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BLAVATSKY NO CUIDÓ SU SALUD


 
Esto lo aseveró el coronel Olcott:
 
« Blavatsky era, incluso en su juventud —a juzgar por sus primeros retratos— una persona regordeta, y más tarde se volvió muy obesa. Eso parece haber sido una peculiaridad familiar. Pero en su caso la tendencia se vio agravada por la forma de vida que ella llevaba, casi sin hacer ejercicio físico y comiendo mucho, a menos que estuviera gravemente enferma. Pero incluso entonces comía principalmente carnes grasosas y solía verter abundante mantequilla derretida sobre sus huevos fritos en el desayuno.
 
En cambio nunca bebió vinos y licores, siendo sus bebidas té y café, preferiblemente este último.
 
Su apetito, mientras la conocí, era extremadamente caprichoso, y ella era muy rebelde a tener las horas fijas para las comidas, y de ahí el terror de todos los cocineros y la desesperación de su colega.
 
 
Recuerdo un caso en Filadelfia que muestra esta peculiaridad en un grado especial. HPB tenía una empleada domestica que hacía de todo, y en ese día en particular, la muchacha estaba hirviendo una pierna de cordero para la cena.
 
De repente HPB pensó en escribirle una nota a una amiga que vivía al otro extremo de la ciudad y que estaba a una hora de viaje de ida y vuelta, ya que no había tranvías u otros medios de transporte público que fueran directamente de su casa a la casa de su amiga.
 
Entonces llamó a la criada con voz de trompeta y le ordenó que se pusiera en marcha inmediatamente con la nota y le trajera la respuesta. La pobre chica le dijo que la cena se estropearía y que no podría volver a tiempo para terminar de prepararla.
 
HPB no la escuchó y le dijo que se fuera de inmediato. Tres cuartos de hora después HPB comenzó a quejarse de que la estúpida joven idiota no había regresado; ella tenía hambre y quería su cena, y mandó a todos los sirvientes de Filadelfia al diablo en masa.
 
En otro cuarto de hora se había desesperado, así que bajamos a la cocina para echar un vistazo. Por supuesto el fuego se había apagado y la carne y las verduras que se colocaron en las ollas sobre la estufa no estaban cocidas, y la perspectiva de la cena era extremadamente pequeña.
 
La ira de HPB fue vehemente, por lo que no nos quedó más remedio que volvernos y cocinar nosotros mismos.
 
Cuando la criada regresó, Blavatsky la reprendió tan severamente que la muchacha explotó en lágrimas y pidió renunciar.
 
 
En Nueva York, si por casualidad se encontraba allí algún visitante agradable, la cena tendría que esperar indefinidamente, o a él o a ella o a ellos —porque no importaba— se les pediría que entraran a cenar, y las porciones iniciales tendrían que ser divididas y subdivididos para quizás cuatro personas.
 
En Bombay era peor: un día la cena se posponía dos horas y otro HPB exigía que se sirviera una hora antes de la hora prevista; y luego regañaba a los miserables sirvientes goaneses, porque las verduras estaban medio cocidas y la carne medio cocida.
 
Así que cuando nos mudamos a Adyar, decidí poner fin a esta molestia y construí una cocina en la terraza cerca del dormitorio de HPB, le di un grupo de sirvientes para ella y la dejé comer o pasar sin ella como quisiera.
 
Posteriormente al visitarla en Londres después de su traslado allí, descubrí que el mismo viejo sistema estaba en boga, el apetito de HPB se había vuelto más caprichoso que nunca debido al progreso de la enfermedad, aunque sus amigos le proporcionaron todos los manjares posibles para tentarla.
 
¡Pobre cosa! no era su culpa, aunque su mala salud había sido causada en gran parte por su descuido de las reglas de la digestión durante casi toda su vida. »
(Hojas de un viejo diario I, p.449-451)
 
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIÓN
 
Hay que ser cauto con lo que el coronel Olcott dijo sobre Blavatsky en su diario porque él comentó cosas erroneas para rebajar a Blavatsky con el argumento de “combatir la tendencia creciente dentro de la Sociedad Teosófica de deificar a la Señora Blavatsky”.
 
Pero las fotografías que hay de Blavatsky y también el hecho que ella era una fumadora empedernida, indican que esta afirmación es verídica.
 
Y esto les muestra que a pesar que Blavatsky alcanzó grandes logros a nivel esotérico, iniciático y espiritual, en otros aspectos ella fue muy descuidada, principalmente en su salud.
 
 
 
 
 
 
 
NOTA
 
Posteriormente Blavatsky siguió descuidando su salud como lo atestiguó la condesa Watchmeister quien cuidó a Blavatsky cuando tenía 55 años, y sobre este asunto ella dijo lo siguiente:
 
« A la una se servía el almuerzo cuando yo hacía sonar una campanilla de mano para llamar a Madame Blavatsky.
 
A veces ella venía de inmediato, pero en otras ocasiones su puerta permanecía cerrada, hora tras hora, hasta que nuestra sirvienta suiza venía a mí, casi llorando, para preguntarme qué deberíamos hacer con el almuerzo de Madame, el que estaba ya frío, seco, o quemado, o por completo echado a perder.
 
Finalmente aparecía Blavatsky fatigada por tantas horas de exhaustiva labor y ayuno; entonces se preparaba otro almuerzo, o yo enviaba al hotel por algún alimento nutritivo»
(Reminiscencias, capítulo 4)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. Tengo dudas sobre los dinosaurios.
    (He revisado varios artículos en tu blog, Cid) Pero ninguno realiza 1 mención sobre esos seres....
    ¿En verdad tenían que ser aniquilados? Por favor si sabes algo, responda

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  2. Al final de cada ronda la vida física se extingue en el planeta.

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