Hay muy poca información sobre ella.
·
Nació en Inglaterra.
·
Se volvió miembro de la Sociedad
Teosófica de Adyar.
·
Durante un tiempo fue Secretaria
General de la Sección Nacional de Argentina.
Fundó la Sección Nacional de Uruguay
A partir de 1921 Annie Menie Gowland,
mientras seguía ejerciendo su cargo en Argentina, visitó varias veces Uruguay en
donde dio varias conferencias.
Artículo de la presa informando de la visita de Annie
Gowland a finales de 1923.
Su impulso vitalizador englobó y
reorganizó las diferentes fuerzas teosóficas que habían surgido en Uruguay, culminando en
la reunión con los delegados de las nueve Ramas uruguayas el 7 de noviembre de
1924 en el Círculo de la Prensa de Montevideo, para conformar la Sección
Nacional de Uruguay
Esta podría ser la foto de esa reunión, Annie Gowland se ve
en medio.
Gowland fue invitada a presidir la
nueva sección dado que su cargo en la Sección Nacional de Argentina había
finalizado.
El
7 de enero de 1925 un grupo de miembros recibieron la Carta Constitutiva
firmada por la entonces la Presidenta Internacional, Annie Besant, quedando así
oficialmente integrada esa sección a la Sociedad Teosófica de Adyar.
Fotos con miembros de la nueva sección donde aparece Annie
Gowland ya siendo presidenta.
Su partida de Uruguay
A finales de 1926 todavía Gowland era
la Presidenta Nacional y la Secretaria General de la Sección Nacional de
Uruguay, y en la revista oficial de esa organización “El Mensaje” de agosto-septiembre de 1926 se informa de su última visita
a Uruguay:
« Después
de un año de ausencia, ha vuelto nuestra Presidente Nacional, la señora Annie
Menie Gowland, de la lejano India fabulosa donde representó a Uruguay y a Chile
en la Convención del cincuentenario de la Sociedad Teosófica en Adyar.
Esperábamos de ella grandes cosas,
relatos emocionantes, enseñanzas preciosas, y sus impresiones sobre los
Maestros que dirigen la Sociedad Teosófica desde Adyar, y acaso también sobre
los otros Maestros, los Choanes que habitan la gran cordillera de los Himalayas,
pues sabíamos que ella había estado en esas regiones al Norte del Daryerling.
(Observación de Cid: la persona que
escribió este artículo no sabe que después de la traición del coronel Olcott
hacia Blavatsky, los maestros Kuthumi y Morya se alejaron de la Sociedad
Teosófica de Adyar; y tampoco sabe que los maestros transhimaláyicos son muy
difíciles de conocer en persona, y no es yendo al Himalaya que los vas a
encontrar.)
Y ella llegó después de tan larga
ausencia, pero solo pudo dedicarnos unas horas; pues tenía que seguir en el
transatlántico a Buenos Aires; unas horas que transcurrieron entre saludos,
conversaciones, preguntas aisladas y respuestas interrumpidas.
Algo parecía cambiado. Además que la
vecindad de la primera Convención de la Sociedad Teosófica en el Uruguay
contribuía también a agitar los ánimos distrayendo la atención en preparativos
reglamentarios, Partió la Presidenta. Partió la Secretaria Nacional. Mis
Thomas. Se sentía en esas partidas algo más hondo que en las anteriores. Había
en las despedidas silenciosas y largas algo irremediable que nunca antes
habíamos sentido.
Y pocos días después, cundió la
extraña noticia. Nuestra Presidente Nacional tenía que volver a alejarse de América
y esta vez acaso para siempre. La sorpresa era tan grande que un estupor
general embargó los pensamientos. El acontecimiento era aceptado sin
explicación, como se aceptan las catástrofes que no se pueden evitar.
Ella volvió a Montevideo, antes de
alejarse definitivamente del Rio de la Plata, un día, un solo día. Ya sabíamos
que ese era el último día, y bajo las risas y las frases de alegría sentíamos
el dolor de las grandes despedidas.
Esa noche, los pañuelos afilados en
la explanada del puerto enviaron largamente y silenciosamente el último saludo
a aquella que tres años antes llegó entre nosotros y con su sola presencia y el
ejemplo de su vida, supo conquistar todos los corazones de Teósofos que había
en el Uruguay y reunirlos y transfigurarlos y hacer con ellos el milagro del
nacimiento de la 35va Sección, que ahora cuenta con diez Ramas y casi doscientos
miembros nuevos.
Más tarde tuvimos noticia de su
embarque en Buenos Aires en el «Wakasa Maru» que pasaría al largo de Montevideo
rumbo a Cape Town en el África del Sur, y aún nos llegó de alta mar su último
saludo lanzado a los cuatro vientos por telégrafo sin hilos. Algunas tarjetas,
pocas cartas, algunos menús de abordo, llegados con distintos correos, trajeron
un eco prolongado de su partida.
Y así pasó entre nosotros y sigue su
peregrinaje de amor por el mundo, sembrando bendiciones a su paso, digno
mensajero de la Gran Fraternidad, ejemplo alto de una vida pura, ideal viviente
de una raza nueva, y los que la han visto y la han oído, los que han respondido
al llamado ardiente de entusiasmo que ella dirige a todos a su alrededor, los
que han despertado en su luz, los que la aman, felicitan ahora a través del
océano a los hermanos de África y les auguran que sean dignos de la bendición
que les llega, y del don inapreciable que su buen Karma les otorga.
Los que asistieron a los primeros
días del gran movimiento teosófico iniciado por ella en el Uruguay, contemplan
ahora con los ojos de la imaginación el repetirse seguro en esa tierra lejana
de las horas de milagro aquí vividas cuando la Fraternidad parecía un hecho, y
las almas se abrían unas tras otras, como flores al sol que amanecía para la
vida espiritual.
Así ella pasa de uno a otro
continente como el rodar del día y como el sol, más se siente cuando es
perdido. Por eso toda palabra es poco para expresar nuestra gratitud hacia nuestra
Presidente, ahora que nos falta. »
(p.5-6)
En esa revista también se
transcribió la carta que la señora Gowland escribió para la Convención de la
Sociedad Teosófica en Uruguay y en donde ella renuncia a sus cargos:
« A
todos los miembros de Ia Sección Uruguaya:
Queridos hermanos míos: recién he
vuelto, y mi pensamiento y amor aún está con ustedes. Aun estoy llena de la
emoción que ustedes han vertido en mí anoche con sus saludos. Yo no sé sí
volveremos a vernos ya más en cuerpo físico en esta encarnación, pero siempre esteremos
cerca en espíritu. Yo he visto crecer a algunos de ustedes en la verdadera
vida, como una madre contempla crecer en este mundo de carne los cuerpos
físicos de sus hijos, y no podré nunca olvidado. Alguno me ha ayudado más que
oíros y a ese va mí gratitud, pero a todos va mi amor por igual.
Ha llegado el momento de la
separación física. Los cargos también son formas y ha llegado la hora de mi
renuncia al cargo de Secretario General y Presidente Nacional de la Sección
Uruguaya. Presento oficialmente esa renuncia ante todos los miembros de la
Sociedad Teosófica en el Uruguay reunidos en la Convención,
Quedan entre ustedes varios hermanos
que desde largo tiempo vienen ejercitando sus fuerzas en diversos cargos y
están ya preparados para recibir en sus manos la responsabilidad de los
primeros puestos. . . . »
(p.11)
Los miembros de esa sección no
aceptaron la renuncia de Annie Gowland pero no les quedó de otra ya que ella no
regresó a Uruguay.
Adhesión a la Escuela Arcana
Posteriormente parece que Annie
Gowland se quedó a vivir en África del Sur.
Ella dejó la Sociedad Teosófica de
Adyar y se volvió alumna de la Escuela Arcana de Alice Bailey, lo cual muestra
que la señora Gowland estaba cada vez más perdida porque si Besant y Leadbeater
fueron unos embusteros, Alice Bailey lo fue todavía más.
Y
durante ese periodo (en 1931) ella pintó el retrato más famoso de “El Tibetano”:
Annie Gowland ya más mayor.
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