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PETER WASHINGTON IDOLATRA A RUDOLF STEINER



Peter Washington es el autor del libro “El Mandril de Madame Blavatsky”, y sobre Rudolf Steiner él comenzó describiéndolo de la siguiente manera:
 
« Rudolf Steiner fue un rebelde inverosímil: pequeño, tranquilo, formal, asceta visionario, estudioso obsesivamente aplicado y formado en la tradición idealista alemana. Pero aunque dirigió por poco tiempo la Sección teosófica Alemana y se habría convertido en un teosofista destacado si hubiera permanecido en la Sociedad Teosófica, Steiner la abandonó cuando vio que ésta entorpecía su visión.
 
Porque Steiner no fue sólo maestro del espíritu, sino también artista, arquitecto, político teórico y un intelectual erudito que soñó con la construcción de un nuevo orden mundial basado en sus comunicaciones desde el mundo espiritual.
 
Pero si esta descripción hiciera pensar al lector que Rudolf Steiner era un soñador alejado de la realidad, esa impresión sería muy errónea porque aunque Steiner era un romántico que simulaba su apariencia gris con el airoso lazo de su corbata de artista, él también fue un realista, creador de un imperio que desde entonces ha superado a la teosofía en poder y popularidad.
 
Cuando él reaccionó contra la teosofía, él señaló con exactitud todos los errores de la Sociedad Teosófica. Y aunque tiene en su haber una obra ocultista con afirmaciones fantásticas que rivalizan e incluso superan a las de Leadbeater, no puede haber mayor contraste con la frivolidad del fin del siglo y la decadencia del círculo Leadbeater y Wedgwood, que la elevada mente de Rudolf Steiner en su vida de simple heterosexualidad, noble filosofía y dedicación al trabajo.
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Rudolf Steiner fue un niño solitario, serio y reflexivo, él fue un visionario desde su primera juventud, y estuvo en comunión con los espíritus de las montañas que rodeaban su casa.
 
Más tarde, se convirtió en el adulto que habría querido ser Wordsworth: uno que nunca perdiera el sentido de lo que hay más allá y es de alguna manera inmanente, del mundo visible, un reino celestial accesible al ojo espiritual.
 
Ese ojo habitualmente se cierra con la madurez y sólo permanece abierto en unos pocos. Y cuando Steiner se dio cuenta de que él pertenecía a esa minoría privilegiada, él decidió dedicar su vida a enseñar a los demás la manera de cultivar la facultad de la visión espiritual. »
(Capítulo 8)
 
 
 
Luego en los siguientes capítulos, Peter Washington se la pasa hablando abundantemente de Rudolf Steiner y lo hace de una manera muy respetuosa, hasta que finalmente en el último capítulo él escribió lo siguiente:
 
« La Antroposofía ha surgido inesperadamente victoriosa de las antiguas batallas entre Besant, Tingley y Steiner, debido a que aunque la Sociedad Antroposófica crece lentamente (y como en la Sociedad Teosófica la mayoría de sus miembros tienen una edad avanzada) su influencia ha crecido de modo desproporcionado.
 
En parte esto se debe al resurgimiento espiritual de finales del siglo XX, y en parte a la cuidada estructura organizativa que dejó su fundador; pero sobre todo al interés que puso Rudolf Steiner en los temas ecológicos y el lugar central que ocupa en su filosofía la relación entre ecología y religión.
 
La mayor fuerza de la enseñanza de Steiner —y que le falta a la teosofía— es su posibilidad de llevarla a la práctica. Si, Steiner tiene una teoría para todo, pero también tiene la manera de poner esa teoría en práctica.
 
Y al relacionar la gran cosmología y la psicología con la ecología, él sitúa a la humanidad en el centro de un complejo ecosistema universal, en el cual las fuerzas espirituales y biológicas tienen que jugar papeles igualmente importantes; pero también tiene en cuenta la existencia física en el nivel mundano: comer, dormir, labrar, fabricar.
 
Animada por el éxito del movimiento verde, la Sociedad Antroposófica ha establecido recientemente su propio banco para prestar dinero a bajo interés a proyectos razonablemente ecológicos: cultivos biológicos, pequeñas industrias ligeras, artesanías y patrimonios. Y el movimiento también ha invertido sumas importantes en las empresas educativas, terapéuticas y medicinales de Steiner, todas ellas en sintonía con las actitudes ecológicas contemporáneas, puesto que se basan en sistemas y materiales naturales. »
(Capítulo 21)
 
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Lo primero que sorprende cuando un lee lo que Peter Washington dijo acerca de Rudolf Steiner, es la manera tan elogiosa como él lo trata, y que contrasta fuertemente con la manera tan denigrante como trata a los instructores teosóficos.
 
Y después de leer su libro me es evidente que Peter Washington si estudió abundantemente a Steiner y su Antroposofía, mientras que en cambio se nota que él no estudió ni a Blavatsky ni a la Teosofía.
 
Lo cual me lleva a la conclusión de que Peter Washington es un seguidor de Rudolf Steiner y eso explica su desprecio hacia la Sociedad Teosófica y sus dirigentes, ya que Rudolf Steiner despreciaba mucho a los teósofos, y por consiguiente Peter Washington queriendo imitar la actitud de su gurú, también hace lo mismo, por lo que su libro no debería de llamarse “El Mandril de Madame Blavatsky” sino más bien “Mi aprecio por Rudolf Steiner y mi desprecio por todo lo que es teosófico”.
 
Y cada individuo tiene el derecho de seguir a quien él quiera, pero para el infortunio de Peter Washington resulta que Rudolf Steiner no es para nada el “gran instructor espiritual con una gran clarividencia” que él le quiere hacer creer a sus lectores, sino que por el contrarió Rudolf Steiner fue un inmenso charlatán y su “clarividencia” son puros disparates, como asegurar que el Sol surgió de la Tierra, que los Lemurianos respiraban con branquias, que en realidad hubieron dos niños Jesús, etc., etc.
 
Rudolf Steiner fue un hombre que estaba profundamente perdido en su ignorancia y en sus delirios, y esto yo lo he demostrado a través de más de ochenta artículos que he escrito en el blog donde detallo las absurdeces y mentiras que dijo ese individuo.
 
Pero además yo no soy el único que lo afirma, sino que también hay otros investigadores y expertos que aseguran que Rudolf Steiner fue un tremendo farsante. Y toda la investigación que ellos y yo hemos llevado a cabo sobre Rudolf Steiner, ustedes la pueden leer en este otro capítulo:
 
 
 
 
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Y esto les muestra a qué punto Peter Washington es un hombre ignorante de la ciencia y del esoterismo, porque cualquiera que sepa algo de esas dos disciplinas se da inmediatamente cuenta de lo pésimo que fue Rudolf Steiner.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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