(Lidia Pérez López fue la anterior lideresa de Nueva Acrópolis en México, y el siguiente texto es el cuarto capítulo del libro “El Gran Engaño” escrito por Juliano.)
LA “MAESTRA”
Hoy, Lidia Pérez López tiene menor
acción en Nueva Acrópolis que hace unos años. La mayoría de los integrantes de
Acrópolis la ve poco, pero sería conveniente que la conocieran más.
Es conveniente, pues todos aceptan con los ojos cerrados que ella es una
Maestra. No una persona agradable llena de grandes conocimientos, como la ve su
público de la radio, sino un faro espiritual, un Maestro.
En una de sus pláticas mensuales del año 2001, ella hablaba sobre el sistema
que rige al mundo. Negar la realidad, seguir en el sistema y no preguntar no
sólo acomoda al mundo, sino como veremos, también a Acrópolis, incluidas las
preguntas finales para todo aquel que critique a la seudoescuela.
“Lo que quiero deciros es que el mundo
reafirma constantemente que lo importante es negar el dolor y seguir
consumiendo y punto y formar parte de la maquinaria y ni te lo cuestiones,
porque si lo cuestionas cuidado contigo, ¿eh? Ah, ¿tú vas a poner en cuestionamiento
el sistema neoliberal económico, vas a poner en cuestionamiento esta esclavitud
de este siglo?”
También hablaba de que las personas pueden vivir en infiernos
existenciales, palabras que por otra parte describen la situación de los que en
Acrópolis, tienen en el problema de no poder tener vida personal y los que
hemos descrito.
“… cuando te interesa resolver un
asunto y ahí estas, ahí estás, quiere, pero no puede, no puede, quiere salir de
una situación y realmente no puede salir, ¡eso es un infierno! o … ¿qué?”
Después habla de cómo el sistema pone en duda a quienes lo critican. Son
interesantes sus palabras de cómo se puede cuestionar a quien habla sobre
verdades. Sus palabras son la medida de ella misma.
“Uy, uy, uy, vamos a revisar tu historia,
me parece que tú no eres una persona sana, vamos a ver qué has hecho en tu
vida, así que lo que tú estás diciendo, no es algo que debamos escuchar. ¿No es
cierto que robaste una paleta, no es cierto que tuviste un matrimonio fallido,
quién eres tú para condenar a la sociedad?”
Veamos lo que ella dice, lo que ha hecho en su vida. Si ha robado más que
paletas. Si ha robado esfuerzos de otros, traicionado su confianza, mentir y
fallado en relaciones más importantes que un matrimonio. Veamos si es una
persona a la que se deba escuchar. O veamos si lo que ha hecho por años,
diciéndose Maestra humanista, la desautoriza para creer en sus palabras.
Lidia Pérez López se presenta en la radio y ante instancias públicas como
Doctora en Psicología summa cum laude. Trabaja como psicóloga, mantiene un
consultorio en su pent-house en la Col. del Valle, pero no tiene cédula
profesional. En Fernanda, una mujer como tú, se lee:
Lidia Pérez no está certificada como socióloga ni da clases sobre la materia,
pero la revista Fernanda no inventó el dato, sino que se basó en la información
dada por Lidia Pérez. La imagen inferior muestra el que ella proporciona a los
medios.
Reproducir información proporcionada por Lidia Pérez, también lo hizo el
periódico El Universal en su sección Estilos, cuando cubrió la ceremonia de
Lidia Pérez, en el Instituto Helénico, ubicado en la capital de la República.
En esa nota, reproducida a continuación, se informa del evento donde se le
otorgó el grado doctoral y la mención honorífica, por parte de la Universidad
Newport.
En esa ceremonia hubo presencia de público en general y directivos de Newport,
donde se habla de la licenciada y maestra en filosofía Lidia Pérez López,
merecedora de la primera mención honorífica otorgada por esa Universidad.
Entre las personas mencionadas en el tercer párrafo, los invitados, hubo
Brigadas Femeninas que hicieron funciones de edecanía en la reunión.
Téngase siempre claro que la Universidad Newport es incuestionablemente la
institución donde Lidia Pérez obtuvo su doctorado.
No es la Universidad Christopher Newport. Es la Universidad Newport.
Dos doctores de Universidad Newport asistieron, mencionados en el segundo
párrafo de la nota, Richard Lorden y Enrique Villavicencio, también autoridades
de dicha institución.
Teniendo eso presente, véase la prueba irrefutable de que la Universidad
Newport, en inglés Newport University, no es una institución que otorgue grados
válidos en México. Lidia Pérez López no es doctora ni tiene un summa cum laude.
La Secretaría de Educación Pública, de México, da un aviso sobre los programas
de estudio que no tienen RVOE o Reconocimiento de Validez Oficial:
En la línea seis de la lista está la Universidad Newport. La SEP dice que
cualquier certificado, diploma, título y grado académico expedido por la
“Universidad Newport”, podemos entrecomillar el nombre, no tienen validez en
México. Las personas que obtienen cualquier grado en ella, no tienen ningún
grado académico.
Esas personas no pueden obtener cédula profesional, luego entonces no pueden
presentarse ni trabajar como profesionistas, ni deben ser reconocidos en la
calidad de lo que diga su supuesto título. La Universidad Newport es lo que
coloquialmente se llama “una escuela-patito”.
Todavía más, esos títulos-patito no son reconocidos en todo el territorio de
Estados Unidos, sino solamente en el Estado de California, Estados Unidos.
Por si hay duda acerca de la falta de validez de un grado Newport University,
véase la misma página de dicha falsa Universidad, donde dice que sus títulos
tienen solamente nivel de “estudios de post-secundaria y vocacional”.
Las universidades falsas, negocios fraudulentos como “Newport University”, han
dado noticias en México, como las que se encuentran en el grupo El Cuadro de
desHonor, donde aparecen personajes ligados a la “Universidad Newport”. Por
ejemplo, uno de los presentes en la “ceremonia de graduación” de Lidia Pérez:
Richard Lorden, autoridad representativa de Newport, como informa la nota.
Richard Lorden es un personaje ligado a otra falsa universidad, la segunda en
la lista de la SEP, la “Pacific Western University”.
La persona que escribió comentó que dejó de usar el falso título. Es menos
cierto lo de la licencia para operar. El Cuadro de desHonor, un importante
grupo en contra del fraude académico y la usurpación de profesiones, cita otros
casos de la falta de RVOE y de personas ligadas al fraude de Newport
University, en la última línea de la siguiente nota:
Además se encuentran los doctorados honoris causa, como el mencionado en esta
otra nota de El Universal, con la mención de Enrique Villavicencio, del cual,
dada la falta de validez de la Universidad Newport, su título de director
académico internacional no es real.
Lidia Pérez no puede aducir que se le haya engañado, pues un “grado” como el de
ella cuesta 7 mil 800 dólares. “Universidad Newport, Pacific Western
University”, son negocios a donde recurren personas que quieren comprar un
grado falso. Se obtiene tomando de 4 a 8 horas semanales de “clases virtuales”,
alcanzándose el doctorado respondiendo cuestionarios por Internet desde casa o
un café Internet. El supuesto grado se obtiene en un lapso de entre una semana
a un mes.
La siguiente nota de El Nacional explica que la SEP alerta contra universidades
“patito”, donde en el listado de la derecha se ve a la Newport University, que
destacamos en azul. La nota explica que en esas “universidades”, con un pago de
entre 16 a 25 mil pesos se obtiene un falso grado universitario.
La reunión mencionada en la nota, de Secretarios de Educación del país, condujo
al impedimento de expedir cédulas profesionales a las personas que compraron
sus falsos títulos en el fraude de la “Universidad Newport” y en otras 11
falsas universidades.
En la atención a lo que se menciona como “fraude académico”, El Universal
repite la nota sobre la alerta contra las personas relacionadas con esas
“universidades” donde Lidia Pérez obtuvo su “doctorado summa cum laude”.
Algunos miembros de Acrópolis dicen que Lidia Pérez tiene los conocimientos del
grado de Doctor –lo cual es falso– y que es válido que ella mienta, pues lo
hace para una buena causa: Acrópolis.
Muchas personas e instituciones de real prestigio han sido engañadas: Bellas
Artes, Ernesto Schiettino, Radio Red, Radio Fórmula, Fernanda Familiar. Si
ellos supieran que Lidia Pérez miente, ¿la apoyarían?
¿Podemos imaginar al psicólogo Guisseppe Amara, que comentó el libro de Lidia
Pérez, como parte del Cuerpo de Seguridad? No queremos pensarlo de ese modo.
El Universal ha cubierto bastante la información, así como Tabasco Hoy y La
Jornada, ésta apenas el 12 de agosto de 2010, sobre la gravedad de la
usurpación de profesiones:
Recuérdese la nota de El Universal donde se dice que Lidia Pérez estudió
Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, más los grados de licenciada y
maestra en Filosofía. La colocamos de nuevo con atención al quinto párrafo.
Dice: “Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, en donde además
hizo su Maestría en Filosofía Pura”.
No existe una carrera llamada Filosofía y Letras.
En ninguna parte, tampoco en la Universidad de Granada, existe la Licenciatura
de Filosofía y Letras que Lidia Pérez dice haber cursado.
Filosofía y Letras es la Facultad donde están las carreras, separadas, de
Filosofía y las de Letras. Pensar que es una carrera es un error común en las
personas que desconocen las humanidades.
Al participar en la Expo Infinito, ella repetía esos datos en la sección
“Grilla de Actividades”. Hoy aparece menos abultado y borró lo de tener una
Maestría en Filosofía Pura y lo dejó como Maestría en Filosofía.
Independientemente de lo que podría significar Filosofía Pura, el dato hoy se
ve así:
La Universidad de Granada, España, no tiene una Maestría en Filosofía.
Más todavía: en España no existen las Maestrías.
Se puede obtener el grado de Licenciado o Doctor, pero no de Maestro. Aparte de
ello se encuentran los Masters, semejantes a los diplomados en México. No son
grados académicos.
Si tiene la licenciatura como dice y menciona un segundo nivel profesional que
no es la Maestría, se debe referir a un doctorado.
Las tesis doctorales en España aparecen en la base Teseo, perteneciente al
Ministerio de Educación. Ninguna tesis de Filosofía o Filosofía Pura aparece a
nombre de una Lidia Pérez López.
Lidia Pérez borró la mención de licenciatura y maestría en las páginas a su
alcance, como en su “Semblanza”, sin contar con que no puede modificar las que
ya fueron impresas o subidas a Internet, como la información de los diarios.
Sin embargo, conserva otras afirmaciones como las conferencias en Harvard y la
Sorbona.
Última línea de la nota de diario jalisciense. Lidia Pérez López, también, es
investigadora.
Paso trunco por el SUA
Casi a mediados de los años 1990, ya radicada en México, Lidia Pérez ingresó al
Sistema Universidad Abierta, de la UNAM, y se presentaba a clases sin haber
hecho examen de admisión.
Puso a dos miembros de Acrópolis a hacerle la carrera de Letras Hispánicas.
Ella les daba dinero para comprarle los libros y esos integrantes de Acrópolis
le hacían los trabajos de toda la carrera, trabajando hasta la madrugada.
Al cabo de dos semestres, ambos abandonaron. Lidia Pérez dejó el SUA.
Lidia Pérez no tiene cédula profesional. No tiene revalidados estudios
profesionales. En España no hay Maestrías como ella dice tener. La Universidad
de Granada no tiene registros de su supuesta tesis. La base de datos Teseo de
España no tiene tesis registradas a nombre de ella. En México entró al SUA sin
hacer examen de admisión a la UNAM y lo abandonó cuando se fueron de Acrópolis
las personas que le hacían los trabajos de la carrera y que ella firmaba como
propios. Hoy se presenta como especialista en medios, Licenciada en Filosofía y
Letras, Maestra en Filosofía Pura, profesora de sociología, investigadora,
conferencista especializada en antropología cultural, conferencista en Harvard
y la Sorbona, doctora en psicología summa cum laude. No tiene certificación en
ninguna de las materias que enuncia. El grado es falso y lo compró a un negocio
denunciado por la SEP. Lidia Pérez López es una doctora patito.
Las conferencias internacionales
Véase que en su presentación, Lidia Pérez afirma que dio conferencias en “los
principales foros académicos” como “la Universidad de Harvard y la Sorbona de
París”.
Escribimos a las siguientes dos direcciones de correo, de La Sorbona (Valerie
Derouiche, de La Défensé) y Universidad de Harvard:
• valerie.derouiche@gmp.terre.defense.gouv.fr
• www.bu.edu/ocs/questions/questions.html
La Sorbona nos informa que “ninguna persona llamada Lidia Pérez ha dado
conferencias en la Sorbona”.
En Harvard, se nos informa que “no hay conferencias impartidas por Ms. Lidia
Pérez López”.
La falta de un currículo real
Un doctor en Psicología summa cum laude tiene un extenso currículo académico.
Actividades profesionales, publicaciones en revistas internacionales. Sin
mencionar el nombre, damos un ejemplo de trayectoria en una doctora real, de lo
que hace en un lapso menor a un año.
Al contrario, la “semblanza” que se presenta en la página web de Lidia Pérez,
contiene un torrente de imprecisiones e hinchazones destinadas al efecto.
Los altos niveles que dice tener deberían estar respaldados por grabaciones,
fotografías, textos de conferencias, diplomas obtenidos por haber estado en las
universidades más importantes. No hay nada, en cambio, sugiere: “Se ha
presentado en los más destacados”, “cabe mencionar”, “entre sus publicaciones
destaca”, “ha participado en numerosos”, “a nivel mundial”. Destacamos en
amarillo el acúmulo de vaguedades, imprecisiones y mentiras mal borradas. En su
anterior currículo, afirmaba haber trabajado en Radio y Televisión Española. También
es mentira.
La Dra. Lidia Pérez López, Filosofa y Psicóloga es una reconocida humanista y
una de las voces más inteligentes, queridas y respetadas de la radio, su
potencial para mantener atenta e interesada a la audiencia es asombroso por el
nivel de conocimientos que posee en temas humanos y por la gran emotividad que
transmite en quien la escucha.
Su destacada labor profesional se ha desarrollado en los ámbitos de la
comunicación, la docencia y la Psicoterapia.
Como comunicadora su labor se ha desarrollado fundamentalmente en el ámbito
radiofónico, con más de 25 años de presencia permanente, dirigiendo,
produciendo y conduciendo diversos programas culturales y humanistas de gran
éxito e impacto como “Sin Mascaras”, “Enigmas”, “Lidiando el Futuro y la Nueva
Conciencia”, etc.
Como conferencista especializada en antropología cultural ha participado en
numerosos cursos, seminarios y congresos sobre ciencias humanas y filosofía a
nivel mundial.
Se ha presentado en los más destacados foros académicos de las principales
ciudades de Europa y América, entre los que cabe mencionar: la Universidad de
Harvard y la Universidad de Massachussets en Boston, Estados Unidos; la Sorbona
de París, en Francia; la Universidad Complutense, de Madrid España, y los más
importantes centros educativos de nivel superior de nuestro país.
Su trabajo social ha sido muy intenso. Ha Fundado en México solidas
instituciones sin fin de lucro y de gran prestigio como la Asociación cultural
Nueva Acrópolis y el Comité Pro-revaloración Giordano Bruno, dedicadas a la
formación humana a través de la filosofía en las que más de medio millón de
personas se han beneficiado de manera directa de sus actividades, en los
últimos 20 años.
Ha creado en México la CUEP, Comunidad Universitaria de Estudios Profesionales,
Universidad humanista laica e innovadora, especializada en humanidades,
dedicada a la formación de profesionales de alta excelencia académica y gran
compromiso social.
Entre sus publicaciones destaca el libro “Para que te amen”, con más de 100,000
ejemplares vendidos.
En los párrafos antepenúltimo y penúltimo, presenta a Acrópolis y al Comité
Giordano Bruno como si fueran ideas de ella y no trabajos de Acrópolis
Internacional.
En las siguientes bases de datos puede buscarse si existen trabajos académicos
o de investigación de Lidia Pérez López, en el área de la psicología donde
tiene un supuesto doctorado. Nosotros buscamos las direcciones y rastreamos
trabajos de Lidia Pérez López, doctora en psicología. No hay absolutamente
nada.
• http://www.news.harvard.edu/gazette/calendar/lectures.html
• http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?db=PubMed
• http://www.psychologyinfo.com/directory/CA/
• http://www.psychologicalscience.org/
• http://www.psychologistsusa.com/
• http://www.psycholoyinfo.com/directory/
• http://nationalregister.org/
A lo anterior se debe sumar que Lidia Pérez también es especialista en medios.
De ese modo se presentó ante reportero, cuando aceptó la invitación de hablar
en la presentación de de una ONG enfocada a vigilar la objetividad y claridad
de los medios de comunicación.
Por qué se creen los currículos imprecisos
Si Lidia Pérez, que lleva 20 años viviendo en México, exagera su acento catalán
en el uso de S y L, para enfatizar su origen español, es un tema que habría de
determinarse. Del mismo modo sería materia de otro libro determinar en qué
medida toma sus ideas de Osho, añadiendo un tono inflado y ampuloso a sus
palabras, aparte de que muchas veces no dice nada.
Lo que sabemos, es que en México cometemos el error de impresionarnos con quien
venga del extranjero.
También sabemos que un tipo determinado de personas pueden mentir a gran
escala. Carecen de remordimientos, creen sus mentiras y ven a las personas como
objetos.
Sus rasgos de personalidad nos proporcionan la evidencia clínica, que basada en
los ítems de las clasificaciones actuales, nos señalan que Lidia Pérez López
reúne los criterios diagnósticos del trastorno de personalidad disocial.
El epígrafe F60 del CIE-10 especifica que el enfermo psiquiátrico con trastorno
de personalidad disocial, reúne al menos 3 de los siguientes 7 criterios:
1. Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las
normas, las reglas y las obligaciones sociales,
2. Incapacidad para experimentar culpa y aprender de la experiencia, en
particular del castigo
3. Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás,
4. Muy poca tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de
agresividad que incluso da lugar a un comportamiento violento,
5. Incapacidad para la empatía,
6. Marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones
verosímiles del comportamiento conflictivo, irritabilidad persistente
7. Incapacidad para mantener relaciones personales duraderas,
Antecedentes de Lidia Pérez
Lo que describiremos a continuación no es una relación de accidentes, sino de
sustancias. Describe cómo un grupo seudofilosófico, no sólo Acrópolis, puede
cobijar a personas que mienten sin restricciones y usan a los demás usando
apariencias filosóficas. Se describen los modos de control de toda persona que
se encuentra en la cúspide del poder una seudoescuela.
Lidia Pérez López es una mujer nacida en Barcelona, España, naturalizada
mexicana por medio de su matrimonio con un miembro mexicano de Nueva Acrópolis,
de quien se divorció hace 20 años.
Lidia Pérez fue desde 1985 a 2004, Mando Nacional de Nueva Acrópolis México,
cargo que hacia afuera se llama directora nacional y que hoy ocupa la Sra.
Esmeralda Osuna. Lidia Pérez hoy tiene una posición de asesora, pero mantiene
el poder dentro del grupo, ya que la directora nacional le consulta todo lo que
debe hacer y mantiene control sobre los integrantes.
Lidia Pérez López, quien es Brigada Femenina y Hachada de cuatro cadenas, se
decía cercana a Jorge Ángel Livraga Rizzi, de quien contaba haber visto su
dolor cuando en la Reunión Internacional de 1981 expulsó a su esposa Ada
Albrecht.
Lidia Pérez ingresó al grupo Nueva Acrópolis España en su juventud, donde
ascendió en la jerarquía hasta ser jefa de dos filiales.
Lidia Pérez nació, de acuerdo con sus palabras previas a 1991, en una familia
de ingresos medios, con la cual mantenía difíciles relaciones. Su exesposo
refería con hastío, después de haberla acompañado en visita a casa de los
padres de ella, “no volver nunca” debido al ambiente de tensión generado por
Lidia Pérez quien, en palabras de ella misma, criticaba a su familia por el
grado de descuido en que vivían, donde no eran “capaces ni de limpiar una
mesa”, lo que decía al pasar un dedo por los muebles, comentarios hechos por
ella en las reuniones de dirigentes.
A diferencia de lo ella que dice hoy a sus dirigentes, en los orígenes de Lidia
Pérez su situación económica personal le causaba un enorme malestar. Tuvo
durante un tiempo, un puesto de venta de pescado. Lidia Pérez habla hoy de
herencias familiares que explican su situación acomodada.
Episodio decisivo fue que Lidia Pérez cayó en una profunda depresión debido a
un embarazo no deseado, con un hombre que no hizo frente a sus
responsabilidades.
Como resultado, Lidia Pérez, como ella lo contó, regresó un tiempo a casa de
sus padres, donde al decir de ella también, permaneció semanas postrada en
cama.
Ella dejó España, años después, cuando su hijo tenía cerca de 9 años de edad.
Ella solicitó permiso en Nueva Acrópolis España para dirigir la sede en México.
Existía una filial de Acrópolis en México, pero ésta tenía problemas de
crecimiento. Livraga dudaba, pero con el aval de la entonces subdirectora,
Delia Steinberg, Lidia Pérez llegó a México en 1985.
Las primeras mentiras
Un hilo en la concreción del carácter de Lidia Pérez, dado al fraude sin
experimentar restricciones morales, está en la mentira significativa de aducir
la ética de sus actos, en el sentido de su aseveración repetida de nunca haber
vivido de Nueva Acrópolis, de no haber tomado un céntimo, ni esfuerzo de los
integrantes del grupo. Afirma que a diferencia de otros mandos nacionales, ella
siempre vivió de sus recursos.
Es por eso que insistimos de nuevo y finalmente, que en estas páginas no
buscamos exponer a Lidia Pérez, sino obtener la interpretación de sus actos.
Los gastos de Lidia Pérez en sus visitas a filiales o en reuniones nacionales
son un rubro importante, pues Lidia Pérez nunca paga sus traslados en avión,
transportes, hospedaje y comidas, actitud que enseñó a hacer, a la hoy
directora nacional. Esos gastos, más los del tipo de habitación y las flores
que debe tener de adorno, son erogados por las filiales de Acrópolis.
La cuenta por alimentos por cada miembro o hachado es de cerca de 50 pesos si
es desayuno o cena. Las cuentas de Lidia Pérez en esas mismas comidas alcanzan
sumas de mil pesos, pagados por la filial, por compras de vino Concha y Toro,
quesos y carnes frías españolas, verduras hidropónicas, paté de hígado de
ganso, etc., exclusivamente para ella.
Lidia Pérez hoy recibe dinero de Nueva Acrópolis por medio de que Acrópolis le
sufraga gastos que le permiten ahorrar su dinero. Puede entenderse la broma que
hace a los miembros de Acrópolis, cuando ríe haciendo voz aniñada: “Lidita
cuesta”.
Tiene razón. Lidita cuesta. Acrópolis le ha pagado durante años. Hoy, ella dice
que ha llevado una vida recta, sin beneficiarse del esfuerzo de sus miembros,
pero así como lo hace hoy, lo hizo ayer.
Entradas por conferencias, vestidos usados
En las conferencias de la sede de la calle Guanajuato, en la Col. Roma, desde
mediados del decenio de 1980, cada jueves de conferencia Lidia Pérez pasaba a
la Secretaría de Economía a llevarse el dinero de las entradas. Cuando un
secretario adujo legítimamente que era dinero de Acrópolis y no de ella, negándose
a darlo a Lidia Pérez pese a la insistencia y enojo de ésta, ella lo removió
del cargo.
Los miembros de Acrópolis suponían que el dinero de las entradas era para el
sostenimiento del grupo. Conferencistas invitados se percataron de que se
cobraba por entrar a las conferencias, siendo que se les había dicho que era
por la cultura y como tal, conferencias gratuitas.
Los conferencistas miembros de Acrópolis, por ejemplo, podrían haber recibido
un porcentaje de sus conferencias, pues también pasaban apuros económicos por
sus pagos de cuota y otros gastos de Acrópolis.
De habérseles propuesto pagarles, lo habrían rechazado, pero en cambio, Lidia
Pérez no sólo se llevaba las recaudaciones, sino que también se vestía con ropa
de los miembros.
No fue la primera vez que lo hizo cuando en una reunión, Lidia Pérez dijo
públicamente a una integrante que le regalara un vestido que llevaba puesto, ya
que a ésta, agregó Lidia Pérez, no le sentaba bien. La integrante se lo regaló.
Durante bastante tiempo Lidia Pérez asistió a sus conferencias y citas de la
radio con ese vestido.
Lidia Pérez se vistió con ropa usada que pidió.
Aunque sus secretarias particulares le cocinaban y le prestaban dinero, cuando
Lidia Pérez pudo dejar de vivir en la sede y comprarse un departamento de lujo,
quienes hicieron el trabajo de pintado y acondicionamiento de la casa, fueron
los miembros masculinos de Fuerzas Vivas. Ella no les pagó un centavo.
Alimentos, entradas por conferencias, ropa y trabajos de albañilería, fueron el
paso previo a mayores alcances.
El Los actuales miembros de Acrópolis conocen la costumbre de organizar rifas
para, se les dice, beneficio de la filial. La venta de los boletos para esas
rifas es trabajo de los miembros de Acrópolis, quienes tienen la obligación de
comprar los boletos que no puedan vender.
La práctica nació con las rifas organizadas para la compra de los dos primeros
autos de Lidia Pérez.
Cuando empezaba a ir a la radio como invitada, Lidia Pérez llevó a cabo una
junta general de miembros y Fuerzas Vivas donde argumentó que como mando
nacional no podía seguir en el auto que tenía, pues lucía mal frente a los
estacionados en Radio Red, cuando llegaba invitada a algún programa.
La solución era que ella debía tener un auto presentable, dijo.
No había otra forma de obtener el dinero que a través de una rifa.
Al saber que se necesitaban permisos de Gobernación, se hicieron imprimir los
boletos, dando a cada elemento, una cantidad alta de boletos que debería vender
donde fuera.
Solamente un integrante protestó en corto: “si quiere un auto, que se lo
compre”. Otra le respondió que no fuera egoísta, que era un favor para la
Maestra.
Algunos entendieron que Lidia Pérez quería un auto para ella, no como presencia
institucional. Por generosidad de ellos se entró a la rifa, ignorando que se
estaba sentando un precedente negativo.
Este es un paso importante. Sin restricción alguna, sin resabios, Lidia Pérez
utilizó a los miembros de Acrópolis en su beneficio, argumentando que era “por
el ideal”. Acrópolis nunca recibió promoción en esos programas.
Debido al trabajo particular, más los trabajos de Acrópolis, no daba tiempo a
los miembros de dedicarse a la venta de los boletos. Cerca de la fecha de
vencimiento para la rifa, apareció el problema de que muchos no habían vendido
sus entradas.
Lidia Pérez, por medio de una integrante cercana a ella, ordenó que los
miembros que no vendieran sus boletos, los pagarían de su dinero.
Todos se enteraron de eso por medio de esa integrante. Nadie protestó, porque
se mezclaban las figuras de la Maestra y de Lidia Pérez.
Se debe pensar también que la mayoría de los integrantes tenía menos de 28 años
de edad. El adoctrinamiento dejó ver sus efectos.
Lo que era un apoyo se volvió una obligación, donde gran cantidad de miembros
compró sus boletos, al grado de que muchos gastaron hasta la mitad de sus
sueldos. La misma integrante que pasó el mensaje ayudó a varios a vender sus
boletos con un amigo.
El segundo auto que Acrópolis compró a Lidia Pérez
Nunca se compró cualquier auto, por ejemplo no un Volkswagen. Fueron autos al
gusto de Lidia Pérez, un Nissan Blanco y un Taurus azul.
Para el segundo auto, el déficit en la venta de boletos trajo el problema de
que no fue posible comprar el auto del ganador. Éste terminó por llegar a la
sede acompañado de un abogado, cansado de las dilaciones que Lidia Pérez le
daba por teléfono.
Sin dar la cara tampoco esa vez, ella trató todo, por medio de personas que
forman parte de un grupo constante en Nueva Acrópolis, el de los miembros con
recursos económicos, futuros Hachados por entonces. Ellos terminaron por hablar
con el ganador y con su abogado, además de sufragar los gastos, con lo cual
Lidia Pérez tuvo su auto.
Se volvió tarea de las Fuerzas Vivas, lavarlo. En cuanto la Maestra llegaba a
la sede, el guardia de Seguridad debía tener cubeta y trapo listos.
Si el auto no era bien lavado, empezaban los gritos durante el consejo.
Robos
Esos autos sufrieron intentos de robo. Los dos a mano armada. Desarmados, los
guardias de Seguridad impidieron los hurtos afuera de la sede. En un tercero,
se logró robar el medallón de un auto. El guardia en turno tuvo qué comprarlo
con su salario, desde ir a buscar la refacción.
Al contrario de los beneficios obtenidos por ella, existe el ejemplo del jefe
de una filial que por pintar una fachada de Nueva Acrópolis cayó de una
escalera, llevándose un golpe que le provocó un constante zumbido en los oídos,
cuya gravedad llegó a afectar su estabilidad emocional y mental. Éste era el
hermano más joven de dos que pertenecían a Fuerzas Vivas.
Al solicitar él, ayuda económica para tratarse, ya que además el accidente
ocurrió trabajando en Acrópolis, la orden de Lidia Pérez a los hachados fue
“asegúrense de no pagarle nada”.
En menor escala, se encuentra la costumbre de Lidia Pérez de contratar personas
de Acrópolis para que trabajen con ella, pactando un salario y al pagarles el
primero, les da menos dinero, además de que siempre se los da a destiempo.
Tlazala
Tlazala es una propiedad en el Estado de México comprada hace 20 años por
el primer Hachado que tuvo Acrópolis, el cual dejó el grupo cuando pagó los
gastos de viaje y hospedaje de Lidia Pérez y de su esposo Adrián Pérez a una
Reunión Internacional.
En Tlazala, durante años los integrantes han trabajado para crear un sitio de
reuniones, donde realizan labores de albañil, físicamente y aportando
materiales, así como financiamiento monetario. Los gastos y trabajo manual sin
remuneración fueron para agrandar y acondicionar el terreno, así como para
comprar todos los terrenos adjuntos y con eso tener salida al otro lado de la
carretera, para que nadie tapara la entrada.
El modo de obtener el dinero para esa salida a la autopista, fue por lo que
Lidia Pérez, recordando el Teletón, llamó un “Acropolitón”, el cual llevó a
cabo en una reunión nacional de Fuerzas Vivas.
Llamando por celular, con la sonrisa que siempre muestra y comprometiendo a los
presentes a dar dinero, insistiendo a otros a dar más de lo que difícilmente
podían prometer.
De nuevo, si no alcanzaban la cifra, estaban comprometidos a pagarla aunque se
tuviera qué pedir prestado.
Las aportaciones por cada miembro fueron de los 3.500 pesos a los 10 mil, hasta
reunir la cantidad de 400 mil pesos. Ella ofreció dar 40 mil, igual que
Esmeralda Osuna. No se tiene la certeza de que haya sido así.
Aunque así fuera, 40 mil pesos son una bicoca, pues Lidia Pérez dijo que el
terreno se usaría para Acrópolis, pero añadiendo de paso, que se rentaría para
actividades de otros grupos.
Ese comentario de pasada es la preparación de la realidad. Tlazala será
utilizado por Lidia Pérez. Ella llevará a los alumnos de su escuela CUEP y les
cobrará por el uso de las instalaciones, entradas de dinero que no irán a los
fondos de Acrópolis.
La participación de Nueva Acrópolis será llevar a las Fuerzas Vivas como hace
siempre para sus trabajos personales, usándolos ahora como edecanes, recibiendo
los consabidos gritos cuando no trabajen bien. Exactamente como sucedió con los
automóviles, con el lavado de su auto y el cuidado del mismo por parte de las
Fuerzas Vivas, pero a mayor nivel. Lidia Pérez ha tomado práctica en su modus
operandi.
Pasemos a su patología.
1. Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las
normas, las reglas y las obligaciones sociales
Su expulsión de colegio católico a los 15 años de edad, es un primer
antecedente de su cumplimiento de este ítem. El hecho puede generar simpatías
en ciertos grupos de sus admiradores, pero no se trata de verlo a través de
simpatías o no, sino de ver un patrón de personalidad en conflicto con las
normas y las autoridades.
La más importante prueba de la despreocupación de Lidia Pérez por las normas,
las reglas y las obligaciones sociales tienen su muestra en lo que denunciamos
de su “Doctorado en Psicología summa cum laude” por la “Universidad Newport”,
junto con su falso currículo.
Se debe recordar que Livraga se mostraba poseedor de reconocimientos y
membresías de condecoraciones e instituciones sin respaldo académico.
Esa despreocupación por las normas en cuanto a lo académico, inició cuando
Lidia Pérez ordenó, en 1987, que todos los conferencistas aparecieran como
Licenciados ya que, aseguró, el titulo otorgaba más “presencia”.
Cuando le dijeron que podían tener problemas por hacerse llamar Licenciados sin
serlo, ella dio marcha atrás, pero ordenó, como se hace a la fecha, que si los
conferencistas no tienen carrera, se les debe llamar “profesores”.
2. Incapacidad para experimentar culpa y aprender de la experiencia, en
particular del castigo,
El mentir públicamente mostrando un doctorado que no se ha ganado, copiando
formas sociales y académicas, actuando con normalidad, se relaciona con la
ausencia de sentido de culpa en Lidia Pérez, quien desdeña las normativas del
país donde radica, así como de las organizaciones Secretaría de Educación
Pública y Sociedad Mexicana de Psicología.
3. Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás,
Afirmaciones de Lidia Pérez repetidas por sus dirigentes a las escasas madres
de familia en Nueva Acrópolis y gente joven, son: “Los hijos son manipuladores
y chantajistas y no debes caer en sus engaños de que necesitan cariño”, o “A
los hijos se les debe dar el mínimo de tiempo, pero de calidad”.
Por esa razón muy pocas dirigentes son madres, ya que saben que no podrían
continuar con la misma carga de trabajo y serían mal vistas dentro de la
estructura.
Estas anormalidades, tienen su explicación al analizar el historial clínico de
Lidia Pérez.
Embarazada por descuido de un hombre que la abandonó, ella cayó, como lo
narraba, en una depresión, refugiándose en casa de sus padres durante meses.
Este hijo, de nombre David, la buscó siendo él adolescente, consiguiendo el
teléfono de Acrópolis México desde España.
Cuando él le manifestó su necesidad de verla, Lidia Pérez trató de evitar que
él viniera a México, aduciendo argumentos insulsos como la inseguridad en el
país (menor que hoy), la diferencia de culturas, el clima o no tener para el
billete de avión.
Su hijo insistió y al final dijo que iría a verla, aunque ella no quisiera.
El primer regalo que Lidia Pérez le dio cuando él llegó, fue un libro de
fotografías de Barcelona.
Inmediatamente puso restricciones a su hijo, como que no le llamara “mamá”, en
Acrópolis. Al par, fue ostensible que Fuerzas Vivas hicieron la vida imposible
a ese joven, por medio de la agresión abierta o pasiva.
Lidia Pérez le daba dinero, además de una habitación. Sin embargo, como su hijo
necesitaba afecto y no dinero, entró en conflicto con ella, manifestándolo en
desordenar su habitación como un adolescente promedio. Lidia Pérez lo echó a la
calle y le ordenó que no la buscara más e hiciera su vida como pudiera.
David es hoy un hombre que ronda los 40 años, radicado en el Distrito Federal.
Pasó graves problemas económicos para conseguir trabajo y lograr radicarse en
el país.
Desde ese hecho, Lidia Pérez ha intervenido para atacar la maternidad, separar
parejas recién casadas, instigar separaciones entre novios, así como
interrumpir embarazos en miembros de Acrópolis y muchachas de los Janos que
desean ser madres, ya sea porque se entera a través de ellas, de chismes o de
conversaciones en su consulta psicológica.
En una reunión a inicios de los 1990, Lidia Pérez había planteado “casarse con
Acrópolis”, indicando que un integrante no debería tomar una pareja o debería
tomarla dentro de la estructura, a causa de que el compromiso no dejaba tiempo
para una vida “normal” y que personas que no fueran de Acrópolis no entenderían
el compromiso.
De inmediato se levantó una voz total de protesta: “¡No!”
Lidia Pérez se levantó con una sonrisa, diciendo que dejaba el cargo de mando
nacional.
Risas, pero esa simple pregunta provocó la salida de varios miembros.
Lidia Pérez pareció ceder esa vez que encontró la franca oposición de miembros
y Fuerzas Vivas, pero con el paso del tiempo ha logrado interrumpir embarazos
mediante presiones en llamadas telefónicas o enviando a integrantes de Nueva
Acrópolis a que convencieran a la embarazada de no tener el niño, utilizando
Brigadas Femeninas o dirigentes de Janos. No se requiere gran acoso. Una o dos
pláticas a lo sumo, no necesitas más. Lo dice tu Maestra, la mujer sabia es
quien te está aconsejando. La gran mayoría de las muchachas de los Janos y
mujeres adultas deben sentirse inmensamente agradecidas por esto. La tasa de
nacimientos en Acrópolis es casi cero.
El porcentaje de matrimonios separados por cargos es del 99%.
Así mismo ocupa un sitio de manera inconsciente, en las Brigadas Femeninas, la
idea de no tener hijos como “la recomendación que hace el Maestro JAL
(Livraga)”.
Otra de sus expresiones es la exhibición pública de terceros.
Lidia Pérez se burla de las parejas de recién casados que tratan de mantener
una cercanía en Nueva Acrópolis por tomarse de la mano o sentarse juntos en
reuniones.
Así mismo, de inmediato separa parejas recién casadas, impidiéndoles sentarse
juntas en el autobús, en viajes o enviándolas a fundar filiales en estados
distantes entre sí.
Muchos integrantes pasan por el incómodo momento en reuniones cuando Lidia
Pérez inicia su consabido ataque al género masculino, haciendo chistes soeces
sobre el miembro masculino, por ejemplo.
De la humillación pública no escapa el esposo de la directora Esmeralda Osuna,
al que Lidia Pérez dijo en público: “quiero que me prestes a tu esposa por los
próximos 15 años” para dedicarla a Acrópolis. Teniendo la aceptación de
Esmeralda, Lidia Pérez no necesitaba pedirlo, excepto para humillar al cónyuge
al mostrarle un hecho consumado en cuya realidad él no vale nada. No necesitaba
pedir permiso a un hombre cuyo mayor papel en Acrópolis es cargarle a su esposa
Osuna, el bolso de mano y la lap-top.
4. Muy poca tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de
agresividad que incluso da lugar a un comportamiento violento
La violencia de Lidia Pérez de llegar al extremo de romper un plato en la
cabeza de su primer esposo, que lo obligó a acudir al hospital a recibir
suturas, puede ser visto como un chisme. Es diferente cuando ese plato roto se
ve como un patrón de conducta, pues los accesos de agresividad de Lidia Pérez
han sido habituales en Acrópolis.
La violencia verbal y física de Lidia Pérez era moneda corriente en las
reuniones de secretarios de los primeros tiempos. Los dirigentes de Acrópolis
de esas épocas pueden testimoniar el desarrollo de las reuniones de avance de
proyectos, llamadas consejos, presididos por Lidia Pérez. Cualquiera de los
dirigentes podría relatar la forma en que, al dar la primera noticia de un
trabajo que no se había hecho, Lidia Pérez respondía tomando un plato o vaso de
la mesa, estrellándolo contra alguna pared.
Los gritos de ella acompañaban a las reuniones de consejo, escuchándose por la
sede de Guanajuato hasta la calle, creando un ambiente de mucha tensión.
Platos, vasos y lo que tuviera a mano, ante la frustración iba a estrellarse
contra los muros, junto con las vociferaciones de insultos que la educación nos
impide reproducir.
Los dirigentes permanecían inmóviles, apabullados y temerosos durante las dos
horas o más que duraba el consejo, pues la escena se repetía con cada uno de
los informes, cada semana.
Lidia Pérez estaba constantemente de malhumor, al punto de que los miembros más
jóvenes se sentían intimidados al escuchar el ruido de sus tacones en la duela.
Hay que entender que eran personas de entre 19 a 25 años de edad, que habían
colocado todos sus referentes de vida en Acrópolis.
Este tema debe ser dimensionado en su justeza, pues Nueva Acrópolis es un sitio
que recluta preferentemente jóvenes, tendiendo más a los grupos jóvenes en sus
subestructuras como los Janos y Cadenita de Oro, que es un proyecto de
guardería, el cual todavía no despega. El de niños de 10 años se llama
Tablitas.
El bajísimo umbral de frustración de Lidia Pérez se notaba en lo mínimo, como
cuando un mueble no queda en el lugar donde dijo. Eso la frustraba provocando
en ella escenas de ira donde enrojecía, gesticulaba e insultaba a los miembros
de Nueva Acrópolis.
Todavía se enfurece hasta grados de descompostura, en las reuniones de Fuerzas
Vivas y Secretarios Nacionales.
Es muy alabada por sus interlocutores la supuesta simpatía que despliega Lidia
Pérez.
Ese encanto es superficial. Constituye uno de los elementos de la psicopatía
mostrar una presencia agradable, pero sin la profundidad de relación.
Servirle a la mesa en las comidas o cenas de Acrópolis es una tarea de la cual
las Brigadas Femeninas, que permanecen trabajando como meseras hasta las dos o
tres de la mañana en las cenas de hachados, sin recibir las gracias en muchas
ocasiones porque no se trata de eso ya que hacen un servicio, huyen si pueden.
Tristemente para ellas, no pueden evitar atender a Lidia Pérez, quien sigue
inspirando miedo, quedando como única salida, faltar.
Ese miedo no se puede adjudicar a puerlidad de los miembros, sino al sistema
descrito de Acrópolis, al cual si bien es coercitivo, se le suman las actitudes
de Lidia Pérez.
Podría suponerse que es Lidia Pérez solamente, pero no es así. Ella pasó sus
formas a ciertas mujeres colocadas en las posiciones de poder. El mismo
constante mal carácter, el chantaje con palabras ofensivas, los regaños
repetidos por estar reunidos riendo. En Nueva Acrópolis, Lidia Pérez coloca al
frente a las mujeres de su mismo perfil.
Cuando se aceptó la propuesta a Lidia Pérez de tener un programa en Radio Red,
convocó a una reunión de miembros para darle ideas para ese programa, desde el
nombre. El formato de su primer programa nació de las ideas de esos miembros.
Igualmente tuvo a un equipo para transcribir sus conferencias y armar, ellos,
capítulos que ella aprobaba sin trabajo de autor. Tenía explosiones de enojo
por lo que no salía como ella deseaba. Varias personas, no menos de 10,
trabajaron en el libro firmado por Lidia Pérez, Para que te amen.
Hemos dicho que su violencia ha cambiado. Esa modificación tuvo un objetivo y
tuvo relación con su entrada a la radio. En una reunión de miembros comenzó a
preguntar, sonriente: “¿verdad que cuando actúo estar enojada, se me cree?” El
pleno emitió al mismo tiempo una sonrisa y varios se vieron entre sí con
expresión de: “¿Ahora dirá que actúa? Sin embargo todos callaron cuando ella
seguía “¿verdad que mis actuaciones de enojo son creíbles?” Con ese cuadro,
Lidia Pérez dijo adiós a sus escenas de griterías y roturas de platos, porque
ya no le convenía, con vistas a la imagen pública que necesitaba.
El beneficio de sus rabietas fue que se estrenó vajilla varias veces.
Sin embargo, la violencia de Lidia Pérez no se detuvo, sino que adquirió otras
vías o intensificó las usuales.
Su sentido infantil de la propiedad es visible, pues dado que no tenía forma de
hacer el programa sola al inicio, utilizaba a miembros de Nueva Acrópolis, los
cuales debían tener las respuestas en la punta de la lengua, so pena de
presenciar de nuevo los enojos de Lidia Pérez en los cortes comerciales o
durante el programa.
Uno de ellos la suplió como locutor varias veces, pero cuando ella encontró que
este integrante había recibido cartas de felicitación, en su auto, furiosa,
señalándose a sí misma, reclamó al integrante con la frase de “¿Qué te crees?
¡El programa es mío, mío, mío!” A este miembro lo expulsó de Acrópolis después
de que se casó con una mujer que no era del grupo.
La expresión del ¡mío, mío, mío!, tres veces, con aire infantil, Lidia Pérez lo
saca a la luz cuando siente el mínimo acercamiento a sus pertenencias, aunque
nadie trate de tomarlas.
Las descargas de agresividad no han terminado. Muy probablemente por haber
tenido un mal día y también por mala fe, las cenas de dirigentes y de hachados
son generalmente un trago amargo del que los miembros que dan donativos
monetarios grandes, huyen. Pagan por no ver.
Además de la práctica usual de Lidia Pérez de hacer escarnio de los hombres y
de despreciar verbalmente, en público, a las mujeres que considera una
competencia, las cenas son una ordalía de malos ratos o de chismes sobre los
miembros.
De izquierda a derecha, después de llegar a la mesa con mala cara, Lidia Pérez
comienza con la pasarela de las humillaciones. En voz alta ataca a cada
presente, uno por uno, con críticas destructivas, degradantes, en un tono frío,
sin recibir una sola interpelación, pues cada miembro no tiene fuerza para
defenderse. En este punto se pueden recordar sus palabras de pltrica mensual:
“¿es útil que nos señalen nuestros defectos? ¡Sí es útil! ¿Es útil que nos
agredan? No, no es útil, como tampoco es útil que nosotros agredamos a los
demás, no es útil, la agresión no es útil”. No sigue sus palabras.
5. Incapacidad para la empatía
La incapacidad para la empatía se presencia en las seudoconsultas psicológicas
de Lidia Pérez.
Domiciliada cerca de la Avenida más transitada de la capital, su
casa-consultorio es el escenario de sesiones llevadas a cabo sin formación
profesional, ni certificada.
Lo menos importante es que ofrezca y cobre por elaborar perfiles astrológicos
que obtiene de algún programa de Internet, después de haber tomado un curso
incipiente de astrología.
Quienes tengan sus cartas astrales a mano pueden incluir sus datos,
gratuitamente, en http://www.grupovenus.com/
y compararlos con las cartas “elaboradas” por Lidia Pérez. Pueden pedir los
informes supernatal, indra, infantil, vocacional, carta natal, astrología
kármica, astrología espiritual, general, kármico-espiritual o amoroso-
sentimental.
La terapia que ofrece lesiona la integridad moral de quienes se le presentan.
Miembros de Acrópolis que han ido con ella, salen de las “consultas” con el
choque emocional de haber sido humilladas y agredidas.
Lo más significativo del modo de operar de una seudoescuela, es que los
receptores de la violencia no saben con claridad que han sido agredidos.
Después del ataque verbal sólo saben que se sienten apabullados y que son
basura.
La maldad no es la razón, sino la falta de educación profesional, la
improvisación, la ignorancia, la carga de problemas psicológicos. Es tomar
terapia con un paciente psiquiátrico.
Muchos integrantes de Nueva Acrópolis salen de sus consultas en estado de
confusión y humillación, por haber recibido críticas y la consabida violencia
verbal de Lidia Pérez.
Los miembros de Nueva Acrópolis pueden ir a consulta con ella aprovechando el
precio especial, un descuento de 300 pesos por sesión aproximadamente. Quienes
ayer eran Discípulos hoy son clientes.
Eva fue a consulta con Lidia Pérez. Eva le contó que Elías la pretendía y se
enteró de que nuestro amigo Elías también va a consulta.
Lidia Pérez le dice que evite a Elías, que es una persona con muchos traumas,
detallando lo que Elías contó en la consulta, más los chismes que sabe sobre
él.
Quienes no son miembros de Acrópolis pueden tener la absoluta certeza de que
algunas de sus conversaciones son expuestas por Lidia Pérez en reuniones con
sus miembros.
Otro ejemplo de la falta de empatía es la búsqueda de confianza para utilizar
lo que se le diga. Su clásica pregunta es ¿y en qué estás, cómo estás?
Si no es pregunta directa, tiene informantes. Tan pronto Lidia Pérez llega a
uno de las filiales de Acrópolis, llama a las personas a quienes designó para
proporcionarle información de los miembros. Tiene a varios elementos que le
proporcionan noticias, provenientes de escuchar chismes, como de confidencias
que se les han dado con la confianza de ser depositarios, como amigos.
Otras preguntas inmediatas de Lidia Pérez son ¿qué ha hecho tal integrante?
¿Tiene alguna relación amorosa? ¿Qué problemas tiene? ¿Cómo vive, qué ha hecho,
tiene líos con su familia, dónde está trabajando?
Sus interlocutores, llevados por un deseo de complacer, le revelan las
confidencias que se les han hecho.
Con esa información, Lidia Pérez puede manipular mejor a esos integrantes.
Ellos le han conferido una autoridad altamente especial al darle el título de
“Maestra”. Por ese poder, mas la Devoción que suponen tenerle como Discípulos
ella se inmiscuye en la vida al pulsar emociones íntimas o socavar la confianza
en ellos mismos.
Si se le dio información sensible, la persona delatada es exhibida
públicamente. El juego no termina ahí. Cuando la delatada llega a quejarse,
Lidia Pérez menciona a quien le dio la información.
La delatora, ante el reclamo de la delatada, se escuda diciendo que no era
posible que no se lo contara a la Maestra.
Además de provocar esos conflictos, Lidia Pérez gusta de poner a pelear a los
Hachados entre ellos, como durante años hizo con Trabajo y Seguridad.
Como el miembro acepta esos manejos, al interpretarlo como parte de la relación
maestro-Discípulo, obediencia por Devoción, toma como obligación aceptar las
humillaciones y experimenta culpabilidad por su enojo y su sentirse exhibido.
La falta de empatía de Lidia Pérez la ha vivido también a quien llama su
Maestra, la Sra. Delia Steinberg Guzmán.
El rechazo de la Sra. Delia Steinberg hacia Lidia Pérez, debe ser tomado como
uno de los hechos más significativos que revelan el carácter de quien
describimos.
Se recuerdan las reacciones de Lidia Pérez con Livraga, con quien no dudaba en
hacer gestos desagradables ante sus palabras, lo cual en el sistema de
veneración a Livraga era por completo inusitado.
Años después del fallecimiento de Livraga, se vio el mismo fenómeno en una de
las visitas de cada septiembre hechas por la Sra. Delia Steinberg, quien
expresaba tener un gran cariño por México.
En una de las visitas se efectuó una reunión de Fuerzas Vivas en la sede de
Amado Nervo, donde Lidia Pérez pidió a la Sra. Steinberg que hablara sobre
Livraga.
La Sra. Steinberg respondió que no deseaba hacerlo, siendo evidente que su
negativa se debía a que le era un tema muy sensible.
Lidia Pérez continuó insistiendo de la forma conocida por quienes la ven en
Acrópolis o en ciertas presentaciones del Comité Giordano Bruno, de sonreír de
manera que trata de ser graciosa, pero que es por completo inapropiada y
pueril, desagradable para su interlocutor y para el público. Esos son los
destellos de la verdadera Lidia Pérez.
En el transcurso de esa reunión, Lidia Pérez había formulado preguntas a la
Sra. Steinberg, como hace reiteradamente, de incluir la respuesta en la
pregunta. Formuladas de esa manera, las respuestas son una ratificación al
“criterio correcto” de la Maestra.
Sin embargo, la Sra. Steinberg no hizo tal ratificación, sino que la contradijo
en cada intervención.
Eso se ha visto en eventos públicos, por ejemplo, en mesas redondas del Comité
Giordano Bruno, donde en una ocasión, al término de una intervención, pasó el
micrófono a uno de los presentes en la mesa diciéndole: “estarás de acuerdo
conmigo”, a lo cual la respuesta fue: “pues no”. Por esa misma actitud, la que
era directora de Radio Red, en un programa, la calló en micrófonos.
En esa reunión, además de acaparar la palabra cuando no formulaba
seudopreguntas, la insistencia de Lidia Pérez con la Sra. Steinberg para que
les hablara de Livraga, sin consideración por el notorio dolor de la visitante,
hizo lo que difícilmente puede suceder con la Sra. Steinberg. La hizo perder la
paciencia.
Ésta le dijo: “Lidia, estás faltándole el respeto a tu maestra que soy yo,
estoy a punto de irme de aquí por tu falta de cortesía y tu soberbia”.
Dicho eso, se levantó y se fue al segundo piso del local de Amado Nervo.
También importante es el afán de protagonismo de Lidia Pérez, incluso opacando
a otros que algún mérito tienen sin pensar en términos de competición. Es uy
visible cómo Lidia Pérez distrae con bromas o comentarios, felicitaciones dadas
a alguno de los miembros. Livraga envió felicitaciones que Lidia Pérez no
transmitió, por ejemplo en la Reunión Internacional de 1991.
6. Marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones
verosímiles del comportamiento conflictivo, irritabilidad persistente
“Actualmente existe una disgregación del Yo, pues conceptuamos por una parte
nuestra vida como acropolitanos y por otra, nuestra vida fuera de Acrópolis.
Necesitamos superar esa neurosis entendiendo que no hay diferencia, ya que no
hay una vida fuera de Acrópolis, pues siempre pertenecemos a ésta”. Palabras de
Lidia Pérez.
El anterior discurso es la pièce justificative de la confesión pública.
Asumiendo conceptos tomados de la psicología, usa el sentido de salud mental
para ofrecer una racionalización verosímil a un comportamiento conflictivo, la
invasión de la privacidad.
Ella ensambla conceptos mediante palabras técnicas que proporcionen un aire de
seriedad. Por otra parte, son conceptos mal utilizados.
Lo que dice Lidia Pérez es que tener una vida propia, un ámbito personal donde
no esté Acrópolis, es un error. No existe la intimidad, tampoco lo personal.
Por eso los Fuerzas Vivas deben tener el teléfono móvil encendido las 24 horas
de días, los siete días de la semana. Conduce a chantajes ante las emergencias
familiares como la enfermedad o agonía: “¿Qué es primero para ti, tu familia o
tus maestros?”
Lo más importante de los hechos descritos es que en ellos se estableció el
modus operandi, el cual ha empleado hasta la fecha: justificar acciones
inadecuadas mediante aducir una razón ética, una necesidad, con juicios de
autoridad.
El culpar a los demás se encuentra en un performance gustado por Lidia Pérez.
Recordar frente a sus integrantes, a los que se han ido, donde elabora
razonamientos verosímiles como el de “haber fallado como maestra”.
No es un reconocimiento de responsabilidad, sino una ostentación de su bondad.
El sentido de su discurso es: “yo, que soy tan noble, tan entregada, también
soy tan honesta y humilde como para reconocer ante ustedes, que no tuve la
capacidad de ayudar a personas con graves problemas”.
Más todavía, Lidia Pérez se lamenta de que los se han ido “no han hecho nada
con sus vidas”, lo cual además de colocarla a ella en posición de juez
autonombrada, pretende establecer el gran nivel de los integrantes de
Acrópolis.
Quienes se van, no han tenido logros de repercusión. Al contrario, los
integrantes de Nueva Acrópolis son grandes profesionistas, grandes artistas,
grandes legisladores, grandes pensadores, creadores de una obra reconocida por
los eminentes pensadores de nuestro tiempo. Cualquiera que lleve unos años en
Acrópolis ve que sus miembros son internamente los mismos de hace 5, 10, 15, 20
años. Ningún desarrollo personal. En ese sistema no puede haberlo.
7. Incapacidad para mantener relaciones personales duraderas,
Esta incapacidad de establecer una comunicación real con terceros, la conduce a
presentarse ante los demás, no como una persona, sino como una imagen.
La señora Pérez carece de interrelación con otras personas. Su mecanismo
consiste en crear una imagen de sí, más elevada de lo que realmente es como
persona. Es un ensamblar recursos: la radio, el doctorado, ser maestra en
Acrópolis. A través de ese ensamblar de imágenes aceptadas por la sociedad,
ella trata a personas desde una posición de autoridad. Todas sus relaciones
personales, ella las ha destruido.
Incapacidad para verse a sí misma
Entre los años 1992-2004, Lidia Pérez consideró que tenía lo suficiente como
para desligarse de Nueva Acrópolis, sin renunciar a su poder en la
seudoescuela.
Durante varios años convivió con Esmeralda Osuna para dejarla como directora
nacional. Todos se asombraron de que no quedara en ese cargo otra Hachada cuyo
nombre era la primera de la lista, pues la veían como la más cercana a Lidia
Pérez. Sin embargo, como hemos visto eligió a Osuna por sus capacidades de
administradora, no como Maestra.
Hecho eso asistió cada vez menos, limitó sus grupos de clase, daba consulta en
su despacho hasta que acondicionó el “consultorio”.
Los miembros de Nueva Acrópolis habrán escuchado por voz de ella y de la actual
directora, que el cambio se hizo para sentar precedente, por la forma de hacer
un cambio gradual y correctamente, “una acción vanguardista y con elegancia”,
aseveró.
La vanguardia y la elegancia son tan exquisitas que terminan siendo inútiles,
pues los beneficios de Lidia Pérez ya estaban logrados.
Teniendo un departamento en Barcelona, una casa de campo, su departamento cerca
de Insurgentes, la escuela reconocida ante la SEP, con RVOE pero presentando en
el staff de profesores a muchos que ya no trabajan para ella, su consulta, todo
lo que hizo no sola, sino también con el uso de Nueva Acrópolis mediante dinero
y obtención de prestigio, ya estaba a su nombre.
Propiedades, clientes cautivos para su consulta, poder en Acrópolis. Un negocio
redondo.
Hoy dice, en frases donde se conmueve hasta el llanto: “cada día gozo más de la
vida”, “estoy tan agradecida a la vida”, mientras en privado humilla a sus
miembros y ostenta una posición académica que no tiene, sin olvidar su
expresión de que “cada vez soy más libre”.
Preguntas
Un dirigente dirá que no es verdad, pero yo te digo: ¿te pones tenso y te
asustas cuando Lidia Pérez fija la mirada en ti y te hace una pregunta? Cuando
cuestiona al grupo y nadie dice nada, ¿ruegas por dentro que alguien más hable?
Pides por dentro contestar bien o sabes que si es un mal día, ella te dirá
hasta de lo que te morirás, porque respondiste incorrectamente.
¿Crees que esto es tu culpa? ¿Es porque seas inmaduro?
Tú reaccionas de esa forma porque fuiste adoctrinado, amaestrado.
Si difieres o te defiendes, Lidia Pérez te criticará, al acusarte de ser
agresivo, egoísta, incapaz de darte a los demás.
¿No te parece que sus palabras, le quedan a ella y no a ti?
¿Tú crees que Lidia Pérez es un gran líder? Ella tiene ese poder sobre ti
porque abusa de una imagen relacionada con uno de los vínculos humanos más
poderosos, el del guía espiritual. Tu parte de responsabilidad fue haber sido
crédulo. Cediste tu poder.
Detrás de sus palabras de libertad, está la cadena. Si no lo crees, prueba,
intenta irte de Acrópolis aunque sea para probar y entenderás. Lo entenderás en
lo que experimentas y en ver cómo reaccionan. También entenderás por lo que
pasaron los que trataron de irse “bien”.
Lidia Pérez López presenta una imagen, ensamblada con imágenes más pequeñas
como ladrillos: el falso doctorado, el ascendente de ser “Maestra”, los más
grandes foros académicos entre los que cabe destacar.
No relacionarse con nadie, mantenerse distante, agredirlos, puede suceder por
su retraso en el desarrollo del yo. Lidia Pérez tiene la convicción de que
todas las personas están para servirla. Es la razón de que no experimente
remordimientos. Esta carencia de escrúpulos es síntoma de un grave retraso en
el desarrollo psíquico-afectivo, por lo cual puede exponer y desarrollar
grandes ideas en abierta contradicción con la realidad en que vive.
Comentarios
Este libro no ha sido una relación de accidentes, sino una descripción de
sustancias. Lidia Pérez con su french poodle en brazos, en la plaza Giordano
Bruno, no es un cuadro con el que deseemos ridiculizarla. Es la estampa viva,
la descripción ejemplar de la auto-caricatura.
Esa caricatura la rebasa, para ser la caricatura de los que mienten y se hacen
pasar por justos. No es contra la persona de Lidia Pérez. Sin embargo, por
escribir esto, algunos miembros y exmiembros nos acusan de hacerle daño.
Nada más falso.
A Lidia Pérez la dañan quienes están cerca de ella. Los que le dicen lo que
ella quiere oír, quienes desde hace 20 años avalan sus errores. Los aduladores.
Los que le temen por el sistema autoritario de Nueva Acrópolis.
Y quien más daño hace a Lidia Pérez es ella misma. El mundo que se construyó en
Acrópolis es su prisión, pues al dominarlo se creó el espejo ideal, acrítico y
autocomplaciente. Ella dejó de crecer como persona.
Ella creía que todo estaba hecho, que bastaba seguir por el camino que se forjó
alegremente, sin pagar el precio del esfuerzo verdadero.
Cuando ya lo tenía hecho y se limpiaba las lágrimas, agradecida por la
felicidad de su vida, presentamos a la gente esta denuncia para que la llamen
por lo que es y se eviten poner un pie en Acrópolis.
Como ella ha dicho en su reiterada narración zen, Esto también pasará.
Pero para que pase, es indispensable actuar.
ANEXOS
La señora Lidia se presenta como:
CONFERENCISTA DE LA SORBONA, HARVARD, MASSACHUSETTS, UNIVERSIDAD COMPLUTENSE, POLEMISTA EN LOS MÁS DISTINGUIDOS FOROS ACADÉMICOS DEL CONTINENTE AMERICANO Y DEL MUNDO, LICENCIADA EN FILOSOFÍA Y LETRAS, MAESTRA EN FILOSOFÍA PURA, AUTORA DE UN LIBRO QUE HA VENDIDO UN MILLÓN DE COPIAS, DOCTORA SUMMA CUM LAUDE, COORDINADORA DE INFINIDAD DE ARTÍCULOS CIENTÍFICOS...
Pero todo esto son puras mentiras porque en realidad nada de esto sucedió.
CUANDO UNA MUJER MIENTE - FRAUDE ACADÉMICO
Publicado por Elena Álvarez, el 15 de
junio de 2010
En Retos Femeninos veo los trabajos honestos de mujeres de todas las edades que
vindican lo femenino. Un curso de Enfermería, entradas de gran interés,
actividades coordinadas por mujeres que apoyan a este colectivo con su prestigio.
Yo preguntaría si, entre esas mujeres conscientes de la importancia histórica
de lo femenino, es válido el fraude. Me respondo que no y por eso denuncio en
este Foro a la señora Lidia Pérez López que participa en Retos Femeninos
ostentando un grado académico que no posee.
Sobre el tema hemos recibido invitación del grupo donde ella está, Nueva
Acrópolis, con el título: “sobre tus difamaciones”. ¿Difamaciones? ¿Quieren
hablar de verdades?
Muy bien, la señora Pérez se presenta en este colectivo después de comprar por
Internet un doctorado en Psicología con el summa cum laude, comprado a la
pseudo-universidad Newport, fraude denunciado por la Secretaría de Educación
Pública porque los “títulos Newport” son ilegales en México, no tienen
reconocimiento en USA excepto en California como “educación post-secundaria”.
La señora Pérez compró conscientemente la apariencia de un grado para tener
frutos sin esfuerzo.
Si veracidad es lo mismo que estafa entonces reciban mis abrazos. Soy Elena
Álvarez-Mendieta, Licenciada en Civilizaciones Clásicas del Mediterráneo por la
Universidad de Atenas, Maestra en Ergonomía Cultural por la Universidad
Bundes-Berlín, Doctora en Proxémica de las Etnias por París IX, summa cum laude
en Astronomía por el Telescopio Hubble, “conferencista de La Sorbona, Harvard,
la Universidad Complutense, entre los más importantes foros académicos de
América y Europa donde ha asistido, autora de publicaciones entre las que cabe
destacar”, como la señora Pérez afirma de ella misma en su currículo, en la
parte entrecomillada. La información completa se puede ver en el blog:
http://doctoralidiaperez.blogspot.com/
Autosabotaje, dice la señora Pérez en su discusión en Retos Femeninos. A no
dudar es una burla sutil, pues ella hace Sabotaje de las causas legítimas al
unirse a ellas desde la mentira. Yo digo: vengo a este respetable colectivo en
razón de su importancia. Lo hago para alertar de ese fraude pues no gano nada
en lo personal, excepto revelar la verdad.
También puedo decir que no soy la de la foto, pero, a que me veo respetable...
no existe ninguno de los estudios que dije tener, ¿pero suenan bien, no?,
tampoco existe una de esas universidades, e incluso hay una ironía, pero “todo
lo que se dicen en latín se oye bien”. Cada cual debería estar en la posición
de decidir si es cómplice incauto o voluntario del enorme engaño de la señora
Pérez, solamente porque, dicen, “habla bonito”.
También cada quién sabrá si eso puede formar parte de una lucha honesta por el
papel y el poder de las mujeres, como la que hace Retos Femeninos, o si a Retos
Femeninos le conviene tener a quien comete fraude académico, siendo que este
colectivo tiene en su legitimidad uno de sus mayores valores, o le basta
sencillamente con ver hacia otro lado y esta lucha acepta a quien sea.
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