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TESTIMONIO DE ENRIC SOBRE LA SECTA SAMAELIANA CEA EN ESPAÑA


 
Este discurso fue presentado inicialmente en el Segundo Encuentro Nacional de Profesionales, Familiares y Ex Miembros de Sectas, celebrado en Madrid los días 4 y 5 de marzo de 2016. Su exponente es Enric Torras quien reside en Barcelona y a los 16 años entró en el Centro de Estudios del Autoconocimiento. Tras 14 años de pseudo-estudios, conflictos internos y distanciamiento del mundo real; finalmente él decidió abandonar esa secta para reconstruirse de nuevo.
 
 
Primero que todo quisiera elogiar este encuentro, porque tanto ex-miembros, familiares y profesionales hablando juntos, eso da mucho en sí y se puede avanzar en serio.
 
Empezaré con una anécdota.
 
Tenía 24 años y me había pasado ya siete años escribiendo poesía de la temática que le gustaba a la secta gnóstica donde yo estaba. Temas de valores santurrones, de seres cósmicos, de seudociencia, de personajes históricos que se habían apropiado como reencarnaciones pasadas del gurú, etc.
 
Al cabo de un mes y después de ir dos veces por semana a las sesiones y que nadie de la sala leyera mi poesía, me atreví a pedir para qué servía haberme esforzado en mi escrito.
 
Estaba echo un atajo de nervios ya que cualquier sombra de vanidad era castigada con reproches públicos reiterados y cuarentena psicológica, por eso no fui muy contundente.
 
No hubo respuesta, al menos clara. y esto es representativo de cómo se tratan los frutos de la creatividad en esta secta. O sea que por un lado se predica que es necesario el arte y los valores individuales, pero cuando llega el momento ellos no piden más que obediencia, o sea que te calles y que colabores con lo que ordena el líder.
 
Entonces comprendí que había estado derrochando mi tiempo y mi focalización de la creatividad y labor artística, porque solo podía esperar palabras amables de mis obras, pero vacías, con condescendencia y sin hablar al concreto, solo con frases hechas y filosofía barata.
 
Ellos te alejan emocionalmente de cualquier persona que pueda ayudarte, familiar o amigo, ya que se considera que tienen demasiado ego, y esto lo hacen en la fase que eres vulnerable. Luego, los quehaceres son interminables. En concreto hay uno al que llaman auto observación que hace que te estés observando todo el día a ver si hay algún ego escondido, de día o de noche. Pero en realidad lo que provoca es que te estés cuestionando constantemente si lo que haces es correcto.
 
En cada sesión se fustiga a un aspirante públicamente para según ellos llegar a una catarsis de grupo, pero en realidad es para mantener el miedo a sus miembros al decir o hacer algo.
 
Se enaltecen las culturas en época de abundancia y de los personajes históricos que han tenido nexos con grupos secretos. Y claro se apropian de ellos. Por el otro lado se denigra a la sociedad actual haciendo hincapié en las injusticias, argumentando un caos excesivo y simplificando la realidad social para poder demostrar síntomas altamente apocalípticos, e incluso he llegado a escuchar del gurú la descripción (paso a paso) explicada con terminología científica del fin de la Tierra y la ayuda in extremis de los extraterrestres que van a seleccionarnos para salvar a los elegidos.
 
Existen contradicciones constantes, por ejemplo: tener fe ciega es de tontos, pero tener fe ciega en el matrimonio de los dos gurús es indispensable para no caer en el abismo de los peores pecadores.
 
Las prácticas adaptadas del yoga, las runas, las meditaciones en grupo e individuales, te permiten tener una sensación ficticia de control emocional de uno mismo por el simple hecho del hábito.
 
Cualquier recomendación, sea simple como una pauta, o complejo como una disciplina física y/o psicológica, conlleva cargarse de energía. Mientras que no hacer caso, o no ser constante, te debilita hasta el punto de sentirte sin ninguna energía, puesto que tu moral ya es de por si, débil en ese momento.
 
Esto, si te lo dicen durante años, seguro que acabas integrándolo como mínimo una superstición.
 
Te ponen contra las cuerdas, todo es extremista: que las energías del 97% de la humanidad son perjudiciales, que la misma naturaleza terrenal nos limita y que algunos planetas nos determinan los estados de ánimo.
 
Ante esto solo hay un camino para ellos, lo que recomienda el gurú, o te quedas por el camino, pero te dicen que tienes que luchar ¡contra la energía del planeta entera! Se supone que los gurús ya lo han hecho y tienen la suficiente “generosidad” para esperarnos.
 
En mi caso, como ya venia de una infancia introvertida, la falta de creatividad no era una preocupación, tenía mucha, incluso demasiada; el problema es que con tantos filtros no podía expresarla con ningún arte.
 
Me centré solo en el estudio de elementos simbólicos y místicos en mis lecturas personales, cosa que me limitó mi crecimiento creativo.
 
Ver a los otros como contaminados, me hizo tener menos amigos y por lo tanto mucha menos trayectoria creativa, ya que considero un paso imprescindible el tener amigos con criterio que te puedan valorar correctamente tu obra.
 
Estudié filología y literatura antes y durante la experiencia de la secta, y a mi parecer por el auto aislamiento que me generaba la disciplina de la secta, no terminé la carrera, sobre todo porque claramente menospreciaban la versión académica de cualquier ámbito.
 
Aún me encuentro en ocasiones que no sé lo que me gusta de un ámbito, por ejemplo me encanta la música clásica y los mantras, pero reconozco que la secta me encadenó a cierta música sin poder evolucionar en su momento, con el argumento que cualquier otra música perjudica a nivel molecular y psicológico.
 
 
Conclusiones
 
Es natural, que uno se supere a sí mismo, paso a paso. Estoy seguro que muchos personajes históricos que han sobresalido, tenían creencias y aspiraciones internas. Pero no es natural, ni saludable aspirar a lo máximo, en un grupo que simplifica y pide devoción total.
 
Alejarse de los demás es fácil, incluso conversar con allegados, y por dentro pensar y creer que solo es teatro y no es real.
 
Es posible aceptarse como animal social, que hay distintos grados de conversaciones y que incluso hay personas que te utilizan sin darse cuenta.
 
Ahora no se qué finalidad tengo en la vida, no me siento siervo ni soldado místico; estoy aún empezando a sentirme yo.
 
Me di cuenta que en los encuentros internacionales, donde podíamos ser unas mil personas, escuchando durante horas al líder y su esposa, pasaba lo mismo, él predica lo que no cumple. ¡Todo es hipocresía!
 
Mi dilema estaba entre un grupo gnóstico acogedor que busca sacar lo mejor de uno mismo, de corazón, y la sociedad que conocemos llena de variedad y malicia. Finalmente entendí que estaba equivocado, el dilema podía centrarlo en el grado de conciencia mayor en el grupo que en la sociedad, el dilema está en poder tener opinión propia, aunque no la uses, pero se te permita tenerla.
 
La creatividad tiene que ver con la individualidad. En el fondo creo que la dependencia hacia las sectas se alimenta del deseo de auto superación, algo indispensable para la paz interior. Pero con los grupos coercitivos hablamos de manipular a través de sentimientos elementales, como el de sentirse acompañado, también por la comodidad de sentirse guiado y algo importante, relacionado con esta obediencia paternalista.
 
Te prometen y te comprometen en evolucionar, o sea, hacerte adulto. Pero eso es imposible y más si la cubren de fantasías místicas. Si te dejas guiar, sigues siendo un niño que necesita pedir consejo para todo, no por estar perdido sino porque si tus decisiones no les gustan, entonces vienen represalias y el vacío de tus compañeros.
 
Mis instructores simulaban ayudarme, incluso recuerdo una ocasión que Ernesto Barón pidió perdón después del sermón matinal de 5 horas a una muchedumbre en Valencia, adhiriendo que lo hacía por amor, porque lo necesitábamos para despertar, porque éramos vagos espirituales. Esto solo se asemeja a un argumento de una persona maltratadora.
 
Me fui de esa burbuja, porque se criticaba la hipocresía de la sociedad, pero justamente en esa burbuja la hipocresía era la formalidad más necesaria para que todos sonriéramos aparentando felicidad. Me fui porque las contradicciones internas, derivadas de tener opinión o criterio propio y esconderlo me arrancaban las entrañas y no me permitían hablar con mi propia familia con naturalidad. Pero me fui sobretodo porque quería madurar de verdad y no de mentira.
 
Es una lección, irónicamente proveniente de una secta adoctrinante pero hipócrita, el echo de que mejorar como persona, es hacerse caso solo de uno mismo.
 
 
 
(Fuente: https://revista.aiiap.org/marginacion-emocional-en-los-gnosticos/)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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