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LA TEOSOFÍA ES DIFERENTEMENTE PERCIBIDA EN OCCIDENTE Y EN ORIENTE

 
En este artículo William Judge detalla la diferencia que existe en la manera como los occidentales y los orientales perciben la teosofía.
 
« Recientemente en la revista Independent, el reverendo Ashburner se ha dejado llevar a reflexiones muy congratulatorias sobre el colapso de la teosofía en la India a causa del informe de la Sociedad de Investigación Psíquica de Londres.
 
Ashburner se define como un misionero de la bendita religión de Jesús, y supone con placer que los hindúes ahora abandonarán esta nueva ilusión llamada teosofía, porque el experto londinense de la Sociedad de Investigación Psíquica ha declarado que Madame Blavatsky fue la inventora de los Maestros y los Adeptos.
 
Pero si bien tal aseveración es ridícula, eso nos lleva a un punto que debería aclararse sobre la enseñanza de la teosofía que da la Sociedad Teosófica en la India, ya que en realidad la teosofía se presenta en un aspecto para el hindú y en otro aspecto para el occidental.
 
Y esto se debe porque las doctrinas que se han aportado a los occidentales por medio de la literatura teosófica, les parecen nuevas a los occidentales. Y de hecho lo son debido a que los occidentales no tienen en su literatura antigua esos conceptos. Y al no tener nada en nuestro pasado, ni en nuestra cultura ni en nuestras ideas, algo semejante a lo que enseña la teosofía, es muy natural que para un misionero ignorante y letrado solamente en retórica cristiana, para ese individuo los Maestros no existan, ni la reencarnación, ni el karma; pues es la primera vez que oyó mencionarlos a través de Madame Blavatsky.
 
Y su convicción de que esos elevados Adeptos no existen se refuerza cuando un inglés que hizo muy mal su trabajo de investigación declara que Madame Blavatsky es una farsante.
 
Incluso el erudito Swedenborg, que vio muchas cosas claramente, no habló de estos grandes seres, limitándose a decir: “si los masones quieren encontrar la palabra perdida, deberán buscarlas en los desiertos de Tíbet.” No adujo explicación ulterior y nuestra única conclusión debe ser que de alguna manera él descubrió que en el Tíbet existen maestros cuyo conocimiento es tan adelantado que ellos están familiarizados con esa palabra perdida que es el objeto de la gran búsqueda de los esoteristas.
 
 
En cambio el aspecto en que la teosofía se presenta al oriental es muy diferente de la apreciación que nosotros los occidentales tenemos de ella, ya que para el oriental la teosofía es eso que le va a ayudar a investigar mejor su religión y filosofía, considerando simplistas los numerosos libros que nuestra varias imprentas publican para dar a los lectores temas que él conoce desde las eras antiguas.
 
Si las novelas de Marion Crawford: “El Señor Isaacs” y “Zoroastro” se tradujeran al persa, al sánscrito o al sinhalese, suscitarían la risa de los hindúes, los ceilandeses y los parsis, al notar esos esfuerzos por presentar una antigua trama como algo nuevo.
 
Entonces mil informes de la Sociedad Psíquica no sacudirían la creencia firme de los hindúes sobre la existencia de los Mahatmas. Esa palabra es común entre ellos, siendo un compuesto de otras dos palabras “Maha” y “Atma”, y cuya unión significa Gran Alma.
 
En algunas partes de la India es tan usual que en el lapso de los siglos se ha utilizado para ridiculizar a los fanfarrones o a los soberbios, y muchos hindúes me han mencionado varios Mahatmas acerca de los cuales han oído hablar en partes de la India. Uno vivía en una isla, otro, en un bosque, otro más en una cueva, etc.
 
No sé si la siguiente historia sea verdadera o no, pero en Bombay un hindú me narró de un hombre cuya mujer estaba muriendo. Desesperado se fue al bosque donde se decía que vivía un Mahatma.
 
Tuvo la suerte de encontrar a un hombre tranquilo y de venerable aspecto. Convencido de que fuese el ser del cual había oído hablar, le imploró que curara a su esposa. El sabio lo rechazó y él, adolorido, regresó a casa para descubrir que la mujer se había recuperado repentinamente en el momento en que el sabio lo repudiaba. El día siguiente regresó al bosque para dar gracias, pero el llamado Mahatma había desaparecido.
 
Esta es sólo una de la profusión de historias análogas, muchas de las cuales rebosan de detalles de carácter muy sensacionalista y todas son muy antiguas. Los mismos niños saben que sus antepasados creían en los Mahatmas, Arhats o Rishis, y a pesar del nombre que se les de, el significado es siempre el mismo.
 
Entonces, si suponemos, como algunas personas malignas han afirmado, que Blavatsky ayudada por Olcott, introdujo este culto en la India con el propósito de ampliar su fama personal, entonces debemos reconocer también que al adoptar a los Mahatmas, mostraron un profundo conocimiento de la vida y los modales indos.
 
Sin embargo no se puede probar que ambos hubiesen estado en la India antes de 1878 y hasta donde yo me he enterado, hasta ese entonces Olcott sabía muy poco al respecto.
 
Al mismo tiempo, muchos brahmanes habían abandonado las creencias en los Mahatmas, diciendo: “Este es la Kali-Yuga (la Edad Oscura) y ningún Mahatma trabajará con los humanos hasta la próxima yuga.” Por lo tanto mantuvieron una actitud agnóstica en cuanto a los Arhats y a los Mahatmas presentes en la Sociedad Teosófica, pero apreciando al mismo tiempo, el objetivo teosófico de resucitar el pensamiento ario.
 
Otros, nunca perdieron su fe en ellos y antes de la llegada de la Sociedad Teosófica, una gran cantidad desconocida de hindúes, por años encontró personalmente esos grandes seres y habiendo estado en su compañía, declararon públicamente su creencia.
 
Algunas de tales afirmaciones se hallan en protestas publicadas en la India, deplorando la constante degradación de los nombres de sus maestros, y a esta clase pertenecía un amigo brahmán que me dijo en la India central: “Por quince años he tenido la convicción personal de la existencia de los Mahatmas y he recibido mensajes de ellos”.
 
Y una carta, ahora publicada de un brahmán que cubre una posición oficial, presenta la siguiente descripción de la clase de agnósticos mencionados arriba:
 
“Muchos amigos míos, inducidos por el amor que sienten hacia mí, me critican por ser un miembro de la Sociedad Teosófica … pero Teosofía significa ‘ciencia de lo divino’. … La sociedad no tiene un papa, un gran lama ni un salvador, no hay Mahoma, Buddha, Sankaracharya, Ramanuja Charya ni Madhwa Charya … es una sociedad para inculcar la hermandad universal y su práctica real. Soy miembro de ella y continuaré siéndolo mientras que no cambie el objetivo, a pesar de que como consecuencia de esto, yo sea tratado con culpa, lástima o amor.”
 
Para esta clase de hombres la Sociedad Teosófica fue considerada una benefactora, pues gracias a las acciones de sus fundadores, se dieron cuenta de que no era otro truco europeo para adquirir dinero, territorio o poder.
 
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Como consecuencia del antiguo conocimiento de las varias doctrinas que parecen ser nuevas para la mente occidental, en cambio la sección hindú de la Sociedad Teosófica considera la teosofía como un poder que ha permitido volver a valorar y respetar la literatura aria.
 
Y ha surgido sobre las mentes devotas de la India como una lámpara capaz de ayudarlos a ellos y a sus miembros a exhumar los antiguos tesoros de la edad de oro de la india. Incluso para los jóvenes que han comenzado a seguir los falsos dioses del dinero y de la cultura inglesa, la Sociedad Teosófica se ha convertido en una organización cuyas iniciales “F.T.S.” pueden agregar a sus nombres como un título honorario»
(Periódico el Index de Boston del 3 de junio de 1886)
 
 
(Nota: F.T.S. son las iniciales de “Fellow of the Theosophical Society” que en ingles significa “Miembro de la Sociedad Teosófica”.)
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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