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LA ELABORACIÓN DE LA DOCTRINA SECRETA CONTADA POR EL CORONEL OLCOTT

 

 
Aunque el coronel Olcott vivía en la India, él fue a visitar a Blavatsky en 1888 cuando ella vivía en Londres, y a su regreso describió sus impresiones en el suplemento de la revista The Theosophist de octubre de 1888 con los siguientes párrafos:
 
"El Presidente encontró que Madame Blavatsky no disfruta de buena salud, pero que ella trabaja con una energía desesperada y tenaz. Un capacitado médico le dijo que el hecho de encontrarse ella viva era en sí mismo un milagro, juzgado desde el punto de vista de todos los cánones profesionales.
 
Todo su organismo está tan desorganizado por una complicación de enfermedades de la índole más grave, que es simplemente asombroso el hecho de que ella pueda mantener esa lucha sin perecer, ya que otra persona hubiera sucumbido desde hace tiempo.
 
El examen microscópico revela grandes cristales de ácido úrico en su sangre y los médicos dicen que es más que probable que si pasara un mes caluroso en la India la mataría. Sin embargo no sólo vive sino que trabaja en su escritorio desde la mañana hasta la noche, preparando material para ser impreso y leyendo las pruebas de imprenta de La Doctrina Secreta y de su revista londinense Lucifer.”
 
 
De su trabajo más grande, casi trescientas páginas de cada uno de los dos volúmenes habían sido ya impresas cuando llegó el coronel Olcott.
 
Por todo lo que escuchó de personas competentes que habían leído los manuscritos, el Presidente se siente convencido de que La Doctrina Secreta sobrepasará en mérito e interés a Isis Develada.
 
El coronel Olcott escribió:
 
"La señora Blavatsky vive en el número 17, en Lansdowne Road, Holland Park, con tres teósofos amigos y además su devota amiga la Condesa Wachtmeister de Suecia que hace de guardiana, enfermera y consoladora, y ha atendido a Blavatsky durante todas sus serias enfermedades de los últimos tres años.
 
La casa es agradable, encontrándose en una tranquila vecindad, y su fondo da a un pequeño parque o cercado privado que es de uso común para todos los habitantes de las casas que lo rodean.
 
Las habitaciones de Madame Blavatsky se encuentran en el piso bajo, ya que a ella le es prácticamente imposible subir o bajar las escaleras. Su mesa se encuentra frente a una ancha ventana pudiendo verse la hierba verde y los árboles cubiertos de hojas del Holland Park.
 
A su derecha e izquierda hay mesas y estantes llenos de libros de consulta y por la habitación están diseminados sus recuerdos traídos de la India, como bronces de Benarés, alfombras de fibra vegetal de Palghat, tapices de Adoni, fuentes de madera de Moradabad, plaquetas de Cachemira e imágenes singalesas, todo lo cual era familiar para quienes visitaron Adyar en sus primeros tiempos.
 
En cuanto a su retorno a la India, es una cuestión para ser decidida sólo por los médicos. Es en extremo dudoso que ella pudiera resistir el viaje y es bastante cierto que tendría que ser izada por una eslinga tanto a la partida como a la llegada del barco, tal como se hizo cuando ella salió de Madrás para Europa hace tres años.
 
Naturalmente que con su libro en prensa, ella no podría dejar Londres por una quincena, más aún en el caso en que pudiera resolver satisfactoriamente la orientación editorial de su revista Lucifer. Más tarde ese obstáculo ha de ser resuelto, pero quedaría el de su salud.
 
Rodeándola en Londres hay un grupo de devotos teósofos quienes además de adelantar 1’500 libras para la impresión de La Doctrina Secreta y Lucifer, han formado una compañía de publicaciones teosóficas (Theosophical Publishing Co.) para publicar a precios populares, reimpresiones de de las revistas The Theosophist, Lucifer y The Path, y también útiles folletos de toda clase.
 
El interés en la Teosofía aumenta y se hace más profundo en Europa, y más aún en los Estados Unidos de América, pues no sólo vemos cómo esas ideas colorean la literatura corriente, sino que también provocan discusiones entre los primeros orientalistas de nuestra época.
 
El caso está bien ilustrado por las recientes conferencias del profesor Max Muller, de Monier Williams y otros, en las cuales se refieren a nosotros a la vez que nos critican y por el admirable artículo sobre “Buddhismo en Occidente” del erudito investigador señor Em. Burnouf que hemos traducido e impreso en este número de nuestra revista.
 
Prácticamente existen en la actualidad tres Centros Teosóficos donde la influencia de esta naturaleza se ejerce sobre la mente de nuestra era: Madrás, Londres y Nueva York. Y por más que sus ardientes amigos deploren la ausencia de Madame Blavatsky en Adyar, no puede dudarse que el Movimiento como un todo, saca provecho de su presencia en Londres y de su aproximación teosófica a nuestros devotos amigos y colegas de América.”
 
 
 
 
Fotos tomada durante ese encuentro entre Blavatsky y Olcott

H.P. Blavatsky y el Coronel Olcott


De pie: Vera Vladimirovna Jelihovsky, su esposo Charles Johnston y el Coronel Olcott.
Sentadas: Helena Petrovna Blavatsky y su hermana Vera Petrovna de Jelihovsky.
Fotos tomadas en Londres en octubre de 1888.


 
 
 
 
 
Al año siguiente apareció otra información en The Theosophist del mes de julio de 1889 que también puede ser de interés, y es la siguiente:
 
"Madame Blavatsky continúa trabajando sin cesar, como siempre y bajo condiciones de tal imposibilidad física que no sólo muestran lo verdaderamente maravillosa que es su labor, sino que actualmente dejan ver qué maravillosa es también su vida.
 
Debo decir como médico y no simplemente basado en mi sola autoridad, sino también como un factor conocido de algunos de los principales médicos que practican en Londres, que nunca antes ha sido comprobado que un paciente haya vivido, ni siquiera una sola semana, bajo las condiciones del desorden renal que ha sido crónico en Madame Blavatsky durante meses.
 
Últimamente esas condiciones han sido algo modificadas por la acción de la estricnina de la cual ella ha tomado un poco más de seis granos (cada uno 0.06 gramos) diarios.
 
Muy a menudo tiene ataques de apoplejía cerebral, pero sin ningún tratamiento conocido de la ciencia médica. Ella los pasa firmemente convencida, como siempre, de que su vida presente no terminará hasta que su trabajo sea realizado por completo.
 
Y en esa labor es infatigable, sus horas de trabajo diario son desde las 6.30 de la mañana hasta las 7 de la tarde, con sólo unos pocos minutos de interrupción para tomar una ligera colación antes de que el sol alcance su meridiano.
 
Durante ese intervalo ella destina su tiempo, en gran parte, a la preparación de las instrucciones para la Sección Esotérica, comunicando aquellos conocimientos que le es permitido impartir y que sus miembros son capaces de recibir.
 
Luego la labor editorial relacionada con la producción de su revista Lucifer cae por entero sobre sus hombros. Y también edita la nueva revista teosófica francesa mensual que lleva por nombre La Revue Théosophique, publicada por la Condesa d'Adhemar, quien digámoslo de paso, es americana por nacimiento. Su revista publica actualmente una serie de brillantes artículos por Amaravella y una traducción en francés de La Doctrina Secreta de Madame Blavatsky.
 
El tercer volumen de La Doctrina Secreta está en manuscrito, pronto para ser dado a los editores. Consistirá en su mayor parte en una serie de bosquejos de los grandes ocultistas de todas las edades y es una obra de lo más asombrosa y fascinante.
 
El cuarto volumen que contendrá principalmente alusiones al tema del ocultismo práctico, ha sido bosquejado pero no escrito todavía. Demostrará lo que es verdaderamente el ocultismo y hará ver cómo la concepción popular del mismo ha sido ultrajada y degradada por quienes pretenden falsamente conocer sus misterios, y también por quienes por ansia de obtención de ganancias y otros bajos propósitos, han declarado falsamente ser depositarios de sus secretos conocimientos.
 
Esta exposición del ocultismo necesitará que se la actualice hasta el momento presente, de una manera evidente como documentación histórica, de forma que el trabajo actual de escribir todo eso no comenzará hasta que estemos prontos para publicarlo.
 
 
En la noche, desde la hora siete hasta las once, y a veces hasta las dos de la mañana, Madame Blavatsky recibe muchos visitantes. Naturalmente que muchos son amigos y no pocos son impulsados por mera curiosidad de ver una mujer que es uno de los personajes prominentes del mundo actual. Todos son bien recibidos y ella está siempre pronta a conversar con cualquiera sobre cualquier punto que se desee.
 
El señor G. J. Romanes, miembro de la Royal Society, viene para discutir la teoría evolucionista enunciada por ella en su Doctrina Secreta.
 
El señor W. T. Stead, editor de la Pall Mall Gazette quien es un gran admirador de La Doctrina Secreta encuentra mucho en ella que invita a mayor comentario.
 
Lord Crawford, Conde de Crawford y Balcarres. otro miembro de la Royal Society que está profundamente interesado en Ocultismo y Cosmogonía y que fue un alumno de Lord Lytton y estudió con él en Egipto, viene a conversar de las materias que le conciernen.
 
La señora Besant, cuya asociación con la National Reform Society la ha hecho famosa, viene para expresar su interés en la Teosofía como poder afectador de la vida social de la humanidad.
 
El señor Sidney Whitman, ampliamente conocido por sus difundidas críticas sobre la gazmoñería inglesa, tiene ideas que expresar e intercambiar en relación a las éticas de la Teosofía.
 
Y así vienen unos y otros.
 
A. K."
 
 
(Extractos del libro Reminiscencias de la condesa Watchmeister)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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