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LA INICIACIÓN EN LA MAGIA AFRICANA

 
 
 
Aquí les voy a poner la información que vaya encontrando sobre cómo se efectúa el proceso de iniciación y aprendizaje en las tradiciones de magia africana.
 
 
 
EN LA MAGIA OBEAH QUE SE PRACTICABA EN EL CARIBE
 
Al respecto el conocedor de magia africana, Miad Hoyora Korahon, comentó lo siguiente:
 
Contrario a África donde si existe la relación de maestro-discípulo, y en donde el brujo mayor inicia y le enseñan lo que él sabe a su alumno. En cambio en el Caribe hasta ahora no he podido descubrir ninguna escuela ni estructura de maestro-discípulo entre los practicantes de la magia Obeah.
 
De hecho, lo más frecuente es lo contrario ya que la mayoría de los hombres de Obeah que se meten en problemas bajo la ley son denunciados por sus propios colegas en Obeah.
 
 
 
Magos traídos del África negra
 
En confirmación de mi teoría de que la Obeah es una reliquia en desintegración, pero aún no disipada, de un sistema real de magia, es algo importante señalar que la razón asignada por los propios nativos para la actual creencia generalizada en ella es que hasta una fecha relativamente reciente (desde la emancipación de los esclavos) el conocimiento y la práctica de la magia se había mantenido gracias a la introducción periódica de nuevos esclavos traídos de la África subsahariana.
 
Parece claro que ya existe, en más o menos todas las tribus africanas, una cierta cantidad de conocimientos arcanos, que entre los Julus del sudeste incluyen el uso de hechizos, de clarividencia inducida y proyección consciente del doble astral.
 
 
 
 
 
Magos traídos del África musulmana
 
Sin embargo parece que ese conocimiento se transmitió también a las poblaciones nórdicas de África debido a que el representante más distinguido en el Caribe de la magia Obeah, fue por descripción y apariencia un moro, o de ascendencia morisca.
 
Hace unos sesenta años, fueron traídos a la finca entre otros nuevos esclavos, dos hombres que se distinguían de los demás por su color castaño claro y su cabello lacio.
 
También se describe que tenían cabezas inusualmente grandes, narices prominentes y brazos largos. Estas peculiaridades son heredadas en cierta medida por los descendientes de uno de ellos, algunos de los cuales he visto.
 
No tengo ninguna duda de que estos hombres eran moros, como lo demuestran las características físicas de sus descendientes.
 
Unos seis meses después de su llegada, uno de los hermanos desapareció corporal y completamente. El otro, que entretanto se había "casado" con una mujer negra, y explicaba la desaparición de su hermano diciendo que "había volado de regreso a África, y que él también lo habría hecho si no hubiera comido algo que le impedía hacerlo" (mis informantes dicen que fue sal).
 
El hermano que se quedó llegó a ser conocido como 'Congo Brown' y fue uno de los magos de Obeah más destacados jamás conocidos aquí.
 
 
 
 
 
Instructores en Cayenas
 
Pero aparentemente hay otra fuente más reciente de tal enseñanza en esa magia, porque los dos hombres más recientes que se destacaron por sus hazañas de Obeah, solo lo hicieron después de haber estado en comunicación con forcats moros, árabes y argelinos en Cayena, y haber tenido oportunidades de aprender de ellos; a quienes, correcta o incorrectamente, todos los nativos de estas islas atribuyen que esos individuos fueron maestros de las artes mágicas.
 
Para explicar el conocimiento de tales cosas entre los moros, se dice, y creo con razón, que a unos veinte días de marcha al oeste de Souss en Marruecos, en las orillas de cierto río (Wadi), hay una antigua y establecida escuela, pero todavía grande y activa, desde la cual la mayor parte de ese aprendizaje se difunde entre los moros de la actualidad.
 
Sin duda también, la propaganda musulmana que actualmente avanza tanto hacia el sur, hacia el centro y el oeste de África, lleva consigo a algunos que son capaces de enseñar lo que saben y asimilar lo que encuentran.
 
Aquí, en los siguientes ejemplos, tenemos la población semítica de los actuales moros del norte, reconocida como Obeah por nativos que son hijos y nietos de aquellos que trajeron a la magia Obeah con ellos desde África occidental y desde lugares allí que en la mayoría de los casos están separados de toda posibilidad de instrucción morisca pasada o presente, por inmensas distancias.
 
Estos dos obeahmen no mostraron un conocimiento de tan alto grado como el de Congo Brown, pero los testigos presenciales confirmaron la veracidad de las hazañas que efectuaron.
 
Por otro lado, si bien los dos intérpretes eran nativos criollos nacidos en el Caribe, reitero que sólo comenzaron a manifestar tal conocimiento después de visitar Guayana, donde tuvieron la oportunidad de encontrarse con moros o árabes argelinos.
 
MB, que murió en 1875, era carpintero de oficio y su figura se vio empañada por una enfermedad que le había carcomido casi por completo la nariz. Esta desfiguración también había afectado su paladar provocando que hablara con voz muy ronca.
 
Regresó de una estancia de algunos años en Guayana cuando tenía unos 45 años; y siendo de temperamento muy irascible y dado a las bebidas fuertes, pronto se volvió antipático y temido.
 
Y este último sentimiento no parece haber sido mitigado por sus pruebas de sus poderes como obeahman. Una de estas pruebas fue que se le atribuye haber obligado a toda clase de personas a darle empleo, incluso a sus enemigos declarados, y a pesar de que era notoriamente un mal trabajador.
 
Un contemporáneo de MB era un hombre llamado D que también había estado en Guayana y también había traído de allí algunas enseñanzas del mismo tipo. Sin embargo, a la manera de los otros practicantes de la Obeah, los dos nunca pudieron ponerse de acuerdo, y su malestar culminó cuando MB desafió a D a pelear.
 
 
 
 
 
Ejemplo de iniciación
 
A veces alguno de estos obeahmen está dispuesto a iniciar a otro hombre, y la siguiente historia que me contó un hombre que conocí acerca de una iniciación que no llegó a concretarse, es un ejemplo de ello:
 
« Un domingo de 1878, estaba cabalgando hacia P y en el camino me encontré con un africano llamado Pebu. Al descubrir que él también iba a P acordamos viajar juntos. Este Pebu era un hombre que no tenía medios visibles de subsistencia, pero siempre andaba bien vestido y montaba un buen poni.
 
Se decía que él era un gran obeahman y yo le tenía mucho miedo, pero como también tenía mucha curiosidad por saber sobre la Obeah, le pedí que me enseñara algo. Al principio se negó, pero después de mucha persuasión, accedió a hacerlo.
 
Me indicó que nos reuniésemos con él en cierto lugar a orillas de un río a las doce en punto de la noche del miércoles siguiente. Allí debía llevarme a cierta piedra grande que conocía en el lecho del río, que en aquella época estaba casi seco.
 
Yo debajo de esta piedra debía poner mi mano, que allí sería agarrada por otra mano. Esa mano tiraría de la mía, y en algún momento tendría que tirar de ella con todas mis fuerzas. Por mucho que me doliera, no debía ceder.
 
El séptimo, el lance iba a ser el último, y tan fuerte que casi me sacaría el brazo, pero dejaría en mi mano una pequeña piedra blanca y un poco de alguna sustancia viscosa, las cuales debía poner en una botellita limpia que debía llevar conmigo y taparla con un corcho con seguridad.
 
Debía cuidar mucho esta botella, y “el tipo” que jalaba mi mano debajo de la piedra debía estaría siempre a mi servicio cuando agitara la botella, y haría o me conseguiría lo que quisiera. Pero cuando llegó el momento, tuve demasiado miedo y no asistí a la cita. »
 
 
Como se verá, esto es parte de algún método para obtener mando sobre un elemental, un "familiar", pero es una gran lástima que mi informante no pudiera decir más al respecto.
 
Parece no poco curioso que no se le instruyera a prepararse mediante una dieta particular o de otra manera, durante un tiempo determinado antes del evento, y la botella y su contenido habrían ocupado más o menos el lugar de la “lámpara maravillosa” de Aladino.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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