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DECLARACIÓN DE CONSTANCE WACHTMEISTER SOBRE BLAVATSKY


 
La condesa Constance Wachtmeister fue una teósofa que cuidó y acompañó a Blavatsky cuando Blavatsky se encontraba enferma, sola y exiliada en Europa; y la siguiente declaración apareció primero en el libro del periodista Alfred Sinnett titulado “El Mundo Oculto” publicado por Rochester de Nueva York en julio de 1886; y después volvió a aparecer en el libro del Sr. Sinnett titulado “Incidentes en la Vida de la Señora Blavatsky” de 1886, en las páginas 317 a 320.
 
 
 
Estimado señor Sinnett,
 
El otoño pasado tras haber dejado Suecia para pasar el invierno en un clima más agradable, y al enterarme de que Madame Blavatsky estaba sufriendo, enferma y sola en Würzburg, me ofrecí a pasar algún tiempo con ella y hacer lo que pudiera para que su situación fuera más cómoda y animarla en su soledad.
 
Mi relación hasta ese entonces con HP Blavatsky había sido muy superficial. La había conocido casualmente en Londres y París, pero no tenía ningún conocimiento real ni experiencia en lo que respecta a ella o su carácter. Se me había dicho mucho en contra de ella, y puedo decir honestamente que tenía prejuicios en su desfavor, y fue sólo un sentido del deber y la gratitud (como todos los verdaderos estudiantes de teosofía deben sentir hacia la fundadora de una organización que a pesar de todos sus inconvenientes ha sido de gran beneficio y servicio para un gran número de personas) lo que me hizo asumir la tarea de aliviar sus problemas y penas lo mejor que pudiera.
 
Habiendo oído los absurdos rumores que circulaban contra ella y por los cuales se la acusaba de practicar magia negra, fraude y engaño, me puse en guardia y fui a verla con un estado de ánimo tranquilo y sereno, decidida a no aceptar nada de carácter oculto que viniera de ella sin pruebas suficientes; a estar segura, a mantener los ojos abiertos y a ser justa y veraz en mis conclusiones.
 
El sentido común no me permitía creer en su culpabilidad sin pruebas, pero si esas pruebas se hubieran presentado, mi sentido del honor me habría hecho imposible permanecer en una institución cuya fundadora cometía fraudes y engaños; por lo tanto mi estado de ánimo estaba orientado a la investigación y estaba ansiosa por descubrir la verdad.
 
He pasado ya unos meses con Madame Blavatsky, he compartido su habitación y he estado con ella mañana, tarde y noche. He tenido acceso a todas sus cajas y cajones, he leído las cartas que recibía y las que escribía, y ahora declaro abierta y honestamente que me avergüenzo de haber sospechado de ella, porque creo que es una mujer honesta y leal, fiel hasta la muerte a sus maestros y a la causa por la que ha sacrificado posición, fortuna y salud.
 
Y no tengo ninguna duda de que ella hizo esos sacrificios, pues he visto las pruebas de los mismos, algunas de las cuales consistían en documentos cuya autenticidad está fuera de toda sospecha.
 
Desde un punto de vista mundano, Madame Blavatsky es una mujer infeliz, calumniada, dudada y agredida por muchos; pero observada desde un punto de vista más elevado, ella tiene dones extraordinarios, y ninguna cantidad de difamación puede privarla de los privilegios de que ella disfruta y que consisten en el conocimiento de muchas cosas que sólo conocen unos pocos mortales, y en una relación personal con ciertos adeptos orientales.
 
Debido al extenso conocimiento que posee y que se extiende hasta la parte invisible de la naturaleza, es muy lamentable que todos sus problemas y pruebas le impidan dar al mundo una gran cantidad de información que ella estaría dispuesta a impartir si se le permitiera permanecer tranquila y en paz.
 
Incluso la gran obra en la que está comprometida ahora, La Doctrina Secreta, se ha visto muy obstaculizada por todas las persecuciones, cartas ofensivas y otras molestias a las que ella se ha visto sometida este invierno; porque debe recordarse que HP Blavatsky no es una adepta completamente desarrollada, ni pretende serlo; y que por lo tanto a pesar de todo su conocimiento, es tan dolorosamente sensible a los insultos y las sospechas como podría esperarse que lo fuera cualquier dama refinada en su posición.
 
La Doctrina Secreta será en verdad una obra magnífica y grandiosa. He tenido el privilegio de observar su progreso, de leer los manuscritos y de ser testigo de la forma oculta en que ella obtuvo su información.
 
Últimamente he oído entre personas que se llaman a sí mismas "teósofos", expresiones que me sorprendieron y me dolieron. Algunas de esas personas dijeron que "si se probara que los Mahatmas no existen, no importaría" porque la teosofía a pesar de ello era una verdad, etc., etc.
 
Tales y similares afirmaciones han circulado en Alemania, Inglaterra y América; pero a mi entender son muy erróneas, porque en primer lugar si no hubiera Mahatmas o Adeptos – es decir, personas que han progresado tanto en la escala de la evolución humana, como para ser capaces de unir su personalidad con el sexto principio del universo (el Cristo universal) – entonces las enseñanzas de ese sistema que se ha llamado "Teosofía" serían falsas porque se produciría una ruptura en la escala de la progresión, que sería más difícil de explicar que la ausencia del "eslabón perdido" de Darwin.
 
Pero si estas personas se refieren sólo a los Adeptos que se dice que participaron activamente en la fundación de la Sociedad Teosófica, parecen olvidar que sin estos Adeptos nunca habríamos tenido esa institución, ni se habrían escrito Isis Develada, Buddhismo Esotérico, Luz en el Sendero, Theosophist y otras valiosas publicaciones teosóficas.
 
Y si en el futuro nos excluyéramos de la influencia de los Mahatmas y nos dejáramos enteramente librados a nuestros propios recursos, pronto nos perderíamos en un laberinto de la especulación metafísica.
 
Hay que dejar que la ciencia y la filosofía especulativa se limiten a las teorías y a la obtención de la información contenida en los libros. La teosofía va más allá y adquiere conocimiento por percepción interior directa. El estudio de la teosofía significa por consiguiente desarrollo práctico , y para alcanzar este desarrollo es necesario un guía que sepa lo que enseña, y que haya alcanzado ese estado mediante el proceso de regeneración espiritual.
 
Después de todo lo que se ha dicho en estos recuerdos sobre los fenómenos ocultos que tuvieron lugar en presencia de Madame Blavatsky, y cómo tales fenómenos han sido parte integral de su vida, ocurriendo en todo momento, tanto con su conocimiento como sin él, sólo necesito agregar que durante mi estadía con ella, he sido testigo con frecuencia de tales fenómenos genuinos. Y en eso, como en cualquier otro aspecto de la vida, el punto principal es aprender a discernir correctamente y a estimar cada cosa en su verdadero valor.
 
Sinceramente,
 
Constance Wachtmeister, F.T.S.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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