LISTA DE CAPÍTULOS

EL INFIERNO EXPLICADO POR BLAVATSKY

 

 
 
Aquí les voy a poner lo que Blavatsky dijo acerca del infierno:
 
 
 
Etimología
 
La palabra infierno en inglés (hell) deriva del nombre de la diosa Hela que en la mitología nórdica era la encargada en el inframundo de los muertos sin honor.
(GT, p.138)
 
(Nota de Cid: en español la palabra infierno proviene del latín infernum que significa: por debajo de, lugar inferior, subterráneo.)
 
 
 
 
EL INFIERNO EN LAS RELIGIONES
 
En el Antiguo Egipto
 
El Amenti (el mundo de los muertos) exotéricamente se dividió en catorce partes, cada una de las cuales fue reservada para algún propósito relacionado con el estado posterior del difunto. Las catorce divisiones comprendían, entre muchas otras: Aanroo, la sala de las Dos Verdades, la Tierra de la Bienaventuranza, Neterxev “el lugar funerario (o de entierro)” Otamer-xev, los “Campos amantes del silencio”, y también muchas otras moradas místicas.
 
Pero no había lugar en Amenti para representar el infierno cristiano ortodoxo. Lo peor era el Salón del Sueño y la Oscuridad eterna. Como dice Lepsius, los difuntos “duermen (allí) en formas incorruptibles, se despiertan y no ven a sus hermanos, ya no reconocen a su padre ni a su madre, sus corazones no sienten nada hacia su esposa e hijos.
(GT, p.18)
 
Es Akar el nombre propio de la división de las regiones infernales de Kerneter que puede considerarse el infierno.
(GT, p.13)
 
 
 
En la Antigua Grecia
 
El Hades es la tierra de las sombras, una de cuyas regiones era el Tártaro, un lugar de completa oscuridad, como la región del sueño profundo y sin sueños del Amenti egipcio, y a juzgar por la descripción alegórica de los diversos castigos allí infligidos, el lugar era puramente kármico.
 
Ni Hades ni Amenti eran el infierno que predican algunos sacerdotes y clérigos retrógrados; pero ya fuera representado por los Campos Elíseos o por el Tártaro, el Hades era un lugar de justicia retributiva y nada más.
(GT, p.131)
 
 
 
En la Antigua Escandinavia
 
Nifiheim es el frío infierno en la antigua mitología nórdica, un lugar de eterna inconsciencia e inactividad.
(GT, p.230)
 
 
 
En Mesopotamia
 
Los Campos Felices es el nombre dado por los asirio-caldeos a sus Campos Elíseos, que se entremezclaban con su Hades. Como dice el Sr. Boscawen a sus lectores: “El reino del inframundo era el reino del dios Hea, y el Hades de las leyendas asirias estaba ubicado en el inframundo y estaba gobernado por una diosa, Nin-Kigal, o la Señora de la Gran Tierra”.
(GT, p.134)
 
 
 
En el Judaismo
 
Seol es el infierno del Panteón hebreo, una región de quietud e inactividad a diferencia de la Gehena.
(GT, p.297)
 
Gal-hinnom es el nombre del infierno en el Talmud.
(GT, p.124)
 
 
 
En la Cábala
 
Según la Cábala, los demonios habitan en el mundo de Assiah, el mundo de la materia y de las “cáscaras” de los muertos. Ellos son los Klippot. Hay Siete Infiernos cuyos habitantes demoníacos representan los vicios personificados. Su príncipe es Samael, su compañera es Isheth Zenunim, la mujer de la prostitución: unidos en aspecto, se llaman "La Bestia".
(GT, p.18)
 
 
 
 
En el Budismo, Hinduismo, Sijismo y Jainismo
 
Tri-bhuvana o Tri-loka en las creencias populares son los tres mundos: Swarga, Bhûmi, Pâtâla (Cielo, Tierra e Infierno); pero esotéricamente son las regiones divina, astral y la esfera terrestre.
(GT, p.338)
 
Un Loka es una región o lugar circunscrito. En metafísica es un mundo, una esfera o un plano sutil. Los Purânas de la India hablan incesantemente de siete y catorce Lokas, encima y debajo de nuestra tierra; de cielos e infiernos.
(GT, p.190)
 
Mahâjwala es uno de esos infiernos.
(GT, p.200)
 
Las Uragas son las nâgas (serpientes) que habitan en Pâtâla, el mundo inferior o infierno, en el pensamiento popular.
(GT, p.355)
 
 
Nâraka es la concepción popular de un infierno, una “prisión bajo la tierra”. Los infiernos fríos y calientes, cada uno (en total ocho) son simplemente emblemas de los globos de nuestra cadena septenaria, con la adición de la “octava esfera” que se supone está ubicada en la luna.
 
A estos “infiernos” se les llama infiernos vivificantes porque como se explicó, cualquier ser que muere en uno de ellos nace inmediatamente en el segundo, luego en el tercero, y así sucesivamente; vida que dura cada 500 años (un símbolo del número de ciclos y reencarnaciones).
 
Como estos infiernos constituyen uno de los seis gâti (condiciones de existencia sensible) y como se dice que las personas renacen en uno u otro según sus méritos o deméritos kármicos, el simbolismo se vuelve evidente.
 
Además, estos Nârakas son más purgatorios que infiernos ya que la liberación de cada uno es posible mediante las oraciones e intercesiones de los sacerdotes a cambio de una consideración, tal como ocurre en la Iglesia Católica Romana, que parece haber copiado bastante de cerca el mercantilismo en esto.
 
Como se dijo antes, la filosofía esotérica atribuye cada infierno a la vida en la tierra, en una u otra forma de existencia sensible.
(GT, p.225)
 
 
 
En el Budismo
 
Naraka (el mundo de castigo) que para los budistas son prisiones ardientes o heladas, donde se utiliza todo tipo de torturas. Sin embargo son expresiones metafóricas, siempre que se las utiliza, ya que en realidad los maestros budistas nunca han creído en su filosofía en ningún infierno como lugar. Avitchi es un estado y una condición, y las torturas que allí se practican son todas mentales.
(CW 9, p.136)
 
Sakwala es una “palabra” pronunciada por Gautama Buda en sus instrucciones orales. Sakwala es un sistema mundano, o más bien solar, de los cuales hay un número infinito en el universo, y que denota ese espacio al que se extiende la luz de cada sol.
 
Cada Sakwala contiene tierras, infiernos y cielos (es decir, esferas buenas y malas, siendo considerada nuestra tierra como un infierno, en el ocultismo oriental); alcanza su apogeo, luego cae en decadencia y finalmente se destruye en períodos que se repiten regularmente, en virtud de una ley inmutable.
(GT, p.285)
 
 
 
 
El clima del infierno
 
En ruso y en otras lenguas eslavas, la única diferencia yace entre el infierno frío de los escandinavos y el infierno caliente de los cristianos, que se encuentra en sus respectivas temperaturas geográficas.
 
Pero ni siquiera la idea de un infierno caliente es original de los europeos, ya que muchos pueblos han tenido la idea de un clima caliente subterráneo; y también podemos tenerla nosotros si localizamos nuestro infierno en el interior de la Tierra.
 
Todas las religiones exotéricas (los credos de los brahmanes, budistas, zoroastrianos, mahometanos, judíos y el resto) hacen que sus infiernos sean calientes y oscuros, aunque muchos son más fascinantes que aterradores.
 
La idea de un infierno caliente es una idea de último momento, la distorsión de una alegoría astronómica.
 
Entre los egipcios, el infierno se convirtió en un lugar de castigo por el fuego no antes de la decimoséptima o decimoctava dinastía, cuando Tifón pasó de ser un dios a ser un demonio.
 
Pero sea cual fuere el momento en que esta terrible superstición se implantó en las mentes de las pobres masas ignorantes, el esquema de un infierno ardiente y de almas atormentadas en él es puramente egipcio.
 
Ra (el Sol) se convirtió en el Señor del Horno de Karr, el infierno de los faraones, y el pecador era amenazado con la miseria “en el calor de los fuegos infernales”. “Allí había un león”, dice el Dr. Birch, “y se le llamaba el monstruo rugiente”.
 
Otro describe el lugar como “el pozo sin fondo y el lago de fuego, en el que son arrojadas las víctimas” (compárese con el Apocalipsis). Pero la palabra hebrea gaї-hinnom (Gehena) nunca tuvo realmente el significado que se le da en la ortodoxia cristiana.
(GT, p.139)
 
 
 
 
 
 
 
EL INFIERNO VISTO TEOSÓFICAMENTE
 
No creemos ni en “Dios” ni en “Satanás” como personalidades o entidades, y por lo tanto no hay ni “Cielo” ni “Infierno” en el sentido popular generalmente aceptado de esos términos.
(CW 4, p.298)
 
 
El infierno del plano astral
 
La teosofía señala que en el bajo astral existe una región que se asemeja un poco al infierno del que hablan las religiones, y Blavatsky describió esa región de la siguiente manera:
 
« Este es el peor y más terrible de los sub-planos astrales, y es el estado de consciencia al que se llega en los casos más agudos de delirium tremens. Y de aquí vienen las imágenes que tientan a los hombres incitándolos a cometer todo tipo de depravaciones, de vicios y de crímenes. Y los individuos de naturaleza débil o propensos a esos comportamientos caen bajo su influencia cayendo en esos vicios o cometiendo esos horrendos crímenes.
 
Aquí son esparcidas las semillas que provocan las epidemias, desastres y catástrofes generales de toda clase que ocurren en la Tierra. Y los hombres durante años (incluso generaciones) a fuerza de estar creando entidades sutiles negativas con sus malos pensamientos, emociones y acciones, inevitablemente algún día terminan por regresárseles estas manifestándose en el mundo físico en forma de calamidades. (Karma)»
(Clase al Grupo Interno en la reunión del 26-11-1890)
 
 
Pero los instructores teosóficos especificaron que los humanos no van a ese infierno astral después de fallecer.
 
Y la pregunta que muchos entonces se van a hacer es:
 
 
¿Dónde se vive el infierno?
 
 
Los instructores teosóficos explicaron que el infierno se vive en el plano físico porque es cuando reencarnamos que tenemos que lidiar con nuestro karma negativo, mientras que cuando los humanos se encuentran en los planos sutiles, el karma negativo los deja temporalmente en paz.
 
Y es por eso que Blavatsky precisó que:
 
« El lector debe tener en cuenta que la enseñanza esotérica sostiene que salvo en los casos de maldad extrema, cuando la naturaleza del hombre alcanza el apogeo del Mal y el pecado terrestre humano alcanza el carácter satánico universal, por así decirlo, como lo hacen algunos hechiceros; para el resto de los humanos no hay castigo para el pecado después de fallecer.
 
La ley de la retribución (Karma) espera a la personal en el umbral de su nueva encarnación, y de ahí que exista un período de descanso y bienaventuranza en el Devachán (Paraíso) con un completo olvido temporal de todas las miserias y tristezas de la vida»
(CW 7, p.180)
 
 
« La Tierra, o mejor dicho la vida terrestre, es el único infierno que existe para las personas»
(CW 12, p.637)
 
 
« El verdadero Infierno es la vida en la Tierra, como efecto del castigo kármico posterior a la vida anterior durante la cual se produjeron las causas malas. El teósofo no teme al infierno de las religiones sino que espera con confianza descanso y bienaventuranza durante el intervalo entre dos encarnaciones, como recompensa por todo el sufrimiento inmerecido que ha soportado en una existencia a la que fue introducido por el Karma, y durante la cual, en la mayoría de los casos, es tan indefenso como una hoja arrancada que gira por los vientos conflictivos de la vida social y privada»
(CW 8, p.299)
 
 
 
Myalba
 
Los teósofos llaman Myalba cuando una reencarnación está llena de castigo kármico.
 
Blavatsky al respecto explicó:
 
« Myalba es una palabra tibetana que exotéricamente se traduce como Infierno, pero en la filosofía esotérica del budismo del norte, es el nombre de nuestra Tierra para aquellos que reencarnan en ella para ser duramente castigados»
(GT, p.219)
 
 
« Myalba es un estado de Avichi en la Tierra»
(CW 12, p.637)
 
 
 
Avitchi
 
Hay algunos individuos que han sido tan extremadamente malos, que el karma negativo los sigue incluso en los planos sutiles después de que ellos han fallecido. Y a ese estado de castigo kármico incesante los teósofos lo llaman Avitchi (o Avichi).
 
Blavatsky al respecto explicó:
 
« El lector debe tener presente que la enseñanza esotérica sostiene que para la mayoría de los humanos no hay castigo después de la muerte.
 
La ley de retribución kármica aguarda al hombre en el umbral de su nueva encarnación. El hombre es seguido un miserable instrumento del mal que crea incesantemente nuevas causas y circunstancias. Pero no siempre es responsable, y está en aprendizaje. Y de ahí que haya un período de descanso y felicidad en el Devachán, con un olvido temporal absoluto de todas las miserias y dolores de la vida.
 
Salvo en casos de maldad extrema, cuando la naturaleza del hombre alcanza el apogeo del Mal y el pecado terrestre humano alcanza un carácter satánico universal, por así decirlo, como hacen algunos magos negros. Y estos individuos van a van a sufrir el Avitchi.
 
Avitchi es un estado espiritual de la mayor miseria y sólo está reservado para aquellos que han dedicado conscientemente sus vidas a hacer daño a los demás y han alcanzado así su más alta capacidad de maldad»
(CW 7, p.180)
 
 
« Avitchi es un estado, no una localidad, es lo opuesto de la dicha devachánica. Tal clase de estado infernal sigue al alma a dondequiera que vaya, ya sea en Kama-Loka, como un fantasma semiconsciente, o dentro de un cuerpo humano, o cuando renace para sufrir en la Tierra. »
(CW 12, p.637)
 
 
« Avitchi es una palabra sanscrita que literalmente significa “infierno ininterrumpido”.
 
Es un estado de sufrimiento infernal, el cual no necesariamente se da después de la muerte o entre dos nacimientos, ya que puede también tener lugar en la Tierra.
 
En el último de los ocho infiernos, se nos dice: “donde los culpables mueren y renacen sin interrupción, aunque no sin esperanza de redención final”.
 
Esto se debe a que Avitchi es otro nombre para Myalba (nuestra tierra) y también un estado al que algunos hombres sin alma están condenados en este plano físico»
(GT, p.45)
 
 
Y al individuo que sufre de Avitchi los teósofos lo denominan un Pâpa-purusha.
 
Blavatsky al respecto explicó:
 
« Pâpa-purusha es una palabra sanscrita que literalmente significa “hombre de pecado”, y es la personificación en forma humana de toda maldad y pecado. Esotéricamente es aquel que renace o reencarna desde el estado de Avitchi, o sea una persona “sin alma”»
(GT, p.248)
 
 
Este individuo o recapacita o va a terminar por ser destruido.
 
 
 
 
 
El libre albedrio
 
« La divinidad no impone nada al hombre, ni siquiera la existencia. El hombre tiene derecho a sustraerse incluso de la bondad divina, y el dogma del infierno eterno no es más que la afirmación del libre albedrío.
 
Dios no precipita a nadie al infierno. Son los hombres los que pueden ir allí libremente, definitivamente y por propia elección. Los que están en el Infierno, es decir, en medio de las tinieblas del mal* y de los sufrimientos del castigo necesario, sin haberlo querido en absoluto, se llaman para salir de ella. Este Infierno es para ellos sólo un purgatorio. El condenado total, absolutamente y sin tregua, es Satanás que no es una existencia racional, sino una hipótesis necesaria.
 
 
(* Es decir, renacen en un “mundo inferior” que no es ni “infierno” ni ningún purgatorio teológico, sino un mundo de materia casi absoluta y que precede al último en el “círculo de necesidad” del que “hay no hay redención porque reina oscuridad espiritual absoluta” (Libro de Khiu-ti.) »
(CW 3, p.296)
 
 
 
 
 
 
EN RESUMEN
 
Blavatsky explicó que el infierno que mencionan las religiones en realidad no existe ya que después de fallecer es un periodo de descanso incluso para la gente que fue muy mala. Solo los individuos que fueron extremadamente malvados no van a tener ese periodo de dicha post-mortem (el sueño devachánico) y van a sufrir de un infierno mental entre dos reencarnaciones (la pesadilla avitchiana).
 
El verdadero infierno se vive en la Tierra donde los humanos sufren por el karma negativo que se generaron en sus reencarnaciones anteriores.
 
Aunque también hay que precisar que no todos los sufrimientos se deben al karma negativo, sino también a la ignorancia, y también al hecho que vivimos en comunidad y que los demás tienen el libre albedrio de hacernos daño.
 
Y los maestros explicaron que cuando una persona sufrió por un daño que no es responsable, entonces Karma la va a compensar (generalmente en su siguiente reencarnación) con dichas que ella no se generó pero que aún así recibe para que de esta forma no quede ninguna injusticia suelta.
 
Los teósofos llaman Myalba cuando una reencarnación está llena de castigo kármico.
 
Avitchi (o Avichi) cuando el karma negativo sigue al individuo incluso en los planos sutiles después de que ha fallecido.
 
Y Pâpa-purusha al individuo que sufre de Avitchi.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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