LISTA DE CAPÍTULOS

SAMAEL LE PLAGIÓ A FULCANELLI




Para elaborar su libro “La Doctrina Secreta de Anáhuac”, y más específicamente el capitulo IX titulado “La Cruz de San Andrés”, Samael tomó varios textos del alquimista Fulcanelli:

-      de los capítulos II, III y IV de su obra “El Misterio de las Catedrales” (1922),
-      y también de los libros II y III de su obra “Las Moradas Filosofales” (1930).


Y abajo les pongo las porciones más fragantes:


FULCANELLI
SAMAEL

Si el Cordero de Dios lleva la cruz sobre su oriflama como Jesús sobre su espalda, si la sostiene con la pata, es porque tiene el signo incrustado en la misma pata: imagen en el exterior, realidad en el interior.

Quienes reciben así el espíritu celeste del fuego sagrado, que lo llevan en sí y que son marcados por su signo, nada tienen que temer del fuego elemental.

Estos elegidos, discípulos de Elías e hijos de Helios, modernos cruzados que tienen por guía el astro de sus antepasados.


Si el inmaculado Cordero de Dios que borra los pecados del mundo carga la simbólica Cruz sobre su oriflama, como el Hierofante Jesús sobre su sangrante espalda, sosteniéndola valientemente con la pata, tal como se ve en algunas imágenes religiosas, es porque tiene el signo sagrado incrustado vivamente en la misma pata.

Quienes reciben al Espíritu inefable del Fohat sagrado, que lo llevan en sí y que son debidamente marcados por su signo glorioso, ciertamente y en nombre de la verdad, diremos que nada tienen que temer del fuego elemental.

Estos son los auténticos Hijos del Sol, los verdaderos discípulos de Elías, que tienen por guía al astro de sus antepasados.


El signo de la cruz, monograma de Cristo del que la X de san Andrés y la llave de San Pedro son dos réplicas de igual valor esotérico, es, pues, la marca capaz de asegurar la victoria por la identificación cierta de la única sustancia exclusivamente afecta a la labor filosofal.


El signo de la Cruz, sublime monograma del Cristo Señor nuestro, del que la Cruz de San Andrés y la milagrosa Llave de San Pedro son dos réplicas maravillosas de igual valor alquimista y cabalista,
es pues, la marca capaz de asegurar la victoria a los trabajadores de la Gran Obra.


No olvidemos que alrededor de la cruz luminosa vista en sueños por Constantino, aparecieron estas palabras proféticas que hizo pintar en su labarum: In hoc signo vinces; vencerás por este signo.

Recordad también, hermanos alquimistas, que la cruz tiene la huella de los tres clavos que se emplearon para inmolar al Cristo-materia, imagen de las tres purificaciones por el hierro y por el fuego.

Con raras excepciones, el plano de las iglesias góticas -catedrales, abadías o colegiatas- adopta la forma de una cruz latina tendida en el suelo.

Ahora bien, la cruz es el jeroglífico alquímico del crisol (creuset), al que se llamaba antiguamente (en francés) cruzoz crucible y croiset (según Ducange, en el latín de la
decadencia, crucibulum, crisol, tenía por raíz, crux, crucis, cruz).


No olvidemos jamás que alrededor de la resplandeciente Cruz vista en el mundo astral por Constantino, aparecieron aquellas palabras proféticas que entonces gozoso hiciera pintar en su labarum: "In hoc signo vinces". Vencerás por este signo.

La Cruz sexual -símbolo viviente del cruzamiento del Lingam-Yoni tiene la huella inconfundible y maravillosa de los tres clavos que se emplearon para inmolar al Cristo materia, imagen de las tres purificaciones por el hierro y por el fuego, sin las cuales el Señor Quetzalcóatl en México no hubiera podido lograr la resurrección.

La Cruz es el jeroglífico antiguo, alquímico, del crisol (creuset), al que antes se llamaba en francés cruzol, crucible, croiset. En latín, crucibulum, crisol, tenía por raíz, crux, crucis, cruz. Es evidente que todo esto nos invita a la reflexión.


El servus fugitivus que nos hace falta es un agua mineral y metálica, sólida, cortante, con el aspecto de una piedra, y de fácil licuefacción.

Esta agua coagulada, en forma de masa pétrea, es el Alkaest y el Disolvente universal.


El "servus fugitivus" que nos hace falta es un "agua mineral y metálica", sólida y cortante, con el aspecto de una piedra y de fácil licuefacción.

Esta agua coagulada en forma de masa pétrea es el Alkaest, el Disolvente universal.


Ello explica por qué los escritores se han mostrado tan reservados con relación al mercurio filosófico cuyas fases sucesivas el operador puede seguir, comprender y dirigir a su gusto.

Si la técnica reclama cierto tiempo y demanda algún esfuerzo, como contrapartida es de una extremada simplicidad. Cualquier profano que sepa mantener el fuego la ejecutará tan bien como un alquimista experto.

No requiere pericia especial ni habilidad profesional, sino sólo el conocimiento de un curioso artificio que constituye ese secretum secretorum que no ha sido revelado y, probablemente no lo será jamás.


Los sabios se mostraron siempre muy reservados con relación al Mercurio filosófico, cuyas fases sucesivas el operador inteligente puede dirigir a su gusto.

Si la técnica reclama cierto tiempo y demanda algún esfuerzo, como contrapartida es de una extremada simplicidad.

No requiere pericia alguna ni habilidad profesional, sino sólo el conocimiento de un curioso artificio que constituye ese "secretum secretorum" que nosotros, los gnósticos, hemos ya divulgado públicamente:

Conexión del Lingam-Yoni (Falo-Útero) sin derramar jamás en la vida el Vaso de Hermes.


Los autores árabes dan a esta fuente el nombre de Holmal y nos enseñan además, que sus aguas dieron la inmortalidad al profeta Elías.

Sitúan la famosa fuente en el Modhallam, término cuya raíz significa Mar oscuro y tenebroso, señalando muy bien la confusión elemental que los Sabios atribuyen a su Caos o materia prima.


Los autores árabes dan a esta fuente el nombre de Holmat y nos enseñan además, que sus aguas dieron la inmortalidad al profeta Elías.

Sitúan a la famosa fuente en el Modhallan, término cuya raíz significa: "mar oscuro y tenebroso", indicando con esto al "caos metálico", esperma sagrado o materia prima de la Gran Obra.


Abrid -es decir, descomponed- esta materia, tratad de aislar su porción pura, o su alma metálica, según la expresión consagrada, y obtendréis el Quermes, el Hermes, el mercurio tintóreo que lleva en sí el oro místico, de la misma manera que san Cristóbal lleva a Jesús, y el cordero su propio vellón.


El "alma metálica" del esperma es el Hermes, el Mercurio tintóreo que lleva en sí al "oro místico", de la misma manera que San Cristóbal lleva a Jesús y el Cordero su propio vellón.


Pero lo que nosotros perseguimos, con todos los filósofos, no es la unión de un cuerpo y de un espíritu metálicos, sino la condensación, la aglomeración de este espíritu en un envoltorio coherente, tenaz y refractario, capaz de arroparlo, de impregnar todas sus partes y de asegurarle una protección eficaz.

Esta alma, espíritu o fuego reunido, concentrado y coagulado en la más pura, más resistente y más perfecta de las materias terrestres, es lo que llamamos nuestra piedra.

Y podemos certificar que toda empresa que no tenga este espíritu por guía y esta materia por base, jamás conducirá a la meta propuesta.


Un viejo alquimista dice: "Lo que nosotros perseguimos con todos los filósofos, no es la unión de un cuerpo y un espíritu metálicos sino la condensación, la aglomeración de este espíritu en un envoltorio coherente, tenaz y refractario, capaz de arroparlo, de impregnar todas sus partes y de asegurarle una protección eficaz.

Esta alma, espíritu o fuego reunido (debidamente mezclado con Venus-Lucifer), concentrado y coagulado en la más pura, más resistente y más perfecta de las materias terrestres, es lo que llamamos nuestra piedra.

Y podemos certificar que toda empresa que no tenga a este espíritu por guía y a esta materia por base, jamás conducirá a la meta propuesta".


Es, también, lo que nos enseña Enrique Khunrath en su Amphiteatrum Sapientiae Aeternae cuando escribe:

« Finalmente, cuando la Obra haya pasado del color cenizoso al blanco puro y, luego, al amarillo, verás la piedra filosofal, nuestro rey elevado por encima de los dominadores que sale de su sepulcro vítreo, se levanta de su lecho y acude a nuestro escenario mundano en su cuerpo glorificado, es decir, regenerado y pluscuamperfecto. »




Enrique Khunrath, en su "Amphiteatrum Sapientae Aeternae" escribe:

« Finalmente, cuando la obra haya pasado del color cenizoso al blanco puro y luego al amarillo, verás la Piedra Filosofal (el citado Arcángel), nuestro Rey –el Tercer Logos– elevado por encima de los dominadores, que sale de su sepulcro vítreo, se levanta de su lecho y acude a nuestro escenario mundano en su cuerpo glorificado, es decir, regenerado y pluscuamperfecto. »









Incluso Samael hasta plagió al traductor, ya que en su libro “La Doctrina Secreta de Anáhuac” él escribió:

« Ostensiblemente, Andrés fue específicamente aceptado por las esotéricas Fraternidades de Escocia. No está de más, en este Mensaje de Navidad 1974-1975, afirmar en forma enfática a que tales Instituciones tienen al "cardo" como planta simbólica, y eso está demostrado. Incuestionablemente, en Escocia existieron durante muchos siglos las diversas Fraternidades ocultistas; de San Andrés del Cardo. »
(Capítulo 9)


Y resulta que el traductor del libro “Las Moradas filosofales” puso en una nota adjunta:

« La orden del Cardo, creada por Jacobo V, rey de Escocia, en 1540, se componía originalmente de doce caballeros, como todas las fraternidades derivadas de la tabla redonda. También se llamó Orden de San Andrés, porque una capilla de la Catedral, dedicada al apóstol, les estaba especialmente consagrada. »
(Capítulo 2)


Y este es un ejemplo más de los numerosos plagios que efectuó Samael Aun Weor.













3 comentarios:

  1. De dónde has sacado esa traducción de Fulcanelli? El jamás habló de "Fohat" o de Lingam o de sexualidad

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