa. Pero para eso es necesario que ustedes consideren al árbol como una entidad real, vibrante y viviente. Algo que desafortunadamente los hombres no hacen en la actualidad.

Y lo mismo sucede cuando ustedes quieren matar a un animal para comer su carne. Por ejemplo, si solo corren detrás de la gallina diciéndose:

“Espera que te atrape y te devore."

Inevitablemente la gallina sentirá que eso es un asesinato, y lo vivirá como tal, y todas las energías que la animan también lo interpretarán de esa manera, porque hay una ruptura de la armonía, y allí si hay un verdadero crimen.

En cambio si ustedes se acercan a la gallina y le dicen:

« Esencia que te anima, reanuda tu vuelo hacia el cosmos que necesito tu materia para vivir. »

Ahí no hay crimen.

Pero primero deben de hablarle a la esencia que vive en el animal para que esta emerja de la forma y les otorgue el regalo de su cuerpo. Y de esta forma todo se convierte en un fabuloso intercambio de amor, y el hombre no peca contra nada porque el amor tiene el principio mismo de darse para los demás. El don de uno mismo por los demás. Y así, el alma del animal se retirará sin que ustedes tengan que sacarla a punta de cuchillo.

Los humanos deberían vivir de esta manera, no emocionalmente diciéndose: "No debo de matar". Sino sabiendo que ellos pueden tomar la materia de las plantas, de los animales y de los minerales, pero con propósitos verdaderamente constructivos, y con el respeto y el procedimiento que se requiere para no agredir a la vida que hay en esos seres.

Y así los humanos sabrán mejor cuál es el puesto que ellos mismos deben ocupar en el planeta y la manera como ellos también tienen que sacrificarse, que sea para sus propios hijos, o para todos sus hermanos y hermanas que conforman a toda la humanidad.

Si el egoísmo existe en la raza humana, es precisamente porque los hombres no conocen la realidad de la vida, es decir de esta gran fuente de la que fluyen mil aguas, sin detenerse nunca. Y cuando una gota ha tocado el suelo, desciende a la cueva y luego se eleva como un géiser, sube a las nubes y luego vuelve a descender a la tierra. Y así el agua nutre a todos los seres que habitan el planeta.

Pero si el hombre no acepta que esta fuente sea gratuita para todos y comienza a taparla y ponerle un grifo diciendo:

“Es mi fuente y necesito cien litros de agua por día, así que al diablo con todos los demás sin importar que tengan sed.”

Entonces la fuente terminará por agotarse.

Y así sucede con todo en la vida de los hombres.

Por lo tanto, paren con esa mezquindad y láncense hacia ese gran impulso de intercambio que es la vida. Y así al mismo tiempo ustedes podrán vivir más los valores de la sociedad, los valores de intercambio que se hacen cotidianamente. Ustedes sabrán mejor dónde deben investir vuestro esfuerzo, cómo y en qué medida, a quién dar, a quién pedir, etc. Y así, la vida se convierte en un gran juego y no en una serie de pruebas siniestras como las experimentan actualmente. »

(Conferencia del 24.06.87)