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RICHARD HODGSON ASEGURA QUE EL FENÓMENO DEL COJÍN FUE FALSO



Richard Hodgson fue un investigador de la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR), y en el Informe que lleva su nombre el señor Hodgson afirmó que el fenómeno paranormal conocido como "el incidente del cojín" fue fraudulento.

Y para demostrar su aseveración, el señor Hodgson explicó cuáles fueron los trucos que según él, Blavatsky empleó para engatusar al Sr. Sinnett.




EXPLICACIÓN DE HODGSON

En su informe el señor Hodgson escribió:

« El siguiente caso que consideraremos es el incidente del cojín (mencionado en el libro "El Mundo Oculto", págs. 75-79).

Las "impresiones subjetivas" del Sr. Sinnett de la noche anterior parecen estar estrechamente relacionadas con ese incidente, si no formar parte de él; pero como no se describen con exactitud, no puedo por supuesto abordarlas.

Si no se tratara de una alucinación ni de una ilusión extrema sufrida por el Sr. Sinnett, podrían haberse debido a la audacia y astucia de Madame Blavatsky, en cuyo caso el cojín podría haber sido manipulado antes de que el Sr. Sinnett hablara de sus impresiones esa mañana.

Y aquí aparece de nuevo el inestimable Babula, quien probablemente fue el "Hermano" que insertó el broche y la nota proporcionada por Madame Blavatsky en el cojín del jampan.

¿Fue un hecho notable que se eligiera este cojín en particular?

Es posible que hubiera un segundo objeto y una nota en algún árbol contiguo, en caso de que se hubiera elegido un árbol, y que hubiera un tercero enterrado en el suelo. Aunque creo improbable que Madame Blavatsky se hubiera tomado la molestia de prever estas contingencias, incluso si hubiera otros objetos que pudieran haber dependido de las impresiones subjetivas del Sr. Sinnett.

Simplemente porque lugares como el suelo y el árbol ya se habían elegido, era improbable que se volvieran a elegir; no era tan improbable que se eligiera el "cojín habitual", firmemente hecho, que la Sra. Sinnett seguramente llevaría consigo.

La íntima relación de Madame Blavatsky con el Sr. Sinnett pudo haberle permitido anticipar con considerable confianza que elegiría el cojín. Además, si por desgracia no elegía ese cojín, podría surgir una conversación sobre si el lugar elegido era el mejor, y finalmente se podría decidir que lo buscaran en uno de los cojines.

Si se cometía algún error con el cojín, Madame Blavatsky podría volver a comunicarse con Kuthumi y comprobar que el objeto se colocaba en el cojín de la Sra. Sinnett. »
(p.270)





LA RESPUESTA DE SINNETT

El periodista Alfred Sinnett es su libro "Los Fenómenos del Mundo Oculto y la Sociedad para la Investigación Psíquica" le replicó al Sr. Hodgson explicándole que estaba equivocado con su teoría de fraudulencia por parte de Blavatsky, debido a los siguientes motivos:

« Permítanme ahora pasar al análisis que el Sr. Hodgson hace del incidente del cojín ("El Mundo Oculto", p.75-79).

El señor Hodgson escribió:

"Las impresiones subjetivas del Sr. Sinnett de la noche anterior parecen estar estrechamente relacionadas con el incidente, si no formar parte de él. Pero como no se describen con exactitud, no puedo, por supuesto, analizarlas.

Si no fueron ni alucinaciones ni ilusiones extremas sufridas por el Sr. Sinnett, podrían haberse debido a la audacia y astucia de la Sra. Blavatsky, en cuyo caso el cojín pudo haber sido manipulado antes de que el Sr. Sinnett hablara de sus impresiones esa mañana."


El uso que el Sr. Hodgson puede hacer del modo potencial, cuando no cuenta con pruebas derivadas del señor o la señora Coulomb en las que basarse, divertirá al lector paciente y analítico de la maravillosa composición que se menciona.

Pero el verdadero arte de la frase recién citada reside en la introducción de la idea de que el punto en el que Madame Blavatsky debía trabajar durante la madrugada del día en cuestión en ese cojín.

El Sr. Hodgson escribe como si toda la dificultad residiera en cómo Madame Blavatsky o su supuesto cómplice, Babula, llegarían al cojín.

El cojín, en ese momento, todavía no había entrado en el asunto, pero el Sr. Hodgson quiere que supongamos que su elección más tarde ese mismo día, por mí, como el lugar donde encontraría el recuerdo que me entregarían [el broche de la Sra. Sinnett] fue algo que Madame Blavatsky pudo haber previsto fácilmente.

El Sr. Hodgson escribió:

"La estrecha relación de Madame Blavatsky con el Sr. Sinnett pudo haberle permitido anticipar con considerable confianza que él elegiría el cojín."

Pero eso es incorrecto, y por pura absurdidad esta observación merece figurar entre las primeras seis joyas de este tipo en la colección del Sr. Hodgson.

Una relación íntima con cualquiera podría permitir a un amigo predecir su probable elección de un autor o una ópera favorita, pero no sugeriría de antemano qué caballo probablemente sacaría en una lotería, ni qué frijol de una bolsa llena.

Y les aseguro que la elección del cojín fue un asunto casi tan impredecible como lo sería la elección de qué frijol sacaría de una bolsa llena.

El Sr. Hodgson argumenta, adaptándose a la situación actual:

"Simplemente porque lugares como el suelo y el árbol ya se habían elegido antes, era improbable que se volvieran a elegir."

Si las circunstancias hubieran sido diferentes, y su objetivo hubiera sido menospreciar la elección, podemos dudar de que el Sr. Hodgson hubiera escrito: "Simplemente observando sus hábitos de elección previos, la Sra. Blavatsky debió saber que se elegiría el suelo o un árbol".

Pero partiendo de la base de que estos objetos habían sido descartados por experimentos previos, ¿por qué se me impidió elegir como lugar de escondite debajo del mantel sobre la hierba, por ejemplo, o dentro del pastel sin cortar (que recuerdo que se me ocurrió, pero que descarté mentalmente en favor del cojín), o dentro de uno de mis bolsillos, o debajo del jamón de mi esposa, colocado al azar en el suelo, o debajo de cualquier otro de la media docena de jamones presentes, o debajo de una servilleta extendida en el suelo para tal fin, o en el tejado de la cabaña de piedra cerca de donde estábamos sentados, o en algún lugar dentro de esa cabaña (¡qué lugar tan obvio!, habría dicho el Sr. Hodgson si lo hubieran elegido), o en una de las cestas del almuerzo, y así sucesivamente durante una o dos páginas más?

Y sin embargo el Sr. Hodgson tuvo la ingenuidad o la seguridad de decir que probablemente yo elegirían el cojín.

Por supuesto, procede a reforzar esta hipótesis con otras de naturaleza similar, confiando en que sus lectores considerarán tres o cuatro conjeturas insostenibles como quizás en conjunto más sostenibles que cada una por separado.

Si no se hubiera elegido el cojín, el Sr. Hodgson arguye "podría surgir alguna conversación sobre si el lugar elegido era el mejor, y finalmente se podría decidir buscarlo en uno de los cojines".

Si la hazaña oculta en cuestión hubiera sido realmente defectuosa al requerir una conversación preliminar sobre el lugar a elegir, el Sr. Hodgson podría haber tenido algún fundamento para sugerir que esto destruyó el propósito de la hazaña; pero dado que la hazaña se realizó de inmediato, sin vacilación, como yo deseaba, entonces la sugerencia de que en otras circunstancias habría sido sospechosa no parece muy contundente ni sagaz.

Si señalara un animal y dijera "eso es un burro" (y un naturalista confirmaría mi opinión), he demostrado que reconozco un burro cuando lo veo, y mi juicio en tales asuntos no se cuestiona si alguien me dice: “Supongamos que primero hubieras dicho que era una vaca y luego un cerdo, podrías haber seguido adivinando hasta que al final acertaras”.

El valor probatorio del 'incidente del cojín' permanece, en verdad, absolutamente intacto ante la hipótesis fortuita del señor Hodgson.

Su pretensión es sugerir maneras en que el resultado obtenido podría haberse obtenido por medios ordinarios, y simplemente se tambalea entre los hechos, ignorando uno mientras formula una hipótesis, incompatible con él, para explicar otro, y luego intenta obviar el primer hecho sugiriendo alguna otra hipótesis alternativa incompatible con el segundo.

La multiplicación de teorías sobre este principio hasta la saciedad no es un argumento legítimo, sino un engañoso engaño verbal con el que se espera atrapar la inteligencia de los lectores descuidados.

Esto demuestra lo que tantas otras características del Informe del Sr. Hodgson exhiben, de hecho pero con demasiada claridad, que se distingue por una singular incapacidad para aplicar algo que no sea el razonamiento material más burdo a cualquier problema. »
(p.29-33)






OBSERVACIONES

El fenómeno del cojín lo he detallado en este otro capítulo link.
 
En resumen, en la noche del 19 de octubre de 1880, el Sr. Sinnett despertó vio brevemente dentro de su recamara al maestro Kuthumi en su forma astral, pero rápidamente el Sr. Sinnett volvió a caer dormido.

Al día siguiente el maestro Kuthumi le envió una nota al Sr. Sinnett diciéndole:

« Mi buen hermano, en los sueños y las visiones, al menos cuando estas se interpretan correctamente, difícilmente puede haber un “elemento de duda”. Espero probarte que yo si estuve cerca de ti la noche pasada, por medio de algo que me llevé conmigo y que tu esposa lo recibirá de vuelta en la colina. »
(CM 3A, p.10)


Los Sinnett, Blavatsky y otros invitados fueron de paseo a la colina Prospect, y ahí Madame Blavatsky le preguntó al Sr. Sinnett dónde quería que el maestro Kuthumi materializara el objeto que él había tomado y que era un alfiler de pecho perteneciente a la Sra. Sinnett que ella había dejado en su tocador.

El Sr. Sinnett decidió que fuera dentro del cojín que sostenía en ese momento su esposa, y después de descocerlo ahí encontraron ese alfiler con una nota de Kuthumi.

Pero como el Sr. Hodgson en su visión materialista fanática no podía concebir que ese fenómeno pudiera ser cierto, entonces él elaboró esa teoría que les puse arriba y en donde pretende que como Blavatsky ya conocía bien al Sr. Sinnett, entonces Blavatsky sabía que el Sr. Sinnett iba a elegir ese cojín.

Así es que Babula (el empleado personal de Blavatsky) tomó ese alfiler en la noche y luego descoció ese cojín, metió el alfiler dentro del cojín, volvió a coser el cojín; y de esa forma al día siguiente el truco se pudo llevar a cabo.

Pero lo que el Sr. Hodgson no les dice a sus lectores es que el Sr. Sinnett en su libro especificó que su elección fue completamente aleatoria, ya que él escribió:


« Madame Blavatsky me comunicó enseguida la pregunta y el deseo de nuestro comunicante, pero debo precisar que ella no influyó para nada en mi decisión, ni tampoco hubo discusión alguna al respecto, puesto que de una manera espontánea exclamé:

     -   “En el cojín.”

Y señalé al mismo tiempo, un cojín de terciopelo y seda que veía en frente de mí y en donde se estaba apoyando en aquel momento una de las damas allí presentes.

Pero tan pronto como yo había expresado mi deseo en voz alta, mi mujer se exclamó:

-      “¡Oh, no, que sea mejor en el mío!” o algo así, porque no me acuerdo muy bien de sus palabras.

Y entonces yo dije:

     -   “Pues muy bien, que sea en el cojín de mi mujer.”


Y entonces Madame Blavatsky le preguntó a Kuthumi (como si éste se hallara presente y no a muchas leguas de distancia), si lo que yo le pedía era cosa factible de hacer, y la contestación fue favorable.

¡Por lo tanto mi libertad de decisión fue absoluta y no estuvo limitada por ninguna condición y además fue modificada por la imprevista solitud de mi mujer!

Tal vez, reflexionándolo antes, hubiera elegido cualquier otro sitio, como un árbol, dentro del suelo, etc., etc., pero no; fue tan espontánea mi determinación, que precisamente elegí aquello que tenía delante de mí y ante mi vista en ese momento. »


~ * ~

En el relato que el Sr. Sinnett puso en su libro, yo no veo que Blavatsky haya influido en su decisión en ningún momento, y en la respuesta que el Sr. Sinnett dio arriba, él volvió a insistir de que fue completamente por azar que él eligió ese cojín. Pero es que además la esposa intervino.

Así es que no tiene sentido de que Blavatsky hubiera podido prever que todo eso iba a suceder (y solo porque ella "conocía bien a los Sinnett" como lo aseveró el Sr. Hodgson), y por consiguiente la teoría del Sr. Hodgson se derrumba.

Y a menos de que los Sinnett hubieran sido cómplices, la explicación más tangible es que si fue un fenómeno paranormal genuino.









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